24 mayo 2010

EDITORIAL (diario La República)

Derechos humanos, aún falta mucho por recorrer

"Comienzo tienen las cosas", es el dicho popular. Lo encontramos aplicable en lo que está comenzando a suceder en el país. Los uruguayos sufrimos una etapa de dictadura muy fuerte que generó innumerables males de todo tipo: desde las ya denunciadas y muy divulgadas desapariciones, muertes, torturas, exilio, venta de niños, falta de libertades públicas, sin Parlamento, un Poder Judicial sumiso, en fin, una situación en la que nos encontramos la mayoría de los uruguayos intentando recrearla para conocerla mejor de manera de poder ir dotándonos de los anticuerpos necesarios para que nunca más suceda.

ESTE PROCESO RECIÉN COMIENZA

Si bien el rechazo popular, las manifestaciones, juicios iniciados y todo un pensamiento nacional e internacional decididamente opuesto a la coraza con que los primeros gobiernos democráticos protegieron lo sucedido y a sus protagonistas, la oposición al statu quo ha ido in crescendo. Pasaron 15 años para que durante el gobierno del Dr. Batlle se conformara una Comisión para la Paz que significó una especie de reconocimiento oficial de los hechos.
Afortunadamente le siguió el gobierno del Frente Amplio en el que el Dr. Tabaré Vázquez apretó el acelerador y comenzaron los juicios, los procesamientos, los encarcelamientos de algunos militares. También comenzaron a aparecer documentos oficiales que todos los gobiernos anteriores "no pudieron encontrar".

Seguramente seguirán apareciendo, de manera que podamos ir esclareciendo hechos a los cuales la omertá de ese grupo de oficiales ha impedido acceder a información valiosa.
Con el segundo gobierno del Frente Amplio, continuaron los juicios, al tiempo que el presidente Mujica, paralelamente, comenzó a desarrollar una política de diferenciación en las Fuerzas Armadas. Es decir, sin negar lo sucedido, continuando en la línea de Vázquez, comenzó a buscar diferenciar a las nuevas generaciones de las Fuerzas Armadas con las que participaron en el período dictatorial, y de las cuales algunos aún quedan en actividad.
Lo que se busca es precipitar un corte entre los actores de aquellas brutalidades y los herederos de la historia maldita. La miseria humana, la cobardía de quienes participaron en las tropelías condenó a las generaciones posteriores a guardar silencio y a soportar el rechazo de la sociedad por algo en lo que no habían participado.
Esta nueva generación de oficiales, debe ser tratada de otra manera en lo que a preparación se refiere. Hay que revisar todos los textos y manuales que utilizan en su formación para asegurarnos que se les enseña a respetar la Constitución y la Leyes.
Simultáneamente entendemos que, continuando con los procesamientos a militares, se debe también comenzar con los civiles que acompañaron todo ese proceso.

La dictadura contó con ministros civiles, con un seudo parlamento de civiles, con un cuerpo diplomático, con directores de entes, en fin un sinnúmero de civiles que permanecen sin pagar a la patria el daño que le infligieron.
Resulta extraño que no se haya comenzado con juicios e investigaciones a cada uno de ellos cuyos nombres se conoce y avalar qué responsabilidad tuvieron durante la dictadura. Es más, hasta contaron con el apoyo incondicional de un diario.

Una vez más, reafirmamos que para curarnos en salud, ha llegado el momento de acelerar la puesta en marcha de todos estos mecanismos. Eso es lo que recomienda la Asamblea General de la ONU y no lo que dicta una "sed de venganza" como se la ha querido presentar en estos últimos tiempos. Los pocos que fundamentan esta falacia deberían preguntar a los armenios, a los judíos, si con sus recordatorios buscan venganza o impedir que vuelva a ocurrir hechos lamentables.
Mientras no podamos instrumentar mecanismos más finos de justicia y de prevención que impidan la repetición de los hechos, seguiremos en deuda con nosotros mismos, nuestros hijos y aquellos que han dado su vida y/o sufrido daños irreparables.

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