12 diciembre 2008

LA INDIA/PAKISTÁN : LA PAZ CALIENTE

LA INDIA/PAKISTÁN : LA PAZ CALIENTE

Said Jadidi

Si algo ha revelado la reciente pesadilla de Mombay ( o Bombay), este algo, independientemente de su carácter dramático, es la divagación del hasta ahora presidente de Estados Unidos, Georges Bush.
En efecto, en un nuevo brote de alucinación, el presidente saliente de Estados Unidos, cuyas « ideas » por poco cuestan el fin del mundo, acaba de proponer en un mensaje oficial al gobierno indio « la colaboración de su pais para ( i agárrense bien ! ) detener a los autores de los atentados de Bombay ».
Con, aparentemente muy deterioradas sus facultades mentales, Bush ni siquiera parece saber que todos los terroristas fueron matados por lo miembros de las fuerzas especiales indias a excepción de uno que fue arrestado sin colaboración de Estados Unidos.
De mal a peor..
No obstante, más allá de su lado trágicamente anecdótico, el mensaje de Bush plantea una serie de legítimas interrogaciones/reflexiones, a su frente, el deseo de comprometer a la India en una lucha, a todas luces, con velocidades estratégico-políticas.
A juzgar por la envergadura, los medios a disposición del comando terrorista y la, cuando menos, sorprendente facilidad con que ha podido llegar a sus blancos, no sería insensato hablar de autores ( en plural ) directos, unos, por consiguiente visibles e identificables, indirectos, otros, ocultos y disfrazados.
Acusar a la vecina Pakistán sería, en este caso, mortalmente fácil. La más que probada eficacia de sus servicios secretos aboga por más reflexión, más objetividad y más realismo. Probablemente tendremos que esperar años antes de descubrir ( casi con seguridad por pura casualidad ) implicaciones geo-estratégicas que, hoy por hoy son abstractas e insospechosas.
Sin embargo, en un admirable sobresalto de verdadero civismo ciudadano, los habitantes de Bombay participaron el domingo pasado, masivamente en una velada en memoria póstuma de las 200 víctimas mortales y los 280 heridos de los atentados del 26 de noviembre pasado.
Una reivindicación entre otras : « NO MÁS ESTO ». Lo que justamente se debe pensar.
No obstante, para que esto no se repita, Nueva Delhi no debe lanzarse en acusaciones precipitadas, basadas en concepciones gratuitas de orden estratégico, ni confiar en conclusiones made in USA ni siquiera dejarse atraer por atavismos geopolíticos.
Y es que…
Fresco aún el recuerdo de la pesadilla de Mombay ( o Bombay ) muchos « expertos » en materia de lucha anti-terrorista comienzan a barajar hipótesis tan inverosímiles como sospechosamente « teledirigidas » como por ejemplo las crónicas, en muchos medios de comunicación occidentales, sobre el Islam y los musulmanes de la India o lo que es visceralmente más intencionado y vejatorio « las convicciones islámicas de los miembros del comando terrorista de Taj Mahal ».
Como si el objetivo de la « misión » terrorista de Bombay no fuera otro que la de empujar a la vecina Pakistán a emprender, como se lo lleva exigiendo a gritos y a violaciones de su espacio áereo los Estados Unidos y en voz más baja sus aliados, una aventura militar en sus zonas tribales fronterizas con Afganistán, casi todos los comentarios, análisis y consultas de prensa apuntaban al día siguiente de los atentados, en coro, hacia lo que ya llaman « el elevado tributo que debe pagar Islamabad » por no haber sabido ( o atrevido) a luchar más y mejor contra los focos terroristas dentro y cerca de su pais.
Como si no les bastara que, por proteger la ocupación en Afganistán, Pakistán fuera, después de Iraq y Afganistán el pais con más víctimas del terrorismo y más expuesto a la desestabilización, le piden ahora alinearse a una tésis anti-terrorista que el pueblo pakistaní y todos los amantes de la paz y de la justicia ponen en tela de juicio.
Los recientes atentados de Bombay se están convirtiendo en un medio de presión sobre las autoridades pakistaníes para actuar, conformen a la voluntad mil veces reiterada de Washington de privilegiar, como acaba de imponerlo al parlamento irakí bajo su tutela, el interés estratégico sobre el imperativo democrático, particularmente en las zonas tribales, donde, con el pretexto de atacar lo que cree diagnosticar como el origen del problema de « su » Afganistán efectua diariamente incursiones que suscitan la unánime indignación popular en Pakistán.
Por otra parte las primeras declaraciones de la Secretaria de Estado, Condolezzia Rice, « invitando » a Pakistán a « colaborar total y completamente en la investigación india en curso actualmente » apoyan explícitamente la hipótesis al respecto.
Casi una semana después y pese al detenido y su interrogatorio, Nueva Delhi aún no ha llamado ni al pan, pan, ni a lo que ha ocurrido en Bombay lo que fue.
Mientras que Pakistán, a través de sus máximos dirigentes advierte contra toda « conclusión precipitada », la India parecer contemplar la suspennsión del proceso de paz con su vecina forjado por más de una guerra, muchas lágrimas y lustros de paciencia y perseverancia.

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