01 abril 2007

TODO 1º de ABRIL (artículo del editor)



No hay peor ciego que el que no quiere ver...



por Andrés Aldao

No hay peores charlatanes que los inventores de la teoría pura. Mientras la corriente histórica marcha, inexorable, hacia el futuro, hacia la solución de conflictos en los que están enfrentados dos pueblos que hasta el presente han dirimido −y dirimen− sus conflictos por medio del terror, las armas y el duelo, esos charlatanes construyen teorías puras y grises, alejadas de la realidad, sofismas que prueban cualquier cosa menos la verdad objetiva.
Los gobiernos de Israel, y en particular el desgobierno actual, supieron y saben enmarañar las realidades del Medio Oriente en un fárrago de ficciones absurdas y pueriles, pero muy aptas para engañar, una y mil veces, el flaco entendimiento de ciudadanos educados y embotados durante 59 años con consignas pompas de jabón, gratas para el alma chovinista y arrogante de la mayoría de los ciudadanos comunes de Israel.
Es sabido que una mentira, repetida mañana, tarde y noche, día tras día, mes tras mes, año tras año, en la escuela, la radio, la televisión, los discursos oficiales y opositores, los diarios, comentaristas, estrategos, militares enceguecidos por la soberbia y por victorias que jadean en los libros de historia, en los discursos patrióticos de los días de la independencia de parte de los políticos, gobernantes, directores de escuela y maestras, militares arrogantes que viven de glorias entumecidas, intendentes y burócratas papagayos... entra y se aloja en la mente, actúan por reflejo, por el inconsciente (que ha hilado muy fino esos estupafecientes que destruyen el libre albedrío), lavan el cerebro y convierten al ciudadano en un juguete pasivo del gran hermano.
En el diario Nueva Sión ha aparecido uno de esos artículos deletéreos, que exhiben una lógica sofista: si el primer ladrillo está torcido, todo lo construido sobre él, por supuesto, será un artículo encorvado, una teoría falsa de toda falsedad, con razonamientos que no tienen ningún viso de seriedad.
Escribir, por ejemplo:
“En relaciones internacionales, las explicaciones tienden a ser excesivamente rígidas y las realidades excesivamente flexibles. Un síntoma difícil de comprobar es aquel que compara a los estados con esas cajas negras de los aviones en las que lo que ocurre en el interior no afecta su comportamiento hacia el exterior”.
implica no decir nada, pergeñar un verdadero galimatías, un conjunto de palabras para engañar a bobos. Cuando analizamos un comentario que pretende ser académico, analicemos la historia del comentarista, las opiniones pasadas y recientes del que arriesga juicios e ideas creyendo que los lectores olvidan, se confunden, no tienen memoria.
Desde el 28 de marzo de 2006 han ocurrido cosas muy serias en Israel: se ha perdido una guerra desatada por generales de la derrota y gobernantes irresponsables y fracasados. Un ejército que sabe actuar con firmeza cuando combate en territorios ocupados por la violencia, contra niños y adolescentes que tiran piedras, milicias sin preparación que recurren al terrorismo. en un territorio cortado en dos y donde viven apiñados un millón y medio de personas, no puede actuar en una guerra de verdad.
Desde tiempo inmemorial los dirigentes de Israel, que ocupan ilegalmente por la fuerza y el terror a Palestina y no cumplen las resoluciones de las Naciones Unidas, se esmeran en la represión cotidiana, los crímenes de niños, bebés, mujeres y ciudadanos indefensos. Allí, Tzáhal demuestra que es un “ejército moderno, eficaz y fuerte”. En el sur del Líbano se hizo evidente cuáles son las consecuencias de una fuerza armada que actúa como los países totalitarios, en los que la democracia es una noción formal, vacía de contenido. Como la caja negra de un avión que menciona el reportero ciego que no desea ver....
No hay democracia en un país donde la quinta parte de sus ciudadanos tienen restringidos los derechos civiles, es relegado a una ciudadanía B, donde para salir al exterior debe pasar el infierno en el aeropuerto internacional Ben Gurión, en las que los estudiantes recibidos en las universidades israelíes no pueden encontrar trabajo digno y respetable porque son... “árabes”.
Israel es un país democrático según la vara de su ideología racista y elitista, que descrimina a los árabes, los judíos de Etiopía y los tontos que hacen uso de la ley del retorno y creen que llegan al paraíso...
Pero estábamos en el período Olmert, desde el 28 de marzo de 2006 hasta nuestros días. Un nuevo escándalo se ha desatado: el ministro de economía es un ladrón de cuello blanco. Y en lugar de renunciar, se ha abroquelado en su sillón de ministro y sigue lo más campante. También el propio Olmert está emporcado hasta la médula. El jefe de la policía ha renunciado por vínculos con la mafia, y el ministro del interior propuso a un ex policía delincuente para ocupar el cargo. El gobierno especula, amenaza, recurre a una y mil maniobras para retrasar la publicación de las conclusiones de la Comisión Investigadora Winograd...
Lo que está ocurriendo en Israel ha sobrepasado todos los cálculos: me recuerda a los antiguos sainetes de la Argentina de los años 30 y 40. Corrupción, sobornos, ladrones de dineros públicos, no hay funcionarios públicos limpios de culpa y cargo, Pedirle a los inocentes que tiren la primer piedra sería algo imposible y patético: no hay... simple y absoluto, ¡no hay!

Mientras tanto, Israel ha perdido un precioso año debido a la estulticia y la corrupción, a la vocación prepotente de los gobernantes y la característica agresiva de los militares, que prosperan y alzan la cabeza cuando hay guerra y violencia.
Los unionistas y católicos de Irlanda, como ejemplo, resolvieron deponer la violencia luego de un largo y sangriente conflicto. Pero el gobierno de este país entiende que no debe conversar con el legítimo gobierno palestino surgido de las elecciones más democráticas del medio Oriente. El señor Olmert, por cuya ignorancia e irresponsabilidad murieron 170 israelíes (y una enorme cantidad de heridos que no se ha dado a conocer), y por supuesto más de mil libaneses inocentes, decide de por sí y ante sí la orientación política del estado de Israel.
Mientras tanto, en este país “democrático” se han efectuado 129 denuncias de torturas infligidas a detenidos palestinos a lo largo de 2005/06 sin que se haya investigado una sola. La "presión razonable", aceptada por la Corte Suprema, ha vuelto por sus antiguos fueros.

La invasión al Líbano, que tenía como supuesta meta lograr la liberación de los tres soldados capturados, se ha desentendido de los mismos. En esta cercana fiesta de la pascua judía hay 400 mil personas que no tienen ninguna posibilidad de compartir con el resto de los ciudadanos la fiesta de la libertad, el Pesaj.
Dónde hay política terrorista de un gobierno corrupto y la quinta parte de la población es dejada de lado, hablar de democracia es una burla. Este fin de semana, por ejemplo, el primer ministro, que sólo tiene el apoyo del 7% de la población, se ha prestado a reportajes de la prensa y la TV. El señor Olmert no respondió ninguna de las afiladas y embarazosas preguntas de los periodistas, pero sí afirmó, en una alarde de hipocresía infantil y teatral, que Israel está en el mejor momento de su historia desde los días de la independencia. Y en todos los órdenes: la economía, la educación, la situación militar, la honestidad del gobierno, el apoyo de Europa y las excelentes relaciones de la mayoría de las naciones del mundo con Israel: un cuadro pastoral, una fantasía surrealista... Una falsedad mayor del más rídiculo primer ministro que haya tenido este país.
Mas no importa, el comentarista de Nueva Sión escribe con los ojos cerrados en un estilo ruleta: hagan juego, señores, que yo escribo a la bartola.... Aunque la realidad es otra: la reunión de los países árabes y las conclusiones de Riad han puesto al señor Olmert y sus adláteres, incluido este fluido y alucinado no vidente que hace comentarios a ciegas, olvidando qué ha ocurrido en este país y en el mundo a partir de la patética segunda invasión al Líbano, ha demostrado, como escribí al comienzo, que ...estos charlatanes construyen teorías puras y grises, alejadas de la realidad, sofismas que prueban cualquier cosa menos la verdad objetiva....

Las palabras vacías, como las huellas en la arena, las borra el viento.
No hay peor ciego que el que no quiere ver.


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30 de marzo 2007
IAUM AL ARD / DÍA DE LA TIERRA



Como palestinos de la diáspora, saludamos a nuestros hermanos de la patria ocupada.
Y celebramos con ellos esta histórica fecha.

El pueblo palestino ha recorrido un largo camino, y le exige al colonizador y a la comunidad internacional, el reconocimiento de nuestro Gobierno de Unidad Nacional, y el derecho a vivir en fronteras seguras conforme a derecho.

El Día de la Tierra , y de la 1º y 2º Intifada, están unidos indisolublemente a los últimos 60 años de lucha y son el camino que nos aproxima a la victoria.

اتحاد الجمعيات الفلسطنية-الأرجنتنية



La guerra de las Malvinas


El territorio de las islas Malvinas, situado en el extremo sur-este de la República Argentina, fue descubierto en el año 1520 por una de las naves de la expedición de Magallanes, que tenía como misión encontrar un pasaje interoceánico que comunicara el Océano Atlántico con el Pacífico, siendo de propiedad española, según la delimitación realizada por las bulas papales.
En 1690, un capitán inglés, John Strong, desembarcó en las islas, rebautizó al estrecho de San Carlos, que separa las Malvinas, con el nombre de estrecho de Falkland en recuerdo de sir Lucius Cary, segundo vizconde de Falkland. En 1740 ingleses y españoles se enfrentaron sin resultados claros por la soberanía de ese lugar.
En 1764 los franceses, procedentes del puerto francés de Saint Maló, llamaron a las islas en homenaje a su lugar de procedencia, islas Malouines, pasando a ocuparlas, en nombre del rey de Francia, a pesar de ser un emprendimiento privado organizado por Louis Antoine de Bougainville, fundando el puerto de San Luis.
Ante los reclamos españoles, estos recuperaron las islas, tras indemnizar al colonizador francés, a las que denominaron Malvinas, pero en 1765, arribaron allí los ingleses y se adueñaron de esas posesiones, a las que nombraron islas Falkland.
Esta ocupación inglesa en las islas cesó en 1770, recuperándolas España, siendo reconocidas por Gran Bretaña en 1825, como parte integrante del nuevo estado argentino.
El Puerto Soledad, fue entregado en concesión, en 1828, a Luis Vernet, por el gobierno porteño con el fin de colonizarlo. Hacia allí partieron cien gauchos e indios para criar ganado.
Cuando en 1829, Vernet ocupó el cargo de gobernador de Malvinas, los ingleses se arrogaron su derecho de soberanía sobre las islas, con el argumento de ser sus descubridores, tomándolas por la fuerza en 1833, previamente a destruir en 1831, el asentamiento argentino de Puerto Soledad.
La República Argentina ha reivindicado constantemente su derecho sobre las islas. El 11 de abril de 1968, declaró su soberanía sobre el territorio austral, negociando con Gran Bretaña su descolonización.
El 16 de diciembre de 1969, la ONU, felicitó a ambos estados por la marcha de las conversaciones, que sin embargo no prosperaron.
Durante la dictadura militar argentina que había comenzado en el año 1976, se decidió iniciar la guerra de las Malvinas, donde se entremezclaron legítimos derechos de reivindicación, con aspiraciones políticas de un gobierno, cuyo prestigio estaba notoriamente deteriorado, y necesitaba de alguna manera, contar con el apoyo popular.
Las tensiones en las relaciones argentino-británicas habían crecido debido a ciertos incidentes, como el de una operación naval secreta llevada a cabo por la Argentina, en una isla de las Sanwich del Sur, llamada Thule, con fines científicos, en 1976, que según los ingleses encubría otro propósito.
El Presidente Leopoldo Fortunato Galtieri y los marinos Jorge Isaac Anaya y Emilio Massera, comenzaron a plantear una estrategia bélica, considerando que Estados Unidos permanecería neutral.
Previamente, Galtieri intentó negociar con los ingleses pero estos desestimaron el pedido.
El 28 de marzo de 1982, partió la flota hacia Malvinas, integrada por el buque Cabo San Antonio, el portaaviones 25 de Mayo, los destructores Santísima Trinidad y Hércules, las corbetas Grandville y Drumond, el submarino Santa fe y el rompehielos Irízar,recuperando las islas el 2 de abril de 1982, tras la rendición sin ninguna resistencia, de su gobernador Rex Hunt, creándose una gobernación militar argentina.
Puerto Stanley, su capital, fue denominada Puerto Argentino. El canciller argentino Nicanor Costa Méndez inició las negociaciones por vía diplomática.
El Consejo de Seguridad de las naciones Unidas, dictó la resolución 502, el 3 de abril, donde de 15 votos se contaron 10 a favor de su aprobación ( Estados Unidos, Francia, Guayana, Irlanda, Japón, Jordania, Togo, Uganda, Zaire y Gran Bretaña) 4 abstenciones (Unión Soviética, China, Polonia y España) votando sólo Panamá en contra de su aplicación, que favorecía al gobierno inglés. Por dicha resolución se ordenaba el retiro de las fuerzas argentinas, y buscar para el conflicto, una solución diplomática.
El enviado norteamericano Haig, intentó una mediación, proponiendo una administración tripartita integrada por los dos países en conflicto y Estados Unidos que actuaría como garante, iniciándose una negociación directa, con consulta a los isleños. Esta propuesta fracasó, lo mismo que la del presidente del Perú, Belaúnde Ferry, que mostró una posición de apoyo a la causa argentina.
El día 10 de abril, la Plaza de Mayo, en Buenos Aires, reunía a una multitud enfervorizada que clamaba por la recuperación de las islas.
El día 15 de abril, se creó el Fondo Patriótico Malvinas Argentinas, donde se alentó mediante campañas publicitarias el aporte en dinero y especies para la causa patriótica, que reunió muchísimos fondos, de los que no se supo su destino final.
El día 19 de abril, el Canciller Costa Méndez, solicitó la aplicación del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca por el cual habían comprometido su solidaridad los países americanos ante la amenaza a un estado miembro, por parte de otro perteneciente a otro continente.
Desde Gran Bretaña, bajo la férrea y conservadora administración de la Ministro Margaret Thatcher, zarpó una flota que logró la rendición inmediata de las tropas a cargo del teniente Alfredo Astiz, recuperando las Georgias, luego de atacar Puerto Leith y Grytviken.
El 1 de mayo los británicos atacaron por primera vez desde el aire, cuatro veces en Puerto Argentino, y con helicópteros en Puerto Darwin. Las tropas argentinas impidieron el desembarco.
El hundimiento del buque General Belgrano, el 2 de mayo, fuera de la zona de exclusión declarada por el Reino Unido, fue el comienzo del desastre argentino. Trescientos veinte tres personas se contaron entre muertos y desaparecidos.Los argentinos no contaban con fuerzas organizadas. Los soldados, mal alimentados y peor armados, con ropas inadecuadas para el crudo frío del sur y con sólo 18 años de edad en su mayoría, ya que se había reducido a esa edad el cumplimiento del servicio militar. Se acumularon tropas en el archipiélago sin ninguna estrategia. Los británicos eran superiores en armamentos, entrenamiento y recursos militares de todo tipo.
El 4 de mayo de 1982, nuevamente se sufrieron ataques aéreos ingleses en los puertos Argentino y Darwin. El destructor inglés Sheffield, fue hundido por la Aviación Naval argentina, equipada con misiles Exocet.
El 9 de mayo fue hundido el pesquero argentino Narwal y el 12 del mismo mes, desde Southampton partió el trasatlántico Queen Elizabeth con 3.800 soldados.
Mientras las propuestas de paz fracasaban, Argentina lograba algunos triunfos, como el hundimiento de la fragata Ardent y la destrucción de tres aviones Harrier y dos helicópteros.
El 8 de junio un intento de desembarco en Fitz Roy y Bahía Agradable fue impedido por la Fuerza Aérea argentina. La fragata Plymouth y los transportes de tropas Sir Galahad y Sir Tristan fueron hundidos.
El 12 de junio, un día después de que el Papa arribara a la Argentina bregando por la paz, luego de haber estado en Londres, hubo en las islas intensos combates que permitieron a los ingleses, al mando de Jeremy Moore, avanzar sobre Puerto Argentino.
A las nueve de la mañana, del 14 de junio de 1982, los ingleses solicitaron la rendición argentina. El Presidente Galtieri se negaba a aceptar la derrota pero el general Menéndez aceptó la rendición.
La guerra dejó como saldo 649 soldados argentinos muertos, 255 ingleses y 3 isleños. La argentina perdió la posesión de las islas, y la Junta Militar, vio aniquilado el poco poder que le quedaba, sellando el camino de la restauración democrática que se concretó en 1983.







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