08 junio 2007

Documentos confirman el Plan Cóndor; el nombre se lo puso el coronel uruguayo Fons

"El régimen anotó buena parte de su funcionamiento rutinario y cotidiano. Por eso uno se encuentra con esa documentación que reconstruye el funcionamiento de un régimen político institucional, que no solamente aplica el método de la desaparición forzada. Hay documentación que registra el tema de los presos políticos, de los centros de reclusión, de libertades vigiladas. Uno se encuentra con las formas de vigilancia sobre la sociedad civil, desde las películas hasta la Feria del Libro, hasta los sermones en las iglesias", dijo el investigador Alvaro Rico, coordinador del libro "Detenidos desaparecidos", presentado por el presidente Tabaré Vázquez.
RAUL LEGNANI

Alvaro Rico: "Hubo un gran trabajo sin horas, puesto a disposición de la verdad y de los familiares de los detenidos desaparecidos".

¬¿Cuándo le ofrecieron a usted participar de esta investigación?
¬Fue a principios de mayo de 2005. Nos reunimos con el presidente
de la República, doctor Tabaré Vázquez, y con el doctor Gonzalo Fernández en el Edificio Libertad.
¬¿Qué les plantearon a ustedes?
¬Nos plantean que era voluntad del Poder Ejecutivo y del Presidente incorporar la investigación histórica en cumplimiento del artículo 4º de la Ley de Caducidad, para los casos de detenidos desaparecidos.
¬¿Cuándo empieza el trabajo en concreto?
¬El 5 de setiembre de 2005, luego de toda la etapa preparatoria y conformado el equipo de investigaciones, comenzaron las labores. Trabajamos sobre los archivos estatales y privados. Eso se realizó hasta el 30 de noviembre de 2006.
¬¿Cuándo se comienza a redactar?
¬Hubo una primera redacción del informe a entregar al Presidente, que se hizo el 14 de diciembre. La redacción llevó un mes. Desde el 8 de enero hasta la semana pasada se trabajó con un grupo reducido de investigadores, coordinados también por mí.

¬¿Cuántos investigadores participaron?
¬En la edición del libro fueron cuatro investigadores y la colaboración de otros tres.

¬Desde la invitación a la salida del libro, ¿cuántas veces se reunió con el Presidente de la República?
¬Tuvimos una primera reunión y luego otra, el día que se presentaron los libros en el Edificio Libertad. En todo ese tiempo no volvimos a ver al Presidente.

¬¿Y a Gonzalo Fernández?
¬Con el doctor Fernández se trabajó cercanamente.

¬¿Ustedes pusieron condiciones para realizar este trabajo?
¬Nosotros pusimos ciertos requisitos, como fue la designación de un equipo de investigación, que finalmente fue integrado por 17 personas, donde el grupo central de 14 meses estuvo integrado por diez.
Planteamos la posibilidad de acceder a documentación oficial y una insistencia que fue compartida por Gonzalo Fernández, que fue la necesidad de acelerar el tratamiento de la Ley de Archivo, para que lo que nosotros tuvimos como privilegio, otros ciudadanos pudieran tenerlo como un derecho.

¬¿Qué sugerencias recibió del presidente Vázquez y del doctor Gonzalo Fernández?
¬Absolutamente ninguna. Creo que ha sido un ejercicio de relacionamiento excelente de los universitarios con el poder político. Nunca recibimos la más mínima directiva, ni la mínima insinuación de que deberíamos ir por tal o cual lugar, o qué cosa se debería decir y cuál no.

¬En la parte introductoria ustedes afirman que el libro es un trabajo académico y no político. ¿Qué diferencia hay entre un trabajo académico y otro político?
¬Es un trabajo que tiene un gran componente de historia política; en particular reconstruye una historia represiva del Estado uruguayo en determinada coyuntura histórica.
Por el lado de la temática, por el lado de la documentación, por el lado del fenómeno que se está investigando, como son hechos ocurridos durante una dictadura, el componente político se hace presente en esa dimensión.
No es político en el sentido de que el trabajo no está orientado a un fin político instrumental o menor, de un gobierno de turno o de una voluntad política cambiante.
Está orientado al tema de aportar a la construcción de una verdad social sobre dicho período histórico y con criterios de rigurosidad y profesionalismo, que desde las distintas disciplinas académicas se aporta a la selección de los documentos, a la interpretación de los mismos, en un contexto explicativo mayor.

¬Ustedes manejan documentos de las víctimas y de los victimarios. ¿A quién se le cree? ¿Cuándo un documento pasa a ser un producto histórico válido?
¬Desde el punto de vista de la documentación del Estado y en particular la documentación localizada en determinados ámbitos estatales, la misma era secreta.
En ningún momento los investigadores o los familiares de las víctimas tuvieron acceso a la lectura de ese material. Los documentos en sí mismos, salvo que sean documentos estrellas, valen, hablan, dicen cosas en la medida en que uno los inserta en un contexto de acontecimientos que los propios documentos van guiando. Ese contexto no es un a priori, porque los propios documentos van guiando la construcción de ese contexto. En ese momento los documentos proporcionan una explicación con mucho más fuerza de lo que puede ser la lectura de un documento aislado o parcial.
Si bien el libro está construido en gran parte sobre documentación oficial, hay determinados hechos que llevan a que los testimonios de las víctimas se transformen en documentos.
Documentan la existencia de una determinada persona, de un determinado movimiento, de determinados organismos o personal estatal. Por eso las versiones de las víctimas, en estas condiciones, asumen el status del documento que certifica la existencia, el traslado, la desaparición de una persona o determinado grupo de personas.

¬Ahora, el Estado democrático de hoy no es el Estado de la dictadura. ¿Tuvo en algún momento temor de que hubiera "fruta podrida" en esa documentación estatal?
¬Investigamos sobre un Estado de dictadura donde el secreto y la mentira institucional fueron parte constitutiva de su funcionamiento. Es que el régimen funciona sobre la base de la mentira y el secreto.
En la documentación que uno encuentra, una parte importante está también organizada y escrita en función de afirmar esa mentira. Un caso muy notable tiene que ver con la documentación que pudimos leer del Departamento II Exterior, del Servicio de Información de Defensa, instalado en el Ministerio de Relaciones Exteriores, que era el que armaba los informes que el gobierno dictatorial promovía ante distintos organismos. En particular en el libro está desarrollada la actitud ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Los documentos que niegan detenciones o hablan de fugas o viajes al exterior, como el caso de Julio Castro a Buenos Aires y de otros detenidos desaparecidos, son mentirosos.
La virtud que tiene el acceso a esa documentación oficial, aun teniendo las precauciones necesarias, es que ilustra cómo pensaba el Estado en ese período histórico, qué percepción tenían los servicios de seguridad, las fuerzas operativas, sobre el funcionamiento, la peligrosidad, la coordinación, las acciones, el papel de determinados grupos o dirigentes.
Si bien esa documentación puede estar construida sobre la base de la mentira que el régimen reproduce, de todas maneras es la verdad para ese Estado.

¬Muchas veces se dice que las dictaduras son soberbias y que se sienten impunes. ¿Se puede decir, después de haber accedido a esos documentos, que la dictadura uruguaya se sintió impune y por eso fue bastante transparente?
¬El régimen anotó buena parte de su funcionamiento rutinario y cotidiano. Por eso uno se encuentra con esa documentación que reconstruye el funcionamiento de un régimen político institucional, que no es solamente la represión, no solamente aplica el método de la desaparición forzada.
Hay una abundante documentación que registra el tema de los presos políticos, de centros de reclusión, de libertades vigiladas. Uno se encuentra con las formas de vigilancia sobre la sociedad civil, desde las películas hasta la Feria del Libro, hasta los sermones en las iglesias.
En esa documentación hay buena parte del significado que en determinado momento el régimen tuvo sobre las acciones organizadas del exilio uruguayo de denuncia de la situación en el país. Contiene la vigilancia al exilio uruguayo y la respuesta a los organismos internacionales de derechos humanos, por parte del régimen.
En estas materias que tienen que ver con el control, la vigilancia, el seguimiento, la situación de los presos, la documentación es muy abundante.
Hay mucha documentación sobre las organizaciones políticas, principalmente de izquierda. Bajo la dictadura todos los partidos políticos, sin excepción, fueron vigilados y controlados.
En relación a las organizaciones de izquierda hay un cúmulo de información, de interpretación en clave de Inteligencia, de comprobación de funciones de dirigentes, de domicilios, que hablan de una acumulación de información, incluso en democracia, sobre esos grupos y sus integrantes.

¬En el libro se dice que desde 1947 se observaba al Partido Comunista...
¬Sí, es así. Después de 25 años de acumular esa información a través de recortes de prensa, de discursos, de viajes, de informantes, permite que ya bajo la dictadura, sin ningún amparo legal y bajo el terrorismo de Estado, esa información se lea en clave de Inteligencia bajo la lógica de "amigo, enemigo".

¬En su trabajo ustedes también se refieren a la etapa anterior al golpe de Estado...
¬Si bien nuestra investigación va desde el 27 de junio de 1973 al 1º de marzo de 1985, período entendido como de dictadura, tuvimos que llegar al año 1971 en la medida en que hay dos casos de desaparecidos, Ayala y Castagneto. También hay un tercer caso que es el de Roberto "Tito" Gomensoro, que desaparece antes del golpe de Estado, en marzo.
A la vez nos fuimos después de 1985, con la incorporación de las fichas personales de los detenidos desaparecidos, a todo lo que en materia legislativa, de Poder Ejecutivo, de comisiones investigadoras, aparece como denuncias, por ejemplo en el Poder Judicial.

¬Luego de las investigaciones, ¿se confirma el Plan Cóndor?
¬Sí, sin duda. Uno de los puntos fuertes de la documentación que contiene esta investigación tiene que ver con el Plan Cóndor, si bien nosotros hablamos de coordinación represiva regional.
Si uno sigue la construcción del Plan Cóndor, hay determinados hechos, como los asesinatos en la carretera de Soca de los militantes del MLN, que están fuera de contexto. La coordinación represiva regional es anterior a la sistematización del Plan Cóndor. En la primera reunión constitutiva de este plan, en Santiago de Chile en 1972, es un coronel del Ejército uruguayo, José Fons, quien propone llamarlo "Cóndor". Esto lo obtuvimos de documentos desclasificados del Departamento de Estado de Estados Unidos, del Archivo del Terror de Paraguay y del National Security Archive, entre otros.
El 20 de octubre de 1975 se realiza en Uruguay la XI Conferencia de Ejércitos Americanos, en la cual participó Jorge Rafael Videla, entre otros. Al otro día comienza la Operación Cóndor, que es la represión abierta contra el PCU, la inauguración del 300 Carlos y la reclusión allí de más de 300 comunistas, en un operativo que tendrá ocho desaparecidos entre octubre de 1975 y junio de 1976, que se llamó la Operación Morgan. Después vino la represión al PVP, recién constituido en Argentina, con toda la secuela de desaparecidos que la misma tuvo.

¬¿Hay documentos que confirman los traslados, los vuelos?
¬En el caso de los desaparecidos en Paraguay hay documentos que comprueban los traslados de ese país a la Argentina. En los otros casos ¬hablo de uruguayos desaparecidos en Argentina y posiblemente trasladados a Uruguay¬ nosotros no encontramos documentación oficial que compruebe fehacientemente esos traslados.
Lo que el libro aporta, de una manera sistemática, es la fecha y el lugar donde grupos de uruguayos son sacados de los centros de reclusión de Argentina. También están los testimonios de sobrevivientes que comprueban esas fechas y ese acto de retiro masivo de ciudadanos uruguayos detenidos en los pozos, particularmente Banfield, Quilmes y Orletti.
En el primer tomo del libro se ilustra sobre los operativos organizados contra el PCU, el PVP, los GAU, las Agrupaciones de Militantes Socialistas, los montoneros residentes en Uruguay, el PCR y el MLN.
En esa sección, en la cual se reconstruye el contexto, y en las fichas personales de cada una de esas personas trasladadas que fueron vistas por sobrevivientes, aparece el reconocimiento del comandante de la FAU de la existencia de algunos de esos vuelos, más los propios informes de la Comisión para la Paz, que sin dar mayores detalles igualmente utiliza la definición de "traslado grupal" o "presumiblemente fue trasladado".

¬¿En los documentos a los que ustedes accedieron hay una valoración del Estado sobre la capacidad de fuego de algunos de esos grupos de la izquierda?
¬Hay documentos que el Estado se los cree y constituyen, para el mismo, una verdad. Al revisar los informes de Inteligencia hay una especie de sobredimensionamiento de la "peligrosidad" de estas organizaciones y de la coordinación que algunas de estas organizaciones tenían en Argentina, a través de la Junta Coordinadora Revolucionaria, con otros grupos revolucionarios, particularmente el ERP y Montoneros.
Muchas veces esas lógicas represivas necesitan autojustificarse y retroalimentarse, por eso plantearon que esos grupos se rearmaban.

¬¿Cuáles son las zonas del Estado a las cuales ustedes no pudieron ingresar?
¬No pudimos consultar directamente archivos militares, salvo el material depositado en el Calen. No es información secreta, pero alguna es confidencial. Sí consultamos documentos de origen militar, depositados en otras dependencias estatales.

¬¿Por qué no pudieron acceder a esos documentos?
¬No está dentro de nuestra potestad el poder entrar a esos archivos. En el intercambio que siempre tuvimos con el secretario de la Presidencia, Gonzalo Fernández, se nos dijo que esos archivos no estaban. Luego, cuando se encontró una parte de ellos, sobre todos los que están en el Cgior, se supo que esos materiales no están organizados como archivos, son lugares de depósito de documentos, algunos de los cuales están cifrados y microfilmados. Por lo tanto, organizar ese depósito de documentos como archivo, clasificar e interpretar los documentos, lleva mucho tiempo. La alternativa era investigar u organizar un archivo.

¬Como universitario ¿qué siente?
¬El martes hubo una declaración importante del CDC de la Universidad, valorando el aporte de los equipos universitarios en las investigaciones históricas y arqueológicas sobre nuestro pasado reciente y vinculando este aporte a la tradición universitaria y al cumplimiento de su Ley Orgánica.
El haber trabajado durante tanto tiempo con un equipo universitario que asumió como parte de su responsabilidad cívica, ciudadana, como parte integrante de la Universidad de la República, me hace sentir un gran orgullo y la tranquilidad de que el libro podrá tener tales o cuales deficiencias, pero lo que hubo fue un gran trabajo sin horas, con mucha responsabilidad, puesto a disposición de la verdad y de los familiares de los detenidos desaparecidos, para que Uruguay avance en materia de verdad, de memoria y de justicia.

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