24 mayo 2010

ARGENTINA. LOS SECRETOS BIEN GUARDADOS DE LA ÚLTIMA DICTADURA

Revelan listas secretas de espías civiles que actuaron en Uruguay

La revista Veintitrés de Argentina publicó las listas del Personal Civil de Inteligencia (PCI) del Batallón 601, de la Fuerza Aérea y ahora la del poderoso Servicio de Inteligencia Naval (SIN) que cumplió tareas entre 1976 y 1983. Muchos de esos agentes tuvieron actuación en Uruguay en diversos operativos clandestinos.
Víctor Carrato | La República . 24/5

La ESMA. Centro de detención y torturas en Argentina hoy convertido en museo de la memoria.
Esta última lista de la marina revela quiénes fueron sus espías durante el terrorismo de Estado. La lista, que fue remitida al Ministerio de Defensa por el jefe del Estado Mayor General de la Armada, almirante Jorge Omar Godoy, contiene más de 700 nombres.
En un artículo firmado por Franco Mizrahi se señala que la información era secreta y fue desclasificada por la presidenta Cristina Fernández a través del decreto 4/2010. Si bien se trata de personal de inteligencia, el hecho de aparecer en la lista no implica que las personas allí mencionadas estén involucradas en delitos de lesa humanidad.
En la ESMA estuvieron secuestrados la fundadora de Montoneros Norma Arrostito, Azucena Villaflor, fundadora de Madres de Plaza de Mayo y Jaime Dri, cuyo paso y huida de ese centro clandestino de detención fue relatado por Miguel Bonasso en el libro "Recuerdo de la muerte". Junto a ellos hubo unos cinco mil secuestrados en el establecimiento ubicado sobre la Avenida del Libertador, en el límite de la Capital Federal con la provincia de Buenos Aires. Algunos de ellos fueron sedados y arrojados al Río de la Plata, en lo que se conoció como los "vuelos de la muerte".
En ese mítico centro clandestino había un altillo llamado "Capuchita" que, según consta en el libro "Nunca más" "fue utilizado por los miembros del SIN para torturar y mantener a sus secuestrados separados de los de la ESMA. 'Capuchita' se prestaba a la Fuerza Aérea, al Ejército y al SIN para llevar a sus detenidos allí. El piso era de color rojo y tenía ventiluces siempre cerrados'".

DETENIDOS EN URUGUAY
El diputado justicialista entrerriano Jaime Dri fue capturado y herido en Uruguay en diciembre de 1977 y luego pasó por un periplo que lo llevó a varios centros de detención clandestina, entre ellos la ESMA y la Quinta de Funes, donde encontró a 14 detenidos hoy desaparecidos y a agentes de inteligencia que forzaron a algunos a viajar a México.
El National Security Archive (NSA) reveló el martes 8 de diciembre del año pasado una serie de documentos que comprueban la detención y fuga de Jaime Dri, detenido durante la última dictadura militar argentina, y sobre la Operación México, que forzó a desaparecidos detenidos en Rosario a participar en un escuadrón de la muerte para infiltrar a la dirección de Montoneros en Ciudad de México en enero de 1978.
El 19 de julio de 1978 Dri se escapó a Asunción, Paraguay. Sus captores clandestinos, enviaron desesperadas peticiones a sus pares en Paraguay y dejaron pistas sobre lo que vio Dri durante esos ocho meses. Luego de escapar a Paraguay, Dri se refugió en la Embajada de Panamá, país de origen de su esposa, donde finalmente se radicó.
La NSA publicó en su sitio de Internet los documentos centrales provenientes del Archivo del Terror acompañados de otros 12 de Estados Unidos, Argentina y México, que verifican la solidez de la historia aparecida en el libro "Recuerdo de la Muerte".
En la redada realizada en nuestro país en diciembre de 1977 también fue detenido el famoso pianista argentino, Miguel Angel Estrella que estuvo detenido durante años en el Penal de Libertad.
La Embajada de EEUU en Uruguay informó, en diciembre de 1977, que el arresto del pianista argentino refugiado en Uruguay, Miguel Ángel Estrella, era parte de una serie de redadas llevadas a cabo entre el 15 y 16 de diciembre donde fueron capturados ocho Montoneros. Estos últimos "se encuentran esperando ser extraditados a Argentina", decía el informe de la Embajada de EEUU en Uruguay. Los prisioneros fueron trasladados ilegalmente por una fuerza de seguridad uruguaya a una fuerza de seguridad argentina.
Al menos tres de los montoneros detenidos en Uruguay, en los operativos realizados en Montevideo y en balnearios de la Costa de Oro, fueron interrogados en el Fusna y después trasladados clandestinamente a Buenos Aires. Los tres figuran como desaparecidos.
Jorge Tróccoli, entonces jefe de Inteligencia, participó directamente en la captura, en los interrogatorios y en los traslados. Su presencia en los sótanos de la ESMA fue comprobada y se presume que también participó en los operativos de Orletti.
Los operativos contra los montoneros permitieron a la Inteligencia del Fusna desmantelar la estructura clandestina de los GAU (Grupos de Acción Unificadora).
La acción contra los GAU comenzó con una coincidencia: uno de los montoneros capturados en Uruguay tenía una cédula de identidad uruguaya. Al allanar el domicilio de la persona a quien correspondía el documento, fue incautado material que permitió desmantelar la estructura. La represión de los GAU fue dirigida por Tróccoli, que será juzgado en Italia y por ella también fue procesado el marino uruguayo Juan Carlos Larcebeau.
Desde setiembre de 1977 hasta 1980, Larcebeau cumplió funciones como oficial de Inteligencia del Estado Mayor del Cuerpo de Fusileros Navales (Fusna). Según su testimonio se desempeñó en esta dependencia desde 1972, llegando en 1977 a ser director de Inteligencia.
El juez Charles indicó, en ocasión del procesamiento de Laarcebeau, en base a las declaraciones del capitán (r) de la Armada Eduardo Laffitte, que el oficial de la Armada viajaba a Argentina en su condición de jefe de Inteligencia del Fusna, "a los efectos de la coordinación con grupos como el de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA)".
Una investigación de LA REPUBLICA realizada por Roger Rodríguez señaló la participación de la Armada en la coordinación represiva.
En torno a Larcebeau, el fallo judicial agregó según el testimonio brindado por el almirante (r) Jorge Saravia Briazo  que "había viajado posteriormente al envío del ciudadano argentino detenido en Colonia (Oscar) De Gregorio en compañía de un oficial del Ejército uruguayo y que está convencido de la participación en territorio argentino de Larcebeau porque se lo dijo  y de Tróccoli".
Decenas de militantes fueron detenidos y torturados en las dependencias del Fusna. También hubo detenciones en Buenos Aires, que según Posdata fueron realizadas por comandos de la ESMA; cuando Tróccoli se trasladó a Buenos Aires para interrogarlos se encontró con que según esa versión  los uruguayos ya habían sido "desaparecidos".

LAS AMBICIONES DE MASSERA

Inicialmente, el SIN debía tener a su cargo las operaciones represivas de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), mientras que el Grupo de Tareas (GT) 3 debía ser su brazo operativo. Pero la decisión del almirante Emilio Massera, en aquel entonces jefe del arma y miembro de la primera junta militar, de convertir al GT 3 en un aparato que sustentara sus ambiciones políticas incentivó la competencia entre ambas estructuras y terminó por quebrar su relación. Por este motivo, el Servicio de Inteligencia Naval gestó su propia base de operaciones que se conoció como "Casa SIN", en Thames y Panamericana, Villa Adelina. Sin embargo, la competencia entre ambos se diluyó en 1979, cuando el capitán de fragata Luis D'Imperio, miembro del SIN, reemplazó a Jorge "Tigre" Acosta en la jefatura de Inteligencia.

EDITORIAL (diario La República)

Derechos humanos, aún falta mucho por recorrer

"Comienzo tienen las cosas", es el dicho popular. Lo encontramos aplicable en lo que está comenzando a suceder en el país. Los uruguayos sufrimos una etapa de dictadura muy fuerte que generó innumerables males de todo tipo: desde las ya denunciadas y muy divulgadas desapariciones, muertes, torturas, exilio, venta de niños, falta de libertades públicas, sin Parlamento, un Poder Judicial sumiso, en fin, una situación en la que nos encontramos la mayoría de los uruguayos intentando recrearla para conocerla mejor de manera de poder ir dotándonos de los anticuerpos necesarios para que nunca más suceda.

ESTE PROCESO RECIÉN COMIENZA

Si bien el rechazo popular, las manifestaciones, juicios iniciados y todo un pensamiento nacional e internacional decididamente opuesto a la coraza con que los primeros gobiernos democráticos protegieron lo sucedido y a sus protagonistas, la oposición al statu quo ha ido in crescendo. Pasaron 15 años para que durante el gobierno del Dr. Batlle se conformara una Comisión para la Paz que significó una especie de reconocimiento oficial de los hechos.
Afortunadamente le siguió el gobierno del Frente Amplio en el que el Dr. Tabaré Vázquez apretó el acelerador y comenzaron los juicios, los procesamientos, los encarcelamientos de algunos militares. También comenzaron a aparecer documentos oficiales que todos los gobiernos anteriores "no pudieron encontrar".

Seguramente seguirán apareciendo, de manera que podamos ir esclareciendo hechos a los cuales la omertá de ese grupo de oficiales ha impedido acceder a información valiosa.
Con el segundo gobierno del Frente Amplio, continuaron los juicios, al tiempo que el presidente Mujica, paralelamente, comenzó a desarrollar una política de diferenciación en las Fuerzas Armadas. Es decir, sin negar lo sucedido, continuando en la línea de Vázquez, comenzó a buscar diferenciar a las nuevas generaciones de las Fuerzas Armadas con las que participaron en el período dictatorial, y de las cuales algunos aún quedan en actividad.
Lo que se busca es precipitar un corte entre los actores de aquellas brutalidades y los herederos de la historia maldita. La miseria humana, la cobardía de quienes participaron en las tropelías condenó a las generaciones posteriores a guardar silencio y a soportar el rechazo de la sociedad por algo en lo que no habían participado.
Esta nueva generación de oficiales, debe ser tratada de otra manera en lo que a preparación se refiere. Hay que revisar todos los textos y manuales que utilizan en su formación para asegurarnos que se les enseña a respetar la Constitución y la Leyes.
Simultáneamente entendemos que, continuando con los procesamientos a militares, se debe también comenzar con los civiles que acompañaron todo ese proceso.

La dictadura contó con ministros civiles, con un seudo parlamento de civiles, con un cuerpo diplomático, con directores de entes, en fin un sinnúmero de civiles que permanecen sin pagar a la patria el daño que le infligieron.
Resulta extraño que no se haya comenzado con juicios e investigaciones a cada uno de ellos cuyos nombres se conoce y avalar qué responsabilidad tuvieron durante la dictadura. Es más, hasta contaron con el apoyo incondicional de un diario.

Una vez más, reafirmamos que para curarnos en salud, ha llegado el momento de acelerar la puesta en marcha de todos estos mecanismos. Eso es lo que recomienda la Asamblea General de la ONU y no lo que dicta una "sed de venganza" como se la ha querido presentar en estos últimos tiempos. Los pocos que fundamentan esta falacia deberían preguntar a los armenios, a los judíos, si con sus recordatorios buscan venganza o impedir que vuelva a ocurrir hechos lamentables.
Mientras no podamos instrumentar mecanismos más finos de justicia y de prevención que impidan la repetición de los hechos, seguiremos en deuda con nosotros mismos, nuestros hijos y aquellos que han dado su vida y/o sufrido daños irreparables.

“SUBÍAN A PERSONAS EMBOLSADAS O MANIATADAS”


Ex conscriptos de la base donde funcionó el centro clandestino La Cueva declararon que los vuelos se hacían con un avión Albatros de la Armada. Algunas personas subían vivas y maniatadas. Otras ya muertas y embolsadas.
Por Diego Martínez

Los testigos confirmaron la relación sin intermediarios de los interrogadores con el juez Pedro Federico Hooft.
“El avión se desplazaba despacito por la pista y paraba frente al radar. Entonces los reflectores apuntaban a los puestos de guardia para encandilarnos. Pero poníamos atención y alcanzábamos a ver cómo entre dos oficiales o suboficiales alzaban a personas embolsadas. Otra vez bajaron a mucha gente de un colectivo. Daban pasos cortitos, no podían caminar bien. El avioncito despegaba, a los treinta o cuarenta minutos volvía vacío y entraba otra vez al hangar. El avión tenía la insignia de la Armada.”
Los hechos tuvieron lugar durante el primer año de la última dictadura en la Base Aérea de Mar del Plata. El viejo radar era la sede de La Cueva, el centro clandestino del Grupo de Artillería de Defensa Aérea 601 del Ejército, que comandaba el coronel Alberto Barda, condenado a prisión perpetua hogareña por el Tribunal Oral Federal 5. El relato pertenece a un ex conscripto clase 1957 que el viernes declaró como testigo en el juicio al suboficial retirado Gregorio Rafael Molina –su identidad se reserva a pedido de la Justicia– y confirma que los vuelos de la muerte no sólo partieron de los aeropuertos de Ezeiza, Jorge Newbery y Campo de Mayo.
El método argentino de desaparición de personas, que según Adolfo Scilingo bendijo la jerarquía eclesiástica, aún rinde frutos un tercio de siglo después. Más allá de condenas aisladas como las de los generales Riveros, Verplaetsen & Cía. por el asesinato de Floreal Avellaneda, cuyo cadáver apareció en la costa uruguaya, siguen impunes centenares de militares, prefectos, policías e “invitados especiales” que según Scilingo también participaban en los vuelos. El único procesado por ese delito es el capitán retirado Emir Sisul Hess, quien contó en privado que los enemigos “caían como hormiguitas”, y está en veremos la situación del teniente de fragata extraditado Julio Alberto Poch, quien la semana pasada declaró durante horas ante el juez federal Sergio Torres para convencerlo de que fue malinterpretado por sus colegas holandeses.
Los relatos que reactualizan el tema tienen un doble valor adicional: pertenecen a ex conscriptos, testigos centrales del terrorismo de Estado que recién ahora sienten que cuentan con las garantías necesarias para hablar, y tuvieron lugar durante un juicio oral y público, ante un tribunal de la Nación y mirando a los ojos al imputado, un torturador y violador de mujeres secuestradas que perteneció a la Fuerza Aérea Argentina.
Línea directa con Hooft
“En la base aérea había doscientas personas, incluidos ciento sesenta conscriptos, la mayoría del interior. En cinco meses nos conocíamos todos”, resume ante Página/12 en la sede del Programa Nacional de Protección de Testigos uno de los dos hombres que el viernes declararon durante horas y terminaron aplaudidos por sobrevivientes y familiares de desaparecidos. La condición para la entrevista es que se preserven identidades y rostros.
Uno padeció el servicio militar obligatorio en la oficina de comunicaciones de la base, destino que le permitió conocer a todos los interlocutores de los represores. “Tenía setenta internos. Después del golpe agregaron otro, creo que el 32, que comunicaba a quienes pedían por inteligencia. Empecé a escuchar y me di cuenta de que ahí abajo tenían a los detenidos”, recuerda.
“Había un tipo que jodía con los hábeas corpus, un tal Hooft”, declaró el viernes ante los jueces Juan Velázquez, Beatriz Torterola y Juan Carlos París. El nombre no sorprendió a los querellantes marplatenses: se refería el juez Pedro Federico Hooft, que continúa en funciones con varios pedidos de juicio político en el haber por su actuación durante la dictadura. “Hooft siempre pedía hablar con inteligencia. Cuando no atendían, el interno decía ‘va a ir el doctor Cincotta’”, agregó. Eduardo Cincotta era un militante de la Concentración Nacionalista Universitaria (CNU), organización que sembró de muertos Mar del Plata durante 1975. Después del golpe se integró a los grupos de tareas del GADA 601 y murió el año pasado, a poco de haber sido detenido y procesado.
A diferencia de los conscriptos marplatenses, a quienes los militares trataban de mantener al margen de la represión ilegal, los del interior debían participar de operativos en la ciudad y también cubrir guardias externas, que les permitían conocer los movimientos de la base, e internas, durante las cuales tenían breves contactos con los secuestrados. “Sólo había un mínimo diálogo cuando pedían ir al baño. Teníamos que darles una capucha y ponernos otra nosotros para no vernos las caras”, recuerda el hombre en referencia a las famosas medidas de contrainteligencia por cuyo relajamiento en la ESMA reniegan Pernías, Rolón & Cía. “Teníamos prohibido hablar”, agrega y se enorgullece de haber burlado la orden: le informó a un abogado marplatense dónde estaba secuestrado, le dio una birome para que escribiera una carta y se la hizo llegar a su familia. “No me animé a tocar timbre, la dejé en la puerta”, agrega.
Si bien la base era de la Fuerza Aérea, los interrogadores, que llegaban al atardecer y hacían su trabajo sucio durante la madrugada, pertenecían a inteligencia del Ejército, responsable primario de la represión ilegal. Los colimbas los llamaban “los verdugos”. Una tarde de lluvia camino a La Cueva los dos hombres hicieron escala en la oficina de comunicaciones y entre mate y mate mostraron la picana eléctrica, que llevaban en un estuche. “No dijeron nada sobre su uso y no me animé a preguntar.”
Los dos ex conscriptos, que entonces tenían veinte años, recuerdan a Molina como un personaje excéntrico. “Andaba lleno de granadas, cuchillos, cargadores, tipo Rambo, le faltaba un paracaídas, era fantástico.” La otra característica, que los sobrevivientes también recuerdan, era el olor al perfume. “Era un tipo pulcro, siempre bien arreglado y perfumado”, contaron ante el tribunal.
–¿Recuerda qué perfume usaba? –quiso saber un juez.
–No lo sé, doctor, pero en un cuartel un buen jabón de tocador ya es perfume –respondió y generó sonrisas en medio de tanta tragedia.
Bolsas desde La Cueva
“En la base había un solo avión, chiquito, que piloteaba (Gonzalo) Gómez Centurión. Después trajeron el Albatros de la Marina. Entonces empezaron los vuelos a la noche. Salía el avioncito, pasaban veinte, treinta minutos, y volvía. Decían que a la gente la llevaban semidormida y la tiraban al mar”, declaró ante el tribunal el ex colimba de comunicaciones, en base a relatos de compañeros.
Testigos directos a pesar de los reflectores eran los soldados que cubrían los doce puestos de guardia externa, desde donde no sólo veían entrar a los secuestrados encapuchados en los autos de civil de los grupos de tareas. “Una noche vi cargar cinco o seis bolsas al avión. Las subían entre dos, se conoce que eran pesadas. Otras veces las arrastraban desde una punta. Esas bolsas salían desde La Cueva”, explica a Página/12 el hombre de rostro curtido y mirada serena.
“Una vez vi salir gente del radar hacia los aviones. Los llevaban atados de los pies, seis o siete personas. Iban a los saltitos, subían como podían”, contó el día anterior, y agregó: “El avión tenía la insignia de la Armada”, dato curioso por tratarse de una base de la Fuerza Aérea y un centro clandestino del Ejército, que acondicionó el viejo radar abandonado para achicar distancias con Mar del Plata y así poder arrancar información rápido para retomar la cacería.
–¿Qué se siente después de declarar? –pregunta el cronista.
–Alivio. Es imposible vivir toda la vida con esa cruz. Fueron muchos años sin hablar, con trastornos psicológicos. Nadie se ocupó de nosotros. Hasta hoy nuestras familias no creen lo que vivimos, piensan que estábamos locos, dicen “¿cómo van a tirar gente al mar?”. Les vamos a llevar el diario para que lo crean. Uno siempre estuvo dispuesto a poner un granito de arena, pasa que el temor siempre existió.
–¿Por qué ahora sí?
–Vemos que la situación está cambiando, que hay garantías, que se puede tener más confianza en la Justicia. Todavía hay miedo pero de a poquito se va a ir perdiendo. Cuando otros colimbas se den cuenta de que acá no hay ningún lucro, que no es una pavada para sacar una nota, que es para esclarecer la verdad y que esta vez vamos en serio, van a empezar a hablar, todos van a hablar.

Islandia: la verdadera erupción económica

Por Gustavo González - Coordinador del Programa Vivienda y Hábitat SCC www.sccportal.org/americalatina blogdegustavogonzalez.blogspot.com
Los lectores habrán observado que los medios masivos de comunicación de todas partes del mundo mucho han informado acerca de la erupción volcánica producida en Islandia, que ocasiona aún serios problemas para el tráfico aéreo de toda Europa.
Antes de este fenómeno natural, muy poco o casi nada se informaba en esta parte del mundo sobre esta pequeña isla, ubicada en el océano Atlántico Norte, concretamente entre Groenlandia y Europa. Con una extensión territorial de 103.000 kilómetros cuadrados y apenas 309.699 habitantes.
Este pequeño país gozaba hasta fines de 2008 de una economía "saludable" reconocida y aplaudida por su gran nivel de vida con tasas muy altas de desarrollo humano.
Pero debemos hablar de la otra erupción, la social, la del pueblo islandés producto de la convocatoria a un referéndum, ya que el pueblo asistió a las urnas para dictaminar acerca del llamado Acuerdo Icesave, cuyo resultado fue un 93% en contra del mismo.
Este acuerdo pretendía pasarle a la población que se hiciese cargo de la quiebra de los tres grandes Bancos del país (Kanting Bank, Glitnir Bank, Landsbanki) que se produjo a fines de 2008.
Ello implicaría, entre otras cuestiones, que cada islandés debería hacerse cargo de 16.400 dólares, para salvar a los banqueros. Este país que apenas en 2007 estaba en el quinto puesto en su bonanza per cápita del mundo, pasó a ser 18% más pobre en un abrir y cerrar de ojos.
La Islandia desarrollada hoy ya es considerada subdesarrollada, producto de esta situación financiera.
En febrero de este año el Parlamento aprobó en ajustada votación el Acuerdo Icesave, en particular el FMI presionó fuertemente para que el mismo se realizara, para de esa forma cobrar los préstamos otorgados, esto implicaría prácticamente que el 45% de la producción nacional trabajara para pagar la deuda.
Pero los Islandeses a través de movilizaciones masivas en las que realizaron, entre otras medidas, piquetes frente a las casas de los acaudalados banqueros, coreando consignas tales como "que la crisis la paguen los banqueros irresponsables".
El seis de marzo de este año el pueblo frenó el Acuerdo Icesave y hoy el FMI y su préstamo están en un limbo financiero, debido al rotundo no volcado en las urnas.
Obviamente la gran prensa defensora del capital no solo de Islandia, sino que de muchos otros países de Europa no reparó en calificar a la votación de "irresponsable".
A dos meses del referéndum, las presiones han aumentado sobre la gente, ya hay serias amenazas de cortar todo tipo de arreglo en tanto la resolución del soberano se mantenga.
Seguramente no exista instrumento jurídico más democrático que un referéndum en el que la gente vote y decida acerca de cuestiones fundamentales para su futuro, pero ello no es así para los seudo defensores de la democracia, afectos siempre a defender los valores democráticos si éstos defienden al capital, cuando es al revés la democracia no existe o es mala.
Hoy el pueblo islandés está dando una verdadera muestra de coraje enfrentando al poder global financiero, les será difícil esta resistencia, seguro que sí. Pero no hay peor lucha que la que no se hace y ellos decidieron hacerlo valientemente.
Sería importante que tanto como se promocionó la erupción volcánica, también se hablara del verdadero volcán donde hoy está apoyada la economía mundial.
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