14 junio 2008

SÓLO HAY QUE APLICAR EL DERECHO

TODO: Este artículo publicado en Suiza recrea todos mis artículos en los que siempre propuse una sola y misma solución: cumplir las resoluciones internacionales y condenar a las autoridades de Israel con sanciones como fue condenada Sudáfrica en los tiempos del aparttheid de los "Botas". Simplemente. Lo que ocurre en el Medio Oriente es una muestra más del mundo hediomdo en que vivimos.

Ur Shlonsky − Tribune de Genéve
Traducido por Caty R.


En el sexagésimo aniversario de la creación del Estado de Israel, Ur Shlonsky nos da su opinión sobre este evento. Shlonsky es profesor de Lingüística general en Ginebra desde hace quince años, después de haber ejercido en Haifa y Montreal.

* * *
Israel celebra su sexagésimo aniversario y nuestras elites políticas se suman a las celebraciones, tanto en Suiza como en otros lugares.
Que Israel, concebido como el Estado de los judíos, dependa de la destrucción de otra sociedad, que haya expulsado a 800.000 palestinos, arrasado sus hogares y confiscado sus tierras con el fin de asegurarse de que no puedan regresar, para nuestras elites es un drama lamentable que de ninguna manera les impide declarar nuestra inquebrantable amistad con ese país de «valientes pioneros».
Se celebra la creación del Estado de Israel mientras éste, en el mismo momento, encierra a millones de civiles palestinos dentro de un muro blindado de controles militares burlándose de cientos de resoluciones de la ONU y del Derecho Internacional más elemental.
Un simple cambio de protagonistas pondría en evidencia la inmundicia de estos festejos.
Se dice que Israel no tiene otra elección, y es totalmente cierto en la actualidad: la ocupación y la represión provocan la rebeldía y ésta debe ser aplastada. Desde la fundación del Estado judío -el Estado donde únicamente los judíos pueden gozar de plenos derechos-, Israel aplica la política de la «judaización», destinada a extender su territorio y a reducir el número de palestinos que viven allí. ¿Qué otra cosa pueden hacer los palestinos más que resistir por todos los medios?
Desde hace 60 años, la política de Israel ha instaurado un odio que alimenta diariamente y que en un futuro más o menos próximo rebotará y convertirá al país y la región en una trampa mortal para todos sus habitantes, los judíos y los árabes.
Quienes actualmente celebran este Israel son cómplices de su política y corresponsables de sus consecuencias. La Europa del siglo XX fue escenario de un genocidio casi total de los judíos. Este capítulo inolvidable de su historia le impone una responsabilidad moral y política que asume muy poco.
Hay que dejar de defender a Israel, cuarto vendedor de armas del mundo; dejar de alabar su milagrosa supervivencia en una región salvaje y rendir justicia a los pueblos de Oriente Próximo admitiendo que el sionismo es un proyecto colonial que todos los días agrede violentamente a los palestinos y además lleva en sí mismo la marca de una catástrofe anunciada para los judíos de Israel.
Rechazar la política de Israel no implica en absoluto una adhesión al «antisemitismo», como afirman algunos discursos para acallar cualquier crítica.
En vez de participar en la mascarada de los «procesos de paz», de Oslo a Annapolis, que sólo han servido para enmascarar y legitimar la continuación de la colonización israelí, hay que insistir en la aplicación de las resoluciones de la ONU y el Derecho Internacional.
Eso inscribiría el debate del conflicto de Oriente Próximo en las normas de la justicia, únicas armas de las que disponemos para un primer esbozo de paz.

HOMICIDIOS EUROPEOS

Loris Campetti - Il Manifesto
Traducido por Gorka Larrabeiti


Hay un nexo terrible entre la decisión de la Unión Europea de liberalizar el horario de trabajo y la enésima masacre de ayer en la cotidiana guerra italiana en el trabajo, que acabó con la vida de nueve obreros, nueve personas (1). Este nexo se llama liberalismo.
En la segunda mitad del S. XIX, lucha a lucha, matanza tras matanza, tomó cuerpo la Fiesta de los trabajadores, el 1 de mayo. El movimiento partió de los Estados Unidos y Canadá, desembarcó en Europa en 1889 cuando los delegados socialistas de la Segunda Internacional dieron carácter oficial a la fiesta. El 1 de mayor estaba centrado en un gran objetivo estratégico: la conquista de las ocho horas. En la primavera de 1906, nueve mil trabajadoras del arroz desfilaban por las calles de Vercelli junto con los trabajadores del metal cantando: “Si ocho horas / os parecen pocas…”. La lucha por las 40 horas ha marcado el S. XX. Una batalla de civilización que representó un hito histórico.

¿Quién sabe si los 27 ministros del trabajo de la UE han estudiado la historia del S. XX? ¿Quién sabe si la comprendieron? Hace dos días, 22 de ellos votaron una normativa que sentencia el fin no ya de las 40 sino de las 48 horas conquistadas en el lejano 1917. Del “siglo breve”, de su ferocidad y de sus conquistas casi todo se sabe. Pero ¿qué hemos de esperarnos de este siglo, si en sus albores nos catapulta 120 años atrás?

Si Estrasburgo vota el texto sancionado por la Unión Europea, la desregulación del trabajo desbordará las esperanzas de los peores gobiernos liberistas. Entre los más entusiastas, el italiano y el francés, que sellaron su victoria sumándose al frente de la “modernidad”, o sea, del mercado y del beneficio como únicos reguladores de las relaciones sociales y de la vida de las personas. Se podrá trabajar 60, 65 horas a la semana sólo con tal que el patrón lo desee. Será aún más fácil morir en la fábrica, en las obras, en los campos, o dentro de cisternas, envenenados como ratas. Liberalizar el horario de trabajo es un crimen, una instigación a delinquir. Ahórrennos, señores ministros y secuaces, las lágrimas por los últimos homicidios de ayer, empezando por los seis obreros sicilianos muertos por exhalaciones tóxicas dentro de una cisterna de depuración. Así se moría en el S. XIX; así se sigue muriendo en el S. XXI. ¿Y las conquistas del S. XIX que han sobrevivido? Carbonizadas en los escaños de Estrasburgo, si no se frena esta marcha liberista.

Gracias a la nueva normativa se podrá acabar con toda forma de convenio colectivo, sustituido por las relaciones de trabajo individuales, “trajes hechos a medida”, que es con lo que sueña la Confindustria [patronal italiana, N. d. T.], la cual interpreta la victoria de la derecha, la evaporación de la izquierda y la “modernización” del Partido Democrático, como un viático para doblegar los derechos a la lógica de empresa. Cueste lo que cueste, aunque sean vidas humanas. Por lo demás, ¿no han dicho ya patronal y ministros que las nuevas leyes sobre seguridad son demasiado costosas y que hay que suavizarlas?

Es cierto, en Italia los comunistas y los socialistas ya no tienen representación política. Pero no todo se reduce al Parlamento, no está escrito que las fuerzas democráticas hayan muerto. La cuestión es si siguen existiendo fuerzas sociales, sindicales, civiles y culturales, aquí y en Europa, capaces de plantarse, de defender una conquista de civilización. Siquiera en nombre del derecho a la vida de los que trabajan. De ser negativa la respuesta, ganarían quienes tachan de ideologismo toda crítica al estado actual de las cosas. No sería el fin de la historia, pero hemos de tener en cuenta que habrá que volver a empezar desde muy lejos. Desde finales del S. XIX.

Fuente:
http://www.ilmanifesto.it/Quotidiano-archivio/12-Giugno-2008/art1.html

(1) Al menos seis trabajadores murieron hoy en la isla italiana de Sicilia al inhalar gases tóxicos mientras limpiaban un tanque de una planta depuradora de agua. El accidente tuvo lugar en el municipio de Mineo, a 35 kilómetros de la ciudad de Catania. Un suceso similar ocurrió en marzo pasado, cuando cinco trabajadores de una empresa de aseo murieron intoxicados mientras limpiaban un camión cisterna en la región de Apulia. Italia encabeza la lista de países fundadores de la Unión Europea con mayor número de accidentes laborales, lo cual ha sido denunciado en varias ocasiones por las organizaciones sindicales más importantes del país.
Según datos oficiales, en 2007 murieron 900 italianos por esa causa.

http://www.prensa-latina.org/article.asp?ID=%7BDF68B632-DC93-46C5-AD6B-3C1898341426%7D&language=ES