07 octubre 2008

BASTA DE HABLAR



Guideon Levy

El más inestable país del Medio Oriente está nuevamente cambiando su gobierno. Israel pronto tendrá un nuevo gobierno con “continuas negociaciones de paz con los palestinos” grabadas sobre su estandarte. Bien, ahora es el momento de terminar la farsa después de más de 15 años de inefectivas negociaciones que no condujeron a parte alguna y no trajeron la paz. Ya es hora de decir basta al segundo pasatiempo más dañino que el pasatiempo de la guerra -el pasatiempo del “proceso político”.
Éste consiste principalmente en jugar con nosotros un idioma que en algunos lenguajes significa masturbación, y que constituye así una perfecta metáfora para este “proceso de paz” que ahora debemos darle fin. Debemos apagar esta fogata de vanidades, este proceso de autoengaño que nos lleva siempre más allá de cualquier acuerdo. Ha llegado el momento de decisiones y acciones- guerra o paz, anexión y un estado para toda su gente, o dividir el país en dos estados soberanos. Todo esto tiene que tener lugar en tiempo de descuento; los 90 minutos ya han pasado hace largo rato.
Después de 15 años de platicar, nada ha sido dejado sin hablar o sin discutir. Luego de inacabables planes de paz, planes “encajonados” y “archivados”, hojas de ruta y acuerdos interinos, ninguno de los cuales ha sido llevado a cabo, debemos pedir a gritos al nuevo gobierno: No comiencen nuevamente con ese carrusel de negociaciones inútiles. Ehud Olmert y Mahmoud Abbas, Tzipi Livni y Ahmed Qureia, Yitzhak Rabin y Shimon Peres y Yasser Arafat, Yossi Beilin y Abu Mazen, Ami Ayalon y Sari Nusseibeh, Ehud Barak y Arafat- ya lo han dicho todo absolutamente. Ahora es el momento de decidir. Sacar los minuciosos planes de los cajones de Bill Clinton o de Yossi Beilin o de Barak o de Rabin. Las diferencias entre ellos son mínimas. Hay solo un plan sobre la mesa: el fin de la ocupación, las fronteras del 67 y resolver el problema de los refugiados a cambio de paz -sí o no. Todo lo demás es insignificante. No puede tomar mucho más tiempo, porque simplemente el tiempo se agotó ya hace un largo rato. Tomen el plan de Clinton y el de la Iniciativa de Ginebra, y a quienes conocen en que consisten las diferencias, y comiencen a implementarlo. No habrá otros planes.
No es meramente una pérdida criminal de tiempo, que siempre actúa contra la paz. Lo que pudo haberse llevado a cabo hace una década, no puede ser logrado ahora, y lo que hoy es todavía alcanzable no será posible dentro una década. Este peligro es real: a la finalización de cada ronda de negociación acecha el próximo ciclo de violencia. Nada es más peligroso en esta región que otra negociación fracasada.
Además, la misma existencia de negociaciones de paz posibilita a Israel fingir estar haciendo algo por la situación, sin que realmente haga algo. Israel puede de este modo examinar detenidamente las mociones sin que tenga la intención de alcanzar un acuerdo de paz y sintiendo como si estuviera haciendo todo lo posible para lograrlo.
Pero mientras el tiempo crítico está siendo desperdiciado Israel no se mantiene ocioso, ni tampoco la Autoridad Palestina. Mientras estuvieron negociando, Israel estuvo construyendo más y más casas en los asentamientos de la Margen Occidental. De hecho, este accionar nunca se detuvo. Incluso Barak, el más atrevido de todos ellos, agregó 6000 unidades al indigno proyecto. De una negociación a la próxima, más y más oportunidades dilapidadas. La ocupación se volvió cada vez más insensible y cruel como lo es asimismo el terrorismo palestino.
El único ingrediente faltante en todas las tediosas y superfluas negociaciones fue la buena voluntad de alcanzar la paz. Nada es más crítico que esto, que nunca ha estado sobre la mesa, ni siquiera en la gran ilusión de la era de Oslo. Eso es debido porque Israel nunca ofreció, incluso entonces, evacuar una sola parcela de terreno en los asentamientos de la Margen Occidental. Todo lo que hizo fue construir más y más, dunam tras dunam, destruyendo toda oportunidad. No hay otro conflicto en el mundo, parece, donde las negociaciones hayan durado tantos años para resolverlo, mientras que la solución se desplaza siempre alejándose, tal como el horizonte.
Si el nuevo gobierno se encamina hacia la paz -y esto es sumamente dudoso- debe comenzar con acciones, no con discursos. Es muy fácil cambiar la hoja de ruta de la ocupación: sólo tomar unas pocas medidas como la liberación masiva de prisioneros o desmantelar los puestos de controles internos como indicación que el gobierno intenta lograr la paz. Esto mejoraría el proceso político más que todos los discursos, tan osados como ellos puedan llegar a ser.
Si yo fuera un líder palestino, le diría al nuevo gobierno: ustedes conocen cuales son nuestras posturas, como nosotros conocemos las vuestras. No empecemos todo de nuevo. Si usted es sincera, comience actuando, aún antes de la primera foto operación entre Livni y Abbas. Esto es aún más pertinente en lo que se refiere a la paz con Siria- nosotros conocemos cuales son las condiciones, no hay nada de que hablar, solamente decidir. Basta de hablar. Es tiempo de actuar.
Fuente: Haaretz - 28/09/2008