03 diciembre 2009

ISRAEL: LA AMENAZA INTERNA

La derecha israelí se ha fascistizado 100 x 100 y, a medida que pasa el tiempo, la reacción de sus huestes va cobrando vuelo sin ninguna clase de restricciones. No es ninguna exageración pensar que las fuerzas de choque de los colonialistas llegarán a tomar las armas contra el "estado sionista" si el gobierno persiste en la idea de encarrilarse en la estrategia de dos estados para dos pueblos.
Es que una política a dos aguas no se puede mantener indefinidamente: no puedo afirmar que éste es el momento clave, pero si me animo a sostener que los antagonismos históricos entre Israel y los palestinos, y dentro de Israel, se desarrollan con efectos directos y colaterales a no muy largo plazo. Andrés Aldao.

Análisis de Jerrold Kessel y Pierre Klochendler

JERUSALÉN, nov (IPS) - Los israelíes se vieron alterados cuando, durante un desfile de graduación militar en el Muro de los Lamentos, en Jerusalén, nuevos reclutas desplegaron pancartas que rezaban: "Nuestros hijos no evacuan a los judíos".
La preocupación se agudizó la semana pasada. Tras la demolición de dos casas de colonos judíos en la ocupada Cisjordania, seis soldados religiosos de la misma brigada exhibieron en su base carteles que declaraban su intención de negarse a eliminar más asentamientos si se les ordenaba hacerlo. La mayor parte de la brigada Kfir está compuesta por judíos religiosos procedentes de las colonias. Su servicio nacional combina responsabilidades militares con estudios religiosos. Ambos incidentes fueron filmados por particulares. Activistas favorables a los colonos hicieron llegar el material a las redes de la televisión israelí. Los soldados disidentes fueron castigados inmediatamente, algunos con 30 días de prisión y otros siendo confinados a sus cuarteles. Los dos hechos exacerbaron la preocupación pública en torno a la politización en el ejército israelí. Rabinos que viven en los asentamientos replican que son los altos oficiales del ejército quienes de hecho están "contaminados por la política", dado que están dispuestos a entregar tierras de Cisjordania, que los judíos religiosos nacionalistas consideran "le fueron prometidas por Dios a la nación judía". Muchos de los soldados colonos siguen los preceptos ideológicos compilados por rabinos ultranacionalistas que controlan sus estudios mientras realizan el servicio militar. El rabino Eliezer Melamed, del asentamiento Har Brajá, cercano a la septentrional ciudad cisjordana de Naplusa, es una importante fuente de inspiración. Brinda respuestas religiosas a los conscriptos sobre cómo ser leales "a la nación, a la tierra, al ejército". "Todo soldado u oficial tiene vedado participar en la acción estrictamente prohibida de expulsar a los judíos de sus hogares y entregar ninguna porción de la Tierra de Israel a los enemigos", escribió en uno de sus pasajes religiosos. "Quienes lo hagan violarán varios mandamientos de la Torá", agregó, aludiendo al Pentateuco, los primeros cinco libros de la Biblia. En su libro "Revivim", Melamed responde a la pregunta: "¿Eso no hará colapsar al ejército?". "Si muchos se niegan, no se dará ninguna orden de esa clase. Como mucho, los altos comandantes tendrán que renunciar. Sería bueno que esto ocurriera. La mayoría de los altos oficiales están contaminados por la política", escribe el rabino. Un día después del último incidente, el primer ministro Benjamín Netanyahu declaró que "negarse a obedecer órdenes significa el colapso del Estado. Haremos todo lo posible por poner fin a eso. Nosotros sobrevivimos a causa de nuestro ejército, y el ejército depende de su capacidad de dar órdenes y de hacer que sean obedecidas". Habrá "tolerancia cero" para los soldados que se nieguen a obedecer órdenes, enfatizó Netanyahu. Pero más allá de las palabras, ni la dirigencia política ni la militar están actuando de manera resuelta para poner fin a esta situación. El primer ministro dirigió sus duras palabras contra todo soldado insubordinado, en un intento por crear una equivalencia moral entre los colonos derechistas que realizan manifestaciones y los izquierdistas "objetores de conciencia", que se oponen a cumplir funciones en los territorios ocupados. "La equivalencia es falsa", señaló un editorial del periódico Haaretz. Llamando a los colonos a protestar contra "una revuelta", la columna señaló: "Esto no es más que una fachada para la flagrante actividad de rabinos radicales dentro del ejército, algunos de los cuales desacatan abiertamente el imperio de la ley". Hablando sobre el serio problema de las lealtades divididas, el padre de uno de los soldados que protagonizaron la manifestación declaró: "No es por nada que nuestro ejército se llama Fuerzas de Defensa Israelíes. Su trabajo es defender a Israel, no sacar a los judíos de sus hogares en la Tierra de Israel". La amenaza de esa división de lealtades dentro del ejército ha acosado a la sociedad israelí durante muchas décadas. Sin embargo, ahora no sólo los israelíes izquierdistas y liberales comienzan a preguntarse qué hay detrás de la protesta. No es tanto la politización de los soldados comunes, sino el lanzamiento de una estrategia de colonos que aspira a disuadir al gobierno de adoptar acciones contra los asentamientos, ya sean los llamados "puestos de avanzada ilegales" o las "comunidades de asentamientos aprobados". Como para corroborar eso, una agrupación de colonos autodenominada "La Organización para Salvar a la Nación y la Tierra", anunció que pagará de su propio bolsillo 1.000 shekels (unos 260 dólares) a cada soldado que proteste por cada día que pase en una prisión militar. Incluso los ideólogos pro-colonos "moderados" alertan al gobierno de Netanyahu que no debería repetirse la evacuación de los asentamientos de Gaza que en 2005 llevó a cabo el gobierno del derechista Ariel Sharon. "Todos, soldados, políticos, los medios y las autoridades legales, concuerdan en que el ejército no debe politizarse", dijo Israel Harel, del asentamiento de Ofra. "El cabo y los sargentos que protestaron en los dos recientes incidentes tienen apenas un rol marginal en esa politización. Las partes que tienen la responsabilidad principal son las mismas personas que pusieron al ejército contra los civiles: el primer ministro y su ministro de Defensa (Ehud Barak)", agregó. La politización del ejército se ha convertido en un problema real en la sociedad israelí. Literalmente, en los primeros días posteriores a la creación del Estado de Israel, en mayo de 1948, el entonces primer ministro David Ben Gurión (1948-1953 y 1955-1963) ordenó al ejército naciente disparar contra un barco enviado por ultranacionalistas que intentaban hacer ingresar clandestinamente al país tanto a refugiados judíos de la Europa devastada por la guerra como armas. Ben Gurión estaba determinado a garantizar la lealtad a un ejército nacional único. Decenas fueron muertos en el ataque que tuvo lugar en aguas de Tel Aviv. Esto ayudó a sus sucesores a mantener a raya, aun en momentos turbulentos, el espectro de las luchas ideológicas dentro del ejército. El espectro empezó a resurgir con el inicio de la colonización de tierras palestinas, tras la guerra de 1967 entre árabes e israelíes. El filósofo religioso Yeshayahu Leibowitz alertó entonces que la ocupación "comería" a Israel desde adentro como un "cáncer". En contraste con los peligros de que el ejército no esté unido por un fin, el poder atribuido a los colonos --a menudo descritos como "un estado dentro de otro"-- es de algún modo un espantapájaros político. Pero el propio gobierno a veces usa de modo perverso el temor público a la fortaleza política del movimiento de colonos para sugerir que es imposible dar marcha atrás con los asentamientos. En Cisjordania viven 300.000 israelíes. La pregunta real sobre el futuro de los asentamientos es política y permanece sin resolver: ¿tiene Netanyahu la voluntad política, como Sharon, de ordenar un día la retirada de los colonos de los territorios ocupados? ¿Acaso es el líder que le aseguró al presidente estadounidense Barack Obama estar listo para hacer "importantes concesiones" en el contexto de un acuerdo de paz con los palestinos? ¿O es el líder que dijo a los colonos preocupados por el reclamo de Obama de congelar los asentamientos que, "en última instancia, a todos nos interesa lo mismo, pero uno debe actuar sabiamente"? Mientras, los colonos continúan explotando la prolongada ambivalencia de sucesivos líderes israelíes en relación a los asentamientos. (FIN/2009)
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ISRAEL-PALESTINA: Barghouti, el prisionero decisivo



ISRAEL-PALESTINA: Barghouti, el prisionero decisivo
Análisis de Jerrold Kessel y Pierre Klochendler

JERUSALÉN, 2 dic (IPS) - El destino de un prisionero palestino en Israel puede liberar al moribundo proceso de paz de su propia cárcel, siempre y cuando sea el momento correcto.

Una importante fuente residual de tensiones entre israelíes y palestinos puede estar a punto de resolverse esta semana, si la mediación alemana finalmente supera las complicaciones de último minuto. Se trata del canje de 1.000 prisioneros palestinos por el soldado israelí Guilad Shalit, secuestrado el 25 de junio de 2006 por el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás), que lo mantiene cautivo desde entonces. No es seguro que el canje prospere. Tampoco está claro quiénes de los 10.000 palestinos presos en cárceles israelíes serán parte del acuerdo. Y ciertamente tampoco está definido que uno de ellos sea Marwan Barghouti, líder de las fuerzas militares del movimiento palestino Fatah, sentenciado a cadena perpetua por un tribunal israelí hace cinco años. Si el intercambio tiene lugar sin Barghouti, es improbable que tenga mucho impacto en impulsar la paz entre los dos pueblos. En tal caso, el impacto político se limitará a los asuntos internos palestinos, centrándose en la reafirmación de Hamás a expensas de la Autoridad Nacional Palestina, liderada por el presidente Mahmoud Abbas, de Fatah. En contraste, la liberación de Barghouti puede ser un momento definitorio en las relaciones palestino-israelíes. Y una prueba sobre la intención real detrás del anuncio formulado la semana pasada por el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, de un congelamiento limitado y temporario de la construcción de asentamientos en Cisjordania. Hasta ahora, la dirigencia palestina se ha burlado de la moratoria parcial a los asentamientos, por considerarla una estratagema de Netanyahu diseñada para aliviar la presión de Estados Unidos sobre Israel. Esto tiene sus motivos: el congelamiento anunciado no es total. Excluye a Jerusalén oriental, y la construcción de colonias previamente aprobadas continuará. Además, hay dudas, incluso dentro de Israel, en torno a si el gobierno de Netanyahu tiene los medios técnicos para implementar ese congelamiento. Ya en julio de 2000, apenas semanas antes del estallido de la segunda intifada (levantamiento palestino), Barghouti, en declaraciones formuladas desde su modesta oficina de Ramalah, expuso a IPS su estrategia alternativa para poner fin a la ocupación. "Llevaremos a nuestro pueblo a las líneas de 1967 y proclamaremos desde allí que simplemente estamos defendiendo nuestras fronteras contra la ocupación israelí: sin armas, sin piedras incluso, simplemente con nuestros cuerpos", declaró. Muchos palestinos ven a Barghouti como el líder óptimo para conducirlos hacia su futuro Estado en caso de que Mahmoud Abbas no se postule a la reelección en los comicios de enero, como ya anunció. Barghouti, de 50 años, es considerado el verdadero heredero del difunto líder palestino Yasser Arafat (1929-2004), precisamente, tal vez, porque él también coquetea con la ambigüedad. Su estilo enérgico con frecuencia lo ha elevado a la cima de las encuestas sobre quién querrían los palestinos que los liderara en contra de Israel. Desde su celda en una prisión israelí, en los últimos tiempos Barghouti respondió preguntas de un periódico árabe en las que planteó su estrategia: "Depender sólo de nuestras negociaciones nunca fue nuestra opción. Siempre llamé a una combinación constructiva de negociaciones, resistencia y acción política, diplomática y popular". Precisamente ésta puede ser la fuente de recelos israelíes. Pero ahora, con la perspectiva de que Abbas pueda salir del cuadro, Israel tiene otra preocupación que confrontar: un vacío de poder dentro de la ANP. El futuro de la desfalleciente ANP será todavía más precario porque Hamás logrará una enorme credibilidad a partir del canje de prisioneros. Hay alguna oposición, pero el hecho destacable es que está silenciada y que los israelíes están abrumadoramente listos para aceptar el intercambio de prisioneros, incluso al punto de entregar a palestinos que participaron en algunos de los ataques más sangrientos contra civiles. Alon Liel, conferencista sobre ciencia política en la Universidad Hebrea de Jerusalén y ex alto diplomático israelí, llevó este planteo más lejos. "La asombrosa disposición pública y política de pagar un precio sin precedentes puede convertirse en la influencia necesaria para conferirle al acuerdo una dimensión histórica", afirmó. "No hace falta ser un político brillante para darse cuenta de que la línea que conecta un canje técnico de prisioneros con un avance hacia un proceso de paz se extiende a través de Marwan Barghouti", agregó. De ahí que la pregunta clave sea "cuándo" --y no "si"-- liberar a Barghouti, siempre que, por supuesto, Netanyahu tenga en mente una real agenda de paz. Si está comprometido con la paz en serio, Netanyahu puede usar el actual impulso público que el canje de prisioneros ha cobrado entre la población israelí para crear un impulso diplomático. Sin embargo, eso le requerirá desasociar el acuerdo de la liberación de Barghouti. Si Netanyahu hubiera decidido liberar a Barghouti previo a un acuerdo más amplio de intercambio de prisioneros, probablemente Hamás lo habría boicoteado. Y esto, debido a que se sentiría en riesgo de que le robaran su recompensa política en la lucha de poder que lo enfrenta con la ANP. El flanco derechista del gobierno de Netanyahu también habría saboteado la liberación de Barghouti. Ahora, sin embargo, muchos israelíes exigen la liberación del dirigente palestino. Netanyahu tiene la oportunidad de quitarle la primicia a Hamás, para mutuo beneficio de Israel y la ANP. Esto sólo puede funcionar una vez que el canje con Hamás ya este garantizado e implementado. De concretarse, la liberación de Barghouti acarreará múltiples beneficios a Netanyahu y a la ANP. Israel se llevará los aplausos de Washington. Para la ANP, será una manera de salir de un vacío político potencialmente peligroso. Además, para la escéptica dirigencia palestina, esto constituirá una prueba del auténtico deseo de paz de Netanyahu. Y para Estados Unidos, un Barghouti libre que reafirme a Abbas será el mejor inicio para una paz futura, especialmente considerando los últimos nueve meses de negociaciones fallidas. (FIN/2009)