04 enero 2008

GAZA



TODO: “Vine hoy aquí para tender mi mano al pueblo palestino y a nuestros vecinos, los países árabes, mano para la paz, mano para el comienzo de la reconciliación histórica...”. fueron las primeras palabras del señor Ehud Olmert, primer ministro de Israel, en la reunión de Anápolis, el 28 de noviembre de 2007.

Un misil mata a una madre y tres hijos en su propia casa en Jan Yunis

LUIS JIMÉNEZ - Jerusalén - 04/01/2008

El Ejército israelí no da respiro a los palestinos, y ayer mató al menos a cuatro milicianos y a cinco civiles en ataques terrestres y aéreos llevados a cabo en la franja de Gaza, controlada por Hamás, que confirmó que sus milicianos murieron bajo el fuego israelí después de que éstos tratasen de disparar misiles contra poblaciones israelíes. La violencia se recrudece cuando faltan seis días para que el presidente de EE UU, George Bush, llegue a la zona para reforzar el plan de paz pactado en Annapolis en noviembre.

Las fuerzas israelíes han matado a 50 palestinos en las últimas semanas
Olmert exigirá a Bush que limite la soberanía del futuro Estado palestino


Desde que hace tres semanas el ministro israelí de Defensa, Ehud Barak, resolviera intensificar las operaciones militares en la franja para reducir los ataques palestinos con morteros y cohetes artesanales Kassam, han muerto alrededor de 50 combatientes palestinos y civiles. Durante 2007, las fuerzas israelíes mataron a 366 palestinos (284 en Gaza), de ellos 53 menores y más del 40% civiles, según un informe del Centro Israel por los Derechos Humanos en los territorios ocupados.
Una organización minoritaria, el Frente Popular para la Liberación de Palestina-Jefatura General, que comanda Ahmed Jibril desde Siria, disparó ayer las alarmas en el Ejército israelí. Sus militantes dispararon un cohete Grad de 122 milímetros, un Katyusha. Se remontó desde algún lugar de Gaza y recorrió 16 kilómetros y medio para estallar a pocos metros de una casa en construcción en un barrio al norte de la ciudad israelí de Ashkelon.
Las Fuerzas Armadas israelíes, particularmente el Ejército de tierra y la aviación, se muestran impotentes, no saben cómo contrarrestar los cohetes y morteros palestinos. Un oficial se quejaba ayer, bajo anonimato, en la radio israelí de la falta de mecánicos y de pilotos para tripular los helicópteros que participan en las operaciones militares contra los palestinos, "y se caen al suelo de cansancio".
La mayoría de las víctimas palestinas de las últimas semanas militaban en Yihad Islámica, pero otros eran milicianos de Hamás, que gobierna en Gaza, y de las Brigadas de Al Fatah. Un total de 14 de ellas han muerto desde el pasado miércoles, incluida la esposa, Karima, y tres hijos de Hamdan Fayad, concejal municipal de Hamás en el municipio de Jan Yunis. Un proyectil israelí cayó sobre el edificio, dirigido contra milicianos que presuntamente se habían refugiado allí.
A pesar de la guerra de represalias que libran los dos bandos, con fuerzas totalmente desiguales, no se registraron víctimas mortales en la ciudad israelí de Sderot, a cuatro kilómetros de Gaza y el centro urbano más atacado por los milicianos palestinos. Tampoco sufrió bajas el Ejército israelí en la escalada de violencia.
En Gaza, los heridos se cuentan ya por decenas. En otra operación israelí "contra la infraestructura de los terroristas" en Cisjordania, según el portavoz militar israelí, otros 20 militantes y civiles palestinos resultaron heridos ayer en Nablus, donde la policía de la Autoridad Palestina (ANP) logró remover de las calles a las bandas armadas.
Entretanto, el primer ministro israelí, Ehud Olmert, tiene una lista de peticiones para Bush, quien llegará el próximo miércoles a Israel para alentar el proceso de paz que se reanudó en Annapolis tras un bloqueo de siete años. Para proteger la seguridad del Estado israelí, Olmert solicitará a Bush -quien apadrina sus negociaciones con el presidente palestino, Mahmud Abbas- que el Estado que aspira a proclamar a fines de este año en Gaza y Cisjordania quede desmilitarizado, revelaba el diario Haaretz de Tel Aviv.
Abbas sólo podría disponer de policía e Israel tendría el derecho de acantonar una fuerza militar en la frontera del futuro Estado con Jordania, desde donde podría vigilar a Siria e Irak. Israel también quiere reservarse el derecho a seguir combatiendo a los milicianos palestinos durante las negociaciones de paz y poder operar con su aviación en los cielos palestinos.

Los mal llamados 'daños colaterales'




TODO: La paz de los cementerios, la barbarie en alza, la ONU callada, la "hoja de ruta" bien, gracias, la canalla Rahola muda, y que la sangre se dispare, el duelo que prospere, y ¡viva la muerte!


SAL EMERGUI

GAZA.- Se llamaba Karima Fayad y es la cara y ojos de lo que conocemos como 'daños colaterales'. Una expresión que no puede explicar la dimensión del daño nada colateral. Individual y colectiva. Una víctima civil más de una operación militar 'poco selectiva'. El pecado de esta mujer de 50 años era ser la esposa de Jamdan Fayad, un concejal del grupo islamista Hamas en la empobrecida localidad de Jan Yunes (Franja de Gaza) y la madre de un militante de la Yihad Islámica, autor de lanzamientos de cohetes Kassam contra Israel.
Como si fuera una película, el guión estaba escrito antes de empezar a rodar. Desde cerca de la casa de Karima en la aldea de Bani Suela, al este de Jan Yunes, se dispara contra posiciones israelíes. La respuesta, varios proyectiles de un carro de combate contra la zona del disparo. El miliciano del grupo Yihad Islámica muere y con él su madre y su hermana, Asma de tan solo 20 años. En la aldea de Bani Suela hay hoy rabia y sed de venganza.
"Yo estoy en contra de los Kassam pero el Ejército israelí se venga sin importarle los vecinos o los familiares del que dispara", nos dice Mohamed, quien hace un año perdió a varios miembros de su familia. Un proyectil de tanque "nada preciso" impactó de lleno en su vivienda en Bet Janun. Más civiles muertos en una cuenta que a nadie le importa.
La realidad se repite sin que nadie le ponga fin. Cohetes Kassam contra las ciudades de Sderot o Ashkelon. Israel responde atacando las lanzaderas de los proyectiles. La respuesta palestina es más cohetes. "Lo que no funciona con fuerza, funcionará con más fuerza", piensan ambas partes. Si un Kassam impacta en una casa de Sderot y provoca algún muerto o herido, la respuesta será mucho más contundente. Es decir, provocará más muertos. La contrarespuesta palestina en este caso será intensificar el lanzamiento de Kassams y así día tras día, semana tras semana. Una sucesión interminable de acciones y reacciones.
El caso de Karima no es el primero ni será el último. El más conocido de lo que los oficiales castrenses suelen llamar 'daños colaterales' tuvo lugar hace cinco años y medio con el asesinato del destacado líder del brazo armado de Hamas, Salaj Shjade, responsable a su vez de la muerte de decenas de civiles y soldados israelíes. Tras un chivatazo de un colaboracionista palestino, la cúpula militar de Israel es informada de que tras meses en la clandestinidad, Shjade se encuentra en su casa en el popular barrio de Daraj, en la ciudad de Gaza. El Gobierno da luz verde y a medianoche, un caza de combate israelí se acerca al objetivo y lanza una bomba de una tonelada. Evidentemente, Shjade muere pero también su madre Mona, su esposa y sus dos hijos Subje y Mohamed, de 5 y 6 años. En total, 15 muertos.
Fue el 22 de julio del 2002 y me acuerdo sobre todo porque días después visité su aun semidestrozado edificio de viviendas en Gaza. Allí encontré a un vecino, Yihad, de 14 años, cuyos dos hermanos y madre habían muerto también en dicho ataque israelí. Al tiempo que veía la televisión (la cadena Al Manar, del grupo chiita Hizbulá), el chaval imaginaba, soñaba y planeaba su venganza. Atrás quedaban sus sueños de ser médico. Ahora solo deseaba morir matando. Por su madre y hermanos.
Volviendo a Karima, a lo que le queda de su familia no le servirá de mucho consuelo los datos ofrecidos esta semana por la ONG israelí Betselem, según la cual en el 2007 ha descendido en un 44% el número de muertos. Aunque se mareen con tantos datos, es preciso reflejar su informe: en el 2007 murieron en operaciones militares israelíes 366 palestinos, 53 de ellos menores. 131 eran civiles y el resto milicianos de las facciones armadas palestinas.
Según Betselem, la guerra interna palestina también ha causado estragos: en doce meses, 344 palestinos han fallecido en los tiroteos, ataques y ajuste de cuentas entre los movimientos enfrentados, el islamista Hamas y el nacionalista Al Fatah.
Mientras, en el terreno, la espiral de violencia, a veces a fuego lento y a veces a todo gas, continua. La entrada del nuevo año no ha cambiado nada.