12 febrero 2008

PROHIBIDAS POR DECRETO- Primera nota


Sonia Catela, escritora y periodista, Vive en Ceres, Provincia de Santa Fe, Argentina. La dramática experiencia de su detención durante la dictadura militar en 1976 la instaló en la escritura, primero como punto de fuga, luego como espacio de indagación y revelación. Desde entonces ha recibido la aprobación del público lector y el reconocimiento de la crítica. Su obra ha sido incluida en numerosas antologías en la Argentina y en el exterior, y ha recibido importantes premios. Presentamos tres importantes artículos publicados en Rosario 12, Página 12, en los que denuncia la persecución de los demonios del proceso criminal en la Argentina en los años negros (1974 / 1883), contra la literatura y los escritores .Éste es el primero de una serie de tres, que iremos publicando.

por Sonia Catela

Con fecha, número y firma de autoridades, decretos oficiales mandaron a la quemazón una serie de obras de escritoras argentinas. Estas se hunden aún en un cuasi anonimato, debido al cambalache discepoliano en que deviene la historia de la censura, cuando los oficiosos inflan el globo según el teorema de exagerar la realidad para reforzarla, a lo que se suma la vertiente imaginaria que urden autores con alegatos de persecuciones fantaseadas, las que dan prestigio y venden.
Pero, las verdaderas malditas, las públicamente proscriptas, aquéllas cuyas obras secuestraba la policía federal de librerías, editoriales y bibliotecas, atravesaron un infierno propio. Echémoles una mirada a tales mujeres, en su cuerpo vivo, textual y corporal.
El decreto Nº 1101, del 26 de abril de 1977 del PE, vetó “Ganarse la muerte” de Griselda Gambaro. En el libro el gobierno halló una “posición nihilista frente a la familia, la moral, el ser humano y la sociedad”.
Para la preparación de la sopa censora se echaron también huesos como que esas actitudes constituían una agresión directa a la comunidad y corroboraban la existencia de formas cooperantes de disgregación social, tanto o más disolventes que las violentas.
Sirvamos un fragmento de "Ganarse la muerte" de la Gambaro.
“Así, volvió a la casa deseando encontrar paz, lo cotidiano ajustado aceitadamente sobre los rieles, y la comida no estaba lista [...]
-¡Cledy!- Llamó el marido, y Cledy tardó bastante en moverse. Olió a quemado e inició un movimiento, angustiada.
¡Ah, era demasiado! pensó el marido, sintiendo que el mundo se le venía encima. Otros podían ser peores que él, que por otra parte, siempre había sido un pan de Dios. [...] Sacó el revólver y disparó ciega, irreflexivamente, pero con buena puntería.
Los niños acudieron y observaron, curiosos. Cledy había caído, los pies bajo los muslos, cabellos extendidos, el brazo inútil contra el cuerpo, sin cambio, en una postura modesta, agradable.
-¡Se murió la estúpida! ¡Se murió la estúpida!- gritaron los niños, festejando alborozados".
Este iconoclasta acierto literario ultrajó la filosofía oficial autoritaria. Respuesta: interdicción y decomiso. El decreto gubernamental también proclamó: "la necesidad de garantizar a la familia argentina su derecho natural y sagrado a vivir de acuerdo con nuestras tradiciones y arraigadas costumbres". Afirmación que se ensambla con la aspiración de cristalizar las formas sociales poniéndolas fuera de cualquier transformación cultural. El derecho natural al que se alude es “superior a toda ley escrita”, algo que ha de regir “sin consideración a época o país, prescindiendo de determinaciones temporables y espaciales”. Eterno, inmutable, uniforme, el derecho natural queda “libre de toda variación que puedan provocar los hombres”.
Pero más; los militares le confieren a ese atributo de la familia un carácter sagrado, con lo cual se lo remite al “Derecho considerado mandato divino, del que surge la figura de Dios legislador quien gobierna el mundo e inspira las normas humanas, ya que en él residen las leyes eternas”.
Se elaboró así el eje Gambaro/afrenta a la moral y la familia/ apóstata/ paria social, legitimado por el gobierno, la escuela y una parte entusiasta de la sociedad.
Captar párvulos para la guerrilla
"Un elefante ocupa mucho espacio" de Elsa Borneman, recibió su anatema el 13 de octubre de 1977, por decreto 3155. Los meridianos que recorrió la prohibición de la obra coinciden con los de la Gambaro: “posición que agravia la moral y la familia”, valores alrededor de los cuales gira la esencia de una mujer según esta filosofía, y contra los cuales atentaban estas escritoras; pero más: respecto de “Un elefante...” se resaltó que se trataba “de cuentos destinados al público infantil con una finalidad de adoctrinamiento preparatoria para la tarea de captación ideológica del accionar subversivo”.
Metamorfoseada en una suerte de “desviada”, de mujer que busca corromper a los niños con su obra, Elsa Bornemann se vio radiada a la periferia de aquella Argentina que en 1982 se proclamaría “reserva cultural y moral de Occidente” y que exigía a la familia como un dogma: “núcleo natural generador de vida, de carácter indisoluble, dada la decisión de constituirla asumida por los cónyuges ante Dios y la sociedad".
-Fragmento de “El año verde" cuento del libro prohibido de Elsa Bornemann:
"Asomándose cada primero de enero desde la torre de su palacio, el poderoso rey saluda a su pueblo, reunido en la plaza mayor. Como desde la torre hasta la plaza median aproximadamente unos setecientos metros, el soberano no puede ver los pies descalzos de su gente. Tampoco le es posible oír sus quejas (y esto no sucede a causa de la distancia, sino, simplemente, porque es sordo...)
-¡Buen año nuevo! ¡Que el cielo los colme de bendiciones!- grita entusiasmado, y todas las cabezas se elevan hacia el inalcanzable azul salpicado de nubecitas, esperando inútilmente que caiga siquiera alguna de tales bendiciones.
-¡El año verde serán todos felices! ¡Se los prometo! -agrega el rey antes de desaparecer hasta el primero de enero siguiente.
-El año verde... -repiten por lo bajo los habitantes de ese pueblo antes de regresar hacia sus casa-. El año verde...
Pero cada año nuevo llega con el rojo de los fuegos artificiales disparados desde la torre del palacio...
con el azul de las telas que se bordan para renovar las tres mil coertinas de las ventanas del palacio...
con el blanco de los armiños que se crían para confeccionar las suntuosas capas del rey...
con el negro de los cueros que se curten para fabricar sus doscientos pares de zapatos...
con el amarillo de las espigas que los campesinos siembran para amasar -más tarde- panes que nunca comerán...
Cada año nuevo llega con los mismos colores de siempre. Pero ninguno es totalmente verde... Y los pies continúan descalzos... y el rey, sordo.
Hasta que, en la última semana de cierto diciembre, un muchacho toma una lata de pintura verde y una brocha. Primero pinta el frente de su casa, después sigue con la pared del vecino, estirando el color hasta que tiñe todas las paredes de su cuadra, y la vereda, y los cordones, y la zanja (...)
Y el pueblo entero, como si de pronto un fuerte viento lo empujara en apretada hojarasca, sale a pintar hasta el último rincón. Y en hojarasca verde se dirige luego a la plaza mayor, festejando la llegada del año verde. Y corren con sus brochas empapadas para pintar el palacio por fuera y por dentro. Y por dentro están los tambores de la guardia real, que por primera vez baten alegremente la llegada del año verde.
-Que llegó para quedarse!- gritan todos a coro mientras el rey escapa hacia un descolorido país lejano”.
El 30 de agosto de 1980 se quemaron, en un solo día, un millón y medio de libros. Los había publicado el Centro Editor de América Latina, y se los secuestró de sus depósitos por "subversivos".
Héctor Gustavo de la Serna, juez federal de La Plata, ordenó a la policía provincial que les prendieran fuego en un baldío de Sarandí.
El juez Gustavo de la Serna, exigió que hubiera testigos de la editora, y, fueron llevados por la fuerza dos empleados, Ricardo Figueiras y Amanda Toubes.
El juez Héctor Gustavo de la Serna, dispuso también que se tomaran fotos de la destrucción de ese millón y medio de libros, las que fueron difundidas por el periódico Clarín en su edición del domingo 27 de agosto del 2000, veinte años después; veinte años es mucho tiempo. Se ve un camión volcador descargando montañas y montañas de libros, y, en otra toma, éstos ya son restos humeantes, carbonizados.
Al Centro Editor de América Latina, que había logrado lectores argentinos para escritores argentinos, con una circulación de cien mil ejemplares para algunas de sus colecciones periódicas, como "Capítulo", y "Los hombres de la historia", el mismo representante de la dictadura lo castigó clausurando en sus sótanos otro millón de ejemplares. La Editorial quebró.
Pero ¿cuántos libros se incineraron en el país? Nadie hizo el cálculo. Griselda Gambaro, Elsa Bornemann, Iverna Codina, Laura Devetach, Roma Mahieu (de éstas tres últimas nos ocuparemos en otra nota) marcharon a piras –nada metafóricas- donde se incendió la sangre viva de su palabra. Algunos de los libros prohibidos sobrevivieron; reeditados después, están. Otros, inhallables, de contenido inconjeturable, asumen la categoría de verdaderos desaparecidos

06 febrero 2008

Tribulaciones de la izquierda israelí después del Informe Winograd

TODO: He guardado un discreto silencio luego de conocerse el informe Winograd...Este país no tiene salvación...El problema no es el cerdo de Iaron London, ni la izquierda, ni nadie. El culpable y pecador es el pueblo de Israel, el conjunto de los israelíes que están perdiendo lo que podía quedarles de raíz humana. Un ejército manejado por asesinos, un ministro de seguridad con personalidad criminal y sádica, un pueblo que en su mayoría contempla los crímenes en silencio, impávido, no augura nada bueno para este país y sus habitantes. Derrotados en el sur del Líbano, no pueden asimilar el bochorno, la gente del ejército vive atragantada y quiere sangre... Un padre que perdió a su hijo, gritó en la Kneset que iba a renunciar a su nacionalidad. No pienso que ese víctima de la aventura se atreva a hacerlo. El que rubrica esta nota ya ha renunciado, moralmente, a su ciudadanía . Andrés Aldao


por Ehud Ashri

Dos notas, una hoy y la otra mañana, donde dos hombres del "sector de la paz" israelí discuten entre sí: ¿cómo debería pensar un pacifista israelí sobre Olmert y su accionar por la defensa del país? La confusión, dicen, sólo comienza.

El sector de la paz se halla inmerso en una gran confusión. Parte de él se expresa con posturas contradictorias respecto de Ehud Olmert: ¿hay que apoyarlo como conductor del proceso de paz, o destituirlo por su responsabilidad en el fracaso de la Segunda Guerra del Líbano? ¿Está de verdad comprometido con el proceso de paz y está dispuesto a pagar el precio político, o se trata sólo de un globo de ensayo, un proceso virtual destinado a asegurar su supervivencia política?
El trato ambivalente hacia el primer ministro es sólo un ejemplo del shock ideológico que afecta al sector de la paz. Comenzó con la segunda Intifada, se profundizó con la guerra en el Líbano, se agravó con el Informe Winograd, y llega ahora a su cénit acerca de la cuestión más urgente de la agenda nacional: cuál es la solución para el problema del Hamás en Gaza. La cuestión de Gaza revela en la izquierda posturas sorprendentes, que dan cuenta de su crisis de identidad y borronean por completo la diferencia moral entre ésta y la derecha.

He aquí, por ejemplo, la postura actualizada de Iarón London, un hombre que ha sido considerado siempre como uno de los pilares de la paz. "Parece ser que agotamos el intento de suavizar el fanatismo hamásico por medio de acciones medidas", escribió en Yediot Ajaronot, "ha llegado el momento de sacudir a la población en Gaza por medio de acciones que hasta ahora hemos repudiado". ¿Cuáles son dichas acciones? Por ejemplo, la liquidación de la conducción política, el hambreamiento de la población e, incluso, el bombardeo de concentraciones urbanas que podría cobrarse cientos de muertos si no más ("creo que será suficiente con un cuarto de barrio") le explicó a un boquiabierto Razi Barkaí en la emisora del ejército, Galei Tzahal.

Hay en la izquierda quien ve en esta postura una "pérdida de tornillo" insignificante, otra muestra, especialmente extrema, del inconformismo de London, para satisfacer su necesidad de huir de su tradicional catalogamiento político y asombrar a su público. Yo lo valoro demasiado, como para ver en sus dichos un capricho personal-mediático. Le creo cuando define sus recomendaciones como una conclusión racional luego de revisar "en su corazón y en su mente" qué se puede hacer.

No es éste el lugar para discutir sobre la eficacia y la viabilidad de la tesis de London (mientras tanto, el resonante fracaso de la política de bloqueo habla por sí mismo). El problema es que el hombre no representa sólo sus indecisiones particulares. Amplios círculos de lo que se considera el "sector de la paz" se cansaron del diálogo y adoptaron una actitud pragmática-violenta, que le era extraña a su modo de pensar y a sus principios básicos. Se puede aceptar el pragmatismo en diversos contextos, pero no cuando se traduce en el apoyo a crímenes de guerra, tal como lo expresara también Jaim Ramón, otro paloma declarado, durante la Segunda Guerra del Líbano ("alfombrar con bombas infraestructuras civiles").

Los voceros de la izquierda desde siempre (y también varios voceros decentes de la derecha) creyeron siempre en la superioridad de la justicia y la moral en la política, como parte del perfil humano del Estado de Israel y como su interés nacional. No hace falta ser un "hippie", ni siquiera un izquierdista, para asquearse con la renuncia derrotista a toda dimensión moral en la política de Israel y con el apoyo a crímenes brutales en nombre de la seguridad. La pregunta de si ello aportará a la solución del problema no es relevante; la verdadera pregunta es si alguien estará dispuesto a vivir en un país así.

Fuente: Haaretz

Gaza: genocidio a la vista


La despiadada ofensiva contra un pueblo prácticamente inerme, así como los castigos colectivos que Israel impone contra los habitantes de Gaza, ponen de manifiesto la falsedad de los discursos en los que el presidente Bush, quien visitó Israel hace unos días, se manifestó en favor de la paz y de la cooperación entre israelíes y palestinos.


Tras una serie de bombardeos aéreos que han causado decenas de muertos y lesionados entre la población civil de Gaza, el régimen israelí ordenó el bloqueo total de ese territorio palestino, lo que ha impedido la entrega de la ayuda humanitaria más esencial durante varios días. La medida ha impedido también la llegada del combustible necesario para hacer funcionar las termoeléctricas de la franja, lo que ha causado un corte de energía en toda la zona. La situación es particularmente crítica en los hospitales, donde se encuentran internados numerosos lesionados de los ataques aéreos de la semana pasada. Los organismos humanitarios han advertido que el bloqueo israelí lleva a nuevos grados de horror la catástrofe humanitaria que de por sí se vive en Gaza, y los reportes de prensa procedentes del lugar indican que se agotan las medicinas, los víveres, las velas en las tiendas, la tela para amortajar y hasta el cemento necesario para construir las tumbas.

Esta despiadada ofensiva contra un pueblo prácticamente inerme, así como los castigos colectivos –prohibidos por las leyes internacionales y las consideraciones humanitarias más básicas– que Tel Aviv impone contra los habitantes de Gaza, ponen de manifiesto la completa falsedad de los discursos en los que el mandatario estadounidense, George W. Bush, quien visitó Israel hace unos días, se manifestó en favor de la paz y de la cooperación entre israelíes y palestinos. En efecto, no es fácil imaginar que el designio de aniquilación física de los segundos, en el que se emplean aviones, tanques y proyectiles facilitados al Estado hebreo por Washington pueda dar por resultado un diálogo pacificador para la zona. De hecho, hasta los funcionarios de Al Fatah que ejercen el control en Cisjordania, repudiados de manera creciente por los propios palestinos y considerados por amplios sectores como títeres de Estados Unidos y de Israel, han manifestado su repudio a las acciones genocidas de Tel Aviv en la franja de Gaza, controlada por Hamas, el grupo fundamentalista que ganó las últimas elecciones legislativas realizadas en los martirizados territorios autónomos.

El gobierno de Ehud Olmert pretende usar los recientes ataques palestinos contra objetivos civiles israelíes -sin duda, condenables e inadmisibles- como justificación para los bombardeos y el cerco contra Gaza, lo que hace evidente la desproporción entre el accionar de grupos armados terroristas y un Estado que recurre a prácticas que son calificadas por la normatividad internacional como crímenes de guerra, cometidos contra el conjunto de una población devastada, saqueada, sitiada y despojada hasta de su legítimo derecho a elegir a sus representantes en comicios democráticos.

En Palestina -como en Irak-, el supuesto combate al terrorismo desemboca con frecuencia en actos genocidas, para colmo presentados a la opinión pública internacional como medidas de pacificación. Ello ocurre a la vista de todo el mundo, con la complacencia de los gobiernos supuestamente civilizados y democráticos de Estados Unidos y Europa occidental, y ante la manifiesta incapacidad de los máximos organismos internacionales. El drama que se abate sobre los palestinos es un retroceso civilizatorio que degrada a todos los integrantes de la comunidad internacional, la cual se prometió a sí misma, hace seis décadas, impedir que se repitiera el exterminio de un pueblo.
La fuente: Editorial del diario La Jornada (México).

PEOR QUE UN CRIMEN


Por Uri Avnery

La Franja de Gaza es la prisión más grande de la tierra. La ruptura del muro de Rafah ha sido un acto de liberación. Demuestra que una política inhumana siempre es una política estúpida: ningún poder puede mantenerse firme frente una masa de personas que han cruzado la frontera de la desesperación.

Parecía la caída del Muro de Berlín. Y no sólo lo parecía. Por un momento, el paso fronterizo de Rafah fue la puerta de Brandemburgo.

Es imposible no sentir alegría cuando masas de oprimidos y personas hambrientas rompen el muro en el que están encerradas y salen con los ojos radiantes abrazando a todos los que encuentran; se siente incluso cuando es tu propio gobierno el primero que erigió el muro.

La Franja de Gaza es la prisión más grande de la tierra. La ruptura del muro de Rafah ha sido un acto de liberación. Demuestra que una política inhumana siempre es una política estúpida: ningún poder puede mantenerse firme frente una masa de personas que han cruzado la frontera de la desesperación.

Esa es la lección de Gaza de enero, 2008.

Uno podría repetir el famoso dicho del estadista francés Boulay de la Meurthe, ligeramente modificado: ¡Es peor que un crimen de guerra, es una estupidez!

Hace meses, los dos Ehud -Barak y Olmert- impusieron un asedio a la Franja de Gaza y se jactaron de ello. Últimamente han apretado todavía más la soga, así que apenas podía entrar nada en la Franja. La semana pasada impusieron el cerco total -ni comida, ni medicinas-. La situación llegó al paroxismo cuando detuvieron, además, la entrada de combustible. Grandes zonas de Gaza se quedaron sin electricidad -las incubadoras para los recién nacidos prematuros, las máquinas de diálisis, las bombas para el agua y el alcantarillado-. Cientos de miles de personas se quedaron sin calefacción ante un frío riguroso, sin poder cocinar y sin alimentos.

Una y otra vez, Al Jazira introdujo esas imágenes en millones de casas del mundo árabe. Las cadenas de televisión de todo el planeta también las mostraron. De Casablanca a Amán estallaron protestas de masas encolerizadas que amilanaron a los regímenes árabes autoritarios. Hosni Mubarak llamó a Ehud Barak, presa del pánico. Esa tarde, Barak fue obligado a cancelar, al menos temporalmente, el bloqueo de combustible que había impuesto por la mañana. Aparte de eso, el asedio total permanecía.

Es difícil imaginar un acto más estúpido.

La razón esgrimida para matar de hambre y frío a un millón y medio de seres humanos, apiñados en un territorio de 365 kilómetros cuadrados, es el lanzamiento continuado de cohetes a Sderot y los pueblos vecinos.

Es una razón bien escogida. Une las partes primitivas y pobres del público israelí. Suscita la crítica de la ONU y de los gobiernos de todo el mundo que, por otra parte, podrían haberse expresado contra el castigo colectivo, que es un crimen de guerra según la ley internacional.

Se presenta ante el mundo un retrato perfecto: el régimen terrorista de Hamás en Gaza lanza proyectiles a inocentes civiles israelíes. Ningún gobierno del mundo puede tolerar el bombardeo de sus ciudadanos de un lado a otro de las fronteras. El ejército israelí no ha encontrado una respuesta militar a los cohetes Qassam. Por consiguiente, la única manera es ejercer la máxima presión sobre población de Gaza hasta conseguir que se rebelen contra Hamás y la obliguen a detener el lanzamiento de cohetes.

El día que dejó de funcionar la electricidad en Gaza, nuestros voceros militares estaban alborozados: sólo se han lanzado dos Qassam desde la Franja. ¡Esto funciona! ¡Ehud Barak es un genio!

Pero al día siguiente impactaron 17 Qassam y la alegría se evaporó. Los políticos y los generales estaban (literalmente) fuera de sí: un político propuso «actuar más locamente que ellos», otro propuso «bombardear indiscriminadamente áreas urbanas de Gaza por cada Qassam que lanzasen», un famoso profesor (que padece una cierta demencia) propuso la ejecución de la «solución final».

El guión gubernamental fue una repetición de la II Guerra del Líbano (cuyo informe debe ser publicado en unos días). Entonces: Hezbollah capturó a dos soldados en el lado israelí de la frontera; ahora: Hamás disparó sobre ciudades y pueblos en el lado israelí de la frontera. Entonces: el gobierno decidió apresuradamente empezar una guerra; ahora: el gobierno decidió apresuradamente imponer un asedio total. Entonces: el gobierno pidió el bombardeo masivo de la población civil para conseguir que presionara a Hezbollah; ahora: el gobierno decidió perpetrar el sufrimiento masivo de la población civil para conseguir que ésta presione a Hamás.

Los resultados han sido los mismos en ambos casos: la población libanesa no se levantó contra Hezbollah, sino que, al contrario, gente de todas las comunidades religiosas se unió a la organización shiita. Hassan Nasrallah se convirtió en el héroe de todo el mundo árabe. Y ahora: la población hace piña con Hamás y acusa a Mahmoud Abbas de cooperación con el enemigo. Una madre que no tiene comida para sus hijos no maldice a Ismail Haniyeh, maldice a Olmert, Abbas y Mubarak.

Así, ¿qué hacer? Después de todo, es imposible tolerar el sufrimiento de los habitantes de Sderot que están bajo fuego constante.

Lo que se está ocultando al amargado público israelí es que el lanzamiento de los Qassam podría detenerse mañana por la mañana.

Hace varios meses Hamás propuso un alto el fuego. Repitió la oferta esta semana. Un alto el fuego significa, según la oferta de Hamás, que los palestinos dejarán de disparar Qassam y fuego de mortero y los israelíes detendrán las incursiones en Gaza, los asesinatos «selectivos» y el asedio.

¿Por qué no acepta nuestro gobierno esta propuesta?

Simple: para hacer semejante trato, debemos hablar con Hamás, directa o indirectamente. Y esto es, exactamente, lo que el gobierno se niega a hacer.

¿Por qué? Simple de nuevo: Sderot sólo es un pretexto; así como los dos soldados capturados fueron nada más que un pretexto para algo más. El propósito real de todo el ejercicio es derrocar al régimen de Hamás en Gaza e impedir que Hamás se apodere de Cisjordania.

En palabras simples y directas: el gobierno sacrifica el destino de la población de Sderot en el altar de un principio desesperanzado. Es más importante para el gobierno boicotear a Hamás -porque ahora es la punta de lanza de la resistencia palestina- que acabar con el sufrimiento de Sderot. Todos los medios de comunicación cooperan con esta pretensión.

Se ha dicho antes que es peligroso escribir sátira en nuestro país; demasiado a menudo la sátira se convierte en realidad. Algunos lectores pueden recordar un artículo satírico que escribí hace meses. En él describí la situación de Gaza como un experimento científico diseñado para averiguar hasta dónde se puede llegar, haciendo pasar hambre a una población civil y convirtiendo sus vidas en un infierno, antes de que levante las manos y se rinda.

Esta semana, la sátira se ha vuelto política oficial. Respetados comentaristas declararon explícitamente que Ehud Barak y los jefes del ejército están trabajando en el principio de «ensayo y error» y cambian sus métodos diariamente según los resultados. Cortan el combustible a Gaza, observan cómo funciona esto y desandan lo andado cuando la reacción internacional es demasiado negativa. Cortan la entrega de medicinas, ven cómo funciona, etc. El fin científico justifica los medios.

El hombre a cargo del experimento es el ministro de Defensa Ehud Barak, un individuo con muchas ideas y pocos escrúpulos, un hombre cuya forma de pensar al completo es básicamente inhumana. Él es ahora, quizás, la persona más peligrosa de Israel, más peligroso que Ehud Olmert y Benjamín Netanyahu; peligroso, a la larga, para la propia existencia de Israel.

El hombre al cargo de la ejecución es el Jefe del Estado Mayor. Esta semana tuvimos la oportunidad de oír los discursos de dos de sus predecesores, los generales Moshe Yaalon y Shaul Mofaz, en un foro con infladas pretensiones intelectuales. A los dos se les descubrieron puntos de vista que los sitúan entre la extrema derecha y la ultraderecha. Los dos tienen una inquietante mente primitiva. No hay ninguna necesidad de gastar una sola palabra sobre las calidades morales e intelectuales de su sucesor inmediato, Dan Halutz. Si éstas son las voces de los tres últimos Jefes del Estado Mayor, ¿qué hay sobre el actual titular que no puede hablar tan abiertamente como ellos? ¿Ha caído esta manzana más allá del árbol?

Hasta hace tres días, los generales podían distraernos con la opinión de que el experimento estaba teniendo éxito. La miseria en la Franja de Gaza había alcanzado su clímax. Cientos de miles de personas fueron amenazadas por medio del hambre real. El jefe de la UNRWA advirtió de una catástrofe humana inminente. Sólo los ricos todavía podían conducir un automóvil, calentar sus casas y comer lo necesario. El mundo «ayudó» y movió su lengua colectiva. Los líderes de los estados árabes expresaron huecas frases de simpatía sin mover un dedo. Barak, que tiene habilidades matemáticas, podía calcular cuándo se derrumbaría, por fin, la población.

Y entonces pasó algo que ninguno de ellos había previsto a pesar de que era la acción más previsible de la tierra.

Cuando uno pone a un millón y un medio personas en una olla a presión y sigue atizando el fuego, la olla explota. Eso es lo que pasó en la frontera de Gaza con Egipto.

Al principio fue una pequeña explosión. Una muchedumbre asaltó la verja, los policías egipcios abrieron fuego real y hubo docenas de heridos. Era una advertencia.

Al día siguiente llegó el gran asalto. Los combatientes palestinos ederribaron el muro por muchos lugares. Ciento de miles de personas irrumpieron en territorio egipcio y respiraron profundamente. El asedio estaba roto.

Incluso antes de esto, Mubarak estaba en una situación imposible. Cientos de millones de árabes, mil millones de musulmanes, vieron cómo el ejército israelí había cerrado la Franja de Gaza por tres lados: por el norte, por el este y por el mar. El cuarto lado del asedio lo proporcionó el ejército egipcio.

El presidente egipcio, que pretende el liderazgo de todo el mundo árabe, se presentó como colaborador de una operación inhumana dirigida por un enemigo cruel para ganarse el favor (y el dinero) de los estadounidenses. Sus enemigos internos, los Hermanos Musulmanes, aprovecharon la situación para rebajarlo ante los ojos de su propio pueblo.

Se duda si Mubarak podía persistir en esta posición. Pero las masas palestinas lo relevaron de la necesidad de tomar una decisión. Decidieron por él. Salieron como la ola de un tsunami. Ahora tiene que decidir si sucumbe a la exigencia israelí de volver a imponer el asedio a sus hermanos árabes.

Y ¿qué hay del experimento de Barak? ¿Cuál es el próximo paso? Las opciones son pocas:

- Volver a ocupar Gaza. Al ejército no le gusta la idea. Entiende que esto expondría miles de soldados a una cruel guerra de guerrillas que sería lo contrario a cualquier Intifada.

- Constreñir el asedio de nuevo y ejercer una presión extrema sobre Mubarak, empleando incluso la influencia israelí en el congreso norteamericano para privarlo de los miles de millones que obtiene todos los años por sus servicios.

- Convertir la maldición en una bendición, entregando la Franja a Mubarak, pretendiendo que éste era desde el principio el objetivo oculto de Barak. Egipto tendría que salvaguardar la seguridad de Israel, impediría el lanzamiento de Qassam y expondría a sus propios soldados a una guerra de guerrillas palestina, puesto que pensó librase de la carga de esa pobre y yerma área después de que la infraestructura de allí ha sido destruida por la ocupación israelí. Probablemente Mubarak dirá: Muy amable de su parte, pero no, gracias.

El brutal asedio fue un crimen de guerra. Y todavía peor: fue un error estúpido.

La fuente: el autor es un escritor y periodista israelí que ha sido dos veces diputado nacional y fundador y presidente de la organización pacifista Gush Shalom, toda una institución en Israel. La traducción del inglés pertenece a Carlos Sanchís para Tlaxcala, la red de traductores por la diversidad lingüística. Más artículos de Avnery en http://www.avnery-news.co.il/english/

30 enero 2008

EL ESPEJO ROTO...

por Andrés Aldao

En este día (30 de enero de 2008), a las 18hs de israel, se conocerá el resumen final de la investigación de la Comisión Winograd sobre el compartamiento del primer ministro Olmert y la célula maligna que compone el resto del gabinete, funcionarios, etc. Y, además, el fracaso práctico, moral y étíco de los generals de la derrota, y la de sus subalternos.

Cifras finales: 119 soldados pagaron con su vida por la incompetencia criminal de los jefes, y 44 civiles por la indefensión y el abandono de la retagurdia.

Fueron éstos crímenes de guerra, ineptitud e irresponsabilidad. Sólo un grupo de reservistas y otro grupo de padres que han perdido a sus hijos en esa "guerra-aventurera" se han movilizado para exigir que el primer ministro asuma su maldita culpa y desaloje el escenario...

Error sobre error: no es el alejamiento de los cargos ni la renuncia de los militares lo que debe prevalecer. Esta es la solución más fácil, la más cómoda, la que va "a cambiar todo para que todo quede como está".

Ningún partido asume su responsabilidad, Y el señor Netaniahu, ese oportunista furgón de cola de la política israelí, que apoyó la aventura, los bombardeos criminales, que calló antes las muertes y el duelo, asoma su rostro idiota e hipócrita para tratar de sumar puntos y retomar el ejercicio de poder y demoler lo que queda de positivo en este país, hambrear a más ciudadanos, liquidar el país.

Hay un dicho que explica muy bien lo que ocurre: la culpa no la tiene el chancho sino quien le da de comer.... Obvio, es el pueblo israelí el que no quiere conflictos ni problemas: disfrutar de lo que tienen (los que tienen), acrecentar lo que tienen (los que pueden...) y todo el resto que se vaya al diablo.
Rescatan del arcón de cosas perdidas "el sionismo 1948", "los antisemitas nos odian", recordemos el holocausto (que buenos beneficios les da a sus difusores cada año), matemos palestinos en gaza (cuántos más mejor...) porque son "terroristas" (como fueron Yair Shtern, Menajen Beguin, Itzaac Shamir, Etzel etc). Y el pueblo israelí calla, mira hacia otro lado, se siente incómodo y prefiere planificar sus viajes al exterior para la próxima pascua... Y los que denuncian, como siempre, son los conocidos, la pequeña minoría cuyas voces no se escuchan ni se notan.

Las tinieblas, que no pueden ocultar el pequeño holocausto que vive el pueblo palestino a manos de los militares (que mandan a sus hijos a Polonia, a visitar los guetos y los campos de concentración y exterminio), se van difuminando... Es sólo cuestión de tiempo el que todos estos criminales de guerra, crueles, sádicos y asesinos deban ser sometidos a juicio y enviados a cumplir sus penas de expiación por los delitos de lesa humanidad que han cometido. En Palestina no hay "desaparecidos": la impunidad de la que gozan los asesinos es tal, que matan a la luz del día y luego vuelven a sus cuarteles o a sus casa y duermen en paz... Como angelitos de la muerte... Únicamente parte de los soldados, al tiempo, comienzan con sus pesadillas, el despertar de la conciencia culpable, la depresión y el suicidio, cuyo número se oculta puntualmente.

Esperaremos, no el informe Winograd, sino la reacción... ¿Habrá...?

27 enero 2008

ANÁLISIS | ENTRE LA PROPAGANDA Y LA CRISIS HUMANITARIA




Nota de TODO: el siguiente artículo de Mónica Prieto no tiene desperdicio y se ajusta a la contundencia de un análisis basado en la realidad y las consecuencias de la política de "gran potencia colonialista" del gran capital financiero de círculos israelíes, americanos y europeos. La tragedia de la población palestina, llevada a un encierro criminal, a un cerco que usan los gobiernos totalitarios para aplastar a sus pueblos, típica en el Africa de la época colonia y pos colonial. La línea de Barak es criminal, el silencio de la mayoría del pueblo israelí es vergonzante, la de sus periodistas, de los dos diarios amarillos Iediot Ajaronot y Maariv, los canales de televisión y comentaristas de la radio dan náuseas. Pequeñas minorías de israelíes levantan banderas de paz y solidaridad y denuncian a este gobierno corrompido, a su primer ministro, al ministro de seguridad y a todo el resto de la pústula político militar, incluidos a Meretz y los laboristas de "izquierda", figuras decorativas y cobardes, sionistas trasnochados. Solo los diputados israelíes palestinos y los comunistas israelíes asumen una posición clara, sin ninguna clase de reservas.
Un israelí que no denuncia al gobierno de Olmert y a los generales de la derrota y la improvisación, algunos criminales de guerra, es cómplice de los crímenes de lesa humanidad. Andrés Aldao


Dos años después de la victoria de Hamas, nada es lo que es en la Franja de Gaza
 El cerco israelí e internacional impuesto tras el triunfo electoral condenó Gaza
 La crisis humanitaria existe por política de Tel Aviv y Occidente
 Dos enviados internacionales ya han dimitido para denunciar la situación


MÓNICA G. PRIETO

BEIRUT.- Ningún acto recordó el viernes en Gaza el segundo aniversario de la victoria islamista que hizo historia el 25 de enero de 2006. Ni la población, que entregó a Hamas el poder, ni el Movimiento de Resistencia Islámico, que no esperaba un éxito tan arrasador, encontraron motivos para festejar nada. No los tienen: inmersa en una crisis humanitaria que el mundo conoce pero ignora y abandonada por los palestinos de Al Fatah, que financiados por EEUU siguen negociando una paz con Israel a espaldas del millón y medio de habitantes de Gaza y de cuatro millones de refugiados, la Franja muere lentamente.
Antes del triundo electoral, la esperanza de los palestinos radicaba en la denuncia de humanitarios y periodistas. Pero la estrategia israelí de propaganda, que reescribe los hechos y encuentra en la prensa un altavoz que distribuye su mensaje sin apenas cuestionarlo, les arrebata ese derecho.
"Si no tienen gasolina, que caminen". La declaración del primer ministro israelí, Ehud Olmert, sobre la última vuelca de tuerca en el asedio que mantiene su Ejecutivo contra Gaza desde 2006 sonaba despiadada, pero el mensaje que quería transmitir —"no es tan grave"— es el último de una serie de declaraciones destinadas a manipular la realidad y calar en la conciencia colectiva occidental la idea de que los palestinos no están tan mal, de que si lo están no es culpa de Israel sino de Hamas y que, además, tienen lo que se merecen por votar a los islamistas. Tres ideas tan graves como falsas que han tenido éxito en los medios internacionales.
A finales de enero de 2006, medio año después de que Israel diese por finalizada una ocupación militar de casi 40 años —en el lenguaje israelí, a menudo proclive al equívoco, hubo una 'desconexión' y no una retirada de Gaza— Hamas venció unas elecciones calificadas por los observadores internacionales como ejemplares. Días después, Israel congelaba la entrega del dinero mensual que cobra en nombre de los palestinos en concepto de tasas e impuestos aduaneros: casi 40 millones de euros vitales para las arcas palestinas.

Comienza el cerco

A demanda de Tel Aviv, el Cuarteto para Oriente Próximo (EEUU, la UE, la ONU y Rusia) congeló también sus ayudas (280 millones de euros anuales) a la Autoridad Palestina condicionando su reanudación a que Hamas renunciara a la lucha armada. El dinero estaba destinado a pagar a los funcionarios, cuyos sueldos alimentan al 60% de la población.
El objetivo era una crisis económica que empujara a la gente a dar la espalda a Hamas, algo que nunca ocurrió. Los islamistas recabaron dinero entre los países árabes, logrando cantidades considerables que europeos e israelíes les impedían pasar por el cruce de Rafah —entonces supervisado por una misión de la UE y vigilado por Tel Aviv—, el único abierto para ellos. Con sus cuentas congeladas, el pago de los trabajadores se volvió imposible y los ciudadanos de Gaza y Cisjordania comenzaron a vender sus pertenencias para poder alimentarse.
La crisis económica pronto se convirtió en humanitaria. El cerco israelí pronto se tradujo en el cierre de las fronteras —Israel controla los accesos por tierra, mar y aire de la Franja con la excepción de Rafah, la frontera egipcia, cuyo control comparte— castigando a toda la población. De ahí que sorprenda leer titulares como el de hace una semana, "Israel cierra Gaza y Cisjordania", dado que la Franja está clausura 'de facto' para los palestinos desde 2006 y dado que los cisjordanos no tienen el básico derecho del libre tránsito desde hace años.

Crisis humanitaria

El número de alimentos y medicinas autorizados a entrar en la Franja por Israel se fue reduciendo con la seguridad como argumento. Meses después de la victoria de Hamas, los hospitales comenzaron a quedarse sin medicinas y sin recambios para las máquinas de diálisis o las incubadoras. Las ONG denunciaron el riesgo de epidemias infecciosas. En 2007, la ONU admitía estar alimentando con ayuda humanitaria a un millón de personas y señalaba que el 40% de los palestinos de Gaza no tienen agua corriente. Y sin embargo, es posible leer hoy en las agencias internacionales que "Gaza está al borde de la crisis humanitaria".
En julio de 2006, la captura de un soldado israelí a manos de facciones armadas agravó la tragedia: la Franja fue completamente clausurada, bombardeada y se congeló el suministro de combustible, que ya había sido cortado en ocasiones anteriores aunque por horas. El primer día de ofensiva, la central eléctrica que ilumina Gaza fue destruida. La Franja quedó a oscuras y los generadores irían dejando de funcionar a medida que el combustible se fue agotando. Los palestinos volvieron a la era del candil, pero nadie acusaba a Hamas, sino a Israel.
Mientras el asedio israelí e internacional multiplicaba la pobreza en la Franja hasta afectar al 80% de la población, la miseria alentaba la radicalización de los palestinos y el caos interno. Tras la victoria de Hamas, Abu Mazen se negó a entregarle el mando de las fuerzas de seguridad, a lo que Hamas respondió organizando sus propias fuerzas.
Los choques entre ambas fueron inmediatos. Los secuestros incruentos de extranjeros se multiplicaron a manos de milicias presuntamente vinculadas con altos cargos de Al Fatah, quienes alentaron una rebelión contra los islamistas. Los enfrentamientos tuvieron su máxima expresión en la guerra civil de junio de 2007. El Movimiento Islámico tardó pocos días en obligar a huir a los responsables de Al Fatah y asumió el control de la Franja. Los secuestros y la inseguridad se acabaron por completo en Gaza.

Se consuma el asedio

Abu Mazen rompió con Hamas y Tel Aviv consumó un bloqueo económico que ya había sido tachado por todas las organizaciones internacionales de castigo colectivo —prohibido por la Convención de Ginebra— endureciendo el cerco. En septiembre de 2007, declaró la Franja "entidad enemiga" permitiendo sólo la entrada de 19 productos básicos de los 3.500 que entraban antes.
En octubre, el Gobierno israelí dijo haber aprobado una reducción del 15% de la entrega de combustible: la Organización Mundial de la Salud denunció que, en realidad, el diésel había sido recortado en un 49% y la gasolina, en un 40%. Los precios de los alimentos se encarecieron en porcentajes de 10 en 10. Según el Programa Mundial para los Alimentos, el 85% de Gaza depende de la ayuda humanitaria.
Pues bien: según Israel y muchos medios internacionales, no existe tal crisis sino la amenaza de que se declare una emergencia de este tipo, algo tan sorprendente como la fecha del principio del bloqueo israelí que se señala en algunos medios: el 17 de enero de... 2008.
La prensa reprodujo las palabras de Olmert cuando afirmaba que no permitirá, "bajo ninguna circunstancia, una crisis humanitaria en Gaza", dando por sentado que la Franja no está ya en una situación paupérrima y cercana a los baremos africanos gracias a Israel y a la comunidad internacional. Y casi todos se refirieron al cese del combustible que abastece la central eléctrica palestina con un lacónico titular —"Gaza se queda sin luz"— que elude responsabilidades y parece atribuir el hecho a la mala suerte.

Dimisiones

De nada sirvió que dos altos cargos internacionales hayan dimitido en estos dos años a causa de la política de Israel hacia los palestinos y del apoyo de la comunidad internacional hacia Tel Aviv.
James Wolfensohn, enviado especial del Cuarteto, lo hizo el 30 de abril de 2006 reconociendo la inutilidad de su cargo y arremetiendo contra la política de bloqueo ejercida sobre la población palestina. Álvaro de Soto, coordinador especial de la ONU para el proceso de paz de Oriente Próximo, renunció en junio de 2007 tras hacerse público un informe secreto en el que criticaba a la ONU por actuar en beneficio de EEUU y, por tanto, de Israel. "Los pasos adoptados por la comunidad internacional con el supuesto propósito de alumbrar una entidad palestina que viva en paz con su vecino Israel han tenido exactamente el efecto opuesto", dijo.
Jon Dugard, relator especial de Naciones Unidas aún en su cargo, no es más amable. "Las políticas de Israel recuerdan a las del apartheid", escribía en su informe de febrero de 2007. "Es difícil resistirse a la conclusión de que muchas leyes y prácticas israelíes violan la Convención para la Eliminación de todas las formas de discriminación racial de 2006".
Incomprensiblemente, la comunidad internacional hace oídos sordos a sus propios empleados para confiar en la versión israelí de los hechos. Y ya se sabe: según Tel Aviv, la culpa de lo que ocurre en Gaza es de Hamas.

26 enero 2008

EL TIRO POR LA CULATA (barak y olmert quedaron pagando)

Hamás, dispuesto a reunirse con Al Fatah para resolver la crisis política palestina

En otra jornada caótica por el bloqueo israelí, centenares de palestinos se enfrentan a la policía egipcia en Rafah para abastecerse de alimentos y combustible

El Movimiento de Resistencia Islámica Hamás ha aceptado hoy la invitación realizada por el presidente egipcio, Hosni Mubarak, de mantener conversaciones en El Cairo con la facción rival, Al Fatah, del presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, con el fin de solventar el cisma palestino. En momentos en que el bloqueo israelí ha provocado una avalancha de palestinos desde Gaza a Egipto por el cruce fronterizo de Rafah, Mubarak ha planteado este encuentro "para que haya una reconciliación entre hermanos".

El líder de Hamás en el exilio, Khaled Meshaal, ha dicho a la agencia Reuters que tanto él como "todos los hermanos en el liderazgo de Hamás celebramos participar” y que “buscarán hacer un diálogo con éxito”. Mubarak ha propuesto esta iniciativa en una entrevista al semanario independiente Al Usbua que será publicada mañana pero que ha sido adelantada en partes por la agencia noticiosa egipcia MENA.
"Estamos listos para acoger de forma inmediata una conferencia en El Cairo entre Hamás y Fatah para que haya una reconciliación entre hermanos”, afirma el mandatario en la entrevista. Asimismo, rechaza las críticas estadounidenses e israelíes a su decisión de permitir la entrada de miles de palestinos de la Franja de Gaza a Egipto a través del paso de Rafah.
"Egipto, como una estado árabe pionero, no puede abandonar sus responsabilidades panárabes y rechaza el castigo colectivo a todo el pueblo palestino”, dice Mubarak.
Nuevos boquetes
En una nueva jornada caótica en la Franja de Gaza, militantes de Hamás han utilizado una excavadora para abrir un nuevo agujero en el muro fronterizo de Gaza con Egipto después de que la policía egipcia intentara hoy, con éxito desigual, cerrar los boquetes abiertos el miércoles. Los infructuosos intentos por cerrar los boquetes han provocado que las fuerzas de seguridad egipcias se retiraran esta tarde de la frontera con Gaza.
Alrededor de las 16.30 hora local (13.30 GMT), todos los vehículos blindados de las fuerzas egipcias desplegados en la frontera han comenzado a retirarse, mientras que hombres armados palestinos, que aseguraron ser de la resistencia, han ocupado el lugar dejado por los egipcios, según informa la agencia EFE. El nuevo boquete permite a los palestinos seguir accediendo a Egipto para abastecerse de productos de primera necesidad, que no entran en la franja desde hace una semana por el bloqueo israelí.
Según informa la agencia Reuters, varios militantes de Hamás, a lomos de una excavadora, han abierto un nuevo boquete en la empalizada fronteriza, ante los vítores de los centenares de palestinos que se encontraban en el lugar. También se han podido escuchar disparos mientras los militantes intentaban derribar la valla metálica y los congregados aplaudían.
Israel mantiene completamente bloqueados los accesos a Gaza desde hace una semana, por lo que los habitantes de Gaza, acuciados por la escasez de productos básicos, reventaron la frontera con explosivos. A las pocas horas de las explosiones, el Gobierno egipcio decidió, ante la avalancha de palestinos que intentaban hacerse con alimentos, medicinas o tabaco en el país vecino, dejar abierta la frontera para que no se produjeran altercados.
Desde por la mañana, decenas de policías egipcios han intentado controlar a la muchedumbre de palestinos que intentaban aprovechar las últimas horas con la frontera abierta para conseguir alimentos u otros artículos. Los agentes han colocado alambradas de espino en los huecos abiertos el miércoles, mientras dispersaban a los palestinos usando cañones de agua.
Ante la inminencia del cierre, se han producido avalanchas de palestinos que intentaban cruzar la frontera por los últimos boquetes abiertos. En su desesperada huida, jóvenes, niños y familias enteras han derribado una parte del muro que impedía su paso a territorio egipcio. Los policías egipcios, a pesar de sus esfuerzos, se ven incapaces de frenar la afluencia de personas, que pasan de un lado a otro, y han sido objeto de una lluvia de piedras lanzadas por los palestinos.
Israel mantiene el bloqueo como respuesta a los lanzamientos de cohetes artesanales Qassam desde Gaza hacia territorio israelí. Tras varios días sin permitir la entrada de ninguna mercancía, el miércoles decidió permitir la entrada de combustible para alimentar la principal central eléctrica de la franja y de ayuda internacional. El cierre de los pasos fronterizos, además de hambre, causó la suspensión del suministro eléctrico, ya que la central eléctrica funciona con combustible.
Soldados israelíes matan a un joven palestino
Soldados israelíes han matado hoy a un adolescente palestino al abrir fuego contra un grupo de jóvenes que les lanzaba piedras en el poblado cisjordano de Beit Omer, según fuentes médicas y de la seguridad palestinas.
Por otra parte, la Policía y el Ejército israelíes continúan la búsqueda de los milicianos palestinos que -en una acción casi simultánea- mataron a un guardia de fronteras e hirieron a su compañera de patrulla a la entrada del campo de refugiados de Shuafat, al norte de Jerusalén.
Esta mañana, cuatro activistas palestinos perdieron la vida en dos ataques aéreos israelíes en Rafah, en el sur de la franja de Gaza, según fuentes médicas palestinas.
Rafah se convierte en el mayor zoco del Sinaí

La avalancha de palestinos tras la voladura del muro que separa Gaza de Egipto multiplica el comercio y los precios

JUAN MIGUEL MUÑOZ - Rafah - 25/01/2008


En el corredor Filadelfi, la tierra de nadie entre Gaza y Egipto, hermética zona militar, era palpable ayer que la desesperación agudiza el ingenio. Bajo las torretas con bandera egipcia, varios jóvenes palestinos chillaban: "¡Un shekel, un shekel!". Habían colocado pequeñas escaleras, y por 18 céntimos de euro ayudaban a ancianos, mujeres y niños a sortear el muro de cemento de metro y medio de altura que daba acceso a un zoco desbordante en la parte egipcia de la ciudad de Rafah.


El bloqueo israelí empuja a los palestinos a Egipto


Miles de personas hacían viajes de ida y vuelta cargados como bestias
"A la gasolina le echan agua. Hay que tener cuidado", dice un automovilista
Decenas de miles de palestinos se abalanzaron sobre las calles para comprarlo todo. Los precios se dispararon, a la par que la picaresca. Pero a los angustiados habitantes de Gaza, que soportan precios europeos, las exigencias de los mercaderes egipcios les sabían a gloria. Hamás derribó la frontera entre la franja y Egipto el miércoles y el comercio se adueñó de la dividida ciudad.
Pocas veces se podrá observar a los palestinos tan satisfechos en medio del caos, de los atascos y la algarabía. Fue un desorden lleno de júbilo, sin que brotaran las riñas, tan habituales y sonoras. Había que comprar. Y rápido. Nunca se sabe cuándo el Gobierno de El Cairo impondrá de nuevo el cierre. Hombres y mujeres de toda edad y condición viajaron en camiones y coches repletos desde cualquier punto de Gaza. La víspera la riada humana acudió más bien por curiosidad, porque las existencias en la paupérrima Rafah egipcia se agotaron enseguida. Ayer, estaban las calles repletas de productos. Los egipcios se han dado prisa en llenar el vacío y en ganar buenos puñados de divisas.
Las personas se movían raudas en una y otra dirección. El agricultor Ahmed, de la mitad palestina de Rafah, necesitaba gasóleo y esperaba su transporte, un burro, una moto o un coche para volver. "Compro para poder usar mi tractor. Sé que el gasóleo cuesta aquí el equivalente de medio shekel y que me cobran dos. Pero en Gaza pagamos cinco shekels". Sólo un día después de que los milicianos palestinos derribaran el muro de hierro de ocho metros de alto, el mercado había ajustado los precios. Aunque comprar gasolinas, un bien preciado debido al bloqueo israelí, tenía su riesgo. Muchos niños las vendían al borde de las carreteras en bidones. "Hay que tener cuidado. Tanto en Egipto como en Gaza le echan agua y eso es malo para el motor", comentaba un conductor que prefirió eludir el riesgo.
Se trataba de hacer el agosto en un día fresco pero espléndido. Miles de egipcios viajaron cientos de kilómetros para acudir a Rafah y a El Arish para vender lo que fuera. Es el caso de Mohamed, un abogado de 23 años procedente de una ciudad a la orilla del canal de Suez, que tratará de aprovechar una apertura que se antoja efímera. "Vendo sal, salsas, detergentes, té, chocolate, aceite, cereales, habas... Yo no trato de sacar tajada porque simpatizo con los palestinos, pero estoy haciendo buen dinero. Ojalá la frontera se abriera para siempre".
Mohamed no es la norma. El beduino Yusef acaba de comprar dos motocicletas importadas de China -casi todas provienen de ese país- por 800 dólares (543 euros). "Ya he vendido una por 1.100 dólares. Espero sacar 1.200 por la segunda". Decenas de jóvenes palestinos se las llevaban y pocos cientos de metros más lejos las tenían que encaramar sobre el muro fronterizo. Esta vez, sin escalera. La riada de gente era imparable ya casi anocheciendo. Hombres con cabras, ovejas y corderos sobre los hombros enfilaban de regreso a Gaza. El precio de un cordero se duplicó o triplicó, hasta los 150 ó 200 euros. Pero en la franja valen 300. Todos contentos.
Miles de palestinos se pasaron el día haciendo viajes de ida y vuelta cargados como bestias, con alfombras, tabaco, neumáticos, bombonas de gas... Sonreían, a pesar de que dominaba un sentimiento de urgencia. Están convencidos de que este alivio será pasajero. Apenas se podía caminar entre el tumulto de animales -algunos llevaban una docena de ovejas, otros un par de camellos-, personas, y vehículos militares egipcios que acudían a la frontera derribada para empezar a preparar, poco a poco, el cierre de la frontera cuando proceda. No faltaron, en medio del maremágnum, detalles que reflejaban evidentes dosis de organización.
El boquete abierto en la valla conduce a dos calles arenosas. Una de ellas estaba sellada a cal y canto y un policía del Gobierno de Hamás explicaba el porqué: "La ayuda humanitaria es prioritaria. Israel no nos permite que entre por sus pasos fronterizos. Así que los camiones de la Media Luna Roja descargan aquí rápidamente". La presencia de los policías, y de milicianos de Hamás, era notoria. Algunos coordinaban su actividad con agentes egipcios. Otros vestían de paisano. Es imposible pensar que el movimiento islamista no aproveche una operación de derribo de una frontera planeada tan escrupulosamente. El Gobierno de Ehud Olmert ha asfixiado a la población civil hasta el límite. Tal vez, se ha pasado. Y Hamás va a sacar tajada. "Lo que antes pasaba por los túneles, ahora lo metemos a cielo descubierto", comentaba satisfecho un miliciano.
Casi con certeza, materiales para explosivos, munición y armas habrán pasado ante las narices de los policías egipcios. Y dinero, mucho dinero. Tanto es así que el Gobierno de Ismail Haniya anunció que adelantaba una semana el pago de los salarios a 20.000 funcionarios. Hay que aprovechar el tirón.

Egipto renuncia a frenar la avalancha palestina

Militantes de Hamas destruyen parte del muro con la ayuda de una excavadora
 Hombres palestinos armados ocupan los puestos dejados por los policías

AGENCIAS
RAFAH (FRANJA DE GAZA | EGIPTO).- Las fuerzas de seguridad egipcias se retiraron este viernes de la frontera con la Franja de Gaza y renunciaron a contener la avalancha de palestinos, poco después de que militantes del movimiento islámico Hamas abrieran una nueva brecha en el muro que divide la localidad de Rafah.
Hacia las 14.00 horas, los activistas lograron destruir parte de la estructura con la ayuda de una excavadora. Media hora más tarde, todos los vehículos blindados de transporte egipcios comenzaron a retirarse de la frontera y hombres palestinos armados ocuparon los puestos dejados por los policías.
Junto a los blindados abandonaron también la zona los vehículos con cañones de agua que por la mañana impidieron el acceso a los palestinos, con lo que la frontera se quedó sin presencia militar egipcia.
"Hemos echado de aquí a estos infieles y si vienen mañana los vamos a matar a tiros", dijo a Efe un joven ataviado con el pañuelo palestino mientras hacía el gesto de disparar con una pistola.
Mientras tanto, miles de palestinos continúan cruzando de un lado a otro de la frontera a través de los numerosos huecos abiertos en la empalizada. La policía egipcia sólo logró cerrar algunos de ellos antes de retirarse del lugar.
Los 'réditos' de Hamas
El bloqueo de la Franja ordenado hace una semana por el Gobierno israelí ha forzado a los palestinos a lanzarse en masa hacia Egipto para hacerse con alimentos y combustible.
La situación ha supuesto una inyección de popularidad para Hamas, según los analistas palestinos, que consideran que la organización deberá se tenida en cuenta en el futuro antes de negociar cualquier acuerdo respecto a la frontera con Egipto.
El columnista Samih Shabib escribió en el diario 'Al Ayyam', cercano a Al Fatah, que la reapertura del paso de Rafah "será imposible sin la participación de todas las partes, Hamas incluida".
Los seguidores del movimiento islámico acusan al presidente palestino, Abu Mazen, de haber pactado el bloqueo con Israel en secreto para que los ciudadanos se levanten contra Hamas, que controla Gaza desde el pasado mes de junio.
"La Autoridad Palestina no podrá retomar el dominio del paso de Gaza sin el consentimiento de Hamas, cuya posición en las negociaciones se ha fortalecido", explicó el analista Hani al Masri.

El Ejecutivo de Tel Aviv, por su parte, defendió las medidas como una forma de impedir los ataques con cohetes a sus ciudades desde territorio palestino.

23 enero 2008

'Cualquier lugar es mejor que esta zona podrida de Gaza'



TODO: ¿Como comienza un genocidio? ¿Qué es un gueto? ¿Cómo fueron los guetos de Varsovia, Vilna? Los pobladores judíos de Europa Oriental fueron encerrados en perímetros drásticamente delimitados, de donde nadie salía ni nadie entraba, excepto las tropas de extermino del tercer reich. Cualquier semejanza con lo que ocurre en Gaza es pura coincidencia...

SAL EMERGUI
GAZA.- "No tengo más remedio que trabajar incluso con velas. En mi trabajo, los clientes suelen venir por la tarde o noche, así que no hay otra opción", nos dice Mudia, un peluquero de Beit Lahia, en el norte de la Franja de Gaza.
La imagen es surrealista. Mudia recibe a los valientes clientes en compañia de las velas que sirven de apoyo ante cualquier posible error. Estos días más que posible. Corta el pelo de Ahmed "de memoria". El peine y la tijera se deslizan con más cuidado.
La llegada el martes de carburantes desde uno de los cinco pasos fronterizos entre Israel y Gaza ha aliviado ligeramente la vida del millón y medio de habitantes. Pero solo ligeramente. "El bloqueo no tiene ningún sentido. No todos los palestinos somos de Hamas ni apoyamos el lanzamiento de cohetes Kassam. Al final tantas restricciones y dificultades hacen que la ganas de venganza y el odio crezcan", dice.
Para él, es normal que miles de palestinos se hayan colado en la vecina Egipto. "La desesperación es muy grande y cualquier lugar es mejor que esta podrida zona. Estamos bloqueados por aire, mar y por tierra ya sea por Israel como por nuestros hermanos egipcios", añade al tiempo que acaba una sesión más en su imposible peluquería.
Como imposible es la vida de Mohamed Mujmeil, padre de 12 hijos y en el paro. Como gran parte de la población en Gaza. Su caso es uno más del fenomeno llamado pobreza. Uno de más del 79% de las familias palestinas que viven en Gaza bajo la linea de la pobreza. Es un dato aportado por las agencias humanitarias de Naciones Unidas que junto 28 ONG locales e internacionales han pedido un plan (de 317 millones de euros) de ayuda para los palestinos.
El Hospital de Shifa de Gaza agradece en especial la entrada de carburantes pero advierte que no debe ser puntual. "Todos nuestros equipamientos y monitores dependen de la electricidad y si ésta falla y los generadores no funcionan, algunos enfermos pueden morir. Por eso, pido desde aqui que al menos garanticen que haya electricidad ya que es una cuestión de vida o muerte", dice el Dr. Ibrhaim Mura, del Hospital Shifa de la capital, Gaza.
"Todas estas restricciones y la incertidumbre que se vive provoca muchos nervios y ansiedad en el equipo médico. La gasolina es fundamental ya sea para hacer funcionar la estación eléctrica como para el transporte", añade.
Mientras miles aprovechaban los 15 boquetes abiertos en la barrera fronteriza de Rafah, Mujmeil se prepara para una noche con electricidad pero con temores. En primer lugar a más apagones. Por eso su madre no se separa de las velas. La anciana mujer que ha visto y sufrido mucho en su vida reconoce: "Nunca he vivido días tan tristes y difíciles como éstos".
El bloqueo, endurecido por Israel el pasado jueves, ha transportado a esta familia en la máquina del tiempo. A centenares de años atrás. El gas ha sido sustituido por la madera. La fogata que hacen en la entrada de su casa sirve para cocinar y también para dar a calor a su numerosa familia.Y es que los problemas nunca vienen solos y al bloqueo se le ha unido estros dias un intenso frio. Y las informaciones que hoy cita el diario israelí Haaretz indican que Israel tiene previsto mantener cerrados los pasos fronterizos, a excepción de casos humanitarios.
En el sur, los artefactos explosivos y varias excavadoras han conseguido romper la barrera egipcia, cumpliendo miles de palestinos lo que hoy es un sueño en gaza: abandonarla. Algunos dicen que se van para no volver. Otros aseguran que sólo quieren aprovisionarse de alimentos y gasolina. "La explosión de la barrera de Egipto y la masiva huida expresa la catastrófica situación en la que vive el pueblo de Gaza bajo el sitio israelí y el silencio de los países árabes", ha comunicado el movimiento islamista Hamas.
Antes las críticas israelíes, el presidente Egipto, Hosni Mubarak ha reconocido que sus agentes han permitido la entrada de los palestinos en su territorio ya que "se estaban muriendo de hambre y es nuestro deber ayudarles". Unos 50 jeeps egipcios han llevado a la frontera a decenas de refuerzos tras los disturbios de ayer en los que unas 60 palestinas resultaron heridas al manifestarse contra el cierre de Rafa. Unas fuerzas que han preferido no actuar por órdenes expresas del maxímo dirigente, en el punto de mira de muchos en Gaza.
La ciudad de Rafah es hoy el centro de atención mundial. 186.000 habitantes con el 80% de refugiados y el paro como principal punto de unión social. Lo más conocido de Rafah, el llamado Made In Rafah, son los centenares de túneles subterraneos que conectan el territorio palestino con Gaza. Unos conductos que hoy no han hecho falta para el trasvase personas y productos de un lugar a otro.

MILLARES DE PALESTINOS ROMPEN EL CERCO DE BARAK




Miles de palestinos cruzan la frontera hacia Egipto en busca de comida y medicamentos
Hombres armados hacen agujeros en el muro con explosivos.- Las fuerzas de seguridad egipcias no contienen el paso masivo

AGENCIAS - El Cairo/Jerusalén - 23/01/2008

Decenas de miles de palestinos de la Franja de Gaza han comenzado a colarse hoy en Egipto por el paso de Rafah, al sur del territorio palestino, en busca de comida y medicamentos ante el bloqueo de Israel. Un flujo humano, constante y masivo, que se produce sin violencia y sin que las fuerzas de seguridad egipcias, encargadas del control del paso fronterizo, hayan mostrado oposición.
El bloqueo israelí empuja a los palestinos a Egipto

FOTOS - AP - 23-01-2008

Protesta masiva. Tras varios días de bloqueo, el martes una manifestación, convocada por el Movimiento de la Resistencia Islámica (Hamas), que gobierna Gaza, reunió a miles de palestinos en el paso de Rafah. La protesta estaba encabezada por mujeres.- AP
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Según el diario Yedioth News, varios hombres armados enmascarados han hecho detonar esta noche varios explosivos junto a la valla fronteriza que separa Gaza del país vecino, lo que dejó abiertos varios agujeros por donde empezaron a pasar decenas de personas. A primera hora de la mañana de hoy, en cambio, milicianos palestinos han utilizado excavadoras para derrumbar parte del muro y han echado abajo la barrera sin que los gendarmes egipcios trataran de impedirlo.
Ante el descontrol, el presidente egipcio, Hosni Mubarak, ha terminado por dar la orden de dejar pasar por la frontera “a todo habitante de Gaza que quiera comprar comida, medicinas o gasolina”. Mientras el Ministerio israelí de Asuntos Exteriores ha responsabilizado a las fuerzas de seguridad egipcias del éxodo palestino. Egipto se hizo cargo del paso de Rafah tras el repliegue del Ejército israelí de la Franja de Gaza, en septiembre de 2005, después de desalojar y desmantelar 21 asentamientos judíos.
Los palestinos que traspasan la valla fronteriza, en coche o a pie, y se dirigen a la ciudad de El Arish, en la península de Sinaí, a unos 30 kilómetros de Gaza, según informan medios locales. Otras fuentes señalan que algunos de ellos regresan después de comprar productos de primera necesidad o adquirir combustible.
Manifestaciones previas
La entrada masiva de palestinos en territorio egipcio no ha sido contenida por la policía después de que ayer una protesta violenta, en la que centenares de palestinos pedían la salida de la Franja de Gaza, dejase 60 heridos.
El paso de personas de Rafah, una de las puertas que los palestinos tienen con el mundo exterior, ya vivió ayer una violenta protesta encabezada por mujeres que terminó con 60 heridos, entre ellos diez policías. La manifestación fue organizada por funcionarios del Movimiento de la Resistencia Islámica (Hamas), que controla Gaza. Según fuentes palestinas, el objetivo de los manifestantes era conseguir el ingreso de palestinos heridos en ataques del Ejército israelí durante la escalada militar de la última semana para recibir atención médica en ese país.
El bloqueo de los pasos fronterizos, que anoche debatió el Consejo de Seguridad de la ONU en Nueva York, ha sido una de las denuncias más importantes de los palestinos ante el cerco israelí. Las autoridades egipcias habían decido reforzar el paso hace tres días pero han terminado por ceder a la presión humana.
Ayuda humanitaria
Las autoridades militares de Israel informaron ayer a última hora que iban a autorizar el paso de la ayuda humanitaria para la población palestina de Gaza pero sólo con ese objetivo se abrirá uno de los cinco pasos fronterizo. Las mismas fuentes han comunicado que ayer fueron transferidos por el paso de Najal Oz un millón de litros de fuel para la Compañía de Electricidad de Gaza y 350 toneladas de gas para uso doméstico, y hoy volverá a entrar más combustible para esa planta y con destino a los hospitales que cuentan con generadores propios.
En la jornada de ayer los milicianos de la Yihad Islámica, de los Comités de la Resistencia Popular y de Al Fatah dispararon 21 cohetes Kasam contra localidades del sur de Israel, entre ellas las ciudades de Ashkelon y Sderot, aunque sin consecuencias.
Esta madrugada, según fuentes del Movimiento islamista Hamas, uno de sus milicianos perdió la vida en un choque armado con soldados israelíes en inmediaciones del paso de Sufá.

22 enero 2008

CINCUENTA OFICIALES EN LA RESERVA EXIGEN LA DIMISIÓN DE OLMERT

Los militares han difundido una carta en la que no perdonan al primer ministro sus errores en la guerra de Líbano del verano de 2006
Jerusalén.


(EFE).- Cincuenta oficiales y capitanes en la reserva del Ejército israelí han difundido hoy una carta en la que exigen la dimisión del primer ministro, Ehud Olmert, por sus fallos en la "segunda guerra de Líbano" contra la milicia integrista de Hizbula.
"Has fracasado, vete a tu casa", le dicen los reservistas que se desempeñaron como jefes de tropa durante los encarnizados combates librados en Líbano meridional durante esa guerra que duró 34 días entre julio y agosto de 2006.

La carta, que publican hoy dos diarios de Tel Aviv con las fotografías de varios de los demandantes, indica: "Quien no asume sus responsabilidades no puede enviar a otros a la guerra". El texto se dio a conocer a ocho días de la publicación de la segunda y última parte de un informe de la Comisión Winograd, que investigó los fallos del Gobierno y de las Fuerzas Armadas antes y durante la ofensiva lanzada tras la captura de dos soldados de una patrulla militar por comandos de Hizbulá en la frontera con el Líbano.
Esa Comisión, cuyos miembros fueron designados por el Gabinete Nacional para elaborar la investigación, ya se pronunció el año pasado sobre los primeros hallazgos consignó ya entonces que el Poder Ejecutivo y las FFAA incurrieron en graves fallos.
La misiva de los reservistas es una reacción a recientes declaraciones de Olmert, quien anticipó que no tiene intención de renunciar a su cargo después de conocerse el dictamen de la Comisión Winograd. "La concepción israelí de la seguridad se basa de hecho en la responsabilidad y el ejemplo personal", dicen los reservistas en su carta. "Para nosotros el "¡seguidme! no es un lema sino una norma de conducta ineludible para quien conduce a los soldados al combate", alusión a la tradicional orden de los jefes, quienes los preceden, añaden.
La "segunda guerra en Líbano", precedida por la de 1982 contra los guerrilleros palestinos asentados en el sur de ese país, concluyó con un alto el fuego que concertó el Consejo de Seguridad de la ONU a mediados de agosto de 2006.
A raíz de los fallos, que denunciaron muchos reservistas al regresar de la guerra, como impartir órdenes contradictorias, proporcionarles equipos obsoletos en algunos casos y la falta de alimentos para los soldados, dimitieron el ex jefe de las FFAA, general Dan Halutz, y el ministro de Defensa Amir Peretz.
Olmert ha sostenido que sólo él, precisamente, es quien debe corregir los errores cometidos, lo que encomendó al nuevo comandante de las FFAA, general Gabi Ashkenazi.