19 abril 2009

No a Obama, no al Estado palestino

La orientación ultraconservadora del nuevo gabinete israelí no facilitará las relaciones de Tel Aviv con la mayoría de sus socios occidentales. En las Cancillerías europeas se elaboró una lista de peligros potenciales para el porvenir de Israel, que incluye la habilidad de Netanyahu de vaciar de contenido los Acuerdos de Oslo, la orientación populista, cuando no racista, de su principal socio de gobierno, Avigdor Lieberman; la negativa de los partidos religiosos de contemplar cualquier intento de negociación sobre la doble capitalidad de Jerusalén y, por ende, la decisión de Ehud Barak de sacrificar los intereses del ya de por sí débil partido laborista, supeditándolos a su ambición personal.
Por Adrián Mac Liman
La frágil luna de miel de Barack Obama con el Estado de Israel finalizó hace unos días, cuando el presidente norteamericano “se atrevió” a lanzar, desde Estambul, un llamamiento para la paz duradera en Medio Oriente; una paz inconcebible sin la existencia de dos Estados soberanos: uno, judío y otro, palestino.
Por primera vez, Obama hacía hincapié en la necesidad de reconocer las aspiraciones independentistas de un pueblo que defiende su identidad nacional. Algo que el actual gabinete israelí no parece muy propenso a aceptar.
Las relaciones entre Barack Hussein Obama y los políticos hebreos se caracterizan por su ambigüedad. De entrada, los israelíes desconfiaron de este candidato de color, cuyo nombre les recordaba (¡ay, monomanía!) a… Saddam Hussein.
Tal vez por ello uno de los primeros gestos simbólicos que acompañaron la nominación de Obama como candidato a la presidencia de los Estados Unidos fue un viaje relámpago a Jerusalén. En la ciudad tres veces santa, Obama abogó por de la indivisibilidad de Jerusalén, capital del Estado judío.
Pocos días después de su regreso a los Estados Unidos, se celebró un cordial encuentro con los líderes del AIPAC, principal lobby judío estadounidense. Durante la reunión, el entonces senador manifestó su alegría por sentirse “rodeado de amigos, de buenos amigos de toda la vida…”
Aun así, el establishment sionista no dudó en manifestar públicamente sus reservas ante el espectacular ascenso de un hombre en cuyo pasado se hallaba la perceptible huella del Islam. Las reticencias veladas se convirtieron en histerismo el pasado mes de enero, cuando el recién instalado presidente mandó su primer mensaje conciliador al mundo musulmán. Como si el deseo de la clase política estadounidense de buscar la convivencia con el Islam supusiera una ruptura con el judaísmo o la mal llamada herencia judeo-cristiana de la civilización occidental.
Al malestar se suma la innegable debilidad del macrogobierno de Benjamín Netanyahu. En efecto, la presencia en el gabinete de media docena de agrupaciones de corte ideológico distinto se traduce en numerosos compromisos que podrían neutralizar la actuación del Ejecutivo. Cabe preguntarse si el propio Netanyahu no apostó por esta fórmula para bloquear cualquier intento de la Casa Blanca de poner sobre raíles un nuevo proceso de paz eficaz y dinámico.
El titular de Exteriores, Avigdor Lieberman, pone como condición sine qua non para el reinicio de las consultas con los palestinos el… derrocamiento del gobierno de Hamas que controla la Franja de Gaza, inimaginable sin el “apoyo logístico” de las tropas hebreas, y la vuelta a la Hoja de Ruta, rechazada por su partido en 2003. Su colega Guilad Erdan, titular de Medio Ambiente y militante del Likud, planta cara a la Administración norteamericana, recordando que la clase política de Tel Aviv no tiene intención alguna de recibir ordenes de Barack Obama.
“Al depositar su confianza en Netanyahu, los israelíes han decidido no convertir el país en el 51º Estado de la Unión”, afirma rotundamente Erdan ante los miembros del Parlamento israelí. De ahí que Israel no se siente obligado a negociar la creación de un Estado palestino. El propio Netanyahu ha manifestado su interés por la firma de un acuerdo de paz con los pobladores de Cisjordania y Gaza, sin que ello implique la aceptación del proyecto nacional palestino.
La orientación ultraconservadora del nuevo gabinete no facilitará las relaciones de Tel Aviv con la mayoría de sus socios occidentales. En las Cancillerías europeas se elaboró una lista de peligros potenciales para el porvenir de Israel, que incluye la habilidad de Netanyahu de vaciar de contenido los Acuerdos de Oslo, la orientación populista, cuando no racista, de su principal socio de gobierno, Avigdor Lieberman, que dirige el ultranacionalista “Israel Beteinu”, la negativa de los partidos religiosos de contemplar cualquier intento de negociación sobre la doble capitalidad de Jerusalén y, por ende, la decisión de Ehud Barak de sacrificar los intereses del ya de por sí débil partido laborista, supeditándolos a su ambición personal.
Pero hay más: los compromisos adquiridos por Benjamín Netanyahu para la creación de esta “coalición amplia” costarán al Estado 1.300 millones de euros. Un esfuerzo financiero que las arcas del Estado no pueden permitirse. Subsiste, pues, la pregunta: ¿quién pagará la cuenta? ¿Estados Unidos, como siempre?

La fuente: Adrián Mac Liman es analista político internacional. Su artículo se publica por gentileza del Centro de Colaboraciones Solidarias (CCS).

La burbuja de la ignorancia de Obama

Kathleen y Bill Christison
CounterPunch

Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández

En un grado quizá mayor que nunca antes, Washington se empeña hoy en no querer ver la espantosa conducta de Israel en sus homicidas políticas hacia los palestinos ni los esfuerzos que Israel y sus defensores estadounidenses hacen para obligarnos a ignorar sus atrocidades. El no querer ver lo que resulta más que evidente ha formado siempre parte del atavío de políticos y planificadores estadounidenses con respecto a Israel y a las acciones israelíes, pero en la estela del ataque israelí de tres semanas de duración que arrasó el pequeño territorio de Gaza –un ataque terminado muy convenientemente justo antes de que Obama se inaugurara en el poder y pudiera actuar como si nada hubiera sucedido-, la perspectiva desde la que Washington actúa es ahora notablemente más turbadora que nunca en el pasado.

En un simposio celebrado en el Capitolio patrocinado por el Middle East Policy Council justo unos días antes de que Obama tomara posesión de su cargo, Ali Abunimah, un agudo comentarista palestino-estadounidense que dirige el portal de Internet ElectronicIntifada.net, declaró francamente que Washington habita en una burbuja de ignorancia y denegación. Mientras el resto del mundo, especialmente a nivel de la sociedad civil, habla de tribunales de crímenes de guerra para los dirigentes israelíes y de sanciones contra Israel, observaba Abunimah, Washington y esos dirigentes mundiales se sienten en deuda con ese estado y tratan de seguir adelante como si nada hubiera cambiado. “Tenemos que esperar”, dijo, “que el aparato oficial de la industria del proceso de paz –los Hillary Clinton, los Cuartetos, los Tony Blair, los Javier Solana, los Ban Ki-Moon y toda la panoplia de think tanks oficiales y semioficiales de Washington- continúen con sus cosas como siempre, intentando hacernos creer que, gracias a sus contribuciones, podrá crearse un estado palestino”. Pero en el mundo real, ese estado no devendrá, dijo, y ya es hora de hablar francamente de lo que está sucediendo.

Hasta ahora, en los tres meses de su administración, ha habido pocas pruebas de que Obama vea claramente las cosas en tal sentido ni de que esté dispuesto a hablar con franqueza. Otro comentarista político y activista palestino muy inteligente, Haidar Eid, que vive y soporta los constantes castigos de Israel en Gaza, le dijo recientemente a un entrevistador que la reacción internacional ante el ataque israelí contra Gaza se parecía a las reacciones que se producen ante una especie de desastre natural, como si la mano humana no hubiera tenido un papel en la destrucción y no se requiriera nada, excepto dinero, para resolver el problema. Como si el desastre, dijo, no hubiera sido “creado por el estado de Israel para aniquilar la resistencia y la sociedad palestinas”.

Eid estaba refiriéndose a la conferencia de donantes que se reunió en Sharm el-Sheij a principios de marzo, que les hizo sentirse magnánimos como para llegar a prometer casi 5.000 millones de ayuda para aliviar la “crisis humanitaria” en Gaza, aunque sin hacer nada para resolver la realidad política de la ocupación israelí que está en la raíz de la espantosa situación humanitaria que se vive en Gaza. Los donantes –los mismos dirigentes de la “industria del proceso de paz” de la que hablaba Abunimah- estaban allí sólo para fingir preocupación y repartir dinero, siempre el modo más fácil, para las mentes de las elites políticas, para hacer que desaparezcan los turbadores problemas humanos. Así alivian sus propias conciencias y al mismo tiempo le dicen a Israel que puede proseguir destruyendo impunemente Palestina y a los palestinos; la comunidad internacional recogerá los trozos y pagará la cuenta. Así lo ha entendido Israel.

Cualquier pensamiento acerca de obligar a Israel a cesar en su brutal opresión de los palestinos, cualquier propósito de tratar de hacer algo que privara a Israel de la carta blanca de que disfruta, estaba, al parecer, más allá de las posibilidades y ánimos de esas caritativas personas. Cualquier comprensión de que esa ayuda prometida no es, sencillamente, más que parte de un ciclo destructivo sin fin, era algo asimismo inasible para ellos, un ciclo en el que esos mismos donantes, dirigidos por Estados Unidos, arman a Israel con las armas más avanzadas del mundo y con el poder político absoluto que acompaña a las armas, e Israel utiliza después las armas y la licencia política para destruir a los palestinos, y allá van otra vez los donantes a reunirse para pagar y reparar la destrucción. La hipocresía quedaba aún más subrayada por la firme exigencia de EEUU de que, antes de que los gazatíes reciban nada de esa internacional largueza, Hamas debe reconocer el derecho de Israel a existir, es decir, Hamas debe reconocer el derecho a existir del propio estado que justo trató de destruirle junto a su pueblo y también de destruir la tierra que habitan.

Si la conducta de Israel no fuera tan repugnante, EEUU y la denegación internacional serían como para morirse de risa. Pero juntas, la promesa de ayuda y la espiral sin fin de la miseria financiada por Occidente –y la miopía que demuestran-, no constituyen sino un apabullante ejemplo de la malintencionada ignorancia que surge de un proceso de pensamiento completamente volcado hacia la perspectiva de Israel, con la cual EEUU y la comunidad internacional enfocan siempre este conflicto. El fin de la larga época de Bush y el advenimiento de Barack Obama han dado ahora lugar a otras iniciativas que son tan ingenuas y miopes como las promesas de ayuda; miopes porque, a sabiendas o no, vienen de un punto de partida que está totalmente centrado en Israel y sus demandas y que es totalmente ajeno a su bestial conducta.

Barack Obama y Hillary Clinton hablan con gran seriedad de la “inevitabilidad” y de lo “ineludible” de una solución basada en dos estados, sin considerar la creciente imposibilidad de un estado palestino auténtico ni el hecho de que Israel está liquidando cualquier perspectiva de tal estado y está realmente acabando con los palestinos. Los primeros meses de la administración, y el nombramiento de George Mitchell como enviado especial para Oriente Medio, están lanzando otras propuestas que, más enamoradas del proceso que de cualquier perspectiva de paz auténtica, se ajustan ciegamente a la “industria del proceso de paz” sin considerar las realidades sobre el terreno ni la garantía virtual de fracaso.

Probablemente, el plan más detallado pretendiendo preparar un sendero para una solución con dos estados fue escrita antes de que Obama llegara al poder, aunque es sólo ahora cuando se le está dando publicidad. Ese plan, titulado “Una última oportunidad para un Acuerdo Israel-Palestina de dos estados”- fue elaborado por un grupo de bien conocidos hombres de estado estadounidenses de edad ya avanzada, entre los que se encontraban Brent Scowcroft, Zbigniew Brzezinski, Lee Hamilton y Paul Volcker, el único de los diez que ha entrado en la administración Obama. Henry Seigman, un antiguo dirigente del Comité Judío-Americano y experto en el conflicto israelo-palestino que se ha distinguido en los últimos años por sus críticas francas y realista a la ocupación israelí, fue quien se encargó de convocar a todos esos personajes.

La propuesta es un anteproyecto de diecisiete páginas en búsqueda de lo imposible. Se aproxima al conflicto desde una perspectiva centrada en Israel y, por tanto, al subrayar muchísimo la necesidad de satisfacer las necesidades de seguridad de Israel, contiene la prescripción para su propio fracaso. El informe dedica una notable quinta parte de toda su extensión a un anejo sobre “Abordando los desafíos que Israel afronta en cuanto a la seguridad”, además de una considerable palabrería dedicada a este tema en el cuerpo del documento. No se menciona nada en absoluto acerca de alguna necesidad de asegurar la seguridad de Palestina contra las amenazas de Israel.

El impulso detrás de este plan es notable, porque reconoce la centralidad del conflicto israelo-palestino entre otras cuestiones e intereses estadounidenses en Oriente Medio; insta a que la nueva administración dé un vuelco a los ocho años de desenganche del conflicto por parte de la administración Bush y a que lo haga deprisa; pide que se incorpore a Hamas y urge a que los esfuerzos por la paz se emprendan incluso a costa de enfadar a “ciertos electorados internos”. Pero el plan es en sí ingenuo y ajeno a las brutales realidades de la situación, existentes incluso antes del asalto de Gaza. Al no tener en cuenta las letales intenciones de Israel hacia los palestinos ni su responsabilidad en el actual nivel de violencia, el informe alienta la intransigencia de Israel mientras asume alegremente que esa rigidez puede superarse estableciendo un plan sobre unas pocas hojas de papel mientras EEUU continúa enviando a Israel las armas necesarias para destruir Palestina.

El informe habita en un mundo imaginario en el que Israel no tiene responsabilidades por ocupar la tierra palestina y tan sólo siente preocupaciones por su propia seguridad pero no obligaciones ante los palestinos. El informe se refiere repetidamente a la situación de la seguridad en el sentido “del huevo y la gallina” en los territorios ocupados, como si no pudiera determinarse qué se produjo primero si la ocupación de Israel o la resistencia palestina, como si los suicidas-bomba palestinos, que según el informe causan una “comprensible ansiedad” en Israel, pudieran haber brotado de no se sabe dónde en vez de abonados precisamente por la opresión israelí.

El plan aborda los requerimientos de paz entre los dos imaginados estados centrado casi únicamente en las necesidades de Israel, no sólo en cuanto a sus exigencias de seguridad, sino a sus necesidades en relación con los asentamientos y a su preocupación por el derecho al retorno de los refugiados palestinos. Por ejemplo, aunque pide que la frontera entre los dos estados se “base” en las líneas de junio de 1967 con sólo pequeñas modificaciones recíprocas, recomienda que los Estados Unidos “tengan en cuenta zonas densamente pobladas en Cisjordania por israelíes”. Aunque el lenguaje minimiza la magnitud de esta cuestión, ese pasaje significa que hay que acomodar un importante número de bloques de asentamientos israelíes, lo que supone aproximadamente el diez por cien de la pequeña Cisjordania, el tamaño de Delaware, que cubren prácticamente la totalidad de Jerusalén Este y absorber por completo el 85% de los 475.000 colonos de Cisjordania y Jerusalén Este.

En abril de 2004, George Bush le dio una carta a Ariel Sharon en la que oficialmente garantizaba la aprobación estadounidense a la retención por Israel de lo que Bush denominaba “importantes centros de población [judíos]” en Cisjordania, alterando así lo que habían sido casi cuarenta años de política estadounidense apoyando una retirada israelí prácticamente total de los territorios ocupados. Los “parámetros” que Bill Clinton había trazado en el 2000 habían hecho lo mismo, a una escala de alguna manera menor, al proponer que Israel retuviera sus asentamientos –refiriéndose a ellos con el término anodino de “barriadas”- en Jerusalén Este. La propuesta más reciente de los estadistas de edad repite este dictamen y en general asume tanto las declaraciones de Bush como las de Clinton, cediendo unilateralmente tierra palestina a Israel, sin negociar ni consultar con los palestinos.

La propuesta traiciona también el derecho al retorno de los palestinos. Aunque da luz verde al “sentimiento de injusticia” por parte de los refugiados y pide “compensaciones financieras significativas”, declara, de nuevo unilateral y preventivamente, que la resolución del problema de los refugiados debería “proteger a Israel de una afluencia de refugiados”, lo que significa que todos o la mayor parte de los refugiados que podrían elegir volver a los hogares y tierras de los que fueron expulsados no dispondrían de ese derecho. Esta disposición “protegería” a Israel de cualquier requerimiento para que rectificara la injusticia masiva que perpetró en 1948 y pediría que se satisficiera a las víctimas, después de sesenta años, con algo de dinero y una casa en algún lugar fuera de su patria.

El elemento más importante del informe de los estadistas es que el estado palestino no debería tener ejército y estaría controlado por un cuerpo de policía, bajo dirección de EEUU, una fuerza multinacional con mandato de Naciones Unidos que funcionaría durante cinco años pero que no renovaría su mandato, con la intención de permitir que los palestinos controlaran sus propios asuntos de seguridad (y desde luego garantizara la seguridad de Israel) en un plazo de quince años. La fuerza sería una fuerza de la OTAN, complementada con tropas jordanas, egipcias e –agárrense- israelíes. El aspecto de Alicia en el País de las Maravillas de esta particular propuesta es la asunción por esos carrozas de que la soberanía palestina sería de alguna forma respetada incluso aunque los palestinos se vieran forzados a entregar su seguridad a una fuerza multinacional que incluiría no sólo elementos de múltiples ejércitos exteriores, sino tropas de los mismos opresores de los que se presume que los palestinos acaban de escapar al obtener la estatalidad. Esta es la clase de disparatada “industria del proceso de paz” que presenta propuestas como ésta, completamente sin sentido.

La propuesta revela, antes de que hayan empezado las negociaciones, lo que daría de sí cualquier futuro estado que pudieran estar dispuestos a admitir. Cede territorio en lo que sería el estado palestino antes de que los palestinos puedan siquiera sentarse a la mesa de negociaciones. Cede, sin poner reparos ni disculpas, el derecho de los palestinos a que se corrija una grave injusticia que es, y ha sido desde el principio hace ya sesenta años, la principal queja contra Israel. Cede la soberanía y la seguridad palestinas invitando a una fuerza internacional de seguridad, que incluye a tropas precisamente de la fuerza ocupante de la que los palestinos tratan de liberarse. Y cede cualquier posibilidad para un nuevo supuesto estado.

Los ancianos que compusieron ese documento deberían conocer mejor las cosas. Algunos de ellos han trabajado en el pasado como especialistas en el conflicto árabo-israelí, y el convocante, Henry Siegman, ha estado trabajando en la cuestión durante décadas. Pero la propuesta exhibe tan poco conocimiento y comprensión de la extensión hasta la que Israel ha absorbido ya Cisjordania que parecería que ninguno de esos sujetos ha visitado nunca la región. Y no parece, en su despreocupada valoración de que será posible inducir en absoluto a Israel a estar de acuerdo con cualquier retirada de los territorios ocupados, que entiendan mucho que ningún gobierno israelí, de cualquier tendencia política, y especialmente ninguno de los gobiernos de derecha que han dirigido Israel durante la última década y más, tiene intención alguna de permitir que los palestinos consigan ningún grado de independencia y soberanía verdaderas en algún lugar de Palestina.

Finalmente, al igual que la conferencia de donantes que trató el desastre de Gaza como si alguna fuerza natural más allá del control humano hubiera descendido como un huracán sobre el territorio, esta propuesta no indica que se reconozca que Israel es la parte responsable en este conflicto. Que Israel es la parte que tiene todo el poder, que controla todo el territorio; que Israel es la parte que está ocupando a los palestinos desafiando el derecho internacional; que Israel es la parte que demuele hogares, bombardea barriadas residenciales civiles, arroja fósforo blanco contra los civiles, impone controles y bloqueos de carretera y otras restricciones al movimiento, construye muros para aislar a los palestinos, bloquea las importaciones de alimentos para todo una población palestina, confisca la tierra para construir asentamientos y carreteras para sólo judíos israelíes. Israel es la parte que ha perpetrado el 85% de las muertes en el conflicto desde que empezó la intifada hace ocho años y medio.

Pero la ignorancia de esos estadistas y su ceguera ante las realidades de la ocupación israelí, de la brutalidad israelí y de la agresión israelí son indicativos de todo lo que Israel se ha salido con la suya en el ambiente de adulación hacia Israel que prevalece en Estados Unidos. Uno se pregunta, en realidad, si esa gente es de verdad tan ignorante como parece ser en relación con lo que está sucediendo, con la ayuda estadounidense, en Palestina. ¿Creen que todo va bien y que de alguna manera de alguna manera ayuda a los intereses nacionales estadounidenses continuar armando a Israel y garantizándole carta blanca total para que siga oprimiendo a los palestinos? ¿O es que se han dejado absorber tanto por el discurso centrado en Israel en este país que lo que tienen es literalmente miedo de oponerse a Israel y enfrentarse a sus lobbys en EEUU?

El castillo de naipes que representa la “industria del proceso de paz” a la que Abunimah se refería –ese castillo de naipes que pretende que Israel no es una nación canalla que se dedica a arrasarlo todo cuando le viene en gana- debe derrumbarse ya. Como Abunimah dijo en la conferencia en el Capitolio, lo que la gente sabe en Europa y en Chicago, donde él vive y trabaja, es muy diferente de lo que la gente piensa en Washington y en Nueva York y, como indicó, el silencio acerca de las realidades sobre el terreno en Palestina ya no es opción para nada. Cuando se escriba la historia de este período, dijo Abunimah: “se considerará Gaza como el hito tras el cual resultó imposible que Israel se integrara en la región como supuesto estado judío sionista-judío”.

Bill y Kathleen Christison llevan varios años escribiendo sobre cuestiones relativas a Oriente Medio y han elaborado un libro que Pluto Press publicará en junio sobre la ocupación israelí y su impacto sobre los palestinos. Hace treinta años, eran analistas de la CIA. Puede contactarse con ellos en kb.christison@earthlink.net

Enlace con texto original:

http://www.counterpunch.org/christison04152009.html

Semana de Homenaje al Negro Trigo

Programa de Actividades


-22 al 25 de Abril- -18 a 21hs-

Miércoles 22

Apertura de las Actividades: algunas palabras sobre el Negro.
18-Títeres Grupo UNIMA

18.45- Graciela Bialet “Los sapos de la memoria”

19.15 -Taller “Círculo para la paz”- Amanda Bouldoukian

20- Video. Documental de Federico Molnar y María Paz Bloj.

Plantamos un árbol


Muestra permanente de Artistas Visuales

Lo que no está IV


1-Emiliano Arias /instalación
2-Santiago Aramburu /escultura
3-Ariel Sisalli /pintura
4-Carolina Rivarola / instalación
5-Segundo Freytes / esténcil
6-Belen Rivero Rios /fotografía
7-Ivan Ferreyra /textos
8-Martin Iriart /fotografía
9-Pato Valdez /acciones
10-Esteban Rizzi /video + acción
11-Carina Voltarel / fotografía
12–Guillermo Alessio / arte panfleto
13–Mónica Mantegazza / poesía visual
14-Graciela Siles /acción / instalación
15-Daniel Masi / pintura
16- Juan Antuña/escultura

http://segundofreytes.blogspot.com
En Río Cuarto integro la "Mesa de Juicio y Castigo" de la Agrup. H.I.J.O.S - Regional Río Cuarto, en la Red Nacional.


Jueves 23


18-Títeres Grupo UNIMA

19- Video. Documental de Federico Molnar y María Paz Bloj.

19.30- Luciano Luna. Música
20hs- Coral Interludio del CPC de Argüello. Director Ariel Borda


Viernes 24


18- " Un homenaje" - Taller de Escritura Creativa - Susana Cabuchi
19.30- PAPARAPEME -Producciones teatrales. “Las Místicas Aventuras de Royalita y Puloil”

Royalita: Analuz Trigo

Puloil: Hugo Trigo

20-Julián Sáenz- Músico



Sábado 25


18-Actividad Circense- Luciano Luna
18.30- Actividad Literaria- Marta Flejz “Los usos del Olvido”

19- Video. Documental de Federico Molnar y María Paz Bloj.

20- Performances- Patricia Valdés

20.10- Música Grupo- “El Morrocoy” Cecilia Marcó Del Pont, Gonzalo Fernández, Marina Tiburcio y David Bedoya
21- Gerardo Robledo-Trombonista del grupo Musical “La Barra”

informes:

Humboldt 6850.Barrio Silvano Funes.

(A 3 cuadras del CPC de Arguello)

Cp: 5147. ARGUELLO - CORDOBA

Teléfono: 03543 - 44 62 65

Celular: 0351 - 155 517 812

Mail: lacasaazul2006@gmail.com

lacasatrigo@gmail.com

http://homenajeanegrotrigo.blogspot.com/

http://semblanzasrecuerdospormigueldeboer.blogspot.com/









Auspician estas actividades el Honorable Concejo Deliberante de la Ciudad de Córdoba según resolución V0023 y la Dirección de Cultura del CPC de Argüello



Dr. Agustín Marcó del Pont
Médico Psiquiatra y Homeópata
Humboldt 6850. Barrio Silvano Funes
CP:5174
Teléfono: 03543 44 62 65
Celular: 0351 155 517 812
Mail: lacasaazul2006@gmail.com

El Negro Trigo

Mañana, 23 de Junio, se cumplen 31 años del secuestro y desaparición del “Negro” Raúl Trigo, con quien tuve la suerte de compartir parte de mi infancia y adolescencia en Comodoro (mas precisamente en barrio General Mosconi - KM 3 - y nuestros primeros años de estudio en Córdoba, que lo fueron también de luchas y sueños.
Aunque al momento del golpe hacia bastante tiempo que ya no nos veiamos, siempre mantuve con Raúl una relación de afecto, respeto y compañerismo que nunca dejaré de añorar.
Es un lugar común hablar bien de los que ya no están, en una suerte de homenaje a su memoria destacando sus virtudes, valores, aptitudes, minimizando imperfecciones que menoscaben su recuerdo.
No el caso del “Negro” Trigo, créanme. Fue, les aseguro, lo que se dice un flor de tipo. De esos que nunca abundaron y que pareciera que cada vez quedan menos.
La Semblanza es de la que fue su compañera, Raquel Sosa, radicada en Córdoba
Me cuenta que el autor del dibujo es Rocco, un peruano que fue compañero de estudios de Raúl en la facultad de Arquitectura , con quien se encontró hace muy poco tiempo de una manera fortuita. Varios dibujos similares serán usados para un libro que reconstruye la vida de los desaparecidos dicha facultad.



Miguel Angel de Boer

Comodoro Rivadavia, Junio 22, 2007.

Chubut



Semblanza de Raúl Horacio Trigo

Compañero, no salgas ahora

presiento algo raro y hostil en la acera,

la invadieron aullando los lobos,

no salgas hermano, la calle está llena.

Evaristo Carriego



30 de enero de 1948. En la India es asesinado el Mahatma Gandhi. En el Hospital del Campamento de YPF, en Cañadón Perdido, a 30 km. de Comodoro Rivadavia, Chubut, nace Raúl Horacio Trigo. Dos seres, dos vidas, lejanos geográficamente pero hermanados por las luces y sombras del Siglo XX. Las luces de la aguda conciencia de clase y la lucha por mejorar las condiciones de vida de la clase obrera y los pobres, de las ideas revolucionarias de la no violencia para cambiar ese estado de cosas y las sombras de la intolerancia política y “la solución final” para opositores.

Raúl, hijo de Don José Trigo, un catamarqueño obrero en los pozos petroleros de YPF y de Doña Anita Barrera, riojana, ama de casa y mamá de siete hijos, nació y se crió en el Campamento de YPF, en la casa que proveía la empresa. Se educó en el seno de esa familia en la que todas las actividades giraban alrededor de la escuela. Todas las semanas, el papá compraba la Revista Billiken y los menores se sentaban alrededor de la hermana mayor, Angélica, que les leía. Ellos preguntaban, comentaban y armaban. Él siempre se destacó porque dibujaba muy bien, ya lo hacía antes de ir a la escuela. Hacía cosas muy creativas, autitos y pistolitas de madera a las que le hacía todos los detalles. Su familia recuerda algunos dibujos, especialmente un autorretrato, él parado detrás de una mesa, con muy buena perspectiva, y otro, de un cordero en el asador, en la cruz, con el detalle de los leños bien acomodados y el fuego. Su hermano José lo admiraba porque dibujaba con ambas manos.

Por supuesto, eran épocas en que los niños salían de excursión al campo, él hacía las gomeras, y cazaban pajaritos, lagartos, ranas. Los domingos se pasaban toda la tarde en el cine y después, jugaban al fútbol.

Era bastante callado, hablaba poco y lo preciso. Cuando iba al secundario descubrió a The Beatles y empezó a comprar sus discos. Leía mucho, siempre tenía libros que iba renovando. En esa época también empezó a leer la Revista Primera Plana y la compraba siempre porque salía “El Diario del Che” en capítulos. Figuró en el Cuadro de Honor de su escuela, pero él criticaba esas cosas.

Cuando terminó el secundario trabajó un par de años en el Ministerio de Obras Públicas en Comodoro Rivadavia para juntar dinero para irse a Córdoba a estudiar. Participó, como dibujante, en la construcción de la Escuela 105 de esa ciudad.

Ya, a fines de 1969, se inscribe en la FAU, para comenzar el Ciclo Lectivo de 1970. Años del Taller Total. Rocco, un compañero de 1er. Año compartió con él no sólo las clases, sino también el colectivo gratis que recogía a los alumnos en la Plaza Vélez Sársfield y los llevaba al Comedor Universitario, y los memorables almuerzos, llenos de la efervescencia política de la época. Lo recuerda por lo silencio, austero, lo incisivo de sus opiniones y su fino humor. También, en su memoria, lo vuelve a ver yendo a la Facultad con un rollito con sus dibujos, los Trabajos Prácticos, perfectos, mientras que el resto llegaba cargado con sus enormes reglas T y carpetas y láminas enormes.

En marzo de 1971, durante los incidentes del “Viborazo”, allanan su casa, en la que vivía con tres compañeros que como él, militaban en la Federación Juvenil Comunista, los detienen y pasan once meses detenidos en sucesivos Penales, General Roca, Neuquén, Rawson. Los liberan en febrero de 1972, y él vuelve a Córdoba, afianzado ideológicamente. La experiencia de la detención, el compartir todos esos meses con presos políticos de todas las tendencias, lo enriqueció y fortaleció en sus ideales.

Vuelve a la Facultad, vendía libros para costearse sus estudios y luego ingresa como dibujante en un Estudio de Arquitectura. Continúa su militancia en la Universidad. Se enamora y se casa con Raquel, en octubre de 1975. Con ella compartía las lecturas, eran épocas de la Revista “Crisis”, del Diario “La Opinión”, la música de Los Beatles, Víctor Jara, Daniel Viglietti, los Quilapayún, el Uña Ramos, El Tata Cedrón, Los Trovadores, Víctor Heredia, la Negra Sosa. Amaban el buen cine, el arte, pasear por las calles y paseos de Córdoba y el dulce de leche. Y por supuesto, codo a codo con los quehaceres domésticos, porque “eso era ser un verdadero revolucionario en la pareja.”

Cursaba Quinto Año y los planes eran regresar a la Patagonia cuando egresara, soñaba con construir de determinada manera para paliar los efectos del viento.

Marzo de 1976, Golpe de Estado. Madrugada del 23 de junio, estaba en su hogar, junto a su esposa, y en medio de un terrible operativo de fuerzas conjuntas del ejército y la policía, lo llevan detenido. Desde ese primer momento la búsqueda fue incesante y vana. En el mes de Septiembre se supo que estaba secuestrado en La Perla. Después, el silencio definitivo.

Un sobreviviente del Campo de exterminio La Perla, lo recuerda especialmente porque hablaba de sus sueños como arquitecto para aplicar en su Comodoro natal.

Le decíamos “el Negro Trigo”…Sólo nos queda la memoria, el recordar, del verbo “ricordis”, volver a pasar por el corazón.



Raquel Sosa

OBAMA, EN PRUEBA DE AUDIOMETRIA

Por Emilio Cafassi |*|

La cumbre recién comienza. Esbozo estas líneas sólo con los primeros discursos de ocasión. Aún si hubiera terminado ninguna cumbre culmina en despedidas, reverbera luego, invita al análisis.

Sin embargo, en su desarrollo, jamás Estados Unidos tuvo una responsabilidad tan directa ni de tan basta magnitud, en las diversas variantes de crisis económica, social, ecológica y humanitaria en que se encuentra sumida la humanidad. Crisis de subproducción de valores de uso, de riqueza material concreta en todos los países y regiones sometidos a su agresión física y hostigamiento (o el de sus aliados más cercanos y exacerbados). Sus bombardeos, ocupaciones y bloqueos produjeron ­y continúan produciendo- la destrucción material de activos e infraestructura productiva incluyendo la aniquilación de parte de la fuerza de trabajo activa. En tales países, además de la violencia, gobierna la desolación. Allí la miseria es consecuencia directa de la devastación física, aunque en ciertos casos pudiera preexistir, agravándola. Crisis, qué duda cabe, a la que nos tuvo acostumbrados inveteradamente.

Pero además, crisis -hoy en su apogeo- de sobreproducción de valores (de cambio, aunque también éticos), típicamente capitalista, que en defensa férrea de un precio que garantice la tasa de ganancia de las empresas, frena el ritmo productivo, desacelera la inversión tentada hacia las finanzas, expulsa trabajadores, subocupa medios de producción, realimentándose luego como consecuencia de la disminución de la demanda solvente; cuando no destruye capital fijo de manera directa. Cuando Bush visitó Mar del Plata, los bancos estaban de parabienes.

El panorama internacional es directamente calamitoso, signado por estos complementarios arquetipos de crisis sucintamente señalados líneas arriba y remite a un actor omnímodo en todas las manifestaciones de su realidad. Ciertamente no puede culparse al presidente Obama por todas estas ruinas como bien señaló diplomáticamente, en el discurso inaugural la presidenta Kirchner. Pero es quien tiene en sus manos la posibilidad concreta de comenzar a deconstruir la barbarie institucionalizada que dirige el mundo y lo sume en destrucción, desesperanza y oprobio. En tal sentido, no creo que resulte esperable, ni simple, ni efectiva, su intervención en la crisis capitalista de los países desarrollados y su inevitable exportación a través de los mecanismos de globalización económica instaurados y vigentes. Menos aún financiando a los culpables para regocijo de sus ejecutivos que cobran premios bonificados como héroes de proezas. Sí lo resulta, inversamente y de forma inmediata, la desactivación de las acciones que en el plano militar y diplomático, vienen produciendo las crisis del primer tipo con implicancias políticas y éticas. No sería poca cosa si se lo propusiera -y menos aún si lo lograra- aún parcialmente.

Si alguna región puede colaborar con este propósito es precisamente América Latina, cohabitantes continentales del amo. No se avizora una perspectiva siquiera tenuemente progresista en el resto del mundo. Ni la demoteocracia terrorista -aliada satelital de los EEUU- la representa en oriente medio, ni tampoco sus enemigos político-religiosos. El resto de Asia parece signado por la parálisis y la destrucción. En Oceanía el panorama es de quietismo y África lucha contra flagelos directamente premodernos como para presentar una alternativa de cambio. Europa se ha quedado sin izquierda real. Sólo en el sur de nuestro continente se vienen desarrollando experiencias de reconstrucción social, política y económica, desiguales y contradictorias -bueno es reconocerlo- pero reales y con continuidad. En parte esta descripción quedó reflejada en la palidez, o directamente en el fracaso de la cumbre del G20, para torcer siquiera un ápice, el curso de la actualidad. Inversamente, producto de otra composición política y de clase, la que se está desarrollando, plantea algunas perspectivas de cambio si la escucha, particularmente del titular del imperio, estuviera afinada.

La cartografía política no es ciertamente monocromática como, con explicable fervor, fue trazada por la tapa de este diario al día siguiente del triunfo de Funes en El Salvador. Las diversas variantes progresistas están sometidas a complejas correlaciones de fuerzas y alianzas que en algunos casos permiten mayores avances y en otros los obstaculizan. Los gobiernos no operan en soledad y sus iniciativas u omisiones no dependen exclusivamente de su voluntad sino de la extensión y vigor de las bases sociales en las que se apoyan y de la reacción que enfrentan entre muchas otras variables de la política realmente existente.

Precisamente, un indicador que no debe minusvalorarse a la hora de trazar balances del curso de los gobiernos de la región, es el grado de recomposición de las derechas y sus métodos de combate. Tampoco el presidente mulato, con sólo haber capturado políticamente las aspiraciones de millones de negros, inmigrantes y desposeídos puede hacer y deshacer a voluntad en el complejo entramado de intereses políticos y económicos en el que está inserto.

Pero ya comenzaron a delinearse las piedras fundacionales de lo que se insinúa como una nueva arquitectura diplomática regional. El síntoma es paradojal: en ausencia de una nación insular americana (desde 1962 expulsada de la OEA), los 33 jefes de estado restantes caminan con precario equilibrio sobre la cuerda tendida por el ausente, circunvalan luego el centro con diplomática pericia y toman nota de equidistancias y posibles interacciones. Cuba es el núcleo (ausente) de la cumbre y, al modo de la fisión nuclear, si efectivamente se lo roza sobrevendrá posteriormente la onda expansiva. Aunque se hable de otra cosa. No hay que esperar grandes resoluciones de cumbre alguna, cuyo lenguaje es siempre el de la elusión, el ornamento y la tangencialidad. Las segundas y terceras líneas de la diplomacia se encargarán de fijar las metas sin perder por ello la compostura.

El presidente Obama y su canciller, la Sra. de Clinton, se adelantaron a la cumbre al adoptar algunas tibias medidas para los cubano-americanos, aunque no para el resto de la población, además de expresarse respecto al fracaso de la política respecto a la isla. Particularmente el presidente escribió que su propósito es "apoyar la libertad, igualdad y los derechos humanos de todos los cubanos". Loable objetivo que no solo debe restringirse a sus inmigrantes de origen cubano sino a todos los habitantes del mundo, incluyendo obviamente a los estadounidenses que bien podrían tener la libertad de viajar a Cuba y formarse opinión in situ del nivel de igualdad o desigualdad que allí impera, del acceso a la educación o la salud y del régimen político que lo rige, con su unicato, su identificación entre el partido y el estado, su prensa monodiscursiva, su reeleccionismo ilimitado y su nepotismo, entre otras tantas particularidades. Quién suscribe concluye que tal régimen político está agotado y es agobiante, producto de varios viajes y consecuente etnografía, sin perjuicio de lo cuál en ningún caso merecería ni bloqueo, ni invasión ni hostilidad alguna como tampoco los regímenes aberrantes que tuvieron lugar en Irak o Afganistán, entre los muchos que asolan la tierra. Todos los gobernantes de estado deberían leer con precaución los informes de Amnesty internacional o Human Right Watch a fin de evaluar la veracidad de los déficits que se señalan en cada sitio e implementar políticas para su superación. Desde las tecno-fortificadas cárceles clandestinas de la CIA, hasta las de latón del Uruguay, en este último caso, legales e inspeccionables, pasando por cada país del hemisferio generador de injurias humanas por acción u omisión.

Obama ya ha dado algunos pequeños grandes pasos, aún insuficientes por cierto, en dirección a un cierto respeto por los derechos humanos, particularmente cuando de los exógenos se trata. Cerró (con los exasperantes plazos de la inercia burocrática y la flema transicional) las cárceles clandestinas de ultramar. Prohibió además, la continuidad de la tortura. Pero su mayor contribución seguramente sea la publicación de los "memos" de tortura de la CIA, eufemísticamente llamados de "interrogatorios mejorados". Como contrapartida, en detrimento de tales derechos, pretende proteger a los torturadores y responsables con la inmunidad. Esperemos que el fiscal de la corte penal internacional, mi compatriota y colega en mi universidad, Moreno Ocampo, tome nota de esta divulgación y comience a preparar el pedido de arresto de los autores materiales e intelectuales de esta monstruosidad, incluido el ex presidente Bush y su equipo. No está mal enjuiciar al presidente de facto de Sudán, pero se espera algo más de esta institución tan compleja como presuntamente independiente.

La política de derechos humanos debe ser fundamentalmente concéntrica. Si no se puede juzgar en el país de origen por leyes u órdenes de impunidad vigentes, es sumamente útil la intervención internacional. El primer paso es acorralar a los delincuentes es su propio territorio como lo estuvieron los genocidas argentinos aún durante el holgorio menemista sin poder pisar territorio extranjero, siquiera Punta del Este, o como, en contrario, lo corroboró Pinochet en Inglaterra gracias a la intervención del juez Garzón. No importa a esta altura que haya logrado huir, como previsiblemente lo hizo con complicidades políticas y sin hazañas como las de Punta Carretas. Luego tratar de seguir cerrando ese círculo hasta el más justo de los juicios con todas las garantías del caso, es decir sin tortura ni vejación alguna, con legítima defensa.

Si, tal como sostiene, el Presidente Obama fue a la cumbre a escuchar, habrá que aguardar atentos el resultado de su audiometría.

|*| Profesor titular e investigador de la Universidad de Buenos Aires, escritor, ex decano. cafassi@mail.fsoc.uba.ar