04 julio 2008

EL ISLAM POLÍTICO, AL SERVICIO DEL IMPERIALISMO

EL ISLAM POLÍTICO, AL SERVICIO DEL IMPERIALISMO

Samir Amin − Comité de Solidaridad con la Causa Arabe

Todas las corrientes que prestan adhesión al Islam político proclaman la “especificidad del Islam”. Según este criterio, el Islam nada sabe de la separación entre política y religión, algo supuestamente distintivo del cristianismo. Nada se lograría recordándoles, como yo he hecho, que sus observaciones reproducen, casi palabra por palabra, ¡lo que afirmaban reaccionarios europeos (como Bonald y de Maistre) a comienzos del siglo XIX con el fin de condenar la ruptura que la Ilustración y la Revolución Francesa habían ocasionado en la historia del Occidente cristiano!
Sobre la base de esta postura, todas las corrientes del Islam político eligen llevar su lucha al terreno de la cultura, pero “cultura” reducida en realidad a la afirmación convencional de pertenecer a una religión particular. En realidad, los militantes del Islam político no están verdaderamente interesados en discutir los dogmas que configuran la religión. La afirmación ritual de pertenencia a la comunidad es su única y exclusiva preocupación. Esa visión de la realidad del mundo moderno no sólo es inquietante por la inmensa vacuidad de pensamiento que esconde sino que también justifica la estrategia del imperialismo de substituir el llamado conflicto de culturas por el que existe entre los centros imperialistas y las periferias dominadas. El énfasis exclusivo sobre la cultura permite al Islam político eliminar de todas las esferas de la vida las confrontaciones sociales reales entre las clases populares y el sistema capitalista globalizado que las oprime y explota. Los militantes del Islam político no tienen presencia real en las zonas en las que tienen lugar los conflictos sociales reales y sus dirigentes repiten incesantemente que esos conflictos carecen de importancia. Los islamistas solo están presentes en estos terrenos para abrir escuelas y clínicas de salud. Pero esto no supone más que una labor caritativa y de adoctrinamiento. No son medios de apoyo de las luchas de las clases populares contra el sistema responsable de su pobreza.
En el terreno de las cuestiones sociales de verdad, el Islam político se alinea en el campo del capitalismo dependiente y el imperialismo dominante. Defiende el principio del carácter sagrado de la propiedad y legitima la desigualdad y los requisitos de la reproducción capitalista. El apoyo prestado por los Hermanos Musulmanes en el parlamento egipcio a las recientes leyes reaccionarias que refuerzan los derechos de los propietarios en detrimento de los arrendatarios rurales (la mayoría del pequeño campesinado) no es más que un caso entre cientos. No hay ejemplo siquiera de una sola ley reaccionaria promovida en cualquier Estado musulmán a la que los movimientos islamistas se hayan opuesto. Además, esas leyes se promulgan con el acuerdo del sistema imperialista. El Islam político no es antiimperialista, ¡hasta sus militantes piensan que no lo es! Es un aliado inapreciable del imperialismo y éste lo sabe. Es fácil entender, por tanto, que el Islam político haya contado siempre en sus filas con la clase dominante de Arabia Saudí y Pakistán. Por ende, estas clases estaban entre sus más activos promotores desde su mismo principio. Las burguesías compradoras locales, los nuevos ricos, beneficiarios de la actual globalización imperialista, apoyan generosamente al Islam político. Y éste ha renunciado a una perspectiva antiimperialista y la ha reemplazado por una postura “antioccidental” (casi “anticristiana”) que evidentemente sólo lleva a las sociedades afectadas a un callejón sin salida y no constituye por tanto un obstáculo al despliegue del control imperialista sobre el sistema mundial.
El Islam político no sólo es reaccionario en ciertas cuestiones (sobre todo en las referentes al estatus de la mujer) y acaso hasta responsable de los excesos del fanatismo contra ciudadanos no musulmanes (como los coptos en Egipto): es fundamentalmente reaccionario y por tanto no puede participar evidentemente en el progreso de liberación de los pueblos.
Tres argumentos principales son los que, con todo, se postulan para alentar a los movimientos sociales en conjunto a dialogar con los movimientos del Islam político. El primero es que el Islam político moviliza a nutridas masas populares, a las que no se puede ignorar o despreciar. Esta pretensión la refuerzan ciertamente numerosas imágenes. Con todo, hay que mantener la cabeza fría y valorar adecuadamente la movilización en cuestión. Los “éxitos” electorales registrados se sitúan en perspectiva tan pronto como se les somete a un análisis más riguroso. Mencionemos aquí, por ejemplo, la enorme proporción de la abstención –¡más del 75 %!- en las elecciones egipcias. El poder de la calle islamista es en buena medida tan solo el reverso de la debilidad de la izquierda organizada, ausente de las esferas en que se producen los actuales conflictos sociales. Aunque estuviéramos de acuerdo en que el Islam moviliza en realidad cifras considerables, ¿justifica eso concluir que la izquierda debe tratar de incluir a las organizaciones políticas islámicas en las alianzas para la acción política o social? Si el Islam político moviliza con éxito a gran número de personas, se trata sencillamente de un hecho y cualquier estrategia política efectiva debe incluir este hecho en sus consideraciones, propuestas y opciones. Pero buscar alianzas no es necesariamente el mejor medio de enfrentarse a este desafío. Habría que apuntar que las organizaciones del Islam político –los Hermanos Musulmanes, en particular- no buscan dicha alianza, de hecho incluso la rechazan. Si por casualidad algunas organizaciones izquierdistas llegan a creer que las organizaciones políticas islámicas los han aceptado, la primera decisión que éstas tomarían, una vez alcanzado con éxito el poder, sería liquidar a sus engorrosos aliado con extrema violencia, como sucedió en Irán con los muyaidín y los fedayín jalk. La segunda razón que postulan los partidarios del “diálogo” es que el Islam político, aunque sea reaccionario en lo que toca a sus propuestas sociales, es “antiimperialista”. He oído decir que el criterio para esto que propongo (apoyo sin reservas a las luchas favorables al progreso social) es “economicista” y descuida las dimensiones políticas del reto al que se enfrentan los pueblos del Sur. No creo que esta crítica sea válida, considerando lo que he dicho sobre las dimensiones democráticas y nacionales de las respuestas deseables para enfrentarse a este reto. Estoy también de acuerdo en que, en su respuesta al desafío al que se enfrentan los pueblos del Sur, las fuerzas en acción no se muestran necesariamente coherentes en su manera de habérselas con sus dimensiones sociales y políticas. Así pues, resulta posible imaginarse un Islam político que sea antiimperialista, aunque regresivo en el plano social. Irán, Hamás en Palestina, Hizbolá en Líbano y ciertos movimientos de resistencia en Irak son ejemplos que vienen inmediatamente a la cabeza. Discutiré estas situaciones concretas posteriormente. Lo que sostengo, muy sencillamente, es que el Islam político en su conjunto no es antiimperialista sino que se alinea tras los poderes dominantes a escala mundial.
El tercer argumento llama la atención de la izquierda sobre la necesidad de combatir la islamofobia. Ninguna izquierda digna de ese nombre puede ignorar la question des banlieues, es decir, el tratamiento de las clases populares de origen inmigrante en las metrópolis del capitalismo desarrollado contemporáneo. Los análisis de este reto y las respuestas dadas por diversos grupos (los mismos partidos interesados, la izquierda electoral europea, la izquierda radical) quedan fuera del objeto de este texto. Me contentaré con expresar mi punto de vista en principio: la respuesta progresiva no puede basarse en la institucionalización del comunitarismo*, que está siempre esencial y necesariamente asociado con la desigualdad y en última instancia se origina en una cultura racista. Producto ideológico específico de la cultura política reaccionaria de los Estados Unidos, el comunitarismo (ya triunfante en Gran Bretaña) está empezando a contaminar la vida política del continente europeo. La islamofobia, sistemáticamente promovida por importantes sectores de la élite política y los medios, forma parte de una estrategia para gestionar la diversidad comunitaria en beneficio del capital, puesto que este supuesto respeto por la diversidad es, de hecho, sólo un medio para ahondar las divisiones entre las clases populares.
La cuestión del llamado problema de las barriadas (banlieues) es concreta y confundirla con la cuestión del imperialismo (es decir, de la gestión imperialista de las relaciones entre los centros imperialistas dominantes y las periferias dominadas), como se hace a veces, en nada contribuirá a lograr progresos en cada uno de estos terrenos completamente distintos. Esta confusión forma parte del instrumental reaccionario y refuerza la islamofobia, que, a su vez, hace posible legitimar tanto la ofensiva contra las clases populares en los centros imperialistas como la ofensiva contra los pueblos de las periferias afectadas. Esta confusión, así como la islamofobia, proporcionan por su parte un valioso servicio al Islam político reaccionario, dando credibilidad a su discurso político antioccidental. Afirmo, por tanto, que las dos campañas ideológicas reaccionarias promovidas, respectivamente, por la derecha racista en Occidente y el Islam político se apoyan mutuamente, en la medida en que apoyan prácticas comunitarias.
Modernidad, democracia, secularismo e Islam
La imagen que las regiones árabes e islámicas dan de si mismas es la de sociedades en las que la religión (el Islam) está al frente en todos los terrenos de la vida social y política, hasta el punto de que parece extraño imaginar que pudiera ser diferente. La mayoría de los observadores extranjeros (dirigentes políticos y medios de comunicación) concluyen que la modernidad, acaso incluso la democracia, tendrá que adaptarse a la fuerte presencia del Islam, excluyendo de facto el secularismo. O bien esta reconciliación es posible y será necesario apoyarla, o no lo es y será necesario tratar con esta región del mundo tal cual es. Yo no comparto en absoluto esta visión considerada realista. El futuro –en la visión prolongada de un socialismo globalizado- es, para los pueblos de esta región, como para los demás, democracia y secularismo. Este futuro es posible en estas regiones como en otras partes, pero no hay nada garantizado o seguro, en ningún lado. La modernidad supone una ruptura en la historia del mundo, iniciada en Europa durante el siglo XVI. La modernidad proclama que los seres humanos son responsables de su propia historia, individual y colectivamente, y rompe por consiguiente con las ideologías premodernas dominantes. La modernidad hace, pues, posible la democracia, al igual que exige secularismo, en el sentido de separación de lo religioso y lo político. Formulado por la Ilustración del siglo XVIII, puesto en práctica por la Revolución Francesa, la compleja asociación de modernidad, democracia y secularismo, sus avances y retrocesos, ha ido configurando el mundo contemporáneo desde entonces. Pero la modernidad no supone por si misma una revolución cultural. Deriva su significado solo a través de la estrecha relación que mantiene con el nacimiento y posterior crecimiento del capitalismo. Esta relación ha condicionado los límites históricos de la modernidad “realmente existente”. Las formas concretas de la modernidad, la democracia y el secularismo que hoy encontramos deben ser, por tanto, consideradas como productos de la historia concreta del crecimiento del capitalismo. Están configuradas por las condiciones específicas en que se expresa la dominación del capitalismo, los compromisos históricos que definen los contenidos sociales de los bloques hegemónicos (lo que yo llamo el curso histórico de las culturas políticas).
Esta presentación condensada de mi comprensión del método del materialismo histórico la traigo aquí a colación simplemente para situar las diversas formas de combinar la modernidad capitalista, la democracia y el secularismo en su contexto teórico.
La Ilustración y la Revolución Francesa postularon un modelo de secularismo radical. Ateo o agnóstico, deísta o creyente (en este caso, cristiano), el individuo es libre de elegir, el Estado nada tiene que ver en ello. En el continente europeo –y en Francia al inicio de la Restauración- las retiradas y compromisos que combinaban el poder de la burguesía con el de las clases dominantes de los sistemas premodernos fueron la base de formas atenuadas de secularismo, entendido como tolerancia, sin excluir el papel social de las iglesias del sistema político. Por lo que se refiere a los Estados Unidos, su particular senda histórica tuvo como resultado la formación de una auténtica cultura política reaccionaria, en la que el auténtico secularismo es prácticamente desconocido. La religión es aquí un actor social reconocido y el secularismo se confunde con la multiplicidad de religiones oficiales (cualquier religión –o incluso secta- es oficial).
Existe un lazo evidente entre el grado de secularismo radical mantenido y el grado de apoyo para configurar la sociedad de acuerdo con el tema central de la modernidad. La izquierda, ya sea radical o moderada, que cree en la efectividad de la política para orientar la evolución social en las direcciones elegidas, defiende conceptos fuertes de secularismo. La derecha conservadora argumenta que debería dejarse que las cosas evolucionen por si mismas, ya se trate de la cuestión económica, política o social. Por lo que toca a la economía, la elección en favor del “Mercado” resulta evidentemente favorable al capital. En la política, la democracia de baja intensidad se convierte en la real, y la alternancia es reemplazada por la alternativa. Y en la sociedad, en este contexto, la política no tiene necesidad de un secularismo activo: las “comunidades” compensan las deficiencias del Estado. El mercado y la democracia representativa hacen historia y es eso lo que se les debería dejar que hicieran. En el actual momento de retroceso de la izquierda, esta versión conservadora del pensamiento social es ampliamente dominante, en formulaciones que recorren toda la gama que va de Touraine a Negri. La cultura política reaccionaria de los Estados Unidos va aún más allá al negar la responsabilidad de la acción política. La repetida afirmación de que Dios inspira a la nación “americana” y la masiva adhesión a esta “creencia” dejan en nada el concepto mismo de secularismo. Decir que Dios hace la historia es, de hecho, dejar que sea el Mercado solo el que la haga.
Desde este punto de vista, ¿dónde se sitúan los pueblos de la región de Oriente Medio? La imagen de barbudos postrados y mujeres con velo da lugar a apresuradas conclusiones sobre la intensidad de la adhesión religiosa entre los individuos. Los amigos “culturalistas” occidentales que piden respeto a la diversidad de creencias rara vez dan cuenta de los procedimientos utilizados por las autoridades para presentar una imagen que les resulte conveniente. Están desde luego los que son “locos de Dios”. ¿Son proporcionalmente más numerosos que los católicos españoles que desfilan en procesión en Semana Santa? ¿Más que las enormes multitudes que prestan oídos a los teleevangelistas en los Estados Unidos?
En cualquier caso, la región no siempre ha proyectado esta imagen de si misma. Más allá de las diferencias de país a país, puede identificarse una extensa región que discurre de Marruecos a Afganistán, y que incluye a todos los pueblos árabes (con excepción de los de la Península Arábiga), a los turcos, iraníes, afganos y otros pueblos de las antiguas repúblicas soviéticas de Asia Central, en las que las posibilidades de desarrollo del secularismo distan de ser despreciables. La situación es diferente entre otros pueblos vecinos, los árabes de la Península o los paquistaníes.
En esta región más extensa, las tradiciones políticas se han visto fuertemente marcadas por las corrientes radicales de la modernidad: las ideas de la Ilustración, la Revolución Francesa, la Revolución Rusa y el comunismo de la Tercera Internacional estaban presentes en la imaginación de todos y fueron mucho más importantes que el parlamentarismo de Westminster, por ejemplo. Estas corrientes dominantes inspiraron los modelos principales de transformación política aplicados por las clases dominantes, que podrían describirse, en ciertos aspectos, como formas de despotismo ilustrado. Este fue desde luego el caso del Egipto de Mohammed Ali o Jedive Ismail. El “kemalismo” en Turquía y la modernización en Irán fueron similares. El populismo nacional de estadios más recientes de la historia pertenece a la misma familia de proyectos políticos de modernidad. Fueron numerosas las variantes del modelo (el Frente de Liberación Nacional argelino, el “burguibismo” tunecino, el “nasserismo” egipcio, el “baazismo” de Siria e Irak), pero la dirección del movimiento era análoga. Experiencias aparentemente extremas – los llamados regímenes comunistas de Afganistán y Yemen del Sur- no eran realmente muy distintos. Todos estos regímenes lograron muchas cosas y por esta razón disfrutaron de amplio apoyo popular. Esta es la razón por la cual, aun cuando no fueran verdaderamente democráticos, abrían el camino a un posible desarrollo en esta dirección. En ciertas circunstancias, como las de Egipto entre 1920 y 1950, se intentó un experimento de democracia electoral, apoyado por el centro antiimperialista moderado (el partido Wafd), al que se oponía la potencia imperialista dominante (Gran Bretaña) y sus aliados locales (la monarquía). El secularismo, aplicado en versiones moderadas, no sería a buen seguro “rechazado” por el pueblo. Por el contrario, era la gente religiosa la que la opinión pública general consideraba obscurantista, y la mayoría lo era.
Los experimentos de modernización, del despotismo ilustrado al populismo nacional radical, no eran producto de la casualidad. Los crearon potentes movimientos que eran dominantes en las clases medias. De esta forma expresaban estas clases su voluntad de ser vistas como socios hechos y derechos en la globalización moderna. Estos proyectos, que pueden describirse como nacional-burgueses, eran portadores potenciales, modernizantes y secularizadores, de un desarrollo democrático. Pero precisamente porque estos proyectos entraban en conflicto con el imperialismo dominante, éste los combatió implacablemente, movilizando de forma sistemática a fuerzas obscurantistas en declive con este propósito. La historia de los Hermanos Musulmanes es bien conocida. La Hermandad la crearon los británicos y la monarquía en la década de 1920 a fin de cerrar el paso al Wafd, secular y democrático. Su regreso en masa de su refugio saudí tras la muerte de Nasser, organizado por la CIA y Sadat, es también bien conocido. Todos estamos familiarizados con la historia de los talibán, formados por la CIA en Pakistán para luchar contra los “comunistas” que habían abierto escuelas para todos, chicos y chicas. También es de sobra sabido que Israel apoyó a Hamás en un principio como forma de debilitar las corrientes seculares y democráticas de la resistencia palestina. El Islam político habría tenido muchas más dificultades para moverse fuera de las fronteras de Arabia Saudí y Paquistán sin el potente apoyo continuado y resuelto de los Estados Unidos. La sociedad de Arabia Saudí no había comenzado siquiera a moverse más allá de sus límites tradicionales cuando se descubrió petróleo bajo su suelo. Se concluyó entre las dos partes una alianza entre el imperialismo y la clase dominante tradicional, sellada de inmediato, que dio un nuevo arriendo de vida al Islam político wahabí. Por su parte, los británicos tuvieron éxito al quebrar la unidad de la India, persuadiendo a los líderes musulmanes de que creasen su propio Estado, atrapado en el Islam político desde su mismo nacimiento. Hay que hacer notar que la teoría con la que se legitimó esta curiosidad –atribuida a Mawdudi- había sido esbozada por anticipado por los orientalistas ingleses al servicio de Su Majestad.**

Resulta fácil, por tanto, comprender, la iniciativa tomada por los Estados Unidos para romper el frente unido de los estados asiáticos y africanos establecido en Bandung (1955), creando una “Conferencia Islámica” inmediatamente promovida (desde 1957) por Arabia Saudí y Pakistán. El Islam político penetró en la región por estos medios. La mínima conclusión que puede extraerse de las observaciones aquí realizadas es que el Islam político no es el resultado espontáneo de la afirmación de las auténticas convicciones religiosas por parte de los pueblos afectados. El Islam político lo erigió la acción sistemática del imperialismo, apoyada, por supuesto, por fuerzas obscurantistas reaccionarias y las clases compradoras subordinadas. Que este estado de cosas es también responsabilidad de las fuerzas de izquierda que ni vieron ni supieron cómo enfrentarse a este desafío sigue siendo algo indiscutible.
Cuestiones relativas a los países de la Línea del Frente (Afganistán, Irak, Palestina e Irán)
El proyecto de Estados Unidos, apoyado en grado diverso por sus aliados subalternos en Europa y Japón, consiste en establecer un control militar sobre todo el planeta. Con esta perspectiva en mente, se eligió Oriente Medio como región para el “primer golpe” por cuatro razones: (1) mantiene los recursos petrolíferos más abundantes del mundo y su control directo por parte de las fuerzas armadas norteamericanas otorgaría a Washington una posición privilegiada, situando a sus aliados —Europa y Japón— y posibles rivales (China) en una incómoda posición de dependencia en su suministro energético; (2) se encuentra en la encrucijada del Nuevo Mundo y facilita poner en pie una amenaza militar contra China, India y Rusia; (3) La región está experimentando un momento de debilidad y confusión que permite al agresor asegurarse una victoria fácil, al menos por el momento; y (4) la presencia de Israel en la región, aliado incondicional de Washington. Esta agresión ha colocado a los países y naciones ubicados en la línea del frente (Afganistán, Irak, Palestina e Irán) en la particular situación de ser destruidos (los tres primeros) o amenazados de destrucción (Irán).
Afganistán
Afganistán experimentó el mejor período de su historia moderna durante la llamada república comunista. Se trataba de un régimen de despotismo ilustrado que abrió el sistema educativo a los niños de ambos sexos. Tenía por enemigo al obscurantismo y por esta razón disfrutó de un apoyo decisivo en la sociedad. La reforma agraria que había llevado a cabo consistió, en su mayor parte, en un grupo de medidas destinadas a reducir los poderes tiránicos de los líderes tribales. El apoyo –al menos tácitamente- de la mayoría del campesinado garantizaba el éxito probable de este cambio que había empezado bien. La propaganda que transmitían los medios occidentales, así como el Islam político, presentaba este experimento como un totalitarismo comunista y ateo rechazado por el pueblo afgano. En realidad, el régimen distaba de ser impopular, en buena medida como Ataturk en su época.
El hecho de que los dirigentes de este experimento, ambos provenientes de las facciones principales (jalk y parcham), se describieran a si mismos como comunistas no resulta sorprendente. El modelo de progreso logrado por los vecinos pueblos de Asia Central (pese a todo lo que se ha dicho sobre el tema, no obstante las prácticas autocráticas del sistema) en comparación con los desastres sociales de la gestión imperialista británica que aún se dejan ver en los países vecinos (incluyendo India y Pakistán) tuvo el efecto, aquí como en muchos otros países de la región, de animar a los patriotas a valorar en toda su extensión el obstáculo que representa el imperialismo para cualquier intento de modernización. La invitación enviada por una facción a los soviéticos para que intervinieran con el fin de librarse de las demás tuvo desde luego un efecto negativo e hipotecó las posibilidades del proyecto modernizador nacional populista. Los Estados Unidos, en particular, y sus aliados de la Tríada, en general, han sido siempre tenaces opositores de los modernizadores afganos, comunistas o no. Son ellos los que movilizaron a las fuerzas obscurantistas del Islam político al estilo de Pakistán (los talibán) y los señores de la guerra (los líderes tribales neutralizados con éxito por el llamado régimen comunista), y quienes les entrenaron y armaron. Incluso después de la retirada soviética demostró el gobierno de Nayibulá capacidad de resistencia. Y probablemente se habría mantenido de no ser por la ofensiva militar paquistaní que vino en apoyo de los talibán y la ofensiva posterior de las fuerzas reconstituidas de los señores de la guerra, que hicieron aumentar el caos. Afganistán quedó destrozado como resultado de la intervención de los Estados Unidos y sus aliados y agentes, sobre todo de los islamistas. No se puede reconstruir Afganistán bajo su autoridad, apenas disfrazada tras un fantoche sin raíces en el país, propulsado allí por la transnacional de Texas de la que era empleado. La supuesta “democracia”, en nombre de la cual Washington, la OTAN y la ONU, llamadas al rescate, pretendieron justificar la continuación de su presencia (de hecho, ocupación), fue una mentira desde el principio y se ha convertido en una inmensa farsa. Hay una única solución al problema afgano: que todas las fuerzas extranjeras abandonen el país y todas las potencias se vean obligadas a dejar de financiar y armar a sus aliados. A los bienintencionados que expresan sus temores de que el pueblo afgano tolere entonces la dictadura de los talibán (o los señores de la guerra), yo les respondería que ¡la presencia extranjera ha sido hasta ahora y sigue siendo el mejor sostén de esta dictadura! El pueblo afgano se ha ido moviendo en otra dirección —potencialmente la mejor posible—en un momento en el que Occidente se ha visto forzado a tomar menos interés en sus asuntos. Al despotismo ilustrado de los “comunistas”, el Occidente civilizado ha preferido siempre el despotismo obscurantista, ¡infinitamente menos peligroso para sus intereses!
Irak
La diplomacia armada de los Estados Unidos tenía el objetivo de destruir literalmente Irak mucho antes de que se adujeran realmente pretextos para llevarlo a cabo en dos ocasiones diferentes: la invasión de Kuwait en 1990 y el período posterior al 11 de septiembre de 2001, explotado con este propósito por Bush con un cinismo y mentiras dignos del estilo de Goebbels (“Si cuentas una mentira lo bastante gorda y sigues repitiéndola, la gente terminará por creérsela). La razón de este objetivo es sencilla y nada tiene que ver con el discurso que convoca a la liberación del pueblo iraquí de la sangrienta dictadura (lo cual ciertamente era) de Sadam Hussein. Irak posee una gran parte de los mejores recursos petrolíferos del planeta. Pero, lo que es más, Irak había conseguido formar cuadros científicos y técnicos que eran capaces, mediante su masa crítica, de apoyar un proyecto nacional substancial y coherente. Ese peligro debía eliminarse mediante una guerra preventiva que los Estados Unidos se otorgaron el derecho de librar dónde y cuándo decidieran, sin el menor respeto por el Derecho internacional.
Más allá de esta observación evidente, habría que examinar varias cuestiones graves: (1) ¿Cómo pudo parecer tan fácilmente que el plan de Washington —aunque no fuese más que por un momento— sería un éxito tan deslumbrante? (2) ¿Qué situación nueva es la que se ha creado y a la que se enfrenta la nación iraquí hoy? (3) ¿Qué respuestas dan los diversos elementos de la población iraquí a este desafío? y (4) ¿Qué soluciones pueden promover las fuerzas democráticas y progresistas iraquíes, árabes e internacionales?
La derrota de Sadam Hussein era predecible. Enfrentado a un enemigo cuya principal ventaja consiste en su capacidad de proceder a un genocidio con impunidad mediante bombardeos aéreos (el uso de armas nucleares está por llegar), la gente solo dispone de una respuesta efectiva: presentar resistencia en su territorio invadido. El régimen de Sadam se dedicó a eliminar cualquier medio de defensa al alcance de su pueblo mediante la destrucción sistemática de toda organización y partido político (empezando por el Comunista) que hubiera contribuido a la historia del moderno Irak, sin descontar al mismo Baaz, que había sido uno de los protagonistas principales de esta historia. No es sorprendente que en estas condiciones el pueblo iraquí permitiera que su país fuera invadido sin lucha, ni siquiera que algunos comportamientos (como la aparente participación en las elecciones organizadas por el invasor o el estallido de luchas fratricidas entre kurdos, árabes suníes y chiitas) parecieran ser signos de una posible aceptación de la derrota (sobre la que Washington había basado sus cálculos). Pero lo que es digno de nota es que la Resistencia sobre el terreno cobra cada día mayor fuerza (pese a todas las graves flaquezas mostradas por las diversas fuerzas de resistencia), que ya ha hecho imposible establecer un régimen de lacayos capaz de mantener la apariencia de orden; en cierto modo, ha demostrado ya el fracaso del proyecto de Washington. Se ha creado, sin embargo, una nueva situación a causa de la ocupación militar extranjera. La nación iraquí se halla de veras amenazada. Washington es incapaz de mantener su control sobre el país (dirigido a esquilmar sus recursos petrolíferos, que es el objetivo número uno) teniendo como intermediario a un gobierno aparentemente nacional. El único modo en que puede continuar este proyecto supone, por tanto, deshacer el país. La división del país en al menos tres estados (kurdo, árabe suní y árabe chiita) fue acaso desde el principio mismo el objetivo de Washington, alineado con Israel (los archivos revelarán la verdad en un futuro). Hoy en día, es la guerra civil la carta con la que juega Washington para garantizar la continuidad de su ocupación. Está claro que la ocupación permanente es y sigue siendo el objetivo: es el único medio por el que Washington puede garantizarse el control de los recursos petrolíferos. Desde luego, no puede darse crédito a las declaraciones de intenciones de Washington, tales como “abandonaremos el país en cuanto hayamos restaurado el orden”. Habría que recordar que los británicos nunca dijeron que su ocupación de Egipto, que tuvo su inicio en 1882, fuese otra cosa que provisional (¡duró hasta 1956!). Mientras tanto, por supuesto, los Estados Unidos destruyen el país, sus escuelas, sus fábricas y capacidades científicas, usando todos los medios, hasta los más criminales.
Las respuestas dadas por el pueblo iraquí a este reto – hasta ahora, por lo menos- no parecen estar a la altura de la situación. Esto es lo mínimo que se puede decir. ¿Qué razones hay para ello? Los medios dominantes de Occidente repiten ad nauseam que Irak es un país artificial y que la opresiva dominación del régimen “suní” de Sadam sobre chiitas y kurdos es el origen de la inevitable guerra civil (que solo puede suprimirse, si acaso, continuando con la ocupación extranjera). La resistencia, por tanto, se limita a un núcleo duro de unos pocos islamistas pro-Sadam del triángulo suní. Seguro que sería difícil poner más falsedades juntas.
Tras la Primera Guerra Mundial, los británicos tuvieron grandes dificultades para quebrar la resistencia del pueblo iraquí. Absolutamente coherentes con su tradición imperial, los británicos importaron una monarquía y crearon una clase de grandes terratenientes que apoyara su dominio, otorgando así una posición privilegiada a los suníes. Pero a pesar de sus esfuerzos sistemáticos, los británicos fracasaron. El Partido Comunista y el Partido Baaz constituían las principales fuerzas políticas organizadas que derrotaron al poder de la monarquía “suní” detestada por todos, suníes, chiitas y kurdos. La violenta competencia entre estas dos fuerzas, que ocuparon el centro de la escena entre 1958 y 1963, terminó con la victoria del Partido Baaz, recibida con alivio en aquel entonces por las potencias occidentales. El proyecto comunista llevaba en si mismo la posibilidad de una evolución democrática; no sería cierto decir lo mismo del Baaz. Este último era nacionalista y panárabe en principio, admiraba el modelo prusiano de construcción de la identidad alemana, y reclutaba a sus miembros entre la pequeña burguesía secular y moderna, hostil a las expresiones obscurantistas de la religión. El Baaz evolucionó en el poder, de manera predecible, hasta convertirse en una dictadura sólo a medias antiimperialista, entendiendo por ello que, dependiendo de las coyunturas y circunstancias, podía aceptar un compromiso entre dos socios (el poder baazista de Irak y el imperialismo norteamericano, dominante en la región). Este acuerdo alentó los excesos megalómanos de su líder, que imaginó que Washington haría de él su principal aliado en la región.
El apoyo de Washington a Bagdad (la entrega de armas químicas es buena prueba de ello) en la absurda y criminal guerra contra Irán entre 1980 y 1989 pareció dar crédito a este cálculo. Sadam nunca imaginó el engaño de Washington, que la modernización de Irak era inaceptable para el imperialismo y ya se había tomado la decisión de destruir el país. Sadam cayó en la trampa cuando recibió luz verde para anexionarse Kuwait (sumada en época otomana a las provincias que constituyen Irak y desgajada por los imperialistas británicos con el fin de convertirla en una de sus colonias petrolíferas). Irak fue sometido a diez años de sanciones destinadas a desangrar el país para así poder facilitar la conquista del consiguiente vacío por parte de las fuerzas armadas de los Estados Unidos.
A los sucesivos régimenes baazistas, incluido el último en su fase de declive bajo la dirección de Sadam, se les puede acusar de todo menos de haber atizado el conflicto entre suníes y chiitas. ¿Quién es responsable entonces de los sangrientos choques entre las dos comunidades? Algún día sabremos de cierto cómo la CIA (y sin duda el Mossad) organizaron muchas de estas masacres. Pero más allá de ello, es verdad que el desierto político creado por el régimen de Sadam y el ejemplo que dio de métodos oportunistas sin principios a los aspirantes al poder de todo pelaje que se han sucedido para seguir su camino, a menudo protegidos por el ocupante. A veces, quizá, fueron ingenuos hasta el punto de creer que podrían ser útiles al servicio del ocupante. Los aspirantes en cuestión, ya se trate de dirigentes religiosos (suníes o chiitas), supuestamente “notables” (paratribales), u hombres de negocios notoriamente corruptos exportados por los Estados Unidos, nunca tuvieron en realidad ningún ascendiente político sobre el país. Ni siquiera aquellos líderes religiosos respetados por los creyentes tenían una influencia política aceptable para el pueblo iraquí. Sin el vacío creado por Sadam, nadie sabría ni pronunciar sus nombres.
Enfrentados al nuevo universo político creado por el imperialismo de la globalización liberal, ¿tendrán medios para reconstruirse otras fuerzas políticas auténticamente populares y nacionales, posiblemente hasta democráticas?
Hubo una época en que el Partido Comunista era el núcleo organizativo de lo mejor que podía producir la sociedad iraquí. El Partido Comunista se estableció en todas las regiones del país y dominaba el mundo de los intelectuales, a menudo de origen chiita (¡hagamos notar de pasada que los chiitas producían sobre todo revolucionarios o líderes religiosos, raramente burócratas o compradores!). El Partido Comunista era auténticamente popular y antiimperialista, poco inclinado a la demagogia y potencialmente democrático. Tras la matanza de miles de sus mejores militantes por las dictaduras baazistas, el derrumbe de la Unión Soviética (algo para lo que el Partido Comunista de Irak no estaba preparado), y el comportamiento de aquellos intelectuales que creían aceptable el retorno del exilio como palanganeros de las fuerzas armadas de los Estados Unidos, ¿se encuentra el Partido Comunista destinado a partir de ahora a desaparecer permanentemente de la historia? Por desgracia, resulta perfectamente posible, pero no inevitable, ni mucho menos.
La cuestión kurda es real, lo mismo en Irak que en Irán y Turquía. Pero en este asunto habría que recordar nuevamente que las potencias occidentales han desplegado siempre, con gran cinismo, su doble rasero. La represión de las demandas kurdas nunca llegó al nivel de la violencia policial, militar, política o moral ejercida por Ankara. Ni Irán ni Irak han llegado al extremo de negar la propia existencia de los kurdos. Sin embargo, a Turquía se le perdona todo por ser miembro de la OTAN, una organización de naciones democráticas, como nos recuerdan los medios informativos. Entre los eminentes demócratas proclamados por Occidente estaba Salazar, de Portugal, uno de los miembros fundacionales de la OTAN, y esos admiradores no menos ardorosos de la democracia, ¡los coroneles griegos y los generales turcos! Cada vez que los frentes populares iraquíes, formados en torno al Partido Comunista y el Baaz en los mejores momentos de su turbulenta historia, ejercieron el poder, encontraron siempre un terreno de acuerdo con los principales partidos kurdos. Estos últimos, además, han sido siempre sus aliados.

Ciertamente se produjeron excesos contra chiitas y kurdos bajo el régimen de Sadam: así, por ejemplo, el bombardeo de la región de Basora por el ejército de Sadam tras su derrota en Kuwait en 1991 y el uso de gases contra los kurdos. Estos excesos se produjeron como respuesta a las maniobras de la diplomacia armada de Washington, que había movilizado a sus aprendices de brujo entre chiitas y kurdos. No por ello dejan de ser excesos criminales, y además estúpidos, puesto que el éxito de los llamamientos de Washington fue bastante limitado. Pero, ¿qué otra cosa podía esperarse de dictadores como Sadam? La fuerza de la resistencia a la ocupación extranjera, inesperada en estas condiciones, parecería ser milagrosa. No es éste el caso, pues la realidad básica es que el pueblo iraquí en su conjunto (árabes y kurdos, suníes y chiitas) detesta a los ocupantes y está familiarizado a diario con sus crímenes (asesinatos, bombas, matanzas, torturas). Considerando todo esto, se podría hasta imaginar un frente unido de resistencia que se proclamase como tal, enunciando los nombres, listas de organizaciones y partidos que lo componen, así como su programa común. Este no ha sido, sin embargo, realmente el caso hasta hoy por todas las razones antes descritas, entre ellas la destrucción del tejido social y político a manos de la dictadura de Sadam y la ocupación. A despecho de tales razones, esta debilidad es un serio obstáculo, lo que hace más fácil dividir a la población, da pábulo a los oportunistas, hasta el punto de hacerles colaborar, y arroja confusión sobre los objetivos de la liberación. ¿Quién conseguirá vencer estos obstáculos? Los comunistas deberían estar situados para ello. Los militantes presentes sobre el terreno ya se están distanciando de los dirigentes del Partido Comunista (los únicos conocidos por los medios dominantes) que, confusos y azorados, intentan dar apariencia de legitimidad a su adhesión al gobierno colaboracionista, ¡pretendiendo incluso que se suman a la efectividad de la resistencia armada gracias a ello! Pero, en estas circunstancias, muchas otras fuerzas políticas podrían tomar iniciativas decisivas orientadas a la formación de este frente.

La cuestión sigue siendo que, pese a su debilidad, la resistencia del pueblo iraquí ha derrotado ya (política, si no militarmente) el proyecto de Washington. Precisamente esto es lo que preocupa a los atlantistas de la Unión Europea, aliados fieles de los Estados Unidos. Temen hoy en día una derrota norteamericana, puesto que fortalecería la capacidad de los pueblos del Sur de forzar al capital transnacional globalizado de la tríada imperialista a respetar los intereses de las naciones y pueblos de Asia, África y América Latina. La resistencia iraquí ha ofrecido propuestas que harían posible salir del callejón sin salida y ayudar a los Estados Unidos a librarse de su trampa. Propone: (1) La formación de una autoridad administrativa de transición establecida con apoyo del Consejo de Seguridad; (2) el cese inmediato de la acciones de resistencia y de las intervenciones militares y policiales de las fuerzas ocupantes; (3) la retirada en un plazo de seis meses de todas las autoridades militares y civiles extranjeras. Los detalles de estas propuestas se han publicado en la prestigiosa revista árabe Al Mustaqbal al Arabi (en su número de enero de 2006), que se edita en Beirut. El absoluto silencio con el que los medios de información europeos se oponen a la difusión de este mensaje testimonia la solidaridad de los socios imperialistas. Las fuerzas europeas democráticas y progresistas tienen el deber de desligarse de esta política de la tríada imperialista y apoyar las propuestas de la resistencia iraquí. Dejar que el pueblo iraquí se enfrente solo a su oponente no es una opción aceptable: refuerza la peligrosa idea de que nada puede esperarse de Occidente y sus pueblos, y en consecuencia alienta los excesos –incluso criminales- de las actividades de algunos de los movimientos de resistencia. Cuanto antes abandonen el país las tropas de ocupación extranjeras y mayor sea el apoyo al pueblo iraquí de las fuerzas democráticas en el mundo y en Europa, mayores serán las posibilidades de un futuro mejor para este pueblo martirizado. Cuanto más dure la ocupación, más penosas serán las secuelas de su inevitable final.
Palestina
El pueblo palestino ha sido víctima, desde la Declaración Balfour durante la Primera Guerra Mundial, del proyecto de colonización de una población extranjera, que le reserva el destino de los “pieles rojas”, se reconozca esto o se pretenda ignorancia. Este proyecto ha disfrutado siempre del apoyo incondicional de la potencia imperialista dominante en la zona (ayer Gran bretaña, hoy los EE.UU.), puesto que el estado extranjero de la región formado por ese proyecto sólo puede ser aliado incondicional, a su vez, de las intervenciones que se precisan para forzar al Oriente Medio árabe a someterse a la dominación del capitalismo imperialista. Se trata de un hecho evidente para todos los pueblos de África y Asia. Por consiguiente, en ambos continentes se encuentran espontáneamente unidos en la afirmación y defensa de los derechos del pueblo palestino. En Europa, sin embargo, la “cuestión palestina” provoca divisiones producidas por las confusiones que mantiene vivas la ideología sionista, que goza con frecuencia de un eco favorable. Hoy más que nunca, en conjunción con la puesta en práctica del proyecto norteamericano del “Gran Oriente Medio”, se han abolido los derechos del pueblo palestino. De igual modo, la OLP aceptó los planes de Oslo y Madrid, así como la Hoja de Ruta redactada por Washington. Israel es quien se ha echado abiertamente atrás respecto al acuerdo, y ha puesto en práctica un plan expansionista aún más ambicioso. Como resultado, la OLP se ha visto minada, y la opinión pública puede reprocharle con justicia que haya creído ingenuamente en la sinceridad de sus adversarios. El apoyo proporcionado por las autoridades de Ocupación a su adversario islamista (Hamás), en un principio al menos, y la extensión de las prácticas de corrupción en la administración palestina (sobre las que guardan silencio los donantes de fondos —el Banco mundial, Europa y las ONGs—, si es que no son parte de ello) tenía que conducir a la victoria electoral de Hamás (predecible). Esto se convirtió entonces en un pretexto adicional postulado para justificar el alineamiento incondicional con las políticas de Israel, cualesquiera que éstas pudieran ser. El proyecto colonial sionista ha constituido siempre una amenaza, más allá de Palestina, para los pueblos árabes vecinos. Sus ambiciones de anexionarse el Golán sirio son testimonio de ello. En el proyecto del Gran Oriente Medio se le otorga un lugar especial a Israel, a su monopolio de la tecnología nuclear militar y a su papel de “socio indispensable” (con el falaz pretexto de que Israel posee una pericia de la que los pueblos árabes son incapaces de alcanzar.¡Vaya indispensable racismo!). No es nuestra intención ahora ofrecer análisis referentes a las complejas interacciones entre las luchas de resistencia contra la expansión colonial sionista y los conflictos y opciones políticas de Líbano y Siria. Los regímenes baazistas de Siria han resistido a su modo las exigencias de los poderes imperialistas e Israel. Que esta resistencia haya servido también para legitimar ambiciones más cuestionables (como el control del Líbano) está fuera de discusión. Además, Siria ha escogido cuidadosamente a los aliados menos peligrosos del Líbano. Es bien sabido que el Partido Comunista Libanés había organizado la resistencia a las incursiones israelíes en el sur del Líbano (desvío de aguas incluido). Las autoridades sirias, libanesas e iraníes cooperaron estrechamente para destruir esta peligrosa base y reemplazarla por Hizbolá. El asesinato de Rafik al-Hariri (un caso aún por resolver) dio evidentemente oportunidad a las potencias imperialistas (los Estados Unidos, frontalmente; Francia, por detrás) de intervenir con dos objetivos implícitos: (1) forzar a Damasco a alinearse de modo permanente con los estados árabes vasallos (Egipto y Arabia Saudí) —o, en caso de fracasar esto, eliminar los vestigios de un deteriorado poder baazista-; y (2) demoler lo que queda de la capacidad de resistir a las incursiones israelíes (exigiendo el desarme de Hizbolá). Se puede invocar la retórica de la democracia en este contexto, caso de resultar útil. Aceptar hoy la puesta en práctica del proyecto israelí en desarrollo supone ratificar la abolición del derecho primario de los pueblos: el derecho a existir. Este es el supremo crimen contra la humanidad. La acusación de “antisemitismo” dirigida a quienes rechazan este crimen es solo un medio de detestable chantaje.
Irán
No tenemos intención aquí de desarrollar los análisis que exige la Revolución Islámica. ¿Fue, tal como han proclamado los partidarios del Islam político así como algunos observadores extranjeros, la manifestación y el punto de partida de un cambio que últimamente debe abarcar a toda la región, quizás a todo el mundo musulmán, rebautizado como umma para la ocasión (la “nación,” lo que nunca sido)? ¿O se trataba de un hecho singular, sobre todo porque era una combinación única de las interpretaciones del Islam chiita y la expresión del nacionalismo iraní? Desde la perspectiva que aquí nos interesa, quiero hacer tan solo un par de observaciones. La primera es que el régimen del Islam político en Irán no es por naturaleza incompatible con la integración del país en el sistema capitalista globalizado tal cual es, puesto que el régimen se basa en principios liberales para la gestión de la economía. La segunda es que la nación iraní como tal es una “nación fuerte”, cuyos principales componentes, si no todos, se niegan a aceptar la integración de su país en el sistema globalizado en una posición subordinada. Hay, por supuesto, una contradicción entre estas dos dimensiones de la realidad iraní. La segunda se refiere a las tendencias de la política exterior de Teherán, que testimonian la voluntad de resistir los dictados foráneos. El nacionalismo iraní —poderoso y, en mi opinión, históricamente positivo en conjunto— es lo que explica el éxito de la modernización de las capacidades científicas, industriales, tecnológicas y militares desarrolladas por el régimen del Shah y el de Jomeini que le siguió. Irán es uno de los pocos estados del Sur (junto a China, India, Corea, Brasil, y acaso unos cuantos más, ¡pero no muchos!) que dispone de un proyecto nacional burgués. Si es posible o no realizar este proyecto a largo plazo (mi opinión es que no) no es ahora el núcleo del debate. Hoy en día, este proyecto existe y está en vigor. Precisamente porque Irán forma una masa crítica capaz de intentar afirmarse como socio respetado es por lo que los Estados Unidos han decidido destruir el país mediante una nueva guerra preventiva. Como es bien sabido, el conflicto se centra en las capacidades nucleares que está desarrollando Irán. ¿Por qué no tendría derecho este país, como otros, a buscar esas capacidades incluyendo el llegar a ser una potencia militar nuclear? ¿Se puede dar crédito al discurso que sostiene que las naciones “democráticas” nunca utilizarían esas armas como sí lo harían los “estados díscolos”, cuando es cosa sabida que las naciones democráticas en cuestión son responsables de los mayores genocidios de los tiempos modernos, incluido el perpetrado contra los judíos, y que los Estados Unidos han hecho ya uso de las armas nucleares y rechazan hoy en día una prohibición general y absoluta de su uso?
Conclusión
En la actualidad, los conflictos políticos de la región mantienen a tres grupos de fuerzas opuestas unas a otras: las que proclaman su pasado nacionalista (pero no son en realidad nada más que herederas degeneradas y corruptas de las burocracias de la era nacional-populista); las que proclaman el Islam político; y aquellas que tratan de organizarse en torno a exigencias “democráticas” que sean compatibles con el liberalismo económico. La consolidación del poder de cualquiera de estas fuerzas no resulta aceptable para una izquierda que se muestre atenta a los intereses de las clases populares. De hecho, los intereses de las clases compradoras, ligados al actual sistema imperialista, se expresan a través de estas tres tendencias. La diplomacia norteamericana mantiene esos tres hierros en la forja, puesto que se concentra en utilizar los conflictos entre ellas para su exclusive beneficio. Para la izquierda, intentar comprometerse en estos conflictos a través tan solo de alianzas con una u otra de las tendencias* (prefiriendo los regímenes ya existentes a fin de evitar lo peor) es algo destinado a fracasar. La izquierda debe afirmarse adoptando luchas en terrenos en los que encuentra su lugar natural: defensa de los intereses económicos y sociales de las clases populares, democracia y afirmación de la soberanía nacional, todo ello conceptualizado en conjunto como inseparable. * Otra cosa son las alianzas tácticas surgidas de la situación concreta, a saber, la acción conjunta del Partido Comunista Libanés con Hizbolá para resistir la invasión israelí del Líbano en el verano de 2006 [Ed]. La region del Gran Oriente Medio es hoy central en el conflicto entre el líder imperialista y los pueblos de todo el mundo. Derrotar el proyecto del estamento político de Washington es la condición que proporcionaría la posibilidad de éxito para avanzar en cualquier región del mundo. Si esto fracasa, estos avances seguirán siendo vulnerables en extremo. Eso no significa que la importancia de las luchas llevadas a cabo en otras regiones del mundo, en Europa, América Latina u otros lugares, deban subestimarse. Significa solo que deberían formar parte de una perspectiva totalizadora que contribuya a derrotar a Washington en la región que ha elegido para su primer golpe criminal de este siglo.
* Teoría política basada en las “identidades culturales colectivas” como algo central para la comprensión de la realidad social dinámica. —Nota del editor.
** El origen de la fuerza del Islam político en Irán no responde a la misma conexión histórica con la manipulación imperialista, por razones que se discuten en el siguiente apartado. – N. del e.

Samir Amin, economista egipcio de prestigio internacional y larga trayectoria antiimperialista, es director del Foro del Tercer Mundo en Dakar, Senegal.
Traducción: Lucas Antón

MASACRE DE SAN PATRICIO

TODO: En estos días sombríos, cuando la confabulación de la sociedad rural, la prensa y las estaciones de televisión mienten, distorsionan, desfiguran la realidad y complotan día y noche, y cuando las clases medias altas y medias retornan a los dias posteriores al 16 de septiembre de 1955, 43 años mástarde han vuelto a levantar cabeza y no se detendrán hasta derribar la gobierno democrático, legal y del estado de derecho. La Masacre de San Patricio es una de las masacres de los criminales de la derecha, desde los fusilamientos de Rawson, la masacre de Ezeiza, laa masacrea de la Triple A,y las masacres del proceso. Desde el fusilamiento del general Valle y los crímenes de Justo León Suárez, los bandoleros del poder, la vieja oligarquía, los capitostes de las fuerzas armadas y los factores reales de poder no han cesado las provocaciones, los asesinatos, el prevaricato y el crimen organizado...
¿No habrá llegadp la hora de EJERCER EL PODER DE MANERA EFECTIVA?
lA aRGENTINA sufre un golpe de estado desde hace más tres meses. ¿No habrá llegado la hora de declarar el estado de emergencia? ¿Y proceder en consonancia?
Tal vez lo ignoro, mas...¿Dónde quedó la solidaridad continental? Amigos, es la hora de los pasos decididos. Lejos de mi patria, sólo me preocupo y me angustio, impotente, pero tengan la seguridad de que no me quedaría sentado en un sillón escuchando las barbaridades y provocaciones de la derecha ilegal y conpirativa.
Andrés Aldao



MASACRE DE SAN PATRICIO

PARROQUIA SAN PATRICIO ( Barrio Belgrano de la ciudad de Buenos Aires )

MEDIANOCHE ( Entre el 3 y 4 de Julio de 1976)

El P. ALFREDO LEADEN abrió el Diario La Nación. Las noticias se parecían a las de todos los días: aplastamiento de un golpe militar en Sudán, la contabilización de 17 extremistas en Argentina, las exequias de los muertos por la bomba en Seguridad Federal.

El P. PEDRO DUFAU llegó de una fiesta de bodas.

En su habitación el P. ALFREDO KELLY, antes de dormir ,abrió su diario personal ( se equivocó al colocar el año ) y escribió:

“Sábado 3 de Julio de 1975
Otro día tenso y doloroso, incertidumbre . . .
Es una de las pruebas más grandes de mi vida. Rezo a Dios para descubrir lo que El quiere . . . “

Los pasos y las voces se sintieron más cercanos. Inca ( la perra del P. DUFAU comenzó a ladrar. Las sombras de los hombres con sus armas se proyectaron en el interior de la casa.
La casa fue invadida, los cables del teléfono arrancados. A los P LEADEN Y KELLY sacados de sus cuartos en pijama, las habitaciones revueltas.
Finalmente los sacerdotes ALFREDO LEADEN (1919 Buenos Aires ), ALFREDO JOSÉ KELLY (1933, Suipacha, provincia de Buenos Aires ) y PEDRO EDUARDO DUFAU ( 1908, Mercedes, provincia de Buenos Aires ) y los seminaristas SALVADOR BARBEITO DOVAL ( 1951, España ) y EMILIO JOSÉ BARLETTI ( 1952, San Antonio de Areco, provincia de Buenos Aires), fueron reunidos en el living, obligados a arrodillarse.
Intercambiaron las últimas miradas. La descarga de los cinco tiradores fue precisa.

Quizás cuando tuvo la certeza de su muerte el P. KELLY se vio a sí mismo a los cinco años y recordó la voz de su madre diciendo:
“Alfie, no importa como te presentes ante Dios. El Señor estará feliz de verte ante El.”
Y esto es todo cuanto puede saberse de sus muertes. Queda la alfombra roja manchada por la sangre derramada, testimonio del horror.

La caza había comenzado.

La MASACRE DE SAN PATRICIO fue precedida por el crimen del P. Carlos Mujica y antecedió a su vez a los asesinatos del obispo Angelelli de La Rioja, del obispo Ponce de León , las monjas francesas Leonie Duquet y Alice Demon, y otros laicos y sacerdotes menos conocidos.

La MASACRE DE SAN PATRICIO, silenciada también por la jerarquía de la Iglesia Católica, sigue ensombrecida.
Treinta y dos años después, la alfombra roja sigue hablando, reclamando la verdad, desafiando a hacernos cargo de la historia.

Deuda pendiente con los muertos y con la Vida.


FUENTE: El Honor de Dios de Gabriel Seisdedos.

03 julio 2008

EL GOBIERNO DE BUSH ACELERA SUS ACTIVIDADES SECRETAS CONTRA IRÁN




Seymour M. Hersh New Yorker
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens


A fines del año pasado, el Congreso de EE.UU. accedió a una solicitud del presidente Bush para financiar una importante escalada de las operaciones clandestinas contra Irán, según actuales y antiguas fuentes militares, de inteligencia, y del Congreso. Esas operaciones, para las que el presidente pidió hasta cuatrocientos millones de dólares, fueron descritas en una directiva presidencial firmada por Bush, y tienen el objeto de desestabilizar a la dirigencia religiosa del país. Las actividades clandestinas involucran el apoyo a la minoría árabe a ahwazi y a los grupos baluchis y otras organizaciones disidentes. También incluyen la recolección de inteligencia sobre el presunto programa de armas nucleares de Irán.

Las operaciones clandestinas contra Irán no son nada nuevo. Las fuerzas de Operaciones Especiales de EE.UU. han estado realizando operaciones a través de la frontera desde el sur de Iraq, con autorización presidencial, desde el año pasado. Han incluido la captura de miembros de Al Quds, la sección de comandos de la Guardia Revolucionaria Iraní, llevándolos a Iraq para ser interrogados, y la busca de “objetivos de alto valor” en la guerra del presidente contra el terror, que pudieran ser capturados o asesinados. Pero la escala y el alcance de las operaciones en Irán, que involucran a la Agencia Central de Inteligencia y al Comando Conjunto de Operaciones Especiales (JSOC), han sido expandidas significativamente, según responsables actuales y anteriores. Muchas de estas actividades no son especificadas en la nueva Directiva, y algunos dirigentes del Congreso han tenido dudas serias sobre su naturaleza.

Bajo la ley federal, una Directiva Presidencial, que es altamente confidencial, debe ser emitida cuando es iniciada una operación clandestina de inteligencia y, por lo menos, debe ser dada a conocer a dirigentes demócratas y republicanas en la Cámara de Representantes y el Senado y a los miembros de la categoría correspondiente de los respectivos comités de inteligencia – la así llamada Banda de los ocho. El dinero para la operación puede entonces ser reprogramado de anteriores apropiaciones, tal como es necesitado, por los relevantes comités del Congreso, que también pueden ser informados.

“La Directiva se concentraba en el debilitamiento de las ambiciones nucleares de Irán y en el intento de debilitar al gobierno mediante el cambio de régimen,” dijo una persona familiarizada con su contenido, e involucraba “el trabajo con grupos opositores y la entrega de dinero.” La Directiva posibilitaba toda una nueva gama de actividades en el sur de Irán y en las áreas, en el Este, donde la oposición política baluchi es fuerte, dijo.

Aunque algunos legisladores se sintieron inquietos por aspectos de la Directiva, y “hubo una cantidad significativa de discusiones a alto nivel” al respecto, según la fuente familiarizada con ella, el financiamiento para la escalada fue aprobado. En otras palabras, algunos miembros de la dirigencia demócrata – el Congreso ha estado bajo control demócrata desde las elecciones de 2006 – estuvieron dispuestos, en secreto, a estar de acuerdo con el gobierno en la expansión de actividades encubiertas dirigidas contra Irán, mientras que el presunto candidato del partido a la presidencia, Barack Obama, ha dicho que está a favor de conversaciones directas y diplomacia.
La solicitud de financiamiento llegó en el mismo período en el que el gobierno estaba enfrentado a un Cálculo Nacional de Inteligencia [NIE], publicado en diciembre, que concluyó que Irán había detenido su trabajo en armas nucleares en 2003. El gobierno minimizó la importancia del NIE y, mientras decía que estaba comprometido con la diplomacia, siguió subrayando que una acción urgente era esencial para contrarrestar la amenaza nuclear iraní. El presidente Bush cuestionó las conclusiones del NIE, y altos responsables de la seguridad nacional, incluyendo al Secretario de Defensa, Robert Gates, y la Secretaria de Estado, Condoleezza Rice, hicieron declaraciones semejantes. (También las hizo el senador John McCain, presunto candidato republicano a la presidencia.) Mientras tanto, el gobierno también resucitó acusaciones de que la dirección iraní ha estado involucrada en la muerte de soldados estadounidenses en Iraq: tanto directamente, al enviar unidades de comandos a Iraq, e indirectamente, suministrando materiales utilizados para bombas al borde de la ruta, y otros artículos letales. (Ha habido preguntas sobre la exactitud de las afirmaciones; el Times, entre otros, ha informado que “siguen existiendo incertidumbres significativas sobre la dimensión de esa participación.”)

Dirigentes militares y civiles en el Pentágono comparten la preocupación de la Casa Blanca por las ambiciones nucleares de Irán, pero existe desacuerdo sobre si un ataque militar es la solución correcta. Algunos responsables del Pentágono creen, como han informado al Congreso y a los medios de información, que el bombardeo de Irán no es una reacción viable al tema de la proliferación nuclear, y que se necesita más diplomacia.

Un senador demócrata me dijo que, a fines del año pasado, en una reunión de almuerzo informal, el Secretario de Defensa Gates se reunió con el grupo demócrata del Senado. (Tales reuniones son realizadas con regularidad.) Gates advirtió sobre las consecuencias si el gobierno de Bush realiza un ataque preventivo contra Irán, diciendo, según recuerda el senador: “Crearemos generaciones de yihadistas, y nuestros nietos estarán combatiendo contra nuestros enemigos aquí en EE.UU.” Los comentarios de Gates sorprendieron a los demócratas en el almuerzo, y otro senador preguntó si Gates hablaba en nombre de Bush y del vicepresidente Dick Cheney. La respuesta de Gates, me dijo el senador, fue: “Digamos solamente que aquí hablo por mí mismo.” (Un portavoz de Gates confirmó que discutió las consecuencias de un ataque en la reunión, pero se negó a referirse a lo que dijo, aparte de disputar la caracterización del senador.)

El Estado Mayor Conjunto, cuyo jefe es el almirante Mike Mullen, estaba “afrontando fuertemente” la presión de la Casa Blanca para emprender un ataque militar contra Irán, me dijo la persona familiarizada con la Directiva. Asimismo, un asesor del Pentágono involucrado en la guerra contra el terror dijo que “por lo menos diez altos oficiales navales y generales, incluyendo comandantes combatientes” – los oficiales de cuatro estrellas que dirigen operaciones militares en todo el mundo – “han intervenido sobre el tema.”

El más franco de esos oficiales es el almirante William Fallon, quien hasta hace poco era jefe del Comando Central de EE.UU., y por lo tanto estaba a cargo de las fuerzas estadounidenses en Iraq y Afganistán. En marzo, Fallon renunció bajo presión, después de dar una serie de entrevistas en las que declaró sus reservas sobre un ataque armado contra Irán. Por ejemplo, a fines del año pasado dijo al Financial Times que el “verdadero objetivo” de la política de EE.UU. era cambiar la conducta de los iraníes, y que “atacarlos como medio para lograrlo no me parece ser la primera alternativa.”

El almirante Fallon reconoció, cuando hablé con él en junio, que había oído que hubo gente en la Casa Blanca que se molestó por sus declaraciones públicas. “Demasiada gente cree que hay que estar a favor o contra los iraníes,” me dijo. “Seamos serios. Ochenta millones de personas viven allí, y cada uno es un individuo. La idea de que sean sólo de una manera u otra es una tontería.”

Respecto a la guerra en Iraq, Fallon dijo: “¿Me quejé sobre algunas de las cosas que estaban siendo propuestas? Puedes apostar a que lo hice. Algunas de ellas eran muy estúpidas.”

El acuerdo de la dirigencia demócrata de comprometer cientos de millones de dólares para más operaciones secretas en Irán fue notorio, considerando las preocupaciones generales de responsables como Gates, Fallon, y muchos otros. “El proceso de control no ha mantenido el ritmo, ha sido cooptado” por el gobierno, dijo la persona familiarizada con el contenido de la Directiva. “El proceso está roto, y lo que estamos autorizando es un asunto peligroso.”

Demócratas importantes en el Congreso me dijeron que estaban preocupados por la posibilidad de que su entendimiento de lo que representan las nuevas operaciones difiere del de la Casa Blanca. Un problema tiene que ver con una referencia en la Directiva, recuerda la persona familiarizada con ella, a la potencial acción defensiva letal por agentes de EE.UU. en Irán. (A comienzos de mayo, el periodista Andrew Cockburn publicó elementos de la Directiva en CounterPunch, un boletín de información y revista en línea.)

El lenguaje fue incluido en la Directiva a instancia de la CIA, dijo un ex alto responsable de la inteligencia. Las operaciones clandestinas publicadas en la Directiva van esencialmente en paralelo con las de una fuerza militar secreta, que ahora opera en Irán, bajo el control del JSOC. Según la interpretación de la ley por el gobierno de Bush, las actividades militares clandestinas, a diferencia de las operaciones encubiertas de la CIA, no tienen que ser descritas en una Directiva, porque el presidente tiene un derecho constitucional de comandar a las fuerzas de combate en el terreno sin interferencia del Congreso. Pero las fronteras entre operaciones no son siempre claras: en Irán, agentes de la CIA y recursos regionales tienen las capacidades lingüísticas y el conocimiento local para establecer contactos con agentes del JSOC, y han estado trabajando con ellos para dirigir personal, material, y dinero hacia Irán desde una oscura base en el oeste de Afganistán. Como resultado, el Congreso ha recibido sólo una visión parcial de como el dinero que autorizó puede ser utilizado. Una de las misiones del destacamento del JSOC, el acoso de “objetivos de alto valor,” no fue directamente abordada en la Directiva. Existe una toma de conciencia creciente entre algunos legisladores de que el gobierno de Bush, en los últimos años, ha refundido lo que es una operación de inteligencia y lo que es una operación militar a fin de evitar una información completa al Congreso sobre lo que está haciendo.

“Esto es algo grande,” dijo la persona familiarizada con la Directiva. “La CIA necesitaba la Directiva para hacer sus cosas tradicionales, pero la Directiva no se aplica al JSOC. El presidente firmó una Orden Ejecutiva después del 11 de septiembre dando licencia al Pentágono para hacer cosas que nunca había podido hacer antes sin notificar al Congreso. La afirmación fue que los militares estaban ‘preparando el lugar de batalla,’ y al utilizar ese término pudieron ahorrarse el control del Congreso. Todo se justifica en términos de librar la guerra global contra el terror.” Agregó: “El gobierno ha estado borrando las líneas; solían ser de color gris” – entre operaciones de las que debía ser informada la dirigencia superior del Congreso y las que no lo requerían – “pero ahora son del color de una masa confusa.”

“La agencia dice que no vamos a ponernos en una posición de ayudar a matar gente sin una Directiva,” me dijo el antiguo alto responsable de inteligencia. Se refería a la amenaza legal que enfrentan algunos agentes de la agencia por su participación en la entrega y presunta tortura de sospechosos en la guerra contra el terror. “Eso sacó de quicio a los militares,” dijo.

En lo que respecta a la CIA, el ex alto responsable de inteligencia dijo: “la autorización general incluye matar, pero no es como si eso fuera lo que se proponen. Tiene que ver con la recolección de información, reclutar apoyo.” La Directiva enviada al Congreso fue un compromiso, suministrando cobertura legal a la CIA, mientras se refiere al uso de fuerza letal en términos ambiguos.

El lenguaje defensivo-letal llevó a algunos demócratas, según fuentes del Congreso familiarizadas con sus puntos de vista, a convocar al director de la CIA, general de la Fuerza Aérea, Michael V. Hayden, a una sesión informativa especial. Hayden tranquilizó a los legisladores diciéndoles que el lenguaje no hacía otra cosa que dar autoridad a los agentes de las Fuerzas Especiales en el terreno en Irán para que se salven a tiros si enfrentaban la captura o la posibilidad de ser dañados.

Los legisladores quedaron lejos de ser convencidos. Un congresista escribió subsiguientemente una carta personal al presidente Bush insistiendo en que “ninguna acción letal, y punto final” ha sido autorizada dentro de las fronteras de Irán. Hasta junio no había recibido respuesta.

Miembros del Congreso han expresado escepticismo en el pasado sobre la información suministrada por la Casa Blanca. El 15 de marzo de 2005, David Obey, entonces el demócrata de más alto rango en el Comité de Apropiaciones de la Cámara dirigida por los republicanos anunció que dejaba a un lado un enmienda que se había propuesto presentar ese día, y que habría cortado todo financiamiento para programas de inteligencia nacional a menos que el presidente aceptara mantener informado al Congreso sobre actividades militares clandestinas emprendidas en la guerra contra el terror. Había cambiado de opinión, dijo, porque la Casa Blanca prometió mejor cooperación. “El Poder Ejecutivo comprende que no estamos tratando de dictar lo que hace,” dijo en un discurso en el hemiciclo en aquel entonces. “Simplemente tratamos de ver que lo que hacen sea coherente con los valores estadounidenses y que no meterá en problemas al país.”

Obey se negó a comentar sobre detalles concretos de las operaciones en Irán, pero me dijo que la Casa Blanca dio marcha atrás respecto a su promesa de consultar más cabalmente al Congreso. Dijo: “Sospecho que está pasando algo, pero no sé qué creer. Cheney siempre ha querido ir en pos de Irán, y si tuviera más tiempo encontraría una manera de hacerlo. Todavía no obtenemos suficiente información de las agencias, y tengo muy poca confianza de que nos den información no suficientemente conocida.”

Ninguno de los cuatro demócratas en la Banda de los ocho – el jefe de la mayoría en el Senado, Harry Reid, la presidenta de la Cámara, Nancy Pelosi, el presidente del Comité de Inteligencia de la Cámara, Silvestre Reyes – quiso comentar sobre la Directiva. Algunos señalaron que altamente confidencial. Un asesor de un miembro de la dirigencia demócrata respondió, en su nombre, resaltando las limitaciones del proceso de la Banda de los ocho. La notificación de una Directiva, dijo el asesor, “es sólo eso – una notificación, y no una aprobación de actividades. Un control adecuado de continuas actividades de inteligencia es realizado mediante una información completa de los miembros del comité de inteligencia.” Sin embargo, el Congreso tiene los medios para cuestionar a la Casa Blanca una vez que se la ha enviado una Directiva. Tiene el poder de retener los fondos para cualquier operación del gobierno. Los miembros de la dirigencia demócrata de la Cámara y del Senado que tienen acceso a la Directiva también pueden, si deciden hacerlo, y si tienen preocupaciones compartidas, sacar a relucir modos de ejercer su influencia sobre la política del gobierno. (Un portavoz de la CIA dijo: “Por regla general, no comentamos de una u otra manera afirmaciones de actividades encubiertas o pretendidas conclusiones.” La Casa Blanca también se negó a comentar.)

Un miembro del Comité de Apropiaciones de la Cámara reconoció que, incluso con una victoria demócrata en noviembre, “durará otro año antes de que logremos controlar las actividades de inteligencia.” Siguió diciendo: “Controlamos el dinero y ellos no pueden hacer nada sin el dinero. Todo tiene que ver con el dinero. Pero soy muy suspicaz respecto a este gobierno.” Agregó: “Este gobierno ha sido tan reservado.”

Una ironía respecto a la salida del almirante Fallon es que él estaba, en muchas áreas, de acuerdo con el presidente Bush sobre la amenaza planteada por Irán. Tenían una buena relación de trabajo, me dijo Fallon, y cuando dirigió CENTCOM, estaban en permanente comunicación. El 4 de marzo, una semana antes de su renuncia, Fallon testificó ante el Comité de Servicios Armados del Senado, diciendo que se sentía “alentado” por las situaciones en Iraq y Afganistán. Respecto al papel jugado por los dirigentes de Irán, dijo: “No han ayudado en nada, han sido muy dañinos, y de ninguna manera excuso ninguna de sus actividades. Y todavía me queda por ver alguna cosa desde que he estado en este puesto, que represente una acción pública de Irán que haya sido provechosa en esa región.”

Fallon dejó en claro en nuestras conversaciones que consideraba inadecuado comentar en público sobre el presidente, el vicepresidente, u Operaciones Especiales. Pero dijo que había oído que gente en la Casa Blanca habían estado “teniendo dificultades” con sus puntos de vista sobre Irán. “Cuando llegué a CENTCOM, los iraníes estaban financiando a todas las entidades dentro de Iraq. Era de su interés sacarnos de ahí, y por ello decidieron matar a tantos estadounidenses como pudieran. ¿Y por qué no? No sabían quién iba a salir ganando, pero querían que nos fuésemos. Decidí que no podría resolver la situación en Iraq sin el vecindario. Para solucionar este problema en Iraq, teníamos que involucrar de alguna manera a Irán y Siria. Tenía que utilizar el vecindario.”

Fallon me dijo que su modus operandi no había sido el tema nuclear iraní, o el cambio de régimen en ese país, sino “apagar los fuegos en Iraq.” Hubo constantes discusiones en Washington y en el terreno sobre como involucrar a Irán y, sobre el tema de la opción del bombardeo, Fallon dijo que creía que “sucedería sólo si los iraníes hacían algo estúpido.”

La jubilación anticipada de Fallon, sin embargo, parece haber sido provocada no sólo por sus comentarios negativos sobre el bombardeo de Irán sino también por su fuerte creencia en la cadena de comando y su insistencia en ser informado sobre Operaciones Especiales en su área de responsabilidad. Unos de los defensores de Fallon es el general de Marines en retiro, John J. (Jack) Sheehan, cuya última comisión fue como comandante en jefe del Comando Atlántico de EE.UU., donde Fallon fue adjunto. El año pasado, Sheehan rechazó una oferta de la Casa Blanca de ser el “zar” del presidente para las guerras en Iraq y Afganistán. “Uno de los motivos por los que la Casa Blanca seleccionó a Fallon para CENTCOM fue que es conocido como pensador estratégico y había demostrado esas habilidades en el Pacífico,” me dijo Sheehan. (Fallon sirvió como comandante en jefe de las fuerzas de EE.UU. en el Pacífico de 2005 a 2007.) “Estuvo encargado de presentar una estrategia coherente general para Irán, Iraq, y Afganistán, y según la ley, el comandante combatiente es responsable por todas las áreas militares dentro de su A.O.” – área de operaciones. “Eso no estaba sucediendo,” dijo Sheehan. “Cuando Fallon trató de discernir todas las actividades abiertas y encubiertas realizadas por los militares en su área de responsabilidad, fue excluido por un pequeño grupo de la dirigencia de la Casa Blanca.”

La ley citada por Sheehan es la Ley de Reorganización de la Defensa de 1986, conocida como Goldwater-Nichols, que definió la cadena de comando: del presidente al Secretario de Defensa, a través del jefe del Estado Mayor Conjunto, siguiendo a los diversos comandantes combatientes, que fueron puestos a cargo de todos los aspectos de las operaciones militares, incluyendo el entrenamiento conjunto y la logística. Esa autoridad, especificaba la ley, no debía ser compartida con otros escalones de comando. Pero el gobierno de Bush, como parte de su guerra global contra el terror, instituyó nuevas políticas que menoscabaron a los comandantes en jefe regionales; por ejemplo, dio la más alta prioridad en términos de asegurar el apoyo y el equipamiento a los equipos de Operaciones Especiales, en comandos militares de todo el mundo. La degradación de la cadena tradicional de comando en los últimos años ha sido un punto de tensión entre la Casa Blanca y los militares uniformados.

“La coherencia de la estrategia militar está siendo erosionada por una influencia civil indebida y por la dirección de operaciones militares inconvencionales,” dijo Sheehan. “Si hay pequeños grupos que planifican y realizan operaciones militares fuera del conocimiento y control del comandante combatiente, no se puede tener, por defecto, una estrategia militar coherente. Se termina en un desastre, como los esfuerzos de reconstrucción en Iraq.”

El almirante Fallon, quien es conocido como Fox (zorro), sabía que enfrentaría dificultades especiales como el primer oficial de la Armada en la dirección de CENTCOM, que siempre había sido presidido por un comandante terrestre, me dijo uno de sus colegas militares. También sabía que la comunidad de Operaciones Especiales sería un motivo de preocupación. “Fox dijo que ocurría un montón de cosas extrañar en Operaciones Especiales, y le dije que tenía que ingeniárselas para saber lo que estaban haciendo en realidad,” dijo el colega de Fallon. “Los tipos de Operaciones Especiales terminaron por entender que necesitaban a Fox, así que comenzaron a hablar con él. Fox hubiera vencido en su lucha con Operaciones Especiales si no fuera por Cheney.”
El asesor del Pentágono dijo: “Fallon cayó porque, a su modo, estaba tratando de impedir una guerra con Irán, y hay que admirarlo por eso.”

En los últimos meses, según los medios iraníes, ha habido un aumento de la violencia en Irán; es imposible, sin embargo, en esta fase precoz, ponerlo en el haber de las actividades del JSOC o de la CIA, o evaluar su impacto en la dirigencia iraní. Los informes de la prensa iraní son cuidadosamente controlados por el coronel de la Fuerza Aérea en retiro, Sam Gardiner, quien ha enseñado estrategia en el National War College y ahora realiza simulacros de combate centrados en Irán para el gobierno federal, think-tanks, y universidades. La prensa iraní “es muy abierta en la descripción de los asesinatos que suceden dentro del país,” dijo Gardiner. Es, dijo “una prensa controlada, que es lo que hace tanto más importante que publique esas cosas. Comenzamos a ver dentro del gobierno.” Agregó: “Apenas pasa un día ahora sin que veamos un enfrentamiento en algún sitio. Hubo tres o cuatro incidentes durante un fin de semana creciente, y los iraníes incluso nombran a los oficiales de la Guardia Revolucionario que han sido muertos.”

Anteriormente, durante este año, un grupo ahwazi militante afirmó que había asesinado a un coronel de la Guardia Revolucionaria, y el gobierno iraní reconoció que una explosión en un centro cultural en Shiraz, en la parte sur del país, en la que murieron por lo menos doce personas y más de doscientas fueron heridas, había sido un acto terrorista y no, como había insistido anteriormente, un accidente. No se pudo saber si había habido una participación estadounidense en algún incidente específico en Irán, pero según Gardiner, los iraníes han comenzado a culpar públicamente a EE.UU., Gran Bretaña y, más recientemente, a la CIA por algunos incidentes. La agencia tuvo que ver con un golpe en Irán en 1953, y su apoyo para el régimen impopular de Shah Mohammed Reza Pahlavi – quien fue derrocado en 1979 – fue condenado durante años por mullahs gobernantes en Teherán, con gran efecto. “Esto es lo máximo para los iraníes – culpar a la CIA,” dijo Gardiner. “Es nuevo, y es una escalada – un avivamiento de las tensiones. Consolida el apoyo para el régimen y muestra a la gente que existe una continua amenaza del ‘Gran Satanás.’” Según Gardiner, la violencia, en lugar de debilitar al gobierno religioso de Irán, puede generar apoyo para este último.

Muchas de las actividades pueden estar siendo realizadas por disidentes en Irán, y no por estadounidenses en el terreno. Un problema con “pasar dinero” (para utilizar el término de la persona familiarizada con la Directiva) en un escenario clandestino es que es difícil controlar donde va el dinero y a quien beneficia. No obstante, el ex alto responsable de inteligencia dijo: “Estamos expuestos, por la transferencia de nuestras armas y de nuestro equipo de comunicaciones. Los iraníes podrán utilizar el argumento de que la oposición fue inspirada por los estadounidenses. ¿Cuántas veces lo hemos tratado de hacer sin formular las preguntas adecuadas? ¿Vale la pena el riesgo?” Una posible consecuencia de estas operaciones serían medidas violentas de Irán contra uno de los grupos disidentes, lo que podría dar al gobierno de Bush una razón para intervenir.

Una estrategia de utilización de minorías étnicas para debilitar a Irán es defectuosa, según Vali Nasr, quien enseña política internacional en la Universidad Tufts y es también un asociado sénior del Consejo de Relaciones Exteriores. “Sólo porque el Líbano, Iraq, y Pakistán tienen problemas étnicos, no significa que Irán sufra del mismo problema,” me dijo Nasr. “Irán es un país antiguo – como Francia y Alemania – y sus ciudadanos son igual de nacionalistas. EE.UU. sobreestima la tensión étnica en Irán.” Los grupos minoritarios a los que se acerca EE.UU. están o bien integrados o son pequeños y marginales, sin gran influencia sobre el gobierno, o gran capacidad de representar un desafío político, dijo Nasr. “Siempre es posible encontrar algunos grupos activistas que van y matan a un policía, pero trabajar con las minorías tendrá efectos contraproducentes, y enajenará a la mayoría de la población.”

El gobierno puede haber estado dispuesto a basarse en organizaciones disidentes en Irán incluso cuando hubo motivos para creer que los grupos habían operado contra intereses estadounidenses en el pasado. El uso de elementos baluchi, por ejemplo, es problemático, me dijo Robert Baer, ex oficial clandestino de la CIA quien trabajó durante casi dos décadas en el sur de Asia y en Oriente Próximo. “Los baluchis son fundamentalistas suníes que odian al régimen en Teherán, pero también pueden ser descritos como al Qaeda.” “Son tipos que cortan las cabezas de no creyentes – en este caso son chiíes iraníes. La ironía es que una vez más estamos trabajando con suníes fundamentalistas, tal como lo hicimos en Afganistán en los años ochenta.” Ramzi Yousef, quien fue condenado por su papel en el atentado de 1993 contra el World Trade Center, y Khalid Sheikh Mohammed, quien es considerado uno de los principales planificadores de los ataques del 11 de septiembre, son fundamentalistas baluchis suníes.

Uno de los grupos contrarios al régimen más activos y violentos en Irán actual es el Jundallah, también conocido como el Movimiento de Resistencia del Pueblo Iraní, que se describe como una fuerza de resistencia que lucha por los derechos de los suníes en Irán. “Es una cruenta organización salafí cuyos seguidores asistieron a las mismas madrazas como los talibanes y los extremistas paquistaníes,” me dijo Nasr. “Se les sospecha de tener vínculos con al Qaeda y también se piensa que están relacionados con la cultura de la droga.” Jundallah se responsabilizó por el atentado contra un bus lleno de soldados de la Guardia Revolucionaria en febrero de 2007. Murieron por lo menos once miembros de la Guardia. Según Baer e informes de prensa, Jundallah es uno de los grupos en Irán que se benefician del apoyo de EE.UU.

La CIA y las comunidades de Operaciones Especiales también tienen lazos antiguos con otros dos grupos disidentes en Irán: Los Muyahidín e-Khalq, conocidos en Occidente como MEK, y un grupo separatista kurdo, el Partido por una Vida Libre en Kurdistán, o PJAK.

Los MEK han estado en la lista de terroristas del Departamento de Estado durante más de una década, sin embargo en los últimos años el grupo ha recibido armas e inteligencia, directa o indirectamente, de EE.UU. Algunos de los fondos clandestinos recientemente autorizados, me dijo el asesor del Pentágono, pueden terminar en los cofres de los MEK. “El nuevo destacamento trabajará con los MEK. El gobierno desespera por conseguir resultados.” Agregó: “Los MEK no tienen contadores que auditen sus libros, y se considera que sus dirigentes se han estado forrando los bolsillos desde hace años. Si la gente llegara a saber lo que reciben los MEK, y cuanto termina en sus cuentas bancarias – y a pesar de ello, es prácticamente inútil para los propósitos del gobierno.”
El partido kurdo, PJAK, del que también se ha informado que es apoyado en secreto por EE.UU., ha estado operando dentro de Irán desde bases en el norte de Iraq durante por lo menos tres años. (Irán, como Iraq y Turquía, tiene una minoría kurda, y el PJAK y otros grupos han buscado un gobierno propio en un territorio que ahora forma parte de cada uno de esos países. En las últimas semanas, según Sam Gardiner, el estratega militar, ha habido un pronunciado aumento en la cantidad de enfrentamientos armados del PJAK con iraníes y ataques terroristas contra objetivos iraníes. A comienzos de junio, la agencia noticiosa Fars informó que una docena de miembros del PJAK y cuatro guardas fronterizos iraníes fueron muertos en un choque cerca de la frontera de Iraq; un ataque similar en mayo mató a tres Guardas Revolucionarios y a nueve combatientes del PJAK. El PJAK también ha sometido a Turquía, miembro de la OTAN, a repetidos ataques terroristas, y los informes sobre apoyo estadounidense para el grupo han sido una fuente de fricción entre los dos gobiernos.

Gardiner también mencionó un viaje que el primer ministro iraquí Nouri al-Maliki, hizo a Teherán en junio. Después de su retorno, Maliki anunció que su gobierno prohibiría todo contacto entre extranjeros y los MEK – una bofetada a los tratos de EE.UU. con el gripo. Maliki declaró que Iraq no estaba dispuesto a ser una escala para operaciones encubiertas contra otros países. Fue una señal, dijo Gardiner, de “que Maliki prefiere cada vez más los intereses de Iraq por sobre los intereses de EE.UU.” En términos de las afirmaciones de EE.UU. sobre la participación iraní en las muertes de soldados estadounidenses, dijo, “Maliki no está dispuesto a jugar el juego de culpar a Irán.” Gardiner agregó que Pakistán acaba de aceptar la entrega de un dirigente de Jundallah al gobierno iraní. Las operaciones encubiertas de EE.UU., dijo, “parecen estar dañando relaciones con los gobiernos de Iraq y de Pakistán y podrían estar fortaleciendo la conexión entre Teherán y Bagdad.”

La dependencia de la Casa Blanca de agentes dudosos, y de planes que involucran una posible acción letal dentro de Irán, ha creado enojo, así como ansiedad, dentro de las comunidades de Operaciones Especiales y de inteligencia. Se considera que las operaciones del JSOC en Irán están copiadas de un programa que ha utilizado, con un cierto éxito, a sustitutos para atacar a la dirigencia de los talibanes en los territorios tribales en Waziristán, a lo largo de la frontera entre Pakistán y Afganistán. Pero las situaciones en Waziristán e Irán no son comparables.

En Waziristán, “el programa funciona porque es pequeño y hay tipos astutos dirigiéndolo,” me dijo el ex alto responsable de inteligencia. “Es ejecutado por profesionales. La NSA, la CIA, y la DIA – la Agencia de Inteligencia de la Defensa – “están ahí mismo con las Fuerzas Especiales y la inteligencia paquistaní, y tratan con tipos malos serios.” Agregó: “Tenemos que tener verdadero cuidado si pedimos los misiles. Tenemos que dar en ciertas casas a ciertas horas. La gente en el terreno miracon binoculares a unos pocos cientos de metros y llamando a sitios específicos, en latitud y longitud. Mantenemos al Predator dando vueltas hasta que los objetivos entran a una casa, y tenemos que asegurarnos de que los nuestros estén suficientemente lejos para que no sean alcanzados.” Una de las víctimas más destacadas del programa, dijo el ex responsable, fue Abu Laith al-Libi, un alto comandante talibán, quien fue muerto el 31 de enero, según las informaciones en un ataque con misiles, en el que también fueron muertas otras once personas.

Un despacho publicado el 26 de marzo por el Washington Post informó sobre el creciente número de ataques exitosos contra los talibanes y otras unidades insurgentes en áreas tribales de Pakistán. Un artículo complementario señaló que, como reacción, los talibanes mataron a “docenas de personas” sospechosas de haber suministrado información a EE.UU. y sus aliados sobre el paradero de los dirigentes talibanes. Se pensó que muchas de las víctimas eran espías estadounidenses, y sus ejecuciones – en un caso por decapitación – fueron filmadas en vídeo y distribuidas por DVD como advertencia para otros.

No es simple reproducir el programa en Irán. “Todos discuten sobre la lista de objetivos de alto valor,” dijo el ex alto responsable de inteligencia. “Los de Operaciones Especiales están enfadados porque la oficina de Cheney fijó prioridades para categorías de objetivos, y ahora se impacienta y aplica presión para ver resultados. Pero toma mucho tiempo para instalar a los individuos adecuados en su sitio.”

El asesor del Pentágono me dijo: “Hemos tenido resultados maravillosos en el Cuerno de África con el uso de sustitutos y banderas falsas – tácticas básicas de contrainteligencia y contrainsurgencia. Y estamos comenzando a liarlos en Afganistán. Pero la Casa Blanca va a destruir el programa si lo utiliza para ir en pos de Irán. Una cosa es involucrarse en ataques y asesinatos selectivos en Waziristán y otra es en Irán. La Casa Blanca cree que un tamaño va bien para todos, pero los temas legales que rodean asesinatos extrajudiciales en Waziristán son menos problemáticos porque al Qaeda y los talibanes cruzan la frontera hacia Afganistán y de vuelta, a menudo bajo persecución intensa por las fuerzas de EE.UU. y de la OTAN. La situación no es ni con mucho tan clara como en el caso iraní. Todas las consideraciones – judicial, estratégica, y política – son diferentes en Irán.”

Agregó: “Existe una inmensa oposición dentro de la comunidad de la inteligencia a la idea de conducir una guerra encubierta dentro de Irán, y de utilizar a baluchis y ahwazis como sustitutos. Los dirigentes de nuestra comunidad de Operaciones Especiales tienen un coraje físico notable, pero es menos probable que expresen su oposición a una política. Irán no es Waziristán.”

Un sondeo Gallup hecho en noviembre pasado, antes de que el NIE fuera hecho público, estableció que un 73% de los encuestados pensaban que EE.UU. debiera utilizar acción económica y diplomacia para detener el programa nuclear de Irán, mientras sólo un 18% apoyaba un ataque militar. La fatiga por la guerra en Iraq ha afectado indudablemente la tolerancia del público para un ataque contra Irán. Sin embargo, este estado de ánimo podría cambiar rápidamente. El potencial para una escalada quedó claro a comienzos de enero, cuando cinco patrulleros iraníes, que se creía estaban bajo el comando de la Guardia Revolucionaria, hicieron una serie de acciones agresivas hacia tres barcos de guerra de la Armada que navegaban por el Estrecho de Ormuz. Los informes iniciales sobre el accidente publicados por la oficina de prensa del Pentágono dijeron que los iraníes habían transmitido amenazas, por radio de barco a barco, de hacer “estallar” los barcos estadounidenses. En una conferencia de prensa en la Casa Blanca, el presidente, el día en que partió a un viaje de ocho días por Oriente Próximo, calificó el incidente de “provocador” y “peligroso,” y hubo, muy brevemente, un sentido de crisis e indignación contra Irán. “A DOS MINUTOS DE LA GUERRA” fue el titular en un periódico británico.

La crisis fue rápidamente desactivada por el vicealmirante Kevin Cosgriff, comandante de las fuerzas navales de EE.UU. en la región. No se dispararon tiros de advertencia, dijo el almirante al cuerpo de prensa del Pentágono el 7 de enero, vía teleconferencia desde su cuartel en Bahrein. “Sí, es más serio de lo que hemos visto, pero, para ponerlo en contexto, interactuamos regularmente con la Guardia Revolucionaria Iraní y su Armada,” dijo Cosgriff. “No obtuve la percepción de los informes que estaba recibiendo de que se tuviera la idea de tener miedo a esos cinco botes.”

El cuidado del almirante Cosgriff fue bien fundado: dentro de una semana, el Pentágono reconoció que no podía identificar positivamente a los botes iraníes como la fuente de la nefasta transmisión por radio, e informes de prensa sugirieron que en su lugar habían venido de un bromista conocido desde hace tiempo por el envío de mensajes falsos en la región. A pesar de ello, la conducta de Cosgriff enfureció a Cheney, según el ex alto funcionario de inteligencia. Pero se aprendió una lección en el incidente: El público había apoyado la idea de represalias, e incluso preguntaba por qué EE.UU. no hizo más. El ex responsable dijo que, unas pocas semanas después, tuvo lugar una reunión en la oficina del vicepresidente. El tema fue cómo crear un casus belli entre Teherán y Washington,” dijo.

En junio, el presidente Bush fue a un viaje de despedida de Europa. Tomó el té con la reina Isabel II y cenó con Nicolas Sarkozy y Carla Bruni, el presidente y la primera dama de Francia. El negocio serio fue hecho fuera de vista, e involucró una serie de reuniones en un nuevo esfuerzo diplomático por persuadir a los iraníes para que detuvieran su programa de enriquecimiento de uranio. (Irán argumenta que su programa de enriquecimiento es para propósitos civiles y que es legal bajo el Tratado de No Proliferación Nuclear.) La Secretaria de Estado Rice había estado involucrada en el desarrollo de un nuevo paquete de incentivos. Pero la posición esencial de negociación del gobierno parecía invariada: las conversaciones no podían tener lugar hasta que Irán detuviera el programa. Los iraníes habían rechazado repetida y categóricamente esa condición previa, dejando la situación diplomática en un punto muerto; todavía no han respondido formalmente a los nuevos incentivos.

El continuo impasse alarma a numerosos observadores. Joschka Fischer, el ex ministro de exteriores alemán, escribió recientemente en un artículo sindicado que podría no “ser posible congelar el programa nuclear iraní por la duración de las negociaciones para evitar una confrontación militar antes de que sean completadas.” Cuando hablé con él la semana pasada, Fischer, quien tiene amplios contactos en la comunidad diplomática, dijo que el último enfoque europeo incluye un nuevo elemento: la disposición de EE.UU. y de los europeos de aceptar algo menos que un cese total del enriquecimiento como un paso intermediario. “La propuesta dice que los iraníes deben dejar a de fabricar nuevas centrífugas y que el otro lado detendrá todas las actividades ulteriores para sanciones en el Consejo de Seguridad de la ONU,” dijo Fischer, aunque Irán todavía tendría que congelar sus actividades de enriquecimiento cuando comenzaran negociaciones formales. “Esto podría ser aceptable para los iraníes – si tienen buena voluntad.”

La gran pregunta, agregó Fischer, está en Washington. “Pienso que los estadounidenses están profundamente divididos sobre el tema de qué hacer acerca de Irán,” dijo. “Algunos responsables están preocupados por las repercusiones de un ataque militar y otros piensan que un ataque es inevitable. Conozco a los europeos, pero no tengo la menor idea de donde terminarán los estadounidenses en este problema.”

Hay otra complicación: la política presidencial estadounidense. Barack Obama ha dicho que, si es elegido, comenzaría conversaciones con Irán sin condiciones previas “contraproducentes” (aunque sólo después de que se haya hecho un trabajo diplomático de base). Esa posición ha sido vigorosamente criticada por John McCain. El Washington Post citó recientemente a Randy Scheunemann, el director de seguridad nacional de la campaña de McCain, declarando que McCain apoya la posición de la Casa Blanca y que el programa sea suspendido antes de que comiencen conversaciones. Lo que Obama propone, dijo Scheunemann, “es una conferencia en la cumbre unilateral de vaqueros.”

Scheunemann, quien es conocido como neoconservador, es también el canal de comunicación más importante de la campaña de McCain con la Casa Blanca. Es amigo de David Addington, jefe de personal de Dick Cheney. He oído diferentes historias sobre la influencia de Scheunemann sobre McCain; aunque algunos próximos a la campaña de McCain hablan de él como un posible consejero de seguridad nacional, otros dicen que es alguien que no es tomado en serio mientras “dice a Cheney y otros lo que ellos quieren oír,” como lo describió un alto asesor de McCain.

No se sabe si McCain, quien es el republicano de más alto rango en el Comité de Servicios Armados del Senado, ha sido formalmente informado sobre las operaciones en Irán. En la conferencia anual del Comité de Asuntos Públicos EE.UU.-Israel [AIPAC], en junio, Obama repitió su petición de una “diplomacia dura y de principios.” Pero también dijo, igual que McCain, que mantendría sobre la mesa la amenaza de acción militar contra Irán.

01 julio 2008

Cacerola de teflón


Ignacio Copani



No te oí. En los días del silencio atronador.
No te oí junto a las madres del dolor,
no sonaste ni de lejos, por los chicos, por los viejos olvidados.
No te oí. Puede ser que ya no estoy oyendo bien,
pero al borde de las rutas de Neuquén,
no te oí mientras mataban por la espalda a mi maestro.
Y entre nuestros cantos desaparecidos
yo jamás oí el sonido de tu tapa resistente,
que resiste comprender que hay tanta gente
que en sus pobres recipientes solo guarda una ilusión.
Cacerola de teflón, volvé al estante,
que la calle es de las ollas militantes,
con valiente aroma de olla popular.

Cacerola de teflón, a los bazares,
o a sonar con los tambores militares.
Como tantas veces te escuché sonar.
No te oí. Cuando el ruido de las fábricas paró,
cuando abril su mar de lágrimas llenó.
No te oí con los parientes del diciembre adolescente. asfixiado
No te oí. Puede ser que mis oídos oigan mal,
pero no escuché en la exposición rural,
reclamar por el jornal de los peones yerbateros,
por la rentabilidad de los obreros,
por el tiempo venidero, por que venga para todos.
No te oí ni te oiré porque no hay modo
de juntar tu avaro codo, con mi abierto corazón.
Cacerola de teflón, volvé al estante.
De los muebles de las casas elegantes,
que las cocineras te van a extrañar.

Cacerola de teflón, a los bazares...
O a sonar en los conciertos liberales...
Como tantas veces te escuché sonar.
No te oí . En el puente de Kosteki y Santillán,
no te oí por el ingenio en Tucumán,
no te oí en los desalojos, ni en los barrios inundados. de este lado.
No te oí. En la esquina de Rosario que estalló
cuando el angel de la bici se cayó.
Y sus ángeles pequeños se quedaron sin comida.
Y jamás te oí en la vida repicar desde acá abajo,
por un joven sin trabajo, a la deriva.
Debe ser que desde arriba, desde los pisos más altos
no se ve nunca el espanto y las heridas.
Cacerola de teflón, volvé al estante.
Yo me quedo en una marcha de estudiantes,
donde vos nunca supiste resonar.

Cacerola de teflón, a los bazares
o a llenarte de los más ricos manjares
que en la calle no se suelen encontrar.
Cacerola de teflón... a cocinar
.

Queridos Amigos.

En los últimos días y a raíz de haber escrito una canción, que debe ser la número mil doscientos y tantas de mi repertorio, he recibido infinidad de comunicaciones. La mayoría con elogios, caricias y aliento, que desde ya agradezco infinitamente.
Pero he recibido también otro tipo de contactos llenos de reproches, cargados de odio, regados de violencia, intolerancia, agresión y con un espíritu inquisidor que no creí que anidara todavía en gente de mi comunidad.
He sido amenazado, agraviado, insultado, difamado, calumniado y, peor aún, han sufrido ese tipo de atropello miembros de mi familia.
No me refiero a los impunes foros de internet sino a e mails, cartas y llamados recibidos.
Simplemente desde estas líneas aviso a quienes todavía tengan intención de lastimarme, que lo logren o no, yo no cambiaré ni una coma a las estrofas de mis canciones.
Aquellos que piensan que la Sra. Presidenta de mi país me paga por verso, recital u opinión, simplemente están expresando su propia escala de valores y asumiendo que ellos mismos podrían torcer sus convicciones a un precio determinado. Yo no.
Hace más de veinte años que en cada escenario y en cada grabación me comprometo con nuestra historia y siempre se me han cerrado puertas por hacerlo de manera honesta, clara y sin esperar más recompensa que el abrazo compañero de quien desea que un cantautor se exprese libremente, como los viejos trovadores que anunciaban las bodas, los bautizos y también los entierros.
En algunos medios de comunicación se han referido a mí de manera descalificadora y/o despectiva. A esos mismos medios, durante años, hemos mandado nuestro material artístico y la información de nuestras actividades, sin lograr que se nos diera ni un segundo para comunicarlo al público. Ni siquiera para difundir eventos solidarios, benéficos o canciones tan o más comprometidas con la realidad que el tema ¨Cacerola de Teflón¨.
Lamentablemente en algunos de esos medios se ha mostrado la canción en cuestión, sometiéndola a una especie de ¨inspección¨ de ideas o cortes marciales - musicales y al comentar alguna crítica agresiva, en lugar de defender la libertad del artista para manifestarse, se han escuchado de parte de los comunicadores, tristes y recordadas frases como ¨él se la busca… ¨ o ¨por algo será…¨.
Nunca discuto una crítica, sea como sea y venga de quien venga. Pero en este caso no recibí opiniones sobre la conformación estética del tema, de su métrica, de sus rimas, de sus sonidos, de la destreza para ejecutarla, sino una violenta y censuradora mirada hacia el contenido de mis ideas y mi conducta, bien típico de tiempos de inquisición y dictaduras.
Pablo Milanés cantó ¨Pobre del cantor de nuestros días que no arriesgue su cuerda por no arriesgar su vida¨…

Yo no creo haber arriesgado mi vida, sencillamente describí, como hago siempre, un episodio de este tiempo con total sinceridad.
Ni siquiera he pretendido mostrar una valentía destacable por la simple acción de manifestar mi pensamiento. Valientes fueron mis compañeros y familiares que hoy están desaparecidos. Valientes fueron Víctor Jara y Rodolfo Walsh. Yo soy solamente un cantor.
No creo que a esta altura de mi carrera, deba dar cuentas de los escenarios que pueda habitar. Estuve en Plaza de Mayo, cobrando Cero Pesos, respondiendo a la convocatoria de apoyar nuestra democracia, al igual que estuve el 25 de mayo de hace unos años, cuando decenas de artistas hacían fila para subir a la escena triunfal.
Estuve en esa plaza que transité como ciudadano desde que tengo uso de razón, como estuve en Semana Santa, como estuve con las Madres, con las Abuelas, con los ex combatientes, con los maestros, con los pibes de la calle y como pienso estar en cada evento al que me cite mi conciencia.
Si esta acción espontánea se convierte en un acto de riesgo, pobres de todos nosotros.
Si crear y expresarse es un acto de arrojo merecedor de insultos y censuras, ha triunfado para siempre la cultura del ¨no te metas¨ y la incultura sembrada durante el sanguinario proceso militar y la inolvidable década del noventa.
Juro por mis hijas que yo no especulo con estas cuestiones. Que si de momento, por mi decisión de ser coherente, pierdo trabajos y gano enemigos, es un precio que debo pagar como tantas veces pagué.
Nada más espero, que no sea nuevamente con el exilio.

Ignacio Copani¨

Para escribir una simple canción,
no sólo empeño y oficio se emplea,
hay que embarrarse con la inspiración,
hay que mirarse por dentro y no hacer lo que todos desean.

Mucho más cómoda es la posición
de dar la crítica sorda y pedante,
despedazando con rabia y rencor al autor y al cantante.

Sólo mi historia me obliga,
Usted no me diga qué frase hay que usar…
Haga su cuadro y elija
el color de la tinta que quiera mezclar.

Pero nunca se arrogue el derecho
de andar por mi techo
espiándome la libertad,
que ni una coma le voy a cambiar
ni a lo dicho ni al hecho.
Y hasta el final del olvido… maltrecho…
diré mi verdad.

30 junio 2008




"... La Sociedad Rural Argentina reitera frente a los productores y la ciudadanía en general
su apoyo a toda acción que signifique completar el proceso iniciado el 24 de marzo de
1976, para poder lograr así los fines propuestos, que en definitiva son los grandes objetivos
nacionales." Buenos Aires, 24 de Marzo de 1977.

PROHIBIDO VOLVER A CASA, NI DE TURISTA

TODO: Un gobierno de ladrones, sospechados, investigados, truhanes y pequeños fascistas imponen por la fuerza de las armas y la arbitrariedad las leyes del juego. Los gobiernos europeos y usa hacen la vista gorda, aceptan el fascismo y racismo y chovinismo de los gobiernos israelíes. Recuerdo: este es el mundo pastoral, democrático y justo en el que vivimos. Fin de junio, año 2008, siglo XXI de la así llamada civilización. El ejército israelí asesina niños y civiles inocentes; y destruye, hambrea, cierra pasos, mantiene a 11000 presos, incluidas mujeres y adolescentes. Mugabe "vence en las elecciones". En Irak los americanos siguen luego de cinco años, lo mismo en Afganistán. El hambre se enseñorea del mundo. Y este gobierno de fascistas ineptos impone leyes draconianas. Y el mundo calla... (A.A.)


Israel impide regresar a Jerusalén a los palestinos que se van a vivir fuera
JUAN MIGUEL MUÑOZ - Jerusalén - 30/06/2008


Lo habitual es que los emigrantes sufran peripecias en el país de acogida, y que les tiendan puente de plata para regresar. Israel rompe moldes. Lo sabe Zeina Emile Saman Ashrawi, de 26 años, palestina cristiana y residente en Estados Unidos. A los 17 años emigró a Pensilvania para rematar sus estudios secundarios. Se casó y vive en Virginia. Regresaba cada año a su Jerusalén natal para visitar a su familia. Abomina de la violencia, como su madre, la diputada Hanan Ashrawi, vieja conocida de la política palestina que se dio a conocer en la Conferencia de Paz de Madrid (1991). Este año, salvo milagro, Zeina no verá a sus parientes. No puede volver a su casa. El Gobierno israelí se lo ha prohibido. "No soy una criminal, ni una amenaza. He sido expulsada de mi hogar. Soy una de tantos", afirma Zeina.
Los árabes jerosolimitanos sólo disponen de una tarjeta de identidad azul y de un documento de viaje expedidos por el Ministerio del Interior israelí. Zeina Ashrawi renueva cada año ese papel azul. Hace cola con su padre desde las 4.30. Y también acude anualmente, como hizo en agosto de 2007, a renovar su documento de viaje a la Embajada de Israel en Washington. Carece de alternativa. Se ha acostumbrado a este "vuelva usted mañana", aunque en este caso no hay mañana, y a la arbitrariedad.
Primera sorpresa. La funcionaria de la embajada le explicó: "No sé si podremos extender su documento de viaje", en el que se especificaba su condición de "residente" en Jerusalén. Tras algunos trámites, Zeina recibió una llamada. Le otorgaban el visado. Pero ya convertida en turista. Con tres meses de vigencia. De nada le valía hace 10 meses, porque pensaba viajar en julio de 2008. Zeina se tragó su cambio de estatus. A comienzos de este mes se presentó de nuevo en la embajada, aunque fuera para obtener el visado turístico. Segunda sorpresa. Le reclamaron la fecha de expiración de su pasaporte jordano y de la Carta Verde estadounidense, documento inútil para viajar al exterior desde Estados Unidos. Facilitó los datos por teléfono, después los envió mediante fax. "Les he proporcionado los documentos una y otra vez, y pensé que pretendían que pasara el tiempo y no pudiera lograr el visado a tiempo", ha explicado Zeina. No se trataba de eso.
La tercera sorpresa llegó contundente. Horas después de remitir los datos y documentos, Zeina recibió una llamada. Escuchó a la funcionaria: "Su visado ha sido rechazado y sus documentos de identidad (azul) y de viaje ya no son válidos. Lo siento, pero esta decisión no es mía, procede de Israel".
La medida afecta a todos los palestinos, pero Yusef Daher, secretario general del Consejo Mundial de Iglesias, dibuja un panorama sombrío para la comunidad cristiana de la Ciudad Santa. "Hoy somos 9.000 personas, pero esta política israelí provocará un descenso del 15% en la población cristiana", afirma. "Mientras los judíos pueden inmigrar al amparo de la Ley de Retorno, incluso los conversos, los nativos de Jerusalén son considerados residentes temporales", precisa Daher, alarmado por el endurecimiento progresivo de la normativa. "Originalmente, la ausencia durante siete años de Jerusalén significaba la pérdida del derecho a vivir en tu propia ciudad. Ahora, a Israel le basta la prueba de la residencia en otro país para laminar este derecho".
La denegación de documentos es la punta del iceberg de una política que Hamoked -ONG israelí dedicada a la protección de los derechos individuales- califica sin tapujos de "limpieza étnica" y "racista". El muro de cemento de nueve metros que rodea Jerusalén convierte en un suplicio la vida cotidiana de decenas de miles de palestinos, desvinculados paulatinamente de la ciudad; la prohibición de reunificación familiar a los ciudadanos árabe-israelíes casados con palestinos, y la denegación de permisos para construir viviendas a los vecinos árabes abonan el desarraigo.