04 abril 2009

LIEBERMAN, INTERROGADO POR COHECHO Y LAVADO DE DINERO




ABC | JERUSALÉN

Hay llegadas al poder ruidosas, y luego la que está protagonizando Avigdor Lieberman. El nuevo ministro de Exteriores israelí ha vuelto a eclipsar hoy al recién estrenado Gobierno de Benjamín Netanyahu al conocerse que, en su segunda jornada al frente de la Cancillería, pasó siete horas y media siendo interrogado por la policía como sospechoso de corrupción.
La noticia del interrogatorio se difundía mientras se multiplicaban las reacciones en contra de su penúltima “bomba” diplomática: unas declaraciones realizadas al diario Haaretz de Tel Aviv, en las que descarta cualquier retirada israelí de los Altos del Golán ocupados a Siria en 1967, y que se sumaban a su rechazo expresado un día antes al vigente proceso de paz con los palestinos. Nadie da más en 48 horas.
La investigación criminal por presuntos delitos de soborno, fraude, abuso de confianza, lavado de dinero y falsificación de documentos públicos a los que se enfrenta Avigdor Lieberman se remonta al periodo comprendido entre 1999 y 2006, años en los que se sospecha que el hoy ministro recibió “sumas muy importantes del extranjero” para financiar sus campañas electorales como lider del ultra nacionalista Yisrael Beitenu.
Una organización israelí, el llamado “Movimiento por la Calidad del Gobierno”, tomó la iniciativa de reclamar ante los tribunales la depuración de responsabilidades, petición que sería ampliada recientemente, cuando el colectivo exigió la cancelación del acuerdo de Gobierno que ha llevado a Lieberman al Ejecutivo. En el marco de esta causa se celebraba ayer el interrogatorio, cuya fecha había sido acordada de antemano, y en el que el ministro, -que siempre ha negado las alegaciones tachándolas de una “conspiración” persecutoria-, “respondió a todas las preguntas” con colaboración, según fuentes cercanas.
De ser Lieberman procesado, rumores salidos de las altas esferas del Likud aseguran que Benjamín Netanyahu habría resuelto ya poner la cartera de Exteriores en manos de su compañero de filas Silvan Shalom, lo que ha desatado en el partido Yisrael Beitenu la amenaza de abandonar la coalición. Su salida supondría la práctica defunción del Ejecutivo.
En una coincidencia que hace temer por una escalada de hostilidades, al menos retóricas, las declaraciones de Lieberman sobre la no retirada del Golán se cruzaban ayer con otras del presidente sirio, Bashar al Assad, que en el rotativo qatarí “A-Sharq” advertía el jueves que Damasco recuperará los altos “por la paz o la guerra”. “Este enemigo no quiere la paz, ¿cual es la alternativa?, -se preguntaba-, la ruta paralela de la resistencia”. ■

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