16 julio 2009

LOS CRÍMENES DEL EJÉRCITO DE ISRAEL DESCUBIERTOS POR SOLDADOS


"La premisa era abrir fuego sin considerar las repercusiones"

Un sargento primero en la reserva llamado a filas para la ofensiva en Gaza cuenta su experiencia

Ve el vídeo del testimonio del sargento en la reserva

"Fui llamado a filas y recluido aquí en Jerusalén. Fuimos trasladados a Balish, durante una semana de entrenamiento y maniobras. Para más precisión, no sabíamos cuánto tiempo íbamos a estar de maniobras porque no nos dijeron nada de las operaciones.
Así que empezamos una semana de prácticas sobre el terreno. Durante ese tiempo estuvimos hablando aquí y allí con los oficiales que estarían a nuestro cargo durante la operación. Bastante pronto nos dimos cuenta con la conversación con esos oficiales de que la idea no era solo una campaña sino una guerra en la cual había que quitarse los guantes y nos tendríamos que acostumbrar a audiencias a través de comunicados, sobre las reglas de compromiso, los comunicados de no herir a inocentes y cosas como esas, pero no nos lo dijeron en ese tiempo. Al contrario. La actitud era "en la guerra como en la guerra", parafraseando al comandante de la brigada que nos habló un día en el campo. Una tarde estábamos sentados en torno al campo de tiro, vino a visitarnos y habló con nosotros sobre los eventos de Gaza. Entre otras cosas, nos dijo, cuando nos preguntó lo que deberíamos esperar, cómo se nos apoyaba para actuar. Incluso así lo dijo cuando alguien le preguntó sobre la moralidad y los inocentes. Su respuesta, tanto a él como a nosotros sobre este recuerdo fue que era tiempo de guerra y que no deberíamos perder un segundo en nuestros pensamientos, incluyendo cuando estuviésemos en mezquitas, o ante cualquier amenaza, real o imaginada, que sintiéramos. La premisa era abrir fuego sin intentar considerar las repercusiones. Ante cualquier obstáculo, cualquier problema, abríamos fuego y no hacíamos preguntas, incluso si fuera necesario un tiroteo en la oscuridad. Nos decía que el fuego cuando no vemos es fuego disuasorio, no es problema para nosotros y esas cosas. Si hay un coche en tu camino, aplástalo. Si hay un edificio, bombardéalo. Ese era el espíritu de las cosas que nos repitieron durante el entrenamiento.
Pregunta: ¿Has sido un reservista durante años?
R. Sí.
P: ¿En la franja de Gaza además?
Sí.
P: ¿Esto era nuevo para ti?
R. Sí. Sin ninguna duda. A través de mis servicios en la reserva, incluyendo un paso por Nahal Oz, cerca de Gaza, hace unos años, incluyendo Tarqumiah, incluyendo interminables guardias en los territorios, en todo eso, nunca he sentido, o nunca he tenido instrucciones, o permisos incluso, para comportarme de esta forma. Nosotros nunca hemos oído nada tan cerca de lo que oímos aquí. Fue muy sorprendente. El IDF siempre se presenta a sí mismo y sus reglas de compromiso y nuestros objetivos como algo que rechaza el daño. Pero este vez el sentimiento era el contrario. Se sentía como si el daño no fuera una regla en nuestras consideraciones.
P: ¿Ninguno de esos comunicados mencionaba el tema de los inocentes?
R. Esto no se menciona. Y si es mencionado, es para decir que no hay inocentes porque cualquiera allí es el enemigo. Es una frase que escuchamos del comandante de la brigada también. En cualquier parte, quien fuera, ellos son el enemigo.
P: ¿Tuviste instrucciones antes de enterarte de esas reglas de compromiso?
R. No lo recuerdo. No hubo reglas de compromiso. Las reglas de compromiso eran disparar. Esas eran las reglas de compromiso. ¿Ves cualquier sospechoso? Dispara".
"La idea era dejar una zona estéril detrás de nosotros cuando nos fuéramos"
Testimonio de un sargento primero de una brigada de infantería israelí a la ONG Breaking the silence
Ve el vídeo del testimonio del sargento primero de infantería
"Antes de cada operación hay reunión sobre los procedimientos en la que nuestro comandante de batallón nos da órdenes. Nos dijeron que nuestra misión era fragmentar la franja. Estábamos alrededor de Netzarim (una antigua colonia judía), la clásica zona para la fragmentación desde los viejos tiempos, cuando más o menos controlábamos Gaza".
Pregunta. ¿Cuáles eran los objetivos de la guerra?
R."No se discutieron. Hubo cierta vaguedad sobre los objetivos reales, cuando nos dijeron que durante nuestra estancia allí, cuya duración era desconocida, tendríamos que arrasar toda la parte de nuestra zona como sea posible. Arrasar es un eufemismo de destrucción sistemática. El asunto, según entendimos, era centrarnos gradualmente en esa destrucción. Por eso, mientras estuvimos allí, trabajamos en ello. Dos razones se mencionaron para esa destrucción. Luego hablaré sobre la demolición de casas, que es el principal problema. Una razón puede llamarse operativa. Se sospecha que una casa tiene explosivos, túneles, cables o señales de excavación. O tenemos información de inteligencia sobre una casa sospechosa... En la misma línea, (una casa) puede ser una fuente de fuego, ya sean armas ligeras o morteros, misiles o (cohetes) Grad. Cualquiera de esas casas era demolida.
Pero entonces nos hablaron de las casas que demoleríamos para el "Día Después". El "Día Después" significa que nos marcharíamos en breve plazo. Podía ser una semana o varios meses. No era una estancia larga, aunque no se definía. La idea era dejar una zona estéril detrás de nosotros cuando nos fuéramos. Y la mejor menos de hacerlo era arrasar el área. Así tendríamos buena capacidad de fuego, visibilidad abierta, podíamos verlo todo. Eso significa la demolición del "Día Después". En la práctica esto significa derribar casas que no eran sospechosas, cuya única trasgresión era estar levantada en una colina de Gaza. Incluso puedo decir que en una conversación con mi comandante de batallón mencionó esto y dijo, medio sonriendo, medio serio, que esto podría añadirse a su lista de crímenes de guerra. Era consciente de que había un problema. Todos los medios de destrucción fueron utilizados, al menos todos los que conozco. Las casas eran demolidas con (excavadoras) D-9 que trabajaban continuamente, pero artillería, helicópteros y tanques también fueron utilizados, y morteros de 81 milímetros, creo. Y, por supuesto, unidades especiales de ingenieros que hicieron explosiones controladas. Las explosiones eran constantes.
Había casas cercanas que explosionaron estas unidades. No sé si porque eran sospechosas o porque les apetecía. Nos dijeron que así era como volaban cada... Trabajaron duro. No siempre sabían por qué, pero volaban casas diariamente. Sé que estaban cerca porque nos ordenaron salir (de la casa en la que estábamos). Las paredes vibraban y había temor a que se derrumbara. La casa no era muy estable, así que salimos. La explosión fue cerca".
Pregunta. ¿Cuánto tiempo estuvisteis dentro de la casa?
R."Una semana. Sucedió varias veces".
P. ¿Y no había acción de combate en la casa mientras estuvisteis allí?
R. No, no, no. En absoluto. Yo no puedo decir que cada casa demolida que vi fue destrozada por la primera de las razones, es decir, por operaciones en tierra, por algún tipo de incriminación o por el efecto del "Día Después". Lo que sé es que un soldado toma una posición en una zona designada, digamos 130 grados de los que es responsable. Normalmente, el modo de establecer los límites de esa zona es partir desde una casa, digamos una con el tejado rojo, hasta otra con arcos. Esos límites cambiaban cada día. A veces más a menudo. Así, bajo de mi posición y mis límites son unos. Y la próxima vez que subo a mi posición, ya no hay casas. Los límites son irrelevantes. El lado derecho del área designada para mí ya no existe. El nuevo límite es diferente. Esto ocurrió no una vez, ni dos, ni tres. Era rutina".
P. ¿Cuándo la compañía se sentaba en la casa, había combates alrededor vuestro?
R. "No, no. En general, no vimos a nadie vivo allí. Excepto, los soldados, ni un alma viva.
P. ¿En el tiempo que estuviste allí, viste demoliciones alrededor tuyo?
R. "Seguro. Lo que he contado sucedió en nuestra área. Incluso recuerdo un establo que fue derribado. Hubo casas que fueron demolidas de varias maneras. Era un esquema de destrucción total. Esa es mi impresión, pero es una impresión. Sólo sé que de hecho hubo mucha destrucción.
P. Serviste en Gaza durante años. ¿Esta destrucción te resulta familiar?
R. "No, no, no, no. De ningún modo. Fue en una escala totalmente diferente. Nunca he conocido semejante poder de fuego. Y las excavadoras trabajando las 24 horas, constantemente ocupadas. Fue un poder de fuego totalmente diferente, mucho mayor".
Testimonios de treinta soldados israelíes de la última invasión a Gaza
“No tengas compasión, arrasá con todo”
Tel Aviv usó a civiles como escudos humanos, según los relatos de varios soldados a la ONG Rompiendo el Silencio.

“El comandante nos dijo que no habría segundos pensamientos sobre cualquier amenaza”, dijo un soldado.
“No tengas compasión, Dios te protege y todo lo que hacés está santificado.” La frase la repitió un soldado israelí que peleó en la última invasión a la Franja de Gaza y que ayer, junto con otros treinta compañeros, relató cómo fueron entrenados para entrar al territorio palestino y cuáles fueron las órdenes durante los 22 días de bombardeos y ataques terrestres. “Un comandante nos dijo que no habría segundos pensamientos sobre cualquier amenaza, real o imaginaria, que pudiéramos sentir. La idea era abrir fuego y no intentar considerar las repercusiones. Ante cualquier obstáculo, ante cualquier problema, abrimos fuego y no hacemos preguntas. Si hay un vehículo en el camino, se aplasta; si hay un edificio se bombardea”, resumió Amir, un sargento reservista que combatió varias veces en los territorios ocupados.
El ejército israelí rechazó inmediatamente los testimonios presentados por la ONG de derechos humanos israelí Rompiendo el Silencio. La vocera de la fuerza, la coronel Avital Leibovich, calificó al informe publicado ayer como una sumatoria de rumores. Según el mando castrense, las denuncias no deben ser tomadas en cuenta porque fueron hechas de forma anónima.
Amir, el sargento reservista, fue el único de los treinta denunciantes que habló a cara descubierta y dio su nombre de pila, el resto pidió a la ONG que no publicara sus nombres y distorsionara sus imágenes frente a la cámara. Convencido y mirando directo a su entrevistador, el sargento reservista juró que la última invasión a Gaza fue la primera vez que el ejército de su país se comportó así. “De alguna manera el ejército siempre planteaba vías para tratar de evitar heridos. La última vez no había normas de combate; la norma era disparar”, señaló el sargento. El resto de los testimonios que compiló la ONG israelí coincide en denunciar ese desenfreno de los comandantes militares.
“No era necesario tanto fuego. Tengo la sensación de que el ejército buscaba una oportunidad para llevar a cabo una demostración de fuerza espectacular”, aseguró un sargento de una brigada de infantería. El suboficial fue enviado al sur de la Franja de Gaza, a la ciudad de Netzarim, cuando la infantería entró al territorio palestino. Allí la orden fue arrasar con todo, recordó. Nunca se les explicó el porqué, pero para él habían dos razones: por un lado, destruir los escondites de armas y presuntos terroristas; por otro, prepararse para el día después. “La idea era dejar un área estéril detrás de nosotros cuando nos marcháramos. Así tendríamos buena capacidad de fuego, visibilidad abierta”, explicó el sargento.
Y lo lograron. Según calculó una misión de las Naciones Unidas en una visita reciente a la Franja, alrededor de 50 mil casas, 200 escuelas y casi un millar de fábricas fueron destruidas. La mayoría de los edificios donde funcionaba el gobierno de la organización islámica Hamas también desaparecieron. Entre las conclusiones de la visita, la delegación de trabajadores humanitarios cuantificó el nivel de destrucción con las 600 mil toneladas de escombros que todavía siguen tratando de limpiar las autoridades palestinas.
Según relató otro soldado, aún en actividad, los comandantes israelíes utilizaron todos los medios a su alcance para arrasar con las hacinadas ciudades de la Franja. Artillería, helicópteros, tanques, aviones y hasta unidades especiales de ingenieros civiles para planear explosiones controladas en casas y edificios.
Los testimonios también permitieron confirmar de forma definitiva lo que ya habían denunciado las víctimas palestinas, organizaciones internacionales y la propia ONU. Los medios de comunicación los llamaban escudos humanos, pero el código en clave de los militares israelíes era Johnnies. Los soldados relataron que antes de allanar una casa o un edificio, en donde sospechaban que habían milicianos, mandaban a civiles maniatados para evitar sorpresas, como bombas escondidas o una ráfaga de ametralladora. Otra veces les ordenaban a los rehenes civiles que intentaran convencer a los milicianos para que se entregaran.
“Alguien de 20 años no debería hacerle esas cosas a otras personas”, se quejó uno de los soldados jóvenes arrepentidos.