12 diciembre 2007

Operaciones militares israelíes antes del inicio oficial de las negociaciones de paz


Tanques israelíes adentrándose en la Franja de Gaza. (Foto: AFP)


Mazen y Olmert han reiterado que en Annapolis no han renunciado a sus principios
 Soldados y tanques israelíes penetraron en la zona sur de la Franja de Gaza


SAL EMERGUI

GAZA.- Varias operaciones militares israelíes en la Franja de Gaza, con un balance de al menos siete milicianos palestinos muertos, es la antesala del inicio oficial de las negociaciones de paz. El grupo islamista 'Hamas' ha exigido al presidente palestino, Abu Mazen, que no acuda este miércoles a la primera reunión con Israel pactada en la cumbre de Annapolis.
A raíz de la incursión israelí de tanques y efectivos en el sur de Gaza, incluso el portavoz de Abu Mazen, Nabil Abu Rudeina, acusó al Gobierno de Ehud Olmert de "buscar el fracaso de las negociaciones antes de empezar, lo que despierta dudas acerca de si Israel desea relamente su éxito".
Para Abu Rudeina, las operaciones militares y la reciente licitación para construir 307 apartamentos en el asentamiento de Har Joma (frente a Belén), "sabotean" el proceso de paz.
En una conferencia dada en Tel Aviv, Olmert ha afirmado que "Israel hará todo lo que está en sus manos para frenar el lanzamiento de kassams contra nuestras ciudades". Por cierto, respecto al informe de la Inteligencia norteamericana sobre el proyecto nuclear iraní, Olmert declaró: "Irán sigue siendo una amenaza para nosotros. La publicación del informe ha provocado conclusiones precipitadas y exageradas. Estados Unidos sigue al frente de los países que desean que un régimen como el de Irán no tenga armas nucleares. Israel apoya la campaña de sanciones contra Irán para que congele su plan".
Volvamos a Gaza. Soldados israelíes, acompañados de unos 30 tanques, penetraron en la zona sur de la Franja donde se instalaron en tejados de varios edificios, registraron a los inquilinos de las casas e interrogaron a unos 40 palestinos. Según Israel, "es una actividad rutinaria para desmantelar actividades hostiles. Desde el inicio de año, han muerto 270 terroristas".
Al margen de los ataques aereos israelíes contra comandos palestinos –una costumbre casi diaria en la Franja- ayer destacó, por su amplitud y duración, la incursión en la zona palestina al sur del paso fronterizo de Sufa. Milicianos del grupo Yihad Islámica intentaron hacer frente a la operación militar, siendo abatidos cuatro de sus hombres por miembros de la unidad Golani del Ejército israelí.
'Hamas' exige el fin de las negociaciones
El portavoz de 'Hamas', Fauzi Barhum, exigió a Abu Mazen que "deje de negociar con el enemigo sionista que sigue cometiendo crímenes" y envió un mensaje a Israel: "Si ellos creen que estas operaciones dañarán o debilitarán la resistencia palestina, se equivocan". El portavoz del gobierno de Hamas, Taher al Nunu, añadió: "Llamamos a los negociadores a no entrevistarse con los agresores porque dará cobertura politica a los crímenes" de Israel.
El portavoz de Comités de Resistencia Popular en Gaza, Abu Mujihad, advirtió ante una posible invasión militar israelí en la Franja de Gaza: "Tendrían muchas bajas en una operaicón a gran escala. Ademas, tenemos armas que son capaces de llegar a grandes zonas del sur de Israel".
Pese a los continuos avisos del ministro israelí de Defensa, Ehud Barak, ante "una inminente operación terrestre en Gaza", fuentes castrenses reconocen que "en estos momentos, las incursiones puntuales en Gaza son más mucho más efectivas".
Si no hay sorpresas de última hora, este miércoles se reunirán en Jerusalén el jefe de la delegación palestina, Abu Ala y su homóloga israelí, la ministra de Exteriores, Tzipi Livni. Dos semanas después de la cumbre de Annapolis donde israelíes y palestinos, bajo el auspicio y presión del presidente norteamericano, George W. Bush, se comprometieron a "intentar conseguir un acuerdo definitivo en el plazo de un año".
Pero si en Estados Unidos, el objetivo anunciado parecía utópico, Olmert y Abu Mazen se han encargado de diluir las esperanzas. Tras regresar de la cumbre, ambos dirigentes han reiterado que en Annapolis "no hemos renunciado a ninguno de nuestros principios".

11 diciembre 2007

Cristina Kirchner asume la presidencia






El uso de la palabra

Por José Pablo Feinmann

No creo que me salga un texto cauteloso. Algo así como: “Tené cuidado. Al principio siempre seducen. Pero después te desilusionan y quedás pagando”. Miren, si quedo pagando, quedo pagando. No me voy a privar de la sinceridad ni del entusiasmo por eso. A la mañana –ayer– fui al Congreso, tenía mi ubicación en primera galería. La noche anterior había estado en la cena a las delegaciones extranjeras, que fue un elegante minuet de cortesías democráticas. Como había muchos políticos me quedé hablando de cine con Marcelo Piñeyro. Después nos juntamos a los demás. Y había gente de varios colores. Estaba Zannini. Estaba Rosario Lufrano. Morales Solá. De La Nación también Fernando Saguier, con quien hablamos con humor y sinceridad. Andaba por ahí Macri, de quien ese día –domingo– yo había escrito en mi contratapa que había sido el “Isidoro Cañones de los boliches de los noventa”. Embajadores. Presidentes: Evo, Chávez, Bachelet. Lindo ambiente, buen vino, y un discurso de la Presidenta, vestida de negro y con las palabras medidas. Al bajar lo vi a Kirchner. Se alegró de verme. Yo hacía tiempo que no me lo encontraba. Seré indiscreto porque me dijo una joyita. Nadie sabe exactamente qué diablos va a hacer de aquí en más. No sé si será porque soy escritor, pero me larga lo que sigue: “Vas ver que pongo un Café Literario”. Es posible que el señor K carezca de algunas cosas, pero no de humor. ¿O lo habrá dicho en serio?
Pero me desvié: andaba en que el lunes fui al Congreso. Primera galería. Busco una ubicación y nada: una parva de jetoneantes ávidos de ver y ser vistos se había adueñado de todo. Me fui a casa. Me compré un montonazo de esos postrecitos de dulce de leche que me pueden y me siento frente al televisor. Al rato, aparece Cristina Fernández. Jura. Todo bien hasta aquí. Normal, nada del otro mundo. Después se sienta y uno espera lo que ya sabe. Lo que ha visto siempre. El electo saca un montón de papeles y empieza a leer. Uno, en general, sabe que hay varias manos en ese discurso. El especialista de cada área le escribe al nuevo Presi la parte de la que es experto. Después el Presi lee –con anteojos o sin anteojos– y pasa lo de siempre. Alza la voz, a veces demasiado. Y los furcios se alternan con las palabras bien pronunciadas. Aclaremos esto de los furcios. Un furcio es una palabra mal emitida o mal pronunciada o dicha con dificultad, quebrada o vacilante. Los políticos abundan en el arte inhábil de los furcios. El furcio expresa un deficiente uso del lenguaje. Expresa torpeza en el hablar. La torpeza en el hablar expresa una torpeza del pensamiento. Lanusse, por ejemplo, que pretendía “institucionalizar” al país, nunca podía decir la palabra “institucionalización”. Siempre le salía algo diferente. Ese mísero socio de López Rega que gobernó brevemente este país y se llamó Raúl Lastiri decía “ojectivos” cuando quería referirse a los “objetivos de su gobierno”. Menem no cometía furcios. Porque un furcio se comete en un discurso en el que algunas palabras se dicen bien. Pero si todas las palabras se dicen mal no hay furcios. Todo el discurso es un solo furcio. Menem hablaba en la modalidad del furcio. El nuevo gobernador de la culta ciudad de Buenos Aires, de este orgulloso centro urbano, no sólo leyó esforzadamente su discurso, sino que se mandó un par de furcios escalofríantes.
Usar la palabra es usar la inteligencia. Cristina F no leyó. Miró a todos, a todos los que estaban en la sala del Congreso y empezó a hablar con una seguridad apabullante. Sobre todo para esos grandes machos que la habían precedido en el puesto, vacilantes, levantando apenas la mirada de los papeles, dando la clara muestra de estar diciendo ideas que les habían dictado. Las ideas que venían a cumplir. Tampoco Cristina F dio –por medio de su uso de la palabra– la imagen de algún célebre “Guitarrero” del pasado. Ricardo Balbín podía hablar horas y no necesitaba leer. Pero le faltaba concisión y apelaba a giros y metáforas de cuarta o quinta categoría. No usaba la palabra, la “charlataneaba”. Le quitaba rigor. Cristina F habló con precisión. Se adueñó de la palabra para expresar sus ideas. ¿Quién podría dudar de que fueron suyas? Una mujer, señores. Qué lección. A su lado, ayer, todos los hombres palidecieron. Abran paso, para bien del mundo: se vienen las minas. Cristina F exhibió una condensación conceptual que dio poder a lo que dijo. Por ejemplo: “No vine para ser la gendarme de la rentabilidad de los empresarios”. Por ejemplo: “No se lucha contra el terrorismo violando los derechos humanos. Al contrario, se lo fortalece”. Por ejemplo: “Sé que todo me va a ser doblemente difícil: porque soy mujer”. O también: “Nuestra tarea no va a estar terminada mientras exista un pobre en la Argentina”.
Hablar sin leer no es improvisar, como ya andan diciendo algunos de esos periodistas que dicen “de que” antes de empezar a hablar y que son el azote bruto y fascistoide de nuestras radios. Hablar sin leer es saber tenazmente lo que uno quiere decir. Saberlo porque se lo ha pensado mucho. Quienes son o han sido mis alumnos saben que eso es exactamente lo que hago en mis clases. No es por arrogancia. Es porque no someterse a la estructura dada de un texto escrito le permite a uno la creatividad pura en el momento exacto, preciso en el que habla. Cuando uno no lee uno mismo puede sorprenderse de lo que encuentra. Se puede usar una base, un esquema de diez o quince palabras-clave. Creo que Cristina F usó algo así. Pero tener en un pequeño papel sobre el escritorio la anotación: “derechos humanos y terrorismo” es sólo el disparador para la creatividad. O es ubicar ese tema en el orden del discurso. A partir de esa escueta anotación hay que hacer uso del lenguaje. Apropiarse de él. Y por su mediación exponer las ideas que uno quiere trasmitir. Cristina F no se quedó ni con una en su bolsillo. Tampoco fue la fría precisión, la inteligencia que se goza a sí misma y busca someter a los otros, deslumbrándolos. No, también se permitió la emoción. Y hasta casi el descontrol. Fue cuando recordó a Eva. A quien nombró así, Eva. Tan inusualmente. No Evita, Eva. Y dijo que era ella la que debió estar ahí, “donde ahora estoy yo”. Y después habló de su militancia joven, y de las Madres y de los juicios a los genocidas.
Pero usar tan brillantemente, con tanta exactitud y minuciocidad la palabra tiene un riesgo. O, sin duda, una enorme responsabilidad. A esa palabra tan corajudamente usada no podemos sino (nosotros, que la escuchamos) tomarla. Porque la palabra se usa y la palabra se toma. Cristina F: le tomamos la palabra. Hoy, convencidos por tanta inteligencia y pasión, le creemos. Pero quedamos a la espera. No la espera fácil de sentarnos a esperar que usted se la juegue sola y cumpla. Se tratará de una espera esperanzada y militante. Porque nosotros también (y muchos más como nosotros, muchos otros argentinos que no son materia dócil de las usinas de la charlatanería estiercolera y cretinoide, sino que piensan por sí mismos y tienen todavía valores morales y utopías locas) creemos que al terrorismo se lo combate con los derechos humanos. A la delincuencia con el trabajo y la inclusión. A los empresarios bajándoles sus rentabilidades opulentas para poder hacer barrios en los arrabales, escuelas. Nosotros –sobre todo esto Cristina F– también creemos que mientras exista un pobre, un marginado, un excluido, este no será un país justo. Y porque creemos esto es que le tomamos la palabra. A usted, que tan bien la usó, se la tomamos para que la cumpla. Y si la cumple, vamos a estar ahí. Como muchos otros. Que hoy le creyeron y quieren (y acaso necesitan como el pan de cada día) seguir creyéndole.

10 diciembre 2007

Londres espera a Dijter

















Gideón Levy (columnista del diario Haaretz)

Abi Dijter no viajará a Londres. El pequeño sueño israelí de hacer shoping en las liquidaciones de fin de año, o de ver la nueva producción de Otelo, se frustraron en el caso del ministro de defensa interior. El Ministerio de Relaciones Exteriores le recomendó no participar en el simposio al que fue invitado, porque londres lo espera: allí puede ser detenido por haber sido Jefe del Servicio de Informaciones israelí (shabac) con ocasión del asesinato de Salaj Shajara, dirigente del brazo militar del Hamás en Gaza, por medio de una bomba de una tonelada, que mató a quince personas.
Al día siguiente de este terrible crimen, en julio del 2002, visité las viviendas destruidas en el barrio Darg´e, en Gaza. Tzáhal argumentó que se trataba de “refugios” y que, presuntamente, nadie vivía en ellos, pero eran edificios de pisos en los cuales habían decenas de familias. El que disparó la bomba de una tonelada en medio de la noche, sabía que podía matar a gente inocente. Entre los escombros encontré a Muhamad Matar (fue durante 30 años obrero en Israel), que yacía entre los escombros de su casa, las manos y sus ojos vendados. En este “exterminio selectivo” que planificó el shabac de Dijter, Matar perdió a su hija, a su nuera y a cuatro nietos pequeños. Desde ese momento las horribles fotos del barrio Darg´e no me abandonaron.

El exterminio de Shajara se convirtió en un suceso institucionalizado entre los críticos de Israel en el mundo. Esta operación de Tzáhal no fue distinta de tantas otras que planificó el shabac. En julio de 2006, por ejemplo, Israel mató a casi toda la familia Abu Salamia −doctor Nabil Abu Salamia, profesor de matemática, su mujer y siete de los hijos−, dado que Muhamad Daf, buscado por Tzáhal, los había visitado. En los últimos siete años murieron 368 palestinos en acciones de exterminio selectivo, de las cuales Dijter fue “padre y Hacedor”.
Pero la magnitud de la bomba que se disparó sobre Shajada y las muertes que causó dentro de su radio de efectividad, la convirtieron en un símbolo de la lucha contra los brutales métodos de Israel. En el juzgado zonal de Nueva York se presentó contra Dijter una demanda por daños, en nombre de las familias ultimadas. El comandante de reserva Dorón Almog debió permanecer en el avión que llegó a Gran Bretaña en septiembre de 2005, el sub comandante Aviv Cojabi −que era el jefe de la unidad de Gaza- suspendió sus planes de estudiar en ese país.
Estas personas, y otras, fueron señaladas como sospechosas de crímenes de guerra. Desgraciadamente, eso sólo ocurrió fuera de Israel. Entre nosotros, todavía, cantan y bailan, sus carreras y su posición política no se vieron afectadas, en su frente no hay ningún Signo de Caín.
La Corte Suprema de Justicia rechazó durante años ocuparse de los recursos presentados contra los exterminios selectivos aunque, finalmente, en diciembre de 2006 los avaló. Pasó otro año, y la Fiscalía del Estado le comunicó a la Corte Suprema que no se opone a la formación de una comisión investigadora que examine el asesinato de Shajara, cinco años después del hecho −un escandaloso retrato. En este estado de cosas, las personas que piensan que estos hechos son preocupantes sólo pueden tener la esperanza de que la justicia actúe fuera de Israel, ya que aquí desvían la vista.

Sí, hay en Israel quienes entienden que arrojar una bomba de una tonelada sobre un barrio de viviendas merece una investigación penal. No son menos patriotas los israelíes que piensan que no todo está permitido en la lucha contra el terror... No de ellos proviene la hediondez, sino de las actividades de Israel. Los patriotas que quieren acabar con ellas, preferirían que los procesos judiciales se llevaran a cabo en el país, pero la estructura judicial les está vedada y por eso sus esperanzas se basan en juicios fuera de Israel.
El ministerio de Relaciones Exteriores de Israel ya comenzó a actuar por diversas vías contra los recursos presentado en el exterior. Es lamentable que ésta sea la única reacción oficial de Israel. Hubiese sido preferible que aclaremos aquí, entre nosotros, la responsabilidad de esas personas en aquellos graves hechos, como la bomba arrojada en el barrio de Darg´e. Mientras tanto, quienes piensan que la política de exterminios nos conduce, desde el punto de vista moral, hacia el borde del abismo, tendrán que dirigirse a Londres. Gracias a las normas legales imperantes en Gran Bretaña, personas como Dijter sienten, por fin, “un leve viento en contra”.

Haaretz, 9/12/2007

09 diciembre 2007

Las otras caras de Anápolis, o la verdadera cara de Olmert y su gobierno

1. Ramón opinó que Israel debe ceder los barrios árabes de Jerusalén

El viceprimer ministro Jaim Ramón, hombre de confianza del jefe del Ejecutivo Ehud Olmert, manifestó que partes de Jerusalén deben ser entregadas a los palestinos a fin de evitar perder el apoyo de EEUU.
Ramón hizo esas declaraciones en coincidencia con la reciente salida a concurso público de la edificación de 307 nuevas viviendas en el asentamiento judío de Har Jomá, en el distrito cisjordano de Belén y que Israel considera parte del término municipal de Jerusalén.
El viceprimer ministro indicó que Israel no renunciará a ese barrio judío a pesar de que los planes de construir nuevas casas han despertado el recelo de la Administración de EEUU y llevado a la Secretaria de Estado, Condoleezza Rice, a calificar este tipo de medidas como un serio obstáculo al proceso de paz que ayudó a relanzar en la Conferencia de Paz de Annapolis.
La Autoridad Palestina (AP) aspira a establecer en Jerusalén Este la capital de su futuro estado.
"Estoy convencido de que todos los barrios judíos, incluido Har Jomá, deberían quedar bajo soberanía israelí y los barrios árabes no deberían estar bajo soberanía de Israel porque suponen una amenaza para Jerusalén como capital del Estado", subrayó Ramón.
El viceprimer ministro aclaró, no obstante, la posición que ha defendido en el último tiempo y que comparte Olmert sobre que ciertos barrios árabes de Jerusalén Este no deberían formar parte del término municipal de la ciudad. "Aquellos que quieren Walajeh y Jabal Mukaber, así como Har Jomá, finalmente ocasionarán que Jerusalén no siga siendo capital de Israel con una clara mayoría judía", afirmó.
Las declaraciones de Ramón también se producen en momentos de gran tensión en Cisjordania, donde el Ejército y la Policía han desplegado a fuerzas especiales para impedir los intentos de decenas de colonos y activistas de extrema derecha de establecer nueve nuevos enclaves judíos en la zona.
Desde primeras horas de la mañana numerosos nacionalistas han llegado a varios puntos de Cisjordania, entre ellos una zona entre Jerusalén y el asentamiento-ciudad de Maalé Adumim, en las inmediaciones de la carretera al Mar Muerto.
Asimismo, activistas del movimiento Paz Ahora han acudido a una zona conocida como E-1 en Cisjordania, para protestar por las obras de construcción aprobadas por el Gobierno con el objetivo de conectar Jerusalén con Maalé Adumim.

2. Activistas de izquierda protestaron por el plan de nuevos asentamientos cerca de Jerusalén

Decenas de activistas de izquierda erigieron un "simulacro de asentamiento" en el área E-1, un tramo de tierra entre Maalé Adumin y Jerusalén, donde fueron aprobadas algunas expansiones de enclaves.

Los activistas afirmaron que estaban protestando por la aprobación por parte del Gobierno de ampliar los asentamientos judíos en Cisjordania en contradicción con sus promesas a limitar esa actividad.

El grupo de manifestantes fue desalojado por la Policía. Nueve de ellos fuerond etenidos para ser interrogados.
"Nosotros queremos evacuar, pero nadie tiene la intención de evacuar los puestos ilegales que están muy cerca de nosotros y que forman parte de una política de apartheid", dijeron los manifestantes.

Un informe reveló altos índices de racismo contra la población árabe israelí

El ministro de Ciencia, Cultura y Deporte Raleb Majadla, primer árabe israelí en ser titular de una cartera, expresó su preocupación por los resultados de un estudio que reveló que el prejuicio para con los ciudadanos árabes alcanzó "altos y preocupantes" índices de racismo.

El informe, elaborado por la Asociación por los Derechos Civiles en Israel, indica que el 50 por ciento de la población judía de Israel cree que los árabes israelíes no merecen la igualdad de derechos.

"Este no es un problema de los árabes en Israel. La población local árabe no puede seguir así y los ciudadanos judíos no pueden seguir viviendo con estas estadísticas que son muy graves. Es un problema de Israel y su población judía", dijo Majadla.
El reporte también mostró que el 75 por ciento de los judíos israelíes dijo que no viviría en un edificio con vecinos árabes; y el 72 por cientod e los jóvenes dijo creer que los árabes no son "ni inteligentes ni limpios".

Además, según el informe, 2007 fue testigo de un aumento global del 100% en el número de expresiones antiárabes por parte de los judíos israelíes.

PELESTINA: un territorio picado por la viruela expansionista de Israel




EXPLICACIÓN DEL MAPA DE PALESTINA

Línea roja: valla construida

Valla a construir: IIIIII

Línea verde: Línea de separación

● PUNTO NEGRO: Asentamiento − Ciudad de colonizadores israelíes

0 PUNTO ROJO DENTRO DE CÍRCULO: Ciudad Palestina

OTRO LADO OSCURO DE LA OCUPACIÓN





Nota de TODO: ¿Quién es el maestro? ¿Quién el discípulo? ¿los especialistas "israelíes" o los especialistas yanquis de Guantánamo? ¿O los genios de la gestapo? ¿o los kamer rouge? Que los pilaricos, que la escriba del sionismo yacente (la Rahola), que los patriotas que resaltan en público las "virtudes" del país de la miel, la leche y el "submarino", y ocultan con pudor y malicia la práctica eficiente de la tortura, del "tiro al niño" (una de las más placenteras actividades de los adolescentes soldados de tzáhal... disparar contra chicos palestinos que "preparan bombas" en las calles de Gaza), que todas estas muestras del humanismo respondan a la pregunta... Que Abi Dijter, el ministro de policía, el cómplice de la bomba disparada a un edificio de viviendas, frustrado por no poder viajar a Londres (por pedido de captura de interpol) se esmere en aclarar de dónde le viene esa conciencia negra y asesina. Un artículo para leer y difundir entre las almas "buenas y perseguidas por la pesadilla del antisemitismo, de la insuperada época del judío errante y perseguido. ¡Que respondan, si se atreven!



POR LAURA L. CARO, CORRESPONSAL. HAIFA (ISRAEL).

Lavar cadáveres de palestinos muertos, ocultar informes de abusos, ver torturas. Las mujeres soldados de la Intifada han contado años después su viaje al infierno, retrato de un trauma generacional.

Meytal Sandler dice que lo hizo sin pensar. Parte de su trabajo como oficial médico en la unidad del Ejército israelí que operaba en Hebrón era lavar a fondo los cadáveres de los palestinos para que no quedara rastro de los abusos que les habían llevado a la muerte. Era su rutina. Hasta que un día «algo muy divertido ocurrió -recuerda-; tenía una erección, un cuerpo con una erección, y la gente se rió un poco porque era embarazoso». Otras militares se acercaron también a verlo, una de ellas con una cámara, y entonces Meytal le pidió «¡Eh, sácame una foto!».
Nunca contó a nadie lo de aquel posado macabro que la ha torturado sin descanso desde entonces. «¿Quién querría enfrentarse a la maldad que lleva dentro, a la alienación?», se pregunta avergonzada. Pero, años después, ha buscado la foto para fijarse en un detalle espantoso: «Quería ver si estaba sonriendo».

Horror desnudo

Esa frase de la ex soldado Meytal Sandler ha dado título al último documental de la directora israelí Tamar Yarom, («Lir´ot im ani mehayekhet», «Ver si estoy sonriendo») una cinta galardonada con el premio a la Mejor Película Dramática en el festival de cine de Haifa, y ya emitida por el Canal 10 de la televisión hebrea, que habla del otro lado oscuro de la ocupación. El del impacto del horror en la generación de reclutas de entre los 18 y los 21 años que fue destinada a los territorios en Unidades de Combate durante los primeros años de la Segunda Intifada. Un viaje al infierno del remordimiento, la angustia y la obsesión tejido a través del testimonio de seis mujeres -seis jóvenes, casi adolescentes entonces-, que actuaron en segunda línea de operaciones y que han roto el silencio atávico que rodea el servicio militar obligatorio en Israel para descubrir «lo que está pasando. Este país está en coma. Con todas esas bombas y ataques, estamos entumecidos -ha señalado la cineasta-. La fuerza de la película reside en el modo en que muestra lo que ocurre a un ser humano bajo la presión de ese entorno perverso».
Criticada por dejar el sufrimiento de los palestinos en un segundo plano y presentar a sus protagonistas como las víctimas del conflicto, Yaron defendía en unas declaraciones con el diario hebreo «Haaretz» que su trabajo no pretende tomar postura política. Sino provocar un examen de conciencia en el Estado judío y animar a otros «ex soldados traumatizados a hablar de la violencia que pudieron infligir o de la que fueron testigos», para así acabar poniendo a esa sociedad «frente a un espejo al que no quieren mirar».

Su propia experiencia

Por ejemplo, el espejo de su propia experiencia, narra la directora, de cómo regresó siendo «una persona diferente» de su servicio en los territorios. Primera Intifada, Gaza, 1989, cuando una noche un compañero la llevó hasta el sótano de un edificio abandonado en el que yacía un palestino moribundo, cuya cabeza ensangrentada se sacudía espasmódica desplomada contra un viejo generador que bramaba ruidos infernales. Dos décadas después, dice, la mirada de aquel hombre agonizante «está grabada en cada célula de mi ser, como la víctima de una crueldad que no sabía que existía».Tamir Yaron preguntó sobre lo que había visto a su comandante, que amablemente le invitó a que no se metiera en asuntos que no eran de su competencia.
A Dana Baher la denuncia le costó más caro: era oficial de Educación en el 50 Batallón de Paracaidistas Nahal, y reveló a su mando cómo los chicos de una compañía recién llegada de Qalquilia se jactaban delante de ella de haberse traído de las casas palestinas en las que habían irrumpido algún que otro «souvenir». Tales como coranes y rosarios islámicos. Su jefe prometió estar pendiente, pero no evitó que ella fuera humillada e insultada durante meses, acusada de «soplona». Los saqueadores escupían a su paso cuando se cruzaban con ella en el cuartel.

Un yogur en la cara

Dana tiene hoy muchas horas de terapia psiquiátrica y 26 años; entonces tenía 19. También vio a sus colegas hacerse fotos con los muertos, dar patadas a un palestino maniatado al que antes habían aplastado un yogur en la cara. En 8 meses preparó y asistió a los funerales de 38 compañeros, a veces le tocó incluso ir a los hogares de los fallecidos a dar la noticia. «A esa edad eres un niña, pero sometida a cosas horribles. No quiero hablar mal del Ejército, creo que cada uno hacía lo que podía por seguir siendo humano, pero era una guerra... en mi caso, mi lealtad al país y a mis amigos entró en conflicto con mi moral», relata la joven en su Haifa natal, ante la mirada atenta de su madre. «Si las familias no tienen más opción que mandar a sus hijos a filas, -advierte- tienen derecho a saber que algo malo sucede allí dentro... El Ejército se esfuerza porque no ocurra, pero ocurre».
El testimonio de Inbar Michelzon lo contradice cuando explica el día en que su propio comandante pidió rehacer antes de que llegara a los medios un informe sobre un palestino de 13 años al que los militares golpearon y quemaron los brazos con cigarrillos junto a un puesto de control. Inbar nunca lo delató por miedo.

«Es muy duro mirarte a ti misma y entender que no eres la persona que creías. Yo llegué al Ejército procedente de un movimiento juvenil que promovía el valor del ser humano, y me llevé una bofetada en la cara. Cuando vi la película no pude parar de llorar. Lloré por lo que hicimos... Dios mío, ¿qué hicimos?».

08 diciembre 2007

Las protestas de mujeres contra el régimen se extienden en Irán



nota de TODO: recordamos que siempre presentamos una versión distinta de los hechos en el mundo, sólo no damos cabida a fascistas, racistas, asesinos y bushistas...


600 'madres de la Paz' cuestionan públicamente la política de Ahmadineyad

ÁNGELES ESPINOSA - Teherán - 08/12/2007

La sociedad civil de Irán empieza a mostrar su preocupación por la actitud desafiante de sus dirigentes frente a la comunidad internacional. En una carta abierta a las autoridades, 600 mujeres que se autodenominan Madres de la Paz expresan su temor a que el programa nuclear de su país desencadene una guerra. El inusual gesto se produce además en un momento en el que el Gobierno trata de acallar el menor signo de disidencia y los tribunales se encuentran llenos de casos contra estudiantes, sindicalistas, feministas y activistas de los derechos humanos.
La nobel Ebadí apoya el Comité por la Paz inspirado por las madres
"Nosotras, Madres de Paz, queremos expresar nuestra profunda preocupación sobre la crítica situación del país", asegura la carta hecha pública esta semana en el sitio web motherspeace.blogfa.com. Las firmantes, entre las que hay artistas, amas de casa y activistas políticas, cuestionan tanto la política nuclear del Gobierno Ahmadineyad como sus consecuencias sobre los iraníes.
El texto, que hace referencia a las sanciones económicas que la ONU ha impuesto a Irán por su negativa a suspender su programa atómico, advierte al Gobierno que sus signatarias no están dispuestas a apoyarle en ese objetivo si el riesgo es un enfrentamiento militar con Estados Unidos. "Nos preocupa el precio que nosotras y nuestros hijos tendremos que pagar durante un periodo de semejante inseguridad", escriben antes de recordar que aún guardan luto por los seres queridos que perdieron durante la guerra contra Irak.
"Queremos vivir en paz. Ya sabemos lo qué es la guerra y no deseamos que sea el sino de nuestros hijos", declara a este diario Khadije Moghadam, una de las firmantes. Moghadam, una activista del medio ambiente, subraya el apoyo que están recibiendo de hijos y maridos. "Ya se han sumado 300 hombres", apunta.
La fundación de Madres de la Paz hace tres meses sirvió de inspiración para el lanzamiento del Comité Nacional por la Paz, que cuenta con el respaldo de la Premio Nobel Shirín Ebadí. El Comité, que pretende coordinar a todos los grupos que trabajan en Irán por la paz, desea contribuir a la reconciliación entre Irán y Estados Unidos, enfrentados ideológicamente desde el triunfo de la revolución islámica de 1979 y cuyas frías relaciones se han deteriorado aún más a causa de la crisis nuclear.
Aunque hasta ahora no ha habido ninguna reacción oficial a las Madres de la Paz, el presidente Ahmadineyad calificó recientemente de "traidores" a quienes critican su política nuclear. De momento, la carta sigue pudiéndose leer, y firmar, en Internet a pesar de los filtros que impone el Gobierno iraní.
Otras iniciativas de la sociedad civil, como la campaña de Un millón de firmas por la igualdad (de las mujeres), han desatado una respuesta inesperadamente agresiva por parte de las autoridades. En las últimas semanas, dos de sus activistas, Jelve Javaheri y Maryam Hoseinkhah, fueron detenidas cuando se presentaron ante el juez. Una tercera, Nahid Keshavarz está pendiente de una citación judicial a causa de su página web. Al menos otras dos, Ronak Safarzadeh y Hana Abdi, permanecen en prisión desde septiembre y octubre, respectivamente.
Hoseinkhah y Javaheri han sido acusadas de "actuar contra la seguridad nacional" por el contenido de sus artículos en la Red. Fuentes de la oposición reformista opinan que sus detenciones, como otras que se han producido con anterioridad, constituyen un intento de silenciar a todos aquellos que se muestran críticos con el Gobierno.
"Los próximos dos meses van a ser clave para las mujeres porque los tribunales tienen que pronunciarse sobre varios casos abiertos", confía M.M., que espera sentencia la semana que viene por haber participado en una manifestación. El ambiente entre las activistas pro derechos de la mujer es sombrío. "Solíamos trabajar por las mujeres, pero ahora tenemos que trabajar para defendernos a nosotras mismas, nos roba mucha energía", se lamenta esta feminista.
Las mujeres no son las únicas. Estudiantes y sindicalistas se encuentran en una situación parecida. Además, desde la llegada al Gobierno de Ahmadineyad, al menos 50 ONG han sido clausuradas y sus impulsores detenidos o amenazados.

Fumando serrín en Gaza



Israel aumenta el asedio económico sobre la franja palestina, en la que empeoran las condiciones de vida

JUAN MIGUEL MUÑOZ - Gaza - 08/12/2007

En el restaurante Matouk, en el centro de Gaza, un camarero se acerca al extranjero: "¿Podría traerme desde Jerusalén dos paquetes de tabaco para los narguiles? Yo se lo pago", ruega el fumador. El Gobierno israelí ha reducido el comercio de mercancías vitales -alimentos, combustibles y medicamentos- hasta provocar situaciones dramáticas. De cualquier artículo que sea prescindible no se tiene noticia en la franja desde junio. "En vez de poner tabaco en los narguiles, la gente mezcla el té utilizado con esencias. Muchos fuman serrín", añade el empleado.

La gasolina es un tesoro en la zona controlada por Hamás
El bloqueo económico ha convertido Gaza en un lugar lúgubre donde los civiles luchan por subsistir y donde las estampas de la vida cotidiana son deprimentes. Un territorio en el que sólo las milicias son hiperactivas, y donde los comerciantes abren sus tiendas porque da lo mismo sentarse en una banqueta a las puertas de su casa que ante las ventanas de su local.
Los cortes de luz son frecuentes, aunque todavía no ha entrado en vigor la última iniciativa planeada por el Ejecutivo hebreo: limitar el suministro de energía a un territorio que sufre graves carencias desde que en junio de 2006 la aviación israelí bombardeara la única central eléctrica. El flujo de combustibles ya se redujo drásticamente. Hasta el domingo se recibía el 30% del diésel y las gasolinas necesarias. Desde entonces, nada. Las empresas han rechazado aceptar tan ridículas cantidades. "Hemos advertido del desastre que supone y decidido no ser cómplices del asedio", asegura Mahmud Jazandar, dirigente de las compañías del sector.
Los conductores hacen cola en las pocas estaciones que permanecen abiertas. Hay quien lo llena para conservar la gasolina como un tesoro. Nunca se sabe lo qué puede pasar.
Omar Shaban, delegado de la ONG Oxfam, resume el panorama: "Están circulando menos del 10% de los automóviles y ya se ve a personas haciendo autostop. El transporte público está dejando de operar entre las ciudades de Gaza y las tarifas se han elevado hasta el 50%. Los profesores comentan que la asistencia a clase ha decrecido sustancialmente. Es muy difícil llegar a los empleos y a las universidades". La guerra de Israel contra los fundamentalistas del movimiento Hamás que controlan la franja de Gaza continúa. El precio lo paga el millón y medio de sus habitantes encerrados en 367 kilómetros cuadrados.
Jalil, un hombre que trabaja para una ONG italiana, explica el desplome de los salarios y sus efectos. "Si hace un año el sueldo medio rondaba los 300 euros, hoy miles de personas trabajan por 100. Cientos de empresas han cerrado; las materias primas no entran". Y, dada la carestía de productos básicos, todo es más caro que en Israel. Según los datos aportados por la ONU, el pollo ha elevado su precio desde junio en un 40%; la harina de trigo, un 46%; el arroz, un 20%; la leche infantil, un 7%; el aceite de oliva, un 11%; los plátanos, un 43%, y la carne, un 33%.
"Gaza es una granja de animales. ¿Por qué espera el mundo que los palestinos se comporten como dóciles víctimas? ¿Por qué Europa, que ha logrado un alto nivel en materia de derechos humanos, guarda silencio? Si calla, empuja a Israel a hacer lo que hace". Quien así habla es Raji Sourani, presidente del Centro Palestino de Derechos Humanos, un cincuentón que no se asoma a una mezquita. "No me agrada Hamás. Pero hay que negociar con ellos. Nos guste o no, serán un pilar fundamental en los próximos años".
La gente está irritada con la actitud de los países europeos, que conocen de primera mano la catástrofe que padecen los civiles. Del Gobierno de Estados Unidos nada esperan. Aunque, paradójicamente, fue Washington quien presionó a Israel para que permitiera la participación de Hamás en las elecciones de enero de 2006. El ex primer ministro Ariel Sharon tragó a regañadientes. Claro que nadie esperaba el triunfo de Hamás, y nadie aceptó luego su victoria. "Nuestra democracia es una democracia de esclavos", afirma enfurecido Raji Sourani.

07 diciembre 2007

En Egipto, crece el tráfico de niños


nota de TODO: Campos de golf, vanidad de vanidades, Pilar Rahola se deslumbra y almuerza con Mirta Legrand, desfiles de moda, Bush rebuzna, Putin retorna a la época de los Romanov y Rasputín, Liberman inicia un taller de nazi-fascismo y las mafias en el siglo XXI, pibes esclavos, pibas en prostíbulos, y los niños convertidos en mercancías de valor y uso: planeta tierra en 2007.

(de El Corresponsal)

Niños convertidos en mercancía.

Cercados por la miseria, algunos padres no dudan en entregar a sus hijos a cambio de dinero a personas acomodadas del mismo país o del exterior, que buscan adoptar a un niño. Así, ventas, alquileres y cesiones de menores se multiplican y se expande un fenómeno que hace recordar los mercados de esclavos de antaño.
Por Chahinaz Gheith
Es como si uno se subiera a la máquina del tiempo para volver varios siglos atrás cuando la esclavitud era un sistema admitido. En Mégharbéline, en el barrio de la Citadelle, y en Bawabet Al-Métouali había mercados de esclavos, si uno se guía por las crónicas medievales donde se evoca a esos amos que exponían sus más bellas mercancías: lindas mujeres, destinadas a los harenes, fuertes negros e inclusive niños. Para atraer a la clientela, elevaban la voz, hacían el elogio de cada uno, destacando la belleza de ellas y los músculos de ellos para venderlos al mejor postor. En nuestros días, la imagen no cambió mucho, la escena es la misma y se continúa exhibiendo el "ganado humano", como si la esclavitud nunca hubiera sido abolida. Pero no se trata más de negros ni de bellas mujeres, sino de niños ofrecidos por sus progenitores y no por comerciantes.

No es ficción. Una de las más insólitas subastas tuvo lugar en Port-Said. Un padre de familia puso en fila a sus cuatro hijas en la plaza pública para venderlas al que ofreciera más. "Cándidos rostros en venta, niñas en la flor de la edad: Arzaq (10), Karima (8), Badr (6) y Badawiya (4). Castañas y blancas de piel, usted tiene la tarea de elegir. Los precios están entre 3.000 y 30.000 libras egipcias, según la edad", repite en voz alta Mohamad Ismail bañado en lágrimas. Al no encontrar cómo sostener a su familia, no vio otra solución que vender a su propia carne. "¿Qué otra cosa puedo hacer? Hasta los gatos son capaces de encontrar comida, pero yo no puedo alimentar a mis propias hijas. Ni siquiera con pan duro. No puedo tampoco librarlas a la mendicidad o abandonarlas en la calle. Quizás ellas tengan la suerte de caer en las manos de una persona de bien que les asegure su futuro", explica. Él y sus cuatro hijas tienen en las manos carteles en los que se puede leer: "¡Niñas en venta!" ¿Dónde están los derechos humanos?

No es una escena de teatro, sino una pura y dura realidad. Dos semanas más tarde, el mismo escenario se repite en Al-Hamam, en Marsa Matrouh. En una venta al mejor postor, Moustapha Mahmoud alaba las virtudes de su benjamín. Al no poder asumir los gastos de la educación de su primogénito, inscripto en la Facultad de Medicina, y del siguiente, en el secundario, ambos estudiantes brillantes, decidió vender al más pequeño.

Los árabes del Golfo, primeros compradores

Estos dos casos no son excepcionales, las páginas de hechos diversos reportan todos los días ventas de esta clase. Una comerciante de verduras vendió por 5.000 libras egipcias a su hijo a una mujer acomodada del Golfo. Pero, a veces, no es la miseria la que empuja a deshacerse de uno de los hijos. Un hombre cedió a su hija por 30.000 libras para tener suficiente dinero para una segunda esposa y poder cumplir su deseo de tener un hijo varón.

En la región de los cementerios judíos de Bassatine, Samah vendió a su sobrino para comprar su vestido de bodas. Pretendió hacerle creer a su hermana que el hijo había muerto atropellado por un bus. Todas las convenciones sociales parecen terminarse con estos tristes mercados de carne humana. Un quiosco se especializó en la trata de mujeres: su propietario recupera chicas de la calle que quedan embarazadas, espera que llegue el parto, luego recupera a los bebes para venderlos.

La justicia, impotente

Todo esto testimonia un trágico dejar hacer. ¿Dónde está la ley que podría penalizar estos actos? Ese padre indigno fue arrestado, pero el tribunal simplemente lo liberó. Un chofer desiste de su hijo en provecho de su camarada, otro no duda en poner en venta a sus hijos contra una suma de dinero. En fin, un comercio en plena expansión, pero con formas actuales y diferentes y, sobre todo, chocantes: actos de venta, de alquiler, cesiones e incluso depósitos que podrían crear un mercado de esclavos.

Este fenómeno se expande cada vez más tanto en los barrios ricos como en los pobres como Madinet Nasr, Doqqi, Gamaliya y Vieux-Caire, y también en otras gobernaciones: Alexandrie, Ménoufiya y Ismaïliya, según se precisa en un estudio efectuado por el Centro de Derechos del Niño Egipcio. Los precios difieren de un barrio a otro y de una región a otra. Este estudio muestra también que las principales causas de este fenómeno son la pobreza, el divorcio, el matrimonio a plazos y el problema de las chicas de la calle.

"El hecho de que algunos padres pongan en venta a sus hijos no es nuevo. Antiguamente, se trataba de casos aislados debidos a la pobreza. Pero la cifra está en alza, sobre todo en estos últimos diez años, y las razones no son las mismas", explica Azza Korayem, socióloga, que agrega que en el pasado se abandonaba a un hijo cerca de una mezquita o en un orfanato porque no se lo podía alimentar.

Otros padres daban en adopción a uno de sus hijos a cambio de una suma de dinero que podía servirles para resolver las necesidades del resto de la familia. Las madres no querían separarse de ese querubín y hacían todo para seguirlo o tener noticias de él. En nuestros días, la pobreza ya no es más la causa esencial, sino que avanzan otros factores.

Algunos padres no aceptan más asumir sus responsabilidades. Algunas madres, desprovistas de instinto maternal, no dudan en ceder a sus hijos. Peor todavía, según la socióloga, esta gente no se arriesga a ninguna pena, ya que a los legisladores nunca se les ocurrió que este tipo de comercio podía tener lugar y que los padres podían comportarse con sus hijos como un amo con su esclavo.

Además, una madre sí es penada por la ley por maltratar o descuidar a su hijo. En cambio, ella no corre ningún riesgo si lo vende. Korayem agrega que el agravamiento de las condiciones sociales y la degradación de las costumbres no hicieron más que amplificar este fenómeno. Como ejemplos, recuerda a una madre sin escrúpulos que vendió a su bebé de pocos meses para comprarse un vestido de danza por 5.000 libras egipcias, para impresionar mejor a su público, y a un padre que vendió a los suyos para comprarse un vehículo. "Por egoísmo, para asegurarse una renta para vivir mejor o para tomar una segunda esposa, los padres sin corazón no dudan hoy en sacrificar a sus hijos", destaca la socióloga.

La responsabilidad del Estado

Hani Hilal, presidente del Centro de los Derechos de la Infancia, acusa al gobierno por la situación económica desastrosa y el alza del costo de vida. Un estado que empuja a la gente a vender sus órganos y ahora a sus hijos. "Hay familias enteras en la calle, sin un techo ni nada para cubrirse. Los que se quieren ganar el pan y se convierten en comerciantes de paso son acosados por la municipalidad o por la policía -explica-. Se dice que el Estado especula en la Bolsa con el dinero de las jubilaciones con el riesgo de perderlo. ¿No sería más interesante construir fábricas para darles más posibilidades de trabajo a los ciudadanos?". Un debate que está en el corazón del desempeño económico del Estado.

Pero, ¿se trata de actos espontáneos e irreflexivos? Evidentemente no. Un comercio tiene sus dueños. Detrás de esto hay una red bien organizada. Y del vendedor al comprador, una lista de personas sacan ventaja: enfermeras, servicio doméstico e intermediarios. De un lado, las presas, a saber, chicas de la calle (de 40.000 niños de la calle, el 30% son mujeres) o niñas madres abandonadas a su suerte o que han sido engañadas al hacer un matrimonio a plazos. Por otro, las interesadas: mujeres estériles listas a poner dinero para tener un hijo. Un comercio fructífero donde a todo el mundo le cierra las cuentas.

Nadia vive en la calle. Tiene 16 años y no le teme a nada, pero a menudo es presa de los depredadores. Pasa la noche con un grupo de jóvenes en un jardín público en Guiza. A menudo es violada por los chicos de la calle. "Yo no soy como las otras chicas que se acuestan en departamentos o suben a los autos de extranjeros. Perdí la cuenta del número de veces que quedé embarazada", dice Nadia, que recuerda el día que tuvo a una beba que no paraba de llorar. "Atraído por sus gritos, un chofer se acercó y vio a la recién nacida todavía desnuda, pues no tenía nada para vestirla. Me ofreció 120 libras y me dijo que había gente que se ocuparía de alimentarla. Otra vez nació un varón en el hospital y fue una enfermera la que me dio algunas libras y me dijo que no temiera por él, que se trasformaría en un pachá", continúa Nadia. Ella dice que todos estos embarazos debilitaron su salud y descubrió un método para impedir quedar nuevamente embarazada. Además, no quiere seguir el ejemplo de su compañera que alquila a su hijo a una mujer por 10 libras por día para mendigar mejor.

Una venta sin ninguna garantía

Las chicas de la calle no son la única fuente para alimentar este comercio. Está también la trata de mujeres y los matrimonios a plazos. Cada verano en la estación turística, miles de árabes vienen a pasar sus vacaciones y aprovechan para consumar un matrimonio a plazos, luego desaparecen y dejan tras ellos el fruto de algunas noches de amor y una mujer desamparada que no sabe qué hacer con ese niño. Incapaz de encontrar al padre para que le dé su nombre, ella se apresura por desembarazarse de él.

Y en ese momento, los intermediarios entran en juego, para explotar esta situación desgraciada y sacarle el máximo de provecho. Las transacciones se inician en el comienzo del embarazo. Toman a su cargo a las jóvenes, las cuidan hasta el parto, y luego se llevan al recién nacido que ya está asignado a una familia acomodada que vive en Egipto o en algún país del Golfo.

También hay otros intermediarios: las empleadas domésticas. Zebeida, una kuwaití, es estéril. Sueña con tener un hijo y teme que su marido tome una segunda esposa. Gracias a su mucama, encuentra una solución a su problema. Zebeida le hizo creer a su esposo que estaba embarazada y pasó gran parte de esta etapa en Egipto, luego volvió con un recién nacido a su país.

Y cuando esta red está en falta para satisfacer una demanda, son las enfermeras que se encargan inclusive de la misión de robar un bebé del servicio. En un hospital, que podría decirse particular, situado en un barrio residencial de Garden City, Fayza, enfermera, da una mano eficaz al médico y director del establecimiento. Este último ofrece internaciones gratuitas y hace partos de prostitutas que no han podido abortar a tiempo. A cambio, ellas deben dejar a sus hijos que luego él venderá en dólares.

Después de la venta de órganos que armó un gran revuelo y cuyas víctimas fueron los pobres enfermos, el temor de ver a estos comerciantes de niños, como si vendieran cualquier mercancía, no es realmente una ficción.

La fuente: Al Ahram Hebdo, semanario egipcio, 10.000 ejemplares. Es una publicación del grupo Al Ahram destinada a los francófonos. La traducción del francés pertenece a María Masquelet para elcorresponsal.com.