07 abril 2008

LA NARANJA MECÁNICA EN EL PLANETA TIERRA

La Naranja Mecánica (cuyo título original es A Clockwork Orange) es una novela de Anthony Burgess, publicada en 1962 y adaptada por Stanley Kubrick en la película homónima aparecida en 1971. Se la considera parte de la tradición de las novelas distópicas británicas, sucesora de trabajos como 1984 y Un mundo feliz. Alex, el protagonista del libro, es un mal chico (adolescente, en lengua nadsat) que lidera un grupo de amigos (drugos), con los que pasa el tiempo dedicándose a la ultraviolencia (palizas, abusos, violaciones y humillaciones de aquellos más débiles, y trifulcas con otros grupos de adolescentes) y al consumo de drogas. Asimismo cometen robos o asaltos ocasionales para financiar su estilo de vida. La pasión de Alex es la música clásica, principalmente del "divino, divino" Ludwig van Beethoven.
Alex induce a sus amigos a atacar una casita de las afueras de la ciudad, donde vive un escritor con su esposa. Alex descubre que el dueño de la casa escribe una novela titulada La naranja mecánica y rompe el manuscrito; después él y sus tres drugos violan a la esposa del escritor en presencia de éste.
Tras una discusión concerniente al liderazgo de la banda, tiene lugar una pelea entre sus integrantes. Finalmante, Alex consigue mantener el control, aunque los otros componentes sigan insatisfechos con el resultado. Alex, para asentar una imagen de líder justo, poderoso e inteligente, decide hacer caso a uno de sus drugos y asaltar la residencia de una mujer. Alex es el único que entra en la casa, quedándose a solas con la inquilina y sus numerosos gatos. Alex y la mujer se enzarzan en una discusión que acaba terminando en pelea donde hasta los gatos intervienen. Alex consigue escapar de la casa propinando un buen tolchoco (golpe) a la mujer con una estatua de Beethoven. Cuando sale de la casa es atacado por sus propios drugos, que satisfacen así sus deseos de venganza. Cegado por el golpe, es fácilmente arrestado por la policía, a la que la inquilina había avisado en un principio.
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MUERTE EN EL CIRCO

Un ataque de pandilleros salvadoreños con pistolas y un fusil en el exterior de una carpa deja cuatro víctimas mortales y tres heridos
JUAN JOSÉ DALTON - San Salvador - 07/04/2008

En un hecho sin precedentes de violencia de las pandillas o maras, que cada día se recrudece en El Salvador, cuatro personas resultaron muertas y otras tres heridas en la noche del pasado viernes, tras ser atacadas por cuatro miembros de maras, que les dispararon con pistolas y un fusil de asalto AK-47, de fabricación rusa, según confirmaron ayer agentes de la Policía Nacional Civil (PNC). Los ataques entre las maras, así como los de grupos de exterminio contra las pandillas, no suponen ya ninguna sorpresa, pero la novedad de este acto criminal estriba en que fue ejecutado sin motivo aparente en contra de un grupo de personas que asistían a la función de un circo local.

Las investigaciones policiales informaron de que, aproximadamente a las 10:45 de la noche del pasado viernes, en la localidad de la Playa de los Cóbanos, en la occidental provincia de Sonsonate, cuando unos 50 asistentes al Circo Mágico Emperador habían salido fuera de la carpa en un momento de receso previo a la segunda parte del espectáculo, aparecieron cuatro hombres armados e iniciaron el tiroteo contra el grupo de personas.
Tres murieron en el acto: Frankestein de Jesús Martínez, de 37 años de edad; Ronal García Flores, de 23, y José Gustavo Caldonio, de 25. Zoila Erazo, de 23 años, falleció en un centro hospitalario, mientras otros tres heridos de bala se encuentran internados aunque fuera de peligro.
Tras el ataque, los pandilleros huyeron en un vehículo que fue localizado y seguido por la policía. En la persecución, los delincuentes colisionaron en el centro de la ciudad portuaria de Acajutla, a pocos kilómetros de donde ocurrieron los hechos. La policía logró capturar primero a dos pandilleros, entre ellos a un menor de edad, a quien se le decomisó una pistola de 38 milímetros. En el interior del vehículo que manejaban los delincuentes encontraron un fusil de asalto AK-47 y pelucas. El dueño del auto, Antonio Escobar, fue también detenido al día siguiente, ya que se sospecha que con el mismo coche se han perpetrado otros asaltos.
El Salvador es uno de los países más peligrosos de Latinoamérica, con una tasa de 60 homicidios por cada 100.000 habitantes. Las más peligrosas pandillas de la actualidad, la Mara Salvatrucha y la Mara 18, fueron creadas en Estados Unidos por salvadoreños en los años ochenta. En la actualidad, estas pandillas operan en las más importantes ciudades estadounidenses como Nueva York, Washington, Los Ángeles y San Francisco, y también en los Estados fronterizos de México, en Guatemala y en Honduras.


EL POLVORÍN ARGENTINO

Tras 224 muertes, la Federación y los clubes culpan a la sociedad de la violencia en el fútbol

JORGE MARIRRODRIGA - Buenos Aires - 07/04/2008

"Todo pasa" es el lema que lleva grabado en su anillo Julio Grondona, presidente de la Asociación de Fútbol Argentino (AFA) y uno de los vicepresidentes de la FIFA. Es una consigna que ha repetido a menudo desde que en 1979, en plena dictadura militar, accediera a la cúspide del fútbol argentino. Y es el lema que ha aplicado sistemáticamente en los últimos dos años mientras el fútbol de su país vive sumido en una situación de violencia sin precedentes que ha rebosado los estadios y adquiere tintes de guerra mafiosa ya no entre aficiones rivales, sino en el interior de grupos que luchan por el poder en sus respectivas tribunas. "La violencia es un hecho social", es el mantra que repiten todos los directivos de la AFA mientras se ha ordenado que se jueguen todos los partidos mientras sea posible. El fútbol no puede parar.
Lo que está en juego es un negocio ilegal millonario. La entrega gratuita de miles de entradas al año, los robos en las gradas, especialmente a personas que van solas, el tráfico de drogas a pequeña escala y los aprietes -o sea, extorsiones por amenaza- a los jugadores propios en entrenamientos y salidas de los estadios son parte de un sistema de tolerancia con los grupos ultras, los barras bravas, que ha adquirido carta institucional con la excusa, insostenible, de que estos grupos son fundamentales para animar a sus equipos.
"Hace seis años pensamos en darle facilidades a un grupo de muchachos que eran socios de River para que manejaran la tribuna, para que no hubiera droga, ni robos... pero fabricamos un Frankestein que no pudimos controlar", reconocía a una emisora porteña Héctor Cavallero, directivo del River Plate cuyo grupo radical, Los Borrachos del Tablón, vive desde 2005 una verdadera guerra civil entre dos facciones, la Banda de Gonzalo y la Banda del Oeste.
Una disputa con muertos, tiroteos y una violencia feroz mostrada sin pudor alguno ante las cámaras. "Es el mundo en que vivimos. Hoy te matan hasta por la vuelta en el supermercado", señaló el dirigente.
Cavallero es un ejemplo de la relativización total de la violencia que hacen las autoridades deportivas argentinas. El "grupo de muchachos" al que se refiere, los Borrachos, ya era sobradamente conocido por su negro historial hace seis años. De hecho sus tres líderes habían sido condenados a prisión en 2000 por estar involucrados en el asesinato de un seguidor rival acaecido en 1996.
A pesar de ello la directiva les entrega todavía entradas para la reventa por un valor mínimo de 456.000 pesos al año -más de 91.500 euros- sólo en partidos del campeonato regular, los torneos Apertura y Clausura. A eso hay que sumar amistosos, y competiciones internacionales, las aportaciones voluntarias de jugadores, los traslados a los partidos como visitantes y otros extras. El sueldo mínimo en Argentina apenas sobrepasa los 800 pesos.
Los jefes de las barras son celebridades. Así el máximo líder la La Doce, el grupo ultra del Boca Juniors, Rafael di Zeo aparecía en las revistas del corazón concediendo reportajes hasta que 2005 fue condenado a cuatro años de prisión por lesiones de arma blanca a un espectador en 1999. Di Zeo estuvo prófugo hasta que se entregó a la justicia en marzo de 2007 con la conexión en directo de varios canales y una entrevista exclusiva desde el interior del coche en que viajaba. Los jugadores de Boca le regalaron un televisor de plasma y un microondas para hacer más llevadera la cárcel y varios además le visitaron.
La Doce organizaba el "Adrenalina Tour" para turistas que querían vivir emociones fuertes con los radicales, al precio de entre 200 y 500 euros. Di Zeo además recaudaba dinero extra para pagar abogados y atender a los compañeros encarcelados. Su caída ha provocado una escisión en el grupo de radicales que hace dos semanas provocó un enfrentamiento a tiros y más de 100 detenidos.
En boca de José Luis Meiszner, secretario ejecutivo de la AFA, "suspender el campeonato es rendirse frente al crimen. No queremos que la delincuencia le gane al fútbol". Los 224 muertos del fútbol argentino hasta la fecha hacen preguntarse si no lo ha hecho ya.

Ultras asalariados

Las comisiones sobre los traspasos son un filón sobre el que se han lanzado los radicales. En 2006, el recién ascendido Godoy Cruz de Mendoza (a 1.000 kilómetros al oeste de Buenos Aires) vio cómo sus propios barras bravas obligaban a suspender varios partidos de casa. La directiva se había negado a pagar 40.000 pesos mensuales a los violentos, más los traslados a los estadios visitantes con sus correspondientes dietas... y un porcentaje sobre los traspasos. El Godoy Cruz ya no está en Primera.
Pero hay otros muchos casos en los que los ultras puede que hayan tenido éxito. Patrick Bubsy, intermediario del traspaso de Maxi Rodríguez al Espanyol en 2005, ha denunciado ante los tribunales argentinos que no cobró su comisión y que ésta había sido desviada hacia los ultras del River Plate. La oposición a José María Aguilar, actual presidente del equipo porteño, ha denunciado que cada vez que se produce un traspaso millonario se producen violentos choques entre los radicales por el reparto de las comisiones. En concreto apunta a la venta por 6,3 millones de euros al Lazio en julio de 2007 del portero Juan Pablo Carrizo, y a la venta de los derechos del delantero Gonzalo Higuaín a un grupo de inversionistas que luego lo traspasó al Real Madrid.
La tesis es compartida por Ezequiel Fernández Moores, periodista deportivo que asegura que en muchos casos los barras bravas son "asalariados" de los clubes y se llevan su pellizco de los traspasos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

La violencia, la violencia ,la violencia en todos los ámbitos. Y el colmo la violencia asalariada de los barra bravas.

Silvia