30 marzo 2008

"COEXISTENCIA PACÍFICA": NO EN EL PLANETA TIERRA

RAZONES DE LA VICTORIA CONSERVADORA EN LAS ELECCIONES IRANÍES

A los pobladores del país persa no les interesa tanto el enfrentamiento con Occidente sobre el programa nuclear, como las promesas incumplidas de Ahmadinejad, quien centró su campaña presidencial en la defensa de los intereses de los pobres.

Por Adrián Mac Liman

Las elecciones generales celebradas el pasado fin de semana en Irán nos han deparado una nueva sorpresa. Mientras la mayoría de los politólogos apostaba por una pugna entre conservadores y reformistas, esta vez la lucha por el poder enfrentó a los antiguos combatientes de la guerra Irán-Irak (1980-1989) con los máximos exponentes de la vieja guardia religiosa. Tampoco hay que extrañarse sobremanera: el Consejo de los Guardianes, órgano supremo del poder de los ayatollahs, optó por rechazar la mitad de las candidaturas, supuestamente dudosas, presentadas para los comicios. En la mayoría de los casos, se trataba de personalidades reformadoras o independientes, cuyo programa se apartaba de la rígida y obsoleta línea impuesta por los jerarcas religiosos. En este contexto, conviene señalar la involuntaria "renuncia" de Alí Eshraghi, sobrino del ayatollah Khomeini, rechazado por los Guardianes, y de su primo, Hassan Khomeini, otro heredero directo del mítico Guía, quien no dudó en denunciar públicamente la "militarización" de la vida política persa.
Curiosamente, quienes más se aferran a los cánones y dogmas de la revolución islámica son los antiguos "guardianes de la revolución" (pasdarán), pertenecientes, al igual que el presidente Mahmud Ahmadinejad, a la nueva clase dirigente del país. Los pasdarán fueron enviados al frente para defender la patria, mientras los religiosos se hacían con el control de las estructuras políticas y económicas de Irán. En la actualidad, la mayoría de los ex combatientes de aquella guerra son hombres mayores de 50 años, intelectuales que desean formar parte de la clase dirigente. El analista francés Bernard Hourcade
estima que los antiguos pasdarán quieren "reconquistar el poder secuestrado en su momento por el clero shiíta".
El imparable avance de este ejercito ideológico del régimen de Teherán que, según los expertos, está integrados por más de 10 millones de personas, pone de manifiesto la existencia de una guerra soterrada entre los "turbantes" de los ayatollahs y los pasdarán. Hay quien atribuye la fisura al mero deseo de un inevitable relevo generacional y quien estima que, pese a su acatamiento a las normas impuestas por los religiosos, los pasdarán albergan el hasta ahora oculto deseo de apostar por la modernización del país. Una modernización que pasa por la reforma de las estructuras económicas, la lucha contra la inflación, que alcanza la cifra récord de 20% anual, contra el desempleo, contra la acentuación de la brecha que separa a los ricos de los pobres.
Cabe suponer, pues, que los problemas internos centrarán el futuro debate nacional. A los pobladores del país persa no les interesa tanto el enfrentamiento con Occidente sobre el programa nuclear, como las promesas incumplidas de Ahmadinejad, quien centró su campaña presidencial en la defensa de los intereses de los pobres. Pero si las críticas contra la discutible gestión económica del presidente han abandonado las callejuelas del zoco para encentrar su debido eco en las páginas de los periódicos de gran tirada, su gestión de la crisis nuclear cuenta, extrañamente, con el apoyo casi incondicional de las clases más desfavorecidas, poco propensas a olvidar los viejos "clichés" nacionalistas, que loan a Irán, cuna de una civilización milenaria, que posee y defiende valores "muy superiores" a los de Occidente.
Mientras los militares parecen a su vez dispuestos a apoyar a la corriente conservadora, los estudiantes muestran su total indiferencia ante los resultados de los comicios. Recuerdan que las reformas anunciadas en la década de los 90 por el equipo liderado por el liberal Mohamed Khatamí se quedaron en agua de borrajas. Los universitarios no sólo desconocen a los candidatos, sino que apenas sienten curiosidad por conocerlos. Saben de antemano, al igual que el resto de la población iraní, que la corriente conservadora contará con más del 70% de los escaños en la nueva Majlis (Parlamento) y que la lucha por el cambio se limitará a unas críticas veladas a la actuación gubernamental, que ocultarán, en realidad, las grandes maniobras ideadas por los promotores del cambio generacional.
Aparentemente, todos los intentos de Washington de promover o imponer la instauración de un sistema democrático (es decir, prooccidental) han fracasado.

La fuente: El autor es escritor y periodista. Su artículo se publica por gentileza del Centro de Colaboraciones Solidarias (CCS).

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DENUNCIARÁN ATROCIDADES VETERANOS DE IRAK Y AFGANISTÁN

Incidentes como las torturas en la prisión bagdadí de Abu Ghraib y la masacre de una familia entera de iraquíes en la localidad de Haditha se enmarcan en un patrón de "ocupación cada vez más sangrienta", según la organización Madden, que hará manifestaciones públicas en Washinton la semana próxima.

Por Aaron Glantz

SAN FRANCISCO, 4.- Veteranos de guerra norteamericanos brindarán testimonio en Washington, del 13 al 16 de marzo, sobre los crímenes contra la población civil que cometieron o presenciaron en Irak y en Afganistán.

"Los periodistas no usan todo su potencial para cubrir la guerra en Iraq porque resulta muy peligroso. El público queda así con muchas concepciones erróneas sobre la verdadera naturaleza de la ocupación", dijo el infante de marina (marine) hoy inactivo Liam Madden.
Los actos brutales de fuerzas norteamericanas en Irak hoy conocidos por el público no son hechos aislados perpetrados por "unas pocas manzanas podridas", como aseguran políticos y militares, según Veteranos de Irak contra la Guerra, la organización que Madden integra.
Incidentes como las torturas en la prisión bagdadí de Abu Ghraib y la masacre de una familia entera de iraquíes en la localidad de Haditha se enmarcan en un patrón de "ocupación cada vez más sangrienta", según la organización.
"Nuestro problema en Irak es el caos creado por los políticos, en el que no rige el derecho nacional ni los tratados internacionales. Esta atmósfera se presta para la actividad criminal", afirmó el sargento del ejército norteamericano Logan Laituri, quien se desempeñó en Irak entre 2004 y 2005 antes de ser eximido por objeción de conciencia.
Laituri dijo que eso se hace sentir en las "reglas de combate" entregadas por los mandos a los soldados en el frente. Por ejemplo, este sargento informó que uno de sus camaradas disparó contra un hombre desarmado que caminaba por la calle en Samarra, 125 kilómetros al norte de Bagdad.
"El problema es que ese soldado no estaba cometiendo un acto que puede denominarse delito, porque las reglas de combate son muy claras: nadie debía, en el momento en que ocurrió, caminar por la calle", dijo.
"Pero nadie debería decirle a una familia que abandone su casa o su ciudad para poder bombardearlas. Las normas protegen esas acciones violentas, no las legitiman", continuó.
Veteranos de Irak contra la Guerra llama a la manifestación "Soldado de Invierno", cuya denominación alude a una frase del revolucionario de la independencia norteamericano Thomas Paine. "Éstos son tiempos de prueba para el alma de los hombres. El soldado de verano, el patriota al brillo del sol que rehúya del servicio al país en esta crisis merece también el amor y la gratitud de hombres y mujeres", escribió Paine en 1776, año inaugural de la revolución.
Los organizadores dicen que también se presentará evidencia fílmica y fotográfica de abusos, y que los testimonios serán transmitidos en vivo por televisión satelital y a través del sitio web de la organización (http://ivaw.org).
Soldado de Invierno sigue el modelo de una actividad similar realizada por veteranos de Vietnam en 1971, hace 37 años..
Unos 100 miembros de Veteranos de Vietnam contra la Guerra se reunieron entonces en Detroit, estado de Michigan, en un acto abierto a los ciudadanos.
Atrocidades como la masacre de My Lai, en la que cientos de civiles vietnamitas fueron asesinados por soldados norteamericanos en marzo de 1968, habían encendido la oposición popular a la guerra, pero políticos y militares insistieron en que esos crímenes eran excepciones aisladas.
"Al principio, hasta la masacre de My Lai fue negada", observó Gerald Nicosia, cuyo libro "Home to War", que narra las vicisitudes del movimiento de veteranos de Vietnam.
"Los militares norteamericanos tradicionalmente desacreditaron las acusaciones al asegurar que el denunciante 'es un soldado loco' o 'un inconformista' en el que no se puede confiar. Por eso Veteranos de Vietnam contra la Guerra hizo ese acto en Detroit", recordó. "Usaron sus medallas, y demostraron así que eran más de uno o dos o tres inconformistas. Eran soldados condecorados, cada uno de ellos verificando lo que había dicho el otro", agregó.
Nicosia recordó que la campaña Soldado de Invierno de 1971 fue ignorada por los medios de comunicación dominantes, pero dejó una huella indeleble en la audiencia.
Entre los veteranos presentes figuraba el teniente de la armada John Kerry, entonces de 27 años, hoy senador del Partido Demócrata y candidato a la presidencia en las pasadas elecciones.
Tres meses después de los actos en Detroit, Kerry presentó su caso ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado, atestado de cámaras de televisión y veteranos de guerra.
En uno de los discursos más famosos de esos tiempos, Kerry concluyó: "Alguien debe morir para que el presidente (Richard) Nixon no sea -y éstas son sus palabras- 'el primer presidente en perder una guerra'. Les pedimos a los norteamericanos que piensen sobre eso. ¿Cómo se le pide a un hombre que sea el último hombre en morir en Vietnam? ¿Cómo se le pide a un hombre que sea el último hombre en morir por un error?".
La ciudadanía y los veteranos norteamericanos se ven hoy en una situación similar, según Nicosia.
"La mayoría de los estadounidenses están muy insatisfechos con la guerra de Irak ahora y estarían felices de salirse de ella. Pero tienen arraigada la idea de que los Estados Unidos es un buen país. Mucho más difícil que sacar a las tropas de Irak será que los norteamericanos se den cuenta de las cosas terribles que se hacen en nombre de su nación", opinó.

La fuente: Agencia de noticias IPS.

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UNA MENTIRA DE TRES BILLONES

La invasión de Irak puede acabar costando 60 veces más de lo estimado inicialmente por EEUU

En 2003, Donald Rumsfeld anunció el coste económico de lo que supondría acabar con
Saddam Hussein. Junto a un alto cargo de la Casa Blanca, estimó que el precio estaría entre los 50.000 y 60.000 millones de dólares. Y avisó que parte de esa cantidad correría a cargo de otros países.
No imaginó que cinco años después esos números iban a pasar por la auditoría externa de un premio Nobel de Economía.El economista estadounidense Joseph Stiglitz, preocupado por el hecho de que el gobierno hubiera mentido con los gastos al igual que hizo con las supuestas armas de destrucción masiva, decidió en compañía de Linda Bilmes, experta en presupuestos, analizar el verdadero precio de la guerra.
El resultado es el libro The Trillion Dollar War, cuya principal conclusión es que el coste alcanzará finalmente los tres billones de dólares. El premio Nobel de 2001 considera que la Casa Blanca no cuenta en sus presupuestos todos los gastos que genera la ocupación, ni cuenta lo que va al coste de la atención sanitaria y las pensiones de incapacidad y viudez de militares y familiares.
Bush se defendió de las acusaciones afirmando: "No vas a una guerra con la mentalidad de un auditor o un economista". Para Stiglitz, el argumento del presidente no tiene sentido. "No se decide la respuesta a un ataque como el de Pearl Harbor basándote en criterios económicos. Pero cuando se elige atacar un país, al menos se debe calcular el momento oportuno y haber realizado todas las preparaciones necesarias", declaró Stiglitz a The Guardian.
En su estudio, Stiglitz y Bilmes han presentado dos presupuestos, uno optimista y otro más realista, estimando todos los costes de la guerra, incluida la renovación del material hasta 2017. En el mejor escenario, EEUU tendría que hacer frente a 2 billones de dólares.
Stiglitz, que trabajó para la Administración de Bill Clinton, cree que se trata de un problema de prioridades: "Mientras perdemos batallas que no podemos vencer en Irak, Afganistán y Pakistán estamos perdiendo otras en las que sí podemos ganar como una mejor sanidad en los Estados Unidos, un mejor futuro para África y un Medio Oriente más estable".

LA OLIGARQUÍA AGROPECUARIA: TUMOR MALIGNO DE LA ARGENTINA

“Crisis, recuperación y nuevos dilemas: la economía argentina 2002-2007”, la contribución al crecimiento del PBI fue del 22,6 por ciento en la industria, 17,1 por ciento en el comercio y sólo 3,5 por ciento en el campo en ese período. La contribución del campo al crecimiento en los noventa fue mayor que en el último período, pero aun en ese momento, menor que la de la industria”. Y agregó, para dejar más claro el concepto, que “el mismo cuadro se obtiene del Indec: en el período 2003-2007, el PBI creció 8,7 por ciento promedio, el PBI Industrial el 10,0 y el Agropecuario 6,0. Ergo, la contribución de la industria al crecimiento del PBI fue mayor. Es un tema de Cuentas Nacionales”. En otro blog (Mide/No Mide, vidabinaria.blogspot.com) se precisa que, según el último censo poblacional, poco más del 10 por ciento es “rural” (localidades con menos de 2000 habitantes) y que cerca de 21 millones de personas (el 52 por ciento del total) viven en los diez aglomerados urbanos más grandes del país. El autor de ese blog señala que “busco el Producto Interno Bruto a precios de mercado y me encuentro con que en 2007 el rubro Agricultura, ganadería, caza y silvicultura representó un tercio de la Industria manufacturera. Y casi lo mismo que los rubros Construcción e Intermediación financiera”.

Ese libro de la Cepal reúne diez investigaciones y una de ellas se refiere al campo, elaborada por Roberto Bisang: El desarrollo agropecuario en las últimas décadas: ¿volver a creer? En ese documento, que analiza con criterio amplio el atractivo proceso de crecimiento del sector, se ofrece un análisis introductorio esclarecedor para comprender esa idea de sentirse y parecerse los “dueños del país” por parte de los hombres del campo:
- “El desarrollo económico (y la propia historia) de la Argentina guarda una estrecha relación con la explotación económica de los recursos naturales en general y, en particular, con las producciones agropecuarias”.
- “Esa imagen se fue forjando a partir de mediados del siglo XIX, cuando la prosperidad del país corría de la mano de la ampliación de la frontera agrícola-ganadera (de las carnes primero y del trigo y del maíz después) en base a tecnologías importadas (y adaptadas localmente) sustentando un modelo traccionado por el mercado externo”.
- “La Argentina, ‘granero del mundo’ o controlando la mitad del comercio mundial de carnes bovinas, estructuró su base productiva a partir de un conjunto acotado de sectores que operaron a modo de ‘locomotoras’ del crecimiento de toda la economía”.
- “Cuando la cantidad de tierras y el deterioro de los términos del intercambio impusieron un límite a este modelo, quedó al descubierto la fragilidad de una estructura productiva desbalanceada y dual, centrada en unas pocas actividades y orientada a mercados (y por empresas) muy concentrados”.
- “En el lapso que va desde 1900 hasta 1935, la producción de cereales y oleaginosas crece a razón de un 3,5 por ciento anual; a posteriori sobrevienen tres décadas donde los niveles se estancan, para retomar un sendero de crecimiento entre 1965 y 1985. Desde inicios de los años noventa hasta el 2006-2007, la producción agregada crece a razón del 5,8 por ciento anual”.

Bisang se pregunta si “en la Argentina del Bicentenario se repite parte de la historia del Centenario”.
Una de las motivaciones del actual lockout patronal, expresado por los grandes productores y operadores de la actividad agrocupecuaria, tiene su origen en el deseo de retornar a ese esquema económico agroexportador, con predominio del poder político en manos conservadoras como en ese entonces. Ya se sabe cuál fue el resultado y mucho más lo conocen los pequeños y medianos productores que no quedaron bien parados de ese modelo de exclusión. Por ese motivo, sus legítimos reclamos quedan confundidos cuando están asociados a los grupos más reaccionarios del sector y, además, cuando provocan el deterioro del poder adquisitivo de asalariados y postergados por el desabastecimiento y suba de precios.

Repetir esa historia no es un recomendable sendero a transitar, aunque aprender de ella brinda la oportunidad de aprovecharla para que esta vez los ganadores no sean los mismos de siempre.