23 febrero 2008

EL INFIERNO EN LA PUERTA DE GAZA

TODO:Interesante, muy interesante. De pronto todos los que han tomado distancia de TODO elmundo a través del pensamiento, que han acusado con el índice extendido del silencio absoluto, o que salieron a demoler su posición ante la sucia aventura del Líbano, la condena a TODO y el editor por las cartas que envió hacia todo el mundo desde el 12 de julio de 2006, etc. hoy se pelean por tener la primicia, PAZ AHORA, ARGENTINA co il, etc. Organos oportunistas se subieron a la locomotora y terminan en estos días siendo el furgón de cola de la política israelí. Nadie abrió la boca, 0hhh qué horror, kassamim en Shderot (hecho consecuencia de la política del ejército, y ni una sola palabra de condena a los asesinatos, las sanciones colectivas, la actitud criminal del gobierno y el ejército. Pero mla realidad funciona... A la corta o la larga, funciona. Un ejército agresor, un gobierno de mediocres que oprime a otro pueblo jamás van a derrotar a un pueblo que quiere ser independiente... ¡Ohh, que terrible delito!!
Gaza - El infierno en la puerta de casa

Escrito por Igal Sarna

¿Qué estamos haciendo para apaciguar el infierno? Echar más leña al fuego. Todos los años matamos a cientos de sus habitantes, destruimos sus casas y vehículos, y pretendemos que las cosas se calmen. Así es como va el asunto en Gaza. Y así es como no funcionará jamás.
Matamos a diecinueve personas en un día, entre ellos a los hijos de Mahmud Zahar, un alto dirigente de Hamás, y pretendemos que reine la calma. Sigue una lluvia de Kassam. Simple rutina: Tzáhal, con pocas ganas de entrar en la franja por temor a incrementar las grandes pérdidas, procede a ataques esporádicos, no siempre selectivos.
¿Podríamos limpiar la inmensa prisión que es esa región?
La idea de una invasión por tierra aparece de nuevo; es exactamente lo que se hizo al final de la Segunda Guerra de Líbano - que dio como resultado las treinta y tres muertes inútiles de las últimas horas. Una invasión a Gaza es como el tratamiento de la calvicie: todo el mundo habla de él pero nadie se lo cree.

Supongamos que entráramos en Gaza, que revisáramos todas las casas, todos sus miserables campos y que efectuáramos detenciones. ¿Podríamos limpiar la inmensa prisión que es esa región, con su millón y medio de presos? ¿Arrestar a todos los hombres armados? ¿Encontrar todos los escondites de armamentos y explosivos? ¿Podríamos permanecer allí, quizás un año, soñando con marcharnos? ¿No veríamos caer un diluvio de cohetes Kassam sobre las casas de Sderot durante la operación? Recordemos la guerra del Líbano y tendremos todas las respuestas.


Servicios de seguridad: En Gaza no hay solución militar posible

No hay ninguna manera de aplastar la resistencia de un pueblo frente a un ejército extranjero. Ya oímos este mensaje cientos de veces de las propias bocas de los responsables de nuestros servicios de seguridad: No hay solución militar posible, dicen; y sin embargo, el sagaz abogado Olmert - que parece haber perdido su fe en Tzáhal e incluso se atrevió a objetar sobre el verdadero poder de éste para implicarnos a todos con él - sigue, error tras error, con el mismo método, impulsado por Ehud Barak, su ministro de Defensa, que por otra parte es su rival político y desea sacarlo de su puesto.

Es el mismo sistema de defensa que no pudo impedir a algunos hombres armados capturar al soldado Guilad Shalit en su tanque en la frontera con Gaza. Es el mismo sistema de defensa que no pudo reanudar las operaciones inmediatamente después de la emboscada y rescatar al gendarme; el mismo sistema que no pudo poner en marcha negociaciones rápidas y eficaces para obtener su liberación.


El alcance de los cohetes es proporcional a la profundidad de la desesperación

Digámoslo por enésima vez: Gaza es el infierno. Durante los cuarenta años que la franja estuvo en nuestras manos - y está todavía a pesar de nuestra salida, gracias a nuestros aviones espías, nuestras incursiones, nuestros colaboradores y nuestros candados - no se construyó allí ni una habitación de hospital ni se cavó un solo pozo de agua potable. Es un infierno expuesto a bombardeos e incursiones nocturnas incesantes. Gaza es un infierno en la puerta de nuestras casas. Y mientras no sea más que un punto en la mira para nuestros soldados, mientras no haya ayuda ni verdaderas negociaciones diplomáticas, nos envenenará como un cáncer.

Ninguna incursión terrestre salvará a Sderot: Ella y las poblaciones palestinas de Jan Younis y Beit Hanún están ligadas como siamesas. Cuanto más se hunda Gaza, cuanta más hambre tenga y más se sumerja en el desastre, abrasada, pulverizada y golpeada, más larga será la distancia de los misiles. El alcance de los cohetes es proporcional a la profundidad de la desesperación. Gaza no volverá a la calma hasta que no empiece a vislumbrar una esperanza.


Gaza - Ese infierno triste, herido, enfermo y sin esperanzas

Todos - quien más, quien menos - conocemos este infierno triste, enfermo, polvoriento, sediento, desesperado de hambre, sin trabajo y sin esperanzas. Estará siempre aquí, junto a nosotros; y como todos los infiernos seguirá escupiendo sus llamaradas y nos abrasará.

Los que pretenden apagar el incendio con una incursión terrestre o matando a los hijos de la dirigencia local deberían leer otra vez el reciente informe Winograd sobre los fracasos de la guerra en el Líbano. Todo está ahí: los errores de la organización militar, la incapacidad del ejército y la inaptitud absoluta de las autoridades políticas frente a ese problema.

Fuente: Yediot Aharonot