13 abril 2008

LA TORA Y EL PRECIO DEL PEPINO



La derecha religiosa judía, cuyos diputados son vitales para el Gobierno israelí, aprovecha su influencia para imponer en la vida cotidiana medidas ultraortodoxas

JUAN MIGUEL MUÑOZ 13/04/2008

El precio del pepino, ingrediente básico en la dieta israelí, incluido el desayuno, está por las nubes. El alza ronda el 25% para ésta y otras hortalizas. La razón: gran parte de los campos están en barbecho. Cada siete años, según prescribe la Torá, los judíos deben dejar reposar la tierra. Es el año de la shmita. Pero esta vez, tras ocho décadas de triquiñuelas, los rabinos se han rebelado contra la práctica que permitía que un goy (gentil), casi siempre árabe, se encargara de las labores agrícolas. Imprescindible importar verduras y frutas porque el rabinato certifica la aptitud (kosher) de los alimentos. La mayoría de los supermercados, sobre los que pende la amenaza del boicoteo, se pliega a la ley religiosa. Es sólo una muestra del poder de los ultraortodoxos, que saca de sus casillas a los laicos.

Ocurre todos los años: durante la pascua judía, grupos radicales apedrean restaurantes en los que se sirve pan
Si las exigencias de los rabinos ultras se ciñeran a sus fieles, no cundirían las quejas. Pero sus constantes demandas fundamentalistas, aprovechando la inestable coyuntura política, afectan a todo hijo de vecino en Israel. Ejercen su influencia en el Parlamento ante un Gobierno rehén de sus escaños. Y también una presión social con métodos más sibilinos. En las últimas semanas se prodigan ejemplos de lo que el analista Uzi Baram denomina, lisa y llanamente, "extorsión".

Ciertas imposiciones gozan de gran arraigo. En el Estado judío, carente de la institución del matrimonio civil, los rabinos monopolizan la tramitación de bodas y divorcios. Existe otra alternativa más costosa y que eligen miles de israelíes: casarse en el extranjero, muchos en la cercana Chipre. El rabinato es también responsable de las conversiones al judaísmo, cuestión capital para un país nacido de la inmigración. Desde los años noventa llegaron a Israel un millón de rusos. Cientos de miles no son judíos, según la Halacka (ley hebraica), porque no son hijos de madre judía. Lo eran sus abuelos, lo que es suficiente para obtener la ciudadanía por la Ley de Retorno, pero los impedimentos son notorios si quieren casarse. Deben convertirse ante el rabino y cumplir requisitos draconianos.

Dirigentes políticos laicos, de derechas o de izquierdas, están hasta el gorro. La Aliyá, la inmigración a Israel de los judíos de cualquier rincón del mundo, está agotada. Y los líderes seculares se afanan por suavizar la conversión. De momento no hay forma de persuadir al Rabinato oficial. Aunque más de 300.000 rusos la solicitaron, entre 2004 y 2006 sólo 6.324 la obtuvieron.

Se conocen casos esperpénticos. Como el de la mujer convertida hace 15 años que acordó el divorcio amistoso con su marido. No pudo ser. El rabino le preguntó sobre el cumplimiento de las mitzvah (obligaciones religiosas) y la respuesta no le satisfizo. La ruptura no se legalizó. Todavía peor: sus hijos, de un plumazo, dejaron de ser judíos a efectos religiosos. Algunos partidos liberales se han esforzado durante años por promover una legislación civil que abra el panorama. Los frutos, hasta la fecha, son magros.

La coyuntura presente es propicia para sacar tajada. El fragmentado sistema político israelí otorga a los partidos ultraortodoxos un peso político muy superior a su implantación social. El Shas, que representa a los mizrahi (originarios de países árabes y musulmanes), tiene 12 diputados en el Parlamento, de 120 escaños. Como el Gobierno de Ehud Olmert cuenta con el respaldo de 67 diputados, la docena del Shas es vital para su supervivencia. En la oposición se atrincheran la Unidad por la Torá y el Judaísmo, con seis asientos en la Kneset, y que agrupa el voto de los ultraortodoxos askenazíes (procedentes de Centroeuropa), y los religiosos sionistas -los colonos-, que lograron nueve escaños. Su intransigencia es proverbial.

El Shas advierte al Ejecutivo sin descanso: si se negocia con los palestinos sobre Jerusalén, perderá su apoyo. Por iniciativa de Olmert o por coerción ultraortodoxa, en la mitad árabe de la ciudad santa y en 101 colonias de Cisjordania, la construcción de viviendas -un atropello a la legalidad internacional y un duro golpe a la negociación- marcha viento en popa.

No hay materia que los ultraortodoxos no aborden desde su prisma arcaico. Han ejercido enorme influencia en la legislación sobre donación de órganos, y promueven ahora leyes para limitar la normativa progresista sobre el aborto o para censurar los contenidos de Internet. Nadie confía en que Olmert se desprenderá del Shas. "Está claro que la población ultraortodoxa no tiene intención de detener sus campañas. Se sienten fuertes... El público no religioso debe organizarse y demostrar que también tiene poder", ha escrito el analista Nehemia Shtrasler.

Israel engloba varios submundos, y en Jerusalén el shabat se observa escrupulosamente desde que la sirena suena el viernes por la tarde. En Tel Aviv, el fervor se mitiga. Los ultras, pues, aprietan. La compañía de autobuses Dan, que presta servicio en la ciudad, decidió en febrero cancelar sus rutas durante el día sagrado. Alegó motivos mercantiles. Nadie lo cree. Cedió al chantaje. Algo similar ha sucedido con la cadena de ultramarinos AM:PM, la última víctima. Con 10 establecimientos en barrios ultraortodoxos, en los vecindarios laicos abría en la jornada de oración. A la voz de un par de rabinos, sus ventas han caído un 50% en dos semanas. Ya cierran todos en shabat.

No hay pausa. Ahora se acerca el Pesaj, la pascua judía. Comienza el día 19. Durante siete días, los fieles no pueden ingerir productos con levadura (hametz). Ocurre cada año: grupos radicales apedrean restaurantes en los que se sirve pan. Ni comen ni dejan comer. Pero este año un juez ha roto un tabú. Tamar Bas-Asher acaba de dictar sentencia: el hametz podrá venderse en supermercados y servirse en restaurantes porque no están expuestos al público. Anatema. El líder del Shas, Eli Yishai, ha presentado una proposición de ley para prohibir su venta. Y Moshe Gafni, diputado ultraortodoxo askenazi, ha ido más lejos: ha solicitado por escrito a la empresa pública Mekorot el corte del suministro de agua del canal que abastece a gran parte de Israel. Teme que migas de pan hayan profanado el líquido.

Son una casta intocable que disfruta de privilegios cambiantes al compás de su fuerza en la Kneset. Los jóvenes seminaristas están eximidos del servicio militar, y las subvenciones a los seminarios y a las familias son cuantiosas. Muchos ciudadanos, que tildan de "parásitos" a estas gentes vestidas a la usanza del siglo XIX, comienzan a impacientarse. En Tel Aviv, bastión del laicismo, tres hombres han lanzado una campaña para promover las compras en AM:PM. Para el historiador Meron Benvenisti, no obstante, nadie debe alarmarse en exceso: "Me preocupa su influencia actual en la política, pero su poder tiene un límite porque la prosperidad de las clases medias chocará con sus proyectos". -

Cecilia Pando viene redoblando sus “denuncias” contra los juicios a los represores.


TODO: ¿cómo es posible? ¿cómo se lo permiten? ¿dónde están los "vocingleros" de la izquierda? ¿y dónde la "ruralista" Vilma Ripoll? ¿Donde los HIJOS...? ¿DÓNDE LOS MILES QUE PASARON EL INFIERNO, QUEDARON CON VIDA, Y LE PERMITEN A ESA DEFENSORA DE CRIMINALES Y A EX CRIMINALES Y SUS ADLÁTERES PASEARSE POR LA PLAZA DE MAYO? LIBRES, TRANQUILOS, IMPUNES...
ALGO ESTÁ PASANDO, HERMANOS, ALGO PELIGROSO: RECORDAMOS EL 24 DE MARZO Y LUEGO... ¡NADA! NO OLVIDEMOS, NO PERDONAMOS, HAY MUCHOS SIN JUZGAR...
/ Andrés Aldao


Pando ya un tiene profesor en actividad
Se rodea de otras esposas militares y de retirados. Uno de ellos no lo está tanto: fue recontratado como docente, a sueldo completo.

Por Nora Veiras

La lobbysta castrense Cecilia Pando activó su militancia desde que se reanudaron los juicios a los represores. Su nueva táctica es disputar el espacio de la Plaza de Mayo erigido por las Madres en símbolo de la lucha contra el terrorismo de Estado desde que el propio Jorge Rafael Videla usurpaba la Casa Rosada. Cada martes al atardecer una columna de la familia militar se dedica a pintar las baldosas reclamando justicia por los “muertos por la subversión” y bramar por la libertad de “los presos políticos” (sic). Entre una mayoría de esposas e hijas se suele ver también a oficiales retirados.

Los ex maoístas rebeldes ganan comicios en Nepal



Prachanda "El Terrible" arrasa en la ciudad de Katmandú.
Nepal | AFP

Comunistas. Los maoístas nepaleses festejan en las calles su triunfo electoral.
Los ex rebeldes maoístas encabezan las elecciones históricas de Nepal celebradas el pasado jueves y llamadas a abolir la monarquía, según los primeros resultados parciales anunciados ayer sábado.
"Los maoístas ganaron o van en cabeza en 82 circunscripciones", resumió el portavoz de la Comisión Electoral, Laxman Bhattarai.
El jefe de los ex guerrilleros de extrema izquierda, Prachanda "el temible", obtuvo una victoria abrumadora en Katmandú.
Los comicios están destinados a elegir una Asamblea Constituyente, que presumiblemente se encargará de abolir la monarquía y proclamar la República.
El hemiciclo contará con 601 diputados, elegidos siguiendo un escrutinio complejo, que mezcla sistemas proporcionales y mayoritarios.
Aunque ya empieza a entreverse una primera tendencia, no se conocerán hasta dentro de una semana los 240 diputados elegidos según el escrutinio mayoritario, informó la Comisión Electoral.
El recuento de los escaños escogidos mediante el sistema proporcional llevará aún más tiempo, y por lo tanto, los resultados completos serán anunciados dentro de varias semanas.
Cinco candidatos maoístas fueron declarados elegidos el sábado. Los ex rebeldes esperan superar la barrera electoral del 15% de los votos, siguiendo los pronósticos de analistas y diplomáticos.
"Somos un nuevo partido y no tenemos experiencia electoral, pero tal y como están sucediendo las cosas, estamos muy contentos", declaró a la AFP Rajkaji Maharajan, uno de los cinco elegidos en Laliptur, cerca de Katmandú. "Estamos dispuestos a dirigir la nación si el pueblo nos confía el mandato", añadió.
Unos 2.000 seguidores de los ex rebeldes maoístas celebraban la posible victoria, informó un periodista de la AFP.
En pleno centro de la capital, un millar de nepaleses de todas las edades y condiciones festejaban los primeros resultados, con la cara pintada de rojo y agitando banderas comunistas.
"Claro que es una sorpresa. Esperábamos entre el 10 y el 20% de los votos porque decían que (los maoístas) eran impopulares", declaró a la AFP un diplomático occidental, que pidió el anonimato.
El jueves, con "un entusiasmo desbordante", como dijo la ONU, un 60% de los 17,6 millones de electores nepaleses designaron una Asamblea Constituyente que tiene que redactar una nueva Constitución y que debería transformar la monarquía del rey Gyanendra en una República.
Estados Unidos, que considera a los maoístas como "terroristas", saludó el viernes estas elecciones como "un avance histórico".

La izquierda tiene presidente, pero le falta juego colectivo



Si no se termina con los pequeños grupos que operan contra el juego colectivo, si no surgen un director técnico y un capitán, el FA no gana en 2009. Los contrarios lo saben y juegan, con el apoyo del cuarto árbitro.
Raúl Legnani

El presidente. Tiene hinchada, pero en la cancha no hay quién le responda.
La izquierda - la fuerza política y el gobierno- se parecen cada día más a un cuadro de fútbol que está en plena crisis y no porque los contrarios jueguen mejor.
El bloque del cambio, el cuadro de fútbol, tiene un gran Presidente que hace obras, que saneó las finanzas del equipo, que paga en fecha, que aumentó los salarios, pero a la mitad del campeonato el equipo comenzó a caer y a perder puntos.
Los analistas coinciden que al equipo le falta un buen director técnico y un gran capitán que ponga orden, que ordene al equipo, que estudie a las contrarios y que sepa en la cancha definir una estrategia de juego, sabiendo utilizar a las distintas piezas.
Hoy el Frente Amplio no se adueña de la pelota, que ha pasado a ser propiedad de los contrarios. El "tiqui tiqui" en el medio campo, donde se definen los partidos, es de los blancos y colorados, quienes han logrado conmover a los jueces, incluso al cuarto árbitro, quienes flecharon la cancha, declarando fuera de juego (inconstitucional) a toda idea futbolística nueva, más si es redistributiva. Cobran "orsay" por cualquier cosa y al grito de la hinchada de los contarios del cambio.
Claro que esto se ha visto reforzado por el diputado Esteban Pérez quien no sabe que lo peor que le puede pasar a un equipo es que al finalizar un partido se cargue todas las culpas sobre el juez por el resultado del match, porque en el próximo fin de semana la corporación de los jueces te la cobra, sin pedirte permiso.
El equipo no anda y está confundido.
El Pepe Mujica, que es el que tiene más apoyo de la hinchada del Presidente, se desespera y por el centro de la cancha sale a jugar solo. Recorre el terreno, las pelea todas, pero no mira para el costado para darle juego a otros. A veces se manda unas jugadas individuales de primer nivel, que hacen rugir a la tribuna. Y otras veces hace una moña de más.
A la vez, la otra figura es Danilo Astori, quien está preocupado por ayudar al Presidente en su política estratégica, pero en la cancha no se arrima al Pepe, quien tampoco lo mira, Los dos pelean por el liderazgo ¬la presidencia- en el club, sin establecer el juego colectivo.
Danilo es una garantía para el estilo de juego que definió el Presidente, pero no sonríe. Al contrario, es de los que siempre quiere la pelota, pero si es para jugar a su estilo.
También hay otros que están jugando su papel. El Lalo Fernández va a todas, alienta a todos, pero la pelota nunca le llega. Enrique Rubio juega de intelectual, es más prolijo que Marsolini, pero no le agarra la manija al partido.
También está el "Toto" Rossi, que no deja pasar a ningún contrario por su lateral, que construye juego ¬siempre que Lorier no se le ponga en el camino impidiendo la segunda playa de contenedores-, pero como no habla, no incide en el juego general del equipo. La hinchada lo quiere en el cuadro, pero no corea su nombre.
Todo esto se refleja en las tribunas. Hay momentos en que la hinchada se deprime, por largos minutos desaparece del partido, y en otros critica a sus malos jugadores. Solo se une cuando los contarios rugen o cuando el juez cobra una mano que no fue. Pero, lo más importante, es que cada vez va menos hinchada a los partidos, porque ven que el equipo no camina, aunque igual escuchan por radio los resultados.
La hinchada, a la vez, está enojada con la barra brava, los delegados de los Comités de Base, que impulsan cosas que molestan al Presidente, como es derogar la Ley de Impunidad y la habilitación de aborto.
Esta es la situación, pasada la mitad del campeonato. Si no se termina con los pequeños grupos que operan contra el juego colectivo, si no surge un director técnico y un capitán, ya sea por consenso o por elecciones, el cuadro no llega a la copa.
Los contrarios lo saben.

LA REPÚBLICA - Montevideo 13/4/2008