02 abril 2009

El juez investiga un bombardeo contra Gaza de 2002 que acabó con la vida de 14 civiles

La Fiscalía pide a Andreu que archive la causa contra Israel

El juez investiga un bombardeo contra Gaza de 2002 que acabó con la vida de 14 civiles

La Fiscalía de la Audiencia Nacional ha pedido hoy el archivo provisional de la investigación que sigue el juez Fernando Andreu sobre el ataque israelí en la franja de Gaza del 22 de julio de 2002, ya que de la documentación facilitada por Israel se desprende que aún se están investigando estos hechos. El pasado mes de enero, el juez Andreu admitió a trámite la querella interpuesta por el Centro Palestino para los Derechos Humanos (PCHR, por sus siglas en inglés) por estos hechos, y un mes después decidió seguir investigando porque de la documentación mencionada entendía que en Israel no había habido una investigación judicial.
Andreu, tras analizar la documentación aportada por Israel, consideró entonces que no existía ninguna investigación criminal abierta en ese país. No obstante y según la información aportada por Israel, una comisión estatal investiga el llamado caso Shehadeh una vez que el Tribunal Supremo, que reconoció un "error de cálculo", echó por tierra varios intentos de procesar el ataque.

El bombardeo tenía como objetivo acabar con la vida del dirigente de Hamás Salah Shehadeh. Para ello se utilizó un caza F-16 del Ejército israelí que lanzó una bomba de una tonelada sobre su vivienda en el barrio de Al Daraj de la ciudad de Gaza, una de las zonas residenciales más densamente poblados de la ciudad. El proyectil causó 15 víctimas mortales y 150 heridos. Su explosión alcanzó de lleno a la familia cuyos siete miembros fallecieron.

La querella de PCHR señala como responsables del ataque al entonces ministro de Defensa, Ben-Eliezer, al jefe de la fuerza aérea, Dan Halutz, al general del mando sur del Ejército, Doron Almog, al asesor de seguridad Giora Eiland, al secretario militar del ministro, Michael Hertzog, al jefe de Estado Mayor, Moshe Ya'Alon, y Abraham Dichter, director del Servicio General de Seguridad.

Según han informado fuentes fiscales, es conveniente el archivo de esta investigación porque, si se llevara a cabo, "España se convertiría en una tercera instancia".

EL NUEVO MINISTRO DE EXTERIORES ISRAELÍ ENTIERRA EL ÚLTIMO ACUERDO DE PAZ

TODO: LA PREPOTENCIA DEL MAFIOSO LIBERMAN YA ESTÁ PLASMADA EN SU PRIMER DISCURSO COMO MINISTRO. TODOS LOS ISRAELÍES QUE APOYARON LA MASACRE EN GAZA (Y COLABORARON EN EL ASCENSO DEL NAZIFASCISTA LIBERMAN AL GOBIERNO), ¿ESTAN DE ACUERDO CON EL GOBIERNO DE 30 MINISTROS QUE CONDUCE AL ESTE PAÍS AL AISLAMIENTO Y A LA GUERRA? "QUIEN SIEMBRA VIENTOS CRIMINALES COSECHA MINISTROS Y GOBIERNOS DE ASESINOS".

Lieberman niega validez al pacto de Annapolis para crear un Estado palestino

JUAN MIGUEL MUÑOZ - Jerusalén - 02/04/2009

Sin freno y sin medias tintas. No sorprendió ayer en su toma de posesión Avigdor Lieberman, nuevo ministro de Exteriores israelí. Se cargó de un plumazo la conferencia de Annapolis, impulsada en noviembre de 2007 por el entonces presidente estadounidense George W. Bush y que apremiaba a la creación de un Estado palestino. Rechazó toda concesión política y territorial, y advirtió: "Quienes piensan que mediante concesiones se ganarán el respeto y lograrán la paz, están equivocados... Aquellos que quieran la paz deben prepararse para la guerra y ser fuertes". Las palabras de Lieberman suponen una declaración de intenciones, un vuelco absoluto al discurso diplomático del extinto Gobierno de Ehud Olmert y un desafío a la Administración estadounidense de Barack Obama.
El primer ministro Olmert ha sido el más belicoso en el último cuarto de siglo. Dos guerras (Líbano en 2006 y Gaza el invierno pasado); el bombardeo de una instalación militar, supuestamente nuclear, en Siria en 2007, y el ataque aéreo contra un cargamento de armas en Sudán en enero de este año jalonaron su mandato de tres años. Tampoco llevó a cabo concesión alguna a sus contrapartes árabes, pero abonó los canales diplomáticos.
"Hay un documento que nos obliga, y ése no es el de la conferencia de Annapolis. No tiene validez. El Gobierno israelí nunca ratificó Annapolis ni lo hizo la Kneset", afirmó el ultra Lieberman. En su opinión, el documento suscrito por Olmert y su jefa de la diplomacia, Tzipi Livni, es papel mojado, aunque otorga vigencia a la Hoja de Ruta, que supedita la fundación del Estado palestino al fin de la violencia y que también exige el fin de la expansión de las colonias judías en Cisjordania.
Habrá que dar tiempo porque la Casa Blanca tendrá algo que decir. Pero las vaguedades expresadas la víspera por Benjamín Netanyahu en la Kneset dejan claros sus propósitos respecto a los palestinos: nada de concesiones territoriales. Del mismo modo que Hamás no reconoce la legitimidad del Estado sionista, los estatutos del Likud tampoco admiten la existencia de un Estado palestino. Y Netanyahu no esconde su primera misión respecto a Cisjordania y Gaza: derribar el Gobierno de Hamás en la franja. La guerra desatada el 27 de diciembre concluyó, en su opinión, demasiado pronto, sin lograr ese objetivo.
"Le digo al liderazgo palestino que si realmente quiere la paz, podemos conseguirla", apuntó Netanyahu. Los diputados árabes y los de Meretz (izquierda israelí) le abuchearon. Sus términos para la paz también indignan a la moderada Autoridad Palestina: se trata de fomentar el progreso económico en Cisjordania. Más tarde habrá que garantizar la seguridad de Israel. Después, ya se verá. Pero ni hablar de un Estado palestino. El presidente, Mahmud Abbas, declaró ayer: "Lieberman no cree en la paz. No podemos negociar con él. El mundo debería presionarle".
A pesar de que Netanyahu buscó con ahínco que Kadima, presidido por Livni, se sumara a la coalición, la negativa del primer ministro y líder del Likud a pronunciar las palabras Estado palestino frustró el intento y Netanyahu optó por el extremismo de varios de sus socios.
Obama será clave. Washington ha esperado a que se forme el nuevo Gobierno israelí, pero el mediador -George Mitchell- ya fue designado y la maquinaria diplomática está lista. Resta por ver si todo quedará en simples roces sobre la ampliación de colonias en Cisjordania o el derribo de casas en Jerusalén Este o si el mandatario estadounidense se empeñará en doblegar la intransigencia de Bibi Netanyahu y su Ejecutivo.