04 marzo 2007

Rebelión en la granja

Rebelión en la granja

por Andrés Aldao

La caída del muro berlinés fue el síntoma hecho realidad. Luego, todo se convirtió en el “efecto dominó”... La Unión Soviética y los países de la llamada Democracia Popular se desintegraron hasta no dejar piedra sobre piedra. Los herederos de los regímenes de Europa Oriental han devenido en gobiernos conservadores o socialdemócratas, cuya mayor aspiración es integrase a la NATO, desarrollar la economía del libre mercado y obtener prebendas, liarse con el cohecho, envolverse en la corrupción del poder, recibir préstamos de USA, del Banco Mundial y el FMI, la banca financiera internacional y sujetarse a las prerrogativas del Poder Invisible, el poder que está detrás del trono, la dictadura de los magnates del petróleo.
Sin la presencia del bloque de países que se reclamaban socialistas, y naciones terceristas, todo el planeta quedó a disposición de los intereses plutocráticos de USA, quien accedió a los botones de mando de la granja mundial. Una década entera (1990 − 2000) el mundo, inerme, toleró la prepotencia y la agresividad de la mayor potencia del mundo.
Desde 2003, todo en términos relativos, comenzó a gestarse una nueva realidad... Shakespeare decía que “la oscuridad más profunda es la que precede al amanecer”. La aventura de Irak, la espina de Irán clavada en la arrogancia y los desplantes estadounidenses, los cambios políticos en América Latina, el desarrollo de China capitalista con promedios espectaculares, el desprestigio del pequeño payaso texano y los problemas económicos de USA, la derrota republicana en las ultimas elecciones de EEUU, el fracaso del Asnar español, cambios en la conducta de ciertos países europeos convencidos, ya, de que bailar con la música de míster JWBush es poco redituable, abren el camino para cambios profundos. Hay síntomas valederos de que estamos ante una Rebelión en la Granja. O la intención de llevarla a la práctica hasta las últimas consecuencias. Claro, el factor decisivo va a ser la voluntad de las mayorías de cada país, las mayorías despojadas de trabajo, alimentos, educación y salud, vivienda y protección de los niños y los ancianos. En la era de la sociedad de consumo, las hamburguesas y el hedonismo, en la era de millones de niños esclavos del trabajo, de la trata de blancas y el juego, actividades dirigidas y organizadas por mafias internacionales compuestas por gobernantes y criminales del hampa internacional, y pagadas por poderosos consorcios que lucran con las guerras desatadas por la industria de armamentos (sin guerras no hay industria...), violación de las soberanías de los países europeos (con el visto bueno de los gobernantes locales) que permiten la actividad guerrillera, ilegal, criminal y clandestina de la CIA y el FBI, en esta era apocalíptica en la que los Estados Unidos tocan la flauta y los lacayos danzan hasta el vértigo, nada es posible sin la participación de las mayorías. Pero las mayorías están ocupadas en sobrevivir, en resolver el problema cotidiano: alimentarse, tener una cama para dormir y un techo para guarecerse, preocuparse por los hijos día a día. Las mayorías no tienen futuro, ni soluciones y muchas veces tampoco esperanzas mientras sueñen con participar, también ellas, en el festín del consumismo.... Los eslóganes, los lugares comunes, las llamadas para ir a las barricadas son huecas, voluntarismo de élites que confunden su conciencia y comprensión por la comprensión y la conciencia de masas agobiadas por una realidad adversa.
Y escribo mayorías, porque decir pueblos involucra a todos... En Argentina, los enemigos de Kirchner, La Nación, los ganaderos, Duhalde, los militares asesinos. En Israel hablar de pueblo implica incluir a Liberman, Netaniahu y todo los sectores chovinistas y racistas que los sostienen. En España a los asnares y rajoyes, en Francia, Alemania, Italia, a todos los factores reales de poder que alientan el consumismo para los que pueden, y la resignación de la fe para los desocupados y marginados de la vida. Como Putin en Rusia, y los herederos de la URSS en Rusia Blanca y Ucrania, etc. que gobiernan en el absolutismo grosero de la madrecita Rusia de los últimos Romanov.
Empero, no nos equivoquemos: la rebelión en la granja no viene desde el poder. Si las mayorías contemplan, aspiran, van a votar o se abstienen, discuten en el bar, la cancha de fútbol, o en el hospital, el trabajo, en la oficina de desempleo o en las aulas, todo el proceso tendrá alzas y bajas, pero la granja no cambiará de dueño.
No emplazo a nadie, no tengo recetas, pero sostengo que las viejas fórmulas de fines del siglo XIX y principios del XX, repetidas en estos días de espaldas a la realidad y la experiencia, con la misma vaciedad y siempre repitiendo como papagayos citas y voluntarismo por gruesa, situando a Kirchner, por ejemplo, en el mismo nivel de Menem y Duhalde, o a Zapatero a la altura del PP y su Asnar, y así de seguido, significa no haber aprendido nada de las lecciones de la historia, ni tener voluntad de innovar, de ser original. ¡...Que no es fácil!
No es un mensaje muy expeditivo y alentador, el mío, pero cambiar al mundo no consiste en frotar la lámpara de Aladino: ... y sin embargo se mueve!!!

1 comentario:

Andrés Aldao dijo...

Me ha escrito V.P.:
Hola Andrés. Me ha gustado mucho su artículo de Rebelión en la granja, le ha quedado estupendo.