04 marzo 2008

Esperando salir de la Gaza del bloqueo y los misiles

TODO: El problema de Mohamed Azza es una de las consecuencias de la política de la barbarie impuesta por los gobiernos israelíes , y aplicada minuciosa y cruelmente por los gloriosos militares de Tzáhal. Comparando con los niños, hombres, mujeres y ancianos que llegan a los controles y se encuentran con un muro inhumano, inmisericorde y hermético que impide su paso hacia los hospitales o servicios médicos de primera necesidad, el caso de Assa es una muestra pequeña de la noción de "humanismo" que aplica el ejército agresor.
SAL EMERGUI desde Jerusalén

3 de marzo de 2008.- Su caso es uno más de los miles que se pueden encontrar en la Franja de Gaza. Aunque su historia es diferente, Mohamed Azza se topa con el bloqueo israelí, unas puertas cerradas que hacen a todos los palestinos iguales. Pobres o ricos, hombres o mujeres, seguidores del grupo islamista Hamas o sin ninguna afiliación política. La ofensiva militar israelí, iniciada el pasado miércoles ha dejado un balance de 116 muertos y 300 heridos, sembrando la Franja de duelo, rabia y ganas de venganza. Azza pide simplemente salir de Gaza para volver con su familia en Francia.
Azza, de 53 años, es un arquitecto, nacido en Belén (Cisjordania) con un amplio recorrido profesional y personal. Tras estudiar y trabajar en varios países como Dinamarca, Cuba y España (Madrid), llegó a Gaza hace 10 meses para supervisar un proyecto. 'La ausencia de cemento, acero y otros productos que no llegan a Gaza por el bloqueo han hecho imposible esta misión'. Misión imposible. Pero a diferencia de la película, en Gaza no hubo el deseado final feliz ya que a raíz del déficit de materiales no han podido construir la escuela.

Desde que supervisó el inacabado proyecto, Azza lleva largas semanas pidiendo a las autoridades israelíes salir de Gaza. 'No quiero irme de aquí de forma ilegal como hace muchos a través de Egipto. No tengo nada que esconder y por eso quiero salir de Gaza con la cabeza alta y de forma legal', nos dice por teléfono.

Pero no hay forma. Por mucho diploma e idiomas que exhiba, Azza es un palestino más bajo el bloqueo. Su pasaporte jordano tampoco es de gran ayuda. Su solidaridad está con las víctimas de los últimos ataques israelíes en Gaza. Su pensamiento se dirige a Lyon (Francia) donde le esperan su mujer Dalila y sus dos hijos Rommel (17) y Abed (12). 'Es muy duro estar tanto tiempo sin mi familia. Ah, me olvidaba, quizás sea importante decir que mi mujer trabajó 24 años en la sede de Iberia en Túnez. ¿Crees que esto me puede ayudar?', se pregunta sabiendo la respuesta. De momento, pensamos en silencio, la compañía aérea española no tiene tanta fuerza como marcar destinos y expedir permisos en esta zona.
Mohamed añade: 'Yo no entiendo el bloqueo. Israel dice que es para luchar contra los cohetes Kassam contra sus ciudades que yo por otra parte creo no sirven para nada. Pero lo que provoca es más ganas de respuesta, más cohetes'. La realidad, por mucho que la pinten, es que esta mañana tras la retirada de los soldados de la unidad Guivati del norte de Gaza, Hamas ha continuado lanzando cohetes Grad contra Ashkelon. Quizás el Ejército israelí ha enviado un mensaje a Hamas tras esta ofensiva pero el primer objetivo declarado (reducir o acabar el lanzamiento de cohetes) no se ha cumplido.

Tras sangrientas jornadas, Azza es consciente que su salida se complica. 'Si, ahora lo importante es sobrevivir. No sabes lo que sufrí por mi prima que vive en Yabalia, donde se produjo la mayor parte de las víctimas', confiesa.
Con un presente más negro que el reciente pasado, Azza observa con pesimismo a las futuras generaciones: 'Naciones Unidas ha informado que el 80% de los alumnos de sus colegios en Gaza suspenden los exámenes. No pueden concentrarse ante tanta violencia y muertos'.

Un día más, una semana más, Mohamed espera el anhelado permiso de salida de una Franja que entre minitreguas y mini guerras sigue abocado aun crudo futuro.

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