25 noviembre 2008

ISRAEL ELIGE A SU BUSH

A BUSH MUERTO BUSH PUESTO... La conclusión es bien clara: Israel es un país colonialista y terrorista, opresor de otro pueblo y de otro país en formación. El likud es la expresión más abierta y concentrada del fascismo judío, que representa, principalmente, a las heces de la sociedad israelí, racista, prepotente, a los puesteros, a los mafiosos como la familia Alperón, a los lúmpenes y abogados del diablo, a los fracasados filibusteros de la política como Beny Beguin, Meridor, Dayán. ex comandantes del ejército desplazados por ineptos, verduleros, dueños de casinos, ladrones de cuello blanco y chorritos de morondanga.Esta casta de mafiosos y fachos va a dirigir Israel en los próximos años, Y el pueblo de este país tendrá el gobierno que se merece. ¡SIN DUDAs! Andrés Aldao

Gideon Levy - Haaretz.com

Las elecciones para el 17º parlamente –Knesset-, ya han sido decididas: Benjamin Netanyahu será el próximo primer ministro. Nada de la actual tendencia cambiará, que se vio reflejada en las encuestas del último fin de semana. En momentos en que el mundo entero, incluyendo Israel, está asombrado y movilizado por el milagro de la elección de Barack Obama, Israel está a punto de elegir un George Bush.
El enlodamiento de Tzipi Livni ya no se modificará, como ella tampoco el candidato Ehud Barak encontrará el camino perdido. Tampoco la organización del nuevo partido de izquierda hará la diferencia hacia un lado u otro –es demasiado pequeño y demasiado tarde. Israel tiene la intención de votar al conservador, del ala derechista, nacionalista y belicoso candidato, el Bush israelí. El mundo se mueve hacia delante, mientras Israel hace un paso hacia atrás.
Posiblemente Netanyahu no sea tan horroroso como la izquierda lo ve, pero el muy fuerte apoyo del que goza en las encuestas, nos muestra a nosotros y al mundo, incluyendo al mundo árabe, la naturaleza verdadera de la sociedad israelí. Menudo alivio para el engañoso mito de que la mayoría de los israelíes desean la paz; se pueden olvidar de las engañosas encuestas que mostraban a la mayoría del público apoyando la solución de dos estados. No solución, no dos estados, solamente la verdad que nuevamente se explicita: un nacionalista, una sociedad beligerante, nacionalista eligiendo su vivo retrato como líder.
Una vez en cada pocos años tenemos este referéndum sobre las posibilidades de la futura paz y la ocupación, principal tema de las campañas electorales. Una vez cada tantos años, la izquierda se revela como una fuerza virtual incomparable. Los candidatos discuten entre ellos mismos sobre quién va a “repartir” y quien va a “devolver”, quien va a “renunciar” y quién va a “dar”, preguntas que son claramente inmorales, a la luz de la verdad de que se trata de territorios que no son nuestros. Y al final, el elegido, todos los elegidos, es muy poco lo que hacen, si es que algo hacen, por alcanzar la paz y finalizar con la ocupación de los territorios. El diálogo engañoso, como si algo fuera a cambiar inmediatamente después de las elecciones, se hace trizas una y otra vez. Desde este punto de vista, no hay grandes diferencias entre los candidatos. Sin embargo, el amplio apoyo al candidato Netanyahu es significativo. Refleja el espíritu predominante de la nación: ellos quieren que los árabes “desaparezcan de sus ojos”, ó, por lo menos, tener “tranquilidad de ellos”, no importa cómo. Y olvídense del resto.
Votaremos todos por Netanyahu y su partido Likud, con el bizarro de Benny Begin y Moshe Ya’alon a la cabeza, y estaremos dando nuestro voto por más años de violencia y ocupación, de los cuales no se ve el final. Votaremos a Netanyahu y recibiremos “paz económica” y economía de derecha, esa que nosotros deseamos, esa que nosotros nos merecemos. Les avisaremos a los árabes: olvídense de la paz, de la iniciativa de Arabia Saudita, un compromiso justo e histórico, de los moderados que hay entre ustedes, de las negociaciones basadas en una clara voluntad de alcanzar la paz. En esta línea, escucharán la mentira de la “paz económica” y la ya famosa y absurda “ellos darán, ellos recibirán” y la de la “mayor operación” tan deseada en Gaza, que pondrá fin a las verdaderas negociaciones.
La sociedad israelí escuchará nuevamente las declamaciones “ellos tienen m-i-e-d-o”, susurros de que “la izquierda olvidó lo que es ser judío”, el cerdo capitalismo y el thatcherismo. Ni un microscopios pequeño podría enseñar algún cambio de
Netanyahu, desde el tiempo que los israelíes se alimentaron de él. Nada cambió en él, sólo nosotros cambiamos. El genio belicoso y nacionalista nuevamente salió de la botella.
Hay tiempos en los cuales el voto para la derecha puede significar posponer por un tiempo un proceso histórico inevitable. No es así en este momento. El mundo árabe esta golpeando repetidamente a las puertas de Israel, casi suplicando para resolver el problema palestino y todos llegaremos a la paz; el presidente sirio hizo llamamientos similares a los que trajo a Israel a Anwar Sadat, sin recibir respuesta. Los desesperados palestinos están a las puertas de una próxima gran confrontación con nosotros, con Hamas a la cabeza y que pronto liderará también en Cisjordania; algunos de los antiguos dirigentes de la derecha, con Ehud Olmert como principal, despertaron finalmente de su peligroso sueño de la Gran Tierra de Israel; y ya hay no pocos colonos que están dispuestos a considerar el abandono a cambio de compensaciones económicas. Mientras todo esto ocurre y es dejado atrás, Israel vota a favor del rechazo.
Estamos a punto de elegir a un candidato que declaró explícitamente que no hay nada que discutir con los palestinos, que ya demostró sus nada despreciables dones piromaniacos cuando abrió un túnel en el muro de los lamentos, alguien que trata de engañar al público con declaraciones acerca de abrir zonas industriales palestinas en lugar de evacuar las colonias y proveyendo ayuda económica en lugar de garantizar a los palestinos independencia política como se merecen, como se merece cada pueblo. Netanyahu volverá y nos engañará, Obama guardará distancia debido a otros urgentes problemas, se perderán oportunidades y el fuego volverá y arderá. Esto es lo que nosotros queremos, y es esto lo que recibiremos. Sin embargo, los poco favorables sondeos contribuirán en algo: se les corre la máscara. Un Israel que vota Likud no desea la paz,sin ningún pero.
http://www.haaretz.com/hasen/spages/1039947.html

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'Z 32', RETRATO DE UN MILITAR ASESINO

TODO: La fábula sionista o Las pesadillas de algunos (poquísimos) soldados israelíes entrenados para matar, humillar, torturar, disfrutar y sobre todo... ¡no pensar!... Hasta que sí piensan!! cargarán entonces la culpa de los crímenes y las vejaciones hasta el último día de sus vidas. Cuando cobran conciencia de sus actos criminales, ya no pueden mirar a los ojos de nadie, no pueden amar, ni formar familia, ni fornicar, ni tener hijos, ni ser personas civilizadas. Esta es la breve y minúscula normalidad de Israel. Los otros, en cambio, los que son mayoría y creen que un árabe bueno es un árabe muerto, piden sangre, guerra, muerte, duelo. Este es el Israel de todos los días, el Israel apoyado por USA y la Europa "liberal", la de buenas maneras y diplomática. La israel común y corriente... Y todo lo demás son cuentos chinos, fábulas de Dayan y Ben Gurión, el "pequeño David" que derrota a los gigantes de Hizbala, y todos los días escarmienta al Hamás y hambrea al pueblo palestino...
El 10 de febrero habrá elecciones en este país: derecha e izquierda, hipócritas jurados, se disputan las bancas. Nadie merece el voto. Todos merecen ser arrojados de estas tierras, denunciados, y su élite, al banquillo del tribunal internacional de La haya.


Un controvertido documental muestra las acciones de un soldado israelí de élite

FRANCESC RELEA - Lisboa - 21/10/2008

Durante 20 meses, Z 32 recibió entrenamiento en una unidad de élite del Ejército de Israel. Fue adiestrado para matar, sin preguntar y actuar como un robot que sólo cumplía órdenes. Una noche de febrero de 2002, seis soldados murieron en un atentado terrorista. El alto mando ordenó una respuesta inmediata: eliminar a seis palestinos indiscriminadamente, sin importar su identidad. Cuatro unidades de élite prepararon los operativos. Resultado: 12 policías palestinos fueron asesinados en cuatro puestos de control. Dos de ellos cayeron bajo las balas del fusil de Z 32, que abrió fuego sin vacilar. No sabía a quién disparaba. Z 32 cumplía órdenes. Y así se refleja en el documental homónimo dirigido por Avi Mograbi.
Z 32, el filme, se presentó en Venecia y ha inaugurado la sexta edición del Festival Internacional de Documentales DocLisboa, que se celebra estos días en la capital portuguesa. "Una acción militar de venganza es propia de una organización criminal o terrorista. Pero no debería ser la estrategia de un Estado democrático", dice Mograbi sobre el trasfondo de Z 32, un retrato demoledor del Ejército de su país. "No tiene que ver sólo con el Ejército israelí. Es una historia que vale para los militares estadounidenses en Irak o Afganistán, los rusos en Chechenia, o los franceses en la guerra de Argelia", precisa Mograbi. "Y no sólo los ejércitos convencionales; también sirve para las organizaciones guerrilleras o de liberación nacional, cuyos integrantes no pueden dudar a la hora de actuar".
Frente a la cámara de Mograbi, el soldado Z 32 desgrana su participación en aquel operativo. Su novia le acorrala con sus preguntas: ¿qué le pasó por la cabeza cuando disparaba a un desconocido? ¿Pensó en su familia? ¿Tendría esposa? ¿Hijos? Hay momentos en que el soldado parece tener remordimientos, con pretensiones de ser perdonado, y al mismo tiempo reconoce que fue "divertido y excitante". La cámara le lleva a la aldea donde mató a dos palestinos y, con la mayor naturalidad, describe la carnicería.
¿Habrá perdón para él? "La sociedad israelí perdona. Ésta es la realidad", afirma Mograbi. "¿Qué otra cosa puede hacer? Los soldados cometen actos terribles. Vuelven a casa. ¿Qué deben hacer sus familias? ¿Entregarlos a la policía? Buscan la vía para inhibirse o justificar". Autor de documentales punzantes y controvertidos en Israel, Mograbi es uno de los fundadores de la organización Breaking The Silence (Rompiendo el Silencio), que se dedica a recoger testimonios de militares que sirvieron en los territorios ocupados. Cada caso tiene una letra y un número en un archivo de más de 400. Cuando escuchó el relato de Z 32, tuvo claro desde el primer momento que tenía material para una película. Convenció al soldado, que aparece con un rostro que no es el suyo, después de nueve meses de trabajo digital. Sin capucha y sin máscara. "Quería mostrarlo con un rostro común, como podría ser el del hijo del vecino". Mograbi ha querido hacer una película "contra la lucha armada". ¿Quién da el primer paso? "Mi hijo ya lo dio", responde convencido el realizador. Se negó a servir en el Ejército y fue a parar a la cárcel. De momento es un paso que apenas han dado unas docenas de israelíes. ■

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