30 diciembre 2008

'¿QUIÉN VA A PARAR A ISRAEL?'


LOS ATAQUES CONTRA GAZA MARCAN UN ACTO SOLIDARIO

PAKA DÍAZ

BELÉN (PALESTINA).- La Plataforma de Mujeres Artistas organiza, en su último día de viaje, actos por la paz y una donación de sangre para las víctimas de Gaza, mientras el pueblo palestino clama por el fin de los ataques.
Esta mañana, un sol de invierno saludaba a Palestina. Ese sol ha sido el único punto de luz de este aciago día. Los bombardeos en Gaza se han convertido en el desayuno de la delegación española formada por 186 políticas, representantes de ONG y medios que acompañan a La Plataforma de Mujeres Artistas Contra la Violencia de Género en este viaje a Palestina e Israel. Hoy era el último día y en la agenda había encuentros en Tel Aviv con organizaciones humanitarias y miembros del Gobierno israelí para pedir la liberación de las presas palestinas. Para finalizar se iba a celebrar un concierto vespertino de la Plataforma con cantantes israelíes como Noa o David Brouza más artistas palestinos. Todos unidos para pedir la paz.
A la llegada a Tel Aviv, miembros de ONG israelíes nos daban una triste bienvenida. Era algo más de la una del mediodía y ya se sabía que los ataques habían producido al menos un centenar de muertos. Tras realizar el encuentro con las ONG, a las cuatro y media se han suspendido las reuniones con los miembros del Gobierno y el concierto, en señal de luto. Ya se sabía que el ataque había sido el más sangriento desde 1967. Hemos regresado a Belén en autobuses silenciosos. Donde ayer había risas y esperanza, hoy sólo se escuchaban crónicas telefónicas de los periodistas. Si la esperanza ha volado de nosotros, qué decir del pueblo palestino.
Al llegar al hotel, a las siete de la tarde, hemos empezado a organizarnos para hacer un acto por la paz, objetivo al fin de este viaje. Primero, donar sangre para las víctimas de Gaza. Como los palestinos no pueden ir, la llevará la Cruz Roja vía Egipto. Después, encender velas en la plaza del Pesebre, en Belén, como homenaje a todas las víctimas.
En el destartalado hospital de Belén hacía mucho frío, pero la bienvenida ha sido cálida. "Para nosotros es muy importante vuestro gesto", nos explicaba Fayez Saqqa, del Consejo Legislativo Palestino de Al Fatah y miembro de la delegación que nos acompaña en el viaje. "El señor Moratinos, al que cariñosamente llamamos Mr. Anestesia, viene y nos habla de paz y de política, pero vosotros nos habláis de humanidad y con el corazón y, en estos momentos, para nosotros es muy importante sentir ese calor, saber que no estamos solos en nuestra lucha, que no nos habéis olvidado".
La cola para donar es bastante larga. Alrededor de 30 personas esperan su turno pacientemente. Como Camila Fernández, de 21 años, violinista miembro de la Joven Orquesta de la Comunidad de Madrid, del grupo de rock minimal No Vacancy y estudiante de Periodismo, que se ha convencido de dar su sangre tras pensar que quizá serviría para salvar al menos una vida. En su caso no ha habido problemas, pero la gaitera de Candás (Asturias) Goretti Alonso Fernández, de 18 años, ha tenido que enfadarse para que la dejaran donar. Sus 18 años y su figura menuda no les parecían suficientes (en Palestina las mujeres no pueden hasta los 20 años): "He tenido que ponerme de morros para que me lo permitieran, pero es que sé que mi grupo sanguíneo, A-, es muy poco común y quizá haya alguien que lo necesite. Si puedo ayudar a alguna víctima, me alegrará mucho". A Goretti le han tenido que buscar la vena en los dos brazos. Al final lo ha conseguido y, tanto los médicos como los miembros de la delegación palestina, la han felicitado por su coraje.
Mientras esperamos, un médico reclama nuestra atención. Tras el llamamiento para la Tercera Intifada, en el cercano pueblo de Husán los jóvenes han empezado a tirar piedras. La respuesta de los soldados ha seguido la tónica habitual: Abrir fuego. El doctor nos ha avisado de la llegada de una ambulancia con un joven malherido. Media hora después, con la cola de donantes algo menor, el personal sanitario del hospital nos advertía que el herido no iba a llegar. Los soldados israelíes han cercado Husán, nadie puede entrar o salir. Al mismo tiempo nos llegan noticias sobre Ramallah. Allí tampoco se puede entrar o salir. Estado de sitio. Un estado tan habitual en estas tierras que los palestinos siguen haciendo su vida, mientras quienes tienen familia o amigos en Gaza tratan de localizarlos.
Son las once de la noche, los muertos alcanzan ya la cifra de 225 y más de 750 heridos de los cuales, nos dicen, muchos están ya clínicamente muertos. Y aún no han podido entrar las excavadoras en los escombros. Y aún no han parado los bombardeos. "Ahora atacan los 'apaches', aviones sin piloto que buscan objetivos concretos con fuego de baja intensidad, pero a las doce de la noche y a primera hora de la mañana volverán a bombardear inmisericordemente. Es la táctica israelí. Hoy lo han hecho en el momento en que había más gente en la calle. Dicen que buscan objetivos militares pero no es cierto. No les importa matar a mujeres y niños, ya lo han demostrado en muchas ocasiones", comenta Fayez Saqqa.
Desde el hospital, ponemos rumbo a la plaza del Pesebre, en el corazón de Belén. A nuestra llegada, todo está ya lleno de velas. Las mujeres de la Plataforma están desconocidamente silenciosas. Unos niños, huérfanos de padre por este interminable conflicto, nos ayudan a encender más. Una voz se escucha en la plaza, una plañidera que no cesa de preguntar. "¿Quién va a parar a Israel? ¿Cuándo van a pagar por sus crímenes? ¿Cuándo van a dejar de actuar por encima de la ley, por encima de las resoluciones de Naciones Unidas, por encima incluso de la Corte Suprema israelí? ¿Cuándo vamos a ver a sus gobernantes en el Tribunal de la Haya? ¿A cuántos dirigentes de Hamás han matado hoy? ¿Qué culpa tiene el pueblo?”. La voz pertenece a Nasim Alam, coronel retirado y miembro del Departamento de Relaciones Internacionales de Al Fatah. Nadie tiene respuestas para él.
Sentados alrededor de las velas, en el frío mármol de la plaza, pedimos la paz. Unas compañeras cuentan que en Barcelona se ha organizado una manifestación en contra de esta matanza. Nos sentimos orgullosos. Pero eso no basta para devolvernos la esperanza. Ayer, en el encuentro con mujeres en Ramallah, dijimos que todas, en este viaje, somos mujeres palestinas, hermanas. Hoy, más que nunca, el pueblo palestino necesita que todos seamos sus hermanos y pidamos, sin dilación y de una vez, que se inicie el proceso de paz. Y esta vez con garantías. Son las dos de la madrugada en Belén, Palestina, y los ataques continúan. ■

1 comentario:

alicia-susana-gomez-bruzzone.blogspot.com dijo...

¿Cuándo el hombre dejará de ser su lobo?