24 abril 2011

La retractación de Goldstone y la aplanadora del racismo judío



La Guerra contra Gaza y el colapso moral de Goldstone

ramzybaroud.net


Consternación no es un término suficiente para describir la decisión del juez Richard Goldstone de retractarse de parte del Informe de 2009 sobre presuntos crímenes de guerra en Gaza.
El documento, conocido como Informe Goldstone, fue compilado después de una exhaustiva investigación dirigida por el juez sudafricano y tres otros investigadores de prestigio. Documentaron 36 incidentes que ocurrieron durante la operación israelí Plomo Fundido, un violento ataque sin precedentes contra la pequeña, depauperada y sitiada Gaza. El resultado fue la muerte de más de 1.400 palestinos y más de 5.500 heridos.

Goldstone es a la vez judío y sionista. Su amor por Israel ha sido amplia y afectuosamente expresado. En este caso particular, parecía completamente dividido entre su posición ideológica y tribal y su compromiso con la justicia y la verdad, tal como consagra el mandato del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas.
Después de 18 meses de lo que pareció una total introspección personal acompañada de una campaña de presión e intimidación sin fin por parte de grupos judíos sionistas y pro-israelíes de todo el mundo, el hombre finalmente se ha rendido.
“Si hubiera sabido entonces lo que sé ahora, el Informe Goldstone habría sido un documento diferente”, escribió en The Washington Post el 1 de abril. Pero, ¿de qué se ha enterado Goldstone desde que hizo su informe de 575 páginas en septiembre de 2009?
La supuesta base del replanteamiento de Goldstone es un informe de seguimiento emitido por un comité de la ONU presidido por la juez neoyorquina retirada, Mary McGowan Davis. Su informe no era una nueva investigación sobre los supuestos crímenes de guerra en Gaza de Israel —y de Hamas— sino un seguimiento de las conclusiones de la Comisión Goldstone, que instaba a la remisión del asunto a la Corte Penal Internacional. McGowan Davis aclaró esta distinción en una reciente entrevista con el israelí Jerusalem Post. De acuerdo con el periódico, dijo: “Nuestro trabajo era completamente independiente del suyo (de Goldstone)”. Y aun declaró: “Nuestro mandato era tomar su informe como propuesta y partir de él”.
Entonces, ¿cómo una investigación que utilizaba los resultados de Goldstone como punto de partida inspiró una grave refutación por parte de uno de los autores del informe original?
El informe McGowan Davis simplemente reconocía que Israel ha llevado a cabo una investigación sobre una posible “mala conducta operativa” en lo que es ampliamente conocido fuera de Israel como la masacre de Gaza. El informe de seguimiento de la ONU reconoció las supuestas 400 investigaciones, pero no confirmó su validez. Tales investigaciones secretas en realidad condujeron a poco en términos de acción disciplinaria.

Además, el equipo de expertos de la ONU afirmó que “no hay indicios de que Israel haya abierto investigaciones sobre las acciones de aquellos que diseñaron, planearon, ordenaron y supervisaron la Operación Plomo Fundido”.
De hecho, Israel es conocido por sus investigaciones sobre sí mismo y también por hallar culpables en todas partes salvo en su propia dirección. Las investigaciones israelíes son una obvia burla de la justicia. La mayor parte de sus resultados, como los que siguieron en otra investigación sobre la guerra israelí contra Líbano en 2006, únicamente castigó el hecho de no haber ganado la guerra y de no haber sabido explicar las acciones de Israel al mundo. Poco dijeron sobre las causas de la muerte y de las heridas de civiles inocentes. ¿Es a esto a lo que Goldstone se refería cuando utilizó las palabras “si hubiera sabido entonces lo que sé ahora”? Y ¿pudo este conocimiento añadido sobre las investigaciones secretas —y en buena medida absurdas— de Israel ser suficiente para extraer conclusiones tan extremas como que “no hubo una política de atacar intencionadamente a los civiles”?
Esta fue la confianza de los argumentos de Israel, que intentó reducir una política persistente basa en el castigo colectivo —utilizando controvertidas y declaradas armas ilegales contra los civiles— a la imprudencia de soldados individuales. La retracción calculada de Goldstone supone adoptar “la posición israelí de que cualquier fechoría durante el asalto de Gaza fue causada por individuos desviados, no por las políticas o reglas de combate ordenadas por los dirigentes militares”, según George Bisharat, profesor de la Escuela de Derecho Hastings (citado por el San Francisco Chronicle, el 7 de abril). Bisharat agregaba: “Sin embargo, el informe original nunca acusó a Israel de ataques deliberados generalizados contra civiles, de manera que Goldstone se retractó de una afirmación que nunca se había hecho. La mayoría de sus conclusiones esenciales se mantienen incontestadas”.

John Dugard, profesor de Derecho en la Universidad de Pretoria y ex Relator Especial de Derechos Humanos de la ONU en el territorio palestino ocupado está de acuerdo. “Richard Goldstone es un antiguo juez y sabe muy bien que un informe de investigación elaborado por cuatro personas, de las cuales él solo era una, al igual que una sentencia de un tribunal de justicia, no se puede cambiar por las reflexiones posteriores de un solo miembro del comité”.

Dugard, conocido por sus posiciones de principios en el pasado, es también conocido por su coherencia moral. “Es triste que este paladín de la rendición de cuentas y de la justicia penal internacional deba abandonar la causa por una opinión tan irreflexiva pero sin embargo tan extremadamente dañina”, escribió en el New Statesman el 6 de abril.
Como era de esperar, los líderes israelíes se están regodeando. “Todo lo que dijimos ha demostrado ser cierto”, declaró el primer ministro Benjamin Netanyahu en respuesta al colapso moral de Goldstone. El New York Times informó el 5 de abril que Goldstone ha accedido a visitar Israel en julio en una llamada telefónica con el ministro de Interior de Israel Eli Yishai. “Estaré contento de ir”. Yishai citaba a Goldstone diciendo: “Siempre he sentido amor por el Estado de Israel”.
La cuestión es que la retracción de Goldstone de algunos de los hallazgos de su comisión no tiene a todas luces validez legal. Está motivado por lo personal y, de hecho, por egoísmo, y demuestra que las afiliaciones políticas e ideológicas son de mayor peso para Goldstone que el sufrimiento humano y el derecho internacional y la justicia. No hay duda, sin embargo, de que la reconsideración de Goldstone representará la columna vertebral de la justificación de Israel en sus ataques futuros contra Gaza. Goldstone, quien fuera considerado como un “diablo, un hombre de mal” según un destacado apologista de Israel en Estados Unidos, se convertirá en el argumento para vender los futuros crímenes de guerra de Israel.
Si la muerte de más de 1.400 palestinos no es una “cuestión de política”, y el asesinato de cuatro israelíes por parte de Hamas es “intencional” —como Goldstone asegura— entonces el cielo es el límite para la máquina belicista de Israel.
La verdad es que “chocante” no es el término correcto. “Vergonzoso” puede ser más apropiado.

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