19 agosto 2008

LOS JUEGOS OLÍMPICOS COMO ARENA POLÍTICA


Dallas Darling - Asia Times

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens


El enfrentamiento de Georgia y Rusia por la tan ansiada reunificación de Osetia del Norte y del Sur, me recordó a las antiguas Esparta y Arcadia. En 420 y de nuevo en 360 a. de J.C. Esparta y Arcadia utilizaron el respiro olímpico para atacar y derrotar a varias ciudades Estado griegas vecinas. [1] Quienquiera crea que Juegos Olímpicos significan paz y armonía se equivoca.
En lugar de eso, los Juegos Olímpicos han sido utilizados como instrumento político para favorecer valores y ambiciones imperialistas, o expresar indignación internacional contra abusos de los derechos humanos. En el mundo mítico del que soñaban y escribían los griegos, era fácil creer que los deportes podían ser separados de la política y la guerra. En el mundo real, sin embargo, los eventos deportivos, como la arena política, son a menudo representaciones rituales de políticas y conflictos.
La política siempre triunfará sobre los Juegos y las competencias deportivas. Como la propia historia y la vida, la política lo cubre todo y es ineludible, especialmente ya que trata con como los individuos y las naciones se gobiernan y conducen tanto en las esferas privadas como en las arenas públicas. Al mismo tiempo la política – conocida a veces como Teoría del Contrato Social – trata de como la gente, los grupos, organizaciones, y las instituciones utilizan diferentes tipos de poder para interrelacionarse e interactuar. Incluye principios económicos y sociales como justicia e injusticia, libertad y dependencia, riqueza y pobreza, recursos abundantes y escasez, inclusión y exclusión, trabajadores y propietarios, participantes y espectadores, etc.... todo lo cual se reflejaba y se refleja en la arena olímpica.
Las primeras olimpíadas griegas surgieron de, y reflejaban, la guerra y los conflictos. Los juegos incluían a los Pocos a expensas de los Muchos. Sólo los atletas varones griegos, dirigentes de la elite política, y espectadores acaudalados asistían a los juegos y tenían acceso a los rituales sagrados al ofrecer sacrificios a los dioses nacionales. La mayoría de los griegos – mujeres y no-ciudadanos, extranjeros, esclavos y sirvientes – estaban excluidos de los juegos. De modo muy similar a los actuales Juegos, familias y ciudades-Estado griegas con inmensas riquezas y recursos tenían mayores ventajas para ganar y declarar su superioridad sobre Estados más pequeños y pobres. Podían permitirse espléndidas estructuras para entrenamiento, los mejores instructores, viajes seguros, excelentes equipos, y los mejores alimentos y medicinas.
Las ciudades-Estado griegas seleccionaban y entrenaban a los individuos más fuertes y más dotados, usualmente soldados, para que compitieran en la arena olímpica. Las Olimpíadas originales modelaron habilidades utilizadas en la batalla como boxeo, lucha y carreras. Los vencedores recibían tremendos honores y premios refinados, mientras los perdedores eran avergonzados, y volvían a casa en secreto. Las ciudades-Estado utilizaban a sus atletas para recrear y difundir mitos de sus propios dioses griegos heroicos. Las Olimpíadas también expandían la cultura de los Estados y sus vínculos reforzados con la patria.
Esparta y Arcadia, grandes, poderosos y guerreros Estados imperiales, dominaban las Olimpíadas con atletas perfeccionados y potentes por sobre Estados más pequeños y descentralizados. Otras ciudades-Estado griegas utilizaron sobornos e influencias cívicas para persuadir a los jueces.
Roma imperial incorporó muchos aspectos de las Olimpíadas griegas/helenistas. En su intento de prevalecer sobre sus predecesores, los emperadores romanos aumentaron el nivel de violencia hasta el punto de realizar batallas terrestres y navales simuladas. Miles de gladiadores y esclavos lucharon hasta la muerte. Ya que los Juegos Romanos estaban asociados con César, el culto imperial, y reflejaban las depravadas jerarquías políticas y sociales romanas, los cristianos se negaron a asistir y participar. Enemistada con el Imperio Romano y los Juegos, estaba la Iglesia – una comunidad participativa y comunitaria. El cuerpo físico – el “templo de Dios” – era utilizado para la oración, el culto, el cuidado de los enfermos, el servicio al pobre, y otros actos de misericordia (o martirologio). Por eso, los cristianos veían a numerosos atletas como el epítome de la vanidad y el orgullo, especialmente ya que eran glorificados y adorados como dioses y héroes. Los juegos fueron completamente eliminados cuando el Imperio Romano se convirtió al cristianismo. [2]
Quince siglos más tarde, en 1896, Occidente resucitó los Juegos Olímpicos y estableció un Comité Olímpico Internacional (COI) pro-occidental. Aunque el barón Pierre de Coubertin esperaba que los juegos promoverían la paz entre las naciones, [3] las Olimpíadas reforzaron y transmitieron muchos valores e ideas de naciones altamente complejas e industriales. También sirvió para reforzar las posiciones de estatus de imperios capitalistas y tecnológicamente avanzados. Algunas colonias y culturas rechazaron semejantes deportes exageradamente competitivos y dominadores a favor de sus propios juegos indígenas. Fueron castigadas con la exclusión de los Juegos o, cuando competían, sufrían desventajas resultantes de su propia adhesión a competencias y valores atléticos tradicionales.
En 1904, Teodoro Roosevelt, J P Morgan, y los industrialistas de elite de EE.UU. patrocinaron los Juegos Olímpicos en St Louis. Hasta entonces, los Juegos Olímpicos habían flaqueado. Para los acaudalados monopolistas y el gobierno de EE.UU. los Juegos Olímpicos servían muchos propósitos políticos y cumplían a cabalidad objetivos imperiales. Los Juegos Olímpicos de St Louis reflejaron una nueva cruzada estadounidense en la promoción del “Cristianismo masculino” y “muscular,” [4] distendiendo tensiones laborales y administrativas, e introduciendo el concepto del equipo nacionalista.
Los Juegos Olímpicos de 1904 también adoptaron los ideales prevalecientes del mundo occidental. Aunque los deportes pueden servir a veces de sustituto para la guerra, los ricos monopolistas utilizaron los Juegos y algunas competencias atléticas para culturizar a la juventud para la guerra, manteniendo valores que apoyan generalmente la guerra como ser el racismo, el etnocentrismo y la superioridad.
Después de la Primera Guerra Mundial, Alemania, Bulgaria, Austria, y Hungría fueron castigadas con reparaciones de guerra y no se les permitió que compitieran en los Juegos Olímpicos. En 1932, durante la Gran Depresión, Los Angeles reunió fondos de los dineros públicos para patrocinar la Olimpíada. Causó disturbios por el pan y protestas masivas en toda la ciudad.
Es bien sabido que Adolf Hitler y el Partido Nazi dominaron casi cada aspecto de los Juegos Olímpicos de Berlín en 1936. Lo hicieron para fomentar su reputación en el mundo y propagar los valores y la cultura nazis. [5] Al mismo tiempo, el Partido Nazi retiró todos los letreros antisemitas y antisocialistas para no ofender a naciones visitantes. La persecución contra “indeseables” también fue reducida. Jesse Owens, afro-estadounidense, dio una señal política al ganar cuatro medallas de oro y disipó los mitos de la supremacía aria y nazi. [6]

Recordando una era anterior, después de la Segunda Guerra Mundial, Alemania, Italia, Japón, y varias otras naciones fueron excluidas de los Juegos Olímpicos de 1948. La Guerra Fría entre EE.UU. y la Unión Soviética, incluyendo a sus aliados, polarizó aún más los Juegos. Para algunos, se convirtieron en una extensión de los conflictos de la Guerra Fría entre el capitalismo y el comunismo. Los países comunistas fueron acusados de ser totalitarios y zaheridos por identificar a atletas a una temprana edad y entrenarlos para competir en los Juegos. Se sabía que los países capitalistas, por su parte, gastaban millones de dólares en la investigación, instalaciones, presiones sobre el COI, y para influenciar a los jueces. Patrocinadores corporativos también ayudaban a preparar y comercializar a los atletas. Mientras el recuento de medallas era utilizado para mostrar cuál superpotencia era superior, atletas alemanes orientales y occidentales se unificaron y compitieron lado a lado. En 1949, cuando China se hizo comunista, el COI pro-occidental se negó a reconocerla o a invitarla a los Juegos durante muchos años. [7]
Mientras el comercio internacional y las comunicaciones globales beneficiaban sobre todo a los imperios industriales y empequeñecían el mundo, las tensiones seguían aumentando entre Oeste y Este y las naciones “en desarrollo” del Sur. En 1956, la arena olímpica estuvo dominada por la invasión soviética de Hungría y el primer boicot internacional. [8] Debido al apartheid y a las masacres en África del Sur, la Unión Africana (UA) boicoteó varios Juegos Olímpicos en la esperanza de presionar al COI para que tomara medidas.
Finalmente, la invitación a África del Sur a la Olimpíada fue retirada en 1964 y de nuevo en 1968. Sudáfrica terminó por ser expulsada en 1972 y volvió a los Juegos de 1992 cuando el apartheid fue desmantelado.
Los Juegos Olímpicos de 1968 en México ocurrieron en medio del conflicto de Vietnam y de manifestaciones dirigidas por estudiantes en todo el mundo. A fin de pagar por los costes de patrocinar los Juegos, México aumentó impuestos que afectaron especialmente a los pobres. Miles de estudiantes y trabajadores mexicanos protestaron contra el financiamiento de los Juegos a costas de los que estaban necesitados urgentemente de alimentos, viviendas, empleos, vestimentas y medicinas. Para mantener una atmósfera pacífica, el gobierno mexicano y sus soldados dispararon contra manifestantes en la Plaza Tlatelolco, matando a cientos. [9] Como los primeros cristianos, Harry Edwards trató de movilizar a otros atletas para que no asistieran a la arena olímpica. Se oponía a la enorme violencia causada por la Guerra de Vietnam y quería que el mundo tomara conciencia del estatus inferior de la pobreza económica que enfrentaban millones de negros en EE.UU. [10]
Después de ser acosados e intimidados por el COI, dos atletas negros, Tommy Smith y John Carlos, decidieron alzar sus puños con guantes negros durante la ejecución del himno de las barras y las estrellas y después de ganar la medalla de oro y de bronce en los 200 metros. El saludo del Poder Negro fue un gesto de desafío contra el Imperio de EE.UU., su guerra en Vietnam, y los millones de negros empobrecidos. Los dos atletas fueron inmediatamente enviados a casa y recibieron amenazas de muerte, correos insultantes, y fueron perseguidos por las autoridades estadounidenses. Durante ese tiempo, Lee Evans fundó el Proyecto Olímpico por los Derechos Humanos ((OPHR). Después de ganar los 400 metros, se puso una boina negra en el podio, con la que simbolizaba a los Panteras Negras que luchaban por la igualdad en EE.UU. [11]
Hacia el fin del Siglo XX el mundo presenció una mayor politización y “corporatización” de la arena olímpica. A fin de atraer una atención muy necesaria a la crisis de los refugiados palestinos, la Nakba (catástrofe), y al brutal tratamiento de los palestinos bajo la ocupación israelí, un grupo palestino tomó como rehenes a miembros del equipo de lucha israelí en los Juegos Olímpicos de 1972 en Munich. El grupo palestino también pedía la liberación de cientos de parientes y compañeros que estaban en las prisiones israelíes. Un intento fracasado de rescate llevó a la trágica muerte de todos los rehenes israelíes y de varios palestinos. El COI realizó un servicio conmemorativo y proclamó que “¡Los Juegos deben continuar!” [12] Ocho años después, cuando la Unión Soviética invadió Afganistán y ayudó a un incipiente gobierno comunista, los Juegos Olímpicos de Moscú fueron boicoteados por EE.UU. y otras 62 naciones. A pesar de ello, 82 naciones asistieron a los Juegos de Moscú. Rusia y Alemania Oriental dominaron.
Debido al elevado coste de la seguridad que rodea a los Juegos, los Juegos Olímpicos de Montreal de 1976 dejaron a la ciudad anfitriona con una deuda enorme y devastadora. Cuando Los Angeles recibió los Juegos de 1984 y también se vio enfrentada una masiva deuda y posibles disturbios sociales, EE.UU. presionó al COI para que vendiera los derechos mundiales de televisión a CBS, ABC, y NBC. Eso significó que los Juegos serían financiados por cientos de corporaciones y comercializados por patrocinadores de los conglomerados. [13] De un día al otro los Juegos se convirtieron en una arena política, corporativa y profesional. Junto con la influencia corporativa, se aflojaron las reglas y la elegibilidad.
Ya que la política siempre será inevitable, el ciudadano nacional y global debe discernir lo incorruptible de lo corruptible en las políticas olímpicas. El COI y el mundo también deben preguntarse: ¿Siguen discriminando los Juegos contra religiones, razas, géneros, y nacionalidades? (Especialmente en las áreas de vestimentas modestas o la exclusión de competencias indígenas o juegos cooperativos.) Al observar a los finalistas y a los ganadores de medallas, ¿siguen siendo predominantemente occidentales los Juegos, excluyendo al Sur, Este y Oriente Próximo? ¿Cuál será el resultado final de la privatización y “profesionalización” de los Juegos, que otrora estaban reservados para aficionados? En sociedades en las que las voces y el disenso son censurados y el gobierno comete abusos contra los derechos humanos, incluyendo a Occidente, ¿cómo debiera reaccionar el COI y controlar incluso sus propias ideologías?
¿Qué mensaje político es enviado por los Juegos cuando se permite que presidentes y políticos de la elite los utilicen como sostén político para mejorar sus tasas de popularidad descendientes y avivar conflictos? ¿O cuando ciudades y naciones anfitrionas gastan millones de dólares mientras descuidan a los desaventajados económicamente y a las clases trabajadoras pobres? ¿O cuando atletas olímpicos consumen entre 12.000 y 20.000 calorías por día mientras niños en todo el mundo sufren desnutrición y mueren de hambre? ¿O cuando competidores y sus instructores tienen la mejor atención sanitaria, medicinas e instalaciones, mientras miles de millones de personas no las tienen? Y finalmente, ¿cómo puede tener más conciencia de clase la arena olímpica y ser más inclusiva hacia los pueblos desvalidos y subyugados que tratan de lograr su independencia económica y su libertad política?
Fue un buen comienzo cuando el equipo olímpico de EE.UU. escogió a un refugiado sudanés para que fuera el abanderado de la delegación estadounidense, y cuando Lin Hao de China, el estudiante de nueve años que arriesgó su vida para salvar a varios de sus compañeros durante un terremoto, caminó junto al abanderado Yao Ming. Hay otros ejemplos de casos en los que los Juegos y sus atletas han servido a la humanidad y han mantenido políticas incorruptibles.
Para algunos políticos y dirigentes, que viven aislados y rodeados de costosos destacamentos de seguridad, una pregunta de atletas olímpicos sobre la opresión o una observación desafiante sobre guerras y ocupaciones ilegales pueden ser lo más cerca que lleguen a escuchar alguna vez al ciudadano excluido. Como dijera John Carlos: “¿Cómo se le puede pedir a alguien que viva en este mundo, que exista en el mundo, y que no tenga algo que decir sobre las injusticias?” [14]
En las primeras Olimpíadas griegas, los atletas y los dirigentes del Estado entraban llevando y dedicando sus desempeños a los dioses griegos. Actualmente, algunos atletas y dirigentes políticos que asisten a los Juegos, y los países que representan, han reemplazado a los dioses griegos por un feroz nacionalismo y banderas. Tal vez los Juegos de Moscú tuvieron razón cuando, en las ceremonias de apertura, numerosas naciones utilizaron la bandera olímpica en lugar de su bandera nacional y ejecutaron el himno olímpico en lugar de su himno nacional durante las ceremonias de entrega de medallas. [15]
Después de todo, cuando Coubertin resucitó los Juegos Olímpicos en 1896 lo hizo pensando en varios factores motivadores: ¡progreso de la salud y la cultura; fortalecimiento de la educación y del carácter; entendimiento y paz en el mundo; igualdad de oportunidades; competencia justa y equitativa; e independencia del deporte como instrumento de reforma social!
Ya que se informa que el terremoto del 12 de mayo en China mató a 70.000 personas, dejó a cientos de miles sin vivienda, y costará 147.000 millones de dólares, tal vez el mejor mensaje y desempeño olímpico habría sido ayudar (incluyendo a los dignatarios “invitados” y a los atletas) a China en sus esfuerzos de reconstrucción. Si no directamente en la arena olímpica, tal vez, por lo menos, después.
Notas
1. Levinson, David and Karen Christensen, (editors). Encyclopedia of World Sport From Ancient Times To The Present. New York, New York: Oxford University Press, 1999. p 275.
2. Ibid, p 274.
3. Ibid, p. 278. 4. Cull, Nicholas J, David Culbert and David Welch. Propaganda And Mass Persuasion. Denver, Colorado: ABC-CLIO Publishing Company, 2003. p 276.
5. Levinson, David and Karen Christensen, (editors). Encyclopedia of World Sport From Ancient Times To The Present. p 280.
6. Ibid, p. 280.
7. Ibid, p 281.
8. Cull, Nicholas J, David Culbert and David Welch. Propaganda And Mass Persuasion. p 277.
9. Levinson, David and Karen Christensen, (editors). Encyclopedia of World Sport From Ancient Times To The Present. p 281.
10. Zirin, Dave. What's My Name, Fool? Sports and Resistance in the United States. Chicago, Illinois: Haymarket Books, 2005. p 78 and ff.
11. Ibid, p 82.
12. Levinson, David and Karen Christensen, (editors). Encyclopedia of World Sport From Ancient Times To The Present. p 283.
13. Ibid, p. 283.
14. Zirin, Dave. What's My Name, Fool? Sports and Resistance in the United States. p 82.
15. Cull, Nicholas J, David Culbert and David Welch. Propaganda And Mass Persuasion. p 277.
16. Levinson, David and Karen Christensen, (editors). Encyclopedia of World Sport From Ancient Times To The Present. p 279.

Dallas Darling es autor del próximo libro “The Other Side Of Christianity: Reflections on Faith, Politics, Spirituality, History, and Faith.” Actualmente enseña historia de EE.UU. y del mundo y escribe para World News. Más artículos suyos [en inglés] aparecen en www.beverlydarling.com.
(Copyright 2008 Dallas Darling.)