Cuarenta años de dominio, opresión, espíritu de expansionismo, sujeción por la razón de la fuerza, arbitrariedad y conducta de sátrapas inmisericordes, han transformado a mis compatriotas en amos y señores de la guerra, en un sistema prusiano de gobierno, en la militarización de la vida ciudadana, en la violencia, el duelo y la muerte como normas del quehacer cotidiano de los israelíes. Ese sistema de opresión, que combina, los palos, la zanahoria, y acicatea la delación, impone normas draconianas, destruye, humilla, ha llevado el conflicto entre Isarel y Palestina al borde de lo imposible. En este clima de dominación y violencia, dividir para reinar es, también, un efectivo medio que quebrar al pueblo palestino y continuar la matanza dentro de la Franja de Gaza, disparar raquetas kasam sobre Shderot, proseguir los asesinatos selectivos de Israel contra milicianos e inocentes. La violencia, siempre la violencia y la muerte. ¿A ningún israelí no se le ocurre que hay un sistema, uno solo, que nunca fue puesto en práctica y que puede terminar con el derramamiento de sangre...?
Es claro, por lo visto no quieren los israelíes sentarse a discutir el cese del fuego junto con las negociaciones de paz, francas, abiertas. Los israelíes quieren que renuncie todo el gobierno de Olmert, que se convoque a elecciones inmediatas para reponer al neoliberal económico y fascista político Netaniahu. Entonces sí sabremos lo que es bueno si el likud vuelve a poner sus zarpas en la conducción de este estado sin rumbo.
Andrés aldao
LAURA L. CARO. CORRESPONSAL GAZA. ABC
«Nos convertimos en escudos humanos para salvaros de Israel, y ahora nos toca salir a la calle para que no os matéis los unos a los otros». Hartos, hastiados, abatidos de amargura tras cuatro días de fuego salvaje que han arrastrado Gaza al infierno de una guerra no declarada, dos centenares de civiles palestinos desafiaron ayer el terror a morir acribillados por cualquier ráfaga en cualquier esquina para gritar basta. Lo incomprensible es que ayer no hubiera miles de muertos, montañas de muertos, en mitad del derrame de tiros entre los de Hamás y Al Fatah, sino una veintena. Y lo desesperante es que los hospitales clamaran en vano por los altavoces pidiendo sangre y plasma, no ya para atender a los 85 heridos ingresados en la jornada, sino para hacer frente a lo que está por venir. Y lo peor es que el llanto de la gente no sirviera para nada.
Era entonces por la mañana. Por la tarde, varias torres residenciales ardían como antorchas, víctimas de los ataques con lanzagranadas de los islamistas, que han empezado a buscar casa por casa a enemigos de Al Fatah inyectando un pánico extremo entre la población. Al menos tres de los edificios son sedes de televisiones locales y extranjeras, y, dentro de ellos, decenas de periodistas se vieron retenidos y posteriormente obligados a huir entre amenazas. El terror está volviendo a la población local: «Que vuelva el Ejército de Israel a parar esto, Olmert, Péretz, os rogamos ayuda...», bramaba ayer por la radio refugiado en su salón un hombre confundido ante la impotencia de no poder pedir auxilio a las Fuerzas de Seguridad. Porque son las que están matándose entre sí en las calles.
La batalla del miércoles se desató con el asalto de madrugada de los pistoleros de Hamás a la casa del jefe de la Seguridad Interior Palestina, Rashid Abu Shbaak, mano derecha del presidente Mahmud Abbás, y al que los islamistas acusan de haber manipulado los cuerpos bajo su mando a favor de Al Fatah hasta hacer estallar los choques. En el combate morían cinco de los guardaespaldas de Abu Shbaak, en una «masacre calculada» -acusaba un portavoz de Al Fatah, Abdul Hakim Awad- que los milicianos de Hamás perpetraban ávidos de sangre tras haber asesinado por error horas antes a cinco de los suyos.
Fue en el marco de un primer ataque que intentaron contra el hogar de otro dirigente moderado, el director de la Seguridad Preventiva, Yousef Issa, cuyos hombres consiguieron en la refriega arrestar y meter en un coche a un grupo de asaltantes fundamentalistas. El vehículo fue acribillado en medio de la confusión por los propios compañeros de Hamás, que en su furia también asesinaron al conductor y copiloto, ambos de la Seguridad Preventiva rival.
A las ocho de la tarde hora local, siete en la Península, el ruido de las sirenas y el estruendo de las armas dejaban otra vez en papel mojado una tregua, tercera en lo que va de crisis y decimotercera en lo que va de año, que horas antes había sido solemnemente anunciada por el ministro de Información, Mustafá Barguti. Un activista del Fatah, Raed Bachir, recibió disparos de hombres desconocidos en la franja de Gaza ayer por la noche. Su muerte dejó claro que todavía no habrá alto al fuego entre palestinos.
«Nos espera un horizonte muy oscuro. -decía ayer Aiman Sahin, doctor en Políticas de la Universidad de Al Zahara- El poder compartido no existe aquí. En Hamás hay un grupo muy fuerte dirigido desde Irán y el primer ministro, Ismail Haniye, no tiene autoridad para controlarlo. No tenemos ningún futuro».
L. L. CARO (ABC)
GAZA. Para el Gobierno de Israel, no han tenido más remedio que intervenir «en la agenda de violencia» de Hamás para que no se crean que quien calla otorga. Para el Gobierno palestino, no se trata nada más que de «sacar partido de una situación de enfrentamientos internos» para dar un escarmiento a su antojo. Para buena parte de la población, el sentimiento es que si hay un ataque hebreo de envergadura, puede que las facciones se unan «para luchar juntos contra el verdadero enemigo: la ocupación».
Ehud Olmert aprobó ayer el inicio de una operación militar «severa y dura» para acabar con las lanzaderas de cohetes Kassam bajo mando de Hamás desde las que, entre el martes y el miércoles, fueron disparados 50 proyectiles no dirigidos a territorio israelí, que han herido al menos a tres personas. La decisión es adoptada en el marco de un gabinete de crisis después de que, ya por la mañana, los helicópteros artillados aniquilaran un cuartel islamista próximo a la frontera con Egipto en el que murieron cuatro miembros de la Fuerza Ejecutiva, y a las pocas horas otro bombardeo en el norte de la franja hiciera blanco en una plataforma de cohetes.
Editor: Andrés Aldao - Boletín de noticias y comentarios. Si no lees los diarios no estás informado, y si lo lees estás mal informado Una versión distinta de los hechos en el mundo. ¡DIFUNDILO!
17 mayo 2007
La nueva lucha entre Fatah y Hamás...

...deja al Gobierno palestino al borde del abismo
El ministro de Interior abandona el cargo, impotente ante la muerte de nueve personas
JUAN MIGUEL MUÑOZ - Jerusalén - 15/05/2007 - El País
Por dos veces había rechazado su dimisión el jefe del Gobierno palestino, Ismail Haniya. Pero ayer, el ministro del Interior, el independiente Hani al Kawasme, se la presentó de forma irrevocable. Era el hombre clave en un Ejecutivo que ahora se tambalea, un puesto que sólo pudo cubrirse tras meses de arduas negociaciones entre Hamás y Al Fatah. Los nueve milicianos y periodistas afines a ambos partidos muertos en las últimas 48 horas han sido la espoleta. Kawasme había advertido de que los hombres fuertes de las dos milicias hacían y deshacían sin atender a sus órdenes.
"Desde el principio afronté obstáculos que despojaron al ministro de sus poderes y convirtieron mi posición en un cargo vacío de autoridad. Digo a todas las partes, incluido el presidente [Mahmud Abbas] y el primer ministro, que no puedo aceptar ser un ministro sin autoridad", declaró el abogado Kawasme al anunciar ayer su dimisión. De momento, el propio Haniya se hará cargo de la cartera de Interior.
El abandono de Kawasme supone un durísimo golpe para un Gobierno que desde el primer día estuvo al borde del abismo. Desde el 15 de marzo, cuando el Parlamento palestino -con la ausencia de 41 diputados (38 de ellos de Hamás) encarcelados en prisiones israelíes- dio su visto bueno en Gaza y en Ramala al Ejecutivo de unidad constituido tras el acuerdo de La Meca , forjado merced a la presión diplomática y financiera de Arabia Saudí el 8 de febrero anterior.
Poco a poco se desvanece la esperanza que sacó a las calles de Gaza aquel 8 de febrero a decenas de miles de personas.
Al menos dos guardaespaldas de dirigentes de Al Fatah murieron ayer en un ataque de hombres armados de Hamás, que asaltaron las oficinas de un portavoz del partido rival en la ciudad de Gaza. La tercera víctima fue un transeúnte que se vio envuelto en un tiroteo en Jan Yunis, en el sur del territorio.
Los heridos se cuentan por decenas y los secuestros de dirigentes de uno y otro partido se encadenan. De poco sirve la incansable mediación de funcionarios de los servicios de espionaje egipcios, que logran que las partes firmen un alto el fuego que apenas se mantiene en vigor un puñado de horas.
Sólo dos meses ha durado la calma, siempre precaria, entre las milicias de dos partidos que no hallan el modo de apaciguar los ánimos. No es de extrañar. Sus proyectos se sitúan en las antípodas. Al Fatah, tras su amarga derrota en las legislativas de enero de 2006, tras casi medio siglo de hegemonía política indiscutible, rechazó ceder el poder y puso todas las trabas imaginables al Gabinete formado por Haniya. Y sus dirigentes apuestan por un proceso de paz que no cuaja, por el momento, en resultado alguno.
Sin renuncia a las armas
El movimiento islamista Hamás, tras su decisión de pelear en la arena política -sin renunciar nunca a la lucha armada contra Israel- no está dispuesta a abandonar el Gobierno. Y no quiere oír ni hablar de negociación con el Estado hebreo.
Únicamente propone una tregua al lanzamiento de cohetes Kassam si el Ejecutivo de Ehud Olmert detiene las continuas operaciones militares en Cisjordania. Casi 400 milicianos y civiles palestinos murieron en un año de cruentos enfrentamientos a balazos que a punto estuvieron de degenerar en una guerra civil.
Si se pregunta en las calles de Gaza y Cisjordania quiénes orquestaron huelgas contra el Ejecutivo de Hamás, quiénes ordenaron asesinatos de militantes islamistas, y quienes instigaron el caos, la respuesta es casi siempre la misma: Mohamed Dahlan, amo y señor de los cuerpos policiales leales al presidente Abbas, y sus subordinados. Hasta el mes de diciembre. Fue entonces cuando Hamás decidió responder y los cadáveres cayeron en el bando contrincante. Pocos días después de formarse el Gobierno de unidad, Dahlan fue nombrado consejero de Seguridad Nacional. Y entonces brotaron las primeras chispas.
Hoy, los palestinos conmemoran la Naqba , el desastre, la expulsión de cientos de miles de palestinos de sus hogares en las semanas previas y posteriores a la fecha de la fundación del Estado de Israel, el 15 de mayo de 1948. Ahora encaran otra catástrofe, esta vez fratricida.
"Desde el principio afronté obstáculos que despojaron al ministro de sus poderes y convirtieron mi posición en un cargo vacío de autoridad. Digo a todas las partes, incluido el presidente [Mahmud Abbas] y el primer ministro, que no puedo aceptar ser un ministro sin autoridad", declaró el abogado Kawasme al anunciar ayer su dimisión. De momento, el propio Haniya se hará cargo de la cartera de Interior.
El abandono de Kawasme supone un durísimo golpe para un Gobierno que desde el primer día estuvo al borde del abismo. Desde el 15 de marzo, cuando el Parlamento palestino -con la ausencia de 41 diputados (38 de ellos de Hamás) encarcelados en prisiones israelíes- dio su visto bueno en Gaza y en Ramala al Ejecutivo de unidad constituido tras el acuerdo de La Meca , forjado merced a la presión diplomática y financiera de Arabia Saudí el 8 de febrero anterior.
Poco a poco se desvanece la esperanza que sacó a las calles de Gaza aquel 8 de febrero a decenas de miles de personas.
Al menos dos guardaespaldas de dirigentes de Al Fatah murieron ayer en un ataque de hombres armados de Hamás, que asaltaron las oficinas de un portavoz del partido rival en la ciudad de Gaza. La tercera víctima fue un transeúnte que se vio envuelto en un tiroteo en Jan Yunis, en el sur del territorio.
Los heridos se cuentan por decenas y los secuestros de dirigentes de uno y otro partido se encadenan. De poco sirve la incansable mediación de funcionarios de los servicios de espionaje egipcios, que logran que las partes firmen un alto el fuego que apenas se mantiene en vigor un puñado de horas.
Sólo dos meses ha durado la calma, siempre precaria, entre las milicias de dos partidos que no hallan el modo de apaciguar los ánimos. No es de extrañar. Sus proyectos se sitúan en las antípodas. Al Fatah, tras su amarga derrota en las legislativas de enero de 2006, tras casi medio siglo de hegemonía política indiscutible, rechazó ceder el poder y puso todas las trabas imaginables al Gabinete formado por Haniya. Y sus dirigentes apuestan por un proceso de paz que no cuaja, por el momento, en resultado alguno.
Sin renuncia a las armas
El movimiento islamista Hamás, tras su decisión de pelear en la arena política -sin renunciar nunca a la lucha armada contra Israel- no está dispuesta a abandonar el Gobierno. Y no quiere oír ni hablar de negociación con el Estado hebreo.
Únicamente propone una tregua al lanzamiento de cohetes Kassam si el Ejecutivo de Ehud Olmert detiene las continuas operaciones militares en Cisjordania. Casi 400 milicianos y civiles palestinos murieron en un año de cruentos enfrentamientos a balazos que a punto estuvieron de degenerar en una guerra civil.
Si se pregunta en las calles de Gaza y Cisjordania quiénes orquestaron huelgas contra el Ejecutivo de Hamás, quiénes ordenaron asesinatos de militantes islamistas, y quienes instigaron el caos, la respuesta es casi siempre la misma: Mohamed Dahlan, amo y señor de los cuerpos policiales leales al presidente Abbas, y sus subordinados. Hasta el mes de diciembre. Fue entonces cuando Hamás decidió responder y los cadáveres cayeron en el bando contrincante. Pocos días después de formarse el Gobierno de unidad, Dahlan fue nombrado consejero de Seguridad Nacional. Y entonces brotaron las primeras chispas.
Hoy, los palestinos conmemoran la Naqba , el desastre, la expulsión de cientos de miles de palestinos de sus hogares en las semanas previas y posteriores a la fecha de la fundación del Estado de Israel, el 15 de mayo de 1948. Ahora encaran otra catástrofe, esta vez fratricida.
Un territorio plagado de siglas, intereses y armas
EE UU entregó en 2006 alrededor de 20.000 fusiles a la Guardia Presidencial de Abbas
J. M. M. - Jerusalén - 15/05/2007
Nunca dejaron de prepararse para una nueva ronda de choques violentos que ha llegado sólo dos meses después de formarse un Gobierno de unidad al que nadie augura larga vida. Mientras Hamás se dedica en cuerpo y alma a cavar túneles, construir búnkeres, a mejorar el alcance y potencia de sus cohetes artesanales y a almacenar explosivos en la medida que le permite el contrabando a través de los túneles de Rafah, en la frontera de Gaza con Egipto, Al Fatah tampoco ha cesado de entrenar a sus milicianos y policías y de abastecerse de armas procedentes sobre todo de Estados Unidos.
Además de unos 15.000 miembros de las Brigadas Ezedín al Kassam, brazo militar del grupo fundamentalista, el Gobierno de Haniya ordenó en mayo de 2006 la creación de la Fuerza Ejecutiva , un organismo policial que ha pasado de 3.000 a 6.000 miembros en pocos meses. Su motivación supera con creces la de sus rivales; son quienes lucharon contra el Ejército israelí en la invasión de la franja posterior a la captura del soldado judío Gilad Shalit en junio del año pasado. Murieron a centenares.
Los cuerpos policiales fieles al presidente, Mahmud Abbas, y más todavía al consejero de Seguridad, Mohamed Dahlan, cuentan con muchos más agentes. La Guardia Presidencial , la Seguridad Preventiva , la Inteligencia Militar y la Policía Naval la forman más de 30.000 hombres. Tienen a su favor que gozan del respaldo de Jordania, Egipto y, sobre todo, de Washington. El Congreso de Estados Unidos aprobó el mes pasado un fondo de 43,8 millones de euros para fortalecer la Guardia Presidencial , y en el último año han entregado alrededor de 20.000 fusiles de asalto a sus agentes. Pero en su contra juega su menor determinación a la hora de combatir.
Al Fatah dispone de las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa, su rama militar. Y aquí sí que impera el caos. Son infinidad de grupúsculos que obedecen sólo a los caciques locales y que poco hacen por ayudar al presidente Abbas, al que los Gobiernos israelíes acusan de ser incapaz de poner orden en sus propias filas. Si el brazo militar de Hamás cumple cuando anuncia un alto el fuego, cada facción de las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa hace en todo momento lo que le viene en gana.
Además de unos 15.000 miembros de las Brigadas Ezedín al Kassam, brazo militar del grupo fundamentalista, el Gobierno de Haniya ordenó en mayo de 2006 la creación de la Fuerza Ejecutiva , un organismo policial que ha pasado de 3.000 a 6.000 miembros en pocos meses. Su motivación supera con creces la de sus rivales; son quienes lucharon contra el Ejército israelí en la invasión de la franja posterior a la captura del soldado judío Gilad Shalit en junio del año pasado. Murieron a centenares.
Los cuerpos policiales fieles al presidente, Mahmud Abbas, y más todavía al consejero de Seguridad, Mohamed Dahlan, cuentan con muchos más agentes. La Guardia Presidencial , la Seguridad Preventiva , la Inteligencia Militar y la Policía Naval la forman más de 30.000 hombres. Tienen a su favor que gozan del respaldo de Jordania, Egipto y, sobre todo, de Washington. El Congreso de Estados Unidos aprobó el mes pasado un fondo de 43,8 millones de euros para fortalecer la Guardia Presidencial , y en el último año han entregado alrededor de 20.000 fusiles de asalto a sus agentes. Pero en su contra juega su menor determinación a la hora de combatir.
Al Fatah dispone de las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa, su rama militar. Y aquí sí que impera el caos. Son infinidad de grupúsculos que obedecen sólo a los caciques locales y que poco hacen por ayudar al presidente Abbas, al que los Gobiernos israelíes acusan de ser incapaz de poner orden en sus propias filas. Si el brazo militar de Hamás cumple cuando anuncia un alto el fuego, cada facción de las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa hace en todo momento lo que le viene en gana.
16 mayo 2007
El “éxodo” silencioso... ¿hasta cuándo?

por Andrés Aldao
¿Cuánto más van a callar los hipócritas? ¿Cuánto más van a seguir
aceptando en silencio la apostasía a los sueños de un país democrático, en el que la democracia sea un ejercicio, los deseos de paz una misión, la lucha contra el hambre una realidad?
Gobernantes; periodistas; comentaristas; militares; izquierdistas de salón; toda la claque elitista del estado de Israel; ¿hasta cuándo van a seguir la farsa, el sainete del gobierno que “gobierna”, la kneset que “legisla”, el poder judicial que hace “justicia”, los periodistas que “dicen la verdad”, los comentaristas que se manejen con imposturas? ¿Hasta cuándo...?
¿Hasta cuándo seguirán las simulaciones y patrañas sobre Gaza y Jerusalén, la impunidad de los gobernantes sospechados de prevaricato, los militares aplicando métodos totalitarios (que siempre investigan y nunca hallan nada), la policía violenta...? ¿Hasta cuándo los medios de prensa de la izquierda sionista del exterior van a tapar con un harnero la inepcia, la corrupción, la mentira? ¿Hasta cuándo seguirán ocupando la Cisjordania, imponiendo el toque de queda, allanando en las madrugadas los hogares de familias palestinas (delante de chicos de corta edad), destrozando muebles, humillando a los padres? ¿Hasta cuándo van a incumplir las decisiones de la ONU, de la Corte de La Haya...? ¿Hasta cuándo van a hacer oídos sordos a la proposición de los países árabes de Riad y el llamamiento de Siria a negociar? ¿Hasta cuándo...?
El informe de la organización de DDHH Betzelem, publicado en estos días, señala que a partir de la 2da. Intifida abandonaron en la ciudad de Hebrón más de mil viviendas de familias palestinas, y cerraron 1829 negocios en el centro de la ciudad. Los causantes de este éxodo provocado son las fuerzas del ejército israelí, la policía y los actos de vandalismo perpetrados por los colonizadores, con el estímulo y la protección de los círculos nazifascistas que operan en la sociedad israelí.
Este “éxodo” es una forma no disimulada de expulsar a los palestinos de sus casas, sus tierras y sus ciudades. Esta “transferencia de población” (el transfer), es un modo encubierto de poner en práctica el sueño de Rehavan Zehebi (Gandhi), sólo que en lugar de llamarlo por su nombre le cuelgan el apelativo “éxodo”... ¡Hasta cuándo!
El último cachetazo que recibió esa cosa que llaman “gobierno de Israel”, fue propinado por la CE y el gobierno americano: nadie fue a “celebrar” los fastos de la “unidad de Jerusalém”... La señora Rice les hizo la pera, y el gobierno de Olmert respira artificialmente a través de un aparato, vive de transfusión en transfusión y su muerta clínica, aunque lleve tiempo, es segura.
¿Cuánto más van a callar los hipócritas? ¿Cuánto más van a seguir

Gobernantes; periodistas; comentaristas; militares; izquierdistas de salón; toda la claque elitista del estado de Israel; ¿hasta cuándo van a seguir la farsa, el sainete del gobierno que “gobierna”, la kneset que “legisla”, el poder judicial que hace “justicia”, los periodistas que “dicen la verdad”, los comentaristas que se manejen con imposturas? ¿Hasta cuándo...?
¿Hasta cuándo seguirán las simulaciones y patrañas sobre Gaza y Jerusalén, la impunidad de los gobernantes sospechados de prevaricato, los militares aplicando métodos totalitarios (que siempre investigan y nunca hallan nada), la policía violenta...? ¿Hasta cuándo los medios de prensa de la izquierda sionista del exterior van a tapar con un harnero la inepcia, la corrupción, la mentira? ¿Hasta cuándo seguirán ocupando la Cisjordania, imponiendo el toque de queda, allanando en las madrugadas los hogares de familias palestinas (delante de chicos de corta edad), destrozando muebles, humillando a los padres? ¿Hasta cuándo van a incumplir las decisiones de la ONU, de la Corte de La Haya...? ¿Hasta cuándo van a hacer oídos sordos a la proposición de los países árabes de Riad y el llamamiento de Siria a negociar? ¿Hasta cuándo...?
El informe de la organización de DDHH Betzelem, publicado en estos días, señala que a partir de la 2da. Intifida abandonaron en la ciudad de Hebrón más de mil viviendas de familias palestinas, y cerraron 1829 negocios en el centro de la ciudad. Los causantes de este éxodo provocado son las fuerzas del ejército israelí, la policía y los actos de vandalismo perpetrados por los colonizadores, con el estímulo y la protección de los círculos nazifascistas que operan en la sociedad israelí.
Este “éxodo” es una forma no disimulada de expulsar a los palestinos de sus casas, sus tierras y sus ciudades. Esta “transferencia de población” (el transfer), es un modo encubierto de poner en práctica el sueño de Rehavan Zehebi (Gandhi), sólo que en lugar de llamarlo por su nombre le cuelgan el apelativo “éxodo”... ¡Hasta cuándo!
El último cachetazo que recibió esa cosa que llaman “gobierno de Israel”, fue propinado por la CE y el gobierno americano: nadie fue a “celebrar” los fastos de la “unidad de Jerusalém”... La señora Rice les hizo la pera, y el gobierno de Olmert respira artificialmente a través de un aparato, vive de transfusión en transfusión y su muerta clínica, aunque lleve tiempo, es segura.
Los escándalos ponen en aprietos a Bush

Las acusaciones contra dos 'halcones' próximos
al presidente debilitan más a la Casa Blanca
YOLANDA MONGE - Washington - 16/05/2007
Dicen los reporteros que cada día siguen al presidente que cada vez son menos los gritos de entusiasmo y más los suspiros. Que cuando George Bush entró hace unas semanas en un café de Peoria, en Illinois, cada parroquiano siguió a lo suyo tras levantar la vista y comprobar que sólo era el presidente. Le quedan poco menos de 600 días en la Casa Blanca y lucha por mantener el tipo como lo hicieron todos los otros presidentes de EE UU durante su segundo mandato. Pero remontándonos en la memoria reciente parece que la carga del número 43 es algo más pesada. Sus índices de aprobación se desploman a medida que los muertos en Irak aumentan y sus colaboradores más cercanos están tocados por el escándalo.
La clase política de Washington se pregunta cuánto durará el apoyo a Gonzales
Empleados del Banco Mundial lucen un lazo azul para pedir la marcha del presidente
Bush ha entrado por méritos propios en la categoría de lame duck, de pato cojo, como se conoce en EE UU a los presidentes que abordan la última fase de su mandato en situación de debilidad. Primero fue la derrota republicana del pasado noviembre. Y a partir de ahí, la caída libre. Mientras que las cadenas de 24 horas de información solían dar cada segundo de sus discursos, ahora esa norma forma parte del pasado. Tiene que venir la reina de Inglaterra para que Bush aguante 20 minutos en pantalla. Lo que interesa y preocupa es la sucesión para 2009, quién habitará el número 1600 de Pennsilvania Avenue. Eso, o la suerte que correrá el último hombre tocado por la desgracia dentro de la Administración o su entorno.
Mientras desde todas las esquinas del planeta se pedía la dimisión del presidente del Banco Mundial, Paul Wolfowitz, la Casa Blanca luchaba ayer por el arquitecto de la guerra de Irak. En rueda de prensa, el portavoz de Bush, aseguraba que a pesar de haber cometido errores, Wolfowitz no debía de ser despedido. "Hemos dejado claro que apoyamos a Wolfowitz", declaró Tony Snow. Wolfowitz se encuentra bajo el escrutinio del Banco y de la opinión pública por haber promocionado con un generoso salario a su novia, Shaha Riza.
En los pasillos del Banco Mundial, con sede en Washington, los empleados lucen un lazo azul que pide su marcha. Cuando George Bush puso a Wolfowitz al frente de la institución internacional no imaginaba que hasta desde Europa iban a llegar los gritos de dimisión. Es norma no escrita que Washington nombra al presidente del Banco y Europa al del FMI. Esa norma parece resquebrajarse cada día que pasa. Y pese a las buenas gestiones de la secretaria de Estado Condoleezza Rice, Europa insiste en que ha llegado la hora de Wolfowitz y, quizá, de que un americano ocupe el puesto
Tocado por la desgracia también estuvo Ronald Rumsfeld, coincidencias de la vida jefe de Wolfowitz cuando éste último era número dos de Defensa. Rumsfeld fue el chivo expiatorio del duro golpe sufrido por Bush en las elecciones legislativas del pasado mes de noviembre, en las que perdió ambas cámaras del Congreso.
El mismo presidente que insiste en apoyar a otro de sus hombres, su amigo y "abogado", como el propio Bush le llama en español. Cinco mujeres eran ayer desalojadas del Club Nacional de Prensa por pedir a gritos la dimisión de Alberto Gonzales, quien se prestó a desayunar con la prensa extranjera. Pero... ¿hasta cuándo Bush seguirá al lado de Gonzales? Esa es la pregunta que se hace la clase política de la capital de la nación. Ésa y esta otra: ¿cuánto está dañando a Bush la crisis de los fiscales despedidos por razones políticas que mancha al fiscal general?
En una dramática sesión de interrogatorio ante el Senado el pasado mes, que registró sus numerosas contradicciones y vacíos de memoria, el fiscal general de EE UU, quedó retratado como un administrador incompetente y sectario que ha puesto su lealtad a George W. Bush por encima del interés nacional y de las obligaciones de la justicia. Unos con duras palabras, otros con otras más corteses, la mayoría de los senadores que intervinieron destacaron la incapacidad de Gonzales para continuar en el cargo y le señalaron la puerta de salida. Los índices de aprobación en la treintena parecen indicar lo mismo al presidente de EE UU.
Dicen los reporteros que cada día siguen al presidente que cada vez son menos los gritos de entusiasmo y más los suspiros. Que cuando George Bush entró hace unas semanas en un café de Peoria, en Illinois, cada parroquiano siguió a lo suyo tras levantar la vista y comprobar que sólo era el presidente. Le quedan poco menos de 600 días en la Casa Blanca y lucha por mantener el tipo como lo hicieron todos los otros presidentes de EE UU durante su segundo mandato. Pero remontándonos en la memoria reciente parece que la carga del número 43 es algo más pesada. Sus índices de aprobación se desploman a medida que los muertos en Irak aumentan y sus colaboradores más cercanos están tocados por el escándalo.
La clase política de Washington se pregunta cuánto durará el apoyo a Gonzales
Empleados del Banco Mundial lucen un lazo azul para pedir la marcha del presidente
Bush ha entrado por méritos propios en la categoría de lame duck, de pato cojo, como se conoce en EE UU a los presidentes que abordan la última fase de su mandato en situación de debilidad. Primero fue la derrota republicana del pasado noviembre. Y a partir de ahí, la caída libre. Mientras que las cadenas de 24 horas de información solían dar cada segundo de sus discursos, ahora esa norma forma parte del pasado. Tiene que venir la reina de Inglaterra para que Bush aguante 20 minutos en pantalla. Lo que interesa y preocupa es la sucesión para 2009, quién habitará el número 1600 de Pennsilvania Avenue. Eso, o la suerte que correrá el último hombre tocado por la desgracia dentro de la Administración o su entorno.
Mientras desde todas las esquinas del planeta se pedía la dimisión del presidente del Banco Mundial, Paul Wolfowitz, la Casa Blanca luchaba ayer por el arquitecto de la guerra de Irak. En rueda de prensa, el portavoz de Bush, aseguraba que a pesar de haber cometido errores, Wolfowitz no debía de ser despedido. "Hemos dejado claro que apoyamos a Wolfowitz", declaró Tony Snow. Wolfowitz se encuentra bajo el escrutinio del Banco y de la opinión pública por haber promocionado con un generoso salario a su novia, Shaha Riza.
En los pasillos del Banco Mundial, con sede en Washington, los empleados lucen un lazo azul que pide su marcha. Cuando George Bush puso a Wolfowitz al frente de la institución internacional no imaginaba que hasta desde Europa iban a llegar los gritos de dimisión. Es norma no escrita que Washington nombra al presidente del Banco y Europa al del FMI. Esa norma parece resquebrajarse cada día que pasa. Y pese a las buenas gestiones de la secretaria de Estado Condoleezza Rice, Europa insiste en que ha llegado la hora de Wolfowitz y, quizá, de que un americano ocupe el puesto
Tocado por la desgracia también estuvo Ronald Rumsfeld, coincidencias de la vida jefe de Wolfowitz cuando éste último era número dos de Defensa. Rumsfeld fue el chivo expiatorio del duro golpe sufrido por Bush en las elecciones legislativas del pasado mes de noviembre, en las que perdió ambas cámaras del Congreso.
El mismo presidente que insiste en apoyar a otro de sus hombres, su amigo y "abogado", como el propio Bush le llama en español. Cinco mujeres eran ayer desalojadas del Club Nacional de Prensa por pedir a gritos la dimisión de Alberto Gonzales, quien se prestó a desayunar con la prensa extranjera. Pero... ¿hasta cuándo Bush seguirá al lado de Gonzales? Esa es la pregunta que se hace la clase política de la capital de la nación. Ésa y esta otra: ¿cuánto está dañando a Bush la crisis de los fiscales despedidos por razones políticas que mancha al fiscal general?
En una dramática sesión de interrogatorio ante el Senado el pasado mes, que registró sus numerosas contradicciones y vacíos de memoria, el fiscal general de EE UU, quedó retratado como un administrador incompetente y sectario que ha puesto su lealtad a George W. Bush por encima del interés nacional y de las obligaciones de la justicia. Unos con duras palabras, otros con otras más corteses, la mayoría de los senadores que intervinieron destacaron la incapacidad de Gonzales para continuar en el cargo y le señalaron la puerta de salida. Los índices de aprobación en la treintena parecen indicar lo mismo al presidente de EE UU.
15 mayo 2007
TODO /
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el mundo a través del pensamiento
Nuestro Boletín de Noticias se ha convertido en una
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Nosotros publicamos noticias, artículos y comentarios
de distintas fuentes, con un ángulo de enfoque más objetivo, independiente.
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Escribimos lo que otros callan u ocultan.
No buscamos congraciarnos:
la verdad es la palabra que da en el blanco.
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Cartas de lectores con opiniones, sugerencias o críticas:
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Un país cautivo
El artículo que publicamos a continuación parece muy valiente, que dice las cosas como deben decirse... Pero el cuadro que señala el autor está perimido, es anacrónico e incompleto. Señala síntomas archiconocidos, capitalistas que secuestraron al país, el capital financiero, el "poder invisible" detrás de quien medra el grupo de Benjamín Netaniahu, el hombre que espera detrás del trono que nos "liberemos" para que en un gambito espectacular se apodere de los resortes del poder y acabe la obra nefasta que, junto a los traficantes de armas israelíes, los fabricantes de armas (Alsinit, ElOp, etc., algunos altos jefes militares en actividad y retirados, mercenarios políticos y / o relacionados con la seguridad, están llevando a cabo desde el gobierno, junto al gobierno, fuera del gobierno y en la oposición al gobierno. Además (y no por último), un país y un puieblo que dominan a otro pueblo nunca, jamás de los jamases será libre... (Andrés Aldao)
Por Moshé Karif
No sólo los soldados israelíes secuestrados en el sur del Líbano y en Gaza están cautivos, todo el país fue secuestrado. En estos días nos dimos cuenta, y ahora sólo nos falta liberarnos.
Las plegarias de un país entero por el regreso de sus hijos cautivos a casa deberían sumarse a una sola plegaria por un país entero que fue tomado en cautiverio.
Un país cautivo de políticos irresponsables, que todas las señales indican que nada les interesa: ni los informes profesionales, ni las manifestaciones multitudinarias, ni las encuestas, ni las protestas frente a sus casas, como tampoco este artículo u otros.
El Estado de Israel fue secuestrado por sus autoridades electas. Ellos triunfaron por medio de una cuidada y programada campaña publicitaria dirigida por expertos en marketing político, que transformaron la desesperación política en la invención de un partido inexistente, cuyo precio por ser virtual pagamos ahora todos nosotros.
El Estado de Israel fue secuestrado por los capitales, sus contactos, relaciones y aspiraciones de ver un sistema público regulador débil y sin apoyo popular.
El Estado de Israel fue secuestrado por familias dominantes, que tienen en sus manos nuestros bienes económicos más importantes, desde recursos naturales hasta gigantescas corporaciones. Durante años pagamos por su existencia y mantenimiento, hasta que fueron vendidas a poco más de una docena de empresas y familias, muchas veces a precios de liquidación de fin de temporada.
El Estado de Israel fue secuestrado por los capitalistas con ayuda de algunos empleados públicos de alto rango, cuyo mayor sueño consiste en un intrépido ascenso a un puesto bien pago en la empresa pública que se acaba de vender. Una rápida mirada a los puestos directivos de las empresas públicas y los bancos indica cuán abierta y grosera es la cercanía entre capital y gobierno.
Nuestra política se desmembró, no hay debate público, el orden del día importante y relevante ya no está en la Knesset , sino que se maneja en simposios como el de Cesárea o Hertzlia. Allí, con una buena comida, se puede cerrar asuntos o informar sobre procesos estratégicos.
El Estado de Israel cayó en la trampa de grandes capitalistas que nos meten en el canal de televisión público-comercial todo tipo de programas de entretenimiento, distracciones y magias, que nos desdibujan la consciencia y nos focalizan en un gran aburrimiento y vacío de contenidos.
El Estado de Israel fue entregado a empleadores que aumentaron la producción de sus trabajadores pero disminuyeron su parte en las ganancias. Trabajan más por menos dinero. Los empleadores de 952.000 trabajadores – 36% del total – les pagan un salario de 2.582 shékels por mes (645 dólares).
El Estado de Israel fue secuestrado por sus altos directores, que disfrutan de un salario disparatado como si cada día fuese el último día de sus vidas: se otorgan a sí mismos extras por valor de millones y millones por la venta de la compañía de electricidad, cuando todavía no se secó la tinta de la licitación por el Bank Leumí, sus directores aumentaron sus extras en una suma que supera los 4 millones de shékels, a pesar de no haber cumplido con los objetivos establecidos por el banco. Y esto, con el argumento de evitar la “sensación de insatisfacción” entre los directores del banco.
Un hombre sabio escribió una vez: “Si no sabes que estás preso, ¿cómo pedirás tu libertad?”. En estos días hemos comprendido que somos prisioneros , y en qué condiciones. Sólo nos falta liberarnos.
Fuente: Yediot Aharonot - Povesham - 14/5/2007.
(*) Sitio web: www.pazahora.net
Por Moshé Karif
No sólo los soldados israelíes secuestrados en el sur del Líbano y en Gaza están cautivos, todo el país fue secuestrado. En estos días nos dimos cuenta, y ahora sólo nos falta liberarnos.
Las plegarias de un país entero por el regreso de sus hijos cautivos a casa deberían sumarse a una sola plegaria por un país entero que fue tomado en cautiverio.
Un país cautivo de políticos irresponsables, que todas las señales indican que nada les interesa: ni los informes profesionales, ni las manifestaciones multitudinarias, ni las encuestas, ni las protestas frente a sus casas, como tampoco este artículo u otros.
El Estado de Israel fue secuestrado por sus autoridades electas. Ellos triunfaron por medio de una cuidada y programada campaña publicitaria dirigida por expertos en marketing político, que transformaron la desesperación política en la invención de un partido inexistente, cuyo precio por ser virtual pagamos ahora todos nosotros.
El Estado de Israel fue secuestrado por los capitales, sus contactos, relaciones y aspiraciones de ver un sistema público regulador débil y sin apoyo popular.
El Estado de Israel fue secuestrado por familias dominantes, que tienen en sus manos nuestros bienes económicos más importantes, desde recursos naturales hasta gigantescas corporaciones. Durante años pagamos por su existencia y mantenimiento, hasta que fueron vendidas a poco más de una docena de empresas y familias, muchas veces a precios de liquidación de fin de temporada.
El Estado de Israel fue secuestrado por los capitalistas con ayuda de algunos empleados públicos de alto rango, cuyo mayor sueño consiste en un intrépido ascenso a un puesto bien pago en la empresa pública que se acaba de vender. Una rápida mirada a los puestos directivos de las empresas públicas y los bancos indica cuán abierta y grosera es la cercanía entre capital y gobierno.
Nuestra política se desmembró, no hay debate público, el orden del día importante y relevante ya no está en la Knesset , sino que se maneja en simposios como el de Cesárea o Hertzlia. Allí, con una buena comida, se puede cerrar asuntos o informar sobre procesos estratégicos.
El Estado de Israel cayó en la trampa de grandes capitalistas que nos meten en el canal de televisión público-comercial todo tipo de programas de entretenimiento, distracciones y magias, que nos desdibujan la consciencia y nos focalizan en un gran aburrimiento y vacío de contenidos.
El Estado de Israel fue entregado a empleadores que aumentaron la producción de sus trabajadores pero disminuyeron su parte en las ganancias. Trabajan más por menos dinero. Los empleadores de 952.000 trabajadores – 36% del total – les pagan un salario de 2.582 shékels por mes (645 dólares).
El Estado de Israel fue secuestrado por sus altos directores, que disfrutan de un salario disparatado como si cada día fuese el último día de sus vidas: se otorgan a sí mismos extras por valor de millones y millones por la venta de la compañía de electricidad, cuando todavía no se secó la tinta de la licitación por el Bank Leumí, sus directores aumentaron sus extras en una suma que supera los 4 millones de shékels, a pesar de no haber cumplido con los objetivos establecidos por el banco. Y esto, con el argumento de evitar la “sensación de insatisfacción” entre los directores del banco.
Un hombre sabio escribió una vez: “Si no sabes que estás preso, ¿cómo pedirás tu libertad?”. En estos días hemos comprendido que somos prisioneros , y en qué condiciones. Sólo nos falta liberarnos.
Fuente: Yediot Aharonot - Povesham - 14/5/2007.
(*) Sitio web: www.pazahora.net
Dimite el 'numero dos' del Secretario de Justicia de Estados Unidos
Paul McNulty, subsecretario de Justicia, ha dejado su cargo con una carta a su superior, Alberto Gonzales
ELPAIS.com / AGENCIAS - Madrid / Washington - 15/05/2007
La tormenta sobre el secretario de Justicia (ministro de Justicia) estadounidense Alberto Gonzales parece estar lejos de amainar. Su número dos, el subsecretario de Justicia Paul McNulty, ha anunciado hoy sus dimisiones en una carta en la que aclara que dejará el cargo este verano. Ésta es la tercera -y más importante- baja que se produce en el seno del Departamento de Justicia desde el pasado diciembre. McNulty es el funcionario de mayor rango de la administración Bush en dimitir a consecuencia del revuelo generado por el despido de varios fiscales federales.
El subsecretario había sido salpicado por el escándalo que produjo la decisión de despedir a varios fiscales federales de Estados Unidos por supuestas razones políticas. El subsecretario había testificado el pasado febrero que al menos uno de los fiscales había sido despedido por razones políticas ya que había recibido la orden de ceder el puesto a un protegido de Karl Rove, el principal asesor político de Bush. La declaración provocó la ira de su jefe, Alberto Gonzales, que ya se enfrentaba a peticiones de dimisión por parte de varios congresistas, peticiones a las que se ha resistido hasta ahora.
Hoy ha sido el mismo Gonzales quién ha comunicado a la prensa la decisión de su 'número dos' que deja el cargo oficialmente por razones personales. McNulty ha sido un "gestor eficaz en el día a día", ha asegurado Gonzales, que ha añadido que no hay duda de que Estados Unidos "se ha beneficiado de su dedicación desinteresada al buen gobierno".
Cadena de dimisiones
La primera dimisión tras el despido de los fiscales se produjo el pasado 12 de marzo, cuando Gonzales confirmó que había aceptado la renuncia de su jefe de personal, Kyle Sampson, quien estuvo en estrecha comunicación con la entonces asesora legal de la Casa Blanca Harriet Myers sobre los despidos de los fiscales y sus posibles repercusiones políticas.
Posteriormente, el 6 de abril, Monica Goodling, una de las asesoras más cercanas al secretario de Justicia, Alberto Gonzales, dimitió, después de haber indicado que se negaría a testificar ante el Congreso sobre el despido de ocho fiscales federales.
ELPAIS.com / AGENCIAS - Madrid / Washington - 15/05/2007
La tormenta sobre el secretario de Justicia (ministro de Justicia) estadounidense Alberto Gonzales parece estar lejos de amainar. Su número dos, el subsecretario de Justicia Paul McNulty, ha anunciado hoy sus dimisiones en una carta en la que aclara que dejará el cargo este verano. Ésta es la tercera -y más importante- baja que se produce en el seno del Departamento de Justicia desde el pasado diciembre. McNulty es el funcionario de mayor rango de la administración Bush en dimitir a consecuencia del revuelo generado por el despido de varios fiscales federales.
El subsecretario había sido salpicado por el escándalo que produjo la decisión de despedir a varios fiscales federales de Estados Unidos por supuestas razones políticas. El subsecretario había testificado el pasado febrero que al menos uno de los fiscales había sido despedido por razones políticas ya que había recibido la orden de ceder el puesto a un protegido de Karl Rove, el principal asesor político de Bush. La declaración provocó la ira de su jefe, Alberto Gonzales, que ya se enfrentaba a peticiones de dimisión por parte de varios congresistas, peticiones a las que se ha resistido hasta ahora.
Hoy ha sido el mismo Gonzales quién ha comunicado a la prensa la decisión de su 'número dos' que deja el cargo oficialmente por razones personales. McNulty ha sido un "gestor eficaz en el día a día", ha asegurado Gonzales, que ha añadido que no hay duda de que Estados Unidos "se ha beneficiado de su dedicación desinteresada al buen gobierno".
Cadena de dimisiones
La primera dimisión tras el despido de los fiscales se produjo el pasado 12 de marzo, cuando Gonzales confirmó que había aceptado la renuncia de su jefe de personal, Kyle Sampson, quien estuvo en estrecha comunicación con la entonces asesora legal de la Casa Blanca Harriet Myers sobre los despidos de los fiscales y sus posibles repercusiones políticas.
Posteriormente, el 6 de abril, Monica Goodling, una de las asesoras más cercanas al secretario de Justicia, Alberto Gonzales, dimitió, después de haber indicado que se negaría a testificar ante el Congreso sobre el despido de ocho fiscales federales.
El Papa ignora en Brasil a los teólogos de la liberación
El éxodo de católicos se atribuye a la falta de interés de la Iglesia por los más desfavorecidos
JUAN ARIAS - Río de Janeiro - 15/05/2007
El papa Benedicto XVI concluyó el domingo su visita a Brasil, el país con mayor número de católicos del mundo, donde la Teología de la liberación ha echado más raíces. Estos días, aprovechando la presencia del Papa, los medios de comunicación brasileños han dado mucho relieve al teólogo de la liberación Leonardo Boff, que fue condenado al silencio tras un proceso en el Vaticano por el entonces prefecto de la Congregación de la Fe, cardenal Joseph Ratzinger, hoy Benedicto XVI.
El trabajo por los pobres ha inspirado la creación de 80.000 comunidades de base
En sus discursos, el papa Ratzinger no hizo prácticamente alusiones directas a la Teología de la liberación, aunque sí indirectas al decir que la Iglesia no debe seguir las ideologías. Y la acusación vaticana de fondo a dicha teología es que es ideológica más que teológica.
Boff ha repetido lo mismo que suelen hacer todos los seguidores de esa teología: que se basa en la importancia dada en el evangelio a los pobres, lisiados y humillados y que, por tanto, no puede morir. Desde América Latina se ha expandido a otros países y continentes, como África y Asia.
Si hoy se habla menos de ella, dice Boff, "es porque ya no está de moda". Baste recordar que sólo en Brasil existen 80.000 comunidades de base y medio millón de círculos bíblicos, todos ellos inspirados en la Teología de la liberación.
La excusa dada por el Vaticano para su condena es que se inspira en el marxismo. Los teólogos de la liberación, como Jon Sobrino, recientemente condenado por el Papa por sus teorías sobre Jesucristo, niegan tal conexión.
"Marx no es padre ni padrino de la Teología de la liberación. Lo son los profetas, la práctica de Jesús y de los apóstoles, que siempre se interesaron de forma especial por los pobres como parte esencial de la liberación", afirmó ayer Boff.
Si la Iglesia está preocupada en Brasil y en América Latina por el éxodo de los católicos hacia las iglesias evangélicas -que el Papa equivocadamente ha calificado de sectas- hasta lanzar aquí una cruzada para recuperar esos millones de católicos perdidos, ello se debe, según los teólogos de la liberación, a que la Iglesia católica no se interesa por los pobres, no sintoniza con su lenguaje ni con sus problemas reales y se ha convertido, sobre todo, en la Iglesia de la clase media.
La Iglesia teme a las comunidades de base, por ejemplo, que son las más dinámicas dentro del catolicismo y a las que Roma nunca ha querido reconocer, porque, según ha dicho Boff al diario O Globo, "ellas representan la génesis de un modelo nuevo de iglesia, más participativo, más igualitario y más pueblo de Dios".
Y añade: "Ellas [las comunidades de base] obligan a obispos y sacerdotes a estar entre la gente, a ser sencillos y a representar la cultura popular, cosa que a muchos no les gusta, porque no saben cómo lidiar con eso y se sienten desplazados".
La pregunta que se hace el clero más progresista es cuántos católicos más se habrían ya ido a las iglesias evangélicas -a las que no se les puede negar un acercamiento mayor a los pobres y una mayor participación de los fieles al culto- sin el dinamismo de las comunidades de base y de los círculos de estudios y vivencias bíblicas, que son los que mantienen viva la fe en millones de fieles, en particular de las clases más bajas.
Benedicto XVI no ha condenado abiertamente la Teología de la liberación, porque no puede condenar que la Iglesia manifieste un mayor interés por los pobres, que sería tanto como negar la esencia del evangelio y de la doctrina del profeta de Nazaret.
Pan para los hambrientos
Una vez Juan Pablo II dijo durante uno de sus viajes internacionales: "Yo también soy un teólogo de la liberación". Podría decirlo igualmente Benedicto XVI. Lo que ocurre es que los papas querrían, dice un teólogo de la liberación, que esa teología no tuviera consecuencias políticas, algo que es imposible. Según Boff, a la Iglesia le interesa sobre todo el hambre de Dios de los pobres, mientras que para los teólogos de la liberación sería inmoral hablar de Dios a los pobres antes de llenarles la barriga.
Para la Teología de la liberación no es posible separar hambre de pan de hambre espiritual. Jesús multiplicaba los panes y los peces para que la gente no tuviera hambre y curaba a los enfermos antes de hablarles de Dios. Y para dar comida a los hambrientos es necesario criticar las injustas estructuras de poder que mantienen aún a millones de seres humanos sin comida y sin asistencia. ¿Es esto marxismo? Ésa es la dialéctica que sigue separando a los teólogos de la liberación de la doctrina del Vaticano y de la curia romana.
JUAN ARIAS - Río de Janeiro - 15/05/2007
El papa Benedicto XVI concluyó el domingo su visita a Brasil, el país con mayor número de católicos del mundo, donde la Teología de la liberación ha echado más raíces. Estos días, aprovechando la presencia del Papa, los medios de comunicación brasileños han dado mucho relieve al teólogo de la liberación Leonardo Boff, que fue condenado al silencio tras un proceso en el Vaticano por el entonces prefecto de la Congregación de la Fe, cardenal Joseph Ratzinger, hoy Benedicto XVI.
El trabajo por los pobres ha inspirado la creación de 80.000 comunidades de base
En sus discursos, el papa Ratzinger no hizo prácticamente alusiones directas a la Teología de la liberación, aunque sí indirectas al decir que la Iglesia no debe seguir las ideologías. Y la acusación vaticana de fondo a dicha teología es que es ideológica más que teológica.
Boff ha repetido lo mismo que suelen hacer todos los seguidores de esa teología: que se basa en la importancia dada en el evangelio a los pobres, lisiados y humillados y que, por tanto, no puede morir. Desde América Latina se ha expandido a otros países y continentes, como África y Asia.
Si hoy se habla menos de ella, dice Boff, "es porque ya no está de moda". Baste recordar que sólo en Brasil existen 80.000 comunidades de base y medio millón de círculos bíblicos, todos ellos inspirados en la Teología de la liberación.
La excusa dada por el Vaticano para su condena es que se inspira en el marxismo. Los teólogos de la liberación, como Jon Sobrino, recientemente condenado por el Papa por sus teorías sobre Jesucristo, niegan tal conexión.
"Marx no es padre ni padrino de la Teología de la liberación. Lo son los profetas, la práctica de Jesús y de los apóstoles, que siempre se interesaron de forma especial por los pobres como parte esencial de la liberación", afirmó ayer Boff.
Si la Iglesia está preocupada en Brasil y en América Latina por el éxodo de los católicos hacia las iglesias evangélicas -que el Papa equivocadamente ha calificado de sectas- hasta lanzar aquí una cruzada para recuperar esos millones de católicos perdidos, ello se debe, según los teólogos de la liberación, a que la Iglesia católica no se interesa por los pobres, no sintoniza con su lenguaje ni con sus problemas reales y se ha convertido, sobre todo, en la Iglesia de la clase media.
La Iglesia teme a las comunidades de base, por ejemplo, que son las más dinámicas dentro del catolicismo y a las que Roma nunca ha querido reconocer, porque, según ha dicho Boff al diario O Globo, "ellas representan la génesis de un modelo nuevo de iglesia, más participativo, más igualitario y más pueblo de Dios".
Y añade: "Ellas [las comunidades de base] obligan a obispos y sacerdotes a estar entre la gente, a ser sencillos y a representar la cultura popular, cosa que a muchos no les gusta, porque no saben cómo lidiar con eso y se sienten desplazados".
La pregunta que se hace el clero más progresista es cuántos católicos más se habrían ya ido a las iglesias evangélicas -a las que no se les puede negar un acercamiento mayor a los pobres y una mayor participación de los fieles al culto- sin el dinamismo de las comunidades de base y de los círculos de estudios y vivencias bíblicas, que son los que mantienen viva la fe en millones de fieles, en particular de las clases más bajas.
Benedicto XVI no ha condenado abiertamente la Teología de la liberación, porque no puede condenar que la Iglesia manifieste un mayor interés por los pobres, que sería tanto como negar la esencia del evangelio y de la doctrina del profeta de Nazaret.
Pan para los hambrientos
Una vez Juan Pablo II dijo durante uno de sus viajes internacionales: "Yo también soy un teólogo de la liberación". Podría decirlo igualmente Benedicto XVI. Lo que ocurre es que los papas querrían, dice un teólogo de la liberación, que esa teología no tuviera consecuencias políticas, algo que es imposible. Según Boff, a la Iglesia le interesa sobre todo el hambre de Dios de los pobres, mientras que para los teólogos de la liberación sería inmoral hablar de Dios a los pobres antes de llenarles la barriga.
Para la Teología de la liberación no es posible separar hambre de pan de hambre espiritual. Jesús multiplicaba los panes y los peces para que la gente no tuviera hambre y curaba a los enfermos antes de hablarles de Dios. Y para dar comida a los hambrientos es necesario criticar las injustas estructuras de poder que mantienen aún a millones de seres humanos sin comida y sin asistencia. ¿Es esto marxismo? Ésa es la dialéctica que sigue separando a los teólogos de la liberación de la doctrina del Vaticano y de la curia romana.
Sombras de censura sobre la abstención de Cécilia Sarkozy

Un semanario francés retira, por supuestas presiones, un reportaje que revelaba que la esposa del nuevo presidente no votó el día 6
J. M. MARTÍ FONT - París - 15/05/2007
No todo va sobre ruedas para Nicolas Sarkozy. Su matrimonio vuelve a crearle problemas. Su esposa Cécilia -en otros tiempos cercana colaboradora- estuvo ausente durante toda la campaña. Una actitud que dio pie a infinidad de rumores que, finalmente, aireó el ultraderechista Jean-Marie Le Pen en su último intento desesperado de desprestigiarle. Cécilia no acudió a votar con su marido, pero reapareció la noche de la victoria. Las cámaras captaron incluso un beso y mostraron, al día siguiente, a la familia entera saliendo del hotel camino de sus cortas vacaciones en un yate de lujo frente a las costas de Malta.
'Le Monde' dice que hubo presiones del dueño del 'Journal du Dimanche'
Reporteros sin Fronteras hizo pública una nota expresando su preocupación
Este pasado domingo, el Journal du Dimanche (JDD), tenía previsto publicar un artículo en el que desvelaba que Cécilia no acudió a votar el 6 de mayo. Dos periodistas de este rotativo, propiedad de Grupo Lagardère, consultaron el registro del colegio electoral de Neully-sur-Seine, localidad de la que Sarkozy fue alcalde y donde está censada la familia, y descubrieron que ella no figuraba en la lista de quienes habían emitido su voto. Estos listados son públicos, por lo que la información no partía de ningún acto ilegal. Los periodistas de este dominical comentaron el contenido de su artículo a mediados de semana en una reunión y el director decidió su publicación, incluyendo una fotografía de la mencionada lista.
Pero en la reunión del sábado, el director del JDD, Jacques Espérandieu, decidió que no se publicaba. El mismo domingo, el diario electrónico Rue 89, creado por dos antiguos periodistas de Libération, colgaba en su web un relato pormenorizado de lo sucedido, indicando que la decisión de no publicar el artículo se debió a las presiones recibidas en la redacción de JDD por parte de miembros del entorno del nuevo presidente, e incluso del propio Arnaud Lagardère, intimo amigo de Sarkozy. Rue 89, además, añadía detalles sobre una supuesta discusión entre los Sarkozy la noche de la victoria electoral.
La agencia France Presse entrevistó a Espérandieu y el director de JDD aseguraba que la decisión de no publicar el artículo había sido exclusivamente suya, alegando que se trataba de algo referente a "la esfera privada". El mismo sábado por la mañana, aseguraba, le habían anunciado la publicación del artículo. "Pedí expresamente que fuera acompañado por una llamada telefónica a la principal interesada". Como no hubo ninguna reacción, ni de Sarkozy ni de su mujer, decidió "no publicarlo". Sí, admitía, hubo "un cierto número de llamadas telefónicas de gente que insistía en el aspecto privado de la información".
El entorno del nuevo presidente negaba ayer haber presionado al director del JDD para impedir la publicación del artículo. Pero el diario Le Monde aseguraba tener informaciones sobre que fue el propio Lagardère quien llamó al JDD. El problema es que no es la primera vez que Sarkozy recurre a sus amigos -y especialmente a Lagardère, "su hermano"- para interesarse sobre informaciones referentes a su esposa. El caso más notorio es el despido del director del semanario Paris-Match, Alain Genestar, por haber publicado las fotos de Cécilia Sarkozy con su amigo el publicitario Richard Attias el verano de 2005, cuando la pareja se había separado.
El incidente de este fin de semana pone en evidencia dos debilidades del nuevo presidente francés: la inestabilidad de su matrimonio con Cécilia y su obsesión por controlar lo incontrolable en el mundo de la comunicación. María Sara Isabel Ciganer Albéniz, nacida el 12 de noviembre de 1957 en Boulogne-Billancourt, en las afueras de París, es una mujer que, por lo que se va desvelando, no está dispuesta a asumir el papel de discreta primera dama ni le preocupa demasiado crearle problemas a su cónyuge. La hija de Teresita Albéniz, nieta del compositor español Isaac Albéniz, y de André Ciganer, peletero de origen rumano, ha llegado a declarar que no tiene "ni una gota de sangre francesa".
El otro asunto es más inquietante. Sarkozy cuenta entre sus mejores amigos a los propietarios de las principales cadenas de televisión. Además de Lagardère -dueño de Hachette- entre otras amistades dispuestas a hacerle un favor está Martin Bouygues, que controla TF1 junto a Vincent Bollore, el mismo que le prestó el yate y que a su vez es dueño de otras cadenas audiovisuales. Y si es necesario, es el propio Sarkozy quien llama a los propietarios e incluso a los periodistas cuando una información no le gusta. Lo hizo con Philippe de Rotschild, el accionista de Libération, y con el dibujante Plantu en Le Monde. Reporteros sin Fronteras (RSF) hizo pública ayer una nota expresando su preocupación. ■
J. M. MARTÍ FONT - París - 15/05/2007
No todo va sobre ruedas para Nicolas Sarkozy. Su matrimonio vuelve a crearle problemas. Su esposa Cécilia -en otros tiempos cercana colaboradora- estuvo ausente durante toda la campaña. Una actitud que dio pie a infinidad de rumores que, finalmente, aireó el ultraderechista Jean-Marie Le Pen en su último intento desesperado de desprestigiarle. Cécilia no acudió a votar con su marido, pero reapareció la noche de la victoria. Las cámaras captaron incluso un beso y mostraron, al día siguiente, a la familia entera saliendo del hotel camino de sus cortas vacaciones en un yate de lujo frente a las costas de Malta.
'Le Monde' dice que hubo presiones del dueño del 'Journal du Dimanche'
Reporteros sin Fronteras hizo pública una nota expresando su preocupación
Este pasado domingo, el Journal du Dimanche (JDD), tenía previsto publicar un artículo en el que desvelaba que Cécilia no acudió a votar el 6 de mayo. Dos periodistas de este rotativo, propiedad de Grupo Lagardère, consultaron el registro del colegio electoral de Neully-sur-Seine, localidad de la que Sarkozy fue alcalde y donde está censada la familia, y descubrieron que ella no figuraba en la lista de quienes habían emitido su voto. Estos listados son públicos, por lo que la información no partía de ningún acto ilegal. Los periodistas de este dominical comentaron el contenido de su artículo a mediados de semana en una reunión y el director decidió su publicación, incluyendo una fotografía de la mencionada lista.
Pero en la reunión del sábado, el director del JDD, Jacques Espérandieu, decidió que no se publicaba. El mismo domingo, el diario electrónico Rue 89, creado por dos antiguos periodistas de Libération, colgaba en su web un relato pormenorizado de lo sucedido, indicando que la decisión de no publicar el artículo se debió a las presiones recibidas en la redacción de JDD por parte de miembros del entorno del nuevo presidente, e incluso del propio Arnaud Lagardère, intimo amigo de Sarkozy. Rue 89, además, añadía detalles sobre una supuesta discusión entre los Sarkozy la noche de la victoria electoral.
La agencia France Presse entrevistó a Espérandieu y el director de JDD aseguraba que la decisión de no publicar el artículo había sido exclusivamente suya, alegando que se trataba de algo referente a "la esfera privada". El mismo sábado por la mañana, aseguraba, le habían anunciado la publicación del artículo. "Pedí expresamente que fuera acompañado por una llamada telefónica a la principal interesada". Como no hubo ninguna reacción, ni de Sarkozy ni de su mujer, decidió "no publicarlo". Sí, admitía, hubo "un cierto número de llamadas telefónicas de gente que insistía en el aspecto privado de la información".
El entorno del nuevo presidente negaba ayer haber presionado al director del JDD para impedir la publicación del artículo. Pero el diario Le Monde aseguraba tener informaciones sobre que fue el propio Lagardère quien llamó al JDD. El problema es que no es la primera vez que Sarkozy recurre a sus amigos -y especialmente a Lagardère, "su hermano"- para interesarse sobre informaciones referentes a su esposa. El caso más notorio es el despido del director del semanario Paris-Match, Alain Genestar, por haber publicado las fotos de Cécilia Sarkozy con su amigo el publicitario Richard Attias el verano de 2005, cuando la pareja se había separado.
El incidente de este fin de semana pone en evidencia dos debilidades del nuevo presidente francés: la inestabilidad de su matrimonio con Cécilia y su obsesión por controlar lo incontrolable en el mundo de la comunicación. María Sara Isabel Ciganer Albéniz, nacida el 12 de noviembre de 1957 en Boulogne-Billancourt, en las afueras de París, es una mujer que, por lo que se va desvelando, no está dispuesta a asumir el papel de discreta primera dama ni le preocupa demasiado crearle problemas a su cónyuge. La hija de Teresita Albéniz, nieta del compositor español Isaac Albéniz, y de André Ciganer, peletero de origen rumano, ha llegado a declarar que no tiene "ni una gota de sangre francesa".
El otro asunto es más inquietante. Sarkozy cuenta entre sus mejores amigos a los propietarios de las principales cadenas de televisión. Además de Lagardère -dueño de Hachette- entre otras amistades dispuestas a hacerle un favor está Martin Bouygues, que controla TF1 junto a Vincent Bollore, el mismo que le prestó el yate y que a su vez es dueño de otras cadenas audiovisuales. Y si es necesario, es el propio Sarkozy quien llama a los propietarios e incluso a los periodistas cuando una información no le gusta. Lo hizo con Philippe de Rotschild, el accionista de Libération, y con el dibujante Plantu en Le Monde. Reporteros sin Fronteras (RSF) hizo pública ayer una nota expresando su preocupación. ■
Los electores de Bremen castigan a los dos grandes partidos
Las elecciones para el Parlamento regional de la ciudad-Estado de Bremen han significado un castigo para los socialdemócratas y democristianos que forman la gran coalición en Alemania y que también gobiernan en ese Estado de menos de 600.000 habitantes. Bremen es la prueba palpable de alguno de los despropósitos del sistema federal alemán. Dos ciudades, Bremen y su puerto, con menos habitantes que Málaga capital, forman un Estado federado equiparado al de Renania del Norte-Westfalia, con 18 millones. La única diferencia es que en la segunda Cámara legislativa, el Consejo Federal, Bremen tiene tres votos y Renania-Westfalia, cinco.
Bremen es un feudo tradicional de la socialdemocracia que gobierna allí de forma ininterrumpida desde 1946, pero lejos ya de las mayorías absolutas de los buenos tiempos. La gran coalición del SPD con la CDU, formada en 1995, tras el fracaso de la alianza con Los Verdes, obligó al matrimonio de conveniencia SPD-CDU, que podría romperse tras los resultados de este domingo. El SPD podrá elegir pareja porque cuenta con suficientes escaños para formar gobierno de nuevo con Los Verdes como antes de 1995, como pide la izquierda del partido, o seguir con la CDU. Ante todo, y esto preocupa en Alemania, el gran vencedor de la elección ha sido la abstención del 42% de los 490.000 votantes. El segundo dato de interés es el castigo a los dos partidos de coalición, cuyas pérdidas suman casi 10 puntos. El 36,83% del SPD supone una pérdida de 5,47 puntos. El 25,66% de la CDU, de 4,1 puntos. En Berlín tienen que haber tomado nota de este aviso y pondrán las barbas a remojar por si se repite en el ámbito federal.
El gran vencedor de la elección con un 8,4% de votos ha sido La Izquierda, formado por los poscomunistas y un conglomerado de disidentes del SPD y sindicalistas. Hasta ahora, La Izquierda no había logrado poner pie en un Parlamento regional de Alemania Occidental.
Bremen es un feudo tradicional de la socialdemocracia que gobierna allí de forma ininterrumpida desde 1946, pero lejos ya de las mayorías absolutas de los buenos tiempos. La gran coalición del SPD con la CDU, formada en 1995, tras el fracaso de la alianza con Los Verdes, obligó al matrimonio de conveniencia SPD-CDU, que podría romperse tras los resultados de este domingo. El SPD podrá elegir pareja porque cuenta con suficientes escaños para formar gobierno de nuevo con Los Verdes como antes de 1995, como pide la izquierda del partido, o seguir con la CDU. Ante todo, y esto preocupa en Alemania, el gran vencedor de la elección ha sido la abstención del 42% de los 490.000 votantes. El segundo dato de interés es el castigo a los dos partidos de coalición, cuyas pérdidas suman casi 10 puntos. El 36,83% del SPD supone una pérdida de 5,47 puntos. El 25,66% de la CDU, de 4,1 puntos. En Berlín tienen que haber tomado nota de este aviso y pondrán las barbas a remojar por si se repite en el ámbito federal.
El gran vencedor de la elección con un 8,4% de votos ha sido La Izquierda, formado por los poscomunistas y un conglomerado de disidentes del SPD y sindicalistas. Hasta ahora, La Izquierda no había logrado poner pie en un Parlamento regional de Alemania Occidental.
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