05 julio 2008

LA VISITA DE UN HALCÓN

Editorial de La Jornada


En su segundo viaje fuera de Estados Unidos como candidato presidencial republicano –el primero fue a Canadá–, John McCain no ha emitido mensajes ambiguos. De entre los 21 países que conforman Latinoamérica escogió como destino dos, Colombia y México, que ostentan los gobiernos más militaristas, autoritarios y proestadunidenses en la región, así como los que ocupan los lugares segundo y tercero –el primero corresponde a Estados Unidos– en violaciones a los derechos humanos en el hemisferio.
En cuanto al discurso del aspirante presidencial en nuestro país, McCain no dejó margen para la duda: su prioridad en la relación bilateral es fortificar la frontera común para cerrar el paso a los trabajadores mexicanos; es hostil a toda posibilidad de corregir las asimetrías e inequidades contenidas en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte y, en consecuencia, a cualquier revisión de ese instrumento trilateral; el único tema común que le produce algún entusiasmo declarativo es la llamada “guerra contra las drogas” y, en particular, la Iniciativa Mérida, pacto de cooperación policiaco-militar que ha sido severamente cuestionado en ambos países porque hace más probables las violaciones a los derechos humanos y porque significa una cesión de soberanía por parte de México. Por lo demás, en las escasas horas que permaneció en territorio nacional, el senador por Arizona visitó la Cámara Americana de Comercio, la Basílica de Guadalupe y un centro de mando de la Policía Federal Preventiva, y con ello dejó asentado, así fuera de manera simbólica, su interés por los intercambios de mercancías y su desdén por puntos sensibles de la circunstancia política de nuestro país, en la que se desarrollan enconados debates por las infracciones que el grupo en el poder comete al carácter laico del Estado y por el abuso de la fuerza pública como recurso de gobierno.
Ciertamente, los mensajes referidos no se dirigen a la opinión pública mexicana –la cual conoce de sobra el perfil de McCain como halcón de la política–, sino a los sectores conservadores y chovinistas de la sociedad estadunidense: da la impresión de que el candidato republicano quiere reiterar ante ellos su disposición a expandir mercados externos, especialmente los de armamentos, y a consolidar la relación con los más estrechos aliados regionales de la administración de George W. Bush; parece que, al visitar a dos gobernantes inequívocamente derechistas del subcontinente –Álvaro Uribe y Felipe Calderón–, McCain busca asegurarse el respaldo de la porción más conservadora del voto latino, conformada por las comunidades del exilio cubano en Miami; en cuanto a los anglosajones, les garantiza que no habrá acuerdo migratorio con México sino, por el contrario, frontera blindada para impedir la llegada de nuevos migrantes. La rígida defensa del visitante de la “guerra contra las drogas” va dirigida a ese mismo sector, consternado por la proliferación de críticas a las estrategias antinarcóticos en curso: significativamente, un editorial de The New York Times señaló hace unos días que esa guerra, al menos en su modalidad actual, “no se está ganando”, por lo que es necesario reducir los presupuestos previstos en la Iniciativa Mérida para equipar a las fuerzas de seguridad y priorizar el desarrollo económico y el mejoramiento del sistema judicial mexicanos.
En suma, la visita de McCain a México, aunque breve, permite hacerse una idea precisa de lo que podrían esperar nuestro país y América Latina en caso de que el republicano llegue a la Casa Blanca: más ofensivas y presiones político-diplomáticas para la apertura de los mercados, más militarismo, más protagonismo de la seguridad nacional como eje central de las relaciones regionales, más fobia antimigrante, más arrogancia imperial y más insensibilidad ante los problemas internos de las naciones del continente, es decir, algo así como un tercer periodo de Bush.

1- LA TRAICIÓN DE INGRID / 2- EL GENERAL AL QUE SE ABRAZÓ INGRID

LA TRAICIÓN DE INGRID

Pascual Serrano − Rebelión


Leo un clamor de indignación entre los sectores progresistas venezolanos por la reacción de desprecio de Ingrid Betancourt y su familia hacia personas que tanto interés tuvieron en su liberación, en especial el presidente de Venezuela Hugo Chávez y la senadora Piedad Córdoba. Hablan de traición indignados por lo que, a todas las luces, es una prueba de ingratitud.
Betancourt y familia no han traicionado a nadie, han vuelto a la clase social, política y económica a la que siempre pertenecieron: la burguesía neoliberal adinerada de Colombia. Ingrid es hija de Gabriel Betancourt, ministro de Educación durante el gobierno del dictador Gustavo Rojas Pinilla, y de Yolanda Pulecio, quien fue reina de belleza que llegó a Miss Colombia y Representante a la Cámara por Bogotá. Betancourt, como buena hija de la oligarquía, cursó sus estudios de secundaria en el Liceo Francés de Bogotá y más tarde ciencias políticas en Francia en el Instituto de Estudios Políticos de París; se especializó en comercio exterior y relaciones internacionales. Vivió varios años en París, donde su padre ejerció como embajador ante la UNESCO; allí conoció a su primer marido, el diplomático francés Fabrice Delloye, con quien se casó en 1981.
Se divorció en 1990 y se afilió al Partido Liberal, donde trabajó como asesora del Ministro de Hacienda Rudolf Hommes, y de Comercio Exterior, Juan Manuel Santos, durante el gobierno de César Gaviria. Ingrid se casó por segunda vez con el publicista colombiano Juan Carlos Lecompte. Durante este período escribe el libro La Rage au cœur [La rabia en el corazón], publicado originalmente en francés, sobre su visión del gobierno de Ernesto Samper.
Su apoyo popular como candidata a la presidencia, ya fuera del Partido Liberal, era tan solo de un 0,8% de intención de voto cuando fue secuestrada.
Mientras había cientos de sencillos soldados rasos y civiles anónimos en poder de las FARC y muchos más campesinos y pequeños colaboradores de la guerrilla sin delitos de sangre pudriéndose en las cárceles colombianas, Hugo Chávez y Piedad Córdoba eligieron a la hija del ministro de la dictadura y la miss Colombia como emblema de su lucha por el canje humanitario. Los medios internacionales, con Francia a la cabeza, se incorporaron a la cruzada hasta elevar a Ingrid Betancourt al rango de heroína nacional. Evidentemente la familia de la retenida, que nunca se hubiera acercado a un presidente surgido de los cerros, no hacía ascos a cualquier líder social que pidiera la libertad de Ingrid. Si había que criticar a Uribe para poder estar ante las cámaras junto a un jefe de Estado que pidiera la libertad para su hija, pues se criticaba.
Creyendo estar presionando para un acuerdo humanitario, Chávez y Piedad convirtieron a Ingrid en ejemplo de resistencia y lucha y a la guerrilla en un monstruo que retenía a una bondadosa hija, esposa y madre. Mientras Piedad Córdoba arriesgaba su vida y Hugo Chávez su referéndum para la reforma constitucional, el mito crecía ante los ingenuos ojos de quienes creían que su buena intención estaba siendo reconocida por familiares, medios de comunicación y hasta por el gobierno francés. No comprendieron que sólo estaban siendo utilizados.
Ingrid se convierte en un símbolo internacional de la crueldad de las FARC mientras los anónimos soldados y guerrilleros seguían pudriéndose en la selva o en la cárcel. Sus madres no acudían invitadas al Aló Presidente ni nadie las entrevistaba en Telesur.
El codiciado trofeo logra la libertad de la mano de Uribe y vuelve junto a los de su clase, ideología y condición llena de odio, como es lógico, contra quienes le robaron seis años de vida. Se fotografía junto al ministro de la guerra de Colombia, pide la reelección de Uribe y dice -vestida de militar- que será un soldado contra las FARC. Viaja a Francia y se besa ante las cámaras por uno de los presidentes europeos que lidera el encarcelamiento durante año y medio de todos los colombianos que lleguen a Europa sin papeles. Ni Chávez ni Piedad le interesan ya. Se ensuciaría con el barro de los cerros y las manos callosas de los pobres si los acompañase, ya no los necesita para llamar la atención de la opinión pública internacional.

www.pascualserrano.net


EL GENERAL AL QUE SE ABRAZÓ INGRID


El general Mario Montoya Uribe, el jefe del ejército de Colombia al que Ingrid Betancourt agradeció el miércoles haberla rescatado de su cautiverio, tiene una controvertida foja de servicios.
Montoya, a quien Betancourt abrazó poco después de ser rescatada de un cautiverio de más de seis años en manos de las guerrilleras Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), nació el 29 de abril de 1949 en el occidental Valle del Cauca.

A lo largo de su carrera ha recibido más de 20 condecoraciones, entre ellas la medalla del ejército de Estados Unidos. Ha ejercido labores de comandancia en buena parte de su país y tiene un posgrado en alta gerencia de la Universidad de los Andes, afirma su currículum en el sitio en Internet del ejército.

Siguió estudios en la Escuela Superior de Guerra, un curso avanzado de vehículos blindados en Fort Knox, Estados Unidos, y se desempeñó como agregado militar en Gran Bretaña.

Un cable despachado en 1979 por la embajada de Washington en Bogotá, desclasificado a pedido del no gubernamental National Security Archive (NSA) de Estados Unidos, "revela que un batallón de inteligencia del ejército colombiano ligado a Montoya creó en secreto una unidad clandestina terrorista entre 1978 y 1979", señaló el investigador Michael Evans en un artículo publicado en junio de 2007 en la revista Semana.

"Bajo la fachada de la Alianza Anticomunista Americana (AAA), el grupo fue responsable de varios ataques dinamiteros, secuestros y asesinatos contra grupos de izquierda durante esos años", agregó.

Evans, investigador del NSA, también se refirió al hallazgo en marzo de 2007 de una fosa común en el departamento de Putumayo, con restos de más de 100 víctimas "asesinadas durante el mismo período" en que Montoya lideró la Fuerza de Tarea Conjunta del Sur, "financiada por Estados Unidos y encargada de coordinar operaciones antinarcóticos y contrainsurgentes en esta región entre 1999 y 2001".

"Los documentos desclasificados señalan la preocupación del Departamento de Estado por los vínculos que tenía una de las unidades de la Fuerza Conjunta, la Brigada 24, bajo el mando de Montoya, con paramilitares localizados en La Hormiga, donde fue descubierta la fosa común", agregó, en referencia a una ciudad de Putumayo.

Montoya era jefe de la IV Brigada del ejército, con jurisdicción en el municipio de Bojayá, en el occidental departamento del Chocó, cuando se cometió la matanza de 119 civiles en la aldea de Bellavista, el 2 de mayo de 2002.

A pesar de tres advertencias efectuadas días antes sobre el inminente peligro que corría la población civil, la fuerza de seguridad pública no se hizo presente en la zona, ni tomó acciones para proteger a los habitantes.

El 21 de abril, al menos siete lanchas con unos 250 paramilitares de las ultraderechistas Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) llegaron a Bellavista y al vecino Vigía del Fuerte, tras pasar por un retén permanente de la marina de guerra, otro de la policía y un tercero del ejército en Riosucio, 157 kilómetros al norte de Bellavista.

Los paramilitares se establecieron en ambos poblados, mientras la guerrilla de las FARC observaba desde el área rural.

El 23 de abril, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos expresó al gobierno su "preocupación" por la incursión paramilitar, y lo instó a tomar medidas para proteger a los civiles. El 24 y el 26, la Procuraduría General de la Nación y la Defensoría del Pueblo se unieron a la advertencia.

El 1 de mayo comenzaron los combates entre las FARC y las AUC. Más de 300 personas se refugiaron en la iglesia de Bellavista, detrás de la cual se parapetaron los paramilitares. Al día siguiente, los guerrilleros arrojaron una pipeta de gas rellena de explosivos, que cayó en el templo, matando a 119 personas, entre ellos 44 niños, y dejando más de 100 heridos y mutilados.

El ejército se hizo presente cinco días después. Sobrevivientes de aquella tragedia relataron el año pasado a IPS la llegada del general Montoya al lugar y cómo, frente a las cámaras de televisión, lloró por los pequeños muertos, exhibiendo un zapatito infantil de una costosa marca desconocida para los niños de la zona.

En mayo de este año, un tribunal administrativo determinó en dos sentencias que el Estado es responsable por no haber protegido a la población, y ordenó el pago de una indemnización de 1.552 millones de pesos (poco más de 870.000 dólares) a las familias de las víctimas. Todavía hay pendientes otras 14 demandas civiles.

La justicia militar y la Procuraduría investigaron por omisión a los militares implicados en estos hechos. Pero Montoya continuó su carrera y fue ascendido, aunque poco después, en octubre de 2002, se vería envuelto en otro hecho polémico.

Un informe en poder de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), de Estados Unidos, filtrado al diario de ese país Los Ángeles Times que lo publicó en marzo de 2007, indica que Montoya y un grupo paramilitar, el Bloque Cacique Nutibara, "planificaron y condujeron una operación militar para eliminar guerrillas marxistas de los suburbios pobres de Medellín, una ciudad del noroeste de Colombia que ha sido centro del narcotráfico".

La llamada Operación Orión comenzó a las dos de la madrugada del 15 de octubre de 2002 en la Comuna 13 de Medellín. Al menos 14 personas fueron muertas, y testimonios de habitantes y de organizaciones de derechos humanos aseguran que unas 50 más desaparecieron en las semanas subsiguientes.

"Vamos a continuar, y lo que estamos haciendo en la Comuna 13 es un mensaje contundente a los violentos, que es: desistan, vamos a llegar a todo el país porque la guerra de guerrillas urbanas no tiene cabida en Colombia", afirmaba Montoya en un texto fechado el 21 de octubre en el sitio web de la presidencia del país.

Las acciones del Bloque Cacique Nutibara duraron dos meses en la Comuna 13 y, según testimonios de desmovilizados, se coordinaban con las autoridades.

El reporte de inteligencia de la CIA incluye información de otros servicios de espionaje occidentales e indica que funcionarios estadounidenses han recibido informes similares de otras fuentes confiables, según los periodistas Greg Miller y Paul Richter, que escribieron el artículo del LA Times.

El informe fue filtrado al diario por una fuente que sólo aceptó ser identificada como empleado del gobierno de Estados Unidos. La CIA no confirmó ni desmintió la información, pero solicitó al periódico que no publicara ciertos detalles.
Además de su estrecha colaboración con oficiales estadounidenses en el Plan Colombia, financiado por Washington para combatir el narcotráfico y la insurgencia, Montoya fue instructor de la ex Escuela de las Américas, llamada desde 2001 Instituto de Cooperación para la Seguridad Hemisférica.
El miércoles por la noche, cuando el gobierno presentó por televisión cómo se planeó y ejecutó la operación de rescate de Betancourt y los otros 14 rehenes, el presidente Álvaro Uribe reveló que Montoya fue el comandante operativo de la exitosa misión, y recordó elogiosamente, aunque sin comentarios, la operación en la Comuna 13 de Medellín.
Uribe mencionó que ese día le habían llegado mensajes de miembros de la fuerza pública que le manifestaban que estaban presos "injustamente", y le pedían que "abogue por nosotros".
"Este es un estado de opinión", dijo Uribe y pidió a las organizaciones humanitarias: "Crean en Colombia, en este gobierno; este respeto a los derechos humanos en este operativo no es episódico".
A los jueces, el presidente les pidió "respetuosamente" que revisaran los casos de los militares presos y "donde de pronto haya un error, se corrija".

MASACRE DE SAN PATRICIO / y LOS ECOS... UNA CARTA DE MI VIEJO AMIGO S.D.

MASACRE DE SAN PATRICIO

TODO: En estos días sombríos, cuando la confabulación de la sociedad rural, la prensa y las estaciones de televisión mienten, distorsionan, desfiguran la realidad y complotan día y noche, y cuando las clases medias altas y medias retornan a los dias posteriores al 16 de septiembre de 1955, 43 años más tarde han vuelto a levantar cabeza y no se detendrán hasta derribar al gobierno democrático, legal y del estado de derecho. La Masacre de San Patricio es una de las masacres de los criminales de la derecha, desde los fusilamientos de Rawson, la masacre de Ezeiza, laa masacres de la Triple A, y las masacres del proceso. Desde el fusilamiento del general Valle y los crímenes de Justo León Suárez, los bandoleros del poder, la vieja oligarquía, los capitostes de las fuerzas armadas y los factores reales de poder no han cesado las provocaciones, los asesinatos, el prevaricato y el crimen organizado...
¿No habrá llegadp la hora de EJERCER EL PODER DE MANERA EFECTIVA?
lA aRGENTINA sufre un golpe de estado desde hace más tres meses. ¿No habrá llegado la hora de declarar el estado de emergencia? ¿Y proceder en consonancia?
Tal vez lo ignoro, mas...¿Dónde quedó la solidaridad continental? Amigos, es la hora de los pasos decididos. Lejos de mi patria, sólo me preocupo y me angustio, impotente, pero tengan la seguridad de que no me quedaría sentado en un sillón escuchando las barbaridades y provocaciones de la derecha ilegal y conSpirativa.
Andrés Aldao


LA CARTA

Andrés:

Percibis las cosas tal cual son. Van por la cabeza.
Podrán disfrazar su discurso con todas las perífrasis que te puedas imaginar, pero el premio mayor está claro.
No toleran ni siquiera la insinuación más leve respecto de considerar un atisbo de redistribución.
Y por supuesto todo el aparato mediático está sintonizado en esa línea.
Lo preocupante es que la conducción del gobierno no tiene claro que mierda es una política de alianzas, porque prefiere la movilización del aparatismo partidario pago a ganar adeptos entre otro público.
En realidad, si uno no sintiera en la boca del estómago ese retortijón golpista (frustro por ahora) sería para reírse.
Que la derecha sea consecuente es una de las pocas cosas que dan tranquilidad en un mundo tan cambiante. Pero que lo más "principista" de la izquierda sea aliada de la Sociedad Rural en esta patriada es algo que ni Alberto Olmedo imaginó. El PCR (fieles a la línea ideológica Marx-Lenin-Mao-Lopez Rega-Sociedad Rural) alineados con CARBAP, los trotskos del PO contra el gobierno, contra el campo y contra todos,...y todo lo contrario. Hasta el piquetero lumpen y comerciante Castells abrazado con Coninagro.
Como si no fuese suficiente, algunas "espadas" del gobierno atacan a Binner, a quien comparan con lo más retrógrado de la historia argentina. Una verdadera ensalada rusa. ¿O a lo mejor un ejemplo de algunos aspectos del Kirchnerismo que lo muestran aliado a fuerzas retrógradas por la posibilidad de alguna renta particular?
¿Aprenderemos alguna vez a ver de dónde viene el tsunami?
Cariños
S.D.