12 septiembre 2008

Historia de una tragedia dentro de la tragedia

TODO: Es un caso muy complicado el de la gente que "colaboró" dado que no aguantó la tortura, las vejaciones y las palizas. Muy complicado. El artículo de Página12 tiene dos firmas. Pero yo agregaría una pregunta ineludible (que no es "agradable": ¿es más grave la "quebradura" del matrimonio Baravalle, que llevó al suicidio a "El Pollo", al silencio, la cobardía y la falta de "pelotas" de Mario Firmenich para enfrentar a los familiares de los desaparecidos y explicar sus decisiones, su falta de solidaridad con las víctimas y la irresponsabilidad de sus resoluciones (como por ejemplo la "contraofensiva" denunciadas por muchos de sus compañeros y en especial por Miguel Bonasso?). Claro, claro, aquí no hay «teoría de los dos demonios» sino un demonio solitario, incapaz de asumir su absoluto aventurerismo y algo mucho más grave: los juegos con el maldito Massera que arriesgaron la vida de cientos de compañeros... Hay una conspiración de silencio (cada uno sabrá por qué, y que cada cual contemple su conciencia ante tanta aberración). Con los juicios reiniciados y treinta mil desaparecidos, pienso que llegó la hora de organizar un tribunal popular para juzgar a esta clase de personajes que viven en un próspero "exilio", mientras hay millares de muertos sin tumba y sin un epitafio de homenaje...
Andrés Aldao


José Baravalle fue hallado por Interpol junto con su mujer en Italia. Ella enfrenta un pedido de extradición. Algunos de sus ex compañeros los condenan, otros creen que ante todo fueron víctimas.

Por José Maggi y
Victoria Ginzberg

José “El Pollo” Baravalle fue secuestrado y torturado en Rosario.
José Baravalle, “El Pollo”, tenía 55 años y había militado en Montoneros. Lo secuestraron a mediados de 1976 y luego de cinco días de brutal tortura comenzó a colaborar con la patota de Agustín Feced, jefe de policía de Rosario durante la última dictadura. Junto a Graciela Porta formaron una de las parejas más condenadas por sus propios compañeros: los acusaron de participar directamente en torturas y otros vejámenes. Estaba siendo buscado por la Justicia federal, que había librado una orden de captura internacional. Hace diez días, Interpol ubicó al matrimonio en Biella, un pueblo del norte de Italia, cuando la Corcho Porta fue a hacer un trámite bancario. El Pollo no resistió el cerco policial y se tiró de un puente. “No sé lo que ellos creen que yo sepa. Esta historia nunca terminará. Es tremendo pasar de víctima a verdugo. Alguien celebrará: los verdaderos culpables”, escribió en una carta a sus familiares.
La Corcho fue a un concretar un trámite bancario con su pasaporte argentino y saltó en los registros un pedido de captura internacional. De inmediato fue detenida. Baravalle supo entonces que tenía las horas contadas. Fue al puente de Chiavazza y se arrojó al vacío. Porta está ahora a la espera de un trámite de extradición.
Desde el Colectivo de ex presos políticos Hugo Papalardo recordó a Baravalle: “Era un pibe que militaba con alegría, aunque era un poco irresponsable. Conocí a su señora en el año ‘75 en Medicina, donde venía porque era la compañera de Santiago ‘Guito’ Wherle, con quien tuvo un hijo, Andrés, que crió El Pollo. La Corcho fue la que me apuntó para que me buscaran, y estaba en el auto con el que me fue a buscar el Cura Marcote, a mi trabajo en Maipú y San Luis. Con ella estuvimos seis meses en el sótano de El Pozo, de San Lorenzo y Dorrego, donde estaba con su hijo, que era muy chiquito, no sé si tenía dos años”.
En este sentido, Papalardo explica que “no es como los juzgamos a la Corcho y al Pollo, sino tratar de entender en qué proceso político-social y en qué proceso de fractura moral se dan esos casos, porque no son todos iguales. Lo que puedo decir es que gente como Baravalle y como Porta han pasado por una tortura previa: no fueron a las puerta de la Jefatura a ofrecerse para torturar a sus compañeros. Esto no intenta justificar lo que hicieron, sino que busca que quienes los juzgan intenten comprender los tiempos en que ocurrió. La tortura durante un solo día nos transforma en un animalito, en alguien que responde con su espíritu de supervivencia. Los que hemos pasado por algo menos grave que esto en esos momentos, cuando somos llevados al límite de la condición humana, sabemos que surge de nuestro interior lo mejor y lo peor que tenemos. La razón ya no existe, y respondemos con nuestro espíritu primario. Cuando El Pollo decidió después de todo eso colaborar con los militares ya no era El Pollo. Al Pollo que yo conocí lo mataron, al igual que la Corcho, ya no fueron las personas que yo conocí”.
En 1979 Baravalle declaró en un juicio sumario que Montoneros le hizo en España. En esa entrevista describió con una frase su accionar: “No canté más porque era al pedo, y no canté menos porque me mataban”. “Le jodí la vida a mucha gente, pero no a tantos como hubiese podido.” Esas declaraciones grabadas en algunos cassettes habrían sido llevadas al museo que la organización tenía en Cuba. En esa charla, Baravalle se habría mostrado arrepentido de lo que había hecho.
Angel Florindo Ruani, ex oficial montonero, es menos contemplativo con Baravalle. “Lo torturaron como a todos los que caímos, pero El Pollo tomó un camino que pocos tomaron, que es el de colaborar, y participar en el terrorismo de Estado. Lo que más le achacamos a Baravalle es no hablar en determinado momento de la democracia, haber contado lo que hizo y lo que vio, porque él sabe perfectamente cómo se torturaba, cómo se violaba y quiénes lo hacían. Estuvo un año y medio en el Servicio de Informaciones, conviviendo con la patota de Feced, por lo que tiene conocimiento de los que pasaron entre junio de 1976 y diciembre de 1977, y qué pasó con los cuerpos de los compañeros que no han sido encontrados. Eso Baravalle lo sabía y se lo llevó a la tumba.”
Luego del retorno de la democracia, Baravalle se había comprometido a declarar ante la Justicia, pero cuando llegó al país lo estaban esperando para detenerlo. Eso desactivó su participación como testigo. Estuvo preso y en 1984 le dictaron falta de mérito. Con la reapertura de las causas, luego de la anulación de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, se reflotaron en Rosario las acusaciones en contra de Baravalle, Porta y otras tres personas que estuvieron secuestradas.
Más allá de los juicios morales, muchos dentro de los organismos de derechos humanos y en el Poder Judicial creen que los detenidos que colaboraron después de haber sido torturados no deben ser enjuiciados. La organización HIJOS de Rosario, por ejemplo, tomó la decisión de no impulsar ninguna querella contra ellos. “Tenemos una postura muy clara. Todas las personas que entraron a la fuerza a un centro clandestino de detención son víctimas. No importa en qué se convirtieron después, porque una de los objetivos de la represión era ese: doblegar la voluntad de las personas. Yo no me juntaría a comer un asado con ellos, pero hay que ser muy claros y saber quién es el enemigo. Creo que esta persecución judicial es funcional a los represores. Es un error político y humano”, dijo a PáginaI12 Ana Oberling, abogada de HIJOS.
Desde la Procuración General de la Nación, la Unidad Fiscal de Coordinación y Seguimiento de las causas por violaciones a los Derechos Humanos cometidas durante el terrorismo de Estado elaboró un informe en el que analizó en términos genéricos los casos –son muy pocos– en los que podría achacárseles responsabilidad penal a personas que estuvieron desaparecidas. Con citas al Nunca Más, el informe elaborado por la Conadep, se sostiene que “uno de los grandes objetivos del sistema de los centros clandestinos de detención es la destrucción de la personalidad y la desestructuración de la identidad del detenido”. En dicho documento, que tiene el objetivo de servir como guía a los fiscales de todo el país que impulsan expedientes vinculados con los crímenes de la última dictadura, se sugiere que antes de acusar a un persona debe tenerse en cuenta “el contexto de acción en el que tuvieron lugar las conductas imputadas a personas que se encontraban detenidas en los centros clandestinos utilizados por el terrorismo de Estado” y que se debe evaluar “las herramientas normativas que el derecho penal prevé específicamente ...

EL PARA-PERIODISMO DE EL PAÍS SE VUELVE A DELATAR




José Manuel de Pablos − Rebelión

Si pregunto a los lectores qué noticia es más importante, si una explosión con ocho heridos o el asesinato de diez personas, ante la obviedad de la respuesta, más de uno podrá pensar que la cuestión tiene trampa.
Alguien, no obstante, en el caso de que las dos noticias ocurrieran en distintos escenarios, separadas en el tiempo y en el espacio, podría argumentar que los ocho heridos de mi barrio son más importantes, informativamente hablando, que los diez asesinatos, si estos ocurren a miles de kilómetros de mi entorno. Pero, no: ambos episodios suceden en el mismo espacio de tiempo y en el mismo país. ¿Entonces…?
Si ahora pregunto a los lectores cuál de las dos noticias pondría primero, en el caso de que las dos fueran publicadas juntas, como un todo confuso, de nuevo más de una persona pensaría que la cuestión tiene trampa, porque es obvio que diez asesinados en un golpe es más grave que ocho heridos en una explosión, por muy provocada que haya sido y lamentables que sean los dos hechos. Es una decisión de primaria de Periodismo.
Para El País, no: sus compromisos son sus compromisos, no con la información y la verdad o el periodismo, sino con los negocios de su expansión latinoamericana. [Ésa es, por ejemplo, la causa del actual boicot informativo a la gira europea del presidente de Costa Rica: allí no hay negocios para PRISA y a Óscar Arias no se le ha ocurrido otra cosa que hablar bien de Hugo Chávez en el Parlamento Europeo, noticia que en El País han reducido a un telegrama de Efe recortado o mutilado y metido en un sitio perdido de la web, no aparecido en la edición en papel: ya se sabe que en la web de El País tienen problema de espacio…, no que se trata de una estrategia editorial de PRISA en su cruzada antisocialista, contra un gobierno que-no-les-suelta-plata.]
Hasta aquí la obviedad y el sentido común… excepto para el diario madrileño El País, para-digma de para-periodismo y de ‘prensa única’, manipulando una vez más.
El suelto –ya está frío– que comentamos apareció publicado en la edición del 11 de agosto de 2008, sección Internacional, página 10, la que tanto manosea contra Evo Morales, Hugo Chávez, Rafael Correa y en cualquier momento con el cura paraguayo, según haya negocios en Paraguay o no, y en ese caso lo dejarán tranquilo….
En la página 10 de ese ejemplar, encontramos la noticia en cuestión, breve pero llamativa: como el punto de inicio de una gangrena, la gangrena periodística que ha hecho del antiguo periodismo de El País un artefacto de propaganda y manipulación, trufado de mentiras y medias verdades, como todo el mundo ya sabe y tan fácil es mostrar.
La noticia –que se reproduce–, bajo el subtítulo de ‘Colombia’, lleva por título “Ocho heridos en una explosión atribuida a las FARC”. O sea, los lectores ya saben por cuál de las dos noticias de Efe se decantaron en el ‘periódico de propaganda global’, al elegir entre los ocho heridos y los diez asesinados.
La nota tiene tres frases: la primera y la segunda, referida a los heridos; la tercera, más pequeña, a los asesinados. Otro síntoma sobre las preferencias del propagandismo de redacción, el mismo del editorial contra Ernesto Guevara.
Tras informar de los ocho heridos, la nota añade que “La policía atribuye la autoría a la guerrilla de las FARC, que intentaba cobrar una extorsión”. Esto es, tras informar del qué (heridos), el cómo (explosión) y el dónde (una empresa de Bogotá), han intentado explicar el quién (FARC) y el por qué (extorsión), sólo que la fuente se limita a ‘atribuir la autoría’, no a ‘asegurar con pruebas’, que hubiera sido lo periodísticamente correcto, aparte de que ‘la policía’ es una fuente tan genérica que si es falsa podría hasta pasar inadvertida la manipulación para un lector común y no avezado. En todo caso, esa fuente decide atribuir el hecho a la guerrilla, porque tal vez han encontrado algún indicio en ese sentido. Aquí, no obstante, no parece que tiene validez la máxima de la experiencia mundial de los estudiosos de la lucha armada: los grupos activos reivindican sus hechos, como soporte de promoción y propaganda. Sólo los callan los ‘gales’ del mundo…
La frase final de la nota comentada informa de que “Otras 10 personas fueron asesinadas en el suroeste de Colombia por un grupo armado aún sin identificar”. Aquí nos hablan del qué (10 personas), cómo (asesinadas), dónde (suroeste de Colombia) y un quién anónimo (‘grupo armado aún sin identificar’), que es una máscara, nomás.

Aparentemente, en ambas noticias nos informan de lo mismo: qué, cómo, dónde y quién, aunque en la segunda el ‘quién’ queda en el anonimato y nadie lo atribuye a nadie, como si fuera tan difícil la atribución, más si es anónima o pseudo-fuente, como en el primer caso. ¿Será que no hay policía en el suroeste de Colombia?
Ahora, bien, ¿cómo se explica que en el primer caso el atentado se ‘atribuya’ y en el segundo caso no se haga otro tanto? Más: si el asesinato de esas 10 personas hubiera sido cosa de las FARC, por mínimas que fueran las evidencias, ¿no se hubiera ‘atribuido’ y llevado a titulares en El País, vocero de Uribe, aunque la atribución se hubiera hecho en una redacción? Lo único que queda claro es que no hay evidencias de que haya sido la guerrilla, ergo…, ¿quién habrá podido ser?, ¿quién asesina a campesinos colombianos?
Entonces, la lógica señala que los 10 asesinatos escondidos por El País en la última frase de la segunda noticia no tienen que ver con la FARC y no se han podido utilizar para satanizar a la guerrilla… porque son otros los autores de esa matanza, que haberlos, haylos…
Tenemos, pues, la última pregunta de este acertijo de hoy, la más fácil de responder, aunque la respuesta nos la esconda El País: ¿Qué ‘grupo armado aún sin identificar’ habrá sido el responsable de la matanza de esos 10 campesinos colombianos asesinados en el sureste de Colombia?
Estamos de nuevo ante todo un nuevo ejemplo de para-periodismo del diario de intoxicación global.
* * *
No se debe confundir esta matanza de 10 personas ocurrida en el suroeste de Colombia, publicada en El País, escondida, el 11 de agosto, con la matanza de otras 7 personas y 56 heridos, ocurrida el 14 de agosto y publicada el día 16, página 7, atribuida ‘oficialmente’ por el gobierno de Uribe a la guerrilla y desmentida por ésta (http://www.rebelion.org/noticia.php?id=72296): autoría atribuida con los mismos ‘indicios’ con los que el gobierno del PP señaló a los etarras como responsables de las bombas en los trenes de Madrid...
Por eso se ve aquí cómo, respecto a Colombia, el papel del diario El País es el mismo que el rol jugado por el diario El Mundo en España tras las bombas en los trenes madrileños. En el fondo, son la misma cosa.
En conclusión: a) cuando hay indicios o sospechas, el atentado es de la guerrilla y así se hace constar; b) esto se hace en El País incluso por encima de otros hechos más graves (los 10 asesinados ante los 7 heridos); c) si el atentado o ataque no se puede atribuir de ninguna manera a la guerrilla, se queda en un simple “grupo armado aún sin identificar”, como si esto en Colombia fuera tan difícil y así lo acepta el periódico de manipulación global, sin más investigación ni aclaración: puro para-periodismo.

José Manuel de Pablos (jpablos@ull.es) es catedrático de Periodismo de la Universidad de La Laguna (Tenerife, Canarias).