31 marzo 2009

ISRAEL MARZO 2009: EL FASCISMO AL PODER

Netanyahu forma un gobierno «puzle» con una treintena de ministerios

LAURA L. CARO | JERUSALÉN

Martes, 31-03-09

Más hinchado, más hedonista y más peligrosamente derrochador de lo que fueron en su día Ariel Sharon o Ehud Barak, Benjamin Netanyahu será primer ministro de Israel al frente de un Gobierno de 30 ministros y 7 viceministros que, según el diario «Yedioth Ahronoth», tomará posesión a las cinco de la tarde de hoy. El Parlamento ha tenido que encargar ya una nueva mesa para dar cabida a las reuniones de este gabinete, que el viejo halcón del Likud ultimaba ayer ajeno a las críticas de la opinión pública, y pendiente sólo de cumplir las múltiples promesas que ha ido realizando para garantizarse esta investidura con la que, casi diez años después, verá satisfecha su ambición: volver a dirigir los designios de Israel.
Benjamin Netanyahu ocupaba la jornada de ayer en notificar el reparto de carteras a los elegidos dentro de su formación, donde el malestar se ha disparado al constatar la generosidad con la que «Bibi» ha tratado a sus socios de coalición, en contraste con las discretas competencias que ha reservado para los suyos. Aparte del Ministerio de Finanzas, -que al parecer gestionará el propio Netanyahu para controlar y premiar lealtades-, y los de Justicia o Educación, el Likud se quedará en este Gobierno con poco más que Transportes, Comunicación y Cultura y Deportes. Las inacabables hipotecas del designado primer ministro parecían, hasta ayer, no dar oportunidad siquiera para colocar en puestos de relumbrón a los tres rutilantes colegas cuyas fotos acompañaron a Netanyahu en su cartel electoral: Benny Begin, Dan Meridor y Bogey Yaalon, ex jefe del Estado Mayor, al igual que otro eterno apoyo, el general Yossi Peled.
Para los analistas, los recelos internos en su partido serán el primer dolor de cabeza de Netanyahu, que ha pagado el precio del poder concediendo Exteriores a su principal socio, Avigdor Lieberman, jefe del Yisrael Beitenu; Interior al líder del ultraortodoxo Eli Yishai, -líder del Shas que se queda también con Vivienda-, y la responsabilidad de Defensa a Ehud Barak, que finalmente no ha dudado en partir su propia formación laborista con tal de mantenerse en el Gobierno.
Pólvora para la oposición
La chequera y arriesgados arreglos políticos han servido para cuajar esta incierta coalición de partidos aparentemente incompatibles, en la que Lieberman, Yishai y Barak serán también vicepresidentes, y que padecerá el estigma de la inestabilidad. Enfrente, el Kadima de Tzipi Livni se ocupará de propiciar cuanto antes la voladura de tan forzada alianza. Sus diputados ya anunciaron ayer la presentación de una propuesta en el Parlamento para limitar gobiernos tan excesivos en su número como el que Netanyahu ha cuajado para pagar favores.
Las preocupaciones domésticas no serán las únicas. Antes de la toma de posesión, y con la vista puesta en el ultranacionalista Lieberman, la UE ya ha advertido al primer ministro «in pectore» de que las relaciones mutuas serán difíciles si Netanyahu sigue sin reconocer la solución de dos Estados y no congela los asentamientos.

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