27 abril 2009

¿Pueden ir juntos Ahmadinejad y Lieberman?

¿Pueden ir juntos Ahmadinejad y Lieberman?

Para el autor, Israel tiene una necesidad recurrente por un un enemigo real, un “segundo Hitler”, que despierte los miedos latentes que acechan en el alma judía. Y Ahmadinejad es el candidato ideal. Él es un consistente negador del Holocausto. Él declara que “la entidad sionista” debe desaparecer del mapa. Él está trabajando en la producción de una bomba nuclear. Así que nosotros tenemos un “segundo Hitler”, que está planeando un ”segundo Holocausto”. Contra él, todos los judíos del mundo se pueden unir. ¿Qué haríamos sin él?
Por Uri Avnery
Yo no digo que Mahmoud Ahmadinejad sea agente del Mossad. De ninguna manera. No quiero ser demandado por ello. Lo que digo es que si fuera agente del Mossad, se comportaría de la misma manera. Y también que si no existiera, el Mossad tendría que inventarlo.

De una u otra forma, la ayuda que él le está dando al gobierno de Israel es inestimable.

Miremos el escándalo de la semana por fin.

Hace años, una conferencia contra el racismo fue acordada por la ONU en Durban, Sudáfrica. Era natural que tal foro denunciaría, entre otros, al gobierno israelí por su política hacia los palestinos -la ocupación, los asentamientos, el muro-.

Pero la conferencia no quedó satisfecha con esto. Se convirtió en una plataforma para una incitación salvaje contra el Estado de Israel -y sólo contra él. Ningún otro estado en el mundo fue denunciado por violar los derechos humanos -y entre los denunciantes había algunos de los tiranos más odiosos del mundo.

Cuando se hacían los preparativos pra la segunda Conferencia de Durban, esta vez en Ginebra, el gobierno israelí hizo todo lo posible por convencer al menos a los países de Europa y de América del Norte para boicotearlo. Eso no era tara fácil. Bastante antes del comienzo de la conferencia, Estados Unidos había tenido éxito en eliminando la referencia a Israel en el proyecto del documento final (dejando sólo una referencia a las resoluciones de la primera conferencia), y al final decidió, sin embargo, boicotear la conferencia. Pero los países europeos estaban de acuerdo en asistir.

El gobierno israelí estuvo preparándose para la conferencia con gran aprehensión. Las atrocidades de la guerra de Gaza han puesto a la opinión pública de muchos países en contra de Israel. La conferencia podía seguir esa corriente. Las mentes más luminosas en Jerusalén estaban intentando encontrar maneras de prevenirlo.

Y entonces vino Ahmadinejad. Dado que era el único jefe de Estado asistente, los organizadores no podían impedirle hablar primero. Él pronunció un discurso provocativo. No estando satisfecho con criticar a Israel, sus palabras destilaron un odio desenfrenado. Ése fue un inmejorable pretexto para que los representantes europeos se levantaran y salieran en una demostración en pro israelí impresionante. La conferencia se convirtió en ridícula.

Si los “Sabios de Sión” hubieran planeado la conferencia, no podría terminar mejor en lo que al gobierno israelí concierne.

Todo esto pasó en el Día del Holocausto, cuando los judíos en Israel y en el resto del mundo recuerdan a los millones de víctimas del genocidio.

La memoria del Holocausto une a todos los judíos en el mundo. Cada judío sabe que si los nazis lo hubieran localizado, él también habría ido a parar a los campos de concentración. Nosotros, que por entonces estábamos viviendo en Palestina, sabíamos que si el general alemán Erwin Rommel hubiera podido penetrar las líneas británicas en El Alamein, nuestro destino habría sido como el del gueto de Varsovia.

Todos los judíos sienten que es su deber moral resguardar viva la memoria de las víctimas. A este sentimiento profundo se agrega una consideración política: la memoria del Holocausto causa en la mayoría de los judíos de todas partes apoyo para Israel, en tanto “Estado de los sobrevivientes de Shoá”.

Pero el paso de tiempo y la memoria se marchitan. Hay una necesidad recurrente por un presente, un enemigo real, un “segundo Hitler”, que despierte los miedos latentes que acechan en el alma judía. Una vez fue Gamal Abd-al-Nasser, “el tirano egipcio”. Luego, jugó ese papel Yasser Arafat. Hoy tenemos a Hamas, pero apenas alcanza. No hay manera de convencer a nadie de que Hamas podría aniquilar a Israel.

Ahmadinejad es el candidato ideal. Él es un consistente negador del Holocausto. Él declara que “la entidad sionista” debe desaparecer del mapa. Él está trabajando en la producción de una bomba nuclear. Y esto es serio -unas pocas bombas nucleares en llugares poblados pueden limpiar a Israel.

Así que nosotros tenemos un “segundo Hitler”, que está planeando un ”segundo Holocausto”. Contra él, todos los judíos del mundo se pueden unir. ¿Qué haríamos sin él?

La putativa bomba nuclear iraní cumple otro papel muy importante. Está sirviendo ahora como instrumento para la eliminación del problema palestino.

El próximo mes Netanyahu se presentará en la Casa Blanca. Eso podría resultar ser una reunión fatal. El presidente Barack Obama puede exigir un compromiso claro para empezar el proceso de paz que lleve a la creación del estado Palestino. Netanyahu hará un esfuerzo desesperado para evitarlo, dado que la paz significaría la evacuación de los asentamientos. Si él aceptara eso, su gobierno se caería en pedazos.

¿Qué hacer? ¡Gracias a Dios existe la bomba iraní! Constituye una amenaza existencial contra Israel. ¡Es evidente que el primer ministro israelí no debe molestarse en bagatelas tales como la paz con los palestinos cuando la espada nuclear iraní está blandiéndose sobre su cabeza!

Los predecesores de Netanyahu también usaron esta táctica. Siempre que alguien levante el tema del conflicto israelí-palestino y exija a nuestros gobiernos negociaciones reales -el congelamiento de los asentamientos, el desmantelamiento de los puestos militares, la liberación de los prisioneros, el fin del asedio a la Franja de Gaza, el desmantelamiento de las barricadas- la bomba iraní aparecerá como por arte de magia. No es tiempo para pensar en otra cosa. La bomba encabeza nuestra agenda. La bomba es nuestra agenda.

Hay mucha ironía en esto. Irán nunca ha estado verdaderamente interesado en la situación de los palestinos. Ahmadinejad, tampoco. Como todos los otros gobiernos del Medio Oriente, él usa la causa palestina para llevar más allá sus propios intereses. Ahora él quiere penetrar el mundo árabe sunnita para convertir a Irán en el poder regional dominante. Para ese propósito, levanta el estandarte de la resistencia palestina. Pero por el momento, sólo ha tenido éxito en empujar a los regímenes árabes sunnitas a los brazos de Israel.

Los mayores entusiastas de Ahmadinejad están sentados en el Ministerio de Defensa en Tel-Aviv. ¿Qué harían ellos sin él?

Todos los años, la disputa sobre el presupuesto de defensa aparece de nuevo. Con la crisis económica, el debate será todavía más amargo este año. El pequeño Israel pequeño mantiene uno de los gastos militares más grandes del mundo. En relación con el Producto Nacional Bruto, nosotros superamos fácilmente a los Estados Unidos, y no mencionemos a Europa.

Uno debe preguntarse ¿por qué? ¡Israel está rodeado de enemigos que están planificando destruirnos! Es verdad que Egipto es ahora el colaborador más fiel de Israel, que Irak está fuera de juego por el momento, que Siria hace mucho tiempo que dejó de ser una amenaza, que Jordania es pequeña, que la Autoridad Palestina baila a nuestro ritmo. Es difícil justificar un presupuesto de defensa gigantesco sólo para luchar contra el pequeño Hezbullah y el diminuto Hamas.

Pero existe Irán, gracias a Dios. Y existe la temida bomba iraní. Aquí tenemos un verdadero peligro existencial. Nuestra fuerza aérea declara que está listo para atacar cualquier día -no, en cualquier minuto- y erradicar las muchas instalaciones nucleares iraníes.

Para eso ellos necesitan dinero, mucho dinero. Necesitan los aviones más avanzados del mundo, que cuestan muchos, muchos millones. Necesitan el equipamiento adecuado para alcanzar los blancos y cumplir la tarea. Eso es más importante que la educación, la salud o el bienestar. Después de todo, la bomba iraní nos matará a todos -incluso niños, enfermos y menesterosos (los magnates seguramente tendrán éxito para escapar a tiempo).

El presupuesto se aprobará, pero los aviadores no volarán. No está claro si tal ataque es en absoluto factible. Ni tampoco está claro si lograría posponer significativamente la producción de la bomba. Pero está claro que tal ataque no es políticamente posible: no puede ejecutarse sin la confirmación expresa de los Estados Unidos, y no hay ninguna oportunidad de que esto ocurra próximamente. El ataque casi causaría automáticamente el cierre del estrecho de Hormuz por el que se envía todo el prteóleo del Golfo. Eso sería catastrófico, sobre todo durante una crisis económica mundial, cuando un aumento importante en el precio del petróleo puede debilitar aún más economías ya debilitadas. No, nuestros valientes pilotos tendrán que contentarse con bombardear barrios residenciales en Gaza.

Podría argumentarse que si Ahmadinejad se comporta como un agente del Mossad, Avigdor Lieberman se comporta como un agente de inteligencia Iraní.

Yo no digo esto, Dios no lo permita. No quiero ser demandado por difamación.

Pero la conducta de Lieberman es, de hecho -cómo decirlo- ligeramente extraña.

La verdad, por momentos se parece a un ganador. Después de haber enviado a Hosni Mubarak al infierno, los medios de comunicación israelíes informaron que el más importante ministro egipcio se había encontrado con él, le había dado su mano y lo había invitado a Egipto. Quizás él quiso mostrarlo alrededor del dique de Aswan, que Lieberman quiso bombardear una vez. Pero la próxima vez que un furioso Mubarak reaccione, le impedirá a Lieberman poner un pie en tierra egipcia.

Entretanto, un importante periódico de Rusia publicó una entrevista con Lieberman en la que él afirmó que “Estados Unidos aceptará todas nuestras decisiones". Lo que significa que nosotros gobernamos los Estados Unidos y Obama hará cuando le digamos.

Tales comentarios no aumentarán la popularidad de Israel en la Casa Blanca, por decir lo menos. Especialmente ahora, después de que fue descubierto que el lobby israelí (AIPAC) le ha pedido a una congresista que intervenga a favor de dos judíos norteamericanos acusados de espiar para Israel. A cambio, AIPAC prometió conseguir a la congresista su nombramiento como presidenta de un comité muy importante. ¿Cómo? Simple: AIPAC le dirá al líder de la mayoría de la Cámara que si ella no cumple. un billonario judío dejará de contribuir a su fondo de campaña. No es un descubrimiento muy sabroso.

En verdad, el Ahmadinejad iraní y el Lieberman israelí son gemelos siameses. Uno necesita del otro. Lieberman se monta en la bomba iraní y Ahmadinejad se monta en las amenazas israelitas.

“¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo? ”, le preguntó Amos al profeta (3:3). La respuesta es: Sí, de hecho. Esos dos pueden caminar muy bien de la mano sin estar de acuerdo en nada.
La fuente: Gush Shalom. La traducción del inglés pertenece a Sam More para elcorresponsal.com.