14 junio 2007

Un arma contra "el enemigo occidental" ...


y un estandarte de la cruzada islámica contra las reformas


Bajo del velo

El velo se ha convertido para millones de mujeres del Islam en la marca de su opresión. También en el símbolo del renacimiento religioso y político que vive el mundo musulmán. Pero sobre todo, en una respuesta furibunda contra Occidente. "Oh, Profeta! Di a tus mujeres, di a tus hijas, y a las esposas de los creyentes que coloquen un velo sobre su vestido y así cubran su rostro del modo más conveniente, de modo que no puedan ser reconocidas y confundidas con las esclavas o las mujeres de costumbres libres", le dijo Omar al profeta Mahoma. Este diálogo que recoge el libro santo musulmán es una de las justificaciones teológicas utilizadas por los exégetas del Corán, para defender el velo a cualquier precio. El velo es hoy un estandarte de la cruzada islámica, un arma para el fundamentalismo.

JOSE LUIS MARTINEZ − La República − Montevideo

Para Salama A. Salama, analista político del semanario egipcio Al-Ahram, el niqab degrada a la mujer que lo porta, restringe sus oportunidades y limita severamente su libertad individual.
Salama cree que no existen razones políticas ni religiosas que justifiquen su uso, provocando, muchas veces, un problema de orden público como si fuéramos a trabajar con una bata o un pijama, opina. Pero esta cuestión no podrá resolverse con edictos religiosos o a través de una acción policial, sino hablando con estas mujeres, muchas de ellas de origen rural y que usan el niqab como defensa ante el mundo exterior. Si logramos que estas mujeres pierdan su miedo, llegará el día en que ellas mismas se quiten el pañuelo, afirma.
En opinión de Julliette Minces, socióloga y especialista en temas árabes, las mujeres islámicas no han llevado velo desde siempre, salvo en el caso de las aristócratas. Mientras la tribu o pueblo pudo conservar su estructura endógama, tradicional, no tenían necesidad de utilizar el velo. Las mujeres lo utilizaban cuando abandonaban su pueblo o aldea e iban a otro lugar, para preservar su identidad ante los extraños. Esta práctica fue extendiéndose con severidad desigual a medida que se iban introduciendo en esta sociedad tradicional los cambios, y llegaba la influencia Occidental. La economía de mercado acentuó la estratificación en clases y el modelo social, copia del burgués urbano, se convirtió en el modelo general. Los ricos pueblerinos imitaron a los señores de las ciudades que imponían el velo a sus mujeres. En la ciudad, la sociedad tradicional que se sentía amenazada utilizaba el velo como un medio para defenderse. La admisión del modo de vida urbano como arquetipo hizo que el velo se extendiese, afirma esta especialista europea.
Curiosamente serían las mujeres de la burguesía urbana de quienes, según Juliette Minces, se imitó el porte de velo, las primeras en desembarazarse del mismo, cuando a principios del pasado siglo se inició el proceso de occidentalización en ciertas sociedades árabes e islámicas. Este esfuerzo --apoyado desde el poder por personalidades como Ataturk en Turquia, Burguiba en Túnez o el Sha en Irán-- tuvo limitadas consecuencias en las zonas más conservadoras de algunos países. Curiosamente también serán los sectores de la burguesía urbana quienes por razones políticas y morales reivindican ahora en Estados como Argelia, Túnez, Egipto e Irán, la vuelta velo: es la reacción contra la "occidentalización" de las costumbres, contra "la degradación e inmoralidad capitalista", contra la transculturación que amenaza con exterminar los valores tradicionales del Islam. Asi, en las Universidades, muchas mujeres se velan o portan el "chador" para expresar su oposición a la civilización cristiano-occidental y volver a la ortodoxia árabe-musulmana.

Velo o muerte

Para Chahdortt Djavann, la iraní autora de ¡Abajo el velo!, "era el velo o la muerte. Sé de qué hablo", dice en forma lacónica. "El velo es el dogma islámico más bárbaro que conozco porque construye la identidad femenina sólo en función del deseo y la posesión. Lo usan para ocultar el cuerpo de las mujeres ante unos hombres que todavía no han aprendido a controlar su pulsión sexual", sostuvo.
"La situación actual es una vergüenza para el gobierno islámico iraní. Un hombre que ve a las modelos en la calle ya no presta atención a su esposa a su vuelta a casa, lo que destruye los cimientos de la familia", declaró Mohammad Taghi Rahbar, un diputado conservador iraní defensor del velo.
En Irán, efectivos de la policía e incluso del Ejército se ocupan de aconsejar o detener durante algún tiempo a las mujeres iraníes que se visten al estilo occidental o las que no se ponen el velo islámico obligatorio. Se trata de una "lucha contra el mal velo", como la califica la prensa oficial iraní, y el objetivo es obligar a las mujeres iraníes a seguir al pie de la letra las órdenes del régimen de los ayatolas chii y del presidente ultraconservador Mahmud Ahmadineyad.
El denominado "plan para la lucha contra el mal velo" se aplicaba en el pasado, pero sólo durante los meses de verano, en los que el insoportable calor obligaba a las mujeres a quitarse de forma parcial el velo o el "chador", que cubre todo el cuerpo de la mujer desde la cabeza a los pies.
A partir de este año "será una lucha permanente", afirman las autoridades iraníes.
En la aplicación de dicho plan participan también efectivos del cuerpo de los Guardianes de la Revolución Islámica y de las milicias paramilitares de los "basiyies" que, como primer medida, "aconsejarán a las mujeres" que no se ponen el velo tal como exigen las normas impuestas en Irán. De no respetar dichas reglas, el segundo paso sería llevar a las "rebeldes" a las dependencias policiales, donde permanecerán hasta que un varón de la familia -el padre o el esposo- les obligue a utilizar el velo de forma correcta.
Las autoridades no han precisado, sin embargo, cómo serían castigadas las mujeres que, pese a las presiones, insistan en vestirse al estilo occidental. En casos similares en el pasado las "rebeldes" eran castigadas con decenas de latigazos.
En un intento de justificar dichas medidas, las autoridades iraníes alegan que el 85% de los casos de agresión contra las mujeres en las calles del país se deben a que éstas "no usan el velo como es debido".
Está prohibido el uso de pantalones cortos o faldas estrechas y cortas, así como los pañuelos pequeños que dejan fuera parte del cabello de la mujer.
Las más afectadas son mujeres jóvenes, especialmente en las áreas urbanas que gozan de cierta prosperidad, y que rechazan el tradicional "chador". En su lugar, prefieren los pantalones pirata, abrigos entallados, que no cubren las rodillas y pañuelos de vivo colorido, que echados hacia atrás dejan entrever parte de sus cabellos. Sin embargo, en los suburbios más pobres y en las zonas rurales, el número de mujeres que desafía el código de vestimenta islámico es muy escaso, explican las crónicas periodísticas desde Teherán.
Por su parte, las autoridades iraníes rechazan las acusaciones contra el régimen de Teherán por violar los derechos de la mujer, y afirman que más del 70% de los estudiantes en el país persa son mujeres, que las mujeres no están obligadas a quedarse en casa y que trabajan al igual que lo hacen los hombres iraníes
Según la prensa, en las primeras semanas de aplicación de la ley centenares de personas han sido detenidas, mientras que más de 10.000 han recibido algún tipo de aviso o amonestación por parte de los "guardianes de la virtud".
La nueva campaña policial cuenta con el beneplácito del presidente Ahmadineyad. Uno de sus asesores ha felicitado al jefe de los servicios de seguridad por la iniciativa. "Constato que sus fuerzas han entrado en acción contra esta invasión cultural", a la que podemos llamar en su forma más indecente "una OTAN cultural", escribió en su mensaje de felicitaciones Mehdi Kalhor, reveló la prensa local.
"Ya desde 1979, cuando los guardias revolucionarios de Jomeini ataron los largos pañuelos a la cabeza de las mujeres, debería haber quedado claro que el pañuelo no es precisamente una costumbre religiosa sino un emblema político, esto es, el estandarte de la cruzada islámica", sostuvo la escritora alemana, Alice Schwarzer.

"La vida de una mujer vale la mitad que la de un hombre"

La premio Nobel de la Paz iraní, Shirin Evadi, afirmó que "el velo debería ser tan opcional como lo es la ropa que se pone un hombre". Al mismo tiempo denuncia que en su país "la vida de una mujer vale la mitad que la de un hombre".
En el periódico árabe Asharq Al-Awsat, la activista pro derechos humanos y Nobel de la Paz, explicó que lidera una campaña para conseguir un millón de firmas contra las leyes discriminatorias hacia la mujer que imperan en su país.
La Nobel de la Paz se unió a Irene Khan, directora de Amnistía Internacional, para exhortar al gobierno de Teherán a derogar las leyes discriminatorias contra las mujeres.
En una carta abierta denunciaron que las iraníes deben hacer frente a "la seria y generalizada discriminación" por las leyes que las excluyen de "importantes ámbitos de participación política". También sostuvieron que las mujeres tienen derecho al mismo estatus que los hombres según el sistema legal iraní y que ya "llegó la hora de que esto se haga realidad".
La misiva se refirió a la campaña de firmas y subrayó que es hora de que el gobierno iraní "tome en cuenta esas voces y ponga fin a la discriminación legal contra las mujeres en Irán".
La campaña pretende abolir el derecho de los hombres a repudiar a sus esposas y a mantener la custodia de sus hijos, una ley que permite que puedan tener hasta cuatro mujeres en forma permanente y varias más en forma temporal, y otra que otorga a las declaraciones judiciales de ellas la mitad del valor que a las de los hombres.

Velos para todos los gustos

En el mundo islámico hay velos para todos. No todos son iguales. El "hiyab" -o "hiyeben", en dialecto magrebí- tiene su raíz en la palabra árabe "hajaba", que significa esconder, ocultarse de las miradas, poner una distancia. Este velo esconde el cabello, las orejas y el cuello, y sólo deja ver una pequeña parte del rostro.
Promovido por los Hermanos Musulmanes, una organización extremista perseguida por el gobierno de Egipto, se completa habitualmente con una túnica.
Su uso está generalizado en el mundo musulmán, donde reemplaza vestimentas tradicionales que se remontan a la época romana como el "haik" en el norte de Africa, una gran pieza de lana o algodón de 5 metros por 1.6 metros, que disimula la forma del cuerpo y oculta el rostro.
El velo también se denomina "litham" -oculta nariz- o "jimar", término genérico que designa todo lo que cubre la cabeza, y que va en general hasta la cintura.
La "burqa", en su origen, es la vestimenta tradicional de las tribus pashtún en Afganistán. Este largo velo, de color azul o marrón, cubre completamente la cabeza y el cuerpo de la mujer musulmana, y apenas tiene una rejilla sobre los ojos para permitirle una visión mínima. Desde hace algunos años, a los ojos del mundo occidental, la "burqa" se convirtió en símbolo del régimen de los talibanes en Afganistán, que lo hizo obligatorio.
La "burqa" tiene su equivalente árabe, el "niqab", que se extendió bajo la influencia del Islam wahabita. Este gran velo se complementa con una tela que sólo deja una ranura para los ojos. Algunas mujeres visten además gafas de sol y guantes. El "niqab" tiene su raíz etimológica en la palabra árabe "naqaba", que quiere decir agujerear, porque sólo tiene dos agujeros para los ojos.
El "chador" -del persa "chaddar"- es una vestimenta tradicional de las mujeres en Irán que cubre desde la cabeza hasta los dedos del pie. Se trata de una tela semicircular abierta en el frente que no posee ni abertura para las manos ni cierre, pero que es sujetada con la mano o con los dientes, o envolviendo sus extremos en torno a la cintura.

El debate se instaló en Europa

El empleo del velo ya ha sobrepasado al mundo islámico. El Islam es una realidad en Europa. La batalla del velo está servida en varios países, y se debate su polémico uso en escuelas, oficinas o en lugares públicos. Desde los atentados del 11¬M en Madrid y del 7¬J en Londres, las tensiones con la comunidad musulmana que vive en el viejo continente se han acrecentado.
Considerado símbolo religioso o político, elemento de separación o diferenciación, o simplemente prenda que dificulta la comunicación, el velo que utilizan las mujeres musulmanas corre el riesgo de convertirse en un nuevo foco de enfrentamiento en la sociedad europea.
Las mujeres y las niñas cubiertas con velos islámicos abundan cada día más en las ciudades europeas, sin embargo, cada país ha actuado con sus propios criterios a la hora de regular el uso de esta prenda en escuelas públicas o en las fotografías de los documentos de identidad.
La ministra de Integración e Igualdad de Suecia, Nyamko Sabuni, musulmana, propuso el año pasado prohibir el velo a todas las menores de quince años, edad mínima necesaria para que una sueca pueda casarse. El pasado año también el líder de la Cámara de los Comunes, Jack Straw, invitó a las mujeres musulmanas residentes en Inglaterra a quitarse el velo que les cubría el rostro.
Un 61% de los españoles está en contra de que las niñas musulmanas lleven velo en la escuela, según el Barómetro del Real Instituto Elcano. La oposición al uso del velo en el colegio crece con la edad, pasando del 52% para los menores de 30 años al 70% de los mayores de 65. También con respecto al rezo islámico en la mezquita, la tercera edad es más contraria (55%) y desciende hasta el 27% entre los menores de 30.
El velo islámico debe ser prohibido en las escuelas públicas en nombre de la libertad y la laicidad, entienden muchos en Europa donde su uso es prohibido en algunos lugares y permitido en otros, con todas la variantes intermedias entre los dos extremos.
El velo sirve paradójicamente para diluir la identidad individual y también para reafirmarla en el terreno colectivo. Para el integrismo islámico es un arma contra "el enemigo occidental", contra "la degradación e inmoralidad" que ataca sus valores tradicionales. Más que un símbolo religioso, el velo es hoy un emblema de la cruzada islámica y una excusa para restringir, aún más, las libertades y cerrar el camino hacia las reformas en el mundo islámico. *

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