08 diciembre 2007

Las protestas de mujeres contra el régimen se extienden en Irán



nota de TODO: recordamos que siempre presentamos una versión distinta de los hechos en el mundo, sólo no damos cabida a fascistas, racistas, asesinos y bushistas...


600 'madres de la Paz' cuestionan públicamente la política de Ahmadineyad

ÁNGELES ESPINOSA - Teherán - 08/12/2007

La sociedad civil de Irán empieza a mostrar su preocupación por la actitud desafiante de sus dirigentes frente a la comunidad internacional. En una carta abierta a las autoridades, 600 mujeres que se autodenominan Madres de la Paz expresan su temor a que el programa nuclear de su país desencadene una guerra. El inusual gesto se produce además en un momento en el que el Gobierno trata de acallar el menor signo de disidencia y los tribunales se encuentran llenos de casos contra estudiantes, sindicalistas, feministas y activistas de los derechos humanos.
La nobel Ebadí apoya el Comité por la Paz inspirado por las madres
"Nosotras, Madres de Paz, queremos expresar nuestra profunda preocupación sobre la crítica situación del país", asegura la carta hecha pública esta semana en el sitio web motherspeace.blogfa.com. Las firmantes, entre las que hay artistas, amas de casa y activistas políticas, cuestionan tanto la política nuclear del Gobierno Ahmadineyad como sus consecuencias sobre los iraníes.
El texto, que hace referencia a las sanciones económicas que la ONU ha impuesto a Irán por su negativa a suspender su programa atómico, advierte al Gobierno que sus signatarias no están dispuestas a apoyarle en ese objetivo si el riesgo es un enfrentamiento militar con Estados Unidos. "Nos preocupa el precio que nosotras y nuestros hijos tendremos que pagar durante un periodo de semejante inseguridad", escriben antes de recordar que aún guardan luto por los seres queridos que perdieron durante la guerra contra Irak.
"Queremos vivir en paz. Ya sabemos lo qué es la guerra y no deseamos que sea el sino de nuestros hijos", declara a este diario Khadije Moghadam, una de las firmantes. Moghadam, una activista del medio ambiente, subraya el apoyo que están recibiendo de hijos y maridos. "Ya se han sumado 300 hombres", apunta.
La fundación de Madres de la Paz hace tres meses sirvió de inspiración para el lanzamiento del Comité Nacional por la Paz, que cuenta con el respaldo de la Premio Nobel Shirín Ebadí. El Comité, que pretende coordinar a todos los grupos que trabajan en Irán por la paz, desea contribuir a la reconciliación entre Irán y Estados Unidos, enfrentados ideológicamente desde el triunfo de la revolución islámica de 1979 y cuyas frías relaciones se han deteriorado aún más a causa de la crisis nuclear.
Aunque hasta ahora no ha habido ninguna reacción oficial a las Madres de la Paz, el presidente Ahmadineyad calificó recientemente de "traidores" a quienes critican su política nuclear. De momento, la carta sigue pudiéndose leer, y firmar, en Internet a pesar de los filtros que impone el Gobierno iraní.
Otras iniciativas de la sociedad civil, como la campaña de Un millón de firmas por la igualdad (de las mujeres), han desatado una respuesta inesperadamente agresiva por parte de las autoridades. En las últimas semanas, dos de sus activistas, Jelve Javaheri y Maryam Hoseinkhah, fueron detenidas cuando se presentaron ante el juez. Una tercera, Nahid Keshavarz está pendiente de una citación judicial a causa de su página web. Al menos otras dos, Ronak Safarzadeh y Hana Abdi, permanecen en prisión desde septiembre y octubre, respectivamente.
Hoseinkhah y Javaheri han sido acusadas de "actuar contra la seguridad nacional" por el contenido de sus artículos en la Red. Fuentes de la oposición reformista opinan que sus detenciones, como otras que se han producido con anterioridad, constituyen un intento de silenciar a todos aquellos que se muestran críticos con el Gobierno.
"Los próximos dos meses van a ser clave para las mujeres porque los tribunales tienen que pronunciarse sobre varios casos abiertos", confía M.M., que espera sentencia la semana que viene por haber participado en una manifestación. El ambiente entre las activistas pro derechos de la mujer es sombrío. "Solíamos trabajar por las mujeres, pero ahora tenemos que trabajar para defendernos a nosotras mismas, nos roba mucha energía", se lamenta esta feminista.
Las mujeres no son las únicas. Estudiantes y sindicalistas se encuentran en una situación parecida. Además, desde la llegada al Gobierno de Ahmadineyad, al menos 50 ONG han sido clausuradas y sus impulsores detenidos o amenazados.

Fumando serrín en Gaza



Israel aumenta el asedio económico sobre la franja palestina, en la que empeoran las condiciones de vida

JUAN MIGUEL MUÑOZ - Gaza - 08/12/2007

En el restaurante Matouk, en el centro de Gaza, un camarero se acerca al extranjero: "¿Podría traerme desde Jerusalén dos paquetes de tabaco para los narguiles? Yo se lo pago", ruega el fumador. El Gobierno israelí ha reducido el comercio de mercancías vitales -alimentos, combustibles y medicamentos- hasta provocar situaciones dramáticas. De cualquier artículo que sea prescindible no se tiene noticia en la franja desde junio. "En vez de poner tabaco en los narguiles, la gente mezcla el té utilizado con esencias. Muchos fuman serrín", añade el empleado.

La gasolina es un tesoro en la zona controlada por Hamás
El bloqueo económico ha convertido Gaza en un lugar lúgubre donde los civiles luchan por subsistir y donde las estampas de la vida cotidiana son deprimentes. Un territorio en el que sólo las milicias son hiperactivas, y donde los comerciantes abren sus tiendas porque da lo mismo sentarse en una banqueta a las puertas de su casa que ante las ventanas de su local.
Los cortes de luz son frecuentes, aunque todavía no ha entrado en vigor la última iniciativa planeada por el Ejecutivo hebreo: limitar el suministro de energía a un territorio que sufre graves carencias desde que en junio de 2006 la aviación israelí bombardeara la única central eléctrica. El flujo de combustibles ya se redujo drásticamente. Hasta el domingo se recibía el 30% del diésel y las gasolinas necesarias. Desde entonces, nada. Las empresas han rechazado aceptar tan ridículas cantidades. "Hemos advertido del desastre que supone y decidido no ser cómplices del asedio", asegura Mahmud Jazandar, dirigente de las compañías del sector.
Los conductores hacen cola en las pocas estaciones que permanecen abiertas. Hay quien lo llena para conservar la gasolina como un tesoro. Nunca se sabe lo qué puede pasar.
Omar Shaban, delegado de la ONG Oxfam, resume el panorama: "Están circulando menos del 10% de los automóviles y ya se ve a personas haciendo autostop. El transporte público está dejando de operar entre las ciudades de Gaza y las tarifas se han elevado hasta el 50%. Los profesores comentan que la asistencia a clase ha decrecido sustancialmente. Es muy difícil llegar a los empleos y a las universidades". La guerra de Israel contra los fundamentalistas del movimiento Hamás que controlan la franja de Gaza continúa. El precio lo paga el millón y medio de sus habitantes encerrados en 367 kilómetros cuadrados.
Jalil, un hombre que trabaja para una ONG italiana, explica el desplome de los salarios y sus efectos. "Si hace un año el sueldo medio rondaba los 300 euros, hoy miles de personas trabajan por 100. Cientos de empresas han cerrado; las materias primas no entran". Y, dada la carestía de productos básicos, todo es más caro que en Israel. Según los datos aportados por la ONU, el pollo ha elevado su precio desde junio en un 40%; la harina de trigo, un 46%; el arroz, un 20%; la leche infantil, un 7%; el aceite de oliva, un 11%; los plátanos, un 43%, y la carne, un 33%.
"Gaza es una granja de animales. ¿Por qué espera el mundo que los palestinos se comporten como dóciles víctimas? ¿Por qué Europa, que ha logrado un alto nivel en materia de derechos humanos, guarda silencio? Si calla, empuja a Israel a hacer lo que hace". Quien así habla es Raji Sourani, presidente del Centro Palestino de Derechos Humanos, un cincuentón que no se asoma a una mezquita. "No me agrada Hamás. Pero hay que negociar con ellos. Nos guste o no, serán un pilar fundamental en los próximos años".
La gente está irritada con la actitud de los países europeos, que conocen de primera mano la catástrofe que padecen los civiles. Del Gobierno de Estados Unidos nada esperan. Aunque, paradójicamente, fue Washington quien presionó a Israel para que permitiera la participación de Hamás en las elecciones de enero de 2006. El ex primer ministro Ariel Sharon tragó a regañadientes. Claro que nadie esperaba el triunfo de Hamás, y nadie aceptó luego su victoria. "Nuestra democracia es una democracia de esclavos", afirma enfurecido Raji Sourani.