17 noviembre 2008

LA MANO DE OCCIDENTE EN LAS MASACRES DEL CONGO

LA MANO DE OCCIDENTE EN LAS MASACRES DEL CONGO

Para el autor, la guerra en el Congo dista mucho de ser la consecuencia de un enfrentamiento interétnico: los promotores de tamaño holocausto son las potencias desarrolladas que benefician a las empresas multinacionales y a los traficantes de minerales preciosos.

Por Maximiliano Sbarbi Osuna

Algunos analistas nos cuestionamos por qué recién ahora la Unión Europea se preocupa por alertar al mundo acerca de la violenta guerra que está sufriendo el Congo, cuando ya hace diez años que se inició, y que además llegó a ubicarse en el nefasto primer puesto de la mayores masacres que ha soportado la humanidad luego de la Segunda Guerra Mundial. Cinco millones es la tétrica cifra de personas muertas que dejó esta guerra desde 1998, de las cuáles cuatro millones fueron asesinadas entre 1998 y 2003.

Existen varias posibles explicaciones para que Bruselas pretenda enviar en los próximos días una Fuerza de Intervención Rápida que reemplace en parte a los 17 mil soldados de la ONU que hace una década que permanecen en territorio africano como parte de una fracasada misión de paz.

El desplazamiento de unas 250 mil personas de la ciudad de Goma, fronteriza con Ruanda, comenzó en agosto, cuando se violó el alto el fuego pactado entre el presidente del Congo, Joseph Kabila y el líder rebelde de la etnia tutsi, Laurent Nkunda, que cuenta con el apoyo armado de Ruanda y de los EE.UU.

Durante los últimos quince días los combates recrudecieron y afectaron a la población civil de la rica provincia de Kivu, en la que se alojan abundantes cantidades de oro y diamantes y las mayores reservas del mundo de coltán, el mineral que se utiliza para la fabricación de celulares, videojuegos, fibra óptica y tecnología espacial.

Los enfrentamientos entre guerrilleros tutsis y los hutus, que se encuentran apoyados por el débil gobierno central del Congo, alcanzaron en estas semanas el estatus de genocidio al producirse masacres de poblaciones civiles por parte de los rebeldes y del ejército congoleño, recordando la tragedia que dio origen a la guerra del Congo: la matanza de Ruanda de 1994.

Sin embargo, esta guerra dista mucho de ser la consecuencia de un enfrentamiento interétnico. El prejuicio de la sociedad occidental acerca de que la barbarie de los pueblos no civilizados produce este tipo de guerras es totalmente falso, debido a que los promotores de tamaño holocausto son las potencias desarrolladas que benefician a las empresas multinacionales y a los traficantes de minerales preciosos.

Una investigación realizada por la BBC denunció que la misión de la ONU había cometido gravísimas irregularidades en el Congo, como por ejemplo el tráfico ilegal de oro y marfil a través de la frontera de Ruanda y la provisión de armas a los rebeldes dirigidos por Nkunda.

Una de las razones por las cuales Francia y Bélgica están interesadas en revelar la situación que vive el Congo podría llegar a ser que desde la caída del dictador Mobutu Sese Seko, impulsada por los EE.UU. en 1997, han perdido la influencia sobre la extracción de los recursos, por eso ahora buscarían enviar una fuerza militar que vuelva a situar a la UE como actor principal que se beneficie del comercio y del saqueo de los minerales.

Washington y las multinacionales norteamericanas que participan en el Congo proveyendo de armas y alquilando soldados mercenarios utilizan como base de operaciones al gobierno tutsi de Ruanda.

Asimismo, el presidente congoleño Kabila no cuenta con el apoyo militar externo que posee el guerrillero Nkunda, por eso no tiene otra opción que aceptar las ofertas chinas de armamentos para enfrentar a los rebeldes a cambio de concederle a Pekín enormes espacios dentro de la economía congoleña, por ejemplo inversiones en sectores de salud, construcción y por supuesto en minerales.

China está experimentando una enorme expansión económica en África debido a su voracidad de materias primas que le permitan sostener su desarrollo industrial. Hasta ahora se había mantenido al margen del Congo porque fue una tradicional zona de influencia belga y francesa y desde 1997 norteamericana, pero la fisura que puede llegar a abrirse por la competencia entre París y Washington le brindaría a Pekín una posibilidad de participar de los beneficios minerales que brinda el Congo, que por otra parte necesita oxígeno para acabar con los disidentes que están desangrando a su economía y a su población.

Mediante el llamado unánime a las facciones guerrilleras para que pongan fin a la violencia promovido por los presidentes del Congo, Laurent Kabila; de Kenia, Paul Kagame; y el secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, desde la cumbre realizada en Kenia, se espera que cesen las matanzas. Aunque, Nkunda ya anunció que va a desconocer lo pactado en Kenia y que para abandonar las armas la primera condición que impone es que el presidente Kabila revise los acuerdos firmados con China, lo que revela que Occidente está detrás de las declaraciones del líder guerrillero.

Sin embargo, mientras los minerales africanos continúen siendo bien cotizados en el mercado internacional y las diferentes potencias utilicen como campo de batalla al Congo y la excusa de una supuesta guerra tribal para intervenir militarmente, es muy improbable que el escenario tienda revertirse.

La fuente: el autor es analista de temas internacionales y director del Panorama Mundial de Historia y Actualidad.

DEBEMOS DECIR “NO” A LOS CAZADORES DE GOLIAT

Gilad Atzmon
Peacepalestine

Son varias las razones que han dado lugar a la obsesión con Nasralá [1], que llevó a los responsables israelíes a iniciar la segunda guerra de Líbano. Israel siempre ha considerado a los líderes árabes como meros individuos, no como representantes de sistemas políticos. Incluso entre analistas de los medios y políticos, todos ellos se referían a “Assad”, a “Arafat” o a “Nasralá”, en vez de a los estados y organizaciones que representan. Para los responsables israelíes, así como para los medios y la ciudadanía, el mundo árabe estaba dirigido por personas, no por sistemas de gobierno, y la mejor manera de influir en él era lanzar una bomba en el lugar adecuado.
Cautivos en Líbano, Ofer Shelah y Yaov Limor [2]

Los israelíes tienen tendencia a personalizar los conflictos, lo cual no los convierte en originales ni innovadores. De hecho, lo único que hacen es seguir el ejemplo de la Biblia. En la cosmovisión judaica, la historia y la ética se reducen a menudo a un banal principio de oposición entre dos conceptos. Por ejemplo, la lucha a muerte entre David y Goliat personaliza la lucha entre los “buenos” israelitas y los “malos” filisteos. Incluso si este relato bíblico puede entenderse desde una óptica meramente literaria, las semejanzas con los israelitas actuales son bastante perturbadoras. En Israel, hay un camino directo que conduce desde el asesinato a un cargo en el gobierno. Una y otra vez los israelitas contemporáneos suplican a sus muy condecorados asesinos que sean sus reyes, que dirijan su ejército y luego que se integren en el gabinete. Eso es lo que pasó con Sharon, Barak, Mofaz, Halutz, Dichter y muchos más.
Sin embargo, los israelíes no son los únicos en esto. La tendencia a personalizar y concretizar la historia es bastante común entre lo demás judíos. Para muchos de ellos el Tercer Reich se limita a Hitler y Goebbels. El antisemitismo se reduce a menudo a Wagner, Marx, Weininger, etc. Esta personificación simplifica la realidad circundante, el curso de la historia y su interpretación: si muere Hitler, el Tercer Reich puede desaparecer; si se prohíbe a Wagner, lo mismo podría pasar con el antisemitismo. Esta tendencia a personalizar los conflictos, las ideologías y la visión del mundo es algo infantil: lo que no se ve deja de existir. Concuerda también con el paradigma bíblico del “ojo por ojo y diente por diente”. Sin embargo, eso no es más que una forma de autoengaño que asocia erróneamente lo abstracto con alguna banal concretización y evita cualquier compromiso intelectual con la ideología, la crítica o la reflexión.
Es evidente que la interpretación sionista sólo se implica con el síntoma concreto, con la manifestación más simple de la animosidad que lo rodea, en vez de con el núcleo del problema. Hitler cayó derrotado, los judíos son ahora bienvenidos en Alemania y en Europa, pero el Estado judío y los hijos de Israel son igual de impopulares en Oriente Próximo que sus abuelos en Europa hace sólo seis décadas. Al parecer, es la personificación de la Segunda Guerra mundial y del Holocausto lo que impidió que los israelíes y sus partidarios interiorizasen el verdadero significado de las condiciones y los acontecimientos que condujeron a su destrucción. Si los sionistas comprendiesen el verdadero significado de su Holocausto, el israelita de nuestro tiempo podría prevenir la destrucción que puede estar aguardándolo en el futuro. De manera similar, Wagner puede ser prohibido en Israel, pero las condiciones que llevaron a que Marx, Weininger y Wagner dijeran lo que tenían que decir siguen inalteradas. Parece ser que cada vez hay más gente en el mundo que hoy reacciona política, crítica e ideológicamente contra Israel, contra el sionismo, contra el tribalismo judío y contra las políticas inhumanas y atroces implícitas en el nacionalismo judío y en sus consecuencias políticas y culturales.
Pero seamos claros, no son sólo los israelíes quienes personalizan los conflictos. Gracias a los neoconservadores (neocons) y a su enorme influencia actual en el ámbito político anglo-usamericano, todos estamos sujetos a alguna simplificación y personalización de casi cualquier conflicto occidental. Todas las guerras occidentales tienen un “rostro” en la actualidad: la “guerra contra del terror” se asocia con el rostro de Ben Laden; la supuesta “liberación del pueblo iraquí” incluía el rostro de Sadam Husein en la primera carta de la baraja. En la guerra sionizada de los neocons cualquier conflicto ideológico se convierte en un complot para un asesinato personal. Vale la pena recordar que antes de que los neocons lanzaran su exitoso intento de sionizar USA y el Reino Unido, estos dos países solían comprometerse en guerras ideológicas impersonales y en conflictos políticos: ambos lucharon valientemente contra la Alemania del Tercer Reich (en vez de sólo contra Hitler). También se enfrentaron durante la guerra fría con los “rojos” (no sólo con Stalin).
Hoy ya no es así. En un mundo hecho a la medida por los neocons, el sistema político se reduce a un simplista enfrentamiento bíblico contra Goliat. Nosotros los buenos, los David, nos enfrentamos a los Goliat: Sadam, Ben Laden, Assad y Ahmadineyad.
Sin embargo, a estas alturas ya deberíamos saber hasta qué punto esta manera de actuar es banal. De la misma manera que Israel ha fracasado en su intento de derrotar la resistencia palestina matando a cada uno de sus dirigentes más destacados y en su intento de derrotar a Hezbolá descabezando su dirigencia, USA y el Reino Unido fracasarán en sus luchas homicidas sionistas actuales. Sadam está muerto y, a pesar de ello, Iraq y sus campos petrolíferos todavía siguen lejos de su alcance. Ben Laden nunca muestra su cara en público, pero la guerra contra el terror no ha logrado sus objetivos.
Me gustaría creer que los ciudadanos occidentales sabrán apreciar la derrota cada vez más clara de Israel y de sus grupos de presión. Debemos decir NO a las tácticas sionistas, debemos decir NO a los agentes sionistas, debemos decir NO a los cazadores de Goliat.
Anatomía de una derrota colosal


Un año después de la humillante derrota israelí en Líbano he tenido ocasión de estudiarla a través de los ojos de dos renombrados analistas militares, Yoav Limor y Ofer Shelah. En un reciente libro titulado Cautivos en Líbano, ambos han logrado recopilar un diario muy minucioso de la cadena de acontecimientos que llevaron a la guerra, de la propia guerra y de la interminable lista de fracasos operativos, tácticos y estratégicos israelíes. Pero en su libro Limor y Shelah no se limitan al ejército y sus mandos, sino que retratan hábilmente una sociedad que ha perdido el norte, que se ha alejado poco a poco de su propia realidad y de su entorno; de una sociedad abocada a un fracaso moral absoluto, gobernada por líderes política y militarmente egotistas y egocéntricos.
La derrota militar israelí del año pasado en Líbano pilló al mundo por sorpresa. En un principio asustó al gobierno de Bush y a Tony Blair, que con suma rapidez dieron luz verde a Israel para destruir el liderazgo de la Shía libanesa y de arrasar las infraestructuras civiles de Líbano. Pero Bush y Blair no fueron los únicos sumidos en la conmoción, el mundo árabe también quedó anonadado. Los líderes árabes no están acostumbrados a la derrota del ejército israelí. Los moderados de entre ellos vieron por televisión las imágenes de cómo un solo clérigo musulmán daba una lección a los israelíes de lo que es el desafío. El jeque Hasan Nasralá y un número insignificante de combatientes fueron los primeros árabes que derrotaron en el campo de batalla al ejército israelí. Su victoria dejó hecho añicos a Israel. El poder de disuasión israelí desapareció por completo para convertirse en un tema de investigación histórica. La cúpula de las Fuerzas de Defensa de Israel también quedó conmocionada: un mes después de la guerra, el general Udi Adam, Comandante en Jefe en el frente del norte, había dimitido. No pasó mucho tiempo antes de que Dan Halutz, el jefe de Estado Mayor, siguiera el mismo camino. Amir Peretz, el ministro de Defensa, fue destituido por el primer ministro de entonces, Ehud Barak. Está claro que los israelíes son conscientes de la magnitud de su derrota en Líbano. Pero lo que no saben es cómo solucionar el problema. Están encantados con la “buena vida” que llevan, han sucumbido a la imagen de la tecnología y la riqueza.
Aunque no estoy seguro de que el libro se traduzca a otras lenguas (está escrito en hebreo), me inclino a clasificarlo como “de lectura obligada” para todos los que estén interesados en los asuntos de esa región. Es una mirada a la sociedad israelí en lo que parece su estado final de destrucción disfuncional. Lo mejor que podrían hacer los usamericanos que han estado patrocinando estúpidamente los aparatos de muerte israelíes durante casi cuatro décadas, los que todavía creen que Israel es un “superpoder regional”, es leer este diario de la cobardía militar israelí y de una disfunción política general.
Aunque el libro no lo dice de manera explícita, su mensaje está bastante claro. Israel funciona como un megalómano y violento gueto judío motivado por un fanatismo homicida que utiliza como herramientas la letal tecnología yanqui. Tal como revelan Limor y Shelah, a pesar de que el conflicto terrestre tuvo lugar en una franja muy angosta de la región (la frontera israelí en su lado sur y el río Litani al norte), la artillería israelí se las arregló para lanzar más de 170.000 bombas. En comparación, durante la guerra de 1973 contra dos poderosos ejércitos estatales y en dos frentes muy amplios, los israelíes sólo lanzaron 53.000 bombas. Las cifras relativas a las fuerzas aéreas son incluso más sorprendentes. A pesar de que el servicio de inteligencia de las Fuerzas Armadas sólo disponía de unos pocos objetivos concretos, la aviación israelí llevó a cabo no menos de 17.550 misiones de combate, lo cual significa unas 520 misiones diarias, casi tantas como en la guerra de 1973 (605 por día). Pero en 1973 la aviación israelí se enfrentó a dos fuerzas aéreas bien equipadas, entabló una gran cantidad de combates aéreos y luchó sin descanso contra los misiles soviéticos más recientes. Nada de eso ocurrió en la segunda guerra de Líbano. Las Fuerzas Aéreas se dedicaron únicamente a bombardear el territorio libanés. Arrojaron literalmente todo lo que tenían a su disposición, de una manera tan despiadada que en algunos lugares (como, por ejemplo, al sur de Beirut), el efecto fue similar al infamante bombardeo arrasador anglo-usamericano de los años cuarenta.
¿Por qué los israelíes reaccionaron con tanta crueldad ante a un episodio fronterizo local? ¿Por qué los jefes políticos y militares israelíes perdieron su capacidad de hacer uso de consideraciones estratégicas y tácticas? ¿Por qué no determinaron objetivos militares a su alcance, lo cual hubiese podido prestarle a su guerra un marco, una forma y una justificación? En pocas palabras, ¿por qué los israelíes perdieron el norte? Ésta es la cuestión crucial. A pesar de que Limor y Shelah se abstienen de hacer tales preguntas, su libro se las arregla para ofrecer algunas respuestas. Trataré de resumir algunos de sus argumentos.
El ejército
Empezaré por el ejército, que en las últimas cuatro décadas ha experimentado una importante transición. En los años que siguieron a la rápida invasión de 1967, los militares que fueron ascendidos para dirigirlo eran en particular oficiales de tierra y generales de brigada al mando de carros de combate. El Israel posterior a 1967 creía en la guerra relámpago [Blitzkrieg], una violenta ofensiva que utiliza abundantes fuerzas terrestres con apoyo aéreo cercano. Tras la guerra de 1973 y el limitado éxito de la artillería y las divisiones acorazadas, aquella tendencia cambió. Gradualmente, fueron los veteranos de las unidades especiales israelíes quienes ascendieron a los puestos de alto mando. Quizás el más famoso de estos veteranos sea Ehud Barak, el muy condecorado oficial de comando que terminó su carrera militar como jefe de Estado Mayor. Fue él quien eligió a sus antiguos subordinados para puestos en la cúpula del ejército israelí. Los oficiales de tierra fueron relegados.
Esta transformación dentro del ejército israelí tenía dos motivaciones: en primer lugar, la suposición proveniente del servicio de inteligencia de que ningún Estado árabe emprendería por sí solo una guerra total contra Israel en un futuro próximo y, en segundo lugar, el hecho real de que tras la primera intifada y el aumento general de la resistencia civil palestina, el ejército israelí se vio cada vez más comprometido en operaciones de vigilancia. Dicho cambio hizo que no hubiese mucha necesidad de entrenamiento en operaciones terrestres masivas. Las brigadas acorazadas y de artillería parecían inútiles e incluso irrelevantes para las nuevas necesidades de defensa del Estado judío. Grandes unidades de soldados pasaron a ocuparse de vigilar Cisjordania y Gaza. En aquel cambio, quienes tomaron el mando en lo que los israelíes percibían como su “guerra en contra el terror” fueron inicialmente las unidades especiales israelíes y los jefes de seguridad. Ello hizo que cada vez fuesen más los veteranos de los comandos israelíes quienes se abrieran camino en la cúpula del ejército y más tarde en la muy militarizada vida política israelí.
Pero las cosas no pararon ahí; no pasó mucho tiempo antes de que las unidades especiales israelíes dejaran de aportar soluciones a lo que parecía ser una resistencia civil palestina cada vez mayor. Enviar la sal de la tierra judía a Gaza a altas horas de la madrugada pasó a ser demasiado peligroso. Preciso es señalar que de la misma manera que los israelíes adoran ver cómo sus muchachos aterrorizan a palestinos, son incapaces de soportar el espectáculo de sus amados “Rambos” muertos en una emboscada.
Fue sólo una cuestión de tiempo que las Fuerzas Aéreas pasaran a ocuparse del desafío palestino. Aprovechando la avanzada tecnología usamericana, Israel dejó que sus F-16 y sus helicópteros Apache lanzasen misiles teledirigidos contra los objetivos civiles y militares palestinos. El principio que guiaba esta estrategia era bastante simple: la aviación estaba allí para mantener a los palestinos en un constante estado de terror. Como consecuencia de ello, la aviación israelí se convirtió durante la última década en la fuerza principal en la guerra contra Palestina, contra el pueblo palestino y contra su inminente dirigencia islámica. Las Fuerzas Aéreas desarrollaron pronto una táctica que fue denominada “asesinato selectivo”. De acuerdo con la nueva doctrina militar israelí, lo único que se necesitaba eran unas pocas operaciones de inteligencia en tierra, seguidas por el lanzamiento aéreo de un misil estadounidense teledirigido en la superpoblada Gaza. Los resultados estaban claros. En unos casos los palestinos fueron selectivamente asesinados, en otros muchos junto a ellos murieron civiles inocentes que habían tenido la mala fortuna de estar en el entorno, en el lugar equivocado y en el momento equivocado. En otras muchas ocasiones los pilotos erraron el tiro o el servicio de inteligencia les dio falsas instrucciones. Muchos civiles palestinos, ancianos, mujeres y niños murieron así. Evidentemente, a nadie le importaba eso en Israel. Cuando a Dan Halutz, que todavía era el comandante de las Fuerzas Aéreas, le preguntaron qué se sentía al lanzar una bomba que mata a catorce civiles palestinos, su respuesta fue breve y simple. “Se siente una ligera sacudida en el ala izquierda”. Halutz, el oficial de sangre fría, el militar que ordenó el asesinado de tantos palestinos, era el hombre correcto en el lugar correcto y no pasó mucho tiempo antes de que tomara el mando del ejército israelí.
Conforme pasaba el tiempo, el gobierno israelí se abstuvo de poner en peligro a sus jóvenes soldados. La guerra israelí “contra el terror” se ha convertido en una guerra muy segura, casi en un videojuego. El jeque Yassin, el doctor Rantisi y muchos otros civiles cayeron víctimas de esta táctica homicida. Todo parece indicar que al mando militar israelí se le subió a la cabeza el éxito de su nuevo método de asesinar. Los israelíes tenían un nuevo dios, la “superioridad tecnológica”. La última hornada israelí de generales, muchos de ellos pilotos y veteranos de unidades especiales, se acostumbró a la creencia de que Israel puede mantener su superioridad regional haciendo uso de su superioridad tecnológica y de su capacidad armamentística.
Tal como Limor y Shelah muestran en su libro, en la última década los soldados israelíes dejaron literalmente de entrenarse en cualquier forma de operaciones tácticas a gran escala. Si las Fuerzas Aéreas atacan a los enemigos de Israel en sus dormitorios, ¿quién necesita carros de combate y artillería? Tras un entrenamiento inicial y mínimo, los jóvenes tanquistas israelíes fueron destinados a tareas elementales de vigilancia en los territorios ocupados. En la práctica, no sólo dichos soldados cumplían tareas militares ajenas a su formación en carros de combate y artillería, sino que no estaban familiarizados en absoluto con ninguna forma de maniobras tácticas de grandes operaciones. En otras palabras, el ejército israelí dejó de estar listo para el combate.
Por eso los palestinos ganaron la guerra
Muchos analistas consideran que la resistencia palestina es una lucha militarmente inútil. Al fin y al cabo, poco daño puede hacer un grupo de niños que lanzan piedras. La lectura del libro de Limor y Shelah insinúa que, en realidad, la lucha palestina estaba lejos de ser inútil. A decir verdad, fue precisamente la resistencia civil palestina lo que dejó exhausto, en un estado de parálisis, a las Fuerzas Amadas israelíes. Fue la resistencia palestina la que llevó al límite al ejército y logró que los militares israelíes dejasen de prepararse para la “próxima guerra”. Fueron los palestinos quienes convirtieron a los soldados israelíes y a sus comandantes en un grupo de cobardes que prefieren ganar guerras sentados frente a monitores y manipulando joysticks. Han sido los palestinos quienes deshabilitaron de forma devastadora la capacidad de ataque de las Fuerzas Armadas.
Esto es lo que el jeque Hasan Nasralá ha estado sugiriendo en la mayoría de sus discursos declamatorios. Israel se estaba “escondiendo tras la superioridad tecnológica para ocultar su cobardía e incomprensión de lo que implica vivir en Oriente Próximo” [3]. El ejército israelí se ha acostumbrado a aniquilar civiles palestinos en sus casas, asesinar a sus nuevos dirigentes, aterrorizar a mujeres embarazadas en puestos de control, bombardear a niños en sus escuelas, lo cual es bastante fácil. Por eso, cuando el ejército israelí tuvo que enfrentarse a pequeños grupos de entusiastas mal entrenados de la organización paramilitar fracasó de forma infamante. Se derrumbó a pesar de su superioridad tecnológica; fue derrotado a pesar de su abrumadora capacidad armamentística, a pesar del apoyo desvergonzado de Bush y Blair. El ejército israelí naufragó porque era incompetente, no estaba preparado para luchar, no sabía cómo hacerlo y, lo que es peor, ni siquiera sabía por qué luchaba.
Poco después de que el conflicto en Líbano se transformase en una guerra total (por lo menos para Israel), la mayor parte de los generales israelíes se dieron cuenta de que su ejército carecía de medios para contrarrestar la lluvia de cohetes Katiusha que lanzaba Hezbolá. Si el objetivo inicial israelí consistía en detener los Katiusha y rescatar a los dos reservistas israelíes capturados, tal objetivo no se cumplió. El mando israelí tuvo que aceptar que sin un buen servicio de inteligencia su superioridad armamentística y tecnológica era irrelevante. Resulta divertido comprobar cómo, en pocos días, los dirigentes israelíes adoptaron un vocabulario de estilo posestructuralista. En vez de ofrecerle a la población de Israel una simple “victoria” empezaron a hablar de “discurso de la victoria”. A los pocos días del inicio de la campaña los militares israelíes ya no se referían a la “victoria” en sí misma, sino a la “imagen de la victoria”. Shimon Peres utilizó el término “percepción” de la victoria. A pesar de todo, ni la “percepción” ni la “imagen” de la victoria pudieron alcanzarse.
La única democracia de Oriente Próximo
Por muy inútil que resultara el ejército israelí, el gobierno israelí no fue mejor. El primer ministro Ehud Olmert, el hombre al que habían votado para “retirarse” de los territorios palestinos, demostró que sabía muy poco de asuntos militares. Por si esto no fuera suficiente, el antiguo sindicalista Amir Peretz, el hombre a quien Olmert había nombrado ministro de Defensa, carecía también de preparación en asuntos de defensa. Por primera vez en su historia, Israel estaba dirigido por dos políticos profesionales sin pasado militar. Ante una situación así, cualquiera podría esperar que un cambio tan radical limitara la tendencia a la línea dura de los militares y políticos israelíes. En la práctica sucedió lo contrario. Tanto Peretz como Olmert se vieron arrastrados y manipulados por el sanguinario jefe de Estado Mayor hacia un conflicto a gran escala. Teniendo en cuenta su inexperiencia y el poco tiempo que habían estado en sus cargos respectivos, ni a Olmert ni a Peretz se les ocurrieron soluciones alternativas de nuevo cuño para evitar el conflicto y salir airosos. En vez de contener al ejército y darle una oportunidad a la diplomacia, dejaron que Halutz llevase el país hacia una escalada innecesaria. Sin comprender lo que estaba pasando, el gobierno israelí terminó prometiéndole a Halutz el tiempo y el apoyo que necesitaba para lograr objetivos que estaban fuera de su alcance.
Pero la verdad es que Olmert y Peretz no actuaron solos. De hecho, estaban rodeados de analistas militares, expertos en inteligencia, generales retirados y veteranos de los servicios de seguridad. Olmert contaba en su gobierno con el general de la reserva Shaul Mofaz, un antiguo jefe de Estado Mayor que pasó la última etapa de su carrera militar luchando contra Hezbolá, y Avi Dichter, un veterano de los servicios de seguridad que estaba ahí para analizar las sugerencias operacionales del ejército. También estaba Benjamin Ben Eliezer, un brigadier de la reserva que había sido experto en asuntos libaneses durante tres décadas. Shimon Peres era primer Ministro y había sido ministro de Defensa en el pasado. Ami Ayalon, general de la reserva y general retirado del ejército, así como antiguo jefe de los servicios internos de seguridad, se ofreció para ayudar a Amir Peretz. Pero ninguno de estos expertos logró poner en marcha un bloque operativo, ninguno supo moderar el entusiasmo militar de Halutz, Olmert y Peretz. Como una hoja zarandeada por el viento, el gobierno israelí fue manipulado por los generales y después por la opinión pública, que se rebeló contra sus dirigentes y sus malos resultados.
Conforme pasaba el tiempo, cuando el fracaso militar era ya de conocimiento público, Olmert, Peretz y Halutz trataron a la desesperada de cambiar el curso de la guerra para salvar sus carreras. A pesar de que sabían que las posibilidades de lograr una victoria se esfumaban de hora en hora, estaban determinados a presentarle a la ciudadanía algo que pareciese una victoria o al menos un avance. Según parece, en la democracia israelí la supervivencia política se logra presentando algo que pueda parecer una victoria. Para llamarlo por su nombre, Peretz, Halutz y Olmert ordenaron al ejército que provocara una auténtica devastación, a la espera de que eso satisficiese a los votantes israelíes. El ejército y los mandos de artillería reaccionaron al instante y sobre el sur de Líbano empezaron a llover bombas de racimo, misiles y proyectiles. Durante las 48 horas previas al alto el fuego, Israel consumió todas sus reservas de armamento. Según Shelah y Limor, la “luz roja” se encendió en las reservas de municiones de Israel.
Para salvar las carreras políticas de Olmert y Peretz, el ejército emprendió operaciones cada vez más peligrosas y sin sentido, de un valor táctico muy limitado. Dichas operaciones fracasaron una tras otra sin conseguir nada. Eso sí, sacaron a la luz los defectos de las Fuerzas de Defensa israelíes. Revelaron un ejército y una dirigencia política en estado de pánico. Hacia las últimas horas de la guerra, algunos elementos aislados de unidades especiales israelíes estaban perdidos y muertos de hambre en el frente del sur de Líbano, sin agua ni comida. Algunas unidades de combatientes de Hezbolá tenían rodeados a comandos especiales israelíes. Parece ser que en Israel nadie se atrevió a correr el riesgo de enviar convoyes logísticos al campo de batalla. Los alimentos y la munición que lanzaron los aviones de carga cayeron en manos de Hezbolá. En algunos sitios, los comandos heridos del ejército yacían sobre el terreno, esperando durante largas horas a las unidades de rescate. La derrota era total; la humillación, colosal. No sólo el “Ejército de Defensa Israelí” era incapaz de seguir defendiendo a Israel, sino que tampoco se defendía a sí mismo.
El libro de Limor y Shelah saca a la luz muchas más cuestiones interesantes:
Hubo generales de brigada que dejaron de luchar junto a sus soldados para dirigir la batalla desde búnkeres aislados en el interior de Israel.
Para evitar el riesgo de que los derribasen, no se permitió el envío de helicópteros con ametralladoras al espacio aéreo libanés, con lo cual los comandos israelíes tuvieron que luchar contra Hezbolá en condiciones de igualdad (sin apoyo aéreo).
Un teniente coronel que se negó a llevar a sus soldados a territorio libanés admitió que carecía de conocimientos tácticos.
Hubo soldados reservistas que fueron al frente sin equipo de combate debido a la grave escasez que afectaba al ejército. Algunos de esos reservistas terminaron comprando lo que les faltaba con dinero de su propio bolsillo.
El libro ofrece más detalles sobre el caso de las acciones en bolsa del general Halutz, jefe de Estado Mayor, el 12 de julio: al parecer, Halutz telefoneó a su banco y dio órdenes de que vendieran su cartera de inversiones poco después de enterarse de los enfrentamientos en el norte. Todo esto ocurrió justo antes de que el propio Halutz ordenase una nueva escalada militar.
Todo indica que el ejército israelí es “omnipresente”, está mal entrenado, es pesado, desordenado y sus jefes son unos corruptos. Los dirigentes políticos israelíes no son mejores. Si bien Peretz ya no está en el Ministerio de Defensa, Olmert, Mofaz, Dichter y, ahora, Barak (todos ellos grandes asesinos de masas) todavía ocupan puestos en el gabinete. Teniendo en cuenta el estado de su ejército, incapaz de luchar y sin resistencia, Israel debería proceder a un cambio rápido de dirigentes. Pero esto no va a ocurrir. Todo indica que en las próximas elecciones israelíes asistiremos a un duelo entre el locuaz y beligerante Benjamin Netanyahu y un Ehud Barak beligerante, sí, pero mucho menos locuaz.
Durante años llegamos a creer que Israel no saldría derrotado en el campo de batalla. Los detalles de la última guerra nos permiten saber que no es así. El Estado judío ya ha mordido una vez el polvo de la derrota y podría morderlo de nuevo más pronto de lo que parece.

Notas
[1] Hasan Nasrallah, transcrito en español como Hasan Nasralá, es el actual secretario general de la milicia libanesa chií Hezbolá (Partido de Dios). (N. del T.)
[2] Cautivos en Líbano (en hebreo), Ofer Shelah y Yaov Limor, Miskal, Yedioth Ahrononth y Chemed Books, 2007. Página 95.
[3] Jeque Hasan Nasralá, discurso pronunciado en Bint Jabel tras la evacuación israelí.
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Fuente: http://peacepalestine.blogspot.com/2007/08/gilad-atzmon-saying-no-to-hunters-of.html

Artículo original publicado el 13 de agosto de 2007.

Sobre el autor

Manuel Talens es miembro de Cubadebate, Rebelión y Tlaxcala, la red de traductores por la diversidad lingüística. Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, al traductor, al revisor y la fuente.

SABRA, CHATILA Y LA AMNESIA COLECTIVA

Gilad Atzmon prosigue en este ensayo su deconstrucción psicoanalítica del sionismo


Gilad Atzmon − Palestine Think Tank

Waltz With Bashir es un impresionante documental israelí de dibujos animados dirigido por Ari Folman.
En 1982, Folman era un soldado de infantería israelí en el frente de batalla de la guerra del Líbano. En 2006, veinticuatro años después, Folman descubre con sorpresa que no recuerda absolutamente nada de aquella guerra ni de las masacres en Sabra y Chatila. La película está planteada como un viaje hacia el pasado.
El documental avanza mediante una cadena de entrevistas y conversaciones animadas entre Folman y sus compañeros militares, psicólogos y Ron Ben Yishai, el legendario reportero de la televisión israelí, que fue de los primeros en informar sobre las masacres de Sabra y Chatila. El escenario tiene como objetivo la construcción de un discurso coherente del pasado personal a partir de los recuerdos dispersos de otros.
La película es muy sensible y conmovedora. Hasta cierto punto, se trata de un valiente intento individual de enfrentarse con el devastador pasado colectivo israelí y, en particular, con las masacres de Sabra y Chatila. Sin embargo, se nos recuerda en ella que las matanzas en los campos de refugiados palestinos, incluso si las organizó el ejército israelí, fueron llevadas a cabo por los falangistas cristianos libaneses.
Esto puede explicar por qué a los israelíes les ha entusiasmado la película. Por un lado, no fueron ellos quienes ejecutaron la matanza. Por el otro, el hecho de que les guste el filme los retrata como grandes humanistas. Supuestamente se enfrentan así con su oscuro pasado.
Cuando se conoció la noticia de la masacre en los medios israelíes, el primer ministro Menachen Begin respondió cínicamente a sus críticos que “los árabes matan árabes y los judíos se echan la culpa entre sí”. Begin se las arregló para dar proféticamente en el clavo. Cualquiera diría que los israelíes pueden enfrentarse fácilmente con una película crítica sobre las masacres de Sabra y Chatila precisamente porque se trató de “árabes matando árabes”. Sin embargo, no apreciaron nada la película Jenin, Jenin, de Mohamed Bakri, que cuenta la historia de la masacre de Jenin, un criminal ataque cometido por soldados del ejército de Israel. Está claro que los israelíes no quieren recibir lecciones de un árabe sobre sus actos criminales.
In Waltz With Bashir, Folman parte a la búsqueda de su pasado perdido. En primer lugar va a ver a un amigo psicólogo, quien lo consuela de manera muy perspicaz: “La memoria”, le dice, “puede ser muy creativa. Si lo necesita, se inventa un pasado.”
Esto puede ayudarnos a comprender a Folman y las “reflexiones” de sus compañeros. Como era de esperar, en la película el soldado israelí es una víctima. Forma parte de una gran máquina de guerra, “obedece órdenes”. Es incapaz de detener la matanza, sólo puede informar a sus superiores. Otra posibilidad que se le ofrece es “disparar y llorar” en retrospectiva o, como le sucede a Folman, reaccionar con amnesia o represión.
La película de dibujos animados –de espléndida realización– nos permite asumir que cada recuerdo recuperado o discurso anterior verbalizado puede ser un constructo. Sin embargo, la última escena, con secuencias filmadas reales, nos lleva a los devastados campos de refugiados y a los lamentos palestinos. Está ahí para decirnos: “Señoras y señores, lo que sigue no es un recuerdo personal. Estas secuencias no son una deconstrucción animada. Es una masacre REAL que tuvo lugar delante de nuestras narices.”

Exactamente en aquel tiempo yo era un soldado del ejército de Israel. Aunque no tuve nada que ver con la infantería, algunas de las escenas de la película me resultaron familiares. Mientras la veía, a veces se me saltaron las lágrimas. Aquella guerra cambió mi vida de la misma manera que cambió las vidas de muchos israelíes, palestinos y libaneses. Aquella guerra desencadenó un viaje personal que terminó por llevarme lejos de Israel, con la decisión de no regresar nunca más. Sé muy bien que no soy el único israelí que reaccionó de esta manera. Sin embargo, dejé Israel con la clara determinación de no formar parte del conflicto. Quería escapar, empezar una nueva vida en paz, olvidar, ser inocente por primera vez. Está claro que fracasé. Por diversas razones que están lejos de mi control, hoy en día estoy mucho más implicado con todo lo relativo al discurso palestino de lo que lo hubiera estado nunca en Israel.
Pero sobrecogido por la calidad y la transparencia de la película, he de puntualizar algunas cosas. Parece ser que son los israelíes y los ex israelíes quienes están criticando de manera más cruda y elocuente a Israel, al sionismo y la identidad judía. Ya se trate de Shlomo Sand, Israel Shahak, Ari Folman, Gideon Levi, Ilan Pappe, Oren Ben Dor, Eyal Sivan, Uri Avnery, Amira Hess, Avrum Burg, Daniel Barenboim, yo mismo u otros, todos consideramos el conflicto israelí como nuestro propio conflicto y nos sentimos directamente responsables de él.
Puede que no nos pongamos de acuerdo entre nosotros en muchas cosas, pero coincidimos en una: este desastre en Palestina es asunto nuestro. Contrariamente a los muy esporádicos judíos occidentales que una vez al mes se manifiestan gritando al unísono, “NO EN MI NOMBRE”, sabemos que, por desgracia, todo esto se hace en nuestro nombre. Estamos avergonzados, nos sentimos responsables e insistimos en hacer lo que está a nuestro alcance para que cambie. Asumo que es bastante hacer lo posible para que nuestra voz sea relevante y diáfana.
La película ha tenido un éxito extraordinario en Israel. A los israelíes les encanta llorar colectivamente y lamentar que los falangistas cristianos mataran en su nombre. Dicen que salen del cine diciendo, “estas cosas sólo pasan aquí, en este país maravilloso nuestro, donde podemos enfrentarnos sin cortapisas con nuestro pasado”.
Fui a ver el estreno londinense de Waltz With Bashir en el London Jewish Festival, que está patrocinado por el gobierno de Israel y por una larga lista de feroces organizaciones sionistas de derechas. Cabe preguntarse por qué los institutos sionistas apoyan una crítica tan dura contra Israel. Se me ocurre una posible respuesta: Israel adora presentarse a sí mismo como una sociedad abierta y liberal. Si estoy en lo cierto, se trata de una decisión muy inteligente, siniestra y calculada, pues no sólo presenta al israelí como un humanista, sino que se las arregla para infiltrar furibundos institutos sionistas en el interior del discurso de solidaridad con Palestina.
Además, mientras Israel se las arregle para generar alguna forma de desaprobación de sí mismo, a los auténticos enemigos de Israel les quedará poco espacio crítico de maniobra. Por mucho que despreciamos a Israel y a las instituciones sionistas, más nos valdría aprender a admitir su sofisticación.
Tras la proyección en el festival, David Polonsky, el director artístico de la película, respondió a una breve serie de preguntas. Yo le hice una muy sencilla:
–Si los israelíes encuentran tan difícil recordar lo que les sucedió hace sólo 26 años, ¿cómo es posible que cada uno de ellos recuerde exactamente lo que sucedió en Europa entre 1942 y 1944?
Lo sorprendente fue que a pesar de que estábamos entre judíos y mi pregunta era bastante provocadora, ninguno de los presentes en la sala manifestó el menor enojo. Asumo que los judíos, cuando están entre ellos, hacen muchas preguntas que nunca harían en un debate público abierto. Sin embargo, Polonsky no pudo darme una respuesta, lo cual es más que comprensible.
Dicho lo cual, la película sugiere dos posibles respuestas, ambas ofrecidas por el amigo psicólogo de Folman. La memoria es una construcción, tiene poco que ver con la realidad, dice el psicólogo. Todo hace suponer que tanto las instituciones como los individuos israelíes y judíos son muy productivos a la hora de construir y manufacturar una memoria personal y colectiva del sufrimiento judío. Por el contrario, el sufrimiento infligido a otros por los judíos está bastante reprimido en la cultura contemporánea israelí y judía.
Más adelante en la película, el mismo psicólogo sugiere que la amnesia de Folman puede haber sido el resultado de su implicación personal con el Holocausto. “Estuviste implicado con la masacre mucho tiempo antes de que sucediese, a través la memoria que tus padres conservaban de Auschwitz”. Hasta cierto punto, esta introspección resuelve la búsqueda de Folman. Su represión se inició mucho antes de Sabra y Chatila.
De nuevo, aprendemos que el estrés pos-traumático judío es en realidad un trastorno de estrés pre-traumático. El modo de pensar judío e israelí es una preparación institucional a una tragedia que aún no ha sucedido.
En un artículo anterior que se ocupaba del síndrome de estrés pre-traumático, definí dicho estado mental como sigue:
“En el síndrome de estrés pre-traumático el estrés es el resultado de un acontecimiento fantasmático, de un episodio imaginario situado en el futuro. En resumen, de un acontecimiento que nunca se produjo. A diferencia del síndrome de estrés pos-traumático, en el que el estrés es la reacción directa a un acontecimiento que pudo haber sucedido en el pasado (o a veces no), en el síndrome de estrés pre-traumático estrés es, evidentemente, la manifestación de un acontecimiento potencial imaginario. En el caso pre-traumático una ilusión reemplaza a la realidad y la fantasía del terror se enfoca sobre una supuesta realidad peligrosa. Llevado al extremo, incluso un proyecto de guerra total contra el resto del mundo es una reacción que no se puede descartar por completo.”
Si el amigo psicólogo de Folman está en lo correcto, entonces la amnesia de Folman no es otra cosa que un síndrome de estrés pre-traumático. La amnesia de Folman, que le impide recordar los acontecimientos de la guerra, se explica como una represión debida a un recuerdo remoto anterior del Holocausto. Se trata de la catarsis judía suprema, de la reactivación de la (futura) tragedia a la luz de un acontecimiento pasado. El trauma está establecido de antemano.
Si el psicólogo tuviese razón, esto puede explicar por qué a los israelíes y al público judío que asistió al London Jewish Festival les encantó la película. El síndrome de estrés pre-traumático es la esencia de la existencia judía, cuya manera de estar en el mundo consiste en el intercambio entre tragedias pasadas y futuras. La vida adquiere sentido siempre que tengamos miedo y estemos constantemente preparados para un nuevo desastre, que será el reflejo del desastre anterior.
La pregunta que debe plantearse todo pacifista es, “¿qué posibilidad le deja a la paz una identidad tan autodestructora? O, dicho de otro modo, “¿es posible hacer las paces con un individuo obsesionado por su futura destrucción?”.
No me queda más remedio que repetir aquí el viejo chiste del telegrama judío:
EMPIEZA A PREOCUPARTE, DETALLES DESPUÉS

Fuente: http://palestinethinktank.com/2008/11/15/gilad-atzmon-sabra-shatila-and-collective-amnesia/
Gilad Atzmon es músico, escritor y activista. Nacido y criado en Israel, se considera a sí mismo como un palestino de lengua hebrea y desde el exilio londinense lucha con su arte a favor de la liberación del pueblo palestino.
El escritor y traductor Manuel Talens es miembro de los colectivos de Cubadebate, Rebelión y Tlaxcala.

12 noviembre 2008

OBAMA, TE LO PIDO, HAZME UN FAVOR

Edna Canetti − Occupation Magazine

Obama, querido mío, dicen que vas a cambiar el mundo. Hazme un favor, ven y cambia mi vida.
Ven a Israel, agarra por el pescuezo a sus estúpidos dirigentes y exígeles que quiten el pie de encima del cuello de los demás. Ven y oblígalos a hacer lo que está claro y por escrito, y es adecuado y necesario, y sácanos de los Territorios Ocupados, si hace falta hazlo con tu sonrisa de dentadura millonaria. Y, si hace falta, enseña los dientes y oblíganos a que nosotros también los enseñemos.
Hazlo para que no tenga que levantarme temprano por la mañana, porque detesto madrugar, para ir a los puestos de control a ver lo que allí pasa y echarme a llorar. Hazlo para que no tenga que ver a niños de 19 años convencidos con engaños de que están defendiendo nuestro frente cuando apuntan con sus rifles a niños de cinco años.
Hazlo para que cuando mis hijas se duchen durante media hora yo no tenga que pensar en la familia de Ayad, que vive en Awarta y pone baldes por debajo del fregadero para reutilizar el agua, allí más valiosa que el oro. Porque los asentamientos utilizan más agua de Cisjordania que los palestinos.
Hazlo para que cuando esté atrapada en un embotellamiento no tenga que pensar en la enorme cantidad de coches que esperan a la entrada de Tulkarem a que soldados y perros los revisen uno por uno porque ha habido un aviso de bomba.
Hazlo para que cuando mi hermana corra al hospital para dar a luz y cuando yo lleve a toda prisa a mi marido al hospital saltándome los semáforos, no tenga que pensar en las mujeres que dan a luz y en los pacientes cardíacos y en los heridos que permanecen retenidos a la entrada de Nablus porque su vehículo carece de permiso.
Hazlo para que cuando vea a un soldado vestido de uniforme por la calle no tenga que preguntarme qué hizo anoche, en qué casa palestina entró para ocuparla por la fuerza alegando razones tácticas o a qué muchacho le dio una paliza en las callejuelas de Hawara porque sonrió por error.
Hazlo para que por la mañana no tenga que escuchar la satisfacción en la voz del locutor de radio que da la noticia de que el ejército ha matado a seis terroristas.
Obama, querido mío, este otoño no he ido a la cosecha de aceitunas. No funcionó. Por favor, haz que deje de sufrir punzadas en la conciencia porque creo no estar haciendo bastante. Porque estoy viviendo una buena vida, ejerciendo mi carrera, mientras que para otros el solo hecho de llegar sanos y salvos a su casa es la carrera de sus vidas.
Por favor, libérame de este dolor que siento siempre en el estómago. No tiene alivio, me impide disfrutar de la vida, de los niños, de los amigos o el trabajo, porque mi mente vaga preocupada con la imagen de los pastores de Baq’a que esperan en pie ante las puertas atrancadas, temblando de frío porque el pelirrojo que tiene la llave no se ha presentado, y con la imagen de ese joven con los ojos vendados, y con la de la niñita de tres años a quien la puerta giratoria del puesto de control le golpeó la cabeza, y con la de las barreras de suciedad y bloques de cemento armado que impiden tanta gente que sus vidas fluya con placidez.
Ven, Obama, ven y protégenos de nosotros mismos.
Y si eso es lo que quieren decir cuando dicen que no eres amigo de Israel, entonces no seas amigo. Ya hemos tenido amigos que nos arman y justifican los horrores que cometemos y nos defienden en los tribunales internacionales. Sé un verdadero amigo. Protégenos de nosotros mismos. Y no lo hagas por el mundo, hazlo sólo por mí, para que tenga paz. Me lo debes. No creo en Dios, pero he rezado por ti.
Original en hebreo: אובמה, בוא תעשה לי טובה אישית

Traducido por Manuel Talens

Traducción al español a partir de la traducción inglesa de George Malent: Obama, please do me a personal favour

El escritor y traductor Manuel Talens es miembro de los colectivos de Cubadebate, Rebelión y Tlaxcala, la red de traductores por la diversidad lingüística. Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, al traductor y la fuente.

SHABAK: LOS COLONOS DE CISJORDANIA ESTÁN EN PIE DE GUERRA

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"El alcance del conflicto será mucho más grande que lo que es hoy y de lo que fue durante la separación de Gaza. Nuestra investigación encontró una gran voluntad entre este sector de utilizar la violencia, no sólo piedras sino armas de fuego, a fin de prevenir o detener un proceso diplomático", se explayó Yuval Diskin, jefe del organismo de seguridad.
Una decisión del Gobierno de evacuar más territorio puede dar lugar a una gran escalada de conflictos violentos con los colonos”, afirmó el jefe de servicio de seguridad interior Shabak, Yuval Diskin, en la reunión de gabinete del domingo.
El encuentro oficial terminó con la votación de los ministros para poner fin al apoyo oficial, tanto directo como indirecto, para nuevos enclaves ilegales en Cisjordania.
"El alcance del conflicto será mucho más grande que lo que es hoy y de lo que fue durante la separación de Gaza. Nuestra investigación encontró una gran voluntad entre este sector de utilizar la violencia, no sólo piedras sino armas de fuego, a fin de prevenir o detener un proceso diplomático", se explayó Diskin.
Si bien el funcionario no comentó explícitamente sobre el peligro de otro asesinato político, este sensible tema -sólo días antes del aniversario del asesinato del primer ministro Itzjak Rabin - no fue evitado por los miembros del gabinete.
"Ellos -los colonos- no piensan como nosotros. Su pensamiento es mesiánico, místico, irracional y satánico", opinó el ministro de Infraestructura, Biniamín Ben Eliezer, advirtiendo de otro asesinato político.
"Lo que estamos viendo hoy es el resultado de una profunda fractura con la fe basada en la comunidad. Y no sólo en Cisjordania" dijo Diskin.
Asimismo, advirtió que los extremistas de derecha ponen "precio" a la política y están dispuestos a tomar represalias por cada enclave que se evacue, atacando a soldados y palestinos.
El Shabak cree que son unos pocos cientos de extremistas de este tipo. "No hay un liderazgo claro," dijo Diskin. "Ellos están motivados por una unidad de propósito, no permitir a las fuerzas de seguridad evacuar a las personas", agregó.

Fuente: Haaretz -

FRANCO DEJA DE SER "ALCALDE HONORARIO" DE ARRASATE

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Ahaztuak 1936-1977

En su última sesión plenaria, el Ayuntamiento de Arrasate acordó hacer suya la propuesta presentada por Debagoineko Fusilatuen Senitarteko eta Lagunen Batzordea, integrante de Lau Haizetara Gogoan, para « hacer justicia » con las personas de esta localidad fusiladas y desaparecidas como consecuencia del golpe de estado de 1936.
La propuesta fue aprobada con el voto en contra del único concejal del PP y 19 a favor, correspondientes a la izquierda abertzale, EB-Zutik, Aralar, EA, PNV y PSOE. En nombre de este último grupo, Pako García mostró su conformidad con el texto presentado por la citada comisión. En esta declaración institucional, el Ayuntamiento manifiesta que las víctimas del franquismo tienen derecho a « recibir el reconocimiento basado en la verdad, la justicia y la reparación, transcurridos 72 años de silencio e impunidad desde el alzamiento militar fascista ».
También reconoce el « carácter político de los vecinos reprimidos, encarcelados y muertos en defensa de los derechos civiles, políticos y sociales », con todas las consecuencias que se deriven, como la abolición de los sumarios y las decisiones judiciales tomadas en contra de ellos.
Tras recordar que ni en la transición ni con la Ley de Memoria Histórica se les ha exigido a los responsables de los crímenes franquistas « ninguna responsabilidad política y judicial », el Consistorio afirma que no se pueden considerar delitos comunes sino « crímenes contra la humanidad, por lo que la imprescriptibilidad de los delitos se mantiene ».
Testimonios de vecinos
En otro punto, el Ayuntamiento constata que muchos familiares y vecinos de fusilados y desaparecidos « están dispuestos a que los servicios notariales recojan sus testimonios de forma inmediata para dar mayor valor ante la administración judicial que juzgue estos crímenes ».
Por último, muestra su disposición a sufragar los gastos que puedan originarse de estas actuaciones judiciales, así como a apoyar con medios económicos y técnicos todos aquellos procedimientos judiciales que sirvan para « conseguir justicia ».

OBAMA, 13 CLAVES DE SU VICTORIA

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Isabel Rauber - Rebelión


El triunfo de Obama marca una incisión en la historia política estadounidense. Junto a los triunfos de Lula y de Evo, y a pesar de las marcadas diferencias que existen entre sus trayectorias, sus propuestas y los actores que representan , habla a las claras de la fuerza convocante de la esperanza como motor movilizador de los pueblos en los tiempos actuales.
Lo sobresaliente de la victoria de Obama no radica en su color. El es un líder afrodescendiente y, en tanto tal, estimula a que se proyecten en él –a su medida las miradas que evocan a Martin Luther King Jr, Malcom X, Ángela Davis y tantos otros miles de pares golpeados, vilipendiados o asesinados por el sistema. Pero su proyección como figura política no se centró en ello; estuvo marcada por las banderas que levantó, los postulados que invocó y las puertas (oportunidades) que prometió abrir.
No se presentó tampoco como alternativa al sistema; buscó su elección dentro del sistema [norte]americano, pensando y actuando como [norte]americano. Rescatar y resaltar el “espíritu [norte]americano”, apelar a sus mejores acervos político-culturales, fue precisamente lo que rubricó la fuerza cultural de su mensaje y constituyó el eje vertebrador de su estrategia para la victoria. El derrotero de su brevísimo camino a la Casa Blanca lo anuncia al mundo como un hábil estratega político. De ahí que resulte interesante destacar un grupo de claves que lo condujeron al triunfo.
- Desde su surgimiento como líder político, Obama tuvo claro que para llegar a ser Presidente hay que sentirse Presidente y actuar como tal. Para él, la presidencia no se protagoniza el día después del triunfo electoral, sino al revés: con las elecciones se corona lo que ya se es. Su discurso del 2004 así lo evidencia claramente: habló para todos, invocó los valores, el ideario y los imaginarios del legendario y ahora vilipendiado “espíritu [norte]americano”. Apoyándose en ello convocó a jóvenes y viejos, hombres y mujeres, ricos y pobres, blancos y negros, demócratas y republicanos… y así lo reiteró en el discurso que pronunció luego de su triunfo. Esto lleva a otra clave:
- No sectorializó su participación ni su representación. No se asumió nunca como vocero o representante de los negros. No apeló a las armas de la justicia racial pretendiendo desde allí conquistar “el derecho” a la Presidencia. Haciéndose eco del fracaso de Jessie Jackson, por ejemplo, se presentó como [norte]americano, es decir, no como un negro, sino como un político con capacidad para representar a todos, como el Presidente ideal de los [norte]americanos. Para ello,
- No se auto-acorraló ni se dejó acorralar. Invocó valores omnipresentes, asentados (aunque relegados) en la idiosincracia [norte]americana: rescató al país de las oportunidades para todos, del reino de la libertad y de la democracia como vía. Y así lo mostró y demostró –entre otras cosas disputando por su candidatura desde las primarias.
- Consciente de que la fuerza de la política radica en la sociedad, confió su candidatura a la ciudadanía y no a los acuerdos –aunque los hubo con la cúpula demócrata. No fue designado ni nominado por un grupo, sino venciendo en la disputa democrática cuyos valores reivindica y encarna.
- No invocó cuestiones del pasado, no llamó a tomar revanchas, ni se refirió a los obstáculos. Mostró las posibilidades latentes presentes y futuras, y convocó a sus conciudadanos a hacerlas realidad.
- Levantó con fuerza la idea de oportunidad y de cambio, siendo esta última la palabra más reiterada de su campaña. Y no por casualidad, sino porque es la piedra angular de cualquier posibilidad de salida de la inocultable crisis profunda en la que se encuentra el país y más aún, el sistema capitalista que éste anima. Con ello,
- Supo identificar y llegar a los sectores sociales claves poseedores de la energía y fe necesarias para empujar el proceso en dirección al cambio y las oportunidades: los jóvenes y la clase media con ambiciones de movilidad social ascendente, muy golpeada por la crisis. Y no se equivocó: fueron la fuerza social central de la campaña y el voto Obama.
- No se comprometió radicalmente con nada: no definió el sentido ni los contenidos de los cambios y las oportunidades; permitió que cada uno depositara en sus palabras un contenido propio. Con lo cual,
- Estimuló la fantasía presente o dormida, y apeló a los sueños y la imaginación como vía para enfrentar el “realismo” aplastante y mediocre del mercado y el guerrerismo que invocaba Mac Cain, en su decadente convocatoria a profundizar el neoliberalismo.
- Frente a la chatura y mezquindad de “Joe el fontanero”, su discurso sencillo (pero no simple) apeló a la solidaridad y a la paz, e invocó a lo mejor de los hombres y las mujeres, sabiéndolos deseosos de recuperar su orgullo y autoestima como país, tan vilipendiados por la administración Bush. Todo ello fue signando su arrollador carisma.
- No se presentó como “el cambio”, sino como la oportunidad para hacerlo. Con lo cual convocó a millones a acompañarlo, para protagonizar entre todos la desafiante aventura de recrear América y el mundo.
- Esto significa o puede significar también, recrear las relaciones entre Norteamérica y Latinoamérica. Y con ello despertó esperanzas más allá de sus fronteras. Entreabre una delgada puerta hacia la posibilidad de poner fin al bloqueo a Cuba, hacia la posibilidad de cesar el injerencismo desestabilizador y golpista en los procesos de Bolivia, Venezuela y Ecuador (para solo mencionar algunos), y construir interrelaciones diferentes con el continente, basadas en principios de respeto a las integridades y designios nacionales en todo el planeta.
- No habló para Mac Cain ni para Hilary. No habló para un sector social en particular. No llamó a votar a favor de algunos (un sector), ni contra los otros (los republicanos), sino invocando el nosotros. Y con un lenguaje claro y directo se dirigió siempre a los millones de estadounidenses a quienes buscaba convocar.
La gigantesca victoria de Obama evidencia que los pueblos en este caso el de EEUU , están por la vida, por la paz. Enseña que el pueblo [norte]americano, pese a su deambular “equivocado”, tiene memoria de su valores y –crisis mediante , con Obama ha recuperado la esperanza y la fe en que es posible vivir de un modo diferente. Él supo despertar esos sentimientos, invocar los mejores valores de la idiosincrasia [norte]americana y constituirse en el ser humano que la personifica.
Por todo eso ganó.
Esta situación permite también tomarle el pulso al universo: marca el fin del señorío absoluto del realismo cínico del neoliberalismo y del racionalismo chato que imperaron hasta ahora como horizonte máximo de lo único posible, y anuncia el retorno de la fe y la confianza en la posibilidad de construir y vivir en un mundo mejor. Con estas llaves Obama alimentó la esperanza y estimuló la movilización de miles de millones de hombres y mujeres en EEUU, con ecos en todo el plantea.
En cualquier caso, su triunfo no es casual. Es parte de las oportunidades abiertas por las luchas de los pueblos. Llega de la mano del empantanamiento bochornoso de la tropas estadounidenses en Irak, y al son de una de las más profundas crisis del sistema capitalista desde 1929. Esto muestra también que la incertidumbre se acepta como alternativa cuando –como escuché decir a un periodista “se le ve la cara al abismo”. Este abismo es la gran amenaza para Obama, pero a la vez su gran oportunidad y la de todos.
Indubitablemente, haber llegado a la cima del país más poderoso del mundo, hacerse cargo de una administración que es sostén del entrelazamiento de acero entre el poder financiero y el militarismo guerrerista/imperialista mundiales, no deja mucho margen para pensar que Obama podrá “hacer lo que quiera”, aunque todavía no ha expresado exactamente qué es lo que quiere. Habrá que ver qué define y cómo se maneja, cómo hace para que los millones que lo votaron aprovechen las oportunidades que él abrió, o si desdiciéndose lo cocina todo tras las puertas de la Casa Blanca.
Algunos se apresuran a tomar distancia y a vaticinar que su gobierno será un desastre, que él es (o será) simplemente un instrumento del sistema. James Petras lo define como “el candidato de Wall Street” porque, para él, mientras “la esencia” del sistema no cambie, nada tiene importancia, y entonces –prácticamente lo mismo le da Obama que Mac Cain. Chomsky supone que la ideología guarda una relación directa de correspondencia con la pertenencia etno/genética de cada ser humano, y por tanto define ideológicamente a Obama como “un blanco que tomó mucho sol”. Otros se lamentan por la confusión que –aseguran va a desatar, y otros alertan sobre su posible (y aparentemente inevitable) “traición”. La pregunta en tal caso sería, ¿traición a quiénes? Porque Obama no se planteó terminar con el sistema, ni reclamó la Presidencia como acto de justicia racial. No se postuló –reitero como el candidato negro de los estadounidenses, sino como el candidato de todos los estadounidenses, es decir, como el salvador de los estadounidenses y su sistema social, económico, político y cultural, y también de su liderazgo mundial, pero redefiniéndolo y reconstruyéndolo desde un lugar y con modos diferentes al hasta ahora ensayado por los republicanos. No cabría entonces considerar una “traición” que se reúna y pretenda gobernar junto con algunos de ellos. Habrá que ver en función de qué políticas, con quiénes y cómo.
Todavía no se estrenó en sus funciones, sin embargo, las dificultades, los obstáculos y las amenazas comienzan ya a disputarle el oxígeno que respira. Conociendo el historial del poder [norte]americano no resulta disparatado vislumbrar a Obama transitando por el corredor de la muerte. Pareciera recomendable entonces, no precipitarse a realizar juicios absolutos y, para saber qué atenerse, esperar.
Con Mac Cain todas las puertas estaban cerradas. La llegada de Obama a la Presidencia concita interés por las puertas que abre o las que puede –tal vez llegar a abrir.
Para no cerrar el diapasón del análisis, concedamos que tal vez Obama no quiera hacer algo diferente a los republicanos. Pero aun si así fuera, si finalmente resultara igual que Bush, ello no borrará el hecho real y concreto de que el pueblo lo votó por lo que dijo y por lo que prometió, y las suyas no fueron palabras ni banderas de guerras ni odios, sino de paz, de vida, de esperanza y de cambio.
Obama es la muestra mundial de que lo aparentemente imposible puede ser realidad. Desafió la hegemonía ideológica y mediática del neoliberalismo y con su triunfo mostró que es posible cambiar, que a pesar de tantas derrotas y desaciertos hay cabida para los sueños. Y lo hizo con la fuerza de ser desde las entrañas , la encarnación afirmativa de esa posibilidad.
¿Será realmente capaz de aprovecharla a favor de su pueblo y de los pueblos todos?
Ciertamente no sabemos lo que será su gestión de gobierno. Más aún si tenemos presente que en política no existen garantías, que no hay nada absolutamente inevitable y predeterminado.
Pero vale concluir subrayando que, cualquiera sean los rumbos que Obama tome a partir del 20 de enero, nada modificará el significado trascendente de su victoria, que ha activado la esperanza de todos los condenados de la tierra, que hoy tienen en él una muestra palpable de que es posible triunfar. Y no mañana, sino hoy, ahora.

Isabel Rauber es Doctora en Filosofía

11 noviembre 2008

ARGENTINA: REPRESORES CONDENADOS PERO DURMIENDO EN SUS CASAS




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TODO:
Los gobiernos de Néstor y Cristina kirchner reivindicaron a los miles de compañeros torturados, asesinados y desaparecidos durante la “Década de la muerte y el martirio”(1973 − 1983)... Es un mérito innegable. No hay chicanas ni peros. Descolgar el retrato de un asesino en la ESMA fue un acto de justicia, un acto desusado en los anales de la historia reciente de la Argentina, desde la matanza de Ezeiza hasta la caída de la dictadura procesista en 1983.
Desde entonces ha transcurrido un cuarto de siglo. Un nuevo juicio ha terminado. ¿Ha terminado...?
Y nuestra crítica: el asesino Barda cumplirá la sentencia en su casa, vale decir, no cumplirá ninguna sentencia. Por “su edad”... ¿El Tribunal Oral Federal 5 tuvo en cuenta la edad de las víctimas, de los secuestrados y desaparecidos?
Pienso que el gobierno argentino debe tomar los recaudos indispensables para cambiar normas, leyes, jueces y elementos del poder judicial, que son partículas obsoletas y enemigas de la justicia. Son los resabios, poderosos resabios, de la justicia que sirvió al proceso y al menemismo neoliberal.
Mientras las madres y las abuelas prosiguen su lucha contra los represores que aún caminan en libertad, los hijos, los padres y los hermanos fueron asesinados y desaparecidos. Este gobierno no debe descansar sobre los laureles ya obtenidos... Sólo los laureles del Himno son eternos...> Andrés Aldao

Tras treinta años de espera se los condenó a veinticinco años a los criminales.

El ex jefe del Grupo de Defensa Antiaérea de Mar del Plata, el coronel Alberto Pedro Barda, fue condenado a prisión perpetua, y los ex brigadieres César Cómes e Hipólito Mariani a 25 años cada uno. Los tres fueron hallados culpables de tortura, secuestros y desapariciones de doce personas en el Centro Clandestino de Detención Mansión Seré. Además, Barda fue señalado como responsable de los homicidios de Analía Delfina Magliaro y del abogado laboralista Jorge Candeloro, ocurridos en el Centro Clandestino de Detención de Mar del Plata"La Cueva".

Pero el Tribunal Oral Federal 5 (integrado por Guillermo Gordo, Ricardo Farías, Daniel Obligado) resolvió que por su edad (80 años), Barda cumpla su condena con prisión domiciliaria. Mientras que Cómes y Mariani permanecerán libres hasta que las sentencias queden firmes. Desde ya, los abogados querellantes exigirán la cárcel común para los tres y será la Cámara de Casación quien tenga la última palabra al respecto.La expectativa también estaba puesta en si el polémico TOF 5 iba a respetar la acordada emitida por la Corte Suprema de Justicia la semana pasada (Acordada Nº 29/08, con fecha 28 de Octubre del corriente), en la que disponía una serie de pautas para garantizar el derecho a la información en los casos judiciales de trascendencia pública.
El máximo tribunal estableció que la prensa acceda libremente a tres momentos clave de los juicios: el inicio, los alegatos y la lectura de la sentencia. De esta manera, se esperaba que el TOF 5 permitiera a los camarógrafos, reporteros gráficos y periodistas de radio trabajar en esta última jornada dentro de la sala de audiencias. Cabe recordar que el TOF 5 ya impidió la televisación de los cuatro juicios a su cargo por delitos de lesa humanidad, y que, además, será el encargado del resto de las causas que se encuentran bajo jurisdicción de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, como el de la ESMA.Esta mañana la Mesa por el Juicio y Castigo denunció la negativa del Tribunal de permitir el ingreso de los fotógrafos en la audiencia. Esto hizo que no se registrara ni las imágenes ni el audio del momento en que los brigadieres Hipólito Marini y César Comes hicieron uso de sus últimas palabras, autoproclamándose inocentes. Aseguraron, además, que no se enteraron de lo ocurrido dentro de Mansión Seré hasta el año 1985.
"Hacemos saber también que por su decisión tampoco se permitirá el ingreso a la sala de las cámaras de televisión ya que el tribunal decidió ofrecerles a los medios televisivos las imágenes de circuito cerrado que se utiliza en las audiencias", decían desde la Mesa antes de conocerse la sentencia. Y así fue efectivamente, las únicas cámaras autorizadas a ingresar a la sala al momento de la lectura del fallo, fueron las del mismo Tribunal. Así pudo verse al titular del TOF5, Guillermo Gordo, leer las condenas (aclarando que adhería en disidencia parcial) y amenazar en pésimo tono con desalojar la sala, ante las reacciones de festejo por parte de los familiares de las víctimas.

En el juicio que culmina hoy han quedado afuera muchos casos de secuestros, asesinatos y torturas ocurridos en Mansión Seré. Quien está a cargo de continuar con la investigación es el juez federal Daniel Rafecas (quien lleva adelante la causa del Primer Cuerpo del Ejército y que fue quien llevó a juicio a Comes, Barda y Mariani). El avance en el esclarecimiento de estos casos había quedado trunco merced a la aprobación en la década del 80 de las leyes de impunidad. Es por este motivo que recién luego de su anulación los casos pudieron volver a investigarse. A pesar de todo, vale esperar que al momento de elevarse a juicio a otros responsables por lo sucedido en este y otros centros de detención, toda la sociedad pueda presenciar o ver desde un televisor cada una de las audiencias, como así también los represores ser condenados como lo que son: genocidas, cumpliendo sus penas en cárceles comunes.

9 DE NOVIEMBRE DE 2008 - COMCOSUR / MONTEVIDEO
Cecilia Litvin (Red Eco)
publicado por Eladio González Toto el 11/10/2008

10 noviembre 2008

"EL CONCEPTO DE TERRORISMO ES UN CAJÓN DE SASTRE"

TODO: Tal vez no renueva nada, tal vez es una repetición de verdades bien sabidas... Pero hasta que no termine la violencia israelí, de Usa y los países europeos, mientras no se le dé al pueblo palestino lo que les corresponde de hecho y por derecho, no habrá otra cosa que muertes, duelo, sangre y sufrimientos para los palestinos y también para los israelíes. Si las noticias y los rumores son ciertos, en breve plazo los dirigentes militares de Israel harán una segunda vuelta... Esta vez las consecuencias la sufrirá todo el medio Oriente. La arrogancia vacía e inconsistente de los generales israelíes, ya derrotados el 12 de julio de 2006, lleva a una guerra sangrienta en la que sólo habrá muchos muertos y destrucción. No habrá ganadores y todos perderán. Andrés Aldao

Entrevista a Alain Gresh, director adjunto de Le Monde Diplomatique

Faiçal Metaoui - El Watan

Alain Gresh, de 60 años, periodista especializado en Oriente Próximo, es director adjunto del mensual francés Le Monde Diplomatique y miembro del comité editorial de la revista geoestratégica Maghreb-Machrek, que dirige Jean-François Daguzan. Ha publicado varias obras sobre esa región, entre ellas, Israël, Palestine: vérités sur un conflit y L’Islam, la République et le Monde. Con el filósofo Tariq Ramadan, escribió L’Islam en questions. En Argel, Alain Gresh ha participado en el coloquio «Monde arabe et Occident: choc des civilisations et stratégie d’hégémonies», organizado al margen de la Feria Internacional del Libro de Argel (Sila).

Ha habido un bombardeo estadounidense en Siria en el momento en que existe una firme vuelta a la diplomacia, ¿cuál es el objetivo de este tipo de operación?

Es difícil de creer que no tenga un significado relacionado con la política interna estadounidense, con la elección presidencial. Principalmente porque para una parte de la opinión pública John McCain se presenta como una garantía de seguridad. Quizá se considera positivo mantener una situación de tensión, aunque no se ha utilizado durante la campaña. El asalto contra la frontera siria con Iraq correspondería a una estrategia estadounidense: perseguir a «los terroristas», incluyendo la violación de la soberanía de países como Pakistán. No sé si es importante este ataque, pero se anuncia la reanudación de las negociaciones indirectas entre Israel y Siria. Olmert todavía tiene tres meses por delante para llegar a la conclusión de sus negociaciones.

Esas negociaciones entre Israel y Siria ¿Tienen posibilidades de éxito?

El asunto sirio-israelí en sí mismo es bastante fácil si se compara con Palestina. Está la cuestión del Golán ocupado. En el año 2000 hubo negociaciones muy próximas a un acuerdo y fueron los israelíes, en el último momento, quienes renegaron de sus compromisos. Desde el punto de vista israelí, puede ser muy interesante firmar un acuerdo de paz separado con Siria, porque puede conducir a otro acuerdo con Líbano. El precio que tiene que pagar Israel es la retirada total del Golán, es decir, volver a la línea de las fronteras de junio de 1967. Los dirigentes israelíes pueden estar interesados en eso, pero el sistema político israelí es tan complicado, con los influyentes pequeños partidos, que no es seguro que ese acuerdo tenga éxito. Se enfrentan dos puntos de vista: los que favorecen las negociaciones con Siria y los que quieren un acuerdo de paz más global. Pero la realidad sobre el terreno palestino es la continuación de la ocupación. A Israel le interesa firmar la paz con Siria. Eso significaría que el país tendría acuerdos de paz con todos sus vecinos. Sin embargo, desgraciadamente, eso le dejaría las manos libres en cuanto a la cuestión Palestina. Habría menos presión sobre este asunto.

¿Siria está dispuesta a alejarse de Irán?

En julio tuve una entrevista con el Presidente Bashar Al Assad antes de su visita a París en la que me declaró: «Occidente quiere que rompamos nuestras relaciones con Irán, mientras que en los últimos cinco años Irán ha sido el único país que nos ha apoyado cuando nos hallábamos completamente aislados». La cooperación entre los dos países podría ser menos importante en el futuro. Pero no irá más lejos. De todas formas, si hay paz entre Siria e Israel, habrá paz entre Líbano e Israel. Por lo tanto se regulará la cuestión de Hezbolá (…) En las épocas de las administraciones de Clinton y Bush padre hubo estrechas negociaciones con Siria. Tras el 11-S, Bush hijo colocó a Siria en el «eje del mal» y las consecuencias han sido negativas. El asesinato de Rafic Hariri en Líbano condujo a Francia a considerar a Siria como responsable de esa muerte y a aliarse con Estados Unidos. La llegada de un nuevo presidente a Francia y el acuerdo de Doha han facilitado un cambio de la posición europea. En este momento, la capacidad de Estados Unidos de hacer presión sobre sus aliados es débil debido al desastre de la gestión de Bush y a las elecciones estadounidenses.

¿No es demasiado fácil acusar a Siria de hallarse tras los asesinatos de Líbano?

Existe una comisión de investigación internacional que debe presentar los resultados de sus estudios. En Líbano son habituales los asesinatos políticos. Hay que dejar que los investigadores hagan su trabajo. Pero es evidente que Estados Unidos tiene interés en sentar a Siria en el banquillo de los acusados. Siria es un país que se opone a la política estadounidense en la región (…) En Oriente Próximo, cuando ocurre cualquier cosa, aparecen diez teorías de la conspiración en las que Israel y EEUU son los responsables… Líbano es un país dividido en el terreno religioso y político. No se puede dirigir ese país por un 50% contra el otro 50%. Líbano es utilizado por todos los vecinos, quienes se inmiscuyen en sus asuntos internos. La solución es un gobierno de unidad nacional y la esperanza de que las negociaciones regionales consigan algo.

¿Se pueden esperar cambios tras la reunión de Saad Hariri y Hasan Nasralá?

Estuve en Líbano la semana pasada, durante esa reunión. Es la señal del aumento de la relajación que hay en el plano interior. Todo el mundo sabe que eso es provisional. Digamos que en los próximos nueve meses habrá una distensión, no la guerra civil soterrada que mhemos visto hasta ahora. La situación económica está mejorando. Para el pueblo libanés es mejor. La situación de Líbano no se puede separar de lo que ocurre en la región. La reactivación de los conflictos (Israel-Siria, Israel-Irán) amenaza con desestabilizar Líbano. En la dirección israelí hay distintas tendencias. La garantía de la seguridad de Israel es la paz en la región. Hay quienes piensan que la garantía es la desestabilización, las duras intervenciones militares contra los vecinos. Ir hacia el caos, alimento de las fuerzas extremistas. Eso no favorece a nadie, ni al mundo árabe ni a Israel.

Existe una tragedia humana en la Franja de Gaza. ¿Cuánto tiempo más va a durar esta situación?

Esa es una situación que han contribuido a crear Estados Unidos y la Unión Europea. En 2006 hubo unas elecciones en Palestina exigidas por Occidente tras la muerte de Arafat. Esas elecciones, sin duda, fueron las más libres del mundo árabe. Una vez conocidos los resultados, la política de EEUU y la UE ha consistido en boicotear al gobierno legítimo surgido de las urnas. Eso es un error y un insulto a la democracia que ha contribuido a eliminar la sociedad y las instituciones políticas palestinas. Actualmente existe una doble autoridad, una en Gaza y la otra en Ramala. Las negociaciones de paz sólo se pueden hacer con una dirección palestina unificada. Un millón y medio de palestinos viven una situación insoportable en Gaza: los estudiantes no pueden salir al extranjero, apenas se puede sobrevivir… Las situaciones de este tipo fomentan el extremismo. El discurso occidental sobre los derechos humanos es esquizofrénico. Por un lado defiende dichos derechos y por otro consiente que se asfixie a toda una población, en Gaza, como castigo por haber «votado mal». Ante la indiferencia de Estados Unidos, Europa y, desgraciadamente, del mundo árabe. Existe una mediación egipcia entre Hamás y la Autoridad Palestina. Hay que esperar sobre todo que todas las fuerzas internacionales presionen. Todo el mundo tiene interés en la instauración de un gobierno de unidad nacional en Palestina, el único que puede negociar (…) No creo que se celebren elecciones en el próximo mes de enero. Fatah y Hamás no tienen la misma interpretación ni la misma fecha: enero de 2010 para el primero, enero de 2009 para el segundo. Eso amenaza con agravar la tensión. Existen documentos que han establecido un marco palestino común, a semejanza del Acuerdo de la Meca. Eso es lo primero que hay que hacer para evitar la escalada.

¿Los cambios internos en Israel favorecerán la causa de la paz?

No se sabe cuál será el resultado de las elecciones de febrero de 2009. Los sondeos dan resultados ajustados entre los diferentes campos. Hasta ahora se consideraba al Likud (derecha) como ganador. Es el partido de la guerra. La oposición, representada por Tzipi Livni y los que dirigen el país desde hace cuatro años, no han escogido una auténtica estrategia de paz, ni en las negociaciones ni en el trato cotidiano a los palestinos (colonización, puestos de control, 11.000 presos políticos, etc.). No se ve que haya una opción por la paz. A pesar de todo, Olmert afirmó que antes de su salida hará que se devuelvan los territorios y se divida Jerusalén. Hay una toma de conciencia en Israel, incluso entre la derecha, de que con 5 millones de palestinos la guerra no acabará nunca. Eso crea tensiones incluso con los ciudadanos palestino-israelíes. Se ha visto recientemente en los enfrentamientos de Akka (…) Los árabes israelíes ya no cuestionan el equilibrio demográfico, porque sólo son un millón sobre casi siete millones, pero en los territorios de 1947 hay un 45% de árabes y un 55% de israelíes. Este es un argumento que utilizan la izquierda y el centro de Israel para defender un acuerdo de paz con los palestinos. Si se prosigue con la ocupación, el sistema de apartheid se instaurará con 5 millones de palestinos metidos en los bantustanes. La sociedad israelí está dividida. Está emergiendo una corriente de derecha y extrema derecha poderosa, religiosa y nacionalista, presente entre los colonos, que ejerce una influencia creciente sobre el ejército. Al mismo tiempo, hay una parte de la población que quiere vivir con normalidad. Hacer varios años de servicio militar y los períodos de recordatorio no es vida (…). Si hubiera una elección política entre la paz y la ausencia de paz, la mayoría de los israelíes escogería la paz. Pero no hay un líder político valiente que sea capaz de hacer esa propuesta al pueblo israelí.

¿No cree que la presencia militar estadounidense en Afganistán está vinculada a las consideraciones económicas y energéticas?

Eso es cierto en parte. Durante el reinado de Sadam, Iraq vendía su petróleo a compañías estadounidenses. No creo que esa idea de controlar las fuentes del petróleo lo explique todo. Se percibe la inquietud de Estados Unidos en relación con un mundo que se está transformando. Un politólogo ha dicho que hemos entrado en un siglo post estadounidense. Es una realidad. Pero hay que entender que los estadounidenses no van a desaparecer. En los próximos veinte años Estados Unidos permanecerá como una potencia mundial. Existe una emergencia de Rusia, China, la India… y otros países con sus propios intereses, pero que no están forzosamente en contradicción con los de Estados Unidos. Esto no es la vuelta a la Guerra Fría. Si Rusia se enfrenta con EEUU en Georgia, eso no quiere decir que no tengan intereses comunes en otros aspectos. El mundo va a ser semejante al que existía antes de la Primera Guerra Mundial. El mundo unipolar que hemos vivido entre 1989 y 2005 fue el de la desestabilización

Usted no está de acuerdo con las teorías dominantes sobre el análisis del terrorismo…

El concepto de terrorismo es un «cajón de sastre» Ahí se mete a Al Qaeda, Hezbolá, Hamás, ETA o los corsos. El terrorismo es una forma de lucha que se puede condenar, todo depende del sentido que se de al terrorismo. El FLN de Argelia y el ANC de Sudáfrica se consideraron organizaciones terroristas. Es cierto que existen grupos terroristas a los que hay que combatir. Pero no creo en la idea de un terrorismo como amenaza global. Ese discurso de la amenaza es peligroso. Globalmente se piensa en el terrorismo islámico y, por lo tanto, musulmán. En Europa existe un discurso antimusulmán peligroso. El choque de las civilizaciones es un análisis nocivo que no corresponde a nada. Los estadounidenses apelan a la profecía de su misión redentora que a fuerza de hablar de ella se convierte en una realidad. El Mediterráneo ha visto siglos de cambios culturales, se comparten montones de cosas, la idea de que vivimos en civilizaciones cerradas es falsa. Existen diferentes fuerzas en Occidente. Hay que luchar contra la idea de dos bloques separados.

Finalmente, ¡George W Bush dejará el poder sin capturar a Bin Laden!

Ése también es un fracaso. Hacer de Al Qaeda una especia de enemigo estratégico de Estados Unidos era necesario para la administración estadounidense. Se habló de una «tercera guerra mundial contra el terrorismo, una guerra sin fin». Es el discurso que ha dominado desde el 11-S. Desde ese punto de vista, Bin Laden ha sido muy útil. Existen los aliados objetivos y los aliados subjetivos.

¿Por qué Occidente ejerce presiones sobre Irán con el motivo de que está fabricando «la bomba iraní»?

Los iraníes quieren dominar la tecnología nuclear civil. Eso les permitirá, si lo deciden, dominar la tecnología militar. Pero no han tomado esa decisión. Sin embargo, el discurso occidental es inaceptable por varias razones. Se olvida que Irán fue agredido por Iraq con el apoyo de los países occidentales sin que nadie reaccionase. Hubo un millón de muertos en esa guerra. Si se quiere frenar la nuclearización hay que hacerlo sin hipocresía. El único país nuclear de la región es Israel. Hay que evitar la nuclearización de la región pero hay que hacerlo de forma global. La solución a ese problema iraní es sobre todo la negociación entre Teherán y Washington. Estados Unidos debe reconocer que Irán es una gran potencia regional que tiene ambiciones legítimas.

Original en francés: http://www.elwatan.com/Le-terrorisme-est-un-concept
Traducido para Rebelión por Caty R.
Faiçal Metaoui es un periodista argelino que trabaja en el diario de Argel El Watan.