10 noviembre 2008

"EL CONCEPTO DE TERRORISMO ES UN CAJÓN DE SASTRE"

TODO: Tal vez no renueva nada, tal vez es una repetición de verdades bien sabidas... Pero hasta que no termine la violencia israelí, de Usa y los países europeos, mientras no se le dé al pueblo palestino lo que les corresponde de hecho y por derecho, no habrá otra cosa que muertes, duelo, sangre y sufrimientos para los palestinos y también para los israelíes. Si las noticias y los rumores son ciertos, en breve plazo los dirigentes militares de Israel harán una segunda vuelta... Esta vez las consecuencias la sufrirá todo el medio Oriente. La arrogancia vacía e inconsistente de los generales israelíes, ya derrotados el 12 de julio de 2006, lleva a una guerra sangrienta en la que sólo habrá muchos muertos y destrucción. No habrá ganadores y todos perderán. Andrés Aldao

Entrevista a Alain Gresh, director adjunto de Le Monde Diplomatique

Faiçal Metaoui - El Watan

Alain Gresh, de 60 años, periodista especializado en Oriente Próximo, es director adjunto del mensual francés Le Monde Diplomatique y miembro del comité editorial de la revista geoestratégica Maghreb-Machrek, que dirige Jean-François Daguzan. Ha publicado varias obras sobre esa región, entre ellas, Israël, Palestine: vérités sur un conflit y L’Islam, la République et le Monde. Con el filósofo Tariq Ramadan, escribió L’Islam en questions. En Argel, Alain Gresh ha participado en el coloquio «Monde arabe et Occident: choc des civilisations et stratégie d’hégémonies», organizado al margen de la Feria Internacional del Libro de Argel (Sila).

Ha habido un bombardeo estadounidense en Siria en el momento en que existe una firme vuelta a la diplomacia, ¿cuál es el objetivo de este tipo de operación?

Es difícil de creer que no tenga un significado relacionado con la política interna estadounidense, con la elección presidencial. Principalmente porque para una parte de la opinión pública John McCain se presenta como una garantía de seguridad. Quizá se considera positivo mantener una situación de tensión, aunque no se ha utilizado durante la campaña. El asalto contra la frontera siria con Iraq correspondería a una estrategia estadounidense: perseguir a «los terroristas», incluyendo la violación de la soberanía de países como Pakistán. No sé si es importante este ataque, pero se anuncia la reanudación de las negociaciones indirectas entre Israel y Siria. Olmert todavía tiene tres meses por delante para llegar a la conclusión de sus negociaciones.

Esas negociaciones entre Israel y Siria ¿Tienen posibilidades de éxito?

El asunto sirio-israelí en sí mismo es bastante fácil si se compara con Palestina. Está la cuestión del Golán ocupado. En el año 2000 hubo negociaciones muy próximas a un acuerdo y fueron los israelíes, en el último momento, quienes renegaron de sus compromisos. Desde el punto de vista israelí, puede ser muy interesante firmar un acuerdo de paz separado con Siria, porque puede conducir a otro acuerdo con Líbano. El precio que tiene que pagar Israel es la retirada total del Golán, es decir, volver a la línea de las fronteras de junio de 1967. Los dirigentes israelíes pueden estar interesados en eso, pero el sistema político israelí es tan complicado, con los influyentes pequeños partidos, que no es seguro que ese acuerdo tenga éxito. Se enfrentan dos puntos de vista: los que favorecen las negociaciones con Siria y los que quieren un acuerdo de paz más global. Pero la realidad sobre el terreno palestino es la continuación de la ocupación. A Israel le interesa firmar la paz con Siria. Eso significaría que el país tendría acuerdos de paz con todos sus vecinos. Sin embargo, desgraciadamente, eso le dejaría las manos libres en cuanto a la cuestión Palestina. Habría menos presión sobre este asunto.

¿Siria está dispuesta a alejarse de Irán?

En julio tuve una entrevista con el Presidente Bashar Al Assad antes de su visita a París en la que me declaró: «Occidente quiere que rompamos nuestras relaciones con Irán, mientras que en los últimos cinco años Irán ha sido el único país que nos ha apoyado cuando nos hallábamos completamente aislados». La cooperación entre los dos países podría ser menos importante en el futuro. Pero no irá más lejos. De todas formas, si hay paz entre Siria e Israel, habrá paz entre Líbano e Israel. Por lo tanto se regulará la cuestión de Hezbolá (…) En las épocas de las administraciones de Clinton y Bush padre hubo estrechas negociaciones con Siria. Tras el 11-S, Bush hijo colocó a Siria en el «eje del mal» y las consecuencias han sido negativas. El asesinato de Rafic Hariri en Líbano condujo a Francia a considerar a Siria como responsable de esa muerte y a aliarse con Estados Unidos. La llegada de un nuevo presidente a Francia y el acuerdo de Doha han facilitado un cambio de la posición europea. En este momento, la capacidad de Estados Unidos de hacer presión sobre sus aliados es débil debido al desastre de la gestión de Bush y a las elecciones estadounidenses.

¿No es demasiado fácil acusar a Siria de hallarse tras los asesinatos de Líbano?

Existe una comisión de investigación internacional que debe presentar los resultados de sus estudios. En Líbano son habituales los asesinatos políticos. Hay que dejar que los investigadores hagan su trabajo. Pero es evidente que Estados Unidos tiene interés en sentar a Siria en el banquillo de los acusados. Siria es un país que se opone a la política estadounidense en la región (…) En Oriente Próximo, cuando ocurre cualquier cosa, aparecen diez teorías de la conspiración en las que Israel y EEUU son los responsables… Líbano es un país dividido en el terreno religioso y político. No se puede dirigir ese país por un 50% contra el otro 50%. Líbano es utilizado por todos los vecinos, quienes se inmiscuyen en sus asuntos internos. La solución es un gobierno de unidad nacional y la esperanza de que las negociaciones regionales consigan algo.

¿Se pueden esperar cambios tras la reunión de Saad Hariri y Hasan Nasralá?

Estuve en Líbano la semana pasada, durante esa reunión. Es la señal del aumento de la relajación que hay en el plano interior. Todo el mundo sabe que eso es provisional. Digamos que en los próximos nueve meses habrá una distensión, no la guerra civil soterrada que mhemos visto hasta ahora. La situación económica está mejorando. Para el pueblo libanés es mejor. La situación de Líbano no se puede separar de lo que ocurre en la región. La reactivación de los conflictos (Israel-Siria, Israel-Irán) amenaza con desestabilizar Líbano. En la dirección israelí hay distintas tendencias. La garantía de la seguridad de Israel es la paz en la región. Hay quienes piensan que la garantía es la desestabilización, las duras intervenciones militares contra los vecinos. Ir hacia el caos, alimento de las fuerzas extremistas. Eso no favorece a nadie, ni al mundo árabe ni a Israel.

Existe una tragedia humana en la Franja de Gaza. ¿Cuánto tiempo más va a durar esta situación?

Esa es una situación que han contribuido a crear Estados Unidos y la Unión Europea. En 2006 hubo unas elecciones en Palestina exigidas por Occidente tras la muerte de Arafat. Esas elecciones, sin duda, fueron las más libres del mundo árabe. Una vez conocidos los resultados, la política de EEUU y la UE ha consistido en boicotear al gobierno legítimo surgido de las urnas. Eso es un error y un insulto a la democracia que ha contribuido a eliminar la sociedad y las instituciones políticas palestinas. Actualmente existe una doble autoridad, una en Gaza y la otra en Ramala. Las negociaciones de paz sólo se pueden hacer con una dirección palestina unificada. Un millón y medio de palestinos viven una situación insoportable en Gaza: los estudiantes no pueden salir al extranjero, apenas se puede sobrevivir… Las situaciones de este tipo fomentan el extremismo. El discurso occidental sobre los derechos humanos es esquizofrénico. Por un lado defiende dichos derechos y por otro consiente que se asfixie a toda una población, en Gaza, como castigo por haber «votado mal». Ante la indiferencia de Estados Unidos, Europa y, desgraciadamente, del mundo árabe. Existe una mediación egipcia entre Hamás y la Autoridad Palestina. Hay que esperar sobre todo que todas las fuerzas internacionales presionen. Todo el mundo tiene interés en la instauración de un gobierno de unidad nacional en Palestina, el único que puede negociar (…) No creo que se celebren elecciones en el próximo mes de enero. Fatah y Hamás no tienen la misma interpretación ni la misma fecha: enero de 2010 para el primero, enero de 2009 para el segundo. Eso amenaza con agravar la tensión. Existen documentos que han establecido un marco palestino común, a semejanza del Acuerdo de la Meca. Eso es lo primero que hay que hacer para evitar la escalada.

¿Los cambios internos en Israel favorecerán la causa de la paz?

No se sabe cuál será el resultado de las elecciones de febrero de 2009. Los sondeos dan resultados ajustados entre los diferentes campos. Hasta ahora se consideraba al Likud (derecha) como ganador. Es el partido de la guerra. La oposición, representada por Tzipi Livni y los que dirigen el país desde hace cuatro años, no han escogido una auténtica estrategia de paz, ni en las negociaciones ni en el trato cotidiano a los palestinos (colonización, puestos de control, 11.000 presos políticos, etc.). No se ve que haya una opción por la paz. A pesar de todo, Olmert afirmó que antes de su salida hará que se devuelvan los territorios y se divida Jerusalén. Hay una toma de conciencia en Israel, incluso entre la derecha, de que con 5 millones de palestinos la guerra no acabará nunca. Eso crea tensiones incluso con los ciudadanos palestino-israelíes. Se ha visto recientemente en los enfrentamientos de Akka (…) Los árabes israelíes ya no cuestionan el equilibrio demográfico, porque sólo son un millón sobre casi siete millones, pero en los territorios de 1947 hay un 45% de árabes y un 55% de israelíes. Este es un argumento que utilizan la izquierda y el centro de Israel para defender un acuerdo de paz con los palestinos. Si se prosigue con la ocupación, el sistema de apartheid se instaurará con 5 millones de palestinos metidos en los bantustanes. La sociedad israelí está dividida. Está emergiendo una corriente de derecha y extrema derecha poderosa, religiosa y nacionalista, presente entre los colonos, que ejerce una influencia creciente sobre el ejército. Al mismo tiempo, hay una parte de la población que quiere vivir con normalidad. Hacer varios años de servicio militar y los períodos de recordatorio no es vida (…). Si hubiera una elección política entre la paz y la ausencia de paz, la mayoría de los israelíes escogería la paz. Pero no hay un líder político valiente que sea capaz de hacer esa propuesta al pueblo israelí.

¿No cree que la presencia militar estadounidense en Afganistán está vinculada a las consideraciones económicas y energéticas?

Eso es cierto en parte. Durante el reinado de Sadam, Iraq vendía su petróleo a compañías estadounidenses. No creo que esa idea de controlar las fuentes del petróleo lo explique todo. Se percibe la inquietud de Estados Unidos en relación con un mundo que se está transformando. Un politólogo ha dicho que hemos entrado en un siglo post estadounidense. Es una realidad. Pero hay que entender que los estadounidenses no van a desaparecer. En los próximos veinte años Estados Unidos permanecerá como una potencia mundial. Existe una emergencia de Rusia, China, la India… y otros países con sus propios intereses, pero que no están forzosamente en contradicción con los de Estados Unidos. Esto no es la vuelta a la Guerra Fría. Si Rusia se enfrenta con EEUU en Georgia, eso no quiere decir que no tengan intereses comunes en otros aspectos. El mundo va a ser semejante al que existía antes de la Primera Guerra Mundial. El mundo unipolar que hemos vivido entre 1989 y 2005 fue el de la desestabilización

Usted no está de acuerdo con las teorías dominantes sobre el análisis del terrorismo…

El concepto de terrorismo es un «cajón de sastre» Ahí se mete a Al Qaeda, Hezbolá, Hamás, ETA o los corsos. El terrorismo es una forma de lucha que se puede condenar, todo depende del sentido que se de al terrorismo. El FLN de Argelia y el ANC de Sudáfrica se consideraron organizaciones terroristas. Es cierto que existen grupos terroristas a los que hay que combatir. Pero no creo en la idea de un terrorismo como amenaza global. Ese discurso de la amenaza es peligroso. Globalmente se piensa en el terrorismo islámico y, por lo tanto, musulmán. En Europa existe un discurso antimusulmán peligroso. El choque de las civilizaciones es un análisis nocivo que no corresponde a nada. Los estadounidenses apelan a la profecía de su misión redentora que a fuerza de hablar de ella se convierte en una realidad. El Mediterráneo ha visto siglos de cambios culturales, se comparten montones de cosas, la idea de que vivimos en civilizaciones cerradas es falsa. Existen diferentes fuerzas en Occidente. Hay que luchar contra la idea de dos bloques separados.

Finalmente, ¡George W Bush dejará el poder sin capturar a Bin Laden!

Ése también es un fracaso. Hacer de Al Qaeda una especia de enemigo estratégico de Estados Unidos era necesario para la administración estadounidense. Se habló de una «tercera guerra mundial contra el terrorismo, una guerra sin fin». Es el discurso que ha dominado desde el 11-S. Desde ese punto de vista, Bin Laden ha sido muy útil. Existen los aliados objetivos y los aliados subjetivos.

¿Por qué Occidente ejerce presiones sobre Irán con el motivo de que está fabricando «la bomba iraní»?

Los iraníes quieren dominar la tecnología nuclear civil. Eso les permitirá, si lo deciden, dominar la tecnología militar. Pero no han tomado esa decisión. Sin embargo, el discurso occidental es inaceptable por varias razones. Se olvida que Irán fue agredido por Iraq con el apoyo de los países occidentales sin que nadie reaccionase. Hubo un millón de muertos en esa guerra. Si se quiere frenar la nuclearización hay que hacerlo sin hipocresía. El único país nuclear de la región es Israel. Hay que evitar la nuclearización de la región pero hay que hacerlo de forma global. La solución a ese problema iraní es sobre todo la negociación entre Teherán y Washington. Estados Unidos debe reconocer que Irán es una gran potencia regional que tiene ambiciones legítimas.

Original en francés: http://www.elwatan.com/Le-terrorisme-est-un-concept
Traducido para Rebelión por Caty R.
Faiçal Metaoui es un periodista argelino que trabaja en el diario de Argel El Watan.

GRANDES EXPECTATIVAS



Tariq Ali-The Guardian


La victoria de Barack Obama supone un cambio generacional y sociológico decisivo en la política estadounidense. Es difícil, en estos momentos, predecir su impacto, pero las expectativas suscitadas entre la gente joven que ha impulsado a Obama siguen siendo grandes. Tal vez no haya sido una victoria arrolladora, pero sí lo suficientemente amplia como para permitir a los demócratas hacerse con más del 50% del electorado (62.4 millones de votantes) e instalar a una familia negra en la Casa Blanca.
El significado histórico de este hecho no debería subestimarse. Basta recordar que ha ocurrido en un país en el que el Ku-Klux-Klan llegó a tener millones de miembros capaces de desplegar un campaña de terror y muerte contra ciudadanos negros con el apoyo de un sistema jurídico discriminatorio ¿Cómo olvidar aquellas fotos de afroamericanos linchados ante la mirada complaciente de familias blancas que disfrutaban sus picnics mientras contemplaban –para decirlo en la voz memorable de Billie Holliday- “cuerpos negros balanceándose con la brisa del sur/ un fruto extraño colgando de los álamos”?
Más tarde, las luchas de los años 60 por los derechos civiles forzaron la reversión de la segregación y apuntalaron las campañas a favor del voto negro, pero también condujeron al asesinato de Martin Luther King y Malcom X (justo cuando éste comenzaba a insistir en la unidad de blancos y negros contra un sistema que los oprimía ambos). Se ha vuelto un lugar común señalar que Obama no forma parte de esta lista. No es así, sin embargo, como lo ve el 96% de los afroamericanos que salieron de su casa para votarle. Puede que se desilusionen, pero por ahora celebran la victoria y nadie puede culparles por ello.
Hace apenas dos décadas, Bill Clinton advertía a su rival, el progresista gobernador de Nueva York, Mario Cuomo, que los Estados Unidos no estaban preparados para elegir a un presidente cuyo nombre acabara en “o” o en “i”. Hace apenas unos meses, los Clinton cedían abiertamente al racismo insistiendo en que los votantes de clase obrera blancos rechazarían a Obama y recordando a los demócratas que también a Jesse Jackson le había ido bien en primarias anteriores. Una nueva generación de votantes les demostró que estaban equivocados: un 66% de los que tenían entre 18 y 29 años, es decir, el 18% del electorado, votó por Obama; el 52% de los que tenían entre 30 y 44 –un 37% del electorado- hizo lo propio.
La crisis del capitalismo desregulado y de libre mercado disparó los apoyos a Obama en estados hasta entonces considerados territorio republicano o de demócratas blancos, acelerando el proceso que derrotaría al tándem Bush/Cheney y su pandilla de neo-cons. Sin embargo, el hecho de que McCain/Palin obtuvieran, a pesar de todo, 55 millones de votos, es un recordatorio de la fuerza que conserva aún la derecha estadounidense. Los Clintons, Jo Biden, Nancy Pelosi y muchos otros pesos pesados del Partido Demócrata utilizarán este dato para presionar a Obama con el fin de que permanezca fiel al guión que le permitió ganar la elección. No obstante, los eslóganes bienintencionados y anodinos no serán suficientes para acceder a un segundo mandato. La crisis ha avanzado demasiado y las cuestiones que preocupan a los ciudadanos estadounidenses (como pude comprobar estando allí, hace unas semanas) tienen que ver con el empleo, la salud (40 millones de ciudadanos sin seguro de salud) y la vivienda.
Sólo con retórica no es posible afrontar la caída de la economía: las deudas del sector financiero ascienden a un trillón de dólares y podrían desplomarse más gigantes bancarios; el declive de la industria automotriz generará desempleo a escala más amplia y continuarán los efectos del salto al vacío que ha hipotecado a Wall Streer a generaciones futuras de norteamericanos. Las medidas adoptadas en medio del pánico por la Administración Bush, medidas diseñadas y orquestadas por el amigo de banqueros y secretario del tesoro Paulson, han privilegiado a unos pocos bancos y han sido subsidiadas con fondos públicos.
Los demócratas y Obama han apoyado los acuerdos y lo tendrán difícil para desdecirse y moverse en otra dirección. La profundización de la crisis, sin embargo, puede forzarles a hacerlo. Las medidas de austeridad siempre se ceban con los menos privilegiados, y la manera en que el nuevo presidente y su equipo afronten el nuevo escenario resultará determinante para su futuro.
Es un momento horroroso para ser elegido presidente, pero también un desafío. Franklin Roosevelt lo aceptó en los años 30 e impuso un régimen socialdemócrata de regulación de la economía, basado en empleos públicos y en una apelación imaginativa a la cultura popular. La existencia de un fuerte movimiento obrero y la izquierda estadounidense contribuyeron de manera decisiva al surgimiento del New Deal. Y la existencia de los Reagan-Clinton-Bush, a liquidar su legado. Lo que hay ahora, por tanto, es una economía nueva, en unos Estados Unidos desindustrializados y fuertemente dependientes de las finanzas globales.
¿Tiene Obama la visión o la fuerza para regresar en el tiempo y avanzar a la vez? En materia de política exterior, la posición de Obama/Biden no ha diferido demasiado de la de Bush o McCain. Un New Deal para el resto del mundo exigiría una salida rápida de Irak y Afganistán y un punto final a estas aventuras en cualquier otra región del planeta. Biden se ha comprometido prácticamente a la balcanización de Irak. Pero esta alternativa resulta cada vez más improbable: el resto del país, Irán y Turquía se oponen, si bien por razones diferentes, a la creación de un protectorado norteamericano-israelí en el norte de Irak con bases permanentes de los Estados Unidos. En realidad, alguien debería aconsejar a Obama el anuncio de una retirada rápida y completa. Sobre todo teniendo en cuenta que los costes de quedarse en Irak son ahora prohibitivos.
Lo mismo puede decirse de un eventual desplazamiento de tropas de Irak a Afganistán: sólo supondría recrear el lío actual en otro sitio. Como numerosos expertos de inteligencia, militares y diplomáticos británicos han advertido, la guerra en el sur de Asia está perdida. Sin duda Washington es consciente de ello. De ahí las negociaciones, propiciadas por el miedo, con los neo-Talibanes. Sólo cabe esperar que los consejeros de Obama en materia de política exterior fuercen una retirada también en este frente.
¿Y qué decir de América del Sur? Seguramente Obama debería imitar el viaje de Nixon a Beijing, volar a La Habana y acabar con el embargo diplomático y económico a Cuba. Incluso Colin Powell se dio cuenta de que el régimen había hecho mucho por su gente. Obama lo tendrá difícil para predicar las virtudes del libre mercado, pero en cambio los cubanos podrían ayudarle a establecer un sistema sanitario decente en los Estados Unidos. Este es un cambio en el que la mayoría de estadounidenses querría creer. Otros países de América del Sur que previeron la crisis del capitalismo neoliberal y comenzaron a reconstruir sus economías hace una década también podrían ofrecer algunas lecciones.
Si el cambio se resuelve en que nada cambie, entonces podría ocurrir que, pasados unos años, quienes han aupado a Obama a la Casa Blanca decidan que la creación de un partido progresista en los Estados Unidos se ha vuelto una necesidad.

Tariq Ali es miembro del consejo editorial de SIN PERMISO . Su último libro publicado es The Duel: Pakistan on the Flight Path of American Power .
Traducción para www.sinpermiso.info : Gerardo Pisarello