30 mayo 2008

ATRINCHERADO, ARRAIGADO, E INAMOVIBLE


Frida Berrigan

Tom Dispatch - Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

Introducción del editor de Tom Dispatch:


El Pentágono se hace cargo

Hay palabras que pueden ser clavadas sobre los años de Bush como un ramillete marchito: “No sabemos para qué gastamos el dinero.” Es una cita de Mary Ugone, la vice-inspectora general para auditoría del Departamento de Defensa, respecto a los masivos pagos del Pentágono hechos durante la ocupación y la guerra en Iraq para los que no existe una documentación (o es groseramente inadecuada). De hecho, según el inspector general del Departamento de Defensa, “el Pentágono no puede dar cuenta de casi 15.000 millones de dólares en bienes y servicios que van desde camiones, agua embotellada y colchones, a granadas impulsadas por cohetes y ametralladoras, que fueron compradas a contratistas en el esfuerzo de reconstrucción de Iraq.” Una auditoría interna de 8.000 millones de dólares que el Pentágono pagó a contratistas privados estadounidenses e iraquíes estableció que “casi ninguna transacción cumplió con leyes o regulaciones federales para impedir el fraude, en algunos casos careciendo incluso de facturas básicas que expliquen como se gastó el dinero.”
Es, hay que admitir, calderilla para el Pentágono en la era de Bush. E incluso cuando se intenta una “reforma”, la medicina es a menudo peor que la enfermedad. Por ejemplo, críticos en el Congreso, entre otros, han acusado al contratista privado KBR, basado en Houston, anteriormente una división de Halliburton, de derroche y mala administración y de explotación de sus vínculos políticos con el vicepresidente Dick Cheney” en el cumplimiento de enormes contratos para apoyar a las tropas de EE.UU. en Iraq. Ahora, el Pentágono planea reparar sus faltas dividiendo el último contrato por alimentos, albergues, y servicios básicos en Iraq entre KBR y otros dos grandes contratistas, Fluor Corporation y DynCorp International. Según el New York Times: “En realidad, el nuevo convenio de tres compañías podría resultar en gastos más elevados para el contribuyente estadounidense y en una supervisión débil por las fuerzas armadas.”
Estos detalles reveladores surgieron la semana pasada de las profundidades subterráneas del Pentágono hinchado de la era Bush. Como indica Frida Berrigan en uno de los artículos más importantes que Tomdispatch haya publicado, la masiva expansión del Pentágono en casi todos los frentes durante los dos períodos de George W. Bush puede ser la mayor historia relatada sobre nuestros días. Podría, en los hechos, ser la historia estadounidense más importante del nuevo siglo, y aunque muchas de sus partes disímiles pueden ser encontradas en los periódicos, los medios dominantes no han ofrecido todavía una visión significativa del Pentágono en nuestros tiempos. Esto dice mucho sobre lo que no se encara en nuestro mundo. Cómo, por ejemplo, es posible que haya una campaña electoral presidencial que dura años, en la que el tamaño del Pentágono nunca aparece como tema (a menos que los candidatos se afanen por una expansión del tamaño de las tropas de EE.UU.)
Como parte de su continua consideración del legado que Bush está dejando al pueblo de EE.UU. Tomdispatch lanza hoy una exploración en tres partes del papel del Pentágono en los años de Bush. (Las otras dos partes aparecerán en los próximos meses.) La serie está en las capaces manos de Frida Berrigan y Bill Hartung, expertos militares en la Iniciativa de Armas y Seguridad de la New America Foundation. No hay que perdérsela. Tom
Atrincherado, arraigado, e inamovible
La expansión del Pentágono será el legado perdurable de Bush
Frida Berrigan
Una industria artesanal hecha y derecha ya se dedica a los que esperan ansiosamente el fin del gobierno de Bush, ofreciendo la venta de calendarios, imanes, y camisetas, así como contadores y gráficas para descargas a blogs y sitios en la Red. Pero cuando termine el conteo regresivo y George W. Bush desocupe el Despacho Oval, dejará un legado que habrá que enfrentar. Ciertamente, lega a su sucesor un mundo desfigurado por la guerra y desbaratado por las privaciones, pero tal vez su legado más perdurable está ahora profundamente empotrado en la política del área de Washington – un Pentágono tan metastaseado que es casi irreconocible.
El masivo crecimiento del Pentágono durante estos últimos siete años no será deshecho fácilmente, no importa quién se ponga el manto presidencial el 19 de enero de 2009. “El Pentágono” es ahora mucho más que un edificio de cinco lados al otro lado del Potomac desde Washington o incluso la sede del Departamento de Defensa. De muchas maneras, desafía toda descripción o designación.
¿Quién llega a recordar, hoy en día, el debate al terminar la Guerra Fría sobre el papel que correspondería al poder militar de EE.UU. en un mundo “unipolar”? ¿Estaba tan bien establecida la supremacía de EE.UU., preguntaban entonces los eruditos, que Washington podía basarse en un poder económico y cultural más blando, y que el poder militar fuera sólo un respaldo (y un “dividendo de paz” interior por añadidura)? ¿O debía colocarse EE.UU. las seis pistolas de un alguacil global y patrullar el mundo como fuente de “intervenciones humanitarias”? ¿O había llegado el momento de declarar audazmente que somos la única superpotencia del mundo y esgrimir unas fuerzas armadas de alta tecnología sin igual, desanimar activamente de llegar a pensar en una rivalidad futura a cualquier otra potencia o bloque de poder?
Los ataques del 11 de septiembre de 2001 terminaron decisivamente con ese debate. El gobierno de Bush declaró rápidamente la guerra total en todos los frentes – contra pueblos, ideologías y, sobre todo, el “terrorismo” (una táctica de los débiles). En ese mismo mes de septiembre, responsables del gobierno filtraron orgullosamente la información de que estaban listos para “apuntar” a hasta 60 otras naciones y a los movimientos terroristas dentro de ellas.
La “huella” del Pentágono debía ser implantada firmemente: base militar tras base militar en todo el planeta, con énfasis especial en sus centros energéticos. Altos funcionarios del gobierno comenzaron a preparar al Pentágono para que fuera a cualquier parte e hiciera lo que quisiera, mientras reescribían, desgarraban, o ignoraban cualesquiera leyes, nacionales o internacionales, que constituyeran un obstáculo. En 2002, el Secretario de Defensa Donald Rumsfeld articuló oficialmente una nueva postura militar de EE.UU. que, era poco menos que revolucionaria en su concepción. Se llamaba – en típica abreviatura del Pentágono – una Estrategia de Defensa 1-4-2-1- (reemplazando el plan no demasiado modesto del gobierno de Clinton de prepararse para librar simultáneamente dos grandes guerras – en Oriente Próximo y el Noreste de Asia.)
Teóricamente, esta estrategia significaba que el Pentágono debía prepararse para defender a EE.UU., mientras creaba fuerzas capaces de disuadir la agresión y la coerción en cuatro “regiones críticas” (Europa, el Noreste de Asia, el Este de Asia, y Oriente Próximo). Sería capaz de derrotar simultáneamente la agresión en dos de estas regiones y “ganar decisivamente” en uno de esos conflictos “en un momento y un sitio elegido por nosotros.” De ahí 1-4-2-1.
Y eso fue sólo el comienzo. Ya habíamos, para entonces, entrado a la nueva era del Mega-Pentágono. Casi seis años después, la escala de la expansión de esa institución aún no ha sido completamente comprendida, así que consideremos sólo siete de las principales maneras mediante las cuales el Pentágono ha vivido la expansión – y un salto – más allá de su misión original, eclipsando a otras instituciones de gobierno al hacerlo.
1. El Pentágono revienta-presupuestos: El presupuesto base del Pentágono – que ya ascendía a alarmantes 300.000 millones de dólares cuando George W. Bush se hizo cargo de la presidencia – se ha casi duplicado mientras él ha estado parqueado tras el inmenso escritorio del Despacho Oval. Para el año fiscal 2009, el presupuesto regular del Pentágono totalizará aproximadamente 541.000 millones de dólares (incluyendo el trabajo en ojivas nucleares y reactores navales en el Departamento de Energía).
El gobierno de Bush ha presidido sobre uno de los mayores fortalecimientos militares en la historia de EE.UU. Y eso es antes de que lleguemos a contar los “gastos en guerras.” Si tenemos en cuenta los costes directos de las guerras en Iraq y Afganistán, así como la Guerra Global contra el Terror, los gastos de “defensa” han sido esencialmente triplicados.
Desde febrero de 2008, según la Oficina de Presupuestos del Congreso, los legisladores han asignado 752.000 millones de dólares para la guerra y ocupación de Iraq, las continuas operaciones militares en Afganistán, y otras actividades asociadas con la Guerra Global contra el Terror. El Pentágono estima que necesitará otros 170.000 millones para el año fiscal 2009, lo que significa que, con 922.000 millones de dólares, los gastos directos para las guerras desde 2001 serían cercanos a la marca de los tres billones de dólares.
Como ha señalado el columnista del New York Times, Bob Herbert, si una pila de billetes de unos 15 centímetros de alto tiene un valor de 1 millón de dólares; entonces, una pila de 1.000 millones tendría la altura del Monumento a Washington, y una pila de 1 billón de dólares tendría una altura de 153 kilómetros. Nótese que ninguno de estos fondos para librar guerras es siquiera contado como parte del presupuesto militar anual, sino que son proporcionados por el Congreso en la forma de “suplementos de emergencia” varias veces al año.
Si se agrega la guerra al presupuesto base del Pentágono, EE.UU. gasta ahora casi tanto en asuntos militares como el conjunto del resto del mundo. Los gastos militares también dejan a la sombra todas las otras partes del presupuesto federal, al representar 58 centavos de cada dólar gastado por el gobierno federal en “programas discrecionales” (los que el Congreso aumenta o reduce sobre una base anual).
El presupuesto total del Pentágono representa más que los gastos combinados en educación, protección medioambiental, justicia, prestaciones para veteranos, ayuda habitacional, transporte, formación profesional, agricultura, energía, y desarrollo económico de EE.UU. No es sorprendente, por lo tanto que, ya que cobra cada vez más dinero, el Pentágono está tomando (o se apodera de) cada vez más funciones y roles.
2. El Pentágono como diplomático: El gobierno de Bush ha exhibido una y otra vez su desdén por la discusión y el compromiso, por tratados y acuerdos, y una admiración igualmente profunda por lo que puede ganar mediante la amenaza y la fuerza. No es sorprendente, por lo tanto, que la agenda de política exterior de la Casa Blanca haya sido dirigida cada vez más a través de los militares. Con un presupuesto militar que es más de 30 veces superior a la suma en conjunto de todas las operaciones del Departamento de Estado y de toda la ayuda no militar al extranjero, el Pentágono ha penetrado en dos bastiones tradicionales del Departamento de Estado – la diplomacia y el desarrollo – duplicando o reemplazando gran parte de su trabajo, a menudo a través de un reenfoque de la diplomacia de Washington hacia relaciones de militar a militar, en lugar de diplomático a diplomático.
Desde fines del Siglo XVIII, el embajador de EE.UU. en cualquier país ha sido considerado como representante personal del presidente, responsable de asegurar que se cumplan los objetivos de política exterior. Como explicó un embajador: “La regla es: si estás en el país, trabajas para el embajador. Si no trabajas para el embajador, no recibes permiso para ese país.”
En la era de Bush, el Pentágono ha trastocado este modelo. Según el informe del Congreso de 2006, por el senador Richard Lugar (republicano de Indiana): “Las embajadas como puestos de comando en la campaña contra el terror”, el personal civil en muchas embajadas se sienten ahora ocupados por, excedidos en número por, y subordinados a personal militar. Se ven como un equipo de segunda cuando se trata de tomar decisiones. Incluso el Secretario de Defensa Robert Gates es consciente del problema, al señalar, como lo hizo en noviembre pasado, que hay “sólo unos 6.600 agentes profesionales del Servicio Exterior – menos que el personal de un grupo de ataque de portaaviones.” Pero, típicamente, agregó que, aunque el Departamento de Estado pueda necesitar más recursos: “No me entiendan mal, pediré aún más dinero para Defensa el próximo año.” Otro embajador lamentó que sus homólogos extranjeros “sigan el dinero” y desarrollen relaciones con personal militar de EE.UU. en lugar de cultivar contactos con sus homólogos en el Departamento de Estado.
El Pentágono expresa invariablemente su imperialismo burocrático en términos de “cooperación entre-agencias.” Por ejemplo, el año pasado el Comando Sur de EE.UU. (Southcom) publicó la Estrategia de Comando 2016, un documento que identificó la pobreza, el crimen, y la corrupción como los problemas clave de “seguridad” en Latinoamérica. Sugirió que Southcom, un comando de seguridad, debería, en los hechos, ser el “actor central para abordar... problemas regionales” que concernían previamente a agencias civiles. Luego se promocionó como el futuro centro de un “comando de seguridad conjunto entre agencias... en apoyo de la seguridad, la estabilidad y la prosperidad en la región.”
Como lo describiera vívidamente el jefe de Southcom, comandante James Stavridis, el comando gusta ahora de verse como un “gran cubo de Velcro en el que se pueden enganchar esas otras agencias para que podamos hacer colectivamente lo que sea necesario en esta región.”
El Pentágono ha seguido en general este modelo en todo el globo desde 2001. Pero ¿qué significa “cooperación” cuando una entidad eclipsa a todas las otras en personal, recursos, y acceso a los que toman las decisiones, mientras controla cada vez más la definición misma de las “amenazas” que hay que encarar?
3. El Pentágono como traficante de armas. En los años de Bush, el Pentágono ha aumentado agresivamente su papel como el principal traficante de armas del planeta, incrementando sus ventas de armas en todos los sitios en los que puede hacerlo – sembrando así el futuro de guerras y conflictos.
En 2006 (el último año para el que se dispone de datos completos), solo EE.UU. representó más de la mitad del comercio mundial de armas, con ventas por 14.000 millones de dólares. Vale la pena destacar un acuerdo por 5.000 millones de dólares de F-16 para Pakistán y un acuerdo por 5.800 millones de dólares para volver a equipar completamente a la fuerza de seguridad interior de Arabia Saudí. Las ventas de armas de EE.UU. para 2006 llegaran a aproximadamente el doble del nivel de cualquier año anterior del gobierno de Bush.
El segundo traficante de armas por su tamaño, Rusia, registró entregas por unos comparativamente despreciables 5.800 millones de dólares, sólo algo más de un tercio de los totales en armas de EE.UU. El aliado Gran Bretaña fue tercero con 3.300 millones – y esos tres países concentran un colosal 85% de los armamentos vendidos ese año, más de un 70% del cual fue destinado al mundo en desarrollo.
Por grandioso que sea en la venta de armas, el Pentágono se distingue por su lentitud al informar sobre sus ventas. Las notificaciones de ventas de armas publicadas por la Agencia de Cooperación en Defensa y Seguridad (DSCA) del Pentágono, sin embargo, ofrecen un camino rudimentario para tomar el pulso del Departamento de Defensa; y, aunque no todos los acuerdos sobre los que se informa han sido finalizados, ese pulso evidentemente se acelera. Hasta mayo de 2008, la DSCA ya había publicado más de 9.100 millones de dólares en notificaciones de ventas de armas, incluyendo equipos de bombas inteligentes para Arabia Saudí, misiles TOW para Kuwait, aviones F-16 para Rumania, y helicópteros Chinook para Canadá.
Para mantener su ventaja en el mercado, el Pentágono nunca detiene sus campañas a alta presión para vender armas en el exterior. Por eso, a pesar de un hombro quebrado, el Secretario de Defensa Gates fue volando en febrero a vender sistemas de armas a países como India e Indonesia, mercados crecientes que son cruciales para los traficantes de armas del Pentágono.
4. El Pentágono como analista de inteligencia y espía: En el área de la “inteligencia”, la expansión del Pentágono – los roles de apropiación de información y análisis – ha sido rápida, torpe, y catastrófica.
El rastreo de la usurpación de inteligencia por el Pentágono no es tarea fácil. Para comenzar, hay docenas de agencias y oficinas del Pentágono que ahora recolectan y analizan información utilizando, desde "humint" (inteligencia humana) a escuchas y satélites. La tarea se hace sólo más difícil por el secreto que rodea las operaciones de inteligencia de EE.UU. y los “presupuestos ocultos” en los que desaparece tanto dinero para la inteligencia.
Pero los resultados finales son suficientemente claros. La absorción de la inteligencia por el Pentágono ha significado menos analistas de inteligencia que hablan árabe, farsi, o pashto y más circos viajeros como esos generales de cuatro estrellas y almirantes de tres galones que articulan temas de conversación aprobados por el gobierno en las noticias por cable y en los programas de entrevistas del domingo por la mañana.
Los presupuestos de inteligencia son secretos, de modo que lo que sabemos al respecto no es exhaustivo – pero los vistazos que han conseguido los analistas sugieren que los gastos totales de inteligencia fueron aproximadamente 26.000 millones de dólares hace una década. Después del 11-S, el Congreso invirtió un montón de dinero adicional en la inteligencia de modo que al llegar 2003, el presupuesto total de inteligencia ya había subido a más de 40.000 millones de dólares.
En 2004, la Comisión del 11-S subrayó las fallas de la inteligencia de la Agencia Central de Inteligencia y de otros en la sopa de letras de la Comunidad de Inteligencia de EE.UU. encargada de recolectar y analizar información sobre amenazas para el país. El Congreso entonces aprobó la ley de “reforma” de la inteligencia, estableciendo la Oficina del Director de Inteligencia Nacional, destinada a dirigir las operaciones de inteligencia. Sin embargo el Directorado Nacional de Inteligencia nunca ocupó ese papel gracias a una dura resistencia de los legisladores favorables a los militares, y el Pentágono mantuvo el control de tres agencias clave de recolección – la Agencia Nacional de Seguridad, la Agencia Nacional de Inteligencia Geoespacial y la Agencia Nacional de Reconocimiento.
Como resultado, según Tim Shorrock, periodista de investigación y autor de “Spies for Hire: The Secret World of Intelligence Outsourcing,” el Pentágono controla ahora más de un 80% de los gastos de inteligencia de EE.UU., que calculó en unos 60.000 millones de dólares en 2007. Como observó Mel Goodman, ex funcionario de la CIA y ahora analista en el Centro de Política Internacional: “El Pentágono ha sido el gran vencedor burocrático en todo esto.”
Es un vencedor tan grande que el director de la CIA, Michael Hayden, ahora controla sólo el presupuesto para la propia CIA – unos 4 o 5.000 millones de dólares al año y ya ni siquiera entrega al presidente su ración diaria de inteligencia.
La sombra de la inteligencia del Pentágono se impone mucho más allá de los pasillos de las burocracias de Washington. También se extiende más allá de las montañas de Afganistán. Después que EE.UU. invadió ese país en 2001, el secretario de defensa Rumsfeld admitió que, a menos que el Pentágono controlara la recolección de información y tomara la delantera en la realización de operaciones clandestinas, seguiría dependiendo de – y por lo tanto subordinado a – la Agencia Central de Inteligencia con su control de la inteligencia “en el terreno”.
En uno de los que ahora son conocidos como sus nefarios memorandos, tildados ahora de “copos de nieve” por un personal que los veía caer regularmente desde lo alto, afirmó que, si la Guerra contra el Terror se extendía lejos hacia el futuro, no quería continuar con la “dependencia casi total de la CIA” del Pentágono. Y así, Rumsfeld, estableció una organización directamente competidora, la Unidad de Apoyo Estratégico del Pentágono, que colocó los componentes de recolección de inteligencia de las Fuerzas Especiales de EE.UU. bajo un solo techo que dependía directamente de su persona. (Mucha gente en la comunidad de la inteligencia consideró que la oficina era ilegítima, pero Rumsfeld iba volando alto y no pudieron hacer nada.)
Como escribiera en enero de 2005 Seymour Hersh, quien repetidamente hizo públicas historias en el New Yorker sobre las fechorías del Pentágono en la Guerra Global contra el Terror, el gobierno de Bush ya había “consolidado el control sobre los análisis estratégicos y las operaciones clandestinas de las comunidades militares y de inteligencia en un grado sin igual desde el inicio del Estado nacional de seguridad posterior a la Segunda Guerra Mundial.”
En su apuro por invadir Iraq, los civiles que dirigían el Pentágono también fusionaron la maquinaria de propaganda del gobierno con la inteligencia militar. En 2002, el subsecretario de Defensa, Douglas Feith, estableció la Oficina de Planes Especiales (OSP) en el Pentágono para suministrar “información actuable” a los responsables políticos de la Casa Blanca. Utilizando informes existentes de inteligencia “purgados” de modificadores como “probablemente” o “podría,” o a veces simplemente amañados, la oficina logró convertir en hechos escenarios del peor de los casos sobre presuntos programas de Sadam Husein para desarrollar armas de destrucción masiva, y luego, mediante filtraciones, utilizar a los medios noticiosos para validarlos.
El ex director de la CIA, Robert Gates, quien se hizo cargo del Pentágono cuando Donald Rumsfeld renunció en noviembre de 2006, se ha mostrado crítico de la “dominación” del Pentágono en la inteligencia y de la “decadencia del papel central de la CIA.” También ha indicado su intención de reducir la larga sombra de inteligencia del Pentágono; pero, incluso si lo dice en serio, tendrá trabajo para rato. Mientras tanto, el Pentágono sigue produciendo abundante “inteligencia” sospechosa, para decirlo cortésmente, proveniente de confesiones de sospechosos de terrorismo inducidas por la tortura y obras que revelan los orígenes iraníes de sofisticados artefactos explosivos hallados en Iraq.
5. El Pentágono como administrador de desastres interiores: Cuando los que deciden en Washington comienzan a ver al Pentágono como la solución de los problemas del mundo, suceden cosas extrañas. De hecho, en los años de Bush, el Pentágono se ha convertido en el primer socorrista oficial de último recurso en caso de casi cualquier desastre – desde tornados, huracanes, e inundaciones a disturbios civiles, potenciales estallidos de enfermedades, o posibles ataques biológicos o químicos. En 2002, en una señal reveladora de la expansión de los objetivos de la misión original del Pentágono, el presidente Bush estableció el primer comando militar interior desde la guerra civil: el Comando del Norte de EE.UU. (Northcom). Su misión: la “preparación para, la prevención de, la disuasión de, la defensa contra y la reacción ante, amenazas y agresión dirigidas contra el territorio, la soberanía, la población interior, y la infraestructura de EE.UU.; así como la gestión de crisis, la dirección de repercusiones, y otro apoyo civil interior.”
Si suena algo difícil, así lo es.
En los últimos seis años, Northcom ha sido notablemente infructuoso en todo, pero ha expandido su alcance teórico. Al comando le asignaron inicialmente 1.300 personas del Departamento de Defensa, pero desde entonces ha crecido hasta ser una fuerza de más de 15.000. Incluso las críticas sólo parecen fortalecer su papel en el interior. Por ejemplo, un informe de la Oficina de Responsabilidad Gubernamental [GAO] de abril de 2008 estableció que Northcom no se había comunicado efectivamente con dirigentes estatales y locales o con unidades de la Guardia Nacional sobre sus planes recientemente desarrollados para la reacción ante desastres y actos de terrorismo. ¿El resultado? Northcom dice que entrenará para otoño de este año a su primera unidad de tamaño de brigada de personal militar para ayudar a las autoridades locales a fin de reaccionar ante incidentes químicos, biológicos, o nucleares. Hay que marcarlo en los calendarios.
Más que ninguna otra cosa, Northcom ha suministrado al Pentágono la apertura que necesitaba para entrar vigorosamente a las áreas de desastre interior previamente atendidas por autoridades civiles nacionales, estatales y locales.
Por ejemplo, el director adjunto de Northcom, brigadier general Robert Felderman,
se enorgullece de que el comando es ahora el “sincronizador global – el coordinador global – para la gripe de todos los comandos combatientes” de EE.UU. De la misma manera, Northcom ahora patrocina conferencias anuales de preparación para huracanes y asegura a todo el que quiera escuchar que está “preparado para participar plenamente en forma activa” en futuras situaciones similares a Katrina “a fin de salvar vidas, reducir el sufrimiento y proteger la infraestructura.”
Desde luego, el Pentágono es actualmente la parte del gobierno que devora los fondos que de otra manera podrían ser gastados para reforzar obras públicas que datan de la era de la Depresión de EE.UU., que aseguran que el Pentágono tenga suficientes problemas ante los cuales tenga que reaccionar en el futuro.
La Sociedad Estadounidense de Ingenieros Civiles, por ejemplo, estima que se necesitan urgentemente 1,6 billones de dólares para convertir la infraestructura de la nación en algo que puede ser protegido, o sea 320.000 millones de dólares por año en los próximos cinco años. Al evaluar los actuales sistemas de suministro de agua, carreteras, puentes, y represas en todo el país, los ingenieros dieron a la infraestructura una serie de notas C y D.
Mientras tanto, los militares vienen marchando. Katrina, por ejemplo, tocó tierra el 29 de agosto de 2005. El presidente Bush ordenó el despliegue de tropas a Nueva Orleans el 2 de septiembre para coordinar la entrega de alimentos y agua y servir como disuasivo contra saqueos y violencia. Menos de un mes después, el presidente Bush solicitó al Congreso que transfiriera la responsabilidad para futuros desastres de los gobiernos estatales y del Departamento de Seguridad Interior al Pentágono.
El mes siguiente, el presidente Bush volvió a ofrecer a los militares como su solución – esta vez ante temores globales sobre brotes del virus de la gripe aviaria. Sugirió que, para imponer una cuarentena: “Una opción es el uso de los militares que son capaces de planificar y actuar.”
Numerosos militares han mostrado frialdad ante tales sugerencias porque ya se hunden bajo el peso de su expansión y de dos guerras debilitantes, igual que el Congreso, preocupado de mantener los derechos de los Estados y el control civil. Ofrecer a los militares como la solución para los desastres naturales interiores y brotes de gripe significa no prestar suficiente atención presupuestaria a otros primeros socorristas. Es poco probable, sin embargo, que Northcom, que ahora viaja en el tren del dinero, sea relegado tranquilamente al olvido en los años por venir.
6. El Pentágono como proveedor de cuidados humanitarios en el exterior: La Agencia para la Ayuda Internacional de EE.UU. [USAID] y el Departamento de Estado han sido tradicionalmente los encargados de reaccionar ante desastres en el exterior; pero, desde las costas devastadas por el tsunami de Indonesia a Myanmar después del reciente ciclón, la catástrofe natural se ha convertido en otra oportunidad presidencial para “enviar a los marines” (por así decir). El Pentágono ha iniciado crecientemente la planificación humanitaria, obteniendo una parte cada vez mayor de las misiones humanitarias de EE.UU.
De Kenia a Afganistán, de las Filipinas a Perú, los militares de EE.UU. son también los que construyen regularmente escuelas y clínicas dentales, reparan carreteras y apuntalan puentes, atienden a niños enfermos y reparten dinero en efectivo y alimentos muy necesitados, todas las cuales fueron otrora responsabilidades civiles.
El Centro para Desarrollo Global establece que el cupo del Pentágono de “ayuda oficial al desarrollo” – pensad en “ganar corazones y mentes” o de “construcción de la nación” – ha aumentado de un 6% a un 22% entre 2002 y 2005. El Pentágono está usurpando rápidamente la actividad de desarrollo de la comunidad de las ONG y de agencias civiles, colocando una cara sonriente a operaciones militares en Iraq, Afganistán y otros sitios.
A pesar de las limitaciones obvias de la conversión de una fuerza entrenada para matar y destruir en un cuadro de cuidadores, el proyecto mili-humanitario del Pentágono recibió un gran estímulo del dinero que fue incautado de los cofres secretos de Sadam Husein. Una parte fue repartida a comandantes locales estadounidenses para que encararan necesidades iraquíes inmediatas y para cerrar tratos en los meses después de la caída de Bagdad en abril de 2003. Lo que fue inicialmente un programa con fines específicos tiene ahora un nombre oficial – el Programa de Reacción de Emergencia de Comandantes (CERP) – y una línea en el presupuesto del Pentágono.
Ante el Comité Presupuestario de la Cámara, el verano pasado, Gordon England, Secretario Adjunto de Defensa, dijo a miembros del Congreso que el CERP era una “iniciativa particularmente efectiva,” y explicó que el programa suministra “fondos limitados pero inmediatamente disponibles” a comandantes militares que pueden gastarlos “para marcar una diferencia concreta en la vida diaria de la gente.” Esto, afirmó, es ahora una “parte clave del enfoque de contrainsurgencia más amplio.” Agregó que sirve el propósito de “complementar iniciativas de seguridad” y que tiene tanto éxito que muchos comandantes lo consideran “el arma más poderosa en su arsenal.”
En realidad, el Pentágono no hace muy bien el trabajo humanitario. En Afganistán, por ejemplo, paquetes de alimentos lanzados por aviones de EE.UU. tenían el mismo color que las municiones de racimo lanzadas también por aviones de EE.UU.; mientras escuelas y clínicas construidas por fuerzas de EE.UU. se convirtieron a menudo en objetivos incluso antes de poder ser utilizadas. En Iraq, resultó que el dinero repartido al grupo sectario de la semana del Pentágono para pozos y generadores era gastado con la misma facilidad para comprar explosivos y AK-47.
7. El Pentágono como virrey global y rey de los cielos: En los años de Bush, el Pentágono terminó dividiendo el globo en “comandos” militares, que son funcionalmente virreinatos. Es verdad que incluso antes del 11-S era difícil imaginar un sitio en el globo en el que no estuvieran los militares de EE.UU., pero hasta hace poco, el continente africano podría haber sido ese sitio.
Junto con la creación de Northcom, sin embargo, el establecimiento del Comando África de EE.UU. (Africom) en 2008, llenó oficialmente el último sitio vacío del Pentágono en el mapa. Un documento militar clave, la Estrategia Nacional de Seguridad de 2006 para EE.UU. mencionó la acción, afirmando que “África posee creciente importancia geoestratégica y es una alta prioridad para este gobierno.” (Pensad en: petróleo y otras materias primas esenciales.)
Mientras tanto, el financiamiento para África bajo el mayor programa de ayuda militar de EE.UU., el Financiamiento Militar Exterior, fue duplicado de 10 a 20 millones de dólares entre 2000 y 2006, y la cantidad de naciones destinatarias aumentó de dos a catorce. El financiamiento para entrenamiento militar aumentó en un 35% en ese mismo período (aumentando de 8,1 millones de dólares a 11 millones). Actualmente, los militares de 47 naciones africanas reciben entrenamiento estadounidense.
En términos de planificación del Pentágono, Africom unifica por primera vez el continente. (Sólo Egipto permanece bajo la tutela del Comando Central de EE.UU.) Según el presidente Bush, esto debería “realzar nuestros esfuerzos por llevar la paz y la seguridad al pueblo de África y promover nuestros objetivos comunes de desarrollo, salud, educación, democracia, y crecimiento económico en África.”
Theresa Whelan, subsecretaria de defensa para asuntos africanos, sigue insistiendo en que Africom no ha sido formado ni para facilitar las guerra (“involucrarse cinéticamente en África”), ni para asignar una porción de las materias primas del continente al estilo del colonialismo del Siglo XIX. “Esto no tiene que ver,” dice, “con una pelea por el continente.” Pero hay una cosa sobre la cual no puede caber duda: Tiene que ver con aumentar el alcance global del Pentágono.
Mientras tanto, por si la Tierra no fuera suficiente, el control de los cielos sigue siendo una posibilidad. En agosto de 2006, sobre la base de documentos anteriores como la Visión para 2020 del Comando Espacial de EE.UU., de 1998. (Que proponía una política de “dominio de espectro completo”), el gobierno de Bush desveló su "política espacial nacional.” Propugnaba el establecimiento, defensa, y extensión del control de EE.UU. sobre recursos espaciales y argumentaba a favor de derechos “ilimitados” en el espacio. El documento también afirmó que “la libertad de acción en el espacio es tan importante para EE.UU. como el poder aéreo y el poder marítimo.”
Como dice el documento: “En el nuevo siglo, los que utilicen efectivamente el espacio gozarán de más prosperidad y seguridad y tendrán una ventaja sustancial sobre los que no lo hacen.” (Los dirigentes de China, Rusia, y otros Estados importante indudablemente oyeron la resonante bofetada del desafío.) Por el momento, la retórica y los planes del gobierno de Bush superan los recursos dedicados a la tecnología de armas espaciales, pero en el presupuesto recientemente anunciado, el presidente asignó casi mil millones de dólares a programas de armas basadas en el espacio.
De todas las fronteras de expansión, tal vez ninguna es más impresionante que las escapadas del Pentágono hacia el futuro. ¿Ofrece el Departamento de Transporte una Visión para 2030? ¿Desarrolla planes la Agencia de Protección del Medio Ambiente para los próximos cincuenta años? ¿Tiene el Departamento de Salud y Servicios Humanos un equipo de profesionales en Power-Point que preparen gráficos dinámicos sobre cómo serán en 2050 los servicios para los adultos mayores?
Esas agencias proyectan presupuestos sólo muy cercanos al próximo decenio. Sólo el Pentágono proyecta el poder y la posibilidad para décadas futuras, colonizando la imaginación con montones de diferentes escenarios según los cuales, continuará controlando cada año cientos de miles de millones de dólares del contribuyente.
Complex [Complejo] 2030, Vision 2020, UAV Roadmap [Mapa de ruta para vehículos aéreos no tripulados] 2030, los Sistemas Futuros de Combate del Ejército – los nombres, que parecen interminables, lo dicen todo.
A medida que el reloj cuenta los minutos hasta el 4 de noviembre de 2008, mucha gente está invirtiendo esperanzas (así como dinero y tiempo) en la posibilidad de un cambio en 1600 Avenida Pennsylvania [Casa Blanca]. Pero en lo que tiene que ver con el Pentágono, no hay que contar demasiado con un cambio, no importa quien vaya a ser el nuevo presidente. A fin de cuentas, después de siete años, cuatro meses, y unos pocos días de presidencia de Bush, el Pentágono está profundamente atrincherado en Washington y sigue expandiendo agresivamente. Le ha tomado el gusto a un poder sin rival y a un acceso inigualable al tesoro de EE.UU. Es una institución que ha escapado al equilibrio de poderes de la nación.
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Frida Berrigan es Asociada Principal de Programas de la Iniciativa Armas y Seguridad de la New America Foundation. Es columnista de Foreign Policy in Focus y
editora colaboradora de la revista In These Times. Es autora de informes sobre el tráfico de armas y derechos humanos, la política de armas nucleares de EE.UU., y la política interior de defensa de misiles de EE.UU. y la política de armas espaciales.

Para contactos, escriba a: berrigan@newamerica.net.
Copyright 2008 Frida Berrigan

27 mayo 2008

OLMERT OPTA POR LA PAZ

TODO: En fin, uno cree que sabe mucho, que conoce a muchos, que "se las sabe todas...·". pero no es así. En realidad, cuando escuchamos que viven en la usabush un millón seiscientos mil ex israelíes, en Canadá e Inglaterra unos cuantos millares, de pronto nos preguntamos ¿quiénes son estos "iordim"? ¿Aventureros, vivillos, oportunistas, delincuentes? Hay de todo, pero también han descendido los "asfixiados", esto es, los israelíes que no pueden vivir en su país de nacimiento o de elección. Yo soy uno: desde hace muchos años. Dos hechos me volvieron irrespirable hasta la asfixia la vida cotidiana en este país, a pesar de los tres hijos, los diez nietos y la edad... El triunfo de los "fascistas" revisionistas fue el primero (Beguin al poder, el revisionismo se apodera de las instituciones israelíes con la complicidad de loslaboristas, los religiosos, los colonizadores de Palestina, los generales de la derrota y los servicios de informaciones, buenos para asesinar e inútiles para investigar y prevenir: La 2da. aventura libanesa lo demostró con creces (y 117 soldados muertos y 45 civiles...), destrucción, asesinatos en masa desde el aire, etcétera.
El segundo hecho que terminó por asfixiarme total fue el asesinato de Rabín preparado por un sector del shabac (uno de sus integrantes sabía que el asesino Igal Amir preparaba el magnicido y "se olvidó y no le dio importancia".
El viejo zorro de Ben Gurión tenía razón, Israel se va a convertir en poco tiempo una nación como todas, dijo públicamente... Por eso, a los siete años de la independencia, y luego de seis millones de judíos incinerados en las cámaras de gas, en los campor de tormento hitleristas durante 1939 / 1945, se arregló con la Alemania nazi encubierta. Así es: Israel y su pueblo son una nación como todas. Revisionismo y magnicidio lo han demostrado. Recomiendo la lectura de lo que viene... )Andrés Aldao)


Gilad Atzmon - Palestine Think Tank

Traducido para Cubadebate, Rebelión y Tlaxcala por Manuel Talens

Ehud Olmert, el primer ministro de Israel, aseguró el pasado 22 de mayo en el diario Haaretz que las próximas negociaciones con Siria en Estambul son un “acontecimiento histórico”, ni más ni menos. Tiene razón. Es la primera vez en la historia de Israel que un primer ministro se embarca en negociaciones de paz para evitar una investigación policial de sus propias actividades delictivas. Parece que Olmert está buscando una rápida vía de escape que detenga en seco la investigación.
La Knesset israelí ha sido siempre un refugio para delincuentes israelíes y gángsteres judíos, que se aprovechan de la inmunidad que tienen sus miembros. Esto no es nuevo: el bandidaje es muy común entre los líderes israelíes.
La lista de sinvergüenzas y condenados por la justicia en el entorno político de Israel es interminable. Hace unos años, una encuesta realizada en el país reveló que el 60% de los miembros de la Knesset tenían antecedentes penales. Es bien sabido que el anterior presidente del Estado judío, Moshe Katsav, perdió su prestigioso cargo porque fue acusado nada menos que de delitos sexuales –violación y acoso–, así como del delito más banal de escuchas ilegales. Omri Sharon, hijo de Ariel Sharon y también miembro de la Knesset por el Likud y la Kadima, está acusado de soborno. Su padre tuvo la suerte de convertirse en una legumbre justo a tiempo de librarse de la vergüenza de que lo destituyeran de su puesto de primer ministro por su participación en el mismo delito.

Olmert no es diferente, es tan corrupto como el que más. Sin embargo, cabe la posibilidad de que pueda controlar su destino. Todo lo que tiene que hacer es presionar suficientemente a las autoridades policiales para que detengan la investigación de sus fechorías.
Olmert no es Tolstoi, pero tiene dos alternativas para elegir: la guerra y la paz. Ningún detective de la policía israelí hostigaría a un primer ministro en tiempo de guerra. Por la misma razón, nadie hostigaría a un primer ministro en medio de un esfuerzo histórico de conciliación con el vecino más hostil de Israel.
Aunque estábamos preparados para que Olmert arrasara Gaza o golpease a Hezbolá, se ha decantado por la alternativa de la paz. Es obvio que ha tenido en cuenta la colosal derrota del ejército israelí en Líbano hace menos de dos años, así que, ante la duda, ha decidido no confiar en sus generales. Todo hace suponer que estos últimos tampoco confían en sí mismos, pues se han dado cuenta de que los árabes ya no son blanco fácil como antes: ahora contraatacan y lo hacen bastante bien.
Sin un ejército con el que librar sus guerras, a Olmert no le queda otra que la paz. Está claro que carece de poder político para iniciar una retirada de los Altos del Golán. Ha elegido la paz porque sabe que los israelíes están lo bastante desesperados como para que quizá puedan aceptarlo. Los israelíes saben la verdad: los días del Estado judío están contados y la denominada “ventana de la oportunidad” se cerró hace tiempo. Israel está rodeado de enemigos y la mayoría demográfica de los judíos en el territorio se está convirtiendo en agua pasada.
Los usamericanos y los británicos están asimismo tan desesperados que apoyan la iniciativa de Olmert. Bush, Blair y Brown necesitan un éxito diplomático, incluso si no conduce a ninguna parte. En la política occidental todo se mide con la perspectiva del corto plazo. Por eso solemos cambiar de opción como de chaqueta.
Si se tiene en cuenta la reciente derrota militar israelí en Líbano y las cobardes tácticas que su ejército utiliza en Gaza para evitar enfrentamientos sobre el terreno (sus bombardeos alcanzan de forma indiscriminada a la población civil), cualquier retirada israelí del Golán sería considerada por israelíes y árabes como una bandera blanca. No hay mucha gente en la política de Israel dispuesta a respaldar esa iniciativa, y menos aún en el ejército o en los servicios de inteligencia. Por eso, hemos de llegar a la conclusión de que la iniciativa de paz está ahí para solventar los problemas personales inmediatos de Olmert, para posponer la investigación penal de sus actividades, para darle al corrupto un respiro en el poder.
Según el Haaretz, “Fuentes cercanas al presidente iraní Mahmoud Ahmadineyad declararon el viernes que éste no podía ocultar su decepción y su sorpresa ante las noticias de las conversaciones de paz israelo-sirias”.
Mi querido presidente Ahmadineyad, no se preocupe. Nada ha cambiado y nada cambiará. Los israelíes no van a aceptar la nueva iniciativa, es algo que les resulta imposible. Israel sólo es capaz de funcionar entre conflictos, es un Estado que se define a sí mismo por la negación. El día que sus ciudadanos empiecen a buscar una paz verdadera habrán dejado de ser israelíes.

Fuente http://palestinethinktank.com/2008/05/25/olmert%e2%80%99s-peace-spin/

Esta traducción en Tlaxcala: http://www.tlaxcala.es/pp.asp?reference=5224&lg=es

Sobre el traductor:

El escritor y traductor español Manuel Talens es miembro de Cubadebate , Rebelión y Tlaxcala , la red de traductores por la diversidad lingüística. Su novela más reciente es La cinta de Moebius (Alcalá Grupo Editorial, 2007). En mayo de 2008 ha aparecido su libro de ensayos Cuba en el corazón, publicado por la misma editorial. Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, al traductor y la fuente.


MÚSICO, COMPOSITOR, ESCRITOR

Gilad Atzmon nació en Israel en 1963 y recibió su educación musical (composición y jazz) en la Academia de Música Rubin, en Jerusalén. Es un multiinstrumentista que toca los saxofones soprano, alto, tenor y barítono, además del clarinete, sol, zurna y flautas.
Hasta 1994 fue arreglista-productor de varios proyectos de rock y danza israelíes, que dieron representaciones en Europa y USA tocando música "soul" judía. Muy implicado en la escena musical israelí, grabó para 'Ofra Haza', Yeuda Poliker y otros muchos. También viajó con Memphis Slim y acompañó musicalmente a muchos jazzmen internacionales, como Jack De Johnette, Michel Petrucciani y Richie Byrach, entre otros.
En 1994, cuando se fue a vivir al Reino Unido, sintió renacer su interés por la música del Oriente Próximo, África del Norte y la Europa del Este. Fundó en Londres su grupo actual, The Orient House Ensemble, y empezó a redefinir sus propias raíces a la luz de las realidades políticas. Desde entonces, The Orient House Ensemble ha viajado por todo el mundo.
Es también un escritor prolífico y a menudo polémico. Los ensayos de Atzmon se publican en muchos medios, tanto alternativos como convencionales. Sus novelas Guía de perplejos y Mi único amor han sido traducidas a 24 idiomas.
A lo largo de los años la música de Gilad Atzmon ha evolucionado cada vez más hacia un híbrido cultural. Como director musical y virtuoso de instrumentos de viento siempre asombra a su público con un poderoso y sofisticado estilo personal, a veces lleno de ironía, que combina la maestría del bebop con las raíces del Oriente Próximo. Bajo la influencia de Coltrane, las interpretaciones en directo de Gilad Atzmon son impresionantes y abrumadoras.
Como miembro del grupo The Blockheads, Atzmon ha grabado y tocado en compañía de artistas como Ian Dury, Robbie Williams, Sinead O'Connor y Paul McCartney. También ha grabado con Robert Wyatt, The Waters Boys y otros muchos.
The Orient House Ensemble incluye a Asaf Sirkis (batería), Yaron Stavi (bajo) y Frank Harrison (teclados).

Los artículos de Gilad Atzmon en español en Tlaxcala

24 mayo 2008

''LOS LATINOAMERICANOS HAN SIDO CARNE DE CAÑÓN EN IRAK''

Jeremy Scahill: ''LOS LATINOAMERICANOS HAN SIDO CARNE DE CAÑÓN EN IRAK''
El periodista, que acaba de presentar en España su libro "Blackwater, el auge del ejército mercenario más poderoso del mundo", relata cómo la empresa recluta a mercenarios en países que los EEUU ha desestabilizado o en los que ha apoyado a escuadrones de la muerte y dictaduras.

Por Marta Miera

El 31 de marzo de 2004 cuatro estadounidenses fueron brutalmente asesinados en Fallujaha, Irak. No eran militares ni civiles. Se trataba de mercenarios privados de una compañía hasta entonces desconocida: Blackwater.
El periodista estadounidense Jeremy Scahill (Chicago, 1974) desvela en su libro Blackwater el auge del ejército mercenario más poderoso del mundo (Paidós) los entramados de esta empresa que nació en 1996 en Carolina del Norte y durante la guerra de Irak se convirtió en una importante multinacional.
Scahill describe a Blackwater como una guardia pretoriana de elite, con su propia base militar, una flota de veinte aviones, y 20.000 contratistas privados listos para entrar en acción y que la administración Bush emplea para todo tipo de aspectos bélicos. La ecuación es sencilla: cuantos más contratistas, menos soldados de reemplazo. De esa forma el Gobierno se resguarda de sus bajas, ya que los soldados privados no están incluidos en las listas oficiales de muertos estadounidenses.
En el momento álgido de la guerra de Irak la presencia de soldados privados ascendía a 20.000 y representaban el 30% del presupuesto total destinado a la reconstrucción del país.

El padre del ejército privado

El padre de este ejército privado se llama Eric Prince, "un archimillonario cristiano y derechista radical estadounidense que ha sido un importante apoyo financiero de las campañas del presidente George W. Bush", escribe Scahill.
En una entrevista con ADN.es, el periodista sostiene que "Prince, su familia y su entorno existen a la sombra de la política estadounidense. Su influencia y la de Blackwater son como sus operaciones en Irak: todo ocurre en la oscuridad. Ha sido el brazo que ha financiado el integrismo religioso en EEUU y también el partido y a los políticos republicanos. Ellos lanzan las armas y reciben el dinero".
Las aspiraciones de Blackwater no se limitan exclusivamente a las guerras internacionales. Su campo de acción se extiende desde Irak, Afganistán o el mar Caspio hasta Nueva Orleans, tras el huracán Katrina.

Un historial más que dudoso

Cuanto más sumergida se encontraba Irak en el caos más se enriquecían las empresas privadas. Fue entonces cuando Blackwater comenzó a reclutar a "soldados de alquiler" en América latina por un precio muy inferior al que pagaba por un ex oficial estadounidense.
Frente a los 10.000 dólares al mes que puede cobrar un mercenario estadounidense, los latinoamericanos aceptan el mismo riesgo, ofreciendo la misma preparación, por sueldos de 1.000 dólares.
"Una de las cosas más despreciables de la guerra de Irak es la forma en la que los latinoamericanos han sido carne de cañón", explica el periodista.
Muchos de los hombres contratados por Blackwater presentaban un historial más que dudoso en materia de respeto de los derechos humanos: "Estas empresas privadas contratan a gente en países que los EEUU ha desestabilizado o en los que han apoyado escuadrones de la muerte y dictaduras". "Una treintena de las personas que enviaron a Irak eran torturadores de la dictadura de Augusto Pinochet".

Scahill afirma que ni un solo guardia o vigilante estadounidense a sueldo de un contratista militar ha sido enjuiciado: "Muchos expertos en derechos internacionales y derecho federal luchan para que la compañía sea denunciada por los crímenes cometidos pero esto es algo que nunca ocurrirá. Gozan de una total impunidad".

Un final para Irak

Irak se convierte así en el epicentro de una guerra privatizada que ha disparado los ingresos de las compañias militares. Scahill escribe en su libro que en noviembre de 2006 "se calcula que cada semana eran asesinados mil iraquíes".
"Creo que cualquier violencia que tenga lugar en Irak es el resultado directo de la invasión y de la ocupación. Creo que la violencia sectaria entre chiíes, suníes y, en menor medida, kurdos se debe a la invasión. Creo que EEUU debe sacar a todas sus tropas de Irak y creo que la situación es tan terrible que ni siquiera es posible la paz", comenta el autor de Blackwater.
Para Scahill, con una amplia experiencia como reportero en Irak, escribir el libro ha sido un proceso costoso: "Ha sido muy difícil recopilar información. Si alguno de los empleados de Blackwater hablaba conmigo podía llegar a pagar 250.000 dólares de multa".

Tras la publicación del libro nunca ha sabido directamente nada de la multinacional: "Blackwater nunca haría algo en público con lo que se le pudiese identificar. Pero he recibido amenazas por correo electrónico y por teléfono. Algunas creo que van muy en serio. Pero sin duda la experiencia más abrumadora la viví cuando tras una presentación del libro. Se me acercó un hombre que había trabajado para Blackwater para decirme que en realidad todo era mucho peor de lo que había escrito".
La fuente: El artículo fue publicado por el periódico español ADN.

23 mayo 2008

B R U N O



Por Osvaldo Bayer


Treviso (norte de Italia). Camino por el Prato di Fiera, hay aire de primavera aquí. Ya hay flores. Me vienen los recuerdos del sábado pasado. Uno de los momentos más increíbles de mi vida. En la Feria del Libro de Buenos Aires presentamos Carcoveando, un libro de relatos escritos por chicos de la villa de emergencia De la Cárcova, sí, la villa de José León Suárez, que esta ahí nomás, cercana a los basurales de la “Operación Masacre” descripta por nuestro querido Rodolfo Walsh. Sí, los chicos de una de las villas más carecientes, de esa escuela que tiene setecientos alumnos y no cuenta siquiera con un teléfono, fueron capaces de escribir un libro donde se mezclan las fantasías más inesperadas con las realidades fotográficas de la vida diaria.. ¿La idea? De Claudia y Myriam, dos maestras de allí que los empujaron, los tomaron de la mano, les mostraron otros horizontes, los sacaron de la vida diaria de la villa y los llevaron al bosque de las ideas, a las alturas de los sueños y a la realidad de que ellos también saben expresar en palabras. Myriam y Claudia, sí, con chicos de ojos brillantes como estrellas y piel morena como la tierra. En la Feria del Libro. Dije allí que el ser humano nunca se va a dar por vencido y va a crear poesía donde los fusiles sólo quisieron la muerte como siempre. En aquel escenario de la masacre comenzaron a brotar las semillas pese a la muerte, al fuego, al egoísmo y los preconceptos. Y de la Feria del Libro, estos autores jóvenes como el amanecer irán “carcoveando” el 5 de junio al salón Jorge Luis Borges de la Biblioteca Nacional. Cuando se entere Borges va a murmurar: “la fantasía se ha adueñado del Barrio Norte”. Y hubiera escrito un cuento: “Los pibes de la esquina celeste”.
Pero de la alegría de lo justo a la profunda tristeza de lo inexplicable. En la madrugada del lunes el llamado: ha muerto Bruno.
Levanto la cabeza. Miro los libros, que me observan en la eterna espera. Los lápices, las hojas en blanco. Ha muerto Bruno, a los veinte años. Veo que hay apenas tres o cuatro hojas escritas. Con frases para el futuro, planes, sueños. Me levanto; sólo puedo insistir, no me rindo. Ya sólo me queda regar las plantas, que me observan, siempre más verdes..
Estoy ya en Treviso, camino por el Prato di Fiera. Todo esto lo vio adolescente a Bruno. El joven increíble que leía, discutía, soñaba y proyectaba. Era el libertario soñado por la utopía. Entusiasta, hacedor, con ganas de meter la vida en todo. También en las sociedades pacatas de intereses y codazos. Sí, él eligió el secundario “científico” y no el humanista aunque solo no podía salvar el mundo y necesitaba para hacerlo el pensamiento humanista. Esa búsqueda lo hizo abandonar sus estudios por un breve tiempo y dedicarse a recorrer Europa para conocer la vida. Lo vieron muchos llegar con miles de jóvenes a Heiligendamm, en Alemania, a protestar contra la reunión de los Ocho, el G-8, de los que manejan el mundo. Lo vieron a Bruno, en el momento en que avanzaban más de 800 policías y soldados contra la protesta juvenil, él, Bruno, en ese momento les salió al encuentro y sin ninguna defensa les gritó a los uniformados –pleno de humor y desprecio– esa palabra italiana que lo dice todo: vaffanculo. Todos se quedaron perplejos ante la valentía de ese muchacho con aire de poeta. Lo hubieran podido destrozar. Pero él se quedó inmutable, sonriente, demostrando que la decisión de un ser humano puede ser más digna y tenaz que mil gatillos y corazas. Esa palabra vaffanculo tendría que utilizarse en cada manifestación popular contra la represión del poder.
Después Bruno recorrió diversos países trabajando en las más humildes labores para ganarse la vida y para conocerla bien desde abajo. Ya en Treviso iba a recibir la injusticia bruta. Los cabezas rapadas fascistas lo iban a sorprender a él y a un amigo y los golpearon con ferocidad. Poco después se iba a repetir lo mismo en una plaza.
Luego reinició sus estudios pero no ya en Treviso, una ciudad cada vez más derechizada donde se vive un constante racismo contra los trabajadores extranjeros. Reinició sus estudios en Trieste, una ciudad distinta, con una población más internacionalizada. Para él fue una nueva vida. Uno de sus amigos lo describe así: “Era un placer ver a Bruno cuando estaba presente. Siempre demostraba alegría. Era inteligente, simpático, hablaba cuatro idiomas, músico, tolerante y amante de la libertad”.
Esa cualidad de amar la libertad iba a ser fatal para él en esa Italia que marchaba hacia el Berlusconismo. Su último viaje fue a Berlín, como intérprete del alemán ante sus propios colegas de estudio y sus profesores. Allí se sentía en el centro del mundo, por la historia de esa ciudad de la historia de la crueldad máxima del nazismo, pero al mismo tiempo, ciudad de la revolución de los obreros, soldados y campesinos del ‘19, con Rosa Luxemburgo, ese ser increíblemente justo y noble, asesinada a culatazos por los esbirros del poder.
De regreso lo esperaba el Norte de Italia con su irreversible retorno a la derecha. El triunfo de Berlusconi y sus aliados fue aplastante. El neofascismo volvió a salir a la calle. Bruno no comprendió cómo en Italia, que había dado tantos pensadores pacifistas que aconsejaban como única salida futura la paz, la sociedad cayera en un racismo tan desnudo y eligiera como líder máximo a un todopoderoso, representante del capitalismo más descarnado. El diario alemán Suddeutsche Zeitung tituló: “Paliza mortal”. Simplemente así: “La extrema derecha italiana no pone ningún límite a sus excesos. Italia teme una nueva ola de violencia política”.. E informa la muerte a trompadas y patadas del joven Nicola Tommasoli a manos de cinco miembros de la juventud neofascista. Lo mataron porque sí. Ocurrió esto en Verona, la ciudad de Romeo y Julieta. “La ciudad del amor –dice el diario– que se ha convertido en símbolo del miedo que transita por las calles italianas.” “El miedo ante el odio, la intolerancia, la decadencia social”, explica en sus columnas y prosigue el diario: “Se puede sentir la inseguridad en todas las grandes ciudades italianas, en los míseros barrios pobres de los inmigrantes en las orillas romanas del Tíber, en las orgías alcohólicas en las calles que rodean a la Universidad de Bolonia, y los video-celulares de torturas sadistas entre estudiantes, todo esto hace temer la decadencia italiana.” Para eso, más seguridad, más policía, más Berlusconi. El mismo diario alemán sostiene que “en Italia reina un clima cultural y político en el que florece el odio y la intolerancia con los más débiles”. Ni pobres ni extranjeros es la divisa como si ellos fueran los culpables y no el sistema.
El diario italiano La Repubblica denuncia que el creciente neofascismo tiene como lema: “Caza al distinto” y publica fotos escalofriantes con jóvenes con carteles: “Veneto Fronte”, “Skinheads” y con banderas fascistas con símbolos de imitación de la cruz svástica. Muchos de ellos son fans de clubes de fútbol. Se dicen herederos de los legionarios romanos y son apasionados por el boxeo. El diario La Tribuna titula el 7 de mayo “Alarma negra”. Cruces svásticas, cruces celtas, cabezas rapadas... Lo curioso –o no– es que la mayoría de los neofascistas proviene de escuelas católicas.
Todo este clima fue determinante para Bruno, que no podía comprender la violencia. Estos hechos fueron minando su optimismo y cayó en la melancolía de que tal vez, pese a toda la lucha de parte de la humanidad, es ya imposible de lograr el Paraíso en la Tierra que él soñaba.
Tal vez, si Bruno hubiera conversado con las maestras Claudia y Myriam de la villa de José León Suárez habría desistido de su última voluntad.
Esto fue lo último que Bruno escribió a sus amigos, esta poesía de Hermann He-sse. Que lo dice todo. Todo lo que él nos quiso decir en su adiós.

Noche en vela

Porque no duermes...
Aquello que quieres
decirme en esta hora
¡no lo digas!
–mira abajo el fondo del lago
–que se vuelve oscuro
–y cómo se persiguen las nubes
–reflejándose en el negro terciopelo
¡No lo digas!
Esta es una mala noche
lo sé,
en esta hora aflora
en lo profundo de tu pecho
todo aquello que te apremia.
¡No lo preguntes!
De tu boca aparece
ahora la palabra que te hace infeliz
¡No la digas!
Esta es una mala noche
me lo dirás mañana.
No lo sabemos
quizás, tal vez...
mañana todo será milagrosamente fácil,
esto que ningún corazón puede soportar,
esto que hoy me hace tan infeliz.
¡No lo preguntes!
Esta es una mala noche.
Bruno era mi nieto.

22 mayo 2008

Ataque planeado Usraelí contra Irán: ¿habrá guerra?

Michel Chossudovsky - Global Research
Traducción Horacio J. Garetto

Los medios de comunicación han fallado en informar sobre la historia de las preparaciones de guerra norteamericanas contra Irán. Algo, muy poco, comenzó recién a aparecer a principios de 2007. Aunque estamos en presencia de algo confirmado por informes y documentos oficiales militares sin embargo el hecho es que la opinión pública ha sido mantenida en la oscuridad y desinformada en lo que respecta a estas preparaciones de guerra.

Una guerra contra Irán viene siendo considerada ya desde mediados de los 90’. Durante la administración de Bill Clinton el Comando Central ya había formulado planes para teatros de guerra que incluían primero a Irak y luego a Irán:


“…El objetivo siempre es proteger los intereses vitales de los Estados Unidos en esa región, de forma ininterrumpida, y asegurar el acceso de EU y de sus aliados al Golfo Pérsico”.

(USCENTCOM, http://www.milnet.com/milnet/pentagon/centcom/chap1/stratgic.htm#USPolicy , emphasis added)


Concordantemente con las secuencias planeadas por el Comando Central ya en el año 1995 los planes para atacar Irán fueron reactivados en medio de la ola de la invasión de Irak en el año 2003, bajo lo que se denomina TIRANNT (Theater Iran Near Term). Consiste en un modelo de teatro de guerra directamente diseñado contra Irán que examina todas las alternativas a ese respecto.


"El Ejército, la Marina, la Fuerza Aérea, los marines, todos tienen preparados planes detallados y han gastado cuatro años construyendo bases y entrenando para la operación “Libertad de Irán”. El almirante Fallon, el Nuevo jefe del Comando Central [renunciado en marzo de 2008], heredó planes bajo el nombre de TIRANNT (Theatre Iran Near Term)." (New Statesman, 19 Feb 2007)


El trabajo al que se hace referencia en la cita de abajo fue publicado hace tres años por Global Research, en el mes de mayo de 2005. Se titulaba Planned US Israeli Attack on Iran y detallaba la primera fase de esos preparativos de guerra en relación con Irán.

(Véase http://www.globalresearch.ca/articles/CHO505A.html)


Ese universo de planificaciones militares está hoy en estado más avanzado. Y asimismo evolucionan las estructuras de las alianzas militares. La OTAN es hoy parte de una alianza militar.


Con los auspicios de la OTAN, relacionados al Pentágono, están los británicos, los alemanes, los franceses, los turcos, todos jugarán un rol de responsabilidad importante en el caso de un ataque contra Irán y contra Siria.


A este respecto conviene tener presente que la OTAN e Israel firmaron un acuerdo de cooperación militar de amplio alcance en el año 2005. También, que existe un acuerdo de cooperación militar entre Israel y Turquía.


De acuerdo con declaraciones y documentos militares que tienen estado público Estados Unidos, Israel y otras fuerzas aliadas están en avanzado estado de preparación. En realidad buena parte de esa planificación ya está lista desde el año 2005.


Pero importantes variables intervienen en la evaluación de la conveniencia de una guerra contra Irán. Un importante número de factores en contrario de esta decisión también están en curso de ponderación.


Ruidos de sables


Ahora bien, todo ese conjunto de preparativos militares se los aprovecha también a menudo para otros objetivos. Esos escenarios de guerra asociados a ultimátums y preparaciones militares también sirven para forzar a otros países a resignar soberanía, a abrir su economía a los inversores occidentales, a privatizar y vender los mejores activos a las compañías norteamericanas, etc. Estas amenazas son efectivas solo si un país carece de capacidades defensivas. La fortaleza de su economía es también de la mayor importancia.


Hay ruidos de sables en relación con Irán. El objetivo final es neutralizar a Irán como poder regional y el de tomar posesión de su fastuosa riqueza petrolera, aproximadamente un 10% del total mundial.


¿Cuáles son las capacidades militares de Irán, a saber su habilidad para defenderse a sí mismo y también para infligir daño a Estados Unidos y sus aliados?


La respuesta a esta cuestión tiene dos aspectos esenciales. Primero, Irán tiene avanzados sistemas de defensa aérea, tanto con tecnologías propias como rusas. Pero además, según los expertos militares occidentales tiene perfeccionados sistemas de misiles con los que puede provocar importantes daños a las instalaciones militares de USA en Iraq, en el Golfo Pérsico y en Israel.


En los últimos años Irán se ha estado preparando activamente para una guerra. Con los ingresos petroleros pudo financiar mejoras en su preparación. Está en una situación muy diferente de la que tenía Irak antes de la invasión de 2003, que había sido blanco de ataques aéreos angloamericanos por más de diez años más otros diez de debilitantes sanciones económicas.


Este factor es el que ha venido operando a favor de demorar las hostilidades.

Los militares norteamericanos son plenamente conscientes de la posibilidad de una escalada. Si se lanza un ataque aéreo el ejército de Irán podría cruzar la frontera de Irak y atacar las instalaciones norteamericanas. Esta circunstancia ha venido ayudando a poner un freno.


Pero en lugar de un vasto bombardeo que podría tener una fuerte réplica los yanquis podrían lanzar ataques aéreos limitados con la idea de que Irán no conteste. Según especula Philip Giraldi el ataque sería como una especie de pin pong cortito, circunscripto a golpear solo a la gente de al-Qods y evitar bajas entre la población civil. Mediante amenazas y negociaciones secretas Washington podría intentar asegurarse de que Irán no replique.


Las capacidades militares americanas


El almirante Fallon, que fue recientemente despedido como Jefe Supremo del Comando Central del Ejército tenía plena conciencia de las habilidades militares y de la capacidad de réplica iraní. Esta comprensión fue transmitida a comienzos de 2003 en el marco de los escenarios de guerra TIRANNT.


Antes de ser renunciado el almirante Fallon desechó la posibilidad de una guerra “mientras el estuviera”.


El almirante Mullen, Jefe de la Junta de Jefes de Estados Mayores, reconoció las debilidades americanas. Dijo que las guerras de Irak y de Afganistán pueden haber socavado la capacidad militar de librar guerras contra adversarios de gran envergadura, incluido Irán (citado por el diario israelí Haaretz, octubre 22 de 2007)


En una entrevista con el New York Times, Mullen dijo:


"...los riesgos pueden ser altos, muy altos….... estamos ya en conflictos con dos países … tenemos que pensar muy bien antes de meternos en un tercero en esa parte del mundo”


Estas declaraciones fueron hechas al comienzo de su mandato como Comandante de la Junta de Jefes de Estado Mayor en octubre de 2007.


Las dudas del almirante Mullen no se originan en una postura política divergente sino en una evaluación realista de las capacidades militares americanas. Mullen ve que están sobreextendidos y que enfrentan severos problemas para conseguir reclutas para la guerra.


Pero además tácitamente se reconoce que el Pentágono y las fuerzas de la coalición enfrentan una fiera resistencia tanto en Afganistán como en Irak.


La designación del general Petraeus como jefe del Comando Central


La designación del general Petraeus como jefe del Comando Central tiene por objetivo neutralizar las oposiciones eventuales que pueda haber dentro de las Fuerzas Armadas. Refuerza la posición del vicepresidente Cheney y sus posibilidades de asegurarse de que si ordena el ataque tenga el apoyo sin fisuras de las Fuerzas Armadas.


El objetivo es preparar el escenario para un ataque utilizando como pretexto que Irán sería responsable de la caída de soldados norteamericanos en Irak (Ver “Iran should be "Set Up for an Attack" by Muriel Mirak-Weissbach, Global Research, May 2008). Irán es acusado también de intervenir en Afganistán y Líbano. A este respecto los ataques israelíes del 2006 al Líbano son parte de una amplia agenda militar de guerra contra Irán y contra Siria. (ver Mahdi D. Nazemroaya, Global Research, May 2007)


Enfrentamientos armados en el Líbano


Los recientes enfrentamientos armados en el Líbano entre el Hezbollah contra el movimiento 14 de mayo apoyado por Estados Unidos y por Israel precipitaron el país en el caos. Las peleas brotaron después de que el gobierno pro norteamericano de Siniora anunció medidas enérgicas contra el Hezbollah.


El Hezbollah tomó el control de partes del Beirut occidental lo cual podría preparar el escenario para una intervención de la OTAN de “mantenimiento de la paz”. Una mayor implicación de la OTAN y más militarización de toda la costa este del Mediterráneo, los dos forman parte del escenario de guerra contra Irán y contra Siria: las referidas fuerzas de “mantenimiento de la paz de la OTAN”, actuando por cuenta de Israel, en realidad apuntan a Siria, al Hezbollah y al Hamas.


Estos acontecimientos fueron deliberados. Tenían por objetivo desestabilizar el país. Forman parte de los planes militares de EU. Están preparado el escenario de una confrontación con Siria.


La estructura de las alianzas militares



Conocer la estructura de las alianzas militares es crucial. Norteamérica cuenta con Israel y con la OTAN.


Los aliados de Iran son China, Rusia y los estados miembros de la Organización de Cooperación de Shanghai (SCO).


China y Rusia tienen acuerdos militares de cooperación de amplio alcance con Irán. Desde 2005, Irán tiene el estatus de miembro observador en la Organización de Cooperación de Shanghai (SCO). Esta organización a su vez está vinculada con el Tratado de Seguridad Colectiva (CSTO), un conjunto de acuerdos militares de cooperación entre Rusia, Armenia, Bielorrusia, Uzbekistan, Kazajstan, Kirguistán y Tajikistan.


En octubre de 2007, la gente del Tratado de Seguridad Colectiva (CSTO) y los de la Organización de Cooperación de Shanghai (SCO) firmaron un Memorandum de Entendimiento poniendo las bases de la cooperación militar entre las dos organizaciones. Este acuerdo entre el SCO-CSTO, un hecho de gran importancia pero sin embargo apenas mencionado en los multimedias occidentales, implica la creación de una alianza militar completa (full-fledged) entre China, Rusia y los miembros del SCO/CSTO. Es importante tener presente que esta gente realizó ejercicios militares conjuntos en el año 2006, en coincidencia con los realizados por Irán. (Para más detalles ver Michel Chossudovsky, Russia and Central Asian Allies Conduct War Games in Response to US Threats, Global Research, August 2006)


EU y sus aliados buscan debilitar la estructura de lazos militares que tiene Irán con Rusia y con China. En este último país están los cuarteles generales de la Organización de Cooperación de Shangai.


Esto indica que la alianza militar euroasiática que subyace debajo de la OCS se fortaleció. Irán actualmente tiene estatus jurídico de observador. Pero su gobierno ya manifestó deseos de ser miembro pleno de la SCO. Pero además en el último año Irán fortaleció sus vínculos energéticos petroleros y gaseros mediante oleoductos y gasoductos que llegan hasta la India pasando por Pakistán. La inclinación de la India hacia el lado de Irán en el terreno petrolero y gasero debilita la influencia de Washington en la región.


"Lo que Teheran está buscando es "nada menos que un rediseño de una nueva relación entre las naciones de Eurasia, cuya colaboración en el desarrollo de una infraestructura de nivel continental-- energía nuclear, gas y oleoductos petroleros y gaseros y transporte –debería todo ello establecer las bases de una auténtica independencia política y económica”( Muriel Mirak Weissbach, May 2008)


La historia alecciona mucho respecto de la importancia de las alianzas militares. Los Estados Unidos y sus socios de la OTAN están buscando socavar la formación de una alianza militar cohesionada que pueda desafiar y contener el expansionismo de la dupla US-OTAN en Eurasia, combinando las capacidades militares no solo de India y de China, Rusia, sino también de varias antiguas repúblicas soviéticas lo cual incluye Bielorrusia, Armenia, Kazajstan, Tajikistan Uzbekistán y Kirguistán.

La decision de ir a la Guerra

La decisión de ir a la Guerra no la toman los altos mandos militares.

Esa decisión la toman civiles.


El Ejército de E.U. tiene una jerarquía y una estructura de comando. Las órdenes vienen de arriba, emanan del gobierno civil, o sea, hoy, de la administración Bush. Van hacia abajo a través de la estructura de comando. Una vez dada la orden de ir a la guerra no se discute, no se debate, es ejecutada por el aparato militar. Además, con toda probabilidad, puentearán al Congreso, en una flagrante violación del art. 1 Sección 8 de la Constitución. No les importa.
En la práctica el presidente y comandante en jefe del Ejército no deciden. Ellos también obedecen órdenes. Aplica los dictacts de poderosos intereses corporativos.

La guerra es motivada por el afán de ganancias. “La guerra es buena para los negocios”, se repite constantemente, como un mantra. Es una operación para ganar dinero. Son miles de millones de ganancias para Wall Street, para los gigantes petroleros, para el complejo militar industrial, ni hablar de los especuladores en monedas, en barriles de petróleo, y en los mercados de materias primas agrícolas.

El objetivo de la guerra propuesta es para extender las fronteras de la economía global capitalista, eventualmente, si se puede, tomar el control de la riqueza petrolera iraní. Las tremendas implicaciones éticas y políticas de usar armas nucleares tácticas en un teatro de guerra convencional no preocupan a los tipos que deciden la guerra.


El rol central del vice presidente Dick Cheney


A diferencia de otras administraciones, en esta de George W. Bush, el vicepresidente juega un rol importantísimo, en realidad, eclipsa al presidente. En la práctica, rodeado de un ejército de consejeros y funcionarios, es el hombre que controla la Casa Blanca. Es el vértice, además de un poderoso aparato corporativo, por medio de sus vínculos con Halliburton y el rol que esta empresa cumplió en la definición de una agenda militar determinada por el apetito de ganancia.


Cheney jugó personalmente un rol clave en activar planes de guerra contra Irán.

“ Al principio del segundo mandato de Bush, Cheney tiró una bomba. Dijo que Irán estaba en el tope de la lista de los estados canallas, enemigos de Norteamérica y que Israel debería bombardearla (Michel Chossudovsky, May 2005)


Dick Cheney es de hecho la cabeza del estado. Bush es meramente figurativo. Recientemente jugó un rol clave en presionar a los estados árabes de la línea del frente en apoyar un ataque contra Irán.


Al vice presidente Cheney le importan muy poco las consecuencias probables y las vidas que se puedan perder como consecuencia del uso de armas, ya sea convencionales, ya sean nucleares, contra Irán. Tiene plena conciencia de que aún un ataque aéreo limitado puede desatar un enorme conflicto que abarque todo el Medio Oriente y todo el Asia Central, hasta las fronteras occidentales con China. Todos estos escenarios ya fueron considerados. Se los tiene presente.


La crisis más seria de la Historia Moderna

Estamos en la encrucijada más seria de la historia moderna. Estos planes de guerra están en paralelo con un proceso de reestructuración económica y con una bastante bien instalada depresión económica mundial. La guerra y la globalización son procesos que están íntimamente relacionados. La militarización de Medio Oriente y de Asia Central tienen que ver con el proyecto de extender el sistema del “libre mercado” hacia esas nuevas fronteras.
A su vez la Guerra intensifica la crisis económica. La economía civil está colapsando, eclipsada y socavada por el complejo militar industrial, el que sí que, en un sentido bien real, y no figurado, produce armas de destrucción masiva. Concurrentemente los altos precios del crudo, de los alimentos de primera necesidad, empujados por la especulación en los mercados de commodities, empobrecieron a millones de personas.

El movimiento antiguerra tiene que actuar de forma inequívoca, contundente, para prevenir esta nueva fase de la guerra. No es fácil. Altos funcionarios, militares y del Congreso se han arrogado la autoridad para mantener una agenda de guerra ilegal. Se precisará de un amplio movimiento de masas, nacional e internacional, que desafíe la legitimidad de los que dicen que gobiernan en nuestro nombre.

Criminales de Guerra ocupan posiciones de poder. Las ciudadanías están hipnotizadas en el apoyo a los gobernantes que nos dicen que están comprometidos con nuestra “seguridad y nuestro bienestar”. A través de la desinformación de los medios se nos presenta a la guerra con un rostro humano.
Para revertir la marea de la guerra las bases militares tienen que cerrarse, la maquinaria de la guerra (entre otras la producción de sistemas de armas avanzados) tiene que ser detenida y la construcción de un estado policial tiene que ser desmantelada.

Hay que enfocarse asimismo en las grandes corporaciones, en las grandes petroleras, en los grandes bancos, en los grandes contratistas de la defensa, todos los cuáles devinieron parte integral de la maquinaria de guerra militar.
Con solo los sentimientos antiguerra no vamos a ningún lado. Los criminales de guerra de Estados Unidos, de Israel y de Gran Bretaña tienen que ser echados de sus oficinas.
Lo que es absolutamente necesario es revelar el verdadero rostro del Imperio Americano y la subyacente criminalización de la política exterior norteamericana que usa la “guerra contra el terrorismo” y la amenaza de al Qaeda para conseguir el apoyo del público a favor de una agenda permanente de guerra (Michel Chossudovsky, 1 de mayo de 2005).

''Israel y Palestina son dos pueblos que tienen razón''


Nadine Gordimer: ''Israel y Palestina son dos pueblos que tienen razón''

Nadine Gordimer.

Aunque la escritora sudafricana y Premio Nobel analizó rasgos comunes entre el apartheid y los "brutales métodos de Israel en los territorios palestinos", cree que es imposible equiparar la ocupación israelí con la antigua segregación racial de su país. Además, señaló que ambos pueblos poseen argumentos válidos en sus reivindicaciones ancestrales.
"La humillación de la gente, sacándola de sus casas, dejándola en una parte del muro (de separación en Cisjordania), mientras su sustento, sus cosechas y granos están en el otro... Esto es ciertamente comparable a lo que pasó en Sudáfrica", indicó en una entrevista publicada por el diario israelí The Jerusalem Post.

La Premio Nobel de Literatura de 1991, quien se encuentra en Jerusalén con motivo de un festival literario, cree que "los israelíes deberían sentirse muy molestos -y de hecho muchos se sienten así- por la brutalidad y la falta de humanidad básica hacia los habitantes de los territorios palestinos".

De origen judío, Gordimer recuerda, no obstante, que durante el periodo del "apartheid" la minoría blanca no reivindicaba "una sola pulgada de todo el continente africano", mientras que aquí "hay dos derechos, dos pueblos que tienen razón en sus reivindicaciones ancestrales, y eso complica la situación enormemente".

En este sentido, la novelista apoya la existencia de un Estado judío, aunque se declara atea y considera que su condición de hebrea "es tan sólo con lo que se nace, como ser negro".

Para resolver el conflicto, Gordimer aboga porque Israel dialogue con Hamás y la Jihad Islámica, algo que se niega a hacer por considerarlas organizaciones terroristas.

"Todo el mundo tiene que ser incluido (en las negociaciones) si quieres llegar a algún lado", opina la autora de 83 años, antes de recordar que "por muchas razones, también el 'apartheid' parecía no tener solución".

Gordimer acudió al festival literario en Jerusalén, pese a las presiones que recibió de grupos pro palestinos para que declinara la invitación en denuncia del "apartheid israelí".

La literata justificó entonces en un comunicado su decisión de asistir y dejó en claro que ésta no debería generar dudas entre sus "camaradas" sobre su "solidaridad con la lucha contra el 'apartheid'".

El evento cuenta con la participación de unos quince escritores extranjeros, como el argentino Guillermo Martínez, y unos cuarenta israelíes, entre los que se destacan Amos Oz y David Grossman.



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20 mayo 2008

PALESTINA: EL SUFRIMIENTO COMO IDENTIDAD

TODO: Los pocos lectores israelíes, y algunos pocos lectores del exterior, sionistas, han terminado por no "aguantar" la línea severa y crítica, objetiva, del TODO, basada en hechos sin ninguna clase de sentimentalismos, sólo realidades y tomando partido por los castigados, los humillados, los perdedores. Si un kassam mata a un inocente, chico o adulto en el sur de israel, lo lamentamos. Si matan a docenas de chicos e inocentes civiles en un par de semanas, también lo lamentamos. Cuando leemos Haaretz, o vemos los canales de televisión de Israel, la primer noticia (muertos en Israel) ocupa los monitores, vienen todos loos especialistas, comentaristas y militares a proponer "la gran operación armada en Gaza" hasta no dejar piedra sobre piedra. Pero no lo hacen... Hace meses que lo vienen anunciando: la "sangre en el ojo de la derrota en la 2da. aventura del Líbano" les quita el sueño, los irrita, los desastabiliza. Pero no se atreven. A todos los interrogados sobre el futuro del conflicto no se les ocurre decir, "hay que hacer la paz". Algunos pocos extraviados ven en la paz el futuro del Medio Oriente. Prefieren la paz de los cementerios, sobre todo los que no tienen hijos en el ejército.
Algunos israelíes murmuran, cuchichean a mis espaldas. Hoy, por primera vez un lector, o ex lector, se atrevió a desafiarme. ¿Cómo lo hizo? Tocando un clarinete desafinado, sectario, estúpido. Y acusandome de actividades que jamás fueron reales. No sabe nada de mí... Tuve (tengo) el buen cuidado de mostrar un par de cartas de mi pasado. Nadie sabe qué fui, qué hice, qué no hice. Y ellos felices y contentos con sus estúpidas invenciones. Bien, no quiero robar más tiempo a los lectores. Ahhh, y agradezco a los que entran, copian y reenvían a sus amigos. Andrés Aldao





A sesenta años del nacimiento del Estado de Israel, el sionismo ha sido bien estudiado. No es el caso de la identidad palestina, construida, a pesar de otros nacionalismos árabes, sobre la base de sucesivos fracasos. El éxito de Israel contrasta con la irresolución de la "cuestión palestina", sometida a los avatares de la descolonización del siglo XX.
Por Andrés Criscaut
En términos generales, los nacionalismos israelí y palestino tienen varias similitudes: fueron ideados por elites alejadas de la zona anhelada; se formaron en un contexto colonial; cristalizaron en ausencia de una estructura estatal y vieron como potenciales ciudadanos a poblaciones diseminadas en diásporas y muy disímiles entre sí. En su gran mayoría, israelíes y palestinos fueron -y lo son- refugiados, desplazados, migrantes y/o sobrevivientes; personas que han padecido o ejercido de alguna manera la violencia o la discriminación a la largo de sus vidas.

El sionismo, una de las variantes del nacionalismo judío que homologó a las diversas judeidades en la idea de un ser israelí, es un caso bien estudiado. Pero recién ahora se está comenzando a investigar y a entender desde un punto de vista académico la otra cara de la misma moneda: ¿quiénes son, qué creen ser y cómo son vistas esas personas que se denominan "palestinos"? Este retraso se debió en primer lugar a la dificultad de Occidente por entender las múltiples identidades y superposiciones de lealtades que se presentan en casi todos los nacionalismos de los países árabes. Para los ciudadanos occidentales, con una larga tradición de sistemas estatales que fomentan y sostiene identidades (escuelas, museos, fechas patrias, etc.) es difícil entender que para un palestino su identidad es mucho más compleja, móvil y simultánea (árabe en algún contexto, musulmán o cristiano en otro, de Naplús o de Jaffa, y finalmente palestina). A su vez, hasta fines de los años '60, cuando se diluyó la idea del pan-arabismo, el concepto de un Estado-Nación en el mundo árabe también había sido visto con temor y sospecha, como una más de las imposiciones del colonialismo europeo. El auge relativamente reciente de un nuevo pan-islamismo (otra fuente poderosa de representación), mucho más radical y anti-occidental, aún se encuentra en plena evolución en el mundo árabe.

Otro factor importante es haber entendido la historia del nacionalismo palestino como un subproducto o una simple reacción -y por lo tanto, menos legítima- de una de las más poderosas y efectivas narrativas nacionales: el sionismo-israelismo. La primera ministra israelí, Golda Meir, supo decir: "no hay nada que pueda entenderse como palestinos… ellos nunca han existido".

Por ejemplo, en un kibutz del norte de Israel, adolescentes judíos de todo el mundo juegan a ver quién sabe más de "israelidad". Cuál es el nombre del nuevo ministro de Defensa, cuántos escaños tiene la Knesset, qué equipo de Tel Aviv ganó la última final de básquet, y cuántos y cuáles son los países que limitan con Israel. Alguien responde "cuatro: Líbano, Siria, Jordania y Egipto", y todos aplauden esta respuesta. Pero otros no, y menos aun los palestinos, quienes han padecido una de las mayores políticas de "no existencia" o de "obliteración" de la historia.

Lo fascinante de la narrativa palestina fue que logró afianzarse casi exclusivamente en hacer del fracaso una fuente constante de identidad, haciendo de la derrota una victoria. En ese sentido, el nacionalismo palestino no es menos real o más ficticio que cualquier otro tipo de nacionalismo, pero sí podría decirse que pudo desarrollarse "a pesar" de los otros nacionalismos de la región, especialmente del israelí y del jordano.

Política de la negación

Al igual que todos los nacionalismos que se generaron en Medio Oriente durante el siglo XX, el palestino fue un producto de la injerencia extranjera. Paradójicamente, casi todos los procesos de descolonización estuvieron basados en las ideas de independencia, libertad y autodeterminación, influidas por el proceso de modernización al que se vieron arrastrados los pueblos colonizados. Así, el Mandato británico sobre Palestina significó un arma de doble filo, ya que a la par del control y la explotación, también representó una unificación política y administrativa sin precedentes. El sistema secular y centralizado del Mandato desarticuló ciertas lealtades religiosas y sectarias tradicionales, modelando y asentando las bases para el posterior desarrollo de un pensamiento nacional moderno. Al mismo tiempo que los británicos acentuaban y perpetuaban el antiguo sistema de patronazgo, clientelismo y favoritismo entre los árabes, la administración moderna generaba nuevos actores, necesidades y marginalidades que constituían un desafío para las nuevas elites palestinas.

Como todas las sociedades de estructura tradicional de Medio Oriente, los árabes de Palestina se vieron sumergidos en el gran vendaval de cambios que produjeron las fuerzas políticas y económicas de la modernidad de principios del siglo XIX, y la consolidación del mercado mundial y del capitalismo. Los profundos procesos de politización y control administrativo articularon una suerte de islam secularizado, que también involucraba en forma muy activa a los árabes cristianos, los primeros en entrar en contacto con las nociones europeas de nacionalismo y patriotismo en las escuelas misioneras o a través de otros contactos con europeos (1). Esto comenzó bajo el Imperio Otomano y se profundizó con las administraciones de Inglaterra y Francia en la zona.

Pero al caso palestino se le sumó un factor ausente en todos los otros procesos de construcción nacional del mundo árabe: una doble amenaza. El proceso "natural" de explotación, saqueo y dominio imperial se vio acompañado por una colonización judía, altamente modernizada en los cánones europeos, que competía por el mismo espacio geográfico y por los mismos factores de producción.

El nacionalismo palestino no es una simple reacción al proceso de construcción sionista de un Estado judío, pero sin él su evolución hubiera sido sumamente diferente. Los sionistas hicieron de la política de negación de la población autóctona uno de sus lineamientos ideológicos. La consigna "un pueblo sin tierra para una tierra sin pueblo", así como una política económica que excluía la mano de obra árabe a favor de un "trabajo judío" redentor, son tan sólo algunos ejemplos.

Por otro lado, Inglaterra mantuvo durante todo su mandato sobre Palestina una evidente política de favoritismo hacia los judíos, ya que dentro de la lógica de "civilización o barbarie" que guiaba al Imperio no había dudas cuál de estas dos comunidades debía ser civilizada y cual no. Un claro ejemplo de esto fue cuando Inglaterra tomó posesión del Mandato sobre Palestina tras el desmembramiento del Imperio Otomano, luego de la Primera Guerra Mundial. Una modificación de su Estatuto incluyó la aprobación de permitir un asentamiento judío en la zona (declaración de Balfour), pero aclarando que esto no debía perjudicar a las otras poblaciones "no judías". La población autóctona era definida por la negativa, pese a que los árabes representaban casi el 90% de la población del Mandato. El historiador israelí Ilan Pappé explica así esta falsa paridad: "Si los británicos hubieran llevado a cabo elecciones democráticas para representantes y autoridades locales, como hicieron en Egipto o en Irak, el carácter árabe de Palestina jamás hubiese sido puesto en duda" (2).

Durante ese período, la idea de una identidad particular palestina era compartida por una elite muy reducida de profesionales árabes urbanos, muchos de ellos cristianos, educados en escuelas de carácter europeo y favorecidos por la prosperidad del dominio del Mandato. Pero la gran mayoría de la población palestina se encontraba en el macizo central montañoso, conocido hoy como Cisjordania, y veía su tradicional vida campesina de fellaheen cada día más complicada por la colonización judía.

Esta pauperización persistente del interior montañoso del país contrastaba con el auge de la planicie costera, cuya pujante economía se orientaba al voraz mercado europeo, y donde comenzaba a delinearse asimismo una clase social de jóvenes trabajadores árabes marginados, desclasados y desempleados, los shabab. El conflicto comenzaba a perfilarse en sus múltiples facetas: autóctonos contra foráneos, ricos contra pobres, campo y ciudad, modernidad versus tradición... árabes contra árabes.

Esta segmentación dentro de la misma sociedad palestina era fomentada por los británicos en su política de "divide y reinarás" favoreciendo y potenciando las lealtades locales de los pueblos y de los clanes en detrimento de un incipiente sentimiento nacional palestino.

Un pueblo sin líderes

Antes de la Primera Guerra Mundial existía una identidad arraigada que cementaba en términos pre-nacionales a la población con la región: una percepción de Palestina como lugar sagrado para musulmanes y cristianos, como centro de peregrinaje y de codicia para los europeos, dentro de una tradición política de patriotismo local. Esta identificación con el pueblo o la aldea nunca ha desaparecido del todo en las múltiples identidades árabes de la zona, a tal punto que muchos de los palestinos de los campos de refugiados aún siguen identificándose con los lugares de donde fueron expulsados sus padres o abuelos, pese a que jamás hayan estado allí y que muy probablemente ya ni siquiera existan.

Pero varios cambios políticos producidos en las décadas de 1920 y 1930 impondrían un fuerte viraje de adaptación y de reorganización identitarios en la región para todas las colectividades árabes. Durante la Primera Guerra Mundial, Inglaterra venció a los turcos otomanos en Medio Oriente gracias al apoyo de los rebeldes árabes, a quienes prometió como contrapartida la creación de un gran Estado árabe independiente. Sin embargo, los acuerdos con los franceses tenían prioridad. En 1920, Francia expulsaba de Damasco al rey Faisal, poniendo fin al sueño de una "Gran Siria" (Siria, Jordania, Líbano y Palestina), al que muchos de los incipientes nacionalistas palestinos adherían con fervor. Dos años después, los ingleses pusieron en práctica lo que se puede considerar la primera división de Palestina, creando un gobierno de beduinos hashemitas semi autónomo, pero funcional a los intereses de Londres, al otro lado del río Jordán.

Así, donde antes no había casi diferencias, ahora existían fronteras, pasaportes, visas, monedas y aduanas. Donde antes había una población árabe casi indiferenciada, ahora había sirios, transjordanos y judíos. Los árabes de Palestina, tanto urbanos como campesinos, se vieron por primera vez solos y ante una colonización judía que creció de 12.500 personas en 1932 a 66.000 en 1935, cuando se intensificó la huída de la Alemania nazi.

Entre 1936 y 1939 se produjo una revuelta espontánea -similar a la ocurrida en la última década con las dos Intifadas- compuesta básicamente por campesinos y marginados de los centros urbanos, conocida como la Gran Revuelta árabe de Palestina, y que tomaría por sorpresa a la pequeña elite de dirigentes palestinos (sólo un 9% participaron, y menos de un 5% digirió acciones armadas o de guerrilla) (3).

El levantamiento, si bien fue disparado por los desafíos y las inequidades ante el creciente enclave judío en el Mandato, tuvo una orientación abiertamente antibritánica, ya que la Corona era responsable directa de ese desequilibrio. Pero en su etapa final terminó siendo una verdadera guerra civil entre palestinos (4). La revuelta puso en serios aprietos a la administración del Mandato, que desplegó más tropas en la pequeña zona de Palestina que en todo el subcontiente indio.

A pesar de obtener una restricción limitada de la migración judía por parte de Londres, la revuelta resultó en un fracaso total desde el punto de vista palestino: la represión británica, una de las más brutales de todas sus colonias, dejó un saldo de 5.000 muertos (10% de los varones adultos), entre 15.000 y 20.000 heridos y la casi total desaparición y destierro de los líderes urbanos y dirigentes campesinos. A su vez, ratificó para los británicos la imposibilidad de ejercer el mandato por mucho tiempo más bajo esas condiciones, mientras que para los judíos constituyó la certeza de que no habría posibilidad alguna de evitar el conflicto con los árabes. Este fue el primer paso para la militarización de la sociedad judía, que tras la revuelta mantendría a más de 15.000 personas entrenadas en la disciplina militar y con experiencia en la logística del combate.

Durante la revuelta, los líderes campesinos palestinos obligaron a usar en las "zonas liberadas" la kafiya (el pañuelo negro y blanco que diferenciaba a los campesinos de las montañas de la elite ciudadana, que usaba el fez o sombrero redondo otomano), posteriormente utilizado como símbolo por excelencia de la identidad palestina. Como explican los historiadores Baruch Kimmerling y Joel Migdal: "En el momento en que la política británica estaba tomando decisiones cruciales para el futuro de Palestina, los palestinos se encontraron a sí mismos sin los grupos que habían definido hasta entonces su sociedad, que habían modelado el movimiento nacional, o que habían sido los portavoces de sus asuntos locales e internacionales. La dirigencia había comenzado un exilio que duraría hasta hoy" (5).

Otra de las características que perdurarían por mucho tiempo fue que, a partir de ese momento, los británicos dejaron de negociar directamente con los palestinos y comenzaron a tratar el conflicto local a través de los gobiernos árabes de los países vecinos. La representación palestina se encontró entonces ante un vacío de líderes, que fue llenado con árabes no palestinos. Esto sería una constante en varias etapas de la historia palestina, en las cuales las elites dejaron en manos "extranjeras" varios elementos cruciales de su destino. Como ejemplo, la "opción jordana" (una posible solución con Israel a través de la mediación de Amman), recién finalizó en 1988, cuando Jordania dejó de reclamar la soberanía sobre Cisjordania.

De derrota en derrota

Cuando Naciones Unidas, inaugurando una línea política de resolución de conflictos a través de la división -India-Pakistán, Corea, Vietnam, etc.- decidió la creación de dos Estados, uno judío y otro árabe, en el territorio de la Palestina británica, la suerte ya estaba quizás echada. El historiador israelí Benny Morris denominó al período que va de 1937 y 1948 "la neutralización política y militar de los árabes de palestina" (6). En 1947, cuando llegó el momento de luchar para llenar el espacio de poder dejado por los ingleses, los palestinos ya eran un pueblo derrotado, con una marcada desventaja frente a la estructura casi estatal y muy bien organizada de los judíos.

Ese año, gran parte de los 1,3 millones de árabes de Palestina se convirtieron en refugiados y/o se vieron afectados por la primera guerra árabe-israelí.

En 1948, siguiendo un arreglo tácito entre el rey de Jordania y el gobierno judío, las tropas jordanas invadieron la margen occidental del río Jordán, conocida como Cisjordania, y núcleo central de lo que debería haber sido el Estado de los árabes de Palestina. Por su parte Egipto se apoderó de la franja de Gaza. Para los israelíes, 1948 fue el año en que los judíos ganaron la "Guerra de la Independencia" y crearon el Estado de Israel. Para los palestinos, fue el año de la Nakba (el desastre), el año que perdieron Palestina y su sociedad fue devastada.

Entre 1948 y 1964, cuando se creó la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), muchos llegaron incluso a creer que los palestinos habían desaparecido del mapa político como actores independientes, e incluso quizás como pueblo. Sin embargo, la derrota del '48 inauguraría una nueva cultura del refugiado y de la dispersión conocida como Ghurba, la fantasía de un Paraíso Perdido, de una vida pueblerina apacible volatilizada; la de ser simples víctimas de una conspiración internacional. Esto sería un nuevo factor que redefiniría a los múltiples fragmentos de la comunidad palestina: los refugiados en los campos de Naciones Unidas; los que fueron "jordanizados"; los que permanecieron en Cisjordania, o los que se transformaron en palestinos-israelíes.

Esta traumática y prolongada experiencia los identificaría con la visión común de una realidad de sufrimiento en el exilio y de un destino de redención y justicia puesto en el retorno al Paraíso Perdido. Como aclara el historiador Rashid Khalidi: "lo que ahora los palestinos comparten es algo mucho mayor de lo que los separaba: todos han sido desposeídos, ninguno es dueño de su destino, todos están a merced de autoridades hostiles, distantes y frías. Si hasta 1948 la población árabe de Palestina no había estado segura de su identidad, ahora la experiencia de la derrota, de la privación y del exilio garantizó que ellos supieran muy pronto lo que significa su identidad como palestinos" (7). Así quedó inaugurada una nueva narrativa histórica que haría de toda derrota o error un triunfo y, en cierta medida, absolvería a los palestinos y a sus dirigentes de cualquier tipo de responsabilidad sobre su propio destino. La imagen recurrente de esta nueva etapa es la del sumud; el que resiste.

A partir de ese momento las colectividades palestinas dispersas y fragmentadas se vieron ante el desafío de forjar estructuras institucionales representativas, pero siempre sometidas a poderosas fuerzas centrífugas o de "despalestinización". Las dos primeras son las que afectaron al casi 80% de la población palestina que permaneció, de alguna u otra manera, dentro de los límites de la Palestina del Mandato.

Los palestinos israelíes fueron sometidos a un férreo sistema de "judaización", de control y de cooptación. Con una evolución marginal dentro de la sociedad israelí, en cierta medida lograron articular, a través del Partido Comunista Israelí, la idea de ser parte de la causa palestina, pero siempre dentro de su intento por alcanzar todos sus derechos dentro de la sociedad israelí (8).

Por su parte, Amann pondría en práctica durante sus casi 20 años de control en Cisjordania un fuerte aparato para evitar el nacionalismo palestino y "jordanizar" a los palestinos, que forman casi el 75% de la población total del reino hashemita.

Pero el gran reservorio identitario será preservado en las particulares características de la sociedad de los campos de refugiados. Una nueva generación de palestinos será formada a través del patronazgo de Naciones Unidas, en donde un sistema educativo que en 1980 cubría a casi el 95% de los niños y empleaba en su gran mayoría a palestinos, generará una nueva clase dirigente altamente politizada, dinámica y con una gran noción del poder de la educación y los medios como factores de concientización. Al universo simbólico palestino de desarraigo, resentimiento y desesperanza, se agregarán la imagen del fedayin, el guerrero mártir, así como la posterior representación del shahid o niño de las piedras de la primera Intifada. A su vez se irá formando en la diáspora palestina en los países árabes una clase dirigente de profesionales que logrará, con el tiempo, canalizar políticamente a las sociedades de refugiados.

La construcción de la unidad

Cuando en 1968 el grupo Al-Fatah de Arafat, una de las tantas organizaciones guerrilleras que luchaban por la causa palestina, toma la dirección de la Organización de Liberación Palestina (creada por la Liga Árabe y por el presidente egipcio Nasser como una fachada para enfrentar indirectamente a Israel y también testear el compromiso del "britanizado" rey de Jordania con la causa del panarabismo), comenzará la institucionalización definitiva de la identidad palestina.

Varios fueron los factores que hicieron de Al-Fatah-OLP el único representante de los Palestinos. El primero, la presentación de una plataforma política lo suficientemente amplia y difusa como para aglutinar al amplio abanico de actores y estamentos de las comunidades palestinas: desde ricos comerciantes en Jordania hasta guerrilleros maoístas en el Líbano, pasando por paupérrimos refugiados en Gaza, estudiantes universitarios en El Cairo o campesinos en Cisjordania. El segundo, ser la primera organización en tener como prioridad única y particular la liberación de Palestina y el retorno de los refugiados, idea a contracorriente de la gran unidad árabe del momento.

Pero, paradójicamente, el gran catalizador y homogenizador de la identidad palestina sería la victoria israelí de 1967 en la "Guerra de los Seis Días"; la humillación y la evidente ineficiencia de los gobiernos árabes. Tras la invasión de Gaza y Cisjordania (llamada por los palestinos la Naksa, La tragedia), los israelíes pondrían nuevamente a la gran mayoría de la sociedad palestina bajo una misma unidad administrativa, tras dos décadas de separación. Un año después de la derrota del '67, la OLP, con la ayuda del ejército jordano, logró derrotar a los israelíes en un enfrentamiento en un campo de refugiados: en la "batalla de Karama" la OLP logró el reconocimiento y la adhesión de casi todas las colectividades palestinas.

La historia palestina seguiría su curso con importantes fluctuaciones (acuerdos de paz; reconocimiento de Israel; declaración de independencia; aceptación de un Estado sólo en Gaza y Cisjordania; creación de Estados dentro de Estados en Jordania y Líbano; apoyo a Saddam Hussein; Intifadas; surgimiento del islam político, etc.) pero ya no habría dudas de qué es ni quiénes son los palestinos.

Pero hablar de "catástrofes" y "tragedias" -sin duda las hubo para los palestinos- es también entender la historia como un desastre natural que simplemente acontece, libre de cualquier tipo de responsabilidad y dimensión humana. Los palestinos existen, pero lo que aún no queda tan claramente definido, más allá de su narrativa "quijotesca" o su panteón de heroicas derrotas, es la "dimensión" que tendrá su identidad. Les queda el desafío de demostrar que, así como han dado un claro ejemplo de la posibilidad de estructurar una identidad no "a pesar" sino "gracias a" los intentos de evitar y silenciar el surgimiento nacional, también son capaces de mostrar cómo y qué implica construir un nuevo país en el mapa del siglo XXI.

Notas:

1 Dos de los diarios más importantes que fomentaron el nacionalismo palestinos, Filistin y al-Karmil, fueron fundados, dirigidos y escritos mayoritariamente por árabes palestinos cristianos.
2 Ilan Pappé, A History of Modern Palestine, Cambridge Univesity Press, Londres, 2004.
3 Bayan Nuweihid al-Hout, "The Palestinian Elite during the Mandate Period", Journal of Palestine Studies, nº 9, Berkeley, 1979.
4 Baruch Kimmerling y Joel Migdal, Palestinians: The Making of a People, New York Free Press, Nueva York, 1993.
5 Ibid.
6 Benny Morris, The Birth of the Palestinian Refugee Problem 1947-1949, Cambridge University Press, Londres,1987.
7 Rashid Khalidi, Palestinian Identity, The Constructions of Modern National Consciousness, Columbia University Press, Nueva York, 1997.
8 Joseph Algazy, "El traumatismo persistente de los árabes-israelíes", Le Monde diplomatique, edición Cono Sur, Buenos Aires, octubre de 2005.
La fuente: El autor es un periodista especializado en política internacional. Colaborador en Israel y Palestina de Amnesty International, Rabbis for Human Rights y Machsom Watch durante 2007.