17 octubre 2010



17 DE OCTUBRE DE 1945

Quizás haya sido la epopeya más importante de los “descamisados” del Siglo XX. Quizás esa foto que recorrió el mundo con los pies en la fuente de la Plaza de Mayo haya sido un grito: “Esta es Nuestra Plaza”. Quizás esa marea humana que recorrió un largo y sinuoso camino hasta allí no sabía que estaba escribiendo una de las páginas más hermosas y heroicas de la clase trabajadora.

Era el 17 de octubre de 1945 y los grasitas, los negros, los descamisados, los laburantes salieron a las calles a reclamar por Su General preso –ya se era Coronel, pero prefiero llamarlo General-.
Pero era mucho más lo que reclamaban: reclamaban la libertad de aquel Hombre que les había dado la palabra, que les había otorgado derechos sociales negados durante décadas, que los empezaba a dignificar.
Ser parte de la Historia es ser protagonista, es cruzar el Riachuelo como se pueda, es subirse a camiones atestados, es gritar, es movilizarse, es ser Hombres en Movimiento.
Mucho se escribió sobre el 17 de octubre de 1945, gesta inigualable desde el nacimiento de la Patria hasta esa fecha.
Aquellos que formaban el “subsuelo de la Patria sublevada”, como escribiera Scalabrini Ortiz, levantaron la cabeza, alzaron sus manos, se reconocieron en sus miradas y marcharon a la Plaza.
Cuando se lucha por la justicia social son ejemplares los actos de los pueblos.
Después de tanta peregrinación, después de tanta maratón justiciera, era necesario refrescarse y meter “las patas en la fuente”, un hecho que perturbó a algunos y que emocionó a muchos.
Otro 17 de octubre, una fecha histórica, que marcó un antes y un después en el protagonismo del pueblo.
“Rompiendo el silencio” nominada para el premio de la paz de la Unión Europea

Haaretz

Traducido para Rebelión por J.M. y revisado por Caty R.




 
Los fotógrafos muestran las humillaciones de los soldados a prisioneros palestinos. Las fotos fueron publicadas el martes por “Rompiendo el silencio”


El grupo ha sido nominado por el Parlamento Europeo por su actuación en la defensa de los derechos humanos. Como respuesta, la organización no gubernamental de derecha Monitor comenzó a acercarse de forma individual a parlamentarios pidiendo que no se otorgue el premio Andrei Sakharov a la organización “Rompiendo el silencio”.



“Rompiendo el silencio” fue fundada por veteranos del ejército. Reúne y publica testimonios de soldados sobre la violación de los derechos humanos en los territorios ocupados por Israel. Su nominación fue impulsada por los bloques de dos partidos de la línea verde representados en el Parlamento Europeo.



El parlamentario Daniel Cohn-Bendit, presidente de la alianza de los europeos verdes-europeos libres, y líder de la sublevación estudiantil de mayo de 1968 en Francia, dijo que “Rompiendo el silencio” fue nominada porque esta alianza desea reconocer la valentía de cada una de las personas involucradas que trabajan para echar luz sobre las injusticias que comete Israel en los territorios que mantiene ocupados y que la sociedad israelí elige ignorar.



Agregó Cohn-Bendit: “aun siendo Israel una democracia, es necesaria una dosis fuerte de coraje para hablar públicamente y romper tabúes y prejuicios arraigados en el proceso de la ocupación israelí”.



El profesor Gerald Steinberg, presidente de la ONG de derecha Monitor, envió una carta a los parlamentarios europeos pidiéndoles que no se otorgue el premio a la organización “Rompiendo el silencio”. Si la organización que defiende los derechos humanos gana el premio, Israel interpretará que “Europa continúa beneficiándose de los principios de los derechos humanos haciendo una lectura unilateral contra la política de Israel”, continúa en su carta.



“Rompiendo el silencio” respondió que “es un orgullo ser una de las organizaciones atacadas por Steinberg, donde están incluidas la propia Unión Europea, Human Rights Watch y Amnistía Internacional.



Fuente: http://www.haaretz.com/print-edition/news/breaking-the-silence-nominated-for-eu-peace-prize-1.318535 
CONTRASEÑA
EL RESCATISTA CON ALMA DE SEPULTURERO
Emilio Cafassi l LA REPÚBLICA -Montevideo
No se escatimaron recursos materiales ni humanos, tampoco esfuerzos, ni obsesiva planificación. Los 33 mineros retornaron a la superficie con muy pocos (y menores) síntomas físicos para los 70 días de calvario y mortificación. Y aparentemente con pocos traumas psicológicos para la claustrofóbica angustia ante una muerte prácticamente asumida y estadísticamente ineluctable, salvo en el límite, allí cuando Delta X tiende a no se sabe cuánto, cosa que casi nunca pasa, salvo en los siempre esquivos y teóricos ceros e infinitos matemáticos. A aquella tumba laboral recurrente y naturalizada de la realidad minera de Chile ya le dedicamos una contratapa de este diario hace algunos domingos. Esta será para esta acotada y mediática inflexión de la norma: la de la fosa común que esta vez no fue.
Porque el pinochetismo redivivo encontró una veta de oro ideológico con la que tratará de enchapar sus blasones de muerte y latón oxidado. Más valiosa aún que la del átomo 79 de la tabla periódica de los elementos de Mendeleiev: el esquivo oro físico que en ínfimas proporciones era extenuado en la Mina San José, apelando para ello al más alto riesgo laboral en el uso de la fuerza humana bruta. Se entiende entonces el empeño gubernamental en explotar esa veta que promete pingües ganancias simbólicas y rejuvenecimientos políticos milagrosos, al mejor estilo del Dorian Gray plasmado en la prosa de Oscar Wilde.
Sin embargo no deberíamos dejar de saludar y felicitar la operación de rescate y sus resultados aunque haya sido pergeñada y ejecutada por los esbirros actuales del (no tan lejano en el tiempo) estado terrorista. Salvar vidas, tender manos (o ductos) solidarios, aportar intelectos e innovaciones creativas, resguardos y derechos, supera la adscripción excluyente al acerbo izquierdista para situarse en un nivel suprapolítico y universal. Aunque estos pasos sean dados por la más criminal de las derechas que intente disfrazarse o blanquearse con ello, habrá que celebrarlos y acompañarlos. Como la mano que pudieron tender los habitualmente criminales marines norteamericanos a las víctimas también soterradas, aunque entonces bajo escombros y losas, en el terremoto de Haití. Tampoco deberíamos recomendar refrenos a las erupciones emotivas que emanan del frecuentemente inactivo volcán de la Justicia, ni temer a la potencial cauterización política de sus lavas. Las lágrimas no son signo necesario de debilidad política, ni de irracionalidad. También pueden acompañar alumbramientos, incluso históricos.
Si el multimillonario empresario mediático devenido dirigente político ya sabía calcular proporciones entre costos y beneficios propios, mejor aún lo supo cuando la inversión fue con recursos ajenos, aunque no haya nada que cuestionar sobre la apelación a esas fuentes financieras. Bien gastados que estuvieron los millones estatales para la eyección vital de los mineros desde el mugriento socavón húmedo y oscuro, aunque los dividendos políticos se depositen provisionalmente en las cuentas de Piñera.
Este partido se jugó en el campo del presidente chileno y con sus propias reglas. Con esas condiciones chantajeó la supervivencia de los 33 trabajadores. El mundo asistió entonces a una de las mayores operaciones mediáticas de la historia de las comunicaciones. La ultraderecha hizo suya una causa justa con suficiente carga dramática y la aprovechó para popularizarse y difundirse con las más modernas técnicas de la videopolítica que caracterizó el politólogo italiano Giovanni Sartori. Precisamente aquellas con las que el empresario erigió su negocio y finalmente conquistó la presidencia. Mezcló dosis efectivas de culebrón, de denuncia, de introducción tecnológica y de superstición. Una audiencia global gigantesca de mil millones de personas, superior incluso a la de la final del mundial sudafricano, según estimaciones de la TV chilena, prestó atención a una narrativa entre mágica y reparadora. Los programas especiales compitieron en audiencia con los más frívolos y taquilleros y todos los canales de noticias incrementaron geométricamente su rating en el mundo entero. Mucho más aún en el hispano ya que no era necesaria traducción y el audio ambiental, magistralmente calibrado en su intimismo aparentemente casual y espontáneo, no dejaba escapar detalle alguno de los discursos oficiales previamente guionados. Hasta los que no tenemos televisión terminamos acodados en las barras de los pubs empantallados por las modas actuales.
A fin de evitar cualquier desvío del guión narrativo, el gobierno monopolizó toda la comunicación, ya sea desde el propio medio televisivo único hasta los interlocutores con la prensa. Trazó en el propio campamento "Esperanza" una barrera literal que maniató el trabajo periodístico. La Secretaría de Comunicaciones del Gobierno (Secom) tomó el control de lo que se informaba a la prensa, dejando sin autonomía para conversar con los medios a las instituciones y protagonistas involucrados en las labores de rescate, como las propias Fuerzas Armadas, la Asociación Chilena de Seguridad (ACHS), Codelco (la compañía minera estatizada por Salvador Allende), las empresas que operaron las perforadoras (como Geotec) y los ministerios participantes. La Secom redujo los informes oficiales sólo a la conferencia de prensa diaria de los ministros de Minería, Laurence Golborne (quién pasó de supermercadista a futuro sucesor de Piñera), y de Salud, Jaime Mañalich, más el jefe del rescate, André Sougarret. Finalmente llegó el presidente para asumir personalmente el discurso único oficial, transmitido al mundo por el ducto mediático oficial.
Desde mi remota infancia en el año 69 cuando la Apolo 11 alunizaba, no tenía la sensación de estar compartiendo de manera simultánea con buena parte del mundo, a través de un único y monopólico medio, la ansiedad e incertidumbre de los pasos que se daban en tiempo real, ni la sensación subjetiva de importancia cardinal del acontecimiento. No fue así ante la destrucción de las Torres Gemelas, por lo repentino e inesperado del suceso, a la par que por su carácter luctuoso y consumado. Sospecho que la luna y el fondo de la mina tienen en común algo de inverosimilitud y lejanía, de distancia inaprensible e inhospitalidad, siempre opuesta al mundo real y cotidiano, emparentando gestáltica y visualmente a aquel Armstrong con este Gómez. Hasta parecía que la velocidad de la cápsula de rescate seguía el ritmo de las exigencias publicitarias. El empresario televisivo, ya en plena acción de rescate simplificó y unificó aún más el mensaje. Despojado de la necesidad de dar detalles técnicos enfatizó su exégesis del hecho, expuso sus deseos y hasta confesó sus dotes sobrenaturales. Por un lado realizó una genérica denuncia y reconocimiento de la inseguridad laboral y su interés en la necesidad de transformar esa realidad, cosa desmentida por la continuidad de las condiciones laborales en la minería. Por otro, reiteró empalagosamente la cantinela somnífera de la unidad nacional que es uno de los grandes impedimentos ideológicos para establecer las diferencias en las responsabilidades políticas ante la mortandad obrera. Por último, al exhibir su sobrenatural capacidad interpretativa a través de los más burdos lugares comunes de capacidad comunicativa con Dios y hasta interpretativa del sentido de cada lágrima, de cada gesto o de cada abrazo. El resultado no se hizo esperar. Según una encuesta reciente, su índice de aprobación ha dado un salto de diez puntos hasta alcanzar el 56%. Al modo de un buen actor, construyó un personaje con dosis de líder ético, resolutivo y principista ante la vida, a la par que justiciero para castigar a los responsables del accidente que atrapó a los inocentes trabajadores. Pretende sostener que en la mina San José hubo un accidente producto de la irresponsabilidad aislada de sus dueños, soslayando por caso que además de ese accidente, en Chile se produjeron otros 31 accidentes más en lo que va del año, donde perdieron la vida 35 trabajadores, dos más que los que pudieron recatarse en este oportunidad, según el Servicio de Geología y Minería (Sernageomin).
Luis Urzúa, el capataz y último minero en salir, ignoraba cuando le pidió a Piñera que los accidentes no se repitan nunca más, que varios compañeros mineros perdieron la vida mientras ellos se encontraban atrapados en el hoyo húmedo y tórrido. Tampoco que quién se hiciera cargo de su salvataje fuera quién propone tender un manto de olvido sobre el régimen que desapareció a su padre del Partido Comunista y asesinó a su padrastro del Partido Socialista.
Hace falta mucho más que la hipocresía de un guasón acaudalado para revertir la larga lista de tragedias de la minería chilena ya exaltadas por Neruda frente a la mina de Sewell.
Pero el fenómeno no es sólo chileno. Hoy mismo hay dos mineros buscados en la región de Tópoga en Colombia donde acaba de morir otro más.
A su vez en Ecuador están atrapados 4 trabajadores a 150 metros de profundidad, en una mina de la provincia ecuatoriana de El Oro, a 750 kilómetros de Quito.
Entretanto hay otros doscientos treinta mineros empleados de la empresa dueña de la mina que tuvieron la fortuna de no estar ese día allí, pero resultan rehenes de la irresponsabilidad. No son nada: no se los echa ni se les paga (al igual que a los 33 pero con menor visibilidad). Si se emplearan con otro patrón podría complicarseles la obtención de la indemnización. Los mineros marcharon por tercera vez por el centro de Copiapó pidiendo, además, que se les paguen los meses adeudados y los aguinaldos. El gobierno, a pesar del discurso de Piñera señalando que la verdadera riqueza no eran las minas sino los mineros y que intervendría modificando las condiciones laborales, ni siquiera interviene opinando ante esta vergonzosa expropiación a los trabajadores. Incluso lo ratifica, con el ya señalado monopolio informativo que silencia la protesta. Al punto que ni siquiera se les permitió a los trabajadores estar cerca de la tarima del rescate, o del campamento con los familiares, para que puedan volver a encontrarse con sus compañeros. La mayoría lo vio por televisión, como todos los receptores del discurso de este Berlusconi sudamericano.
Profesor titular e investigador de la Universidad de Buenos Aires, escritor, ex decano. cafassi@sociales.uba.arRescatista de ocasión, con alma de sepulturero.

07 octubre 2010

TODO el mundo a través del pensamiento

ISRAEL üBERALLES

Cuando llegué exiliado a este país el 3 de octubre de 1975, gobernaba el Partido Laborista e Isaac Rabin era el primer ministro, el país había cumplido su 37º aniversario, había fuentes de trabajo y el salario mínimo no permitía vivir sin complementos o el aporte de otro salario. Israel se hallaba, aún, en el trauma de la guerra de Iomkipur (1973) que dura hasta nuestros días. Incluso en los días que corren se han abierto archivos de la época donde pueden comprobarse los desguisados de amateurs de los gobernantes y de las fuerzas armadas. Habían comenzado a  percibirse las consecuencias de los conflictos de la Guerra de los Seis Días que nos son contemporáneos, agravados al límte de la explosión más tarde o más temprano...
Existía un país democrático con las limitaciones de la democracia de todos los países que se consideran como tales,  y la acrecencia de un intolerable y poco disimulado tufillo racista y chovinista.
Treinta y cinco años más tarde Israel se ha transformado en un país de apartahaid, fanático, nazionalista, cuya industria primordial y la principal fuente de ingresos de su comercio exterior es la industria armamentista.
Israel está gobernada por una coalición ultraderechista, Un primer ministro  manipulador y musoliniano, un ministro del exterior nazifascista corrupto y mafioso, políticos  de derecha más los fanáticos puesteros del likud. Y un pueblo que ha girado a la derecha, que apoya los actos salvajes del gobierno y la política de violencia y agresión del ejército, la invasión a Gaza, el asesinato de 1400 palestinos, 400 de ellos niños, la consecución de crímenes de guerra, desconocimiento del documento de la comisión Goldstone que investigó los actos criminales perpetrados por la élite israelí.

El silencio de la ONU, el palabrerío de las naciones europeas, la complicidad de EEUU, demuestran que los crímenes y la insolencia de Israel tienen sus padrinos, incluidos los países árabes que, fuera de los discursos, aspiran al desangre del pueblo palestino.
Todo el resto es un palabrerío que lleva más de cuatro décadas. Israel es un ariete criminal que atraviesa la garganta del pueblo palestino. Es especialmente duro y amargo vivir en esta putrefacción de país donde diariamente se extiende el virus de la prepotencia y la agresión, las normas del 3er reich...

Andrés Aldao



Los voceros oficiales de Israel junto a los medios informativos nacionales y de las comunidades judías del mundo no dejan de repetir una y otra vez las amenazas existenciales al Estado Judío de Israel. Comenzando por la bomba atómica iraní, siguiendo por los misiles sirios de largo alcance, continuando con el  temor de una nueva y más potente andanada de raquetas de Hesbollah desde Líbano para finalizar con los temeros cohetes Kassam de Hammas en Gaza. Nada tan alejado de la realidad. El descomunal poderío militar de Israel junto con el apoyo incondicional de Estados Unidos y la mayoría de los países de Europa Occidental determinan claramente que en un futuro de varias décadas en adelante Israel es prácticamente invencible militarmente. No por ello Israel se puede sentir segura. La sed de conquista territorial que guía la mayoría de la población de Israel los enceguece y no permite visualizar el verdadero peligro existencial: el balance demográfico. La concisa nota de Arnon Sofer pone claramente las cartas sobre la mesa.
En un solo punto estoy en desacuerdo con el distinguido profesor Sofer. La población sensata a que hace referencia al final de la nota es una minoría ínfima y lamentablemente no dispone de los medios mínimos para impedir la materialización de los planes de formalizar la Gran Israel que ya existe de facto.  La gran mayoría camina exaltada al precipicio de un Estado único.
Ojala me equivoque
Daniel Kupervaser


Arnon Sofer: “El fantasma demográfico vive”

Acepté la propuesta de Moshe Arens y leí los informes de la Oficina Central de Estadísticas con datos tan alentadores para el ex ministro de Defensa de Israel (“Después de la muerte del fantasma demográfico”, Moshe Arens, Diario Haaretz, 28-9-2010) ¿Y que encontré? En principio, la Oficina Central de Estadísticas se ocupa solamente de datos dentro de los límites de la línea verde, es decir, los limites de Israel de 1967, con el agregado de los judíos que habitan Cisjordania. Respecto de árabes de Cisjordania, tendremos que buscar otras fuentes.
¿Qué es lo que tanto cautiva en los datos oficiales del año 2010? Encontré que la participación de los judíos en la población total de Israel es del 75,5%. Pero para el año 1998 el mismo dato mencionaba una relación del 79,2% y en el año 1988 el 81,7%. Es decir, el porcentaje de judíos en la población total desciende permanentemente, pese a que en las dos últimas décadas arribaron a Israel un millón de nuevos inmigrantes judíos.
De acuerdo a las proyecciones, en el año 2015 la participación de los judíos en la población total bajará al 73,5% y en el año 2025 continuará descendiendo hasta el 70,6%. Solo en el año 2030 aparecerá, por primera vez, un incremento ínfimo en la proporción de judíos y arribaríamos al 72%. ¿Qué es lo que pone contento a Arens?
Si a los datos anteriores le agregamos información de los trabajadores extranjeros, refugiados de África, turistas que no retornan a sus países de origen y los palestinos que ingresan sin regresar a sus casas, entonces el porcentaje de judíos baja al 70% de la población total de Israel. ¿Qué clase de elogio es este. La situación es dura.  
En los últimos meses Moshe Arens predica la anexión formal de Cisjordania a Israel (de facto esta anexión ya es un hecho de años atrás. Nota del traductor). En su concepción, este es el camino de impedir la implementación de la solución de dos Estados. Queda muy claro que en este caso se está delante de un serio problema demográfico. ¿Qué hace Arens? Se basa en datos de un equipo americano que desde miles de kilómetros de distancia es capaz de censar cuantos árabes conviven en Cisjordania, cuántos de ellos abandonaron, abandonan y abandonaran la región. Este equipo también verifica los nacimientos y defunciones y determina “científicamente” que en Cisjordania solo viven 1,5 millones de personas. Si se borra de los informes un millón de árabes, entonces hay una mayoría judía en la Gran Israel, nos liberamos de todas las pesadillas y el fantasma demográfico murió.  
Pero yo no puedo basarme en equipos americanos y me dirijo al Comandante de Administración Civil del ejército de Israel en Cisjordania. Este alto oficial del ejército me informa que para este tiempo conviven en Cisjordania 2,6 millones de palestinos, en tanto que en Gaza la estimación es de 1,5 millones. Quien no confía en el ejército de Israel, puede dirigirse a los datos de la Oficina Central de Estadísticas de la Autoridad Palestina cuyo último censo se llevó a cabo en el año 2007 bajo el patrocinio del gobierno de Noruega. Si se descuentan quienes ya fueron censados por Israel, los palestinos residentes en Jerusalén Oriental (territorio declarado bajo soberanía israelí pero palestinos que allí viven se los puede considerar apátridas por carecer de toda ciudadanía y derechos civiles básicos. Nota del traductor), el resultado es muy cercano al del ejército de Israel. En ambos casos queda claro que sin Gaza y sin extranjeros, los judíos en todo el territorio de la Gran Israel (anexando Cisjordania) representan el 59% del total de la población. Si agregamos Gaza y los extranjeros, los judíos casi igualan la proporción de palestinos en la población.
Pero no hay que conformarse con datos presentes y es necesario ocuparse de predicciones para una o dos décadas. Entonces se pronostica que la proporción de judíos baje hasta el 42%. En la práctica,  esto significa el final de la identidad judía en el medio oriente. Por lo tanto el fantasma demográfico vive y amenaza, todo ello sin tomar en cuenta problemas de concentración de población y de seguridad interna.
No hay alternativa sino decir a Arens que la ideología revisionista que a su luz se educó y creció, dejo de ser relevante y de nada puede ayudar que borre, virtualmente, un millón y medio de árabes de Cisjordania. Ellos están aquí. La conclusión es simple y temerosa: quien lleve a la institución de un solo estado entre el Rio Jordán y el mar Mediterráneo condenara los judíos de Israel a la ruina y catástrofe.   
Nosotros, la mayoría sensata que todavía vive en este entorno, no se lo vamos a permitir.    
Publicado en Haaretz, 4-10-2010
El autor es Profesor Emérito de la Universidad de Haifa.
Moshe Arens fue Ministro de Defensa de Israel como representante del Likud  y por su personalidad es considerado un ideólogo del partido.
Traducción: Daniel Kupervaser
Herzlya – Israel 4-10-2010



Netanyahu vuelve a humillar a Obama



El gobierno de Obama tiene que comprender que el primer ministro israelí es esencialmente un republicano derechista.

Los intentos del gobierno de Obama de seducir a Binyamin Netanyahu, el primer ministro israelí, ya son embarazosos. Netanyahu ha dejado muy claro que no está interesado.
Según Ha'aretz, el momento más reciente (y más nauseabundo) en la saga, ocurrió esta semana, cuando Dennis Ross, el máximo consejero del presidente sobre temas israelíes-palestinos, convenció a Obama de que Israel sólo aceptaría una extensión de la congelación de los asentamientos si Obama “se mostrara más amistoso” hacia Bibi.
De modo que Ross y sus asistentes (trabajando con los israelíes) redactaron una carta a Netanyahu en la cual EE.UU. daría a Israel todo lo que pudiera llegar a desear a cambio de una congelación de dos meses.
Los detalles de la carta fueron revelados por el investigador David Makovsky en el sitio en la red del Washington Institute for Near East Policy.
Según el informe la carta incluía incentivos cruciales para la seguridad de Israel que Netanyahu ha estado solicitando durante años. Por ejemplo, EE.UU. prometió apoyar la posición de Israel sobre el estacionamiento de tropas israelíes en el Valle del Jordán después del establecimiento de un Estado palestino, a fin de impedir el contrabando de armas.
EE.UU. también se comprometería a no pedir que Israel extendiera la moratoria en la construcción y a que el tema de los asentamientos sería encarado sólo como parte de conversaciones de estatus final con los palestinos, decía la carta según las informaciones.
Según las mismas informaciones EE.UU. también vetaría este año cualquier resolución del Consejo de Seguridad de la ONU sobre el conflicto israelí-palestino, actualizaría las capacidades de defensa de Israel después del acuerdo de paz y aumentaría la ayuda para la seguridad.
Asimismo incluiría el suministro a Israel de aviones caza jet avanzados y de sistemas de advertencia temprana, incluyendo satélites. EE.UU. también iniciaría conversaciones con los países árabes hacia un acuerdo regional frente a Irán.

La calle de sentido único de Netanyahu

Cuesta imaginar lo que Ross pueda haber olvidado. Para Bibi, la oferta de Ross era un sueño hecho realidad. Y todo por una congelación de 60 días.
Pero Bibi dijo “no”.
¿Y por qué? “Netanyahu dijo que apreciaba la carta pero que no podía aceptar la propuesta estadounidense porque incluía una extensión por dos meses de la moratoria de la construcción, lo que según él dañaría su credibilidad pública”.
Pero la “moratoria” constituía el sentido de la oferta. Parece que Bibi no cree que sus acuerdos con EE.UU. tengan que ser calles bidireccionales. Sólo considera acuerdos en los cuales EE.UU. da y él recibe. (Pero después de todo, es lo que pasa siempre.)
Ross y los otros personajes de la administración se muestran ahora “encolerizados”, porque han jugado con ellos una vez más.
Incluso fueron al Congreso a discutir la situación con los amigos de Bibi. Sin suerte.
De modo que todo vuelve a empezar. Tal vez Ross podría regalar a Bibi uno de los 50 Estados (¡Alaska!)
Pero eso no dará resultado. Se dice en Israel que Netanyahu cuenta con una inmensa victoria republicana para salvarse de Obama. Y entonces, en 2012, habrá un presidente republicano con más probabilidades de que permita el bombardeo de Irán.
Netanyahu ya lo ha hecho antes. Durante el affaire Lewinsky, fue a Washington, ignoró al presidente Clinton, y fue al Congreso a fumar puros con el presidente Newt Gringrich y a intercambiar chistes sobre Mónica. Para comprender a Bibi, hay que comprender que tal como es miembro del Likud, es un republicano derechista.
Lo que EE.UU. debería hacer es decir a Netanyahu que si no acepta la congelación EE.UU. retardará la entrega de ayuda. Después de todo, Israel es el receptor número uno de ayuda de EE.UU. en el mundo. No cabe duda de que hay maneras de que el Pentágono pueda indicar su desagrado.
O tal vez EE.UU. pueda negarse a vetar una de las resoluciones del Consejo de Seguridad que condenan correctamente las acciones de Israel en áreas ocupadas. No tiene que ser siempre el único país en el mundo que apoya a Israel cuando la ONU trata de aprobar una resolución que sabemos es correcta.
Quiero decir, somos EE.UU. También somos el único aliado real de Israel en el planeta. No tenemos que tolerar este tipo de menosprecio sin protestar.
Y Dennis Ross, quien llegó a la Casa Blanca proveniente del Instituto de Washington para la Paz en Oriente Próximo creado por AIPAC, debería dedicar su atención a alguna otra región del mundo, donde su tendencia a hacerse ilusiones sea relevante.


Israel será Palestina

gilad.co.uk



Una reunión celebrada ayer entre el primer ministro palestino Salam Fayyad y el vicecanciller israelí Danny Ayalon terminó abruptamente. La disputa surgió cuando el viceministro de Relaciones Exteriores israelí exigió que en el resumen de la reunión se hiciera referencia a la noción de "dos Estados para dos pueblos", en lugar de solamente "dos Estados".
"Quería que [en el acta de la reunión] figurara como mínimo [la expresión] ‘dos Estados para dos pueblos’. Quise saber qué es lo que pretendían. ¿Un Estado palestino y un Estado binacional, u otro Estado palestino?", explicó a Ynet el viceministro israelí. “Les dejé claro que quedaríamos fuera de la foto si en el resumen no figuraba [la frase] ‘dos Estados para dos pueblos’".
El primer ministro palestino no pudo aceptar la exigencia israelí por muchas razones: Israel está situado en la Palestina histórica. Nació mediante el robo y la limpieza étnica. Sigue estando ahí mediante el robo. Al menos una quinta parte de los habitantes de Israel son palestinos. Y por si eso fuera poco, ningún negociador palestino permitirá jamás que se ignore la cuestión de los refugiados, y con motivo: el derecho al retorno sigue siendo el meollo de la causa palestina.
Curiosamente, en el contexto de la solución de los dos Estados, un Estado palestino sería definido geográficamente: sería un Estado de ciudadanos y sería también una amalgama civilizada de diferentes etnias y religiones. Israel, por el contrario, sería una creación orientada racialmente: sería un Estado judío en el que los judíos ocuparían la cúspide. Me pregunto qué razón podría tener nadie en la comunidad internacional para apoyar esa solución o un Estado semejante. Sin embargo, no me sorprendió leer en Ynet que Tony Blair, que participó en la primera parte de la reunión de ayer, "apoyó la postura israelí". Supongo que tras arrastrarnos a todos a una guerra religiosa sin fin, Blair ha desarrollado una afinidad con los argumentos judeocéntricos y con la forma de pensar sionista. Al fin y al cabo, no olvidemos que fueron el sionista señor Levy y los Amigos Laboristas de Israel (Labour Friends of Israel) los que financiaron su partido cuando inició la guerra contra Irak.
Tampoco debe sorprendernos que las rondas de conversaciones en curso no lleven a ninguna parte. De hecho, dado que el sionismo no incluye preceptos políticos pacíficos, el conflicto entre Israel y Palestina no puede ser resuelto mediante las actuales conversaciones de paz ni mediante ningún tipo de resolución dominada por la visión sionista del mundo. El Estado judío se ve a sí mismo como el renacimiento de la nación israelita bíblica, lo cual significa en la práctica un desastroso conflicto sin fin. Este conflicto es probablemente la mayor amenaza para la paz mundial, pero sin duda es trágico también para los israelíes que están naciendo en una realidad condenada, determinada por una historia bíblica fantástica.
En la reunión, Ayalon dijo que "Israel seguirá apoyando la economía palestina, incluso sin su consentimiento”, pero también señaló que "han de tenerse en cuenta también las necesidades de seguridad de Israel". En lugar de guiarse por un sincero deseo de paz y por un espíritu de reconciliación, los responsables de la política israelí han abrazado la filosofía del palo y la zanahoria: ofrecen una combinación de "premios" y "castigos" para inducir a los palestinos a “comportarse servilmente". A los palestinos les están ofreciendo constantemente migajas, mientras que el ejército israelí permanece listo para desatar en cualquier momento su poder mortal. Básicamente, lo que los israelíes están haciendo es comprar tiempo. Sin embargo, al hacerlo, es obvio que están sacrificando su futuro. No es ningún secreto que todo lo que los palestinos necesitan para ganar es eso: tiempo.
La "solución de los dos Estados" es una idea vana y ya va siendo hora de que la comunidad internacional deje de malgastar energías tratando de lograr esa solución. Los hechos sobre el terreno son claros, como Daniel McGowan expresó claramente hace unos meses:
"Lo que realmente existe dentro de las fronteras controladas actualmente por Israel (que comprenden el Israel anterior al 67, Cisjordania, Gaza y los Altos del Golán) es un único Estado. Cuenta con una única red eléctrica, un único sistema de agua, una moneda única, un sistema principal de carreteras, un servicio postal y una frontera exterior. Los bienes y las personas que entran en ese Estado de facto lo hacen a través de puertos, aeropuertos y un número limitado de entradas. Los certificados de embarque y los pasaportes son controlados y sellados por los funcionarios de este Estado único".
De momento, ese Estado único recibe el nombre de Israel. Se trata de un Estado dominado ideológicamente por el racismo judío y alimentado prácticamente por el supremacismo talmúdico. Sin embargo, eso cambiará. Contra todo pronóstico, a pesar del poder nuclear israelí, de los grupos de presión judíos de todo el mundo, de los aviones F-35 Stealth y del entusiasmo del Viceministro de Relaciones Exteriores israelí, Israel se convertirá en un Estado de ciudadanos, y cuando eso ocurra su nombre será Palestina.

03 octubre 2010

LA QUIEBRA DE LA MORALIDAD OCCIDENTAL

Por Paul Craig Roberts |*| La República  Montevideo
Sí, lo sé. Muchos lectores van a apresurarse a informarme: Occidente nunca tuvo moral. Sin embargo las cosas han empeorado.
Con la esperanza de que se me permita exponer mis argumentos, me gustaría recordar que Estados Unidos lanzó bombas nucleares sobre dos ciudades japonesas; que Gran Bretaña y EE.UU. incineraron Tokio a base de bombas incendiarias; que Gran Bretaña y EE.UU. bombardearon Dresde y buen número de otras ciudades alemanas por el mismo método, empleando más fuerza destructiva, según algunos historiadores, contra la población civil alemana que contra los ejércitos nazis; que el presidente Grant y sus criminales de nuestra Guerra Civil, los generales Sherman y Sheridan, cometieron el genocidio de los indios de las llanuras; que Estados Unidos permite hoy día que Israel lleve a cabo sus políticas genocidas contra los palestinos que un funcionario israelí ha comparado a las políticas homónimas estadounidenses del siglo XIX contra los indígenas norteamericanos; que en pleno siglo XXI, EE.UU. ha invadido Irak y Afganistán con pretextos banales, asesinando a un número incontable de civiles; y que el primer ministro británico Tony Blair prestó el ejército británico a sus amos estadounidenses, al igual que otros países de la OTAN, todos los cuales están cometiendo crímenes de guerra tipificados en Nuremberg en tierras en las que no tienen intereses nacionales pero por los reciben un estipendio estadounidense. No pretendo que estos pocos ejemplos sean exhaustivos. Sé que la lista es mucho más larga. Sin embargo, a pesar de la extensa lista de horrores, la degradación moral está alcanzando nuevos mínimos. Ahora Estados Unidos tortura rutinariamente a los prisioneros, a pesar de la estricta ilegalidad de estos actos tanto con arreglo a las propias leyes del país como al derecho internacional, y una encuesta reciente muestra que el porcentaje de estadounidenses que aprueban la tortura va en aumento; todavía un poco por debajo de la mayoría.
Y ahora tenemos lo que parece una nueva experiencia emocionante: los soldados estadounidenses utilizan la cobertura de la guerra para asesinar civiles. Recientemente fueron arrestados soldados estadounidenses por el asesinato de civiles afganos por pura diversión y por hacer ostentación de trofeos como dedos y cabezas.
Esta revelación tuvo lugar poco después de que el soldado Bradley Manning, presuntamente, filtrase un vídeo del ejército de EE.UU. que mostraba a soldados de este país desde helicópteros y sus controladores a miles de kilómetros de distancia divirtiéndose en asesinar a miembros de la prensa y civiles afganos. Manning tiene sobre sí la maldición de una conciencia moral que tanto su gobierno como su ejército han perdido, y ha sido arrestado por obedecer la ley e informar al pueblo estadounidense de la comisión de un crimen de guerra.
El diputado estadounidense por el estado de Michigan Mike Rogers republicano, por supuesto , que forma parte del Subcomité de Terrorismo de la Cámara de Representantes, ha pedido la ejecución de Manning. Según Rogers, ha cometido un acto de traición a la patria al reportar un crimen de guerra estadounidense.
En otras palabras, obedecer la ley constituye una "traición a los Estados Unidos".
El diputado Rogers dijo que las guerras de Estados Unidos están siendo socavadas por "una cultura de la revelación" y que sólo podría ponerse fin a este "problema grave y creciente" mediante la ejecución de Manning. Si Rogers representa realmente a Michigan, entonces Michigan es un estado del que podríamos prescindir.
El gobierno de Estados Unidos, una fuente de arrogancia imperial, considera que no hay acto que cometa, por vil que sea, que pueda constituir un crimen de guerra. Un millón de Irakíes muertos, un país en ruinas y cuatro millones de desplazados están justificados, ya que la "amenazada" superpotencia que es EE.UU. tuvo que protegerse de las inexistentes armas de destrucción masiva que el propio gobierno sabía a ciencia cierta que no estaban en Irak, y que ni siquiera habrían sido una amenaza si hubieran estado allí. Cuando otros países intentan hacer cumplir las leyes internacionales que los propios estadounidenses dictaron con el fin de ejecutar a los alemanes derrotados en la Segunda Guerra Mundial, el gobierno de Estados Unidos se pone en funcionamiento y bloquea el intento. Hace un año, el 8 de octubre, el Senado español, obedeciendo a su amo estadounidense, limitaba en España la ley de jurisdicción universal a fin de sabotear una acusación legítima de crímenes de guerra contra George W. Bush, Barack H. Obama, Tony Blair y Gordon Brown.
Occidente incluye a Israel y sus historias de horror que duran ya 60 largos años. Por otra parte, si usted menciona alguna de estas historias le van a colocar la etiqueta de antisemita. Yo sólo las menciono para demostrar que no soy ni antiestadounidense, ni antibritánico ni anti-OTAN, sino que simplemente estoy en contra de los crímenes de guerra. Fue el distinguido juez Richard Goldstone, judío y sionista, quien elaboró el informe de la ONU que establece que Israel cometió crímenes de guerra cuando atacó a la población civil y la infraestructura civil de Gaza. Por sus esfuerzos, Israel calificó al sionista Goldstone como "un judío que se desprecia a sí mismo", y el Congreso de EE.UU., siguiendo instrucciones del lobby israelí, votó a favor de ignorar el Informe Goldstone presentado a la ONU.
Si los delitos se limitaran a la guerra y el robo de tierras tal vez se podría decir que estamos ante un caso de desviación patriotera de una moralidad tradicional que por otra parte sigue en vigor.
Por desgracia, la quiebra de la moralidad está demasiado extendida. Algunos equipos deportivos mantienen ahora una actitud de ganar a toda costa que incluyen intenciones deliberadas para perjudicar a los jugadores estrella de los equipos rivales. Para evitar todas estas controversias, vamos a ver el caso de las carreras de Fórmula Uno en las que velocidades de 300 kilómetros por hora son habituales. Antes de 1988, hace 22 años, las muertes se debían a errores del conductor, fallos mecánicos del coche o diseño deficiente de los circuitos, todo lo cual implicaba riesgos de seguridad. Pero en 1988 todo cambió. Un piloto de élite, Ayrton Senna, empujó a otro, Alain Prost, contra un muro mientras rodaban a 190 kilómetros por hora. Según AutoWeek (30.8.2010), nunca se había visto nada parecido. "Los funcionarios no castigaron la acción de Senna aquel día en Portugal, con lo que dieron inicio a un cambio significativo en las carreras". Lo que el gran Stirling Moss calificó de "conducción sucia" se convirtió en la norma.
En el clima moral occidental imperante, estampar a otro buen piloto contra un muro a 300 kilómetros por hora es sólo parte de la victoria. Michael Schumacher, nacido en enero de 1969, ha sido siete veces campeón del mundo, un récord sin igual. El 1 de agosto en el Gran Premio de Hungría, AutoWeek informa de que Schumacher intentó empujar a su ex compañero de Ferrari Rubens Barrichello contra la pared a una velocidad 300 kilómetros por hora. Frente a este intento de asesinato, Schumacher dijo: "Esto es la Fórmula Uno. Todo el mundo sabe que yo no hago regalos". Tampoco los hace el gobierno de Estados Unidos, ni los de otros Estados o regiones, ni el gobierno del Reino Unido, ni el de la Unión Europea.
La deformación de una Policía que muchos estadounidenses, en su ignorante existencia de ingenuos creyentes en el Estado de derecho, cree que está de su lado, ha adquirido nuevas dimensiones con la militarización de la fuerza pública para luchar contra los "terroristas" y "extremistas internos".
La policía ha actuado impunemente desde que los conservadores consiguieron neutralizar las juntas municipales de control policial. Niños de sólo seis años han sido esposados y llevados detenidos por infracciones escolares que pueden o no haber ocurrido. También han detenido a madres que conducían un coche lleno de niños. "http://www.youtube.com/"
Cualquiera que consulte en la red videos sobre la brutalidad policial en Estados Unidos tendrá acceso a decenas de miles de ejemplos; después se introdujeron leyes que hacen que la filmación de la brutalidad policial sea de delito grave.
En uno de los más recientes abusos policiales, que se producen a miles cada día, un hombre de 84 años de edad acabó con el cuello roto porque se oponía a que la grúa se llevara su coche en plena noche. El matón uniformado de policía arrojó al anciano contra la pared y le rompió el cuello. El departamento de policía de Orlando, estado de Florida, asegura que el anciano era una amenaza para el bien armado matón, mucho más joven que él, porque le había mostrado el puño apretado. Los estadounidenses serán los primeros en ir directamente al infierno pensando que son la sal de la tierra. Los estadounidenses incluso han ideado un título para sí mismos que compite con el de los israelíes: la designación de "pueblo elegido de Dios", los estadounidenses se llaman a sí mismos "los imprescindibles".
*| Economista, columnista, ex Secretario del Tesoro adjunto de EEUU, co-creador de las "reaganomics".






Dos Estados para la unión
La sabiduría de Gandhi

zope.gush-shalom.org

 
Zapeando por los canales de televisión me topé con una entrevista al nieto de Mahatma Gandhi en una cadena estadounidense (la Fox: ¿pueden creerlo?).
"Mi abuelo nos dijo que amáramos a nuestros enemigos, incluso mientras luchábamos contra ellos", dijo. "Él luchó decididamente contra los británicos, pero amaba a los británicos" (cito de memoria).
Mi reacción inmediata fue: ¡tonterías, el típico deseo piadoso de los bienintencionados! Pero entonces recordé de pronto que en mi juventud yo mismo había sentido exactamente lo mismo cuando a la edad de 15 años me enrolé en el Irgún. Me gustaban los ingleses (así llamábamos a los británicos), el idioma y la cultura inglesas, pero estaba dispuesto a arriesgar mi vida para expulsar a los ingleses de nuestro país. Cuando le dije eso a la comisión de reclutamiento del Irgún mientras permanecía sentado bajo una luz brillante que me alumbraba los ojos, faltó poco para que me rechazaran.
Pero las palabras del nieto de Gandhi me hicieron reflexionar más seriamente. ¿Se puede hacer la paz con un adversario al que se odia? ¿Es posible alcanzar la paz sin una actitud positiva hacia el otro lado?
A primera vista la respuesta es "sí". Los autodenominados "realistas" y "pragmáticos" dirán que la paz es una cuestión de intereses políticos, que no hay que mezclarla con los sentimientos (esos "realistas" son personas que no pueden imaginar otra realidad, y esos "pragmáticos" son personas incapaces de pensar a largo plazo).
Como es bien sabido, la paz se hace con los enemigos. Uno hace las paces con el fin de detener una guerra. La guerra es el reino del odio, deshumaniza al enemigo. En todas las guerras el enemigo es presentado como sub-humano, malvado y cruel por naturaleza.
Se supone que con la paz se pone fin a la guerra, pero no se promete cambiar de actitud hacia el enemigo de ayer. Dejamos de matarlo, pero eso no quiere decir que comencemos a amarlo. Cuando llegamos a la conclusión de que va en nuestro propio interés detener la guerra en lugar de continuar con ella, eso no significa necesariamente que nuestra actitud hacia el enemigo haya cambiado.
He aquí una paradoja intrínseca: la idea de la paz surge mientras se libra la guerra. De ello se deduce que la paz la suelen planear los que todavía están en guerra, aquellos que todavía están en las garras de una mentalidad de la guerra, lo cual puede torcer su pensamiento.
El resultado puede ser un monstruo, como el infame Tratado de Versalles que puso fin a la Primera Guerra Mundial. Aquel tratado pisoteó a la vencida Alemania, la robó y, lo peor de todo, la humilló. Muchos historiadores creen que ese tratado tuvo gran parte de culpa en el estallido de la Segunda Guerra Mundial, que fue aún más devastadora (de niño crecí en Alemania bajo la oscura sombra del tratado de Versalles, así que sé de lo que estoy hablando).
Mahatma Gandhi lo comprendió. No sólo era una persona muy moral, sino también muy sabia (si es que realmente hay alguna diferencia entre ambas cosas). Yo no estaba de acuerdo con su oposición a resistir con la fuerza a la Alemania nazi, pero siempre he admirado su genio como líder de la liberación de la India. Se dio cuenta de que la principal tarea de un líder de la liberación consiste en moldear la mentalidad de la gente que desea liberar. Cuando cientos de millones de indios se enfrentaban a unas pocas decenas de miles de británicos el principal problema no era derrotar a los ingleses, sino conseguir que los propios indios desearan la liberación y una vida en libertad y armonía. Que aspiraran a hacer la paz sin odio, sin deseos de venganza, con el corazón abierto, dispuestos a reconciliarse con el enemigo de ayer.
En ese aspecto el éxito de Gandhi fue solamente parcial, pero su sabiduría iluminó el camino de muchos. Dio forma a gente como Nelson Mandela, que instauró una paz sin odio y sin venganza, o como Martin Luther King, que invitó a la reconciliación entre blancos y negros. También nosotros tenemos mucho que aprender de esa sabiduría.
Esta semana un experto en análisis de comicios apareció en un programa de televisión israelí. El profesor Tamar Harman no analizó los resultados de una o dos elecciones sino de la totalidad de las elecciones celebradas en las últimas décadas.
El profesor Harman confirmó estadísticamente lo que todos percbimos en nuestra vida cotidiana: que existe en Israel un movimiento continuo, a largo plazo, [que está desplazando al público] desde los conceptos de la derecha a los conceptos de la izquierda. La solución de los dos Estados es ahora aceptada por una amplia mayoría. La gran mayoría también acepta que la frontera debe basarse en la Línea Verde, con canjes de territorio que dejarán en el interior de Israel los grandes bloques de asentamientos. El público acepta que el resto de los asentamientos deben ser evacuados. Incluso acepta que los barrios árabes de Jerusalén oriental formen parte del futuro Estado palestino. La conclusión del experto: se trata de un proceso continuo, dinámico. La opinión pública [israelí] sigue moviéndose en esa dirección.
Recuerdo aquellos lejanos días de la década de 1950 cuando por primera vez propusimos esa solución [de los dos Estados]. En Israel y en el mundo entero no habría cien personas partidarias de esa idea (la resolución de la ONU de 1947, que proponía exactamente lo mismo, había sido borrada de la conciencia pública por la guerra, tras la cual Palestina quedó dividida entre Israel, Jordania y Egipto.) En una fecha tan tardía como 1970 deambulaba yo por los pasillos del poder en Washington DC, de la Casa Blanca al Departamento de Estado, tratando de dar con un solo estadista importante que apoyara la idea de los dos Estaos. El público israelí se oponía casi unánimemente a ella, igual que la OLP, que incluso publicó un libro titulado Uri Avnery y el neo-sionismo.
Ahora ese plan es apoyado por un consenso mundial que comprende a todos los Estados miembros de la Liga Árabe. Y, según el profesor, también cuenta con el apoyo del consenso israelí. Nuestra extrema derecha acusa ahora a Binyamin Netanyahu por escrito y de palabra de estar implementando lo que ellos llaman el "diseño Avnery".
Así que, en realidad, debería encontrarme muy satisfecho, contento de ver cómo en los noticiarios se habla ya de "dos Estados para dos pueblos" como una verdad evidente por sí misma.
Entonces, ¿por qué no estoy satisfecho? ¿Soy un gruñón profesional?
Me he autoexaminado y creo que he descubierto la causa de mi insatisfacción.
Cuando se habla hoy de "dos Estados para dos pueblos" casi siempre se vincula ese concepto a la idea de "separación". Como dijo Ehud Barak con su incomparable estilo: "Nosotros estaremos aquí y ellos estarán allí". La frase evoca su imagen de Israel como "un chalet en medio de la jungla". Estamos rodeados de bestias salvajes dispuestas a devorarnos, y nosotros en el chalet debemos levantar un muro de hierro para protegernos.
Así es como se está vendiendo a las masas la idea de los dos Estados. Está ganando popularidad porque promete una separación definitiva y total: perdámoslos de vista, que tengan su Estado, por el amor de Dios, y que nos dejen solos. La "solución de los dos Estados" se realizará, viviremos en la "Nación-Estado del pueblo judío", que será una parte de Occidente, y "ellos" vivirán en un Estado que formará parte del mundo árabe. Entre nosotros se alzará un alto muro que será parte del muro de separación entre las dos civilizaciones.
De alguna manera, todo esto me recuerda las palabras que Theodor Herzl escribió hace 114 años en su libro El Estado Judío: "En Palestina (…) seremos para Europa una parte del muro contra Asia, serviremos como vanguardia de la civilización contra la barbarie".
No era esa la idea que estaba en la mente del puñado de personas que abogaron desde el principio por la solución de los dos Estados. A ellos les animaban dos tendencias interrelacionadas: el amor a la tierra (es decir, a toda la tierra comprendida entre el Mediterráneo y el Jordán) y el deseo de reconciliación entre sus dos pueblos.
Sé que a muchos les sorprenderán las palabras "amor a la tierra". Al igual que muchas otras cosas, esa noción ha sido secuestrada y patrimonializada por la extrema derecha. Nosotros se lo hemos permitido.
Mi generación, que recorrió el país de cabo a rabo mucho antes de que surgiera el Estado [de Israel], no trató a Jericó, Hebrón y Nablus como si fueran territorio extranjero. Los amamos. Nos emocionaban profundamente. Todavía los amo. En el caso de algunas personas, como el difunto escritor de izquierdas Amos Kenan, este amor se convirtió casi en obsesión.
Los colonos, que incesantemente proclaman su amor al país, lo aman como un violador ama a su víctima: violan el país y quieren dominarlo por la fuerza. Eso es visible en la arquitectura de las fortalezas que construyen en la cima de los cerros, barrios fortificados con tejados de teja suizos. Ellos no aman el país real, los pueblos con sus minaretes, las casas de piedra con sus ventanas de arco anidadas en las laderas y fundidas con el paisaje, las terrazas cultivadas hasta el último centímetro, las ramblas y los olivares. Sueñan con otro país y quieren construirlo sobre las ruinas de la tierra amada. Kenan lo expresó con pocas palabras: "El Estado de Israel está destruyendo la Tierra de Israel".
Más allá del romanticismo, que tiene su propia validez, nosotros queríamos reunir al desgarrado país de la única manera posible: a través de la asociación de los dos pueblos que lo aman. A pesar de todas sus similitudes, estas dos entidades nacionales son diferentes en cultura, religión, tradiciones, idioma, escritura, modos de vida, estructura social y desarrollo económico. Nuestra experiencia de vida, y la experiencia de todo el mundo, en esta generación más que en cualquier otra, ha demostrado que pueblos así no pueden vivir en un único Estado (Unión Soviética, Yugoslavia, Checoslovaquia, Chipre, y quizás también Bélgica, Canadá, Irak). Por lo tanto, surge la necesidad de vivir en dos Estados, uno junto al otro (con la posibilidad de una futura federación).
Cuando llegamos a esa conclusión después de finalizada la guerra de 1948, concebimos la solución de los dos Estados no como un plan para la separación sino, al contrario, como un plan para la unidad. Durante décadas hemos hablado de dos Estados con una frontera abierta entre ellos, con una economía común y con libre circulación de personas y mercancías.
Esos fueron los motivos centrales en todos los planes para la "solución de los dos Estados". Hasta que llegaron los llamados "realistas" y se apropiaron del cuerpo sin el alma, reduciendo el plan vivo a un montón de huesos secos. Igualmente, en la izquierda muchos estaban dispuestos a aprobar el programa de separación en la creencia de que este enfoque pseudo-pragmático sería más fácil de vender a las masas. Pero en el momento de la verdad este enfoque falló. Las "conversaciones de paz" colapsaron.
Propongo volver a la sabiduría de Gandhi. Es imposible movilizar a las masas sin una visión. La paz no es sólo ausencia de hostilidades, ni el producto de un laberinto de vallas y muros. Tampoco es una utopía tipo "el lobo conviviendo con el cordero". Se trata de un verdadero estado de reconciliación, de colaboración entre pueblos y seres humanos que se respetan mutuamente, que están dispuestos a satisfacer los intereses del otro, a comerciar entre sí, a forjar relaciones sociales y —quién sabe— aquí y allá, incluso a gustarse el uno al otro.
En dos palabras: dos Estados, un futuro común.