AL AHRAM - El Cairo, - 04/06/2007
Muy marcados psicológicamente por la violencia y los atentados, sufriendo condiciones sanitarias que se deterioran, los niños iraquíes pagan un duro tributo al conflicto. Como otros miles, estos niños son las víctimas de la violencia que ensangrenta cotidianamente el país desde la invasión del ejército norteamericano en marzo del año 2003. Tocados otros tantos adultos por la multiplicación de los atentados suicidas, los niños también se encuentran muy a menudo presos en medio de los combates entre el ejército norteamericano o británico y los rebeldes. Según la Cruz Roja, un 33% de los niños iraquíes registrados como discapacitados lo ha sido como víctima de atentado.
El Fondo de la ONU para la Infancia (Unicef) en Iraq estima, por su parte, que las condiciones de vida de numerosos niños iraquíes se deterioran a causa de la insuficiencia del material para responder al flujo de pacientes y víctimas, pero sobre todo a causa del éxodo masivo de los médicos iraquíes. Convertidos en huérfanos por el conflicto, numerosos niños iraquíes se incorporan a las filas de los grupos rebeldes. "En la provincia de Diyala (norte de Bagdad), algunos niños y adolescentes se han incorporado a las filas de los insurgentes suníes o a las milicias chiíes por dinero, para ser protegidos o para vengar a miembros de su familia", estima en el 2006 un informe de la ONU que destaca, por otra parte, un aumento del consumo de droga entre los huérfanos.
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