04 abril 2010


Defensa de derechos humanos y acusaciones de antisemitismo
El gobierno de Israel, ante cualquier crítica a sus acciones, que comportan violaciones de derechos humanos, acusa a sus críticos de antisemitismo. Claro que hay antisemitas (seres humanos despreciables, por cierto), pero criticar las violaciones de derechos humanos que comete un gobierno no tiene nada que ver con el antisemitismo.
“Los colonos israelíes utilizaron puntas metálicas para sabotear el camión que lleva agua de la organización solidaria Oxfam al pueblo palestino de Susya. Para esa zona seca el agua era indispensable. Los colonos colocaron decenas de puntas en la carretera que pincharon tres ruedas y el camión del agua quedó inutilizado”, explica Joel Gulledge, voluntario de Equipos Cristianos por la Paz.
En su informe “Sedientos de justicia”, Amnistía Internacional denuncia que 200.000 palestinos aún no tienen acceso a agua corriente potable, porque Israel controla el agua de los Territorios Palestinos. Israel utiliza el 80% del acuífero de la montaña y las aguas del río Jordán sólo para sí. Los palestinos para disponer de agua construyen desde siglos depósitos enterrados y cisternas en tierra para recoger aguas de lluvia, pero el ejército israelí ha destruido muchas cisternas y tiroteado depósitos. 
Los palestinos sólo disponen de 70 litros de agua por persona y día (a veces apenas 20), cuando la Organización Mundial de la Salud recomienda 100 litros. Los israelíes, en cambio, disponen de 300 litros por persona y día. En el asentamiento israelí de Sussia, los colonos tienen agua para llenar piscinas y regar su extenso césped. Los 450.000 colonos israelíes en Cisjordania consumen mucha más agua que los 2.300.000 palestinos. 
Amnistía Internacional ha denunciado también que el bloqueo de Gaza por Israel ha deteriorado aún más la vida de los palestinos con problemas de salud, pobreza y malnutrición. Gaza es el mayor campo de concentración del mundo, ha denunciado Amnistía Internacional. Con frecuencia no se permite abandonar Gaza a enfermos graves que precisan asistencia médica no disponible en la zona. 
Según Amnistía Internacional, desde el inicio del bloqueo han fallecido en Gaza unos cincuenta palestinos por no poder recibir tratamiento médico. Le ocurrió a Mohammed Abu Amro con cáncer de colon. Solicitó ir al hospital Ichilov de Tel Aviv para recibir quimioterapia, pero se le negó por “motivos de seguridad”. El cáncer se extendió y Mohammed falleció. Y Mahmoud Abu Taha, con cáncer de intestino delgado, también pidió permiso para salir de Gaza y recibir tratamiento. El ejército israelí se lo negó y Mahmoud murió. Y así, decenas.
La situación en Cisjordania también empeora. La libertad de movimiento de los palestinos está restringida por 600 puestos de control del ejército israelí más el muro de separación de 700 kilómetros, en gran parte ya levantado. 
El gobierno de Israel también persigue a ciudadanos israelíes que denuncian violaciones de derechos humanos de los palestinos. Activistas de “New Profile”, asociación que apoya a objetores de conciencia, ha soportado que la policía irrumpa en sus casas y les arrebaten los ordenadores. También han sido interrogados activistas de “Yesh Gvul”, organización de soldados que se niegan a servir en los territorios ocupados. En los últimos meses casi 90 israelíes han sido arrestados.
El Consejo de Derechos Humanos de la ONU ha acusado a Israel y Hamás de perpetrar crímenes de guerra en la ofensiva de diciembre de 2009. “Es hora de acabar con la impunidad”, dijo Navi Pillay, alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos. Pero para Israel, la resolución de Naciones Unidas anima a los terroristas, porque equipara el “derecho a defenderse” de los Estados con acciones terroristas. Sin embargo, el derecho a defenderse no es legítimo cuando se perpetran graves abusos y violaciones sistemáticas de derechos humanos y se infringe la legislación internacional. Porque es posible defenderse sin violar derechos humanos.
El gobierno de Israel, ante cualquier crítica a sus acciones, que comportan violaciones de derechos humanos, acusa a sus críticos de antisemitismo. Claro que hay antisemitas (seres humanos despreciables, por cierto), pero criticar las violaciones de derechos humanos que comete un gobierno no tiene nada que ver con el antisemitismo. 
En el caso de Israel, lo más triste es que los descendientes de víctimas que tanto sufrieron se hayan convertido en victimarios. Aunque no son los únicos responsables. Violan derechos con la complicidad, encubrimiento o desistimiento de los países más poderosos del mundo.
A unos y otros se les ha de meter en la cabeza que sin respeto a los derechos humanos, no hay paz ni seguridad posibles. Sólo una irracional escalada de violencia e inseguridad.
La fuente:  Xavier Caño Tamayo es periodista y escritor. Su artículo se publica por gentileza del Centro de Colaboraciones Solidarias (CCS).
Los resistentes

Por José Pablo Feinmann
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Fui contemporáneo, participante y testigo de la resistencia peronista. Este lúcido análisis relato de Feinmann lo convierte en uno de los más serios historiadores del período pospernismo a partir de septiembre de 1955.
Originó silencio entre los "duros", entre quienes son incapaces de medir ese lapso histórico con ojos críticos y, no obstante, extraer enseñanzas y experiencias, sin fanatismos, sin adhesiones fanáticas y no aceptar otra mirada, la mirada del compañero que no adhiere sin pensar ni meditar.A.A.

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Ahora son viejitos. O están viejitos. Porque serlo, no lo son. Aunque vacilen al hablar o el Parkinson asome aquí y allá. Esta gente no envejece. Protagonizó una de las luchas más puras de nuestra historia. La hicieron al margen de la conducción de Perón. La hicieron desde el corazón de las masas. No mataron a nadie. “Nosotros no matamos a nadie.” Llevaron adelante una huelga ejemplar respaldada por todo un barrio populoso y proletario: Mataderos. Hicieron, así, la Comuna de Mataderos, pero hablada en el idioma del Buenos Aires obrero, de los perseguidos por la “Libertadora”, de los que estaban dispuestos a no ceder, a no humillarse, a seguir peleando. Si Alejandro Fernández Mouján mostró en su film anterior, Pulqui, cómo era “la patria de la felicidad”, en éste nos muestra la patria de la persecución y de la resistencia a esa persecución. Los que toman la palabra son los veteranos luchadores. Uno de ellos dice que la lucha que protagonizaron (La Resistencia) “está oculta. No la quiere levantar nadie”. Por supuesto: nadie tiene ni tuvo mucho interés en levantarla. Si bien la Jotapé la reconoció siempre como antecedente, era sólo eso: un comienzo, un balbuceo. Incluso en esa estrofa que le añade a la Marcha Peronista está expresada la imposibilidad de entender el germen, el núcleo esencial de la Resistencia: Ayer fue la Resistencia/ Hoy Montoneros y FAR/ Y mañana el pueblo entero/ en la lucha popular. Error, grave error. ¿Cómo tantos podían vocear una consigna tan mal construida? ¿Nadie se daba cuenta? La consigna debió ser: Y por siempre el pueblo entero/ en la lucha popular. ¿Cómo el pueblo va a estar recién mañana en una lucha que se define popular? ¿Cómo va a ser popular una lucha que no tiene pueblo? Ahí está el iluminismo de la vanguardia foquista. Ellos son el pueblo. El pueblo, todavía, no está en la lucha que se hace en su nombre porque le falta, porque no está preparado o no está organizado. Falso: si no está el pueblo, la lucha no es popular. Podrá ser foquista, vanguardista, el germen de un Vietnam, lo que se quiera. Pero no popular. (Vietnam fue popular porque la lucha la hizo un ejército con una gran conducción y el apoyo de todo un pueblo. No fue por azar que ganaran.)
Hubo, en las guerrillas latinoamericanas, un error fatal: creer que se podía luchar en nombre del pueblo pero sin el pueblo. Los resistentes de la Resistencia Peronista eran el pueblo. Por eso la continuidad que marca la versión montonera de la marchita es errónea: Ayer fue la Resistencia/ Hoy Montoneros y FAR. No es así. Montoneros y FAR no son la continuidad de la Resistencia. La Resistencia estaba formada por obreros. Las formaciones especiales (que Perón bautizo bien: especiales, para una etapa especial de la lucha) no nucleaban obreros, sino jóvenes de la mediana burguesía, educados, con lecturas, con instrucción militar en Cuba y con la lucha armada como metodología principal de la praxis. La Resistencia es anterior a la Revolución Cubana. Nace –como bien dicen los militantes que filma Fernández Mouján– el 16 de junio de 1955. Es decir, retornado a la queja que estamos analizando (¿por qué nadie recuerda, nadie levanta a la Resistencia Peronista?) tenemos una primera respuesta: la Tendencia Revolucionaria del ’70 la levanta mal. Desde el foquismo, no desde las masas. ¿Quién más pudo haberla levantado? ¿Perón? No: la Resistencia fue la más importante acción de lucha del pueblo peronista, pero se dio al margen de la conducción de Perón. Los viejitos de Fernández Mouján son peronistas, pero no esperan ni carta de Perón, ni comunicación telegráfica o telefónica ni el famoso casete del grabador Geloso de la época. No esperan nada. No pueden esperar. Se han largado a pelear por su cuenta. Incluso la dura condena que Perón arroja sobre el levantamiento de Valle tiene ese raro tufillo: se hizo sin la orden correspondiente, sin el visto bueno del Padre Eterno. Por eso fracasó. Fue prematura. Claro: él no la había ordenado, ¿cómo no habría de ser prematura? Los resistentes no pueden ser levantados por el líder porque el líder no los condujo. La Resistencia tendría que haber sido levantada por el Movimiento Obrero, pero, una vez derrotada, los jerarcas de la conducción sindical se olvidan de la lucha y adhieren al diálogo, a la conciliación, al pacto, a la negociación infinita. Se acabó la lucha. Y no hay nadie más. Los comunistas –aunque participaron– nunca se llevaron bien con los obreros peronistas. Los radicales, ni hablar. Partido de clase media, siempre pacta con el régimen antes de hablar con los obreros.
Por eso es tan valioso este film. Hay que verlo. (Se da en el Malba. Hay que verlo pronto para que no baje. Si no, los resistentes van a sufrir otra tristeza: haber tenido poco tiempo para que la gente los conozca, para contar su apasionante historia.) Hay que escucharlos y hay que mirarles las caras curtidas por los años y por las luchas que protagonizaron. Son Eladio “Tate” Martínez, Enrique “Chiche” Pecorino, Jorge Vázquez, Juan Carlos “El Negro” Cena, Rafael Cullen y Reynaldo Mena. Ellos miran a la cámara y hablan. Y dicen muchas cosas memorables: “¿Qué nos dio el peronismo? El coraje de discutirle a un patrón. ¿Vos sabés lo que es discutirle a un patrón? ¿Lo que era eso en 1946, 1947? Era increíble. Y nosotros lo hacíamos. Con el peronismo habíamos aprendido que teníamos el derecho de hacerlo. Que el patrón no era el mandamás al que había que tenerle miedo. No, era un tipo como cualquier otro. Y nosotros le discutíamos. Si le pedíamos aumento de sueldo, nos decía: ‘Andá a pedírselo a Perón’. Si queríamos vacaciones, lo mismo: Perón, que te las dé él. Era una venganza. Los habíamos ofendido. Porque el obrero –con el peronismo– empezó a tener dignidad. ¡Empezó a ir a Mar del Plata! De pronto, los patrones que paseaban cómodos y tranquilos por la Rambla nos vieron aparecer a los negros ¡haciendo lo mismo! No lo podían creer. Iban a los cines del centro. Al Gran Rex. O al Opera. Y de pronto se les sentaba un negro al lado. Ahí les nació el odio. Si llevábamos una carretilla y la teníamos que dejar 10 metros más allá pero sonaba el timbre del mediodía, ¡a la mierda!, dejábamos la carretilla donde estaba. Exactamente en el punto al que había arribado no bien llegó el timbre. Algunos decían: ‘¡Negro hijo de puta! Llevá la carretilla ésa adonde tiene que estar’. ‘Llevala vos. Yo trabajo hasta que suena el timbre. Ahí, el tiempo es mío’. Nos odiaban. Por eso se vengaron tan fieramente. El decreto 4161. Si decías Perón o Evita, si cantabas la Marcha ibas en cana. ¡Y cómo picaneaban, hermano!” “Yo –dice otro– salía con el escudito peronista en la solapa, pero lo daba vuelta para que no se viera. A veces, un cana me bloqueba el paso. ‘¿Qué llevás ahí?’ ‘¿Dónde?’ ‘¿Cómo dónde? En la solapa, atorrante. Dalo vuelta, vamos.’ Yo lo daba vuelta y el cana veía el escudito. Me decía: ‘Boludo, te puedo meter en cana un mes o más por eso? Yo le sonreía. Me le acercaba un cachito y le decía: ‘Dale, si vos también sos peronista’. El cana se sonreía, pero como conteniéndose. Por fin, decía: ‘Andate. Pero cuidate más. No te regalés. No todos son como yo’.”
Las reuniones se hacían en las cocinas. Ahí se juntaban los morochos de la Resistencia. Le decían la militancia de las cocinas. A uno no le gustaba que le dijeran Negro. “¿Cómo Negro, carajo?” –decía–. “Yo soy un morocho sudamericano.” Iban a bailar. A los clubes de barrio. A las milongas. Las mujeres contra una pared. Los hombres, contra otra. A las mujeres les decían “Teneme el chico”. Porque no tenían dónde dejar a los pibes y eran madres solteras. Entonces, si algún morocho sudamericano las cabeceaba para bailar, ellas le decían a la amiga que tenían al lado: “Teneme el chico”. Eran todos laburantes. Todos tenían que ver con algún gremio. El PC buscaba unírseles. Pero sus militantes no querían cantar la Marchita. Ahí se armaba. Había canas jóvenes que colaboraban. Toda la primera resistencia –hasta 1960– fue cerradamente peronista. No hubo izquierda. Pero no porque fuera rechazada. Sino por otro motivo: no se presentó. La izquierda era culta y discutía en revistas –que los resistentes no podían conocer– si el peronismo había sido un fenómeno nacional burgués, bonapartista o, sin más, fascista. Por qué no había hecho la reforma agraria, por qué no había expropiado a los Bemberg, por qué sólo fue un fenómeno distributivo y no revolucionario. Entre tanto, los obreros ponían caños. Hacían sabotajes. Eran sacados de sus casas. O los milicos entraban en las villas.
No hubo ni habrá nada como la Resistencia Peronista. La hizo el coraje y la lucidez de los auténticos obreros. No la condujo Perón. Ni pensaron en la lucha armada, en matar a alguien. Se reunieron en las cocinas y la huelga del frigorífico Lisandro de la Torre fue ejemplar. La tuvieron que liquidar cruelmente con tanques Sherman y 2000 soldados. Bajo el Conintes de Frondizi. Pero nada podrá detener la lucha de los desposeídos, de los condenados. No significa que van a ganar. Eso nadie puede decirlo. Y ya se dijo demasiado. No. Significa que van a seguir peleando. Porque un día –en plena lucha de la Resistencia– apareció una pintada en un pequeño lugar que llevaba por nombre Villa Manuelita. Y expresa el empecinamiento de los hombres por pelear hasta el fin por eso que los hace –precisamente– hombres, su libertad. La pintada decía: Los yankis, los rusos y las potencias reconocen a la Libertadora. Villa Manuelita no.

DIARIO LA REPÚBLICA DE MONTEVIDEO:

Cuba. Congreso quinquenal de la UJC por la continuidad
Jóvenes comunistas con  el reto de relevar a Fidel

Militantes de la juventud comunista de Cuba trazarán este fin de semana estrategias para relevar a Fidel y Raúl Castro, con la tarea encomendada por el gobierno de encarar la crisis económica y la apatía.

La Habana | AFP

Bajo el lema de asegurar la continuidad del régimen socialista, la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) celebrará hoy sábado y el domingo su congreso quinquenal, preámbulo del que debe hacer el gobernante Partido Comunista (PCC) para fijar derroteros del país, el último que por su avanzada edad encabezarán los líderes históricos de la revolución, admitió el presidente Raúl Castro.
"No habrá relevo sino continuidad", reiteró el número dos de Cuba, José Ramón Machado Ventura, en las reuniones preparatorias de la UJC por toda la isla, descartando de plano cambios en el sistema socialista.
La UJC, cantera del PCC (único), realiza su IX Congreso animada por Raúl Castro a trabajar duro para enfrentar la grave situación que vive el país por la ineficiencia productiva, la burocracia, la excesiva centralización de la economía -95% estatal-, la corrupción y la crisis internacional.
Miles de jóvenes en la isla no trabajan ni tienen interés en hacerlo, acostumbrados al paternalismo estatal o desmotivados por salarios que equivalen a 20 dólares mensuales.
En un país con una población de 11,2 millones, de las más envejecidas de América Latina, la mayoría de los más de 30.000 cubanos que emigran cada año a Estados Unidos o Europa es gente joven en busca de mejoría económica.
Considerados los "hijos del periodo especial", crisis en que cayó Cuba en los años 90 por la caída del bloque comunista, los jóvenes perciben con fuerza las penurias de la vida cotidiana, el aumento de las desigualdades y "el quebrantamiento de las expectativas de porvenir forjadas por la revolución", según un reciente análisis publicado en el diario Juventud Rebelde, órgano de la UJC.
Las consignas y llamados desde el poder, que movieron a sus padres al comienzo de la revolución, no calan igual y suscitan cuando menos indiferencia en una parte considerable de los jóvenes, por lo que las autoridades redoblaron la formación ideológica en ese sector y el recordatorio de las gestas revolucionarias.
"La juventud comparte cada vez menos los paradigmas que pretende este 'no-socialismo'" cubano, sostiene el ex diplomático Pedro Campos, que se define como un revolucionario crítico.
El congreso tiene lugar además en momentos de agitación por el repunte de las acciones de la disidencia y las críticas internacionales al gobierno sobre la situación de los derechos humanos en la isla, desatadas por la muerte hace poco más de un mes del preso político Orlando Zapata tras una huelga de hambre.
"Creo que éste es un momento que la revolución, la vida nacional, el país, pide a gritos una revisión de montones de cosas, de montones de conceptos, hasta instituciones", dijo el cantautor Silvio Rodríguez, muy admirado por los jóvenes.
Al asumir el poder en julio de 2006 cuando enfermó su hermano Fidel, Raúl abrió expectativas de cambios y rectificación de errores, sobre todo entre la población joven, que reclama protagonismo en la revolución.
Gobernada durante medio siglo por la vieja guardia del PCC, en la isla no destacan claramente figuras jóvenes que sustituirán a la generación de los hermanos Castro, luego de la abrupta destitución hace un año del vicepresidente Carlos Lage y el canciller Felipe Pérez Roque, hasta entonces los rostros frescos de la revolución.
Señalando como principal desafío de los jóvenes el garantizar la supervivencia del sistema comunista, la primera secretaria de la UJC, Liudmila Alamo, llamó a enfrentar a "seudo revolucionarios, que se rasgan las vestiduras y se montan en un discurso fabricado por el imperio".
Con 600.000 miembros, esa organización del PCC es considerada "la vanguardia" de una juventud que, advierten sus líderes históricos, tendrán la última palabra sobre el futuro de la isla de gobierno comunista.