14 abril 2009

EL MÁS ÉTICO DEL MUNDO. ES UN HECHO

Yitzhak Laor – Haaretz 14-4-09

En el décimo aniversario de la ocupación, el 19 de junio de 1977, el diario inglés SUNDAY TIMES, publicó una extensa investigación sobre las torturas que sufren los detenidos palestinos en las cárceles israelíes. Las conclusiones del informe establecieron: "las torturas de los detenidos palestinos son tan corrientes y metódicas, que es imposible desecharlas como conducta extraordinaria de policías ‘malos’ sino que han sido institucionalizadas como política expresa”.
La negación israelí fue, por supuesto, total. Ningún periódico israelí se dio por enterado de las acusaciones. De acuerdo con la reacción de nuestra embajada en Londres, la ética de los profetas no permitía las torturas, por lo tanto las denuncias son falsas. En verdad, Menajem Beguin, que recién había formado su gobierno, se ‘horrorizó’, y ordenó al Shabak (Servicio General de Seguridad) que deje de hacerlo.
Pero la lógica de la ocupación y del sistema de seguridad fue más fuerte que el horror del antiguo militante clandestino. Ocurrieron los hechos de la línea 300, y se culpó a Yzat Napsu, oficial druso acusado y condenado injustamente (se le disparó a mansalva al palestino que secuestró el autobús y se dijo que estaba ya muerto cuando recuperaron el vehículo), y en 1984 nos recordaron a todos que el informe de Sunday Times era más verídico que su negación y más cierto, también, que las buenas intenciones de Beguin. Por otro lado, toda encuesta israelí sobre torturas u otros horrores traería, sin dudas, resultados simples: primero, es mentira, segundo, es justo y tercero, ellos empezaron. El que crea que este razonamiento pertenece sólo a las mentes enfebrecidas de los talkback (comentarios), tiene que leer nuevamente la primera reacción de Ehud Barak sobre el asunto de los testimonios de los soldados de Gaza: "Tzahal es el ejército más ético del mundo. Es un hecho".
Incluso se bombardeó las ciudades en el Canal de Suez, durante la guerra de desgaste (años 67 al 70), se cañoneó dentro de Egipto, se destruyó una escuela en horario de estudio y una acería durante las horas de trabajo. Y todo esto fue en tiempos en que Golda Meir era primer ministro, y el comandante en jefe de las fuerzas armadas y los generales eran laboristas. Todo esto no modificó en absoluto la autoestima de los israelíes, y dudo que ver las transmisiones de El-Jezzira en vivo desde Gaza pueda cambiarla.

Ayudados por una memoria colectiva perfectamente planificada (por filósofos y sociólogos de la izquierda sionista) nos construimos como una nación en la cual no hay espacio para recuerdos individuales contradictorios o, aunque más no sea, para una discusión sobre lo que es "sagrado". Todos marchan al ritmo del mismo tambor. El sistema de símbolos siempre está listo, lo que no armoniza con el "yo nacional" es rechazado.
¿"Exodus"? Nos conviene. ¿El "Struma"? (barco que llevaba casi 800 refugiados rumanos durante la Segunda Guerra y que fue hundido por error por un torpedo soviético) Sólo para historiadores profesionales. ¿Dir Yasin? (pueblo cuyos habitantes fueron masacrados en 1948 por el Irgun, el grupo terrorista que comandaba Menajem Beguin) Un buen símbolo. (no fuimos "nosotros", fueron los "disidentes") ¿Las masacres de Sassa, de Tiberíades, de Lod? Irrelevante ¿Kivia? (pueblo que fue objeto de una acción de venganza del ejército israelí en 1953) ịOlvídate! ¿Sabra y Shatila? Esto se puede recordar: fueron "cristianos que mataron musulmanes". Ehud Barak tiene razón: según todas las normas conocidas, somos los más éticos, ya que no tenemos parangón.
Pero es posible que el Ministro de Defensa se refiera a las acciones americanas. Su ejército realmente perpetró grandes crímenes en los últimos sesenta años, desde Corea, pasando por Vietnam y Panamá, hasta Irak. Pero, justamente llegó el momento de decir lo que ocurre entre nosotros, lo que el estado y su ejército provocan en sus ciudadanos, incluyendo a los soldados que se contagian del virus de la crueldad, bajo el amparo del endurecimiento colectivo, que no tiene igual en el mundo democrático. Todas las calamidades que provoca Tzahal están siempre amparadas por la "Ley de movilización civil", que no es sólo una ley (como pagar los impuestos o conducir del lado derecho), si no un código sagrado. No movilizarse significa ser "desequilibrado", y solo los "locos" no van al ejército y no impregnan sus manos en la sangre ritual. Esta es la norma ética superior de la sociedad israelí que cubre todo, negando o aceptando la realidad.
Todo el sistema, educación y ejército, servicio de seguridad y juzgados, medios de comunicación y literatura, retira del diálogo nacional no solo la posibilidad de luchar en contra, o ser cuerdo pero no pertenecer, sino incluso aceptar la posibilidad que algo en él no es basicamente moral. Por eso, es natural que el Ministro de Defensa resuma este round de negación, cuando felicitó al investigador del ejército: "Estoy contento que estos sean los resultados, y otra vez queda claro que tenemos razón cuando decimos que Tzahal es el ejército más ético del mundo, desde el comandante hasta el último de los soldados."
Aquí está la realidad, la realidad que ninguna sátira puede superar, aun la obra de teatro de Janoj Levin del año 1971 en la que el personaje de Golda Meir decía: "Durante 71 años me examiné y descubrí en mí una verdad que Dios me guarde…y todos los días yo me sorprendo otra vez, tengo razón, tengo razón, y otra vez tengo razón..Una vez me adormecí un poco, al mediodía, y me dije: ¿tal vez mientras dormito haga una tontería? ¿Hice alguna tontería mientras dormitaba? Qué va!! ¿Yo voy a hacer una tontería, aún dormida?" ■