24 julio 2008

EL VOLCÁN Y LA LAVA

El volcán y la lava (fragmento)

Por: Marcelo Kisilevski

Aun cuando el Mafdal se mantuvo dentro de los límites de la cordura y la democracia, desprendimientos hacia su derecha llevaron hasta el final este mismo paradigma de pensamiento: el ya mencionado Gush Emunim, u organizaciones hoy ilegales como el movimiento Kaj, cuyo líder, el rabino Meir Kahana, fuera asesinado por un fundamentalista musulmán en Nueva York en 1984; Kahana Jai (Kahana Vive), fundado por el hijo de dicho líder. Ambos grupos llaman a la expulsión de los árabes de toda la Tierra de Israel, tanto del Estado de Israel soberano como de los territorios de Gaza y la Margen Occidental.

En 1980, también, surgió un fugaz movimiento terrorista, la Resistencia Judía (Hamajtéret Hayehudit), que llegó a perpetrar sangrientos atentados, el más conocido de los cuales fue la bomba colocada en el automóvil del alcalde de Nablus, dejándolo sin piernas. También perpetraron asesinatos de árabes, y planeaban volar la mezquita de Al Aqsa en Jerusalem. Sus escasos 25 miembros fueron arrestados y condenados en juicio a diversas penas de prisión en 1985. (ninguno cumplió toda la condena: todos fueron liberados con mucha anterioridad. Y...eran judíos)

Hay que entender que se trata de una minoría que se siente asediada, victimizada: por el terrorismo palestino que no cesa, por el estado israelí que no hace lo suficiente por defenderlos, por la sociedad israelí que no los comprende a ellos ni a la grandeza de la hora, y los demoniza.

En ese ambiente de miedo al otro lado y con la razón del lado propio, el paradigma mesiánico produjo otros asesinos, ya no orgánicos, sino individuos sin respaldo de grupo alguno, lo que permitió al Consejo de Judea, Samaria y Gaza y al Mafdal salir siempre sin mancha.

Los más conocidos: Ami Poper, que en los años '70 asesinó a siete árabes que esperaban que les dieran aventón en un cruce de rutas; Baruj Goldstein, colono de Kiriat Arba, aledaño a Hebrón, que en 1994 asesinó a 29 feligreses musulmanes que rezaban en la mezquita de la Cueva de Macpelá (donde están enterrados los Patriarcas hebreos y hay también una sinagoga); Igal Amir, que en 1995 encontró justificativo en la religión para asesinar al entonces primer ministro, Itzjak Rabin.

Más allá de complejos justificativos talmúdicos existentes sólo en su mente afiebrada, Amir llevó el razonamiento sionista-mesiánico al plano de la acción: si los territorios se conquistaron como parte del Plan Divino, quien entregue territorios está contraviniendo nada menos que dicho programa celestial. Dado que, como laico, no es conciente del daño cósmico que provoca, no existe otra alternativa que matarlo, un precio menor, sobre todo estando el Mesías tan cerca. Nosotros, como socios de Dios en la tarea de la Redención, no sólo tenemos el derecho sino el deber de hacer todo por evitar el desastre de perder otra vez estas tierras sagradas y el fatal error de alejar con nuestras propias manos el final de los tiempos.

TODO: ¿ESTOS ASESINOS, SON MEJORES O IGUALES A SAMIR KUNTAR? ¿O SON PEORES?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¿ Se puede preguntar si hay asesinos peores o mejores? Creo que es una falacia. son asesinos y eso bastta para que quien deba juzgarlos lo haga.

Silvia

alicia-susana-gomez-bruzzone.blogspot.com dijo...

Matar, morir en nombre de... Asesinos, suicidas, en el nombre del Padreguerra o de la Madretierra. Conciencias insensatas, miradas ciegas, hombre preso en sí. Se pierde lo más Sagrado: la Vida, la diversidad, el aprender del otro.