14 abril 2007

TODO / Los condenados del Medio Oriente

CIRCO HAY, PAN NO

Sesenta y cinco años después de la gran matanza de judíos, progresistas, liberales, socialistas y comunistas, gitanos y otras minorías, cuando esos millones de muertos no tienen una tumba, una lápida y están desaparecidos y borrados, nosotros vivimos en un país cuyo gobierno, cuyas instituciones y cuya población es mayoritariamente judía. Y ésta calla o consiente, disimula y apuntala con su silencio vergonzante la actitud decrépita de los sucesivos gobiernos de Israel, cuyo ejército ocupa un país vecino desde hace cuarenta años... Invade, asalta, maltrata, asesina, encierra y destruye en nombre de... ¿en nombre de qué, de quién?

La fábrica de pretextos y mentiras está agotada, ya no tiene argumentos, difama. inventa y aplica la doctrina de un maestro de la mentira del Tercer Reich, que sabía decir que “...cuanto más grande la mentira, cuando más se la repite, más se cree en ella”.
Los sirios proponen la paz, la cumbre árabe de Riad propone la paz, el Hamás se aviene a conversar sobre un cese de la lucha, los pueblos están cansados del estado de guerra, de los atentados y los crímenes en las zonas ocupadas. En su mayoría, desean que haya cambios, que las intenciones no queden en intenciones y se reúnan alrededor de una mesa y debatan, discutan, riñan, pero que lleven adelante las conversaciones de paz. Que las palabras suplanten a las armas, a los helicópteros, a los grupos terroristas del ejército y a los actos terroristas de las milicias palestinas, cuyo enfrentamiento contra Tzáhal es legítimo. Que no caigan kazamim ni katiushas, y que los soldados israelíes dejen a asesinar a civiles indefensos e inocentes.

¿Es mucho pedir? Parece inútil y ridículo hablar de una paz inexcusable. Se habla de Palestina como la de una ocupación justificada y necesaria. Un acto de rapiña de hace cuatro décadas se ha convertido en una realidad de facto, lo que se ha ocupado está canonizado... El vencedor impone las leyes y las condiciones: pretextos y subterfugios no faltaron a lo largo de los últimos sesenta años... ¿Hasta cuando?

Mientras tanto, los escándalos no cesan, las sospechas de nuevos escándalos asedian al gobierno de Olmert en una inexorable operación de pinzas. Pero los protagonistas se dedican a contratar abogados defensores, asesores de imagen pública, el país está en ralenti, la administración opera por inercia, no hay inflación en números pero se la advierte en las estanterías y los negocios, y en los bolsillos de cada ciudadano. Los gerentes y funcionarios de la administración pública, la aristocracia obrera (la sociedad de electricidad, etc.), los gerentes y los adláteres de la banca, los generales y oficiales de la derrota cobran sueldos hollywoodenses, los ricos se hacen más ricos y los pobres siguen cuesta abajo en la rodada.
El estado de Israel ha perdido todo crédito en el mundo, se lo considera un estado fanático e intolerante, guerrero, prepotente. Se reclama un país democrático (porque hay elecciones cada cuatro años) y actúa como un estado totalitario que no respeta las leyes internacionales. Su sociedad con el gendarme del mundo (USA) le ha dado una sensación de fortaleza y se conduce con total impunidad. Pero la cuerda se va agotando... La conducta de este gobierno, el más impopular e incompetente de su historia, ha exacerbado todos los ánimos: nadie lo soporta, ni la derecha ni los otros. La debacle está muy cercana en el espacio. Y después de Winograd es muy posible que también en el tiempo. Aunque (esta es la pregunta trágica), ¿ luego qué?

Los partidos políticos son el calco del latrocinio. Los laboristas, sin líderes, se ocupan de elecciones internas. El likud, como cuervos que fueron, que son, revolotean sobre el cadáver del gobierno de kadima y sus socios. Liberman, el minúsculo Rasputin de la política de bambalinas, estudia los discursos de Hitler y Mussolini. Los partidos religiosos y los colonizadores intentan convertir a Israel en una autocracia del siglo XVII. Kadima (adelante) viaja en el furgón de cola. Y Olmert (apoyado por un 5%), espera que la espada de Damocles de la Comisión Winograd y las decisiones del fiscal general pongan fin a su vergonzoso mandato.
Last, bat not list, los tres soldados isrelíes tomados prisioneros siguen el destino trazado por la incompetencia y la abulia del gobierno israelí... por cuyo rescate y libertad, aducen, salieron a la guerra. Todos esperamos las palabras de Olmert que nos liberen de comisiones y fiscales: Me, me adsum qui feci (Yo, yo soy quien lo hizo, Virgilio, Eneida),


© Andrés Aldao

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