25 febrero 2008

Rostros de la represión en Rosario



Eduardo Constanzo reveló ante este diario los nombres de los responsables de torturas y secuestros retratados en una imagen.

Por José Maggi- Desde Rosario

“El primero de arriba es Pacheco, pero su nombre real era Pascuali. Era policía federal ferroviario en la Estación Rosario Norte y era agente de inteligencia.” A pedido de este diario, el represor Eduardo “Tucu” Constanzo, ex agente de inteligencia del Ejército, identificó a los represores registrados en una plantilla fotográfica rescatada en uno los allanamientos que se hicieron, durante los primeros años de democracia, en distintas viviendas de otros involucrados en la represión ilegal en Rosario bajo la última dictadura.
El listado de nombres de las personas fotografiadas fue siempre un misterio, y las identidades muchas veces discutidas. Esta es la primera vez que, con total claridad, más allá de las complicidades que puede encerrar su testimonio, un represor identifica a sus pares como responsables en los crímenes de lesa humanidad cometidos en la región por la patota de militares, policías y civiles comandada por el ex jefe de policía Agustín Feced, bajo supervisión del Comando del II Cuerpo del Ejército. En el marco de la megacausa Feced, la semana pasada Constanzo identificó ante el juez federal subrogante Félix Angelini a Juan Andrés Cabrera, alias “el Barba”, como quien realizó el seguimiento de Osvaldo Cambiasso, luego asesinado, y apuntó con nombre y apellido a los responsables del secuestro y tortura del dirigente comunista Rubén “Tito” Messiez, también asesinado. Tras ser empleado de la Defensoría del Pueblo en democracia, Cabrera está actualmente prófugo. Siguiendo el orden de la foto, Constanzo enumeró: “Este es Bigote, de apellido Navarro, era agente de inteligencia y trabajaba dentro del Departamento, en la sección Documentación. El otro es Walter Pagano. Este es Eduardo Rebecchi, alias ‘Rébora’”. Siempre siguiendo el orden, agregó: “Tito Orefice es el nombre de éste, hermano de quien fuera subjefe de la policía. Cacho Marengo es éste (dice con el dedo encima de la foto), trabajaba dentro del Destacamento. Era agente y un cuadro C 1, es decir, era oficinista. Acá está el Petiso Aguilar, que en verdad se llama Alcuri, que está vivo y tiene una agencia de seguridad, en la que trabajaba o trabaja Ariel Porra, alias ‘El Puma’. Aguilar era el fotógrafo que les sacaba fotos a los muertos”.
A los que siguen en la imagen no pudo identificarlos. Luego sí: “Este es “Gustavo Bueno”, conocido por su alias Germán Benegas. Bueno era el que manejaba el auto cuando lo secuestraron a Tito Messiez, y el que cava junto a nosotros para enterrarlo a Remo (un militante montonero de San Juan). El que sigue tampoco pudo decir quién era. Esta era Anita Cristheler –dice de la mujer–. Jorge Walter Pérez Blanco es este otro. Y éste es Walter Roscoe. Es el que hizo los pasaportes de los cinco que viajaron para la Operación México. Hoy vive en Misiones, en Posadas. Se casó con la viuda de un teniente que mataron los Montoneros”. Al último tampoco pudo identificarlo.
En su declaración ante la Justicia, hace una semana, Eduardo Constanzo dio detalles sobre el secuestro de Tito Messiez: “Eran entre las 11 y las 12 del mediodía cuando vi a bordo de un Renault 12 color naranja que usaba el Barba Cabrera a una persona tapada en el asiento de atrás, a un costado de la cual estaba Ariel Porra, alias “el Puma”, y al otro lado, siempre en la parte de atrás, a Carlos Sfulcini, que es abogado, y adelante conduciendo a Cabrera, y a su lado en la parte delantera a Gustavo Bueno. Yo le pregunto a Sfulcini quién era la persona y me dijo despacito: ‘Messiez, que está en el Partido Comunista’, y me contó que era un trabajo que había hecho él”.
Constanzo señala que el hecho ocurrió “a unas cuadras de La Calamita”, desde donde se retiró para volver “tres o cuatro horas después, momento en el que El Barba Cabrera me contó de qué se trataba’”.
Constanzo declaró que “nunca le vi la cara a Messiez porque el único que lo interrogaba y torturaba era Cabrera”. Luego precisó que “Cabrera actuó en los casos de Messiez, Cambiasso y (Eduardo) Pereira Rossi y en la detención del matrimonio de los cieguitos (en referencia a la pareja Vega-Ravelo). Cabrera es el que agarró después de eso al hijo de los cieguitos, que tenía 12 años en esa época, y lo entrega en una estación de servicio de Felipe Moré y 27 de Febrero a un señor que venía en un auto. Prácticamente Cabrera era el hombre de confianza de Fariña y de Guerrieri”. En su declaración judicial ante el fiscal de San Nicolás, Juan Murray, Constanzo aseguró que “quien torturó a Cambiasso y Pereira Rossi sobre el camioncito Mercedes Benz 608 fue Cabrera. Fue en Oroño y avenida de Circunvalación. Se ve que tenían la zona liberada”. Constanzo también dijo que “para esclarecer este secuestro habría que llamarlos a declarar a Filtro, que era el yerno del coronel Pozzi y al Puma Porra, para que digan a quién y dónde le entregaron a Cambiasso y Pereira Rossi”. En este punto Constanzo describe al Puma Porra, hoy en libertad: “Es gordo, tiene un poco de barba, tiene el pelo teñido de un color como rubio. Y al igual que seis o siete más eran hombres de confianza de los jefes y hacían de todo, hasta tirar gente de los aviones”.

CAMBIOS EN CUBA


El encumbramiento de Ramón Machado responde a la voluntad
de Fidel Castro

MAURICIO VICENT - La Habana - 25/02/2008

Ayer fueron elegidos el presidente, el primer vicepresidente, cinco vicepresidentes, el secretario y los 24 restantes miembros del Consejo de Estado, el máximo órgano de poder en Cuba cuando la Asamblea Nacional no está reunida. Pero cuando faltaba una hora para votar, nadie sabía cuáles eran los dirigentes que ocuparían las principales responsabilidades.
Ayer fueron elegidos el presidente, el primer vicepresidente, cinco vicepresidentes, el secretario y los 24 restantes miembros del Consejo de Estado, el máximo órgano de poder en Cuba cuando la Asamblea Nacional no está reunida. Pero cuando faltaba una hora para votar, nadie sabía cuáles eran los dirigentes que ocuparían las principales responsabilidades y la mayoría de los diputados consultados por este diario daban por seguro a Lage como primer vicepresidente.
Al final, la cúpula del Consejo de Estado quedó integrada por Raúl Castro y Machado Ventura, mientras que el resto de las vicepresidencias las ocupaban tres históricos -el comandante Juan Almeida Bosque, de 81 años; el ministro del Interior, Abelardo Colomé, de 68; y el vicepresidente de las Fuerzas Armadas, Julio Casas Regueiro, de 72, responsable de las actividades económicas de las empresas militares-. Se mantienen como vicepresidentes dos miembros de la generación intermedia, el propio Lage, de 57, y Esteban Lazó, de 63 años, integrante el Buró Político. De secretario del Consejo de Estado sigue en su puesto otro histórico, el médico José Miyar Barrueco.
No ha habido prácticamente ningún cambio: la salida de Fidel, que no es poco, el ascenso del general Casas Regueiro [a quien el nuevo presidente nombraba anoche ministro de Defensa, según informó France Presse] y el encumbramiento de Machado Ventura, compañero de Castro desde el alzamiento contra la dictadura de Batista y su fiel colaborador durante todos estos años. Hasta tal punto fiel que cuando delegó poderes el 31 de julio de 2006 debido a una grave enfermedad, el mandatario lo designó miembro del equipo que ayudaría a gobernar a Raúl Castro.
La señal de que no habría sorpresas en la nueva Asamblea Nacional, sino continuismo, llegó temprano. El miembro del Buró Político Ricardo Alarcón, de 70 años, fue ratificado en sus cargos en la primera votación del día. También el vicepresidente del Parlamento, Jaime Crombet, fue reelegido. Alarcón, con una vasta experiencia diplomática y principal experto en relaciones con EE UU, lleva tres legislaturas ocupando el mismo puesto y se le identifica como un hombre muy cercano al pensamiento de Fidel. Esta semana circularon rumores de que podría ser sustituido por un dirigente más joven con el propósito de dar una nueva imagen en el Parlamento, pero no fue así.
La Asamblea Nacional tiene funciones legislativas y de fiscalización, y se reúne en dos periodos ordinarios, de uno o dos días cada vez. El resto del tiempo queda representada por el Consejo de Estado, que por ser una autoridad de funcionamiento permanente es fundamental, ya que emite más decretos-leyes que leyes aprueba el Parlamento. Además, según la Constitución, es el máximo representante del Estado y su presidente, que es a la vez presidente del Consejo de Ministros, nombra a los ministros y embajadores.

Mientras Fidel Castro estuvo en plenitud de sus funciones, el Consejo tuvo una importancia relativa, ya que el modo de gobernar del líder comunista, siempre apoyándose en un reducido número de colaboradores y guiándose por su instinto político, hacía que muchos asuntos y decisiones se tomaran sin salir de su despacho. Sin embargo, con el nuevo Gobierno se esperaban cambios. Raúl Castro, proclive al gobierno colectivo y al reparto de funciones se ha declarado varias veces partidario de favorecer el relevo generacional cuando todavía siguen en activo cuadros de la vieja guardia.
Ayer, el diario Juventud Rebelde, órgano de la Juventud Comunista, salió al paso a lo publicado estos días en la prensa internacional sobre el cambio en Cuba y las posibles reformas que se introducirán. En un artículo titulado Aclaraciones necesarias para tontos globales, el diario admite que en la isla habrá reformas, pero advierte que "lo que se cambia, cuándo se cambia y cómo se cambia es asunto exclusivo de quienes hicieron la Revolución y de los que hoy la mantienen viva".
"No esperen ni siquiera cortés audiencia quienes busquen otra cosa. Ni siquiera explicaciones sobre lo que planeamos cambiar o no", afirma el diario en un artículo firmado por Pablo Valiente, una firma poco habitual en la prensa cubana que cuando aparece es para lanzar mensajes de línea. Tan de línea, que expone claramente la política oficial del Gobierno hacia la comunidad internacional, y especialmente hacia EE UU, en estos momentos cruciales.
"Lo que ocurra en Cuba, la velocidad y la naturaleza de los sucesos, no dependerá para nada de la actitud de las autoridades norteamericanas", afirma el diario, que reitera el ofrecimiento hecho tres veces por Raúl de sentarse a negociar con EE UU.
"No actuamos movidos por esperas y anhelos ajenos. Obedecemos a intereses y ritmos propios. No necesitamos asesores para decidir sobre nuestro destino futuro, como no los necesitamos para hacer la Revolución y defenderla". En una aparente respuesta al aspirante demócrata a la Casa Blanca Barack Obama, quien ofreció sentarse a dialogar con Raúl Castro tras conocer la renuncia de Fidel, Rebelde afirma: "No ofrezcan rupturas ni diálogos condicionados. Aquí somos edificadores de consensos y de unidad (...) Quien quiera d-i-a-l-o-g-a-r con Cuba, apréstese a hacerlo de a igual".
Como Juventud Rebelde, dos conceptos manejó Raúl Castro en su discurso de investidura: Fidel sigue siendo el líder indiscutible de la revolución, y cambios sí, pero para hacer eficiente el socialismo. Dicho esto, las reformas económicas van, aunque a ritmo cubano.