05 mayo 2009

El 66 por ciento de los israelíes apoyaría un ataque a Irán


TODO:
El proceso de fascistización de una gran parte del pueblo israelí se ha consumado. No hay casualidades: a Netaiahu y a Liberman los llevaron al gobierno los genuinos sentimientos de una triste mayoría de israelíes, educados en el duelo y el racismo... Desde el jardín de infantes. la escuela, la universidad, el trabajo, la TV, los diarios, las radios. Un trabajo de hormiga, paciente, una tarea de desconcientización profunda y perseverante, una propaganda tipo lavada de cerebros. Es lo que escucha y aprende la mayoría israelí: el pueblo que sufrió uno de los más grandes exterminios pretende exterminar al pueblo palestino. ¡Veremos!
Andrés Aldao

LAURA L. CARO | JERUSALÉN

Una mayoría del 66 por ciento de los judíos de Israel apoya una operación militar dirigida a destruir las instalaciones nucleares de Irán y, de ellos, tres de cada cuatro estarían de acuerdo con el ataque incluso si Estados Unidos se opusiera. Son datos revelados por una encuesta realizada por la Liga Antidifamación (ADL) que se daban a conocer ayer, a falta de poco más de dos semanas para que el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, se reúna por primera vez con Barak Obama en la Casa Blanca en un encuentro que se prevé trascendental para determinar las relaciones entre las dos nuevas Administraciones.
Será en esta cita en la que se espera que Netanyahu presente a Obama la «nueva política exterior israelí» que desde su toma de posesión, el pasado 31 de marzo lleva diseñando junto con su canciller, Avigdor Lieberman, con el argumento de que la fórmula de «paz por territorios» y la promesa de un Estado palestino están impidiendo abordar lo que consideran las verdaderas cuestiones de fondo: las crecientes ambiciones hegemónicas de Irán y su «amenaza existencial» al Estado judío.
Pero desde Washington el acercamiento prudente a Teherán está en marcha y la decidida apuesta del presidente norteamericano por la «solución de dos Estados» -con la que Netanyahu rehúye comprometerse-, más que repetida. En declaraciones al «New York Times», altos funcionarios anónimos de la Administración de EE.UU. advertían esta semana contra los deseos de Tel Aviv de poner a Irán como la prioridad absoluta de Oriente Próximo. «Obama ve la región como un todo, y tratar de aislar cada problema no refleja la realidad... será más fácil establecer una coalición para tratar con Irán si el proceso de paz (con los palestinos) avanza», han dicho.
Hay una creciente preocupación en Israel por el deterioro de las relaciones con Estados Unidos. El sondeo de la ADL revela que el 60 por ciento de los encuestados -una muestra representativa de 610 ciudadanos mayores de 18 años-, ha reconocido que tenía una «positiva» o «muy positiva» actitud hacia Obama, pero sólo el 38 por 100 entiende que las posturas del presidente demócrata hacia Israel son «amistosas». Con George Bush, en 2007, esa apreciación de cordialidad en el trato hacia el Estado judío se elevaba hasta el 73 por ciento.
La sombra de la tensión está presente. Así, y mientras Israel ensaya operativos militares de ataque con la mirada puesta en Irán, su presidente, Simon Peres -que hoy se reunirá con Barak Obama-, rebajaba ayer en Washington el tono de las advertencias directas a Irán y optaba por lanzar mensajes más masticables para la órbita norteamericana. «Hemos respetado al pueblo iraní y su tradición -señaló ante el congreso anual del mayor lobby judío en EE.UU. la AIPAC-; históricamente Irán buscaba enriquecer a la Humanidad y ahora sus dirigentes enriquecen uranio. Su agresividad no se limita a Israel, buscan una hegemonía y quieren controlar los Estados árabes».
El énfasis de Peres tratando en Washington de atraer a los países árabes moderados a esa «lucha común» junto con EE.UU, Europa e Israel en contra un Teherán nuclear no es fortuito. Israel sabe que Egipto, Arabia Saudí y los socios del Golfo Pérsico son aliados que Barak Obama no va a descuidar, y hacia dos de esos estados partía ayer su secretario de Estado de Defensa, Robert Gates, para tranquilizarles respecto al acercamiento diplomático a Irán. «No se hará a expensa de nuestras relaciones con Arabia Saudí ni otros que han sido nuestros amigos durante décadas -señaló Gates-, todos en el Gobierno, del presidente para abajo, son bastante realistas, y tal vez encontremos un puño cerrado». ■