07 octubre 2010

TODO el mundo a través del pensamiento

ISRAEL üBERALLES

Cuando llegué exiliado a este país el 3 de octubre de 1975, gobernaba el Partido Laborista e Isaac Rabin era el primer ministro, el país había cumplido su 37º aniversario, había fuentes de trabajo y el salario mínimo no permitía vivir sin complementos o el aporte de otro salario. Israel se hallaba, aún, en el trauma de la guerra de Iomkipur (1973) que dura hasta nuestros días. Incluso en los días que corren se han abierto archivos de la época donde pueden comprobarse los desguisados de amateurs de los gobernantes y de las fuerzas armadas. Habían comenzado a  percibirse las consecuencias de los conflictos de la Guerra de los Seis Días que nos son contemporáneos, agravados al límte de la explosión más tarde o más temprano...
Existía un país democrático con las limitaciones de la democracia de todos los países que se consideran como tales,  y la acrecencia de un intolerable y poco disimulado tufillo racista y chovinista.
Treinta y cinco años más tarde Israel se ha transformado en un país de apartahaid, fanático, nazionalista, cuya industria primordial y la principal fuente de ingresos de su comercio exterior es la industria armamentista.
Israel está gobernada por una coalición ultraderechista, Un primer ministro  manipulador y musoliniano, un ministro del exterior nazifascista corrupto y mafioso, políticos  de derecha más los fanáticos puesteros del likud. Y un pueblo que ha girado a la derecha, que apoya los actos salvajes del gobierno y la política de violencia y agresión del ejército, la invasión a Gaza, el asesinato de 1400 palestinos, 400 de ellos niños, la consecución de crímenes de guerra, desconocimiento del documento de la comisión Goldstone que investigó los actos criminales perpetrados por la élite israelí.

El silencio de la ONU, el palabrerío de las naciones europeas, la complicidad de EEUU, demuestran que los crímenes y la insolencia de Israel tienen sus padrinos, incluidos los países árabes que, fuera de los discursos, aspiran al desangre del pueblo palestino.
Todo el resto es un palabrerío que lleva más de cuatro décadas. Israel es un ariete criminal que atraviesa la garganta del pueblo palestino. Es especialmente duro y amargo vivir en esta putrefacción de país donde diariamente se extiende el virus de la prepotencia y la agresión, las normas del 3er reich...

Andrés Aldao



Los voceros oficiales de Israel junto a los medios informativos nacionales y de las comunidades judías del mundo no dejan de repetir una y otra vez las amenazas existenciales al Estado Judío de Israel. Comenzando por la bomba atómica iraní, siguiendo por los misiles sirios de largo alcance, continuando con el  temor de una nueva y más potente andanada de raquetas de Hesbollah desde Líbano para finalizar con los temeros cohetes Kassam de Hammas en Gaza. Nada tan alejado de la realidad. El descomunal poderío militar de Israel junto con el apoyo incondicional de Estados Unidos y la mayoría de los países de Europa Occidental determinan claramente que en un futuro de varias décadas en adelante Israel es prácticamente invencible militarmente. No por ello Israel se puede sentir segura. La sed de conquista territorial que guía la mayoría de la población de Israel los enceguece y no permite visualizar el verdadero peligro existencial: el balance demográfico. La concisa nota de Arnon Sofer pone claramente las cartas sobre la mesa.
En un solo punto estoy en desacuerdo con el distinguido profesor Sofer. La población sensata a que hace referencia al final de la nota es una minoría ínfima y lamentablemente no dispone de los medios mínimos para impedir la materialización de los planes de formalizar la Gran Israel que ya existe de facto.  La gran mayoría camina exaltada al precipicio de un Estado único.
Ojala me equivoque
Daniel Kupervaser


Arnon Sofer: “El fantasma demográfico vive”

Acepté la propuesta de Moshe Arens y leí los informes de la Oficina Central de Estadísticas con datos tan alentadores para el ex ministro de Defensa de Israel (“Después de la muerte del fantasma demográfico”, Moshe Arens, Diario Haaretz, 28-9-2010) ¿Y que encontré? En principio, la Oficina Central de Estadísticas se ocupa solamente de datos dentro de los límites de la línea verde, es decir, los limites de Israel de 1967, con el agregado de los judíos que habitan Cisjordania. Respecto de árabes de Cisjordania, tendremos que buscar otras fuentes.
¿Qué es lo que tanto cautiva en los datos oficiales del año 2010? Encontré que la participación de los judíos en la población total de Israel es del 75,5%. Pero para el año 1998 el mismo dato mencionaba una relación del 79,2% y en el año 1988 el 81,7%. Es decir, el porcentaje de judíos en la población total desciende permanentemente, pese a que en las dos últimas décadas arribaron a Israel un millón de nuevos inmigrantes judíos.
De acuerdo a las proyecciones, en el año 2015 la participación de los judíos en la población total bajará al 73,5% y en el año 2025 continuará descendiendo hasta el 70,6%. Solo en el año 2030 aparecerá, por primera vez, un incremento ínfimo en la proporción de judíos y arribaríamos al 72%. ¿Qué es lo que pone contento a Arens?
Si a los datos anteriores le agregamos información de los trabajadores extranjeros, refugiados de África, turistas que no retornan a sus países de origen y los palestinos que ingresan sin regresar a sus casas, entonces el porcentaje de judíos baja al 70% de la población total de Israel. ¿Qué clase de elogio es este. La situación es dura.  
En los últimos meses Moshe Arens predica la anexión formal de Cisjordania a Israel (de facto esta anexión ya es un hecho de años atrás. Nota del traductor). En su concepción, este es el camino de impedir la implementación de la solución de dos Estados. Queda muy claro que en este caso se está delante de un serio problema demográfico. ¿Qué hace Arens? Se basa en datos de un equipo americano que desde miles de kilómetros de distancia es capaz de censar cuantos árabes conviven en Cisjordania, cuántos de ellos abandonaron, abandonan y abandonaran la región. Este equipo también verifica los nacimientos y defunciones y determina “científicamente” que en Cisjordania solo viven 1,5 millones de personas. Si se borra de los informes un millón de árabes, entonces hay una mayoría judía en la Gran Israel, nos liberamos de todas las pesadillas y el fantasma demográfico murió.  
Pero yo no puedo basarme en equipos americanos y me dirijo al Comandante de Administración Civil del ejército de Israel en Cisjordania. Este alto oficial del ejército me informa que para este tiempo conviven en Cisjordania 2,6 millones de palestinos, en tanto que en Gaza la estimación es de 1,5 millones. Quien no confía en el ejército de Israel, puede dirigirse a los datos de la Oficina Central de Estadísticas de la Autoridad Palestina cuyo último censo se llevó a cabo en el año 2007 bajo el patrocinio del gobierno de Noruega. Si se descuentan quienes ya fueron censados por Israel, los palestinos residentes en Jerusalén Oriental (territorio declarado bajo soberanía israelí pero palestinos que allí viven se los puede considerar apátridas por carecer de toda ciudadanía y derechos civiles básicos. Nota del traductor), el resultado es muy cercano al del ejército de Israel. En ambos casos queda claro que sin Gaza y sin extranjeros, los judíos en todo el territorio de la Gran Israel (anexando Cisjordania) representan el 59% del total de la población. Si agregamos Gaza y los extranjeros, los judíos casi igualan la proporción de palestinos en la población.
Pero no hay que conformarse con datos presentes y es necesario ocuparse de predicciones para una o dos décadas. Entonces se pronostica que la proporción de judíos baje hasta el 42%. En la práctica,  esto significa el final de la identidad judía en el medio oriente. Por lo tanto el fantasma demográfico vive y amenaza, todo ello sin tomar en cuenta problemas de concentración de población y de seguridad interna.
No hay alternativa sino decir a Arens que la ideología revisionista que a su luz se educó y creció, dejo de ser relevante y de nada puede ayudar que borre, virtualmente, un millón y medio de árabes de Cisjordania. Ellos están aquí. La conclusión es simple y temerosa: quien lleve a la institución de un solo estado entre el Rio Jordán y el mar Mediterráneo condenara los judíos de Israel a la ruina y catástrofe.   
Nosotros, la mayoría sensata que todavía vive en este entorno, no se lo vamos a permitir.    
Publicado en Haaretz, 4-10-2010
El autor es Profesor Emérito de la Universidad de Haifa.
Moshe Arens fue Ministro de Defensa de Israel como representante del Likud  y por su personalidad es considerado un ideólogo del partido.
Traducción: Daniel Kupervaser
Herzlya – Israel 4-10-2010



Netanyahu vuelve a humillar a Obama



El gobierno de Obama tiene que comprender que el primer ministro israelí es esencialmente un republicano derechista.

Los intentos del gobierno de Obama de seducir a Binyamin Netanyahu, el primer ministro israelí, ya son embarazosos. Netanyahu ha dejado muy claro que no está interesado.
Según Ha'aretz, el momento más reciente (y más nauseabundo) en la saga, ocurrió esta semana, cuando Dennis Ross, el máximo consejero del presidente sobre temas israelíes-palestinos, convenció a Obama de que Israel sólo aceptaría una extensión de la congelación de los asentamientos si Obama “se mostrara más amistoso” hacia Bibi.
De modo que Ross y sus asistentes (trabajando con los israelíes) redactaron una carta a Netanyahu en la cual EE.UU. daría a Israel todo lo que pudiera llegar a desear a cambio de una congelación de dos meses.
Los detalles de la carta fueron revelados por el investigador David Makovsky en el sitio en la red del Washington Institute for Near East Policy.
Según el informe la carta incluía incentivos cruciales para la seguridad de Israel que Netanyahu ha estado solicitando durante años. Por ejemplo, EE.UU. prometió apoyar la posición de Israel sobre el estacionamiento de tropas israelíes en el Valle del Jordán después del establecimiento de un Estado palestino, a fin de impedir el contrabando de armas.
EE.UU. también se comprometería a no pedir que Israel extendiera la moratoria en la construcción y a que el tema de los asentamientos sería encarado sólo como parte de conversaciones de estatus final con los palestinos, decía la carta según las informaciones.
Según las mismas informaciones EE.UU. también vetaría este año cualquier resolución del Consejo de Seguridad de la ONU sobre el conflicto israelí-palestino, actualizaría las capacidades de defensa de Israel después del acuerdo de paz y aumentaría la ayuda para la seguridad.
Asimismo incluiría el suministro a Israel de aviones caza jet avanzados y de sistemas de advertencia temprana, incluyendo satélites. EE.UU. también iniciaría conversaciones con los países árabes hacia un acuerdo regional frente a Irán.

La calle de sentido único de Netanyahu

Cuesta imaginar lo que Ross pueda haber olvidado. Para Bibi, la oferta de Ross era un sueño hecho realidad. Y todo por una congelación de 60 días.
Pero Bibi dijo “no”.
¿Y por qué? “Netanyahu dijo que apreciaba la carta pero que no podía aceptar la propuesta estadounidense porque incluía una extensión por dos meses de la moratoria de la construcción, lo que según él dañaría su credibilidad pública”.
Pero la “moratoria” constituía el sentido de la oferta. Parece que Bibi no cree que sus acuerdos con EE.UU. tengan que ser calles bidireccionales. Sólo considera acuerdos en los cuales EE.UU. da y él recibe. (Pero después de todo, es lo que pasa siempre.)
Ross y los otros personajes de la administración se muestran ahora “encolerizados”, porque han jugado con ellos una vez más.
Incluso fueron al Congreso a discutir la situación con los amigos de Bibi. Sin suerte.
De modo que todo vuelve a empezar. Tal vez Ross podría regalar a Bibi uno de los 50 Estados (¡Alaska!)
Pero eso no dará resultado. Se dice en Israel que Netanyahu cuenta con una inmensa victoria republicana para salvarse de Obama. Y entonces, en 2012, habrá un presidente republicano con más probabilidades de que permita el bombardeo de Irán.
Netanyahu ya lo ha hecho antes. Durante el affaire Lewinsky, fue a Washington, ignoró al presidente Clinton, y fue al Congreso a fumar puros con el presidente Newt Gringrich y a intercambiar chistes sobre Mónica. Para comprender a Bibi, hay que comprender que tal como es miembro del Likud, es un republicano derechista.
Lo que EE.UU. debería hacer es decir a Netanyahu que si no acepta la congelación EE.UU. retardará la entrega de ayuda. Después de todo, Israel es el receptor número uno de ayuda de EE.UU. en el mundo. No cabe duda de que hay maneras de que el Pentágono pueda indicar su desagrado.
O tal vez EE.UU. pueda negarse a vetar una de las resoluciones del Consejo de Seguridad que condenan correctamente las acciones de Israel en áreas ocupadas. No tiene que ser siempre el único país en el mundo que apoya a Israel cuando la ONU trata de aprobar una resolución que sabemos es correcta.
Quiero decir, somos EE.UU. También somos el único aliado real de Israel en el planeta. No tenemos que tolerar este tipo de menosprecio sin protestar.
Y Dennis Ross, quien llegó a la Casa Blanca proveniente del Instituto de Washington para la Paz en Oriente Próximo creado por AIPAC, debería dedicar su atención a alguna otra región del mundo, donde su tendencia a hacerse ilusiones sea relevante.


Israel será Palestina

gilad.co.uk



Una reunión celebrada ayer entre el primer ministro palestino Salam Fayyad y el vicecanciller israelí Danny Ayalon terminó abruptamente. La disputa surgió cuando el viceministro de Relaciones Exteriores israelí exigió que en el resumen de la reunión se hiciera referencia a la noción de "dos Estados para dos pueblos", en lugar de solamente "dos Estados".
"Quería que [en el acta de la reunión] figurara como mínimo [la expresión] ‘dos Estados para dos pueblos’. Quise saber qué es lo que pretendían. ¿Un Estado palestino y un Estado binacional, u otro Estado palestino?", explicó a Ynet el viceministro israelí. “Les dejé claro que quedaríamos fuera de la foto si en el resumen no figuraba [la frase] ‘dos Estados para dos pueblos’".
El primer ministro palestino no pudo aceptar la exigencia israelí por muchas razones: Israel está situado en la Palestina histórica. Nació mediante el robo y la limpieza étnica. Sigue estando ahí mediante el robo. Al menos una quinta parte de los habitantes de Israel son palestinos. Y por si eso fuera poco, ningún negociador palestino permitirá jamás que se ignore la cuestión de los refugiados, y con motivo: el derecho al retorno sigue siendo el meollo de la causa palestina.
Curiosamente, en el contexto de la solución de los dos Estados, un Estado palestino sería definido geográficamente: sería un Estado de ciudadanos y sería también una amalgama civilizada de diferentes etnias y religiones. Israel, por el contrario, sería una creación orientada racialmente: sería un Estado judío en el que los judíos ocuparían la cúspide. Me pregunto qué razón podría tener nadie en la comunidad internacional para apoyar esa solución o un Estado semejante. Sin embargo, no me sorprendió leer en Ynet que Tony Blair, que participó en la primera parte de la reunión de ayer, "apoyó la postura israelí". Supongo que tras arrastrarnos a todos a una guerra religiosa sin fin, Blair ha desarrollado una afinidad con los argumentos judeocéntricos y con la forma de pensar sionista. Al fin y al cabo, no olvidemos que fueron el sionista señor Levy y los Amigos Laboristas de Israel (Labour Friends of Israel) los que financiaron su partido cuando inició la guerra contra Irak.
Tampoco debe sorprendernos que las rondas de conversaciones en curso no lleven a ninguna parte. De hecho, dado que el sionismo no incluye preceptos políticos pacíficos, el conflicto entre Israel y Palestina no puede ser resuelto mediante las actuales conversaciones de paz ni mediante ningún tipo de resolución dominada por la visión sionista del mundo. El Estado judío se ve a sí mismo como el renacimiento de la nación israelita bíblica, lo cual significa en la práctica un desastroso conflicto sin fin. Este conflicto es probablemente la mayor amenaza para la paz mundial, pero sin duda es trágico también para los israelíes que están naciendo en una realidad condenada, determinada por una historia bíblica fantástica.
En la reunión, Ayalon dijo que "Israel seguirá apoyando la economía palestina, incluso sin su consentimiento”, pero también señaló que "han de tenerse en cuenta también las necesidades de seguridad de Israel". En lugar de guiarse por un sincero deseo de paz y por un espíritu de reconciliación, los responsables de la política israelí han abrazado la filosofía del palo y la zanahoria: ofrecen una combinación de "premios" y "castigos" para inducir a los palestinos a “comportarse servilmente". A los palestinos les están ofreciendo constantemente migajas, mientras que el ejército israelí permanece listo para desatar en cualquier momento su poder mortal. Básicamente, lo que los israelíes están haciendo es comprar tiempo. Sin embargo, al hacerlo, es obvio que están sacrificando su futuro. No es ningún secreto que todo lo que los palestinos necesitan para ganar es eso: tiempo.
La "solución de los dos Estados" es una idea vana y ya va siendo hora de que la comunidad internacional deje de malgastar energías tratando de lograr esa solución. Los hechos sobre el terreno son claros, como Daniel McGowan expresó claramente hace unos meses:
"Lo que realmente existe dentro de las fronteras controladas actualmente por Israel (que comprenden el Israel anterior al 67, Cisjordania, Gaza y los Altos del Golán) es un único Estado. Cuenta con una única red eléctrica, un único sistema de agua, una moneda única, un sistema principal de carreteras, un servicio postal y una frontera exterior. Los bienes y las personas que entran en ese Estado de facto lo hacen a través de puertos, aeropuertos y un número limitado de entradas. Los certificados de embarque y los pasaportes son controlados y sellados por los funcionarios de este Estado único".
De momento, ese Estado único recibe el nombre de Israel. Se trata de un Estado dominado ideológicamente por el racismo judío y alimentado prácticamente por el supremacismo talmúdico. Sin embargo, eso cambiará. Contra todo pronóstico, a pesar del poder nuclear israelí, de los grupos de presión judíos de todo el mundo, de los aviones F-35 Stealth y del entusiasmo del Viceministro de Relaciones Exteriores israelí, Israel se convertirá en un Estado de ciudadanos, y cuando eso ocurra su nombre será Palestina.