El mundo está pendiente de lo que ocurra en Estados Unidos en noviembre porque, gane quien gane, se producirá un cambio gigantesco en la Casa Blanca que tendrá consecuencias globales. La edición española de Foreign Policy ha consultado a diversos intelectuales sobre qué puede esperar el resto del mundo del vencedor y a quién votaría, si pudiera. A continuación, reproducimos los comentarios relacionados con la región:
Si el próximo presidente de EE.UU. quiere ayudar a Israel, debe presionar para que se desmantelen las colonias judías en los territorios ocupados en la guerra de 1967
Abraham B. Yehoshua
Quisiera hablar en nombre de ese Israel que busca la paz y que quiere poner fin de verdad al conflicto con sus países vecinos. En mi opinión, ese Israel puede y debe no sólo esperar sino exigir algo muy sencillo al nuevo presidente que en enero de 2009 resida en la Casa Blanca: actuar con rotundidad valiéndose de todos sus medios para llevar a cabo la política que tradicionalmente ha defendido Estados Unidos en relación con el conflicto en Medio Oriente. Hasta ahora, los presidentes estadounidenses la han avalado e incluso se han comprometido a aplicarla, pero en la práctica han mostrado una debilidad preocupante a la hora de materializarla, y en ocasiones han obrado en contradicción con su propio discurso.
Los puntos fundamentales de esa política están claramente establecidos en la resolución 242 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que fue aprobada por unanimidad hace ya más de 41 años, tras el fin de la guerra de los Seis Días. Esta resolución fue promovida por Estados Unidos y en ella se aunaban de forma clara criterios morales con otros basados en la racionalidad política. La resolución 242 establece los siguientes puntos:
1. El reconocimiento de que la guerra de los Seis Días, también llamada del 67, fue un conflicto en legítima defensa por parte de Israel. Por lo tanto, la retirada de los territorios ocupados por el Ejército israelí en aquel enfrentamiento se hará solamente a cambio de un acuerdo de paz con los palestinos y con los países que iniciaron la guerra: Jordania, Egipto y Siria.
2. Los territorios de los que se retire Israel: [la península del] Sinaí, Cisjordania, Gaza y los Altos del Golán han de ser desmilitarizados para que, en el futuro, no supongan un lugar desde el cual se podría volver a atacar Israel.
3. Israel no tiene ningún derecho a anexionarse los territorios ocupados en esa guerra ni a establecer en ellos asentamientos de colonos.
4. Jerusalén mantendrá el mismo estatus que tenía antes de la guerra, con una parte israelí y otra palestina. Sin embargo, los judíos tendrán derecho a acceder libremente a sus lugares sagrados en la
ciudad vieja, que se quedaría bajo el control de los palestinos o de los jordanos.
Éstos son los principios que establecía la resolución del Consejo de Seguridad, que los árabes rechazaron por completo y que Israel aceptó con ciertas reservas. Pero estos principios siguen constituyendo los únicos fundamentos morales posibles sobre los que establecer un acuerdo de paz entre Israel y los árabes.
EE.UU. ha sido un apoyo firme para Israel cada vez que se ha querido imponer al Estado hebreo una retirada de los territorios sin la contrapartida de un acuerdo de paz. En cambio, Washington no hizo nada para impedir que Israel sembrase de colonias y poblaciones los Altos del Golán, el Sinaí y, sobre todo, Cisjordania y la franja de Gaza. Estos asentamientos estaban destinados a bloquear una futura retirada de los territorios ocupados en 1967. Y Estados Unidos tampoco hizo nada para impedir que Israel unificase las dos partes de Jerusalén y convirtiese a la ciudad unificada en la capital del Estado.
Es cierto que la Casa Blanca ha proclamado siempre que las colonias judías son un obstáculo para la paz y nunca ha reconocido la anexión de Jerusalén Este y, por ello, su embajada está en Tel Aviv y no en Jerusalén. Sin embargo, a pesar de lo mucho que depende Israel de Estados Unidos y pese a la enorme ayuda militar y diplomática que ha recibido y recibe Israel de esta gran potencia mundial, Washington no ha ejercido una presión real y firme sobre Israel con el objetivo de impedirle realizar acciones unilaterales que, a fin de cuentas, no hacen sino frustrar cualquier posibilidad de alcanzar la paz de acuerdo con lo aprobado en la resolución 242 del Consejo de Seguridad.
Si el próximo inquilino de la Casa Blanca quiere ayudar de verdad a Israel a alcanzar la paz, deberá presionar para detener la construcción y ampliación de asentamientos y para que se desmantelen las pequeñas colonias. Y de esta forma apoyaría al gobierno israelí, que teme dar el paso de una nueva evacuación de colonos. Estados Unidos tiene que ejercer una presión verdadera y enérgica sobre el Ejecutivo israelí para que inicie un nuevo desmantelamiento de colonias, ayudando así a cualquier gobierno pacifista a preparar a la opinión pública para aceptar una evacuación de asentamientos dentro del marco de un acuerdo de paz; además, este paso supondría una clara señal para los palestinos, que verían que la paz es posible y que la visión de dos países independientes, Israel y Palestina, no es una mera frase hueca.
(*) Abraham B. Yehoshua es un escritor israelí. Su última novela se publicará en inglés en noviembre: Friendly Fire (Harcourt, Nueva York, 2008).
La próxima Administración debe buscar una solución política con los insurgentes afganos y con los tres grupos iraquíes
Barnett Rubin
La diplomacia estadounidense ha estado paralizada por la retórica de la guerra contra el terrorismo, una lucha contra el mal en la que otros actores están "con nosotros o con los terroristas". Semejante retórica impide un pensamiento estratégico sensato, porque equipara a los adversarios con un enemigo terrorista homogéneo. Sólo una iniciativa política y diplomática que distinga a los oponentes políticos de EE UU –incluidos los violentos– de terroristas de dimensión mundial como Al Qaeda podrá reducir la amenaza a la que se enfrentan Afganistán, Pakistán e Irak y dar seguridad al resto de la comunidad internacional. Ese plan tendría dos elementos en cada escenario de guerra. En Asia Central, buscaría una solución política con el mayor número posible de movimientos insurgentes afganos y paquistaníes, ofreciendo la inclusión política, la integración de las agencias [pastunes] de las Áreas Tribales de Pakistán –gobernadas de forma indirecta– en las instituciones políticas y administrativas del país, y el fin de las operaciones hostiles de las tropas internacionales a cambio de la cooperación contra Al Qaeda. En Irak, establecería como máxima prioridad la firma de un acuerdo entre los tres principales grupos: sunnitas, chiítas y kurdos.
Pero estos esfuerzos sólo tienen posibilidades de triunfar si se llevan a cabo en conjunción con serias iniciativas diplomáticas y de desarrollo que aborden la amplia variedad de cuestiones regionales y mundiales relacionadas con estas crisis, que ayudan a estimular, intensificar y prolongar los conflictos de Afganistán y Pakistán.
Tanto la Comisión Baker-Hamilton como el senador Barack Obama han pedido un refuerzo diplomático regional en el que todos los vecinos de Irak colaboren en la estabilización en la zona. Esa estrategia es igual de necesaria, si no más, en Asia Central. Afganistán lleva 30 años en guerra –un periodo más largo que el que va desde el comienzo de la Primera Guerra Mundial al desembarco del día D en Normandía, durante la Segunda Guerra Mundial– y ahora este conflicto está extendiéndose a Pakistán y otros países. La guerra y el terrorismo pueden seguir adelante y propagarse, incluso a otros continentes –como en el 11-S o el 11-M–, o provocar el desmoronamiento de un Estado con armas nucleares. Sin embargo, hasta ahora, no existe más marco internacional para afrontar el problema que las operaciones actuales en Afganistán, mal financiadas y mal coordinadas. El próximo gobierno de Estados Unidos debería lanzar una campaña autorizada por el Consejo de Seguridad de la ONU para acabar con la dinámica cada vez más destructiva del Gran Juego en la región. En Afganistán están representados en estos momentos los conflictos entre India y Pakistán, Estados Unidos e Irán, sunnitas y chiítas, Rusia y la OTAN y muchos otros. Washington debe aprovechar la oportunidad de sustituir este Gran Juego por un nuevo pacto general para la región.
(*) Barnett Rubin es director del Centro sobre Cooperación Internacional de la Universidad de Nueva York (Estados Unidos), y dirige el Programa de Reconstrucción de Afganistán del mismo centro.
Afganistán e Irak necesitan una ofensiva contra la pobreza
Shuja Nawaz
El nuevo presidente estadounidense tendrá que forjar unas relaciones mejores y más duraderas con los vecinos de Irak y Afganistán, así como llevar a cabo una retirada militar que no implique un abandono económico y político de unos países destrozados por la guerra.
Aunque quizá sorprenda a mucha gente que se aísla en Estados Unidos, los habitantes de Irak y Afganistán, así como de la región en la que se encuentran, no quieren más que lo que anhelan la mayoría de los estadounidenses: paz, una oportunidad para criar a sus hijos con buena sanidad y buena educación, y la capacidad de ganarse la vida decentemente. No quieren ser invadidos ni ocupados, ni que los gobiernen con mano de hierro. Decenios de guerra han hecho daño a Afganistán e Irak y han destruido el tejido de sus sociedades (sus intelectuales y su clase media han sido blancos de la militancia interna o se han ido en busca de una vida mejor, irónicamente a EE UU y Occidente, la fuerza ocupante y fuente de su turbación actual).
La esperanza que pueden tener los pueblos iraquí y afgano respecto al nuevo inquilino de la Casa Blanca es que ponga en marcha planes para una salida militar pero que emprenda una ofensiva sostenida contra la pobreza y ayude a vacunar a los dos países contra el ascenso de sistemas de gobierno autocráticos. Ambos países son sociedades tribales con tradiciones y costumbres que se remontan siglos atrás: una forma de asegurar la estabilidad será traspasar el poder a provincias y distritos y a los consejos locales, y fomentar la formación de un consenso nacional del tipo del antes estable Meesak-i-milli (Concordia del pueblo) de Afganistán. Habrá que empezar a reconstruir las estructuras sociopolíticas de abajo a arriba, no de arriba a abajo.
Ahora bien, una retirada militar de Estados Unidos no debe significar una salida política ni económica, la peor pesadilla para la gente de estos dos países desgarrados por la guerra. Estados Unidos ya abandonó Afganistán una vez, después de que se fueran los soviéticos en 1989. En palabras del general Brent Scowcroft, Washington tuvo que volver en 2001 para completar la tarea que debería haber hecho entonces. Asimismo, dejó que los iraquíes se las arreglaran solos tras la liberación de Kuwait en 1991. No puede arriesgarse a volver a cometer el mismo error porque esas acciones tienen repercusiones más amplias.
Para aumentar la armonía nacional, el nuevo presidente estadounidense también tendrá que forjar unas relaciones mejores y más duraderas con los vecinos de ambos Estados: reabrir el diálogo con Irán en vez de arrinconarlo de forma hostil y construir una relación a largo plazo con el pueblo de Pakistán, y no con un gobernante o autócrata específico. Estas medidas restaurarán la estabilidad en la región y permitirán que Irak, Afganistán, Irán y Pakistán contribuyan a la paz, en vez de a la guerra, en una de las zonas más peligrosas del mundo actual. Si pudieran, iraquíes y afganos votarían a un presidente estadounidense que haga la paz, y no la guerra.
(*) Shuja Nawaz nació en Pakistán y vive en Estados Unidos. Es autor de Crossed Swords: Pakistan, its Army, and the Wars Within (Oxford University Press, 2008). Escribe con frecuencia sobre temas políticos y militares. Puede visitar su página web www.shujanawaz.com
El nuevo inquilino de la Casa Blanca debe abandonar su doble vara de medir los conflictos de Medio Oriente y renunciar al petróleo de la región
Nawal al Saadawi
Los árabes (si es que puedo hablar en su nombre) no quieren nada del próximo presidente de Estados Unidos, salvo que los deje en paz y renuncie al sueño de apropiarse del petróleo árabe en provecho del complejo militar nuclear americano-israelí. No me hago ilusiones respecto al nuevo inquilino de la Casa Blanca, ya sea Obama o McCain, demócrata o republicano: son producto del mismo sistema esclavista posmoderno (o sistema religioso racista patriarcal capitalista).
Creo que nadie va a liberarnos si no nos liberamos nosotros mismos. Tenemos que deshacernos de nuestros regímenes (dictadores) árabes que nos oprimen y trabajan junto a los poderes neocoloniales exteriores para explotarnos. Creo en nuestra propia fuerza para emanciparnos de forma colectiva y organizada, y también en nuestro poder de liberación individual, a partir del propio ser. Tengo que emanciparme como mujer, como escritora, como ser humano, y no esperar que algún poder divino o humano me libere. Y el próximo presidente de EE UU debería empezar por liberarse a sí mismo antes de poder libertar a los demás. El candidato vencedor, ya sea Obama o McCain, debería quitar de su mente el velo de mentiras y engaños del juego político mundial. Tendría que darse cuenta de que será presidente tras jugar a eso que llaman elecciones libres. Al igual que [en el caso del] libre mercado, se trata de la libertad de los poderosos para dominar a los menos poderosos.
Durante la campaña presidencial, Obama ha estado renunciando a sus principios para ganar fondos y votos (votos cristianos, judíos y capitalistas). En uno de sus discursos, dijo que la seguridad de Israel es la seguridad de EE.UU. y que está preparado para usar su poderío militar en defensa de Israel. ¿Y qué hay de la seguridad de los palestinos que han perdido su tierra, sus hogares y sus familias? Nada, salvo palabras falsas y vacías sobre el denominado proceso de paz.
Obama es menos racista, menos patriarcal, menos capitalista, menos sexista y menos militarista que McCain. Se opuso a la guerra de Irak por motivos relacionados con los intereses de Washington. Pero puede recurrir fácilmente a la guerra si es en beneficio de EE. UU e Israel.
El próximo presidente no debería entrometerse en la vida de los otros pueblos mientras mantenga su identidad y su mentalidad americana, judeocristiana y colonial. Le pediría que liberase su mente de la dependencia del petróleo árabe, que se conforme con su propio crudo o busque otras formas de conseguir energía que no consistan en matar gente en nuestra región. El oro negro es lo que llevó a Israel a invadir Palestina por la fuerza, y lo que hace que la sangre siga corriendo en Irak, Palestina, Darfur, Irán, Afganistán y otros lugares.
Le pediría al próximo inquilino de la Casa Blanca que deje el petróleo iraquí para los iraquíes, que no les imponga la Ley del Petróleo, que otorga a Estados Unidos el monopolio sobre este recurso durante 30 años. Le preguntaría: ¿por qué EE UU sigue teniendo armas nucleares mientras impide a otros tenerlas? ¿Por qué Israel sí las tiene? Obligasteis a todos los países de nuestra región –incluyendo a Egipto– a abandonar sus programas nucleares, incluso por motivos sanitarios. Es hora de acabar con este doble rasero… Y le diría que parase de hablar de democracia, derechos humanos, desarrollo, civilización, derechos de la mujer, espiritualidad, moralidad, Dios y valores cristianos…, que dejase de utilizar estos eslóganes para encubrir las guerras económicas y militares [de EE UU]. Hemos descubierto este juego. Sea creativo, intente otro.
(*) Nawal al Saadawi es psiquiatra, escritora y feminista egipcia. Fue candidata independiente a la presidencia de su país y acaba de publicar en inglés la obra de teatro God Resigns at the Summit Meeting (Saqi, Londres, 2008), prohibida en Egipto.
El cambio que promete Obama atrae a muchos en Irán
Ramin Jahanbegloo
Desde la revolución iraní en 1978, las relaciones entre Teherán y Washington han sido siempre tensas y, en ocasiones, intensamente hostiles. Con la posible excepción de una breve distensión con el gobierno del presidente Khatamí a finales de los 90, la Administración estadounidense no ha sido nunca capaz de establecer relaciones diplomáticas normales con el régimen islámico revolucionario de Teherán. A lo largo de la crisis de los rehenes de 1979-1980, durante la guerra entre Irak e Irán en los 80 y, ahora, ante el dilema del enriquecimiento nuclear, Estados Unidos ha tratado a Irán como un Estado deshonesto dirigido por un gobierno fundamentalista. El régimen de los ayatollahs apoya a las milicias que actúan en Irak y sus dirigentes amenazan a Israel y niegan el Holocausto.
Ahora, la pregunta del millón es: ¿podrá Obama cambiar la política de Washington respecto de Irán? ¿Y qué piensan los iraníes de él como presidente? Obama cree que Estados Unidos no ha agotado sus opciones no militares para afrontar la amenaza iraní. Quizá por eso, unos pocos meses antes de las elecciones presidenciales estadounidenses, muchos iraníes opinaban que la victoria de Obama sería el mejor resultado para la política de EE UU respecto de su país. Su candidatura ha suscitado entre los iraníes mucho interés, pero también pesimismo.
Algunos creen que, debido a sus antepasados africanos y sus lazos familiares con la religión musulmana, e incluso a su segundo nombre, Husein (el nieto del profeta Mahoma y una figura venerada en el Islam chiíta), Obama hará todo lo posible para que Washington ponga fin a 30 años de tensiones con Teherán. Para este grupo, la traducción de su nombre al farsi sería Oo ba ma (Él está con nosotros). Por el contrario, los pesimistas recuerdan lo que sucedió en los 70, cuando Jimmy Carter venció en las elecciones y presionó para que hubiera en Irán libertad de expresión, lo que desembocó en una revolución islámica. Estos iraníes, contrarios al régimen, prefieren claramente la victoria de McCain. En cuanto a los responsables del gobierno, desde luego son partidarios de que gane McCain, porque creen que, si continúa el enfrentamiento con Estados Unidos, les será más fácil conservar su popularidad como antiamericanos y antiimperialistas en el Medio Oriente musulmán. Ahora bien, el lema principal de Obama es el cambio, y cambio es lo que piden muchos iraníes.
Pero la pregunta evidente que se me ocurre es: si Obama resulta elegido presidente y acepta negociar con Irán, ¿cómo reaccionará el régimen iraní? ¿Y hasta qué punto podrá hacer frente a los sectores de Washington que ya están en guerra contra la República Islámica de Irán? Obama tendrá que enfrentarse a adversarios difíciles tanto en Irán como en su propio país. Hay muchas incertidumbres y es difícil ver indicios de que una presidencia de Obama pueda mejorar las relaciones con Irán de manera sustancial.
(*) Ramin Jahanbegloo es filósofo iraní y profesor de Ciencia Política en la Universidad de Toronto (Canadá) e investigador en el Centro de Ética de la misma institución.
El nuevo inquilino de la Casa Blanca debe alejarse de los gobiernos corruptos y tiránicos de África
Ayaan Hirsi Ali
La segunda mitad de la pregunta es fácil de responder. Los africanos, si pudieran, votarían por Obama. Hijo de un keniano y criado por una madre separada, la figura de Obama se ha vendido como la de un héroe africano que ha trabajado mucho para llegar hasta donde está hoy. Es un padre y esposo devoto y un maravilloso modelo para los niños negros de todo el mundo, en especial de África.
África no es monolítica. Como en todos los demás continentes, la gente tiene intereses distintos. Algunos de sus habitantes quieren que el próximo presidente anime a los estadounidenses a invertir en su continente. Otros son partidarios de [que les otorguen] más ayuda. Ambos candidatos se han comprometido a erradicar la malaria y el sida en África; un gesto generoso y honorable que salvará las vidas de millones de sus pobladores. Pero lo que los africanos necesitan verdaderamente del nuevo inquilino de la Casa Blanca es que Estados Unidos se distancie, en el terreno diplomático y en el económico, de los gobiernos africanos corruptos que violan los derechos humanos y roban los recursos naturales de sus países para su uso personal. A los jóvenes del continente les interesará saber cómo funciona la democracia estadounidense y aprender de ella. Su Constitución y su sistema de equilibrio de poderes es un modelo que a los africanos les gustaría copiar, si supieran en qué consiste.
Las ideas sobre la forma de gobernar que existen hoy en África son, en su mayor parte, perniciosas. Después de décadas de mal gobierno por parte de hombres acostumbrados a hacerse con el poder por la fuerza, muchos africanos han preferido buscar refugio en el viejo y conocido sistema tribal. Algunos, carentes de educación, creen en supersticiones como que un baile puede atraer la lluvia o que acostarse con una virgen puede curar el sida. Muchos otros han sucumbido a la teología islámica radical transmitida por los agentes wahabíes procedentes de Arabia Saudita. Aunque en África están presentes muchas ONG occidentales, sobre todo estadounidenses, que ofrecen su ayuda de todas las formas posibles, no se ha puesto en marcha ningún programa sistemático para educar a las masas sobre las ventajas de tener un modelo democrático que funcione como es debido. Un modelo como el de EE.UU. que trascienda la raza, el color, el sexo y la clase, y que tenga como puntos de partida la libertad y la igualdad para todos. No digo que los estadounidenses lo hayan conseguido del todo; tampoco digo que sea fácil transplantar ese sistema a la compleja realidad política de África. Sí sé que hay millones de africanos que admiran a Estados Unidos, un país en el que un joven negro cuyas raíces se encuentran en Kenia puede ser designado candidato a la presidencia por un gran partido político exclusivamente en función de sus méritos. Muchos africanos confían más en EE UU, que no tiene historia colonial, que en los antiguos colonizadores europeos y los modelos de gobierno que dejaron en herencia.
(
*) Ayaan Hirsi Ali es una ex parlamentaria holandesa de origen somalí, es investigadora en el American Enterprise Institute (Washington, EEUU).
La fuente: Foreign Policy Edición Española.
Editor: Andrés Aldao - Boletín de noticias y comentarios. Si no lees los diarios no estás informado, y si lo lees estás mal informado Una versión distinta de los hechos en el mundo. ¡DIFUNDILO!
14 octubre 2008
GUERRA FINANCIERA Y EL FUTURO DEL PODER DE LA BANCA GLOBAL
TODO: Los políticos y financistas de las grandes potencias tratan, en primer lugar, de salvar sus propios fondos y sus intereses. Y como en todo el resto de grandes problemas de la hora, los medios -sus medios- funcionan incansablemente las 24hs. para desinformar, engatusar, confundir... El pequeño ahorrista, el trabajador y el jubilado están manos de la mafia internacional que los maneja como a marionetas a través de los diarios, la TV y las radios. Otro artículo seleccionado especialmente para los lectores de este boletín.
F. William Engdahl − Global Research
Lo obvio en la conducta de los mercados financieros europeos durante las últimas dos semanas es que las dramáticas historias de catástrofe financiera y pánico son utilizadas deliberadamente por ciertas facciones influyentes dentro y fuera de la UE para configurar el aspecto futuro de la banca global después de la debacle sub-prime y de los Bonos de Titulización de Activos (BTA) [Asset-Backed Securities (ABS)] de EE.UU. El evento más interesante de los últimos días ha sido la posición unificada y fuerte de la Canciller, del ministro de finanzas del Bundesbank y del gobierno de coalición alemanes, oponiéndose todos a un rescate bancario por un súper fondo de la UE al estilo estadounidense. Mientras tanto, el Secretario del Tesoro Paulson continúa con su capitalismo de compinches en detrimento de la nación y para beneficiar a sus compinches en el mundo financiero. Es un cóctel explosivo que era innecesario.
Caídas del mercado bursátil de entre un 7 y un 10% por día son titulares noticiosos dramáticos y sirven para fomentar un amplio sentido de inquietud que linda con el pánico en los ciudadanos de a pie. Los eventos de las dos últimas semanas en los bancos de la UE, desde los dramáticos rescates estatales de los bancos Hypo Real Estate, Dexia y Fortis, y el anuncio por el Ministro de Economía del Reino Unido, Alistair Darling, de un giro radical en la política para tratar a los bancos con problemas del Reino Unido, han comenzado a revelar el perfil de una reacción claramente diferente en Europa ante lo que es en efecto una crisis ‘Hecha en EE.UU.’
Existe una base seria para creer que el ex presidente de Goldman Sachs en EE.UU., el Secretario del Tesoro Henry Paulson, no es estúpido. Existe también una base seria para creer que en realidad se mueve según una estrategia bien estructurada a largo plazo. Eventos como los que se desarrollan ahora en la UE tienden a confirmarlo. Como me lo describió un importante banquero europeo en una discusión privada: ‘Hay una guerra en todos los frentes entre EE.UU. y la UE para definir el aspecto futuro de la banca europea.’
Desde el punto de vista de ese banquero, el actual intento del primer ministro italiano Silvio Berlusconi y de Nicholas Sarkozy de Francia, por lograr un ‘fondo’ común de la UE, con probablemente más de 300.000 millones de dólares, para rescatar a bancos con problemas, correspondería al juego de la estrategia a largo plazo de Paulson y del establishment de EE.UU., debilitando de hecho a los bancos y reembolsando los BTA/ABS originados en EE.UU., en manos de los bancos de la UE.
Uso del pánico para centralizar el poder
Como documento en mi próximo libro, “Power of Money: The Rise and Decline of the American Century,” en cada pánico financiero en EE.UU., por lo menos desde el Pánico de 1835, los titanes de Wall Street – especialmente hasta 1929, la Casa de JP Morgan – han provocado deliberadamente entre bastidores pánicos bancarios para consolidar su control de la política de Washington, incluyendo la definición exacta de la propiedad privada de la nueva Reserva Federal en 1913, y para consolidar su control sobre la industria, como en US Steel, Caterpillar, Westinghouse, etc. Son, en breve, expertos en semejante guerra financiera para aumentar su poder.
Ahora tienen que hacer algo a escala global para poder seguir dominando las finanzas globales, el corazón del poder del Siglo Estadounidense.
Ese proceso de utilizar pánicos para centralizar su poder privado creó una concentración extremadamente poderosa de poder financiero y económico en manos de unas pocas manos privadas, las mismas que crearon en 1919 el influyente think-tank de política exterior de EE.UU., el Consejo de Relaciones Exteriores de Nueva York para guiar el ascenso del Siglo Estadounidense, como lo llamó el fundador de Time, Henry Luce, en un ensayo cardinal de 1941.
Cada vez es más obvio que gente como Henry Paulson, quien, a propósito, fue uno de los más agresivos profesionales de la revolución de los BTA/ABS en Wall Street antes de llegar a ser Secretario del Tesoro, está trabajando con motivos que van más allá de su sentido desproporcionado de la codicia. Los propios antecedentes de Paulson son interesantes en ese contexto. A comienzos de los años setenta, Paulson inició su carrera trabajando para un hombre tristemente célebre llamado John Erlichman, el despiadado asesor de Nixon que creó la unidad de “Plomeros” durante la era de Watergate para silenciar a oponentes del presidente, y fue dejado a la deriva en la prisión por Nixon.
Paulson parece haber aprendido de su mentor en la Casa Blanca. Como co-presidente de Goldman Sachs, según un informe de New York Times, desplazó en 1998 a su co-presidente, Jon Corzine. ‘en el equivalente de un golpe’ según el Times.
Paulson, y sus amigos en Citigroup y en JP Morgan Chase, tenían una estrategia que ahora se hace clara, como lo hizo el Padrino de los BTA/ABS y de la banca desregulada, el ex presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, como lo detallé en mi anterior serie “Financial Tsunami, Parts I-V.” [http://www.rebelion.org/noticia.php?id=62521]
Al parecer, conscientes de que en una cierta coyuntura se derrumbaría la pirámide de billones de dólares de dudosos valores basados en hipotecas sub-prime y otras de alto riesgo, decidieron diseminar lo más globalmente posible los así llamados valores de ‘desechos tóxicos’ BTA/ABS, a fin de atraer a los grandes bancos globales del mundo, sobre todo en su mayoría de la UE, a su dulce trampa.
Tuvieron ayuda. En un reciente testimonio bajo juramento de Lynn Turner, Contador Principal de la Comisión del Mercado de Valores de EE.UU. (SEC) testificó que la Oficina de Prevención de la SEC, responsable por la supervisión del mercado de los CDS, Credit Default Swaps, un mercado exótico que nominalmente tiene un valor de unos 62 billones de dólares, fue reducida en ‘recortes de presupuesto’ del gobierno de un personal de cien a una persona. Sí, no es un error de tipografía. Es realmente ‘una’ sola persona.
El congresista demócrata por Vermont, Peter Welsh preguntó a Turner: ‘... ¿hubo una despoblación sistemática de la fuerza reguladora de modo que era realmente imposible que tuviera lugar la regulación si quedaba sólo una persona en esa oficina? ... y luego entiendo que 146 personas fueron reducidas de la división de puesta en práctica de la SEC, ¿usted también testimonió eso? El señor Turner, en testimonio ante el Congreso, respondió: ‘Sí... pienso que hubo una destrucción sistemática, o lo que usted quiera llamarlo, de la agencia y de su capacidad mediante la reducción de personal.’
¿Fue simplemente fervor ideológico por realizar recortes, o fue deliberado? ¿Fue responsable el ex hombre de Goldman Sachs, el hombre que convenció al presidente para que contratara a Paulson, al ex director de la Oficina de Administración y Presupuesto (OMB) de Bush, Joshua Bolten, actualmente Jefe de Gabinete del presidente, para asegurar que no hubiera una supervisión gubernamental efectiva de la cada vez mucho mayor titulización de los activos hipotecarios?
Son posiblemente algunas preguntas que los buenos congresistas en ambos partidos debieran formular a gente como Henry Paulson y Josh Bolten, y no preguntas para conducir a pistas falsas como el monto de las bonificaciones de Richard Fuld en Lehman. ¿Tiene el cadáver huellas digitales del señor Bolten? ¿Y por qué nadie cuestiona el papel de Paulson como presidente de Goldman Sachs, en aquel entonces el promotor más agresivo de productos exóticos y otros de Titulización Respaldada por Activos en Wall Street?
¿Por qué seleccionó Henry Paulson a una sola firma de Wall Street, su acerbo rival cuando era presidente de Goldman Sachs según informes del mercado, y dejó que, como gustaba de decir su mentor Erlichman: ‘se fuera a la deriva?’ Fue Lehman Bros, su eliminación, y su inmensa cartera de BTA/CDS lo que, según se dice, condujo a ventas de pánico a importantes hedge funds y bancos en todo el mundo.
Ahora parecería que la estrategia de Paulson era utilizar una crisis – una crisis que ya fue preprogramada y previsible en 2003 cuando Josh Bolten llegó a ser jefe de OMB – cuando estalló, para producir pánico en los gobiernos más conservadores de la Unión Europea a fin de que se apresuraran a ir al rescate de desechos tóxicos de activos de EE.UU.
Si eso hubiera sucedido, estaría en vías de destruir al hacerlo lo que quedaba de instituciones bancarias y financieras sanas de la UE, llevando al mundo a un paso más de un mercado global monetario controlado por los compinches de Paulson – Capitalismo de Compinches al estilo de EE.UU. La expresión Capitalismo de Compinches es ciertamente apropiada en este caso. El predecesor de Paulson en Goldman Sachs y en el Tesoro, Robert Rubin, gustaba de acusar a los banqueros asiáticos de Tailandia, Indonesia y otros sitios afectados en 1997 por los ataques especulativos de hedge funds financiados por EE.UU. de ‘capitalismo de compinches,’ dejando la impresión de que la crisis era de cosecha propia asiática y no el resultado de un ataque deliberadamente ejecutado por instituciones financieras financiadas por EE.UU. para eliminar el modelo del Tigre Asiático, entre otros objetivos, y convertir a Asia en el financista de la deuda de EE.UU.
Es interesante señalar que Rubin es ahora director de Citigroup, obviamente uno de los sobrevivientes del banco compinche de Paulson, que hasta la fecha ha tenido que pasar a cuentas incobrables la mayor suma en desechos tóxicos de activos titulizados.
Si es exacta la afirmación de un pánico preplanificado, como el del Pánico de 1907, y es un si con mayúscula, el plan funcionó... hasta cierto punto. Ese punto sobrevino durante el fin de semana del 3 de octubre, coincidiendo con el festivo por la unificación nacional de Alemania.
Alemania rompe con el modelo estadounidense
En conversaciones tras puertas cerradas hasta la noche del domingo 5 de octubre, Alex Weber el inflexible jefe del Bundesbank, el jefe de BaFin, Jochen Sanio, y representantes del gobierno de coalición en Berlín de la canciller Merkel presentaron un paquete de rescate para el Hypo Real Estate por un valor nominal de 50.000 millones de euros. Sin embargo, después de la dramática cifra en los titulares, como señaló Weber en una carta del 29 de septiembre al Ministro de Finanzas, Peer Steinbrück, que ha sido publicada, los bancos privados alemanes no sólo tuvieron que participar con un 60% de esa cifra, el Estado con un 40%. Sino también, en vista del modo cuidadoso con el que el gobierno en cooperación con el Bundesbank y BaFin, estructuraron el acuerdo de crédito de rescate, la máxima perdida posible para el Estado, en el peor de los casos, se limitaría a 5.700 millones de euros, no a 30.000 millones como muchos creyeron. Sigue siendo mucho dinero pero no es el cheque en blanco de 700.000 millones de dólares que un Congreso de EE.UU. bajo presión acordó dar a Paulson y después de unos pocos días de precios en caída en el mercado bursátil.
La rápida acción del Ministro de Finanzas Steinbrück de despedir al jefe del Hypo Real Estate (HRE), en agudo contraste con Wall Street donde los mismos defraudadores criminales siguen en sus escritorios recibiendo inmensas bonificaciones, indica también una actitud diferente. Pero eso no da en el núcleo del problema. La situación de HRE se debió, como señalara anteriormente, de excesos de un banco filial de propiedad total de la subsidiaria de HRE en Irlanda, DEPFA, un país de la UE conocido por su regulación liberal y permisiva y sus bajos impuestos.
Un giro político británico
En el Reino Unido, después del costoso y necio rescate de Northern Rock realizado
anteriormente durante este año, el gobierno del Primer Ministro Gordon Brown acaba de anunciar un dramático cambio de política hacia la posición alemana. Los bancos británicos recibirán una ayuda de salvación del gobierno y préstamos de emergencia del Banco de Inglaterra sin precedentes de 50.000 millones de libras (64.000 millones de euros).
El gobierno comprará acciones preferenciales del Royal Bank of Scotland Group Plc, Barclays Plc y por lo menos otros seis bancos, y suministrará unos 250.000 millones de libras en garantías de préstamos para refinanciar deudas, dijo el Tesoro. El Banco de Inglaterra pondrá a disposición por lo menos 200.000 millones de libras. El plan no especifica cuánto recibirá cada banco.
Eso significa que el gobierno del Reino Unido nacionalizará por lo menos parcialmente sus más importantes bancos internacionales, en lugar de comprar sus préstamos malos bajo un Plan Paulson imposible de realizar. Con un enfoque semejante, se reducirán los costes para los contribuyentes del Reino Unido una vez que termine la crisis y los negocios vuelvan a condiciones más normales, el gobierno pueda volver a vender las acciones del Estado a un banco sano, obteniendo tal vez un buen beneficio para el Tesoro. El gobierno de Brown ha comprendido aparentemente que las garantías generales que dio a Northern Rock y a Bradford & Bingley simplemente abrieron las esclusas de los costes gubernamentales sin cambiar el problema.
La nueva política de nacionalización está en dramático contraste con el enfoque ideológico de ‘libre mercado’ de Paulson de comprar las obligaciones sin valor en poder de los bancos seleccionados que Paulson decide salvar, en lugar de recapitalizar a esos bancos para permitirles que sigan funcionando.
Fijan las líneas de batalla
Lo que emergen son los contornos de dos enfoques opuestos ante la crisis en desarrollo. El plan de Paulson forma ahora claramente parte de un proyecto de crear tres colosales gigantes financieros globales - Citigroup, JP MorganChase y, claro está, el propio Goldman Sachs de Paulson, que ahora, de modo bastante conveniente, pasó a ser un banco. Después de haber utilizado exitosamente el miedo y el pánico para arrebatar 700.000 millones de dólares a los contribuyentes de EE.UU., los tres grandes tratarán de utilizar su fuerza sin precedentes para causar estragos en los bancos europeos en los años por venir. Mientras las mayores agencias clasificadoras de riesgo - Moody’s y Standard & Poors – no han sido tocadas por los escándalos y las audiencias en el Congreso, el poder financiero reorganizado de EE.UU. con Goldman Sachs, Citigroup y JP Morgan Chase podría teóricamente reagruparse e imponer su agenda global durante los próximos años, caminando sobre las cenizas de una economía estadounidense en quiebra, llevada a la bancarrota por sus insensateces.
Al acordar una estrategia de nacionalizar a los que los ministros de finanzas de la UE consideran como ‘bancos de la UE demasiado estratégicos desde el punto de vista sistémico para que quiebren,’ mientras garantizan los depósitos en los bancos, los mayores gobiernos de la UE, Alemania y el Reino Unido, en contraste con EE.UU., han optado por lo que a la larga permitirá que los gigantes de la banca europea resistan a los ataques previstos de gente como Goldman o Citigroup.
La dramática venta de acciones en las bolsas europeas y en Asia es en realidad un tema secundario y mucho menos crítico. Según informes del mercado, la venta es impulsada sobre todo por hedge funds de EE.UU., desesperados por obtener dinero al darse cuenta de que la economía de EE.UU. va hacia la depresión económica, que son vulnerables y que el Plan Paulson no hace nada para encararlo.
Un sistema bancario e inter-bancario solvente es de lejos el tema más estratégico. La debacle de los BTA/ABS fue ‘Hecha en Nueva York.’ Sin embargo, sus efectos tienen que ser aislados y bancos viables de la UE tienen que ser defendidos en función del interés público, no sólo de los intereses de los compinches bancarios de Paulson en EE.UU. Vehículos offshore no regulados como ser los hedge funds, la banca no regulada, y los seguros no regulados, participaron todos en la formación del tsunami de 80 billones de dólares de BTA/ABS, como lo he llamado. Ciertas personas más conservadoras de la UE no tienen la intención de tragarse el remedio que les ofrece Washington.
La baja coordinada de los tipos de interés del BCE y de otros bancos centrales europeos aunque llega a los titulares, hace poco en efecto para enfrentar el verdadero problema: el temor de los bancos a prestarse mutuamente hasta que su solvencia esté asegurada.
Al iniciar la nacionalización parcial por el Estado en toda la UE, y al rechazar el plan de rescate Berlusconi/Sarkozy, los gobiernos de la UE dirigidos esta vez por los alemanes, lo que es bastante interesante, están colocando un fundamento más sano para salir de la crisis.
Mantened la sintonía, la cosa está lejos de haber terminado. Es una lucha por la supervivencia del Siglo Estadounidense construido desde 1939 sobre los pilares gemelos de la dominación financiera estadounidense y de la dominación militar estadounidense – Dominación de Espectro Completo.
Los bancos asiáticos, quemados por la Crisis Asiática de 1997-1998 manipulada por Wall Street, están aparentemente muy poco expuestos al problema de EE.UU. Los bancos europeos están expuestos de diferentes maneras, pero ninguna tan seria como en el mundo bancario de EE.UU.
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F. William Engdahl es autor de: “A Century of War: Anglo-American Oil Politics and the New World Order,” Pluto Press. Su libro más reciente publicado por Global Research es “Seeds of Destruction: The Hidden Agenda of Genetic Manipulation,”.
Traducido del inglés por Germán Leyens
Contact en: www.engdahl.oilgeopolitics.net
http://www.globalresearch.ca/index.php?context=va&aid=10495
F. William Engdahl − Global Research
Lo obvio en la conducta de los mercados financieros europeos durante las últimas dos semanas es que las dramáticas historias de catástrofe financiera y pánico son utilizadas deliberadamente por ciertas facciones influyentes dentro y fuera de la UE para configurar el aspecto futuro de la banca global después de la debacle sub-prime y de los Bonos de Titulización de Activos (BTA) [Asset-Backed Securities (ABS)] de EE.UU. El evento más interesante de los últimos días ha sido la posición unificada y fuerte de la Canciller, del ministro de finanzas del Bundesbank y del gobierno de coalición alemanes, oponiéndose todos a un rescate bancario por un súper fondo de la UE al estilo estadounidense. Mientras tanto, el Secretario del Tesoro Paulson continúa con su capitalismo de compinches en detrimento de la nación y para beneficiar a sus compinches en el mundo financiero. Es un cóctel explosivo que era innecesario.
Caídas del mercado bursátil de entre un 7 y un 10% por día son titulares noticiosos dramáticos y sirven para fomentar un amplio sentido de inquietud que linda con el pánico en los ciudadanos de a pie. Los eventos de las dos últimas semanas en los bancos de la UE, desde los dramáticos rescates estatales de los bancos Hypo Real Estate, Dexia y Fortis, y el anuncio por el Ministro de Economía del Reino Unido, Alistair Darling, de un giro radical en la política para tratar a los bancos con problemas del Reino Unido, han comenzado a revelar el perfil de una reacción claramente diferente en Europa ante lo que es en efecto una crisis ‘Hecha en EE.UU.’
Existe una base seria para creer que el ex presidente de Goldman Sachs en EE.UU., el Secretario del Tesoro Henry Paulson, no es estúpido. Existe también una base seria para creer que en realidad se mueve según una estrategia bien estructurada a largo plazo. Eventos como los que se desarrollan ahora en la UE tienden a confirmarlo. Como me lo describió un importante banquero europeo en una discusión privada: ‘Hay una guerra en todos los frentes entre EE.UU. y la UE para definir el aspecto futuro de la banca europea.’
Desde el punto de vista de ese banquero, el actual intento del primer ministro italiano Silvio Berlusconi y de Nicholas Sarkozy de Francia, por lograr un ‘fondo’ común de la UE, con probablemente más de 300.000 millones de dólares, para rescatar a bancos con problemas, correspondería al juego de la estrategia a largo plazo de Paulson y del establishment de EE.UU., debilitando de hecho a los bancos y reembolsando los BTA/ABS originados en EE.UU., en manos de los bancos de la UE.
Uso del pánico para centralizar el poder
Como documento en mi próximo libro, “Power of Money: The Rise and Decline of the American Century,” en cada pánico financiero en EE.UU., por lo menos desde el Pánico de 1835, los titanes de Wall Street – especialmente hasta 1929, la Casa de JP Morgan – han provocado deliberadamente entre bastidores pánicos bancarios para consolidar su control de la política de Washington, incluyendo la definición exacta de la propiedad privada de la nueva Reserva Federal en 1913, y para consolidar su control sobre la industria, como en US Steel, Caterpillar, Westinghouse, etc. Son, en breve, expertos en semejante guerra financiera para aumentar su poder.
Ahora tienen que hacer algo a escala global para poder seguir dominando las finanzas globales, el corazón del poder del Siglo Estadounidense.
Ese proceso de utilizar pánicos para centralizar su poder privado creó una concentración extremadamente poderosa de poder financiero y económico en manos de unas pocas manos privadas, las mismas que crearon en 1919 el influyente think-tank de política exterior de EE.UU., el Consejo de Relaciones Exteriores de Nueva York para guiar el ascenso del Siglo Estadounidense, como lo llamó el fundador de Time, Henry Luce, en un ensayo cardinal de 1941.
Cada vez es más obvio que gente como Henry Paulson, quien, a propósito, fue uno de los más agresivos profesionales de la revolución de los BTA/ABS en Wall Street antes de llegar a ser Secretario del Tesoro, está trabajando con motivos que van más allá de su sentido desproporcionado de la codicia. Los propios antecedentes de Paulson son interesantes en ese contexto. A comienzos de los años setenta, Paulson inició su carrera trabajando para un hombre tristemente célebre llamado John Erlichman, el despiadado asesor de Nixon que creó la unidad de “Plomeros” durante la era de Watergate para silenciar a oponentes del presidente, y fue dejado a la deriva en la prisión por Nixon.
Paulson parece haber aprendido de su mentor en la Casa Blanca. Como co-presidente de Goldman Sachs, según un informe de New York Times, desplazó en 1998 a su co-presidente, Jon Corzine. ‘en el equivalente de un golpe’ según el Times.
Paulson, y sus amigos en Citigroup y en JP Morgan Chase, tenían una estrategia que ahora se hace clara, como lo hizo el Padrino de los BTA/ABS y de la banca desregulada, el ex presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, como lo detallé en mi anterior serie “Financial Tsunami, Parts I-V.” [http://www.rebelion.org/noticia.php?id=62521]
Al parecer, conscientes de que en una cierta coyuntura se derrumbaría la pirámide de billones de dólares de dudosos valores basados en hipotecas sub-prime y otras de alto riesgo, decidieron diseminar lo más globalmente posible los así llamados valores de ‘desechos tóxicos’ BTA/ABS, a fin de atraer a los grandes bancos globales del mundo, sobre todo en su mayoría de la UE, a su dulce trampa.
Tuvieron ayuda. En un reciente testimonio bajo juramento de Lynn Turner, Contador Principal de la Comisión del Mercado de Valores de EE.UU. (SEC) testificó que la Oficina de Prevención de la SEC, responsable por la supervisión del mercado de los CDS, Credit Default Swaps, un mercado exótico que nominalmente tiene un valor de unos 62 billones de dólares, fue reducida en ‘recortes de presupuesto’ del gobierno de un personal de cien a una persona. Sí, no es un error de tipografía. Es realmente ‘una’ sola persona.
El congresista demócrata por Vermont, Peter Welsh preguntó a Turner: ‘... ¿hubo una despoblación sistemática de la fuerza reguladora de modo que era realmente imposible que tuviera lugar la regulación si quedaba sólo una persona en esa oficina? ... y luego entiendo que 146 personas fueron reducidas de la división de puesta en práctica de la SEC, ¿usted también testimonió eso? El señor Turner, en testimonio ante el Congreso, respondió: ‘Sí... pienso que hubo una destrucción sistemática, o lo que usted quiera llamarlo, de la agencia y de su capacidad mediante la reducción de personal.’
¿Fue simplemente fervor ideológico por realizar recortes, o fue deliberado? ¿Fue responsable el ex hombre de Goldman Sachs, el hombre que convenció al presidente para que contratara a Paulson, al ex director de la Oficina de Administración y Presupuesto (OMB) de Bush, Joshua Bolten, actualmente Jefe de Gabinete del presidente, para asegurar que no hubiera una supervisión gubernamental efectiva de la cada vez mucho mayor titulización de los activos hipotecarios?
Son posiblemente algunas preguntas que los buenos congresistas en ambos partidos debieran formular a gente como Henry Paulson y Josh Bolten, y no preguntas para conducir a pistas falsas como el monto de las bonificaciones de Richard Fuld en Lehman. ¿Tiene el cadáver huellas digitales del señor Bolten? ¿Y por qué nadie cuestiona el papel de Paulson como presidente de Goldman Sachs, en aquel entonces el promotor más agresivo de productos exóticos y otros de Titulización Respaldada por Activos en Wall Street?
¿Por qué seleccionó Henry Paulson a una sola firma de Wall Street, su acerbo rival cuando era presidente de Goldman Sachs según informes del mercado, y dejó que, como gustaba de decir su mentor Erlichman: ‘se fuera a la deriva?’ Fue Lehman Bros, su eliminación, y su inmensa cartera de BTA/CDS lo que, según se dice, condujo a ventas de pánico a importantes hedge funds y bancos en todo el mundo.
Ahora parecería que la estrategia de Paulson era utilizar una crisis – una crisis que ya fue preprogramada y previsible en 2003 cuando Josh Bolten llegó a ser jefe de OMB – cuando estalló, para producir pánico en los gobiernos más conservadores de la Unión Europea a fin de que se apresuraran a ir al rescate de desechos tóxicos de activos de EE.UU.
Si eso hubiera sucedido, estaría en vías de destruir al hacerlo lo que quedaba de instituciones bancarias y financieras sanas de la UE, llevando al mundo a un paso más de un mercado global monetario controlado por los compinches de Paulson – Capitalismo de Compinches al estilo de EE.UU. La expresión Capitalismo de Compinches es ciertamente apropiada en este caso. El predecesor de Paulson en Goldman Sachs y en el Tesoro, Robert Rubin, gustaba de acusar a los banqueros asiáticos de Tailandia, Indonesia y otros sitios afectados en 1997 por los ataques especulativos de hedge funds financiados por EE.UU. de ‘capitalismo de compinches,’ dejando la impresión de que la crisis era de cosecha propia asiática y no el resultado de un ataque deliberadamente ejecutado por instituciones financieras financiadas por EE.UU. para eliminar el modelo del Tigre Asiático, entre otros objetivos, y convertir a Asia en el financista de la deuda de EE.UU.
Es interesante señalar que Rubin es ahora director de Citigroup, obviamente uno de los sobrevivientes del banco compinche de Paulson, que hasta la fecha ha tenido que pasar a cuentas incobrables la mayor suma en desechos tóxicos de activos titulizados.
Si es exacta la afirmación de un pánico preplanificado, como el del Pánico de 1907, y es un si con mayúscula, el plan funcionó... hasta cierto punto. Ese punto sobrevino durante el fin de semana del 3 de octubre, coincidiendo con el festivo por la unificación nacional de Alemania.
Alemania rompe con el modelo estadounidense
En conversaciones tras puertas cerradas hasta la noche del domingo 5 de octubre, Alex Weber el inflexible jefe del Bundesbank, el jefe de BaFin, Jochen Sanio, y representantes del gobierno de coalición en Berlín de la canciller Merkel presentaron un paquete de rescate para el Hypo Real Estate por un valor nominal de 50.000 millones de euros. Sin embargo, después de la dramática cifra en los titulares, como señaló Weber en una carta del 29 de septiembre al Ministro de Finanzas, Peer Steinbrück, que ha sido publicada, los bancos privados alemanes no sólo tuvieron que participar con un 60% de esa cifra, el Estado con un 40%. Sino también, en vista del modo cuidadoso con el que el gobierno en cooperación con el Bundesbank y BaFin, estructuraron el acuerdo de crédito de rescate, la máxima perdida posible para el Estado, en el peor de los casos, se limitaría a 5.700 millones de euros, no a 30.000 millones como muchos creyeron. Sigue siendo mucho dinero pero no es el cheque en blanco de 700.000 millones de dólares que un Congreso de EE.UU. bajo presión acordó dar a Paulson y después de unos pocos días de precios en caída en el mercado bursátil.
La rápida acción del Ministro de Finanzas Steinbrück de despedir al jefe del Hypo Real Estate (HRE), en agudo contraste con Wall Street donde los mismos defraudadores criminales siguen en sus escritorios recibiendo inmensas bonificaciones, indica también una actitud diferente. Pero eso no da en el núcleo del problema. La situación de HRE se debió, como señalara anteriormente, de excesos de un banco filial de propiedad total de la subsidiaria de HRE en Irlanda, DEPFA, un país de la UE conocido por su regulación liberal y permisiva y sus bajos impuestos.
Un giro político británico
En el Reino Unido, después del costoso y necio rescate de Northern Rock realizado
anteriormente durante este año, el gobierno del Primer Ministro Gordon Brown acaba de anunciar un dramático cambio de política hacia la posición alemana. Los bancos británicos recibirán una ayuda de salvación del gobierno y préstamos de emergencia del Banco de Inglaterra sin precedentes de 50.000 millones de libras (64.000 millones de euros).
El gobierno comprará acciones preferenciales del Royal Bank of Scotland Group Plc, Barclays Plc y por lo menos otros seis bancos, y suministrará unos 250.000 millones de libras en garantías de préstamos para refinanciar deudas, dijo el Tesoro. El Banco de Inglaterra pondrá a disposición por lo menos 200.000 millones de libras. El plan no especifica cuánto recibirá cada banco.
Eso significa que el gobierno del Reino Unido nacionalizará por lo menos parcialmente sus más importantes bancos internacionales, en lugar de comprar sus préstamos malos bajo un Plan Paulson imposible de realizar. Con un enfoque semejante, se reducirán los costes para los contribuyentes del Reino Unido una vez que termine la crisis y los negocios vuelvan a condiciones más normales, el gobierno pueda volver a vender las acciones del Estado a un banco sano, obteniendo tal vez un buen beneficio para el Tesoro. El gobierno de Brown ha comprendido aparentemente que las garantías generales que dio a Northern Rock y a Bradford & Bingley simplemente abrieron las esclusas de los costes gubernamentales sin cambiar el problema.
La nueva política de nacionalización está en dramático contraste con el enfoque ideológico de ‘libre mercado’ de Paulson de comprar las obligaciones sin valor en poder de los bancos seleccionados que Paulson decide salvar, en lugar de recapitalizar a esos bancos para permitirles que sigan funcionando.
Fijan las líneas de batalla
Lo que emergen son los contornos de dos enfoques opuestos ante la crisis en desarrollo. El plan de Paulson forma ahora claramente parte de un proyecto de crear tres colosales gigantes financieros globales - Citigroup, JP MorganChase y, claro está, el propio Goldman Sachs de Paulson, que ahora, de modo bastante conveniente, pasó a ser un banco. Después de haber utilizado exitosamente el miedo y el pánico para arrebatar 700.000 millones de dólares a los contribuyentes de EE.UU., los tres grandes tratarán de utilizar su fuerza sin precedentes para causar estragos en los bancos europeos en los años por venir. Mientras las mayores agencias clasificadoras de riesgo - Moody’s y Standard & Poors – no han sido tocadas por los escándalos y las audiencias en el Congreso, el poder financiero reorganizado de EE.UU. con Goldman Sachs, Citigroup y JP Morgan Chase podría teóricamente reagruparse e imponer su agenda global durante los próximos años, caminando sobre las cenizas de una economía estadounidense en quiebra, llevada a la bancarrota por sus insensateces.
Al acordar una estrategia de nacionalizar a los que los ministros de finanzas de la UE consideran como ‘bancos de la UE demasiado estratégicos desde el punto de vista sistémico para que quiebren,’ mientras garantizan los depósitos en los bancos, los mayores gobiernos de la UE, Alemania y el Reino Unido, en contraste con EE.UU., han optado por lo que a la larga permitirá que los gigantes de la banca europea resistan a los ataques previstos de gente como Goldman o Citigroup.
La dramática venta de acciones en las bolsas europeas y en Asia es en realidad un tema secundario y mucho menos crítico. Según informes del mercado, la venta es impulsada sobre todo por hedge funds de EE.UU., desesperados por obtener dinero al darse cuenta de que la economía de EE.UU. va hacia la depresión económica, que son vulnerables y que el Plan Paulson no hace nada para encararlo.
Un sistema bancario e inter-bancario solvente es de lejos el tema más estratégico. La debacle de los BTA/ABS fue ‘Hecha en Nueva York.’ Sin embargo, sus efectos tienen que ser aislados y bancos viables de la UE tienen que ser defendidos en función del interés público, no sólo de los intereses de los compinches bancarios de Paulson en EE.UU. Vehículos offshore no regulados como ser los hedge funds, la banca no regulada, y los seguros no regulados, participaron todos en la formación del tsunami de 80 billones de dólares de BTA/ABS, como lo he llamado. Ciertas personas más conservadoras de la UE no tienen la intención de tragarse el remedio que les ofrece Washington.
La baja coordinada de los tipos de interés del BCE y de otros bancos centrales europeos aunque llega a los titulares, hace poco en efecto para enfrentar el verdadero problema: el temor de los bancos a prestarse mutuamente hasta que su solvencia esté asegurada.
Al iniciar la nacionalización parcial por el Estado en toda la UE, y al rechazar el plan de rescate Berlusconi/Sarkozy, los gobiernos de la UE dirigidos esta vez por los alemanes, lo que es bastante interesante, están colocando un fundamento más sano para salir de la crisis.
Mantened la sintonía, la cosa está lejos de haber terminado. Es una lucha por la supervivencia del Siglo Estadounidense construido desde 1939 sobre los pilares gemelos de la dominación financiera estadounidense y de la dominación militar estadounidense – Dominación de Espectro Completo.
Los bancos asiáticos, quemados por la Crisis Asiática de 1997-1998 manipulada por Wall Street, están aparentemente muy poco expuestos al problema de EE.UU. Los bancos europeos están expuestos de diferentes maneras, pero ninguna tan seria como en el mundo bancario de EE.UU.
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F. William Engdahl es autor de: “A Century of War: Anglo-American Oil Politics and the New World Order,” Pluto Press. Su libro más reciente publicado por Global Research es “Seeds of Destruction: The Hidden Agenda of Genetic Manipulation,”.
Traducido del inglés por Germán Leyens
Contact en: www.engdahl.oilgeopolitics.net
http://www.globalresearch.ca/index.php?context=va&aid=10495
13 octubre 2008
LA CARA ANTIDEMOCRÁTICA DEL CAPITALISMO, AL DESCUBIERTO

LA CARA ANTIDEMOCRÁTICA DEL CAPITALISMO, AL DESCUBIERTO
Noam Chomsky - Irish Times
El desarrollo de una campaña presidencial norteamericana simultánea al desenlace de la crisis de los mercados financieros ofrece una de esas ocasiones en que los sistemas político y económico revelan vigorosamente su naturaleza.
Puede que la pasión por la campaña no sea una cosa universalmente compartida, pero casi todo el mundo puede percatarse de la ansiedad desatada por la ejecución hipotecaria de un millón de hogares, así como de la preocupación por los riesgos que corren los puestos de trabajo, los ahorros y la asistencia sanitaria.
Las propuestas iniciales de Bush para lidiar con la crisis apestaban a tal punto a totalitarismo, que no tardaron en ser modificadas. Bajo intensa presión de los lobbies, fueron reformuladas "para claro beneficio de las mayores instituciones del sistema… una forma de deshacerse de los activos sin necesidad de fracasar o casi", según describió el asunto James Rickards, quien negoció en su día, por parte del fondo de cobertura de derivados financieros Long Term Capital Managemen, su rescate federat en 1998, recordándonos ahora, de paso, que estamos pisando vía ya trillada. Los orígenes inmediatos del presente desplome están en el colapso de la burbuja inmobiliaria supervisada por el presidente de la Reserva Federal Alan Greenspan, quien sostuvo la cuitada economía de los años de Bush amalgamando el gasto en consumo fundado en deuda con la toma de préstamos del exterior. Pero las raíces son más profundas. En parte, se hallan en el triunfo de la liberalización financiera de los últimos 30 años, es decir, en las políticas consistentes en liberar a los mercados lo más posible de regulación estatal.
Las medidas tomadas a este respecto, como era predecible, incrementaron la frecuencia y la profundidad de los reveses económicos graves, y ahora estamos ante la amenaza de que se desencadene la peor crisis desde la Gran Depresión.
También resultaba predecible que los reducidos sectores que se hicieron con los enormes beneficios dimanantes de la liberalización llamarían a una intervención masiva del estado, a fin de rescatar a las instituciones financieras colapsadas.
Tal intervencionismo es un rasgo característico del capitalismo de estado, aunque la escala actual es inaudita. Un estudio de los investigadores en economía internacional Winfried Ruigrok y Rob van Tulder encontró hace 15 años que, al menos 20 compañías entre las 100 primeras en el ranquin de la revista Fortune, no habrían sobrevivido si no hubieran sido salvadas por sus respectivos gobiernos, y que muchas, entre las 80 restantes, obtuvieron substanciales ganancias por la vía de pedir a los gobiernos que "socializaran sus pérdidas", como hoy en el rescate financiado por el sufrido contribuyente. Tal intervención pública "ha sido la regla, más que la excepción, en los dos últimos siglos", concluían.
En una sociedad democrática que funcionara, una campaña política tendría que abordar estos asuntos fundamentales, mirar a la raíz de las causas y de los remedios, y proponer los medios a través de los cuales el pueblo que sufre las consecuencias pudiera llegar a ejercer un control efectivo.
El mercado financiero "deprecia el riesgo" y es "sistemáticamente ineficiente", como escribieron hace ya una década los economistas John Eatwell y Lance Taylor, alertando de los peligros gravísimos que entrañaba la liberalización financiera y mostrando los costes en que, por su causa, se había ya incurrido. Además, propusieron soluciones que, huelga decirlo, fueron ignoradas. Un factor de peso es la incapacidad para calcular los costes que recaen sobre quienes no participan en las transacciones. Esas "externalidades" pueden ser enormes. La ignorancia del riesgo sistémico lleva a una aceptación de riesgos mayor de la que se daría en una economía eficiente, y eso incluso adoptando los criterios más estrictos.
La tarea de las instituciones financieras es arriesgarse y, si están bien gestionadas, asegurar que las pérdidas potenciales en que ellas mismas puedan incurrir quedarán cubiertas. El énfasis hay que ponerlo en "ellas mismas". Bajo las normas del capitalismo de estado, no es asunto suyo tomar en cuenta los costes que para otros puedan tener –las "externalidades" de una supervivencia decente— unas prácticas que lleven, como suelen, a crisis financieras.
La liberalización financiera tiene efectos mucho más allá de la economía. Hace bastante tiempo que se comprendió que era un arma poderosa contra la democracia. El movimiento libre de los capitales crea lo que algunos han llamado un "parlamento virtual" de inversores y prestamistas que controlan de cerca los programas gubernamentales y "votan" contra ellos, si los consideran "irracionales", es decir, si son en beneficio del pueblo, y no del poder privado concentrado.
Los inversores y los prestamistas pueden "votar" con la fuga de capitales, con ataques a las divisas y con otros instrumentos que les sirve en bandeja la liberalización financiera. Esa es una de las razones por las que el sistema de Bretton Woods, establecido por los EEUU y la Gran Bretaña tras la II Guerra Mundial, instituyó controles de capitales y reguló el mercado de divisas. (1)
La Gran Depresión y la Guerra pusieron en marcha poderosas corrientes democráticas radicales que iban desde la resistencia antifascista hasta las organizaciones de la clase obrera. Esas presiones hicieron necesario que se toleraran políticas sociales democráticas. El sistema de Bretton Woods fue, en parte, concebido para crear un espacio en el que la acción gubernamental pudiera responder a la voluntad pública ciudadana, es decir, para permitir cierto grado de democracia.
John Maynard Keynes, el negociador británico, consideró como el logro más importante de Bretton Woods el de haber establecido el derecho de los gobiernos a restringir los movimientos de capitales.
Por espectacular contraste, en la fase neoliberal que siguió al desplome del sistema de Bretton Woods en los años 70, el Tesoro estadounidense contempla ahora la libre movilidad de los capitales como un "derecho fundamental", a diferencia, ni que decir tiene, de los pretendidos "derechos" garantizados por la Declaración Universal de Derechos Humanos: derecho a la salud, a la educación, al empleo decente, a la seguridad, y otros derechos que las administraciones de Reagan y Bush han displicentemente considerado como "cartas a Santa Claus", "ridículos" o meros "mitos".
En los primeros años, la gente no se hizo mayores problemas con el asunto. Las razones de ello las ha estudiado Barry Eichengreen en su historia, impecablemente académica, del sistema monetario. Allí se explica que, en el siglo XIX, los gobiernos "todavía no estaban politizados por el sufragio universal masculino, el sindicalismo y los partidos obreros parlamentarios". Por consiguiente, los graves costes impuestos por el parlamento virtual podían ser transferidos a la población general.
Pero con la radicalización de la población y de la opinión pública acontecida durante la Gran Depresión y la guerra antifascista, se privó de ese lujo al poder y a la riqueza privados. De aquí que en el sistema de Bretton Woods "los límites a la democracia como fuente de resistencia a las presiones del mercado fueran substituidos por límites a la movilidad del capital".
El obvio corolario es que, tras la desmantelación del sistema de posguerra, la democracia se ha visto restringida. Se ha hecho, por consiguiente, necesario controlar y marginar de algún modo a la población y a la opinión pública, procesos particularmente evidentes en las sociedades más aproadas al mundo de los negocios, como los EEUU. La gestión de las extravagancias electorales por parte de la industria de relaciones públicas constituye una buena ilustración.
"La política es la sombra que la gran empresa proyecta sobre la sociedad", concluyó en su día el más grande filósofo social norteamericano del siglo XX, John Dewey, y así seguirá siendo, mientras el poder resida "en los negocios para beneficio privado a través de un control sobre la banca, sobre el suelo y sobre la industria, un poder que se ve ahora reforzado por el control sobre la prensa, sobre los periodistas y sobre otros medios de publicidad y propaganda".
Los EEUU tienen, en efecto, un sistema de un sólo partido, el partido de los negocios, con dos facciones, republicanos y demócratas. Hay diferencias entre ellos. En su estudio sobre La democracia desigual: la economía política de la nueva Era de la Codicia, Larry Bartels muestra que durante las pasadas seis décadas "los ingresos reales de las familias de clase media crecieron dos veces más rápido bajo los demócratas que bajo los republicanos, mientras que los ingresos reales de las familias pobres de clase trabajadora crecieron seis veces más rápido bajo los demócratas que bajo los republicanos".
Esas diferencias se pueden ver también en estas elecciones. Los votantes deberían tenerlas en cuenta, pero sin hacerse ilusiones sobre los partidos políticos, y reconociendo el patrón regular que, durante los últimos siglos, ha venido revelando que la legislación progresista y el bienestar social siempre han sido conquistas de las luchas populares, nunca regalos de los de arriba.
Esas luchas siguen ciclos de éxitos y retrocesos. Han de librarse cada día, no sólo cada cuatro años, y siempre con la mira puesta en la creación de una sociedad genuinamente democrática, capaz de respuesta dondequiera, en las urnas no menos que en el puesto de trabajo.
NOTA: (1) El sistema de Bretton Woods de gestión financiera global fue creado por 730 delegados procedentes de 44 naciones aliadas en la II Guerra Mundial que acudieron a una Conferencia Monetaria y Financiera organizada por la ONU en el hotel Mont Washington en Bretton Woods, New Hampshire, en 1944. Bretton Woods, que colapsó en 1971, era el sistema de normas, instituciones y procedimientos que regulaban el sistema monetario internacional y bajo cuyos auspicios se creó el Banco Internacional para la Reconstrucción y el Desarrollo (IBRD, por sus siglas en inglés) –ahora una de las cinco instituciones que componen el Grupo del Banco Mundial— y el Fondo Monetario Internacional, que echaron a andar en 1945.El rasgo principal de Bretton Woods era la obligación de todos los países de adoptar una política monetaria que mantuviera dentro de unos valores fijos la tasa de cambio de su moneda. El sistema colapsó, cuando los EEUU suspendieron la convertibilidad al oro del dólar. Eso creó la insólita situación por la que el dólar llegó a convertirse en la "moneda de reserva" para los otros países que estaban en Bretton Woods.
Noam Chomsky , el intelectual vivo más citado y figura emblemática de la resistencia antiimperialista mundial, es profesor emérito de lingüística en el Instituto de Tecnología de Massachussets en Cambridge y autor del libro Imperial Ambitions: Conversations on the Post-9/11 World.
Traducción para www.sinpermiso.info : Casiopea Altisench
El crimen de Rucci, en un debate entre peronistas
TODO: Amagues, tiros por elevación, insinuaciones y gambetas en el aire. Creo que el libro que debiera escribirse en estos días (hace mucho que llegó la hora...) tendría que titularse: ADEMÁS DE LAS FF.AA, ¿Quién más colaboró en la muerte de los treinta mil desaparecidos? . Hubo en el debate murmullos, gestos de entendimiento, hasta una "autocrítica" de Costas,"cuando propuso leer el libro de Reato "desde la responsabilidad y no desde el lugar de víctimas". Y agregó, antes de los aplausos: "Sobre todo, para que no se repita nunca más."
¡Conmovedor! Y Gullo recordando sus diálogos con un Perón senil manejado por el asesino creador de la Triple A, el cabo López.Otro intento de revisar la historia de los setenta, para cambiarla, sin cambiar nada . Mataron a Rucci, a Vandor... Y mataron a más de treinta mil personas, a Ortega Peña, a Silvio Frondizi, el P. Carlos Mujica los asesinatos del obispo Angelelli de La Rioja, del obispo Ponce de León , las monjas francesas Leonie Duquet y Alice Demon, a sindicalistas peronistas asesinados o desaparecidos...
Pienso que el crimen de Rucci fue un antecedente y una muy mala señal de lo que se proponían los jefes montoneros: mezcla rara de ultramontanismo y lucha de guerrillas. Pablo Giussani, en su libro "La soberbia montonera", y las contraposiciones del libro de Miguel Bonasso, "Recuerdo de la Muerte", donde se enfrentan el martirio y la crucificación de los militantes de base, y la cómoda dirección de la lucha, por parte de los "jefes", desde confortables suites europeas. Algunos de ellos tuvieron la lucidez de abandonar el puente de mando cuando entendieron que el buque hacía agua. Pero el profesor de la universidad de Barcelona continua impertérrito la gracia que le concedió el destino... O el finado Massera.
Andrés Aldao
em>Lucio Fernández Moores
Ninguno respondió a la pregunta que da nombre al libro, pero todos hablaron sobre la violenta década de los 70. "¿Quién mató a Rucci?", la investigación periodística que atribuyó ese crimen a Montoneros y que motivó a los familiares del ex jefe de la CGT a pedir y lograr la reapertura de la causa judicial, fue presentado ayer formalmente.
Ausente con aviso el veterano dirigente peronista Antonio Cafiero, estuvieron el ex jefe de la Juventud Peronista (JP) y actual diputado Juan Carlos Dante Gullo, los ex militantes montoneros Alejandro Peyrou y Emiliano Costa y el autor del libro, claro está, Ceferino Reato.
"No supimos acompañar a Perón en las cosas más fuertes del poder", concedió Gullo, quien recordó que el día del asesinato de Rucci, él estaba en la casa de la calle Gaspar Campos y le dijo al general Perón: "Nos están provocando, esto viene de afuera", en referencia a la CIA norteamericana.
"La violencia no se inventó en los 70", agregó Gullo. Entre el público, sin intervenir en la charla, lo escuchaban atentos desde el ex canciller Rafael Bielsa hasta el historiador Pacho O'Donnell y el ex embajador duhaldista en Washington Eduardo Amadeo.
Gullo, quien hasta hizo referencia a "Bombita" Rodríguez, el personaje del actor cómico Diego Capusotto --"nos hace reír porque usa palabras que usábamos en esa época", sostuvo--, aseguró que un mes antes de su muerte Rucci le dijo: "Yo también soy socialista."
"No sé quién apretó el gatillo, pero tuve el convencimiento en ese momento, y lo tengo ahora, que fuimos nosotros", expresó el periodista Costa, inicialmente integrante de las Fuerzas Armadas Revolucionarias. Costa tuvo su autocrítica cuando propuso leer el libro de Reato "desde la responsabilidad y no desde el lugar de víctimas". Y agregó, antes de los aplausos: "Sobre todo, para que no se repita nunca más."
Peyrou, ex diputado del Frepaso y actual economista de la CTA, reveló que "a las 48 horas" del asesinato de Rucci supo que éste había sido obra de Montoneros. En ese momento, setiembre de 1973, Peyrou trabajaba en la Gobernación bonaerense a cargo de Oscar Bidegain. "Lo de Rucci, además de un crimen, fue una estupidez", dijo.
"La Organización le hizo una lista a Perón con sus candidatos para todos los cargos de gobierno, tres por cada puesto, hasta el rango de subsecretario. Hace poco charlaba con Carlos Kunkel y le preguntaba qué haría hoy (Néstor) Kirchner si le exigieran eso. Se agarró la cabeza y me respondió: 'un disparate'", recordó ayer Peyrou.
Reato aseguró que "detrás de este libro no hay nada, ni los Rucci, ni el sindicalismo", y que la motivación fue escuchar otras voces de la década del 70. Su obra ya lleva vendidos 35 mil ejemplares. ■
¡Conmovedor! Y Gullo recordando sus diálogos con un Perón senil manejado por el asesino creador de la Triple A, el cabo López.Otro intento de revisar la historia de los setenta, para cambiarla, sin cambiar nada . Mataron a Rucci, a Vandor... Y mataron a más de treinta mil personas, a Ortega Peña, a Silvio Frondizi, el P. Carlos Mujica los asesinatos del obispo Angelelli de La Rioja, del obispo Ponce de León , las monjas francesas Leonie Duquet y Alice Demon, a sindicalistas peronistas asesinados o desaparecidos...
Pienso que el crimen de Rucci fue un antecedente y una muy mala señal de lo que se proponían los jefes montoneros: mezcla rara de ultramontanismo y lucha de guerrillas. Pablo Giussani, en su libro "La soberbia montonera", y las contraposiciones del libro de Miguel Bonasso, "Recuerdo de la Muerte", donde se enfrentan el martirio y la crucificación de los militantes de base, y la cómoda dirección de la lucha, por parte de los "jefes", desde confortables suites europeas. Algunos de ellos tuvieron la lucidez de abandonar el puente de mando cuando entendieron que el buque hacía agua. Pero el profesor de la universidad de Barcelona continua impertérrito la gracia que le concedió el destino... O el finado Massera.
Andrés Aldao
em>Lucio Fernández Moores
Ninguno respondió a la pregunta que da nombre al libro, pero todos hablaron sobre la violenta década de los 70. "¿Quién mató a Rucci?", la investigación periodística que atribuyó ese crimen a Montoneros y que motivó a los familiares del ex jefe de la CGT a pedir y lograr la reapertura de la causa judicial, fue presentado ayer formalmente.
Ausente con aviso el veterano dirigente peronista Antonio Cafiero, estuvieron el ex jefe de la Juventud Peronista (JP) y actual diputado Juan Carlos Dante Gullo, los ex militantes montoneros Alejandro Peyrou y Emiliano Costa y el autor del libro, claro está, Ceferino Reato.
"No supimos acompañar a Perón en las cosas más fuertes del poder", concedió Gullo, quien recordó que el día del asesinato de Rucci, él estaba en la casa de la calle Gaspar Campos y le dijo al general Perón: "Nos están provocando, esto viene de afuera", en referencia a la CIA norteamericana.
"La violencia no se inventó en los 70", agregó Gullo. Entre el público, sin intervenir en la charla, lo escuchaban atentos desde el ex canciller Rafael Bielsa hasta el historiador Pacho O'Donnell y el ex embajador duhaldista en Washington Eduardo Amadeo.
Gullo, quien hasta hizo referencia a "Bombita" Rodríguez, el personaje del actor cómico Diego Capusotto --"nos hace reír porque usa palabras que usábamos en esa época", sostuvo--, aseguró que un mes antes de su muerte Rucci le dijo: "Yo también soy socialista."
"No sé quién apretó el gatillo, pero tuve el convencimiento en ese momento, y lo tengo ahora, que fuimos nosotros", expresó el periodista Costa, inicialmente integrante de las Fuerzas Armadas Revolucionarias. Costa tuvo su autocrítica cuando propuso leer el libro de Reato "desde la responsabilidad y no desde el lugar de víctimas". Y agregó, antes de los aplausos: "Sobre todo, para que no se repita nunca más."
Peyrou, ex diputado del Frepaso y actual economista de la CTA, reveló que "a las 48 horas" del asesinato de Rucci supo que éste había sido obra de Montoneros. En ese momento, setiembre de 1973, Peyrou trabajaba en la Gobernación bonaerense a cargo de Oscar Bidegain. "Lo de Rucci, además de un crimen, fue una estupidez", dijo.
"La Organización le hizo una lista a Perón con sus candidatos para todos los cargos de gobierno, tres por cada puesto, hasta el rango de subsecretario. Hace poco charlaba con Carlos Kunkel y le preguntaba qué haría hoy (Néstor) Kirchner si le exigieran eso. Se agarró la cabeza y me respondió: 'un disparate'", recordó ayer Peyrou.
Reato aseguró que "detrás de este libro no hay nada, ni los Rucci, ni el sindicalismo", y que la motivación fue escuchar otras voces de la década del 70. Su obra ya lleva vendidos 35 mil ejemplares. ■
11 octubre 2008
Marche preso a Campo de Mayo

Marche preso a Campo de Mayo
Fue llevado al Instituto Penal de las Fuerzas Armadas, que está custodiado por el Servicio Penitenciario Federal. “La gravedad de los hechos resulta un escollo insalvable para el otorgamiento de la libertad ambulatoria”, señaló el juez.
Por Diego Martínez
Hace casi un tercio de siglo lideró el golpe que dio comienzo al terrorismo de Estado. Hace 22 años fue sentenciado a prisión perpetua por la Cámara Federal porteña, condena que comenzó a cumplir servido por subordinados en una unidad militar. Hace 17 años recuperó su impunidad gracias al indulto de Carlos Saúl Menem. Hace una década el juez federal Roberto Marquevich ordenó encerrarlo en la cárcel de Caseros por robo de bebés nacidos en cautiverio, pero 37 días después la Cámara Federal de San Martín le concedió el arresto domiciliario. Estuvo en su casa durante diez años. Ayer, a los 83 años, el dictador Jorge Rafael Videla volvió a pisar una cárcel: la unidad 34 del Servicio Penitenciario Federal, ex Instituto Penal de las Fuerzas Armadas, ubicada en el predio militar de Campo de Mayo pero con custodia de agentes penitenciarios.
Videla llegó a los tribunales de Comodoro Py acompañado por un uniformado del Servicio Penitenciario pero, a diferencia de los ladrones de gallinas, sin esposas. Vestía un traje gris jaspeado y llevaba una carpeta abajo del brazo. El juez federal Norberto Oyarbide lo hizo pasar a su despacho y le comunicó que había revocado su arresto domiciliario, que desde 1998 cumple en su departamento de avenida Cabildo 639. Videla salió de Tribunales hacia Campo de Mayo con “cierto enojo sereno”, describió un abogado que se lo topó en el tercer piso.
El 11 de agosto pasado, una delegación de familiares y víctimas del terrorismo de Estado encabezada por María Isabel “Chicha” Mariani, fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo, se presentó ante Oyarbide para recordarle que Videla era el único represor condenado con arresto domiciliario y pedirle que lo enviara a la cárcel. El abogado Alejo Ramos Padilla, que ya había logrado el traslado al penal de Marcos Paz de Miguel Etchecolatz y su patota, recordó en su escrito que la prisión hogareña “no es un derecho automático”, según estableció la propia Corte Suprema de Justicia, y que no pueden existir “diferencias ni privilegios” a favor de Videla. Luego de esa presentación, formulada en la causa por el plan sistemático de apropiación de menores, hizo lo propio la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación en la causa por el secuestro extorsivo de los empresarios Federico y Miguel Gutheim.
No sólo los abogados de Videla se opusieron, invocando que llevaba más de diez años detenido sin eludir la acción de la Justicia. El fiscal federal Federico Delgado argumentó que los efectos del indulto de 1990 seguían vigentes porque, si bien la Cámara Federal había confirmado su inconstitucionalidad, la defensa del dictador había presentado un recurso extraordinario que aún esperaba respuesta. Pero el trámite siguió su curso, los peritos médicos determinaron que Videla podía ser trasladado a un lugar de detención siempre que tuviera una atención médica acorde con su edad, y Oyarbide tomó ayer la decisión histórica.
“Al perder virtualidad jurídica el decreto de indulto” menemista “Videla volvió a ostentar carácter de condenado” por la sentencia del Juicio a las Juntas, sostuvo Oyarbide. Recordó que se le atribuye responsabilidad en 27 casos de sustracción, retención y ocultación de menores nacidos en cautiverio o robados a sus padres, en concurso con el delito de sustitución de identidad, por lo que su condena inevitable –si la muerte no lo salva– sería de cumplimiento efectivo. La elevación de la causa a juicio oral y público es inminente. Videla compartirá el banquillo de los acusados con los generales Reynaldo Bignone, Cristino Nicolaides y el marino Jorge “Tigre” Acosta, entre otros.
“La gravedad de los hechos que se endilgan a Videla resulta un escollo insalvable para el otorgamiento de la libertad ambulatoria –agregó el juez–. El carácter permanente de los delitos que se le imputan implica necesariamente la sucesiva renovación del dolo”, es decir su voluntad de continuar ocultando el destino de las criaturas robadas.
Oyarbide evaluó que “cualquier intervención negativa en la investigación afectaría seriamente el desarrollo de la pesquisa al punto de tornar estéril la labor del Tribunal, enderezada a la búsqueda de la reconstrucción de los hechos criminosos”, y consideró que la unidad penal de Campo de Mayo, que aloja a varios gerontes, “cuenta con el equipamiento, la infraestructura y el personal necesario” para atender cualquier emergencia médica que pudiera sufrir el dictador.
Todo indica que el primer juicio oral y público que deberá afrontar Videla será en la causa Plan Cóndor, radicada en el Tribunal Oral Federal 1, aún sin fecha de inicio. Antes, los magistrados deben aceptar o rechazar un pedido de unificación con la causa Automotores Orletti, la cueva que albergó secuestrados a disposición de varios dictadores sudamericanos. En abril, el juez federal Daniel Rafecas lo indagó además por 570 secuestros, 270 tormentos y 29 homicidios en jurisdicción del Primer Cuerpo de Ejército que no formaron parte del Juicio a las Juntas y por los que también deberá rendir cuentas.
“Haber recibido llamados de Abuelas, Madres y familiares para agradecerme es la mayor satisfacción profesional que puede recibir un abogado que pretende buscar justicia. En realidad soy yo quien les tiene que agradecer a ellos”, comentó emocionado Ramos Padilla. “Era vergonzoso que Videla estuviera en su casa, con innumerables privilegios, cuando hay gente de baja jerarquía cumpliendo prisión preventiva en cárceles comunes, que a diferencia de Videla no fueron condenados”, agregó.
“Es una buena noticia, signo de que al fin algunos jueces y fiscales están despertando. Videla es el genocida mayor, con mayúsculas. Siento que se hace un poco de justicia, nada más que un poco porque ¿dónde están los desaparecidos? ¿Dónde están los niños? ¿Dónde está mi nieta, que ya tiene 32 años?”, se preguntó ayer Chicha Mariani, que dos meses atrás exigió la cárcel para Videla junto con Elsa Pavón, Mirta Baravalle, Clara Petrakos, Paula Logares, Genoveva Dawson de Teruggi y Rosaria Valenzi.
“Este Gobierno es el que más ha hecho por los derechos humanos, lo aplaudo y agradezco, pero falta lo principal: los desaparecidos. Porque así como uno no tiene a sus nietos tampoco tiene la tumba de los hijos para llevarles un flor”, explicó la fundadora de Abuelas, que hace tres décadas busca a su nieta Clara Anahí Mariani.
–¿Qué cree que debería hacer la Presidenta? –le preguntó PáginaI12.
–Creo que la doctora Kirchner, a quien respeto, debe pedirles a los militares que digan dónde están los chicos. Como jefa de las Fuerzas Armadas tiene el derecho y el deber de hacerlo. Los militares, empezando por Videla, tiene que decir quién los tiene. Ellos lo saben. Sé que la Presidenta trabaja mucho, pero espero que tenga tiempo para hacerlo antes de que yo decida partir.
de Página12
09 octubre 2008
RUSIA, GEORGIA Y EE.UU., DOBLE MORAL EN ACCIÓN
Edward S. Herman
Ante la breve guerra rusa contra Georgia, los medios dominantes de EE.UU. corrieron a las barricadas de un modo ya familiar y rutinario, como el de su servicio usual de apoyo a la invasión-ocupación de Iraq y su descripción de la “inmensa amenaza” planteada por el programa nuclear de Irán. Ciertamente, la invasión y ocupación por Rusia se diferenciaban en mucho de las de EE.UU. en Iraq. En primer lugar, Georgia limita con Rusia y ha sido armada y sus militares entrenados por potencias que no son amistosas hacia Rusia (EE.UU. e Israel). La amenaza a la seguridad nacional que plantea Georgia a Rusia como cliente de esos poderes extranjeros no carece de importancia. Al contrario, Iraq había sido efectivamente desarmado y no era un cliente de una potencia extranjera amenazante – de ahí que su amenaza para la seguridad nacional de EE.UU. era insignificante.
Un segundo punto estrechamente relacionado es que el armamento occidental de Georgia y el esfuerzo de EE.UU. por incorporarla a la OTAN forma parte de un programa más amplio que ha puesto seriamente en peligro la seguridad nacional de Rusia. Al permitir que Alemania Oriental se uniera a Alemania Occidental en 1990, el presidente soviético Gorbachev recibió una garantía del Secretario de Estado de EE.UU., James Baker, de que la OTAN no se expandiría “ni una pulgada” hacia el este, menos aún que incorporaría a cualesquiera ex clientes soviéticos a una alianza militar occidental. No sólo fue violada esa promesa, sino EE.UU. ha intervenido agresivamente en los asuntos políticos de una serie de ex Estados soviéticos en el flanco sur de Rusia y ha establecido bases en varios de ellos, planteando de nuevo una amenaza para la seguridad nacional de Rusia. Más recientemente, EE.UU. incluso ha negociado el establecimiento de bases antimisiles en la República Checa y en Polonia, supuestamente para proteger contra misiles nucleares iraníes inexistentes y que incluso si existieran no amenazarían a los países anfitriones de las bases. De nuevo, al contrario, Iraq no tenía ningún programa contra EE.UU. y no formaba parte de una alianza que planteara alguna amenaza para la seguridad nacional de EE.UU.
Otro punto de gran relevancia es que la reciente seria escalada de la violencia entre Georgia y Rusia comenzó en la noche del 7 de agosto con el bombardeo por Georgia de Tsjinvali, capital de Osetia del Sur, y con el envío de una fuerza militar sustancial a la provincia. Ya que Georgia es un cliente de EE.UU., que EE.UU. (junto con Israel) armó y entrenó a las fuerzas georgianas, que sólo días antes del ataque participó en maniobras conjuntas con fuerzas georgianas, y que personal de EE.UU. e Israel estuvo presente en Georgia cuando ocurrió el ataque, es muy posible – e incluso muy probable – que el ataque georgiano no haya sido un error imprudente de la dirigencia georgiana, sino más bien una acción por encargo realizada por cuenta de EE.UU. Su objetivo no está claro, pero podría haber sido una ulterior humillación de Rusia, que no había reaccionado ante la larga serie de acciones hostiles de Occidente. O tal vez se proponía provocarla para probar su capacidad de reacción, o para llevar la nueva Guerra Fría a un nivel superior para obtener ventajas políticas (ayudar al partido de la guerra y a John McCain – la esperada sorpresa de octubre – un mes antes).
En todo caso, Rusia reaccionó 24 horas después del bombardeo georgiano en gran escala contra Tsjinvali, expulsó a los georgianos, y atacó y ocupó parte de la propia Georgia durante los días siguientes. Durante algunos años Osetia del Sur ha sido casi independiente, aunque legalmente parte de Georgia. La paz había sido anteriormente mantenida por un acuerdo de status quo que conservó la independencia de Osetia del Sur y a una cantidad de mantenedores de la paz rusos y de otras nacionalidades. El ataque georgiano del 7-8 de agosto apuntó, junto a la población civil de Tsjinvali, a las residencias de los mantenedores de la paz rusos que sufrieron numerosas bajas mortales y muchos heridos. Una vez más, el contraste con el ataque de EE.UU. contra Iraq es obvio: Iraq no había atacado o amenazado a EE.UU.; fue atacado sobre la base de afirmaciones falsas para ayudar a vender una invasión con ocupación. (En mayo de 2003, se hizo famoso el reconocimiento por Wolfowitz de que el argumento de las “armas de destrucción masiva” fue utilizado por razones burocráticas y políticas.)
La manera como los responsables y los medios de EE.UU. trataron la reacción rusa al ataque georgiano fue una lección en el uso del sesgo, de la tergiversación, y de la aplicación de la doble moral. También fue a menudo bastante divertida.
Acción rusa amenaza con el comienzo de una nueva Guerra Fría
Una de las reacciones más notables y divertidas del cliché utilizado por los círculos oficiales y los medios dominantes ha sido la acusación de que el ataque ruso amenazaba con iniciar una nueva Guerra Fría. Pero la Guerra Fría fue reinaugurada de inmediato después del colapso de la Unión Soviética en 1991, con el apoyo de EE.UU. y Occidente para un programa de terapia de ultra-choque y de privatización y robo masivo que aplastó la economía rusa, aseguró una estructura oligárquica de control económico y de no-democracia, redujo a Rusia a condiciones económicas casi al nivel del Tercer Mundo y a la impotencia. Esto fue realizado bajo el gobierno de Boris Yeltsin, el “reformador,” que sirvió de agente de facto de EE.UU. Ese programa fue acompañado o seguido por:
§ la expansión de la OTAN hasta la frontera rusa
§ el desmantelamiento de Serbia, aliada de Rusia
§ la cancelación por el gobierno de Bush del Tratado de Misiles Antibalísticos (ABM)
§ el establecimiento de nuevos clientes y bases en los Estados ex-soviéticos del sur
§ misiles ABM en Europa Oriental
§ el armamento de Georgia
Incluso Thomas Friedman reconoce que el equipo de política exterior de Clinton decidió “imponer a los rusos la expansión de la OTAN porque Moscú es débil y, a propósito, se acostumbrarán a que sea así” ("What Did We Expect?" 20 de agosto de 2008). Pero, evidentemente, esto no llevó a Friedman a calificar el programa de la OTAN de “expansionismo” o “imperialismo,” o a explicar que Putin merece que se reconozca que terminó por oponer resistencia a un programa semejante que incluía la agresión abierta. No, Putin sigue recibiendo una “medalla de oro por estupidez brutal,” mientras que Clinton y Bush sólo reciben bronce por “miopía.” Friedman no explica lo que Putin podría haber hecho para terminar con la explotación de la debilidad rusa, ni explica por qué el ataque ruso – que los propios georgianos afirman que causó algunos cientos de muertos civiles – fue brutal, mientras el ataque de EE.UU. contra Iraq, con un millón de civiles muertos, no fue calificado de brutal y posiblemente genocida.

En clásico lenguaje orwelliano, Condoleeza Rice declaró hace poco – mostrando indignación – que en su ataque contra Georgia, Rusia ha vuelto a una política de fuerza, lo que es algo chocante y terrible en esta era ilustrada. “Rusia es un Estado que por desgracia utiliza precisamente el instrumento que siempre ha empleado cada vez que desea enviar un mensaje, o sea su poder militar. No es el modo de actuar en el Siglo XXI.” Como subraya Glen Greenwald, ella lo dijo “con cara seria,” y no provocó ningún comentario en los medios dominantes, lo que prueba que los responsables de EE.UU. pueden decir cualquier cosa y salirse con la suya. Rice habla en nombre de un gobierno que ha utilizado y sigue utilizando extrema fuerza en dos guerras importantes realizadas en violación de la Carta de la ONU y que ha reivindicado abiertamente el derecho a utilizar violencia preventiva violando el estado de derecho. Rice también es famosa por su apologética para la política de fuerza de Israel en el Líbano en 2006 como simples “dolores de parto de un nuevo Oriente Próximo” que ella no quería interrumpir.
No hay nada nuevo en este súper auto-engaño o hipocresía. En 1965, James Reston, el principal periodista del New York Times, afirmó que EE.UU. estaba en Vietnam para establecer el principio de que la fuerza no paga y que “ningún Estado debe utilizar la fuerza militar o la amenaza de fuerza militar para lograr sus objetivos políticos.” Lo dijo a pesar de que todos los responsables y analistas informados reconocían que el “enemigo,” el Frente de Liberación Nacional, contaba con apoyo masivo en Vietnam del Sur, que nuestra camarilla minoritaria tenía poco, y no sobreviviría durante un mes sin el apoyo militar de EE.UU., y que toda la justificación de la política de EE.UU. se basaba en la idea de que el enemigo se rendiría mientras escalábamos e introducíamos nuestra fuerza masiva. (Vea “The Perils of Dominance” de Gareth Porter para un estudio del uso genocida de la fuerza por EE.UU. en Indochina.)
Agresión o reacción a una amenaza para la seguridad nacional
Es asombroso ver al establishment imperialista de EE.UU., incluyendo a los medios, deshaciéndose en indignación sobre la “agresión rusa,” la “brutalidad” rusa, y una renovación del “expansionismo” ruso. Este establishment jamás logra admitir sus propias agresiones regulares, seriales y masivas – la palabra “expansionismo” nunca fue utilizada por los periodistas o editores de los medios dominantes para describir el ataque contra Vietnam, entre 1954 y 1975, o en Iraq en 2003 y después. Y la guerra en Iraq nunca ha sido atribuida a un expansionismo planificado, aunque esta “proyección de poder” en Oriente Próximo y más allá, fue realmente anunciada anticipadamente en el Proyecto para un Nuevo Siglo Estadounidense, Reconstrucción de las Defensas de EE.UU., (2000) y en el programa de Seguridad Nacional de 2002. Podemos matar a millones en Indochina e Iraq – incluyendo en este último las 500.000 muertes de niños resultantes de las “sanciones de destrucción masiva” que “valieron la pena” (para Madeleine Albright) – pero eso no es “brutal,” una palabra utilizada libremente en el caso de los cientos muertos en la agresión rusa. Lo que demuestra que el establishment de EE.UU. puede tragarse cualquier cosa, no importa lo estrambótica que sea, para justificar la proyección de poder incorporada ahora en la economía política de EE.UU. Mientras McCain la saborea, Obama también se inclina ante ella en su busca de la victoria electoral.
Nosotros, y nuestro “departamento de defensa” protegemos la “seguridad nacional” de EE.UU., según el cliché-mito. Que la intervención electoral, la captura política, el armamento, y la propuesta absorción de Georgia en la OTAN hayan planteado una amenaza para la seguridad de Rusia, fue apenas reconocido en Occidente. Si los rusos (o los chinos) hubieran formado una alianza militar con México, le hubieran suministrado armas y asesores militares, utilizado una versión rusa o china de la “Fundación Nacional por la Democracia” [NED] y a otros agentes para producir un cambio político en México (hay que recordar que México ha tenido una serie de elecciones ganadas mediante el fraude), y tal vez colocado algunos ABM para proteger a México contra una posible amenaza colombiana, ¿podéis imaginar el frenesí de los políticos y de la “prensa libre” de EE.UU.?
Para el establishment imperialista sólo EE.UU. y sus clientes enfrentan amenazas “a la seguridad nacional.” Ciertamente, no es el caso de los rusos, aunque los cercamos y colocamos ABM directamente en sus fronteras.
Cuando se reconoce ocasionalmente que la expansión de la OTAN y la condición de cliente de EE.UU. y el armamento de Georgia preocupan a Rusia, esto no va acompañado por sugerencias de que tal vez debiéramos dejarla en paz, retirarnos, y dejar de tratar de intimidar a Rusia (o China) para que se someta. No, fue utilizado para explicar que dio a Rusia una excusa para reiniciar su comportamiento expansionista, es decir, “dio a Putin una excusa fácil para usar su puño de hierro” (Friedman, "What Did We Expect?", 20 de agosto).
Sólo Rusia tiene motivos malos. El presidente de Georgia, Saakashvili, sólo cometió un “error” o “puso (atolondradamente) un cebo” a los rusos, o EE.UU. se descuidó o no fue muy cuidadoso al no retenerlo – pero ni el uno ni el otro fueron culpables de agresión, brutalidad, chantaje, o expansionismo.
Elusión del inicio del conflicto por Georgia
Ha sido abochornante para el establishment occidental que Saakashvili haya sido realmente el que inició el conflicto con un bombardeo importante y orientado contra civiles, así como con un ataque por tierra contra Tsjinvali. Los rusos no hicieron la primera jugada y pueden afirmar de modo verosímil que reaccionaron ante el ataque georgiano. El establishment de EE.UU. ha manejado la situación mediante: 1) haciendo caso omiso del hecho básico del inicio por Georgia; 2) ignorando la orientación contra los civiles como objetivo de este ataque inicial; 3) argumentando que los rusos habían provocado a Georgia y la habían arrastrado deliberadamente a un conflicto mayor. Pero ninguna de esas respuestas sirve para algo. Las primeras dos eluden por completo el problema y la tercera no explica por qué Saakashvili hizo algo tan aparentemente autodestructivo – y por cierto no llega a considerar la posibilidad de que no haya esperado una reacción rusa, que esperaba apoyo militar occidental, o que haya sido utilizado por EE.UU. para sus propios fines. Sean cuales sean las respuestas, Georgia comenzó la guerra, no Rusia, y Occidente ha tenido que eludir y / o minimizar ese hecho.
También es interesante que EE.UU. y la UE se hayan mostrado totalmente despreocupados por el uso por parte de Georgia de poderosos e indiscriminantes misiles Grad en el ataque inicial contra lo que parecen haber sido lugares estrictamente civiles en Tsjinvali. En 1996, el Tribunal para Yugoslavia declaró culpable de crímenes de guerra al líder serbo-croata Milan Martic por haber realizado bombardeos indiscriminados al atacar Zagreb, un área densamente poblada, aunque afirmó que apuntaba al Ministerio de Defensa y al aeropuerto. Pero el tribunal concluyó que trataba de aterrorizar a la población (mientras que la fiscal Carla Del Ponte estableció que aunque la OTAN también utilizó bombas de racimo, “No hay indicación de que las bombas de racimo hayan sido utilizada de esa manera por la OTAN.”) y Martic recibió una sentencia de 35 años por utilizar bombas de racimo. Pienso que podemos concluir sin temor a equivocarnos que el uso por Saakashvili de bombas de racimo será tratado como el de la OTAN y no como el de Milan Martic.
Redescubrimiento de la Carta de la ONU y del Derecho Internacional
La Carta de la ONU y el derecho internacional van y vienen en EE.UU. según si EE.UU. los ignora o los viola o trata de utilizarlos para sus propios fines políticos. Sería difícil encontrar una violación más grosera de ambos que el ataque contra Iraq, pero no hubo mención alguna de las palabras “Carta de la ONU” o “derecho internacional” en los 70 editoriales del New York Times sobre Iraq que aparecieron entre el 11 de septiembre de 2001 y el 21 de marzo de 2003 (Friel and Falk, Record of the Paper). El Times finalmente mencionó el derecho internacional a fines de marzo de 2003, para atacar a Iraq, cuando el gobierno iraquí presentó a varios prisioneros de guerra estadounidenses en la televisión, pero también para amonestar al gobierno de Bush por hacer poco caso de esa legislación y al hacerlo, poner en peligro a nuestros soldados tomados prisioneros en el extranjero (ed., "Protecting Prisoners of Wad," 26 de marzo de 2003).
En cuanto a Rusia y Georgia, los medios no se han concentrado explícitamente en la Carta de la ONU, pero han acusado repetidamente a Rusia de agresión, que es una violación fundamental de la Carta de la ONU, así como de violencia desproporcionada, y de no respetar la soberanía y la integridad territorial de Estados. La acción de Rusia fue una agresión “descarada”, pero la invasión estadounidense de Iraq o el ataque israelí contra el Líbano fueron de una categoría totalmente diferente, ciertamente no “descarados”, “inaceptables,” o requiriendo una reacción internacional. La integridad territorial de Georgia “debe ser respetada,” pero la de Yugoslavia y de Serbia eran un “caso especial,” basado en la vigencia de la doble moral.
El primer editorial del Washington Post arremetiendo contra Rusia por Georgia subrayó lo maravilloso que es el Estado “víctima” Georgia, ya que uno de sus logros ha sido su apoyo para “la misión en Iraq” (ed., "Stop ping Rusia," 9 de agosto de 2008). Pero la misión en Iraq, a la que la honorable Georgia contribuyó con 2.000 soldados, fue y sigue siendo un importante acto de agresión, que hace que el ataque ruso contra Georgia parezca insignificante en comparación, y que posiblemente sea un acto de autodefensa, lo que no fue la agresión de EE.UU. Los editores de una institución ideológica como el Washington Post se muestran, claro está, completamente inconscientes ante la ironía de su palmadita en la espalda para el apoyo de la víctima de agresión, Georgia, a esa agresión en mayor escala.
Amenaza para la “democracia elegida”
Junto con el redescubrimiento de la importancia del derecho y de la integridad territorial, “el mundo libre” se ha apresurado por lo tanto a exigir que los rusos salgan rápidamente de Georgia, un objetivo primordial de la rápida visita a Moscú del presidente Sarkozy de Francia. El contraste con Iraq en este caso va más allá de ser dramático: el agresor recibió rápidamente la aprobación del Consejo de Seguridad para que se quedara, y cuando la agresión produjo una notable resistencia y resultó en las muertes de tal vez un millón (en comparación con tal vez 300 del ataque ruso contra Georgia) y en millones de refugiados, todavía no hubo una demanda de retirada, y el agresor organiza ahora una estadía permanente, con “bases duraderas” y derechos de inversión para compañías petroleras. Pero todo eso no constituyó una “agresión” para los Estados de la UE, igual como el desposeimiento de los palestinos por Israel no constituye una “limpieza étnica.”
Prácticamente cada artículo y editorial sobre el conflicto ruso-georgiano se refiere a Georgia como “Estado democrático elegido,” a veces también como una democracia “orientada al mercado,” a veces “aliada con las democracias occidentales,” y también “independiente.” Y el presidente Saakashvili es “educado en Occidente.” También democráticamente elegido, aunque su primera victoria electoral le otorgó un 96% de los votos, una cantidad que provocaría sospechas si no fuera obtenida por un dirigente educado en Occidente. Su victoria electoral en 2004 fue una de esas operaciones apoyadas por Occidente-Soros-NED-CIA que sería brutalmente ilegal si algún país extranjero la realizara en EE.UU. No constituye, sin embargo, “expansionismo” occidental, y la hostilidad rusa a ese intervencionismo y al establecimiento de un cliente hostil en su frontera muestra el intento ruso de establecer su “hegemonía” en el Cáucaso.
Varios observadores han señalado que Saakashvili ha mostrado tendencias marcadamente autoritarias. Su pérdida de popularidad, de su 96% de votos favorables en 2004 hasta la actualidad ha sido dramática. En la elección de 2007-2008 decenas de miles de manifestantes que se reunieron en las calles de Tiflis exigiendo reformas democráticas fueron dispersados el 7 de noviembre de 2007 usando gases lacrimógenos, balas de goma, carros lanza-agua, y porras, y más de 600 personas necesitaron atención médica. Una emisora disidente fue allanada, su equipo desbaratado, los periodistas golpeados, y sus operaciones suspendidas, dejando sólo en función una estación de televisión controlada por el Estado. Dos dirigentes de la oposición fueron acusados de traición y de conspirar con Rusia, mientras otros dos potenciales contrincantes fueron eliminados de la elección mediante trucos legales. Observadores de la OSCE (Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa) cuestionaron la integridad de la elección sobre la base de afirmaciones sobre el uso por Saakashvili de dinero del Estado, chantaje, y compra de votos.
Pero nada de esto afecta a los medios de información occidentales, que se entusiasmaron ante la extremadamente corrupta elección rusa de 1996, ganada por el “reformador” Yeltsin, e incluso ante las elecciones de 1982 y 1984 en El Salvador, en las que ganaron dirigentes aprobados por EE.UU. bajo condiciones de extremo terror estatal. Así que ¿por qué no entusiasmarse respecto a Saakashvili, un fervoroso cliente “educado en Occidente” y sirviente de un Estado expansionista global que se las da de defensor de la democracia?
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Edward S. Herman es un columnista sobre temas económicos y políticos, y crítico mediático.
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
http://www.zcommunications.org/zmag/viewArticle/18994
Ante la breve guerra rusa contra Georgia, los medios dominantes de EE.UU. corrieron a las barricadas de un modo ya familiar y rutinario, como el de su servicio usual de apoyo a la invasión-ocupación de Iraq y su descripción de la “inmensa amenaza” planteada por el programa nuclear de Irán. Ciertamente, la invasión y ocupación por Rusia se diferenciaban en mucho de las de EE.UU. en Iraq. En primer lugar, Georgia limita con Rusia y ha sido armada y sus militares entrenados por potencias que no son amistosas hacia Rusia (EE.UU. e Israel). La amenaza a la seguridad nacional que plantea Georgia a Rusia como cliente de esos poderes extranjeros no carece de importancia. Al contrario, Iraq había sido efectivamente desarmado y no era un cliente de una potencia extranjera amenazante – de ahí que su amenaza para la seguridad nacional de EE.UU. era insignificante.
Un segundo punto estrechamente relacionado es que el armamento occidental de Georgia y el esfuerzo de EE.UU. por incorporarla a la OTAN forma parte de un programa más amplio que ha puesto seriamente en peligro la seguridad nacional de Rusia. Al permitir que Alemania Oriental se uniera a Alemania Occidental en 1990, el presidente soviético Gorbachev recibió una garantía del Secretario de Estado de EE.UU., James Baker, de que la OTAN no se expandiría “ni una pulgada” hacia el este, menos aún que incorporaría a cualesquiera ex clientes soviéticos a una alianza militar occidental. No sólo fue violada esa promesa, sino EE.UU. ha intervenido agresivamente en los asuntos políticos de una serie de ex Estados soviéticos en el flanco sur de Rusia y ha establecido bases en varios de ellos, planteando de nuevo una amenaza para la seguridad nacional de Rusia. Más recientemente, EE.UU. incluso ha negociado el establecimiento de bases antimisiles en la República Checa y en Polonia, supuestamente para proteger contra misiles nucleares iraníes inexistentes y que incluso si existieran no amenazarían a los países anfitriones de las bases. De nuevo, al contrario, Iraq no tenía ningún programa contra EE.UU. y no formaba parte de una alianza que planteara alguna amenaza para la seguridad nacional de EE.UU.
Otro punto de gran relevancia es que la reciente seria escalada de la violencia entre Georgia y Rusia comenzó en la noche del 7 de agosto con el bombardeo por Georgia de Tsjinvali, capital de Osetia del Sur, y con el envío de una fuerza militar sustancial a la provincia. Ya que Georgia es un cliente de EE.UU., que EE.UU. (junto con Israel) armó y entrenó a las fuerzas georgianas, que sólo días antes del ataque participó en maniobras conjuntas con fuerzas georgianas, y que personal de EE.UU. e Israel estuvo presente en Georgia cuando ocurrió el ataque, es muy posible – e incluso muy probable – que el ataque georgiano no haya sido un error imprudente de la dirigencia georgiana, sino más bien una acción por encargo realizada por cuenta de EE.UU. Su objetivo no está claro, pero podría haber sido una ulterior humillación de Rusia, que no había reaccionado ante la larga serie de acciones hostiles de Occidente. O tal vez se proponía provocarla para probar su capacidad de reacción, o para llevar la nueva Guerra Fría a un nivel superior para obtener ventajas políticas (ayudar al partido de la guerra y a John McCain – la esperada sorpresa de octubre – un mes antes).
En todo caso, Rusia reaccionó 24 horas después del bombardeo georgiano en gran escala contra Tsjinvali, expulsó a los georgianos, y atacó y ocupó parte de la propia Georgia durante los días siguientes. Durante algunos años Osetia del Sur ha sido casi independiente, aunque legalmente parte de Georgia. La paz había sido anteriormente mantenida por un acuerdo de status quo que conservó la independencia de Osetia del Sur y a una cantidad de mantenedores de la paz rusos y de otras nacionalidades. El ataque georgiano del 7-8 de agosto apuntó, junto a la población civil de Tsjinvali, a las residencias de los mantenedores de la paz rusos que sufrieron numerosas bajas mortales y muchos heridos. Una vez más, el contraste con el ataque de EE.UU. contra Iraq es obvio: Iraq no había atacado o amenazado a EE.UU.; fue atacado sobre la base de afirmaciones falsas para ayudar a vender una invasión con ocupación. (En mayo de 2003, se hizo famoso el reconocimiento por Wolfowitz de que el argumento de las “armas de destrucción masiva” fue utilizado por razones burocráticas y políticas.)
La manera como los responsables y los medios de EE.UU. trataron la reacción rusa al ataque georgiano fue una lección en el uso del sesgo, de la tergiversación, y de la aplicación de la doble moral. También fue a menudo bastante divertida.
Acción rusa amenaza con el comienzo de una nueva Guerra Fría
Una de las reacciones más notables y divertidas del cliché utilizado por los círculos oficiales y los medios dominantes ha sido la acusación de que el ataque ruso amenazaba con iniciar una nueva Guerra Fría. Pero la Guerra Fría fue reinaugurada de inmediato después del colapso de la Unión Soviética en 1991, con el apoyo de EE.UU. y Occidente para un programa de terapia de ultra-choque y de privatización y robo masivo que aplastó la economía rusa, aseguró una estructura oligárquica de control económico y de no-democracia, redujo a Rusia a condiciones económicas casi al nivel del Tercer Mundo y a la impotencia. Esto fue realizado bajo el gobierno de Boris Yeltsin, el “reformador,” que sirvió de agente de facto de EE.UU. Ese programa fue acompañado o seguido por:
§ la expansión de la OTAN hasta la frontera rusa
§ el desmantelamiento de Serbia, aliada de Rusia
§ la cancelación por el gobierno de Bush del Tratado de Misiles Antibalísticos (ABM)
§ el establecimiento de nuevos clientes y bases en los Estados ex-soviéticos del sur
§ misiles ABM en Europa Oriental
§ el armamento de Georgia
Incluso Thomas Friedman reconoce que el equipo de política exterior de Clinton decidió “imponer a los rusos la expansión de la OTAN porque Moscú es débil y, a propósito, se acostumbrarán a que sea así” ("What Did We Expect?" 20 de agosto de 2008). Pero, evidentemente, esto no llevó a Friedman a calificar el programa de la OTAN de “expansionismo” o “imperialismo,” o a explicar que Putin merece que se reconozca que terminó por oponer resistencia a un programa semejante que incluía la agresión abierta. No, Putin sigue recibiendo una “medalla de oro por estupidez brutal,” mientras que Clinton y Bush sólo reciben bronce por “miopía.” Friedman no explica lo que Putin podría haber hecho para terminar con la explotación de la debilidad rusa, ni explica por qué el ataque ruso – que los propios georgianos afirman que causó algunos cientos de muertos civiles – fue brutal, mientras el ataque de EE.UU. contra Iraq, con un millón de civiles muertos, no fue calificado de brutal y posiblemente genocida.

En clásico lenguaje orwelliano, Condoleeza Rice declaró hace poco – mostrando indignación – que en su ataque contra Georgia, Rusia ha vuelto a una política de fuerza, lo que es algo chocante y terrible en esta era ilustrada. “Rusia es un Estado que por desgracia utiliza precisamente el instrumento que siempre ha empleado cada vez que desea enviar un mensaje, o sea su poder militar. No es el modo de actuar en el Siglo XXI.” Como subraya Glen Greenwald, ella lo dijo “con cara seria,” y no provocó ningún comentario en los medios dominantes, lo que prueba que los responsables de EE.UU. pueden decir cualquier cosa y salirse con la suya. Rice habla en nombre de un gobierno que ha utilizado y sigue utilizando extrema fuerza en dos guerras importantes realizadas en violación de la Carta de la ONU y que ha reivindicado abiertamente el derecho a utilizar violencia preventiva violando el estado de derecho. Rice también es famosa por su apologética para la política de fuerza de Israel en el Líbano en 2006 como simples “dolores de parto de un nuevo Oriente Próximo” que ella no quería interrumpir.
No hay nada nuevo en este súper auto-engaño o hipocresía. En 1965, James Reston, el principal periodista del New York Times, afirmó que EE.UU. estaba en Vietnam para establecer el principio de que la fuerza no paga y que “ningún Estado debe utilizar la fuerza militar o la amenaza de fuerza militar para lograr sus objetivos políticos.” Lo dijo a pesar de que todos los responsables y analistas informados reconocían que el “enemigo,” el Frente de Liberación Nacional, contaba con apoyo masivo en Vietnam del Sur, que nuestra camarilla minoritaria tenía poco, y no sobreviviría durante un mes sin el apoyo militar de EE.UU., y que toda la justificación de la política de EE.UU. se basaba en la idea de que el enemigo se rendiría mientras escalábamos e introducíamos nuestra fuerza masiva. (Vea “The Perils of Dominance” de Gareth Porter para un estudio del uso genocida de la fuerza por EE.UU. en Indochina.)
Agresión o reacción a una amenaza para la seguridad nacional
Es asombroso ver al establishment imperialista de EE.UU., incluyendo a los medios, deshaciéndose en indignación sobre la “agresión rusa,” la “brutalidad” rusa, y una renovación del “expansionismo” ruso. Este establishment jamás logra admitir sus propias agresiones regulares, seriales y masivas – la palabra “expansionismo” nunca fue utilizada por los periodistas o editores de los medios dominantes para describir el ataque contra Vietnam, entre 1954 y 1975, o en Iraq en 2003 y después. Y la guerra en Iraq nunca ha sido atribuida a un expansionismo planificado, aunque esta “proyección de poder” en Oriente Próximo y más allá, fue realmente anunciada anticipadamente en el Proyecto para un Nuevo Siglo Estadounidense, Reconstrucción de las Defensas de EE.UU., (2000) y en el programa de Seguridad Nacional de 2002. Podemos matar a millones en Indochina e Iraq – incluyendo en este último las 500.000 muertes de niños resultantes de las “sanciones de destrucción masiva” que “valieron la pena” (para Madeleine Albright) – pero eso no es “brutal,” una palabra utilizada libremente en el caso de los cientos muertos en la agresión rusa. Lo que demuestra que el establishment de EE.UU. puede tragarse cualquier cosa, no importa lo estrambótica que sea, para justificar la proyección de poder incorporada ahora en la economía política de EE.UU. Mientras McCain la saborea, Obama también se inclina ante ella en su busca de la victoria electoral.
Nosotros, y nuestro “departamento de defensa” protegemos la “seguridad nacional” de EE.UU., según el cliché-mito. Que la intervención electoral, la captura política, el armamento, y la propuesta absorción de Georgia en la OTAN hayan planteado una amenaza para la seguridad de Rusia, fue apenas reconocido en Occidente. Si los rusos (o los chinos) hubieran formado una alianza militar con México, le hubieran suministrado armas y asesores militares, utilizado una versión rusa o china de la “Fundación Nacional por la Democracia” [NED] y a otros agentes para producir un cambio político en México (hay que recordar que México ha tenido una serie de elecciones ganadas mediante el fraude), y tal vez colocado algunos ABM para proteger a México contra una posible amenaza colombiana, ¿podéis imaginar el frenesí de los políticos y de la “prensa libre” de EE.UU.?
Para el establishment imperialista sólo EE.UU. y sus clientes enfrentan amenazas “a la seguridad nacional.” Ciertamente, no es el caso de los rusos, aunque los cercamos y colocamos ABM directamente en sus fronteras.
Cuando se reconoce ocasionalmente que la expansión de la OTAN y la condición de cliente de EE.UU. y el armamento de Georgia preocupan a Rusia, esto no va acompañado por sugerencias de que tal vez debiéramos dejarla en paz, retirarnos, y dejar de tratar de intimidar a Rusia (o China) para que se someta. No, fue utilizado para explicar que dio a Rusia una excusa para reiniciar su comportamiento expansionista, es decir, “dio a Putin una excusa fácil para usar su puño de hierro” (Friedman, "What Did We Expect?", 20 de agosto).
Sólo Rusia tiene motivos malos. El presidente de Georgia, Saakashvili, sólo cometió un “error” o “puso (atolondradamente) un cebo” a los rusos, o EE.UU. se descuidó o no fue muy cuidadoso al no retenerlo – pero ni el uno ni el otro fueron culpables de agresión, brutalidad, chantaje, o expansionismo.
Elusión del inicio del conflicto por Georgia
Ha sido abochornante para el establishment occidental que Saakashvili haya sido realmente el que inició el conflicto con un bombardeo importante y orientado contra civiles, así como con un ataque por tierra contra Tsjinvali. Los rusos no hicieron la primera jugada y pueden afirmar de modo verosímil que reaccionaron ante el ataque georgiano. El establishment de EE.UU. ha manejado la situación mediante: 1) haciendo caso omiso del hecho básico del inicio por Georgia; 2) ignorando la orientación contra los civiles como objetivo de este ataque inicial; 3) argumentando que los rusos habían provocado a Georgia y la habían arrastrado deliberadamente a un conflicto mayor. Pero ninguna de esas respuestas sirve para algo. Las primeras dos eluden por completo el problema y la tercera no explica por qué Saakashvili hizo algo tan aparentemente autodestructivo – y por cierto no llega a considerar la posibilidad de que no haya esperado una reacción rusa, que esperaba apoyo militar occidental, o que haya sido utilizado por EE.UU. para sus propios fines. Sean cuales sean las respuestas, Georgia comenzó la guerra, no Rusia, y Occidente ha tenido que eludir y / o minimizar ese hecho.
También es interesante que EE.UU. y la UE se hayan mostrado totalmente despreocupados por el uso por parte de Georgia de poderosos e indiscriminantes misiles Grad en el ataque inicial contra lo que parecen haber sido lugares estrictamente civiles en Tsjinvali. En 1996, el Tribunal para Yugoslavia declaró culpable de crímenes de guerra al líder serbo-croata Milan Martic por haber realizado bombardeos indiscriminados al atacar Zagreb, un área densamente poblada, aunque afirmó que apuntaba al Ministerio de Defensa y al aeropuerto. Pero el tribunal concluyó que trataba de aterrorizar a la población (mientras que la fiscal Carla Del Ponte estableció que aunque la OTAN también utilizó bombas de racimo, “No hay indicación de que las bombas de racimo hayan sido utilizada de esa manera por la OTAN.”) y Martic recibió una sentencia de 35 años por utilizar bombas de racimo. Pienso que podemos concluir sin temor a equivocarnos que el uso por Saakashvili de bombas de racimo será tratado como el de la OTAN y no como el de Milan Martic.
Redescubrimiento de la Carta de la ONU y del Derecho Internacional
La Carta de la ONU y el derecho internacional van y vienen en EE.UU. según si EE.UU. los ignora o los viola o trata de utilizarlos para sus propios fines políticos. Sería difícil encontrar una violación más grosera de ambos que el ataque contra Iraq, pero no hubo mención alguna de las palabras “Carta de la ONU” o “derecho internacional” en los 70 editoriales del New York Times sobre Iraq que aparecieron entre el 11 de septiembre de 2001 y el 21 de marzo de 2003 (Friel and Falk, Record of the Paper). El Times finalmente mencionó el derecho internacional a fines de marzo de 2003, para atacar a Iraq, cuando el gobierno iraquí presentó a varios prisioneros de guerra estadounidenses en la televisión, pero también para amonestar al gobierno de Bush por hacer poco caso de esa legislación y al hacerlo, poner en peligro a nuestros soldados tomados prisioneros en el extranjero (ed., "Protecting Prisoners of Wad," 26 de marzo de 2003).
En cuanto a Rusia y Georgia, los medios no se han concentrado explícitamente en la Carta de la ONU, pero han acusado repetidamente a Rusia de agresión, que es una violación fundamental de la Carta de la ONU, así como de violencia desproporcionada, y de no respetar la soberanía y la integridad territorial de Estados. La acción de Rusia fue una agresión “descarada”, pero la invasión estadounidense de Iraq o el ataque israelí contra el Líbano fueron de una categoría totalmente diferente, ciertamente no “descarados”, “inaceptables,” o requiriendo una reacción internacional. La integridad territorial de Georgia “debe ser respetada,” pero la de Yugoslavia y de Serbia eran un “caso especial,” basado en la vigencia de la doble moral.
El primer editorial del Washington Post arremetiendo contra Rusia por Georgia subrayó lo maravilloso que es el Estado “víctima” Georgia, ya que uno de sus logros ha sido su apoyo para “la misión en Iraq” (ed., "Stop ping Rusia," 9 de agosto de 2008). Pero la misión en Iraq, a la que la honorable Georgia contribuyó con 2.000 soldados, fue y sigue siendo un importante acto de agresión, que hace que el ataque ruso contra Georgia parezca insignificante en comparación, y que posiblemente sea un acto de autodefensa, lo que no fue la agresión de EE.UU. Los editores de una institución ideológica como el Washington Post se muestran, claro está, completamente inconscientes ante la ironía de su palmadita en la espalda para el apoyo de la víctima de agresión, Georgia, a esa agresión en mayor escala.
Amenaza para la “democracia elegida”
Junto con el redescubrimiento de la importancia del derecho y de la integridad territorial, “el mundo libre” se ha apresurado por lo tanto a exigir que los rusos salgan rápidamente de Georgia, un objetivo primordial de la rápida visita a Moscú del presidente Sarkozy de Francia. El contraste con Iraq en este caso va más allá de ser dramático: el agresor recibió rápidamente la aprobación del Consejo de Seguridad para que se quedara, y cuando la agresión produjo una notable resistencia y resultó en las muertes de tal vez un millón (en comparación con tal vez 300 del ataque ruso contra Georgia) y en millones de refugiados, todavía no hubo una demanda de retirada, y el agresor organiza ahora una estadía permanente, con “bases duraderas” y derechos de inversión para compañías petroleras. Pero todo eso no constituyó una “agresión” para los Estados de la UE, igual como el desposeimiento de los palestinos por Israel no constituye una “limpieza étnica.”
Prácticamente cada artículo y editorial sobre el conflicto ruso-georgiano se refiere a Georgia como “Estado democrático elegido,” a veces también como una democracia “orientada al mercado,” a veces “aliada con las democracias occidentales,” y también “independiente.” Y el presidente Saakashvili es “educado en Occidente.” También democráticamente elegido, aunque su primera victoria electoral le otorgó un 96% de los votos, una cantidad que provocaría sospechas si no fuera obtenida por un dirigente educado en Occidente. Su victoria electoral en 2004 fue una de esas operaciones apoyadas por Occidente-Soros-NED-CIA que sería brutalmente ilegal si algún país extranjero la realizara en EE.UU. No constituye, sin embargo, “expansionismo” occidental, y la hostilidad rusa a ese intervencionismo y al establecimiento de un cliente hostil en su frontera muestra el intento ruso de establecer su “hegemonía” en el Cáucaso.
Varios observadores han señalado que Saakashvili ha mostrado tendencias marcadamente autoritarias. Su pérdida de popularidad, de su 96% de votos favorables en 2004 hasta la actualidad ha sido dramática. En la elección de 2007-2008 decenas de miles de manifestantes que se reunieron en las calles de Tiflis exigiendo reformas democráticas fueron dispersados el 7 de noviembre de 2007 usando gases lacrimógenos, balas de goma, carros lanza-agua, y porras, y más de 600 personas necesitaron atención médica. Una emisora disidente fue allanada, su equipo desbaratado, los periodistas golpeados, y sus operaciones suspendidas, dejando sólo en función una estación de televisión controlada por el Estado. Dos dirigentes de la oposición fueron acusados de traición y de conspirar con Rusia, mientras otros dos potenciales contrincantes fueron eliminados de la elección mediante trucos legales. Observadores de la OSCE (Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa) cuestionaron la integridad de la elección sobre la base de afirmaciones sobre el uso por Saakashvili de dinero del Estado, chantaje, y compra de votos.
Pero nada de esto afecta a los medios de información occidentales, que se entusiasmaron ante la extremadamente corrupta elección rusa de 1996, ganada por el “reformador” Yeltsin, e incluso ante las elecciones de 1982 y 1984 en El Salvador, en las que ganaron dirigentes aprobados por EE.UU. bajo condiciones de extremo terror estatal. Así que ¿por qué no entusiasmarse respecto a Saakashvili, un fervoroso cliente “educado en Occidente” y sirviente de un Estado expansionista global que se las da de defensor de la democracia?
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Edward S. Herman es un columnista sobre temas económicos y políticos, y crítico mediático.
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
http://www.zcommunications.org/zmag/viewArticle/18994
08 octubre 2008
DE LOS RESPONSABLES DE LA CRISIS Y DEL CASTIGO QUE MERECERÍAN

Simon Jenkins
Sin Permiso
El Estado esquivó su papel mientras la estupidez y la avaricia de la City se deslizaban hacia el robo. Cuando la crisis amaine, se hará necesaria una investigación.
¿Quiénes son? ¿Y dónde están ahora? Dijeron que no podía volver a suceder. Dijeron que eran los amos del universo. Se habían enseñoreado de la historia misma y tenían a ese astuto monstruo temblando a sus pies. Ya no habría más derrumbes ni más recesiones ni más auge y caída, sólo claros de luna y arco iris, y mermelada para la merienda.
Si los errores que han hundido a los mercados financieros mundiales los hubieran cometido los estadistas y hubiesen conducido a la guerra, habría muertos colgando de las farolas. Si los hubiesen cometido los generales, se habrían abierto el vientre sobre la espada. Si hubieran sido obra de jueces, o de cirujanos o expertos académicos, alguna estructura de sanción profesional se estaría poniendo en movimiento. Pero quienes son responsables de nuestras finanzas pueden volatilizarse en el bosque como gatos de Cheshire, dejando solo una mueca chapada en oro. Para ellos no hay tribunal de La Haya ni Comisión Hutton.(1) No se trata sólo de que se les dé bien deshacerse del riesgo: es que se deshacen de las culpas.
Estamos asistiendo a lo que los historiadores de las ideas llaman un cambio de paradigma. En el siglo pasado, las necesidades bélicas y el ascenso del socialismo impulsaron la intervención gubernamental llevándola a un primer plano. Cuando esto fracaso en los años 60 y 70, la “revolución de Reagan y Thatcher” volvió a poner el acento en la empresa privada y la desregulación. Esa época ha terminado con asombrosa brusquedad. Los gobiernos de Gran Bretaña y los Estados Unidos han estado nacionalizando y gastando el dinero público con un empeño que habría hecho sonrojarse a Attlee o Roosevelt.
A quienes estudiamos economía en los viejos tiempos nos enseñaron que los bancos debían ser oligopolios regulados, debido a que su papel en una economía capitalista era crucial. Se basaba en el sostenimiento de la confianza pública que sólo el gobierno, respaldado por el ciudadano en tanto que contribuyente, podía proporcionar. En Gran Bretaña, la banca comercial, la banca de inversión y las cajas mantenían una diferenciación legal, separadas por barreras que impedían una contaminación entrecruzada del género de la que provocó el crac del 29.
El libro de J.K. Galbraith sobre esa crisis es el Doctor Strangelove del holocausto financiero. Si alguna lección nos ofrece es que las depresiones no son obra de Dios sino que las causa la interacción del comportamiento corporativo y la regulación del Estado. Tampoco ocurre que el mercado se administre su propia disciplina. Comprender esto, escribió Galbraith, “es la mejor salvaguarda para que no vuelva a suceder”.
Esas lecciones aprendidas de joven suelen quedarse bien grabadas. De ahí que recuerde el malestar que sentí cuando el “big bang”de 1986 derribó los muros de seguridad y permitió comerciar con riesgos y recompensas en todo el sector financiero. Se trataba de una reforma que se repitió con la supresión de la Ley Glass-Steagall, que había sido resultado de la Depresión.
Ese mismo nerviosismo saludó cada uno de las conmociones posteriores del sistema: el desplome de la vivienda en 1991, Lloyd´s de Londres, Barings, Enron, Northern Rock. En todas esas ocasiones nos aseguraron que se había aprendido una nueva lección. La regulación a la ligera funcionaba bien, aunque a veces los chicos son como son.
Queda ahora al descubierto la ingenuidad de todo ello. La clase política alentó a la ciudadanía a considerar como “derecho” la posesión de una vivienda; la propiedad se convirtió en el patrimonio engastado en oro del ciudadano. Los banqueros animaron a su personal a especular con el dinero de los depositantes premiándoles con enormes incentivos para mantener el rendimiento. Los encargados de salvaguardar los ahorros de los demás se comportaron, efectivamente, como ladrones. La pura avaricia hizo enloquecer a hombres y mujeres jóvenes. Ninguna autoridad pestañeó.
Al mismo tiempo, Gordon Brown “dio libertad” al Banco de Inglaterra para que fijase los tipos de interés. Me acuerdo de un comentarista que me confió que debería “saltar de alegría, pues tus hijos y nietos nunca tendrán ya que pasar por la inflación”. Pues no, sólo se han quedado en el paro. Aquello fue una comedia. A lomos de la baja inflación, el Banco alimentó un auge del crédito que resultaba claramente vulnerable si aumentaban los precios y/o se hundían los créditos. Han ocurrido ambas cosas.
No hay tipo oficial de interés que sea “apolítico”. El Banco se encuentra ahora presionado tanto para que recorte los tipos de interés a fin de impedir la recesión como para elevarlos, con todo, al objeto de evitar la inflación, pero no puede hacer ambas cosas. Puesto que sería una locura al modo de 1929 aumentar los tipos ahora mismo, Brown debe en efecto decirle al Banco que los reduzca modificando su objetivo de inflación. Se trata de una decisión patente y adecuadamente política.
No hay mercado perfecto. Los mercados precisan de regulación, lo mismo que las comunidades necesitan leyes. Pero como escribió Galbraith, de nuevo, los reguladores pueden iniciar su existencia “vigorosos, agresivos, evangélicos, hasta intolerantes”, pero se ablandan con la edad y se convierten en “una rama de la industria que regulan, o se vuelven seniles”.
Ignorar el peligro de las hipotecas al 125% o la cultura de incentivos de la City mostraba a la vez la penetración y la senilidad del sector. Lo primero era rapacidad de usureros y lo segundo, una obscenidad. Igual de distorsionados para unas finanzas sanas son los incentivos al final del año que deberían sencillamente prohibirse. Quienes tienen la responsabilidad de jugarse los ahorros de los demás deberían hacerlo sobre la base de un salario.
Aunque el thatcherismo ingenuo pueda haberse llevado una paliza, no hay razón para que el capitalismo proteste por la presencia del gobierno en un dominio que le es propio. No frenamos el poder del Estado cuando está en riesgo su seguridad, y tampoco deberíamos hacerlo cuando es la seguridad de la economía la que está amenazada.
El fenómeno más extraño de estos días ha sido la disposición a hacer valer el “riesgo moral”, un concepto que el gobernador del Banco de Inglaterra considera que disuade de correr riesgos. Esto es absurdo. El desplome de Enron no disuadió a quienes en Lehman negociaban con derivados. La psicología del dinero no funciona así. Las víctimas de la crisis del crédito no son unos cuantos corredores de Bolsa asalvajados. Son todos ellos partícipes de la economía británica. No veo que tenga ningún sentido dejar que reviente Northern Rock, Lehman o cualquier otra institución a la que se le confían depósitos sólo para que los reguladores que han fracasado en su tarea se las den de machitos después de que suceda.
No es cuestión de fundirse el dinero de los contribuyentes en los peces gordos financieros. Con gusto haría detener y llevaría a juicio a todos aquellos cuya estupidez y avaricia está a punto de causar una indecible penuria a millones, si pudiera encontrar una ley que hubieran quebrantado. El Doctor Johnson andaba bastante errado cuando dijo que a un nombre “nunca se le emplea más inocentemente que al hacer dinero”. Pero cuando se derrumba un edificio, no se liquida al arquitecto, se intenta que vuelva a construirlo de nuevo.
Apuntalar el crédito financiero es función enteramente del gobierno, algo que no ha cambiado desde el nacimiento del capital. Está claro que esto necesita una redefinición constante. Cuando termine esta saga debería convocarse un tribunal de investigación. Entonces podrán decirnos lo que hace falta arreglar y a quién señalar y pasar por las armas.
NOTA T. : (1) La Comisión Hutton, dirigida por el Lord del mismo nombre, se estableció en Gran Bretaña para aclarar las circunstancias de la muerte del Dr. David Kelly, un experto en armamento, que, según todos los indicios, se suicidó en julio de 2003. En septiembre de 2002, el gobierno británico había publicado un informe sobre las supuestas armas de destrucción masivas de Irak, alegando que podían desplegarse en 45 minutos. En mayo de 2003, un programa de la BBC hizo saber que el informe había sido deliberada y considerablemente manipulado para sembrar la alarma, y en julio Kelly apareció citado como fuente de dicha información. Dr Strangelove, or How I Learned to Stop Worrying and Love the Bomb, es el título de una celebre película de Stanley Kubrick, rodada en 1964 y titulada en España, ¿Teléfono rojo, volamos hacia Moscú? (1). En ella, Peters Sellers interpretaba, entre otros, al personaje del Dr. Strangelove, científico de orígenes hitlerianos y demente partidario de la aniquilación atómica del enemigo, parodia a la vez de Herman Kahn, estratega termonuclear y el Dr. Braun, antiguo nazi autor de varios ingenios balísticos y espaciales norteamericanos en la postguerra.
Simon Jenkins es un periodista económico, columnista habitual del diario británico The Guardian.
Traducción para www.sinpermiso.info: Lucas Antón
(1) Teléfono rojo: Volamos hacia Moscú (1964)

Título original: Dr. Strangelove or: How I Learned to Stop Worrying and Love the Bomb (Reino Unido)
Género: Películas > Comedia / Drama / Thriller
Director: Stanley Kubrick.
Duración: 93 minutos.
Resumen:
Un general medio loco, Jack D. Ripper, obsesionado por el temor de que los comunistas estén controlando la fluorización de las aguas potables de los Estados Unidos, lanza su ola de bombarderos atómicos contra Rusia.
El presidente de los Estados Unidos, sus Jefes de Estado Mayor en el Pentágono e incluso el siniestro Dr. Strangelove, se dan cuenta de que es demasiado tarde para detener el ataque y se disponen a esperar sus terribles consecuencias.
Esta controvertida comedia negra está protagonizada por Peter Sellers, en tres papeles diferentes, y co-protagonizada por George C. Scott, Sterling Hayden y Slim Pickens. Hilarante, satírica e incluso terrorífica, "Dr. Strangelove" es un manual de cómo "Dejar de preocuparse y amar la bomba".
Actores:
Peter Sellers, George C. Scott, Sterling Hayden, Keenan Wynn, Slim Pickens, Peter Bull, James Earl Jones, Tracy Reed, Jack Creley, Frank Berry, Robert O'Neil, Glenn Beck, Roy Stephens, Shane Rimmer, Hal Galili.
07 octubre 2008
BASTA DE HABLAR

Guideon Levy
El más inestable país del Medio Oriente está nuevamente cambiando su gobierno. Israel pronto tendrá un nuevo gobierno con “continuas negociaciones de paz con los palestinos” grabadas sobre su estandarte. Bien, ahora es el momento de terminar la farsa después de más de 15 años de inefectivas negociaciones que no condujeron a parte alguna y no trajeron la paz. Ya es hora de decir basta al segundo pasatiempo más dañino que el pasatiempo de la guerra -el pasatiempo del “proceso político”.
Éste consiste principalmente en jugar con nosotros un idioma que en algunos lenguajes significa masturbación, y que constituye así una perfecta metáfora para este “proceso de paz” que ahora debemos darle fin. Debemos apagar esta fogata de vanidades, este proceso de autoengaño que nos lleva siempre más allá de cualquier acuerdo. Ha llegado el momento de decisiones y acciones- guerra o paz, anexión y un estado para toda su gente, o dividir el país en dos estados soberanos. Todo esto tiene que tener lugar en tiempo de descuento; los 90 minutos ya han pasado hace largo rato.
Después de 15 años de platicar, nada ha sido dejado sin hablar o sin discutir. Luego de inacabables planes de paz, planes “encajonados” y “archivados”, hojas de ruta y acuerdos interinos, ninguno de los cuales ha sido llevado a cabo, debemos pedir a gritos al nuevo gobierno: No comiencen nuevamente con ese carrusel de negociaciones inútiles. Ehud Olmert y Mahmoud Abbas, Tzipi Livni y Ahmed Qureia, Yitzhak Rabin y Shimon Peres y Yasser Arafat, Yossi Beilin y Abu Mazen, Ami Ayalon y Sari Nusseibeh, Ehud Barak y Arafat- ya lo han dicho todo absolutamente. Ahora es el momento de decidir. Sacar los minuciosos planes de los cajones de Bill Clinton o de Yossi Beilin o de Barak o de Rabin. Las diferencias entre ellos son mínimas. Hay solo un plan sobre la mesa: el fin de la ocupación, las fronteras del 67 y resolver el problema de los refugiados a cambio de paz -sí o no. Todo lo demás es insignificante. No puede tomar mucho más tiempo, porque simplemente el tiempo se agotó ya hace un largo rato. Tomen el plan de Clinton y el de la Iniciativa de Ginebra, y a quienes conocen en que consisten las diferencias, y comiencen a implementarlo. No habrá otros planes.
No es meramente una pérdida criminal de tiempo, que siempre actúa contra la paz. Lo que pudo haberse llevado a cabo hace una década, no puede ser logrado ahora, y lo que hoy es todavía alcanzable no será posible dentro una década. Este peligro es real: a la finalización de cada ronda de negociación acecha el próximo ciclo de violencia. Nada es más peligroso en esta región que otra negociación fracasada.
Además, la misma existencia de negociaciones de paz posibilita a Israel fingir estar haciendo algo por la situación, sin que realmente haga algo. Israel puede de este modo examinar detenidamente las mociones sin que tenga la intención de alcanzar un acuerdo de paz y sintiendo como si estuviera haciendo todo lo posible para lograrlo.
Pero mientras el tiempo crítico está siendo desperdiciado Israel no se mantiene ocioso, ni tampoco la Autoridad Palestina. Mientras estuvieron negociando, Israel estuvo construyendo más y más casas en los asentamientos de la Margen Occidental. De hecho, este accionar nunca se detuvo. Incluso Barak, el más atrevido de todos ellos, agregó 6000 unidades al indigno proyecto. De una negociación a la próxima, más y más oportunidades dilapidadas. La ocupación se volvió cada vez más insensible y cruel como lo es asimismo el terrorismo palestino.
El único ingrediente faltante en todas las tediosas y superfluas negociaciones fue la buena voluntad de alcanzar la paz. Nada es más crítico que esto, que nunca ha estado sobre la mesa, ni siquiera en la gran ilusión de la era de Oslo. Eso es debido porque Israel nunca ofreció, incluso entonces, evacuar una sola parcela de terreno en los asentamientos de la Margen Occidental. Todo lo que hizo fue construir más y más, dunam tras dunam, destruyendo toda oportunidad. No hay otro conflicto en el mundo, parece, donde las negociaciones hayan durado tantos años para resolverlo, mientras que la solución se desplaza siempre alejándose, tal como el horizonte.
Si el nuevo gobierno se encamina hacia la paz -y esto es sumamente dudoso- debe comenzar con acciones, no con discursos. Es muy fácil cambiar la hoja de ruta de la ocupación: sólo tomar unas pocas medidas como la liberación masiva de prisioneros o desmantelar los puestos de controles internos como indicación que el gobierno intenta lograr la paz. Esto mejoraría el proceso político más que todos los discursos, tan osados como ellos puedan llegar a ser.
Si yo fuera un líder palestino, le diría al nuevo gobierno: ustedes conocen cuales son nuestras posturas, como nosotros conocemos las vuestras. No empecemos todo de nuevo. Si usted es sincera, comience actuando, aún antes de la primera foto operación entre Livni y Abbas. Esto es aún más pertinente en lo que se refiere a la paz con Siria- nosotros conocemos cuales son las condiciones, no hay nada de que hablar, solamente decidir. Basta de hablar. Es tiempo de actuar.
Fuente: Haaretz - 28/09/2008
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