04 diciembre 2007

TIEMPO DE HACER... TIEMPO DE REFLEXIONAR...

TODO informa:

Hay caminos ya transitados, hay derrotas ya vividas. En notas políticas el empleo de citas es, a veces, una suerte de apoyo frágil, irritante e inservible. Pero hay una cita de Federico Engels corta, precisa y pedagógica para quienes desean aprender de verdad, para reconstituirse y no considerarse infalible, omnímodo y omnisciente:

«los ejércitos aprenden de las derrotas»

Hugo Chávez debe reflexionar sobre lo ocurrido en el plebiscito del 4/12. Reflexionar autocríticamente, sin autoendiosamiento, con los pies sobre la tierra, como Anteo... (¿recuerdan a Anteo...? Si está dispuesto a hacerlo, si está dispuesto a sacar conclusiones válidas y no esgrimir el calificativo fácil, como los que usaron los estalinistas, desde Stalin hasta los comunistas chinos, etc., puede remontar la corriente adversa, meditar sobre los hechos y no subestimar a la mitad de los ciudadanos venezolanos. Si lo hace, podrá remontar...
Mientras tanto, veamos qué escribe la prensa "burguesa" o "progresista, Página 12 - El País y El Mundo de España:

Más que rojo rojito, verde verdecito

Por Santiago O’Donnell

La derrota que sufrió el domingo Hugo Chávez fue mucho peor que el uno por ciento anunciado por la junta electoral, pero queda por verse si la oposición sabe y puede capitalizarla. El caudal electoral del presidente se redujo de siete a cuatro millones de votos desde la reelección del año pasado. A pesar de un nivel de aprobación cercano al 60 por ciento, apenas uno de cada cuatro votantes apoyó su reforma. La abstención del 44 por ciento, más el crecimiento del voto opositor, indica que buena parte del voto chavista, por primera vez en nueve años, se quedó en su casa a pesar del aparato montado para motivar su participación, que nada tiene que envidiarle al justicialismo.
No es que Chávez esté acabado ni mucho menos. El presidente venezolano tiene cinco años más de mandato, sigue en control de la Asamblea Legislativa, convive con una Justicia que no lo acosa y se apoya en unas fuerzas armadas que siguen encolumnadas detrás de su proyecto de socialismo radical. Además está sentado sobre ochenta mil millones de barriles de petróleo en reservas, que hacen de Venezuela el quinto exportador mundial de crudo. La incuestionable transparencia de la votación, la ausencia de acciones violentas o intimidatorias y su serena aceptación de la derrota por sólo cien mil votos lo legitimaron a Chávez como demócrata ante su pueblo y la comunidad internacional.
Pero por primera vez un número importante de autodenominados chavistas no lo acompañó. Esto podría interpretarse como un avance en la diversidad del movimiento por el surgimiento de un chavismo crítico. Pero sería una lectura simplista. En política los pingos se ven en la cancha y la derrota de Chávez es doble: primero no convenció con su propuesta de reforma, después dobló la apuesta al plebiscitar su gestión y tampoco le alcanzó.
Queda para el análisis cuánto fue rechazo, cuánto indiferencia y agotamiento, cuánto fue castigo por la gestión de Chávez y cuánto rechazo al texto constitucional. Pero lo que los números dicen claramente es que la oposición no aumentó su caudal electoral, sino que el chavismo disminuyó el suyo. O sea, por más que se hable de oligarquía e imperialismo, el problema está adentro del movimiento.
¿Y cuál es el problema? Están los problemas estructurales de siempre, problemas de gestión y de creación de riqueza, que en los meses previos al voto se manifestaron en un par de temas puntuales que golpearon duro a Chávez en las encuestas: la inseguridad y el desabastecimiento, fruto de la puja con los empresarios de alimentos para imponer controles de precios. El ministro chavista William Lara ayer reconoció que el gobierno está en deuda en estos temas y prometió ocuparse de ellos.
Chávez además cometió un error de cálculo que también cometió Evo Morales pero Kirchner evitó, aunque fue muy criticado por ello: a través de la reforma quiso llevarse puesto el formidable poder de los gobernadores, sin contar con los cartuchos suficientes. “Los gobernadores convencieron a mucha gente de que no fuera a votar”, reveló un ministro chavista.
También se fue instalando en ciertos sectores de la sociedad, tanto de izquierda como derecha, que el socialismo de Chávez es un socialismo berreta, que se limita a repartir en forma ineficiente las regalías petroleras, sin afectar los intereses de los empresarios amigos y sin alterar la oferta de bienes de consumo de última generación para los sectores adinerados. “En Venezuela no existe el socialismo ideológico”, exageró Luis Christiansen, director de Consultores XXI, una encuestadora con fama de neutral.
Uno de esos socialistas ideológicos, el ex líder guerrillero Douglas Bravo, no tiene reparos en decir que el chavismo es una mentira. “¿Cómo se pretende hacer socialismo del siglo XXI entregando la soberanía en las empresas mixtas? ¿Cómo se pretende hacer el socialismo del siglo XXI enriqueciendo a una burguesía que surgió en este gobierno a través de la renta petrolera? ¿Cómo se pretende hacer socialismo en Venezuela empobreciendo a los productores del campo y haciendo importaciones masivas para enriquecer a los ricos de Brasil y Argentina? ¿Cómo se pretende hacer socialismo en Venezuela menospreciando a los trabajadores, a los pobres del campo, a los indígenas y dándoles el poder a la agroindustria y a los ricos chavistas?”, disparó ayer en una entrevista con el diario El Mundo. Algunas de esas preguntas se habrán hecho los chavistas pobres que lo votaron en masa el año pasado pero anteayer prefirieron quedarse en sus casas, o hacer cola para comprar un litro de leche.
¿Qué pasará con el “proyecto latinoamericano”? Según una fuente con acceso al pensamiento de la cúpula militar venezolana, ésa era la principal preocupación de Chávez cuando supo que había sido derrotado. Esos jefes militares, reunidos en su cuartel general de fuerte Tiuna le habrían hecho saber al presidente que no había otra posibilidad que aceptar la derrota. Dado el clima actual en la región, con el desmembramiento de Bolivia, el fortalecimiento de Lula a partir del descubrimiento de petróleo, el recambio entre Néstor y Cristina, la tensión con el gobierno colombiano por los rehenes de la guerrilla: todos estos actores, por sus propias razones, verían con agrado una versión más moderada de Chávez. Hasta la oposición venezolana, hoy dispersa y fragmentada, abraza la Constitución chavista de 1999 y ve con agrado algunas de sus propuestas incluidas en la reforma derrotada.
Quizá llegó la hora de pulir algunos planes, bajar un cambio, contar hasta diez y empezar de nuevo, apuntalando los cimientos y evitando fricciones innecesarias. Chávez parece haberlo entendido, empezando por su galante reconocimiento del triunfo opositor. Ayer lo dijo. “Quizá mi error fue presentar una propuesta para la cual el pueblo venezolano no estaba lo suficientemente maduro.” Se podría agregar que, a pesar del desgaste de diez años en el poder, el chavismo también está verde.


CHAVEZ SE LAMENTO DE QUE UNA PARTE DE SUS FILAS NO FUERA A VOTAR POR EL “SI”

“Algunos de los nuestros no jugaron”

Al día siguiente del triunfo del “No” a la reforma constitucional por escaso margen, el presidente venezolano reconoció que eligió un mal momento para someter a consulta su proyecto político. La oposición llamó a la reconciliación y la reflexión, como suelen hacer los ganadores después de una elección reñida.

Por Santiago O’Donnell - desde Caracas (Página 12)

“Hay ocho millones de venezolanos que no dijeron que Sí, pero tampoco dijeron que No a la reforma constitucional”, dijo Chávez.

Después de la tormenta llegó la calma. Durante todo el día de ayer las calles del centro de esta capital parecían desiertas, como si fuera feriado y no un lunes laborable. Quién podía culpar a los caraqueños. El día anterior habían sido levantados con un toque de diana a las cuatro de la mañana y después habían vivido una elección crucial para sus vidas que los mantuvo en vilo hasta bien entrada la madrugada. Durante toda la tarde se sucedieron las conferencias de prensa de observadores electorales, que no tenían nada para decir, y declaraciones de líderes opositores de distinto calibre, que decían lo que había que decir, con estilo macrista-sciolista, es decir, sin mostrar los dientes, hasta que, al caer la noche, Hugo Chávez decidió que era hora de recordar quién estaba a cargo del país y llamó a sus periodistas preferidos, compañeros como los llama él, de la cadena Venevisión. Habían pasado doce horas desde que miles de venezolanos se habían vestido de azul para festejar el triunfo del NO en el referéndum impulsado por el presidente Hugo Chávez para reformar la Constitución.
Sereno, mimoso, seguro de las fuerzas que aún conserva, Chávez se permitió la autocrítica de reconocer que había elegido mal el momento para someter a votación su ambicioso proyecto político. “Hay ocho millones de personas que no dijeron que sí, pero tampoco dijeron que no. Están a la expectativa. ¡Vamos por ellos!”, alentó. “No hemos perdido nada pero esto significa un repliegue, un debilitamiento para el gobierno”, se sinceró. “Yo estoy convencido de que algunos de nosotros no jugaron. Como en un partido de fútbol, se quedaron quietos y dejaron pasar la pelota”, se lamentó. El humor de Chávez vino bien para cerrar un día que había empezado con mucho nerviosismo.
Pasada la una de la mañana, siete horas después del cierre de los comicios, en la sede comando de la Comisión Nacional Electoral el clima era tan espeso que se podía cortar con cuchillo. El anuncio de los resultados, previsto para tres horas después de la elección, se seguía estirando y un grupo de policías antimotines de la guardia civil copaba el recinto, mientras líderes opositores desencajados pedían al aire que el presidente reconociera su derrota. En el Palacio Miraflores Chávez había convocado a una conferencia de prensa que se postergaba cada media hora. Ante la prohibición de difundir resultados de boca de urna, los rumores iban y venían. Que el gobierno había retirado de los diarios los anuncios del día siguiente celebrando su victoria, que la cúpula militar se había reunido para pedirle a Chávez que no reconociera su derrota, que el ex ministro de Defensa chavista Raúl Baduel, ahora enrolado en las filas opositoras, iba a convocar un alzamiento militar en contra del fraude. En distintos puntos del país explotaban cacerolazos.
Todo cambió después de la una y media de la mañana, cuando la presidenta de CNE, Tibisay Lucena, rodeada por los otros cuatro miembros de la comisión, tomaba su lugar en el caótico salón de conferencias para anunciar el triunfo opositor. El No se imponía por menos de 100.000 votos sobre un total de 16 millones, pero la tendencia, con más del 90 por ciento de las mesas contabilizadas era irreversible, dijo Lucena. También anunció que la abstención había superado el 44 por ciento, cifra que sorprendió a oficialistas y opositores, porque la reforma impulsaba cambios radicales en las relaciones políticas, económicas y sociales del país. La reforma impulsaba la reelección indefinida del presidente, limitaba la propiedad privada, les quitaba poder a las alcaldías y municipios, le quitaba autonomía al banco central, suspendía libertades durante estados de emergencia, les daba rango constitucional a los programas sociales, universalizaba el seguro social, impulsaba una profunda reforma universitaria y acortaba la jornada laboral.
No bien terminó de hablar la presidenta de la comisión electoral, un Chávez de camisa roja y rostro sombrío hizo su entrada la sala de prensa del Palacio Miraflores. Esta vez fue directo al grano. Reconoció el triunfo opositor, felicitó a sus rivales, dijo que el acto eleccionario fue un triunfo de la democracia y pasó a explicar los motivos de la demora. Señaló que el anuncio de la junta de que el resultado era irreversible le trajo un gran alivio, porque lo sacó de un gran dilema: esperar los resultados de las actas manuales y desde el exterior, que tardaría dos días y poner al país al borde de la guerra civil, o aceptar la derrota y correr el riesgo de que después la junta dé vuelta el resultado con los últimos votos, lo cual también desataría una crisis de consecuencias impredecibles. “Yo quería esto. No quería que el anuncio se demore más tiempo”, declaró. Defendió las instituciones. “La oposición está aprendiendo que el único camino es el de la democracia”, apuntó.
Después pronunció una frase que arrancó de sus asientos a los periodistas chavistas, que aplaudieron de pie, pero que también crispó los ánimos de la oposición: “Por ahora no pudimos”. Antes recordó cuándo fue la última vez que había pronunciado esa frase. No hacía falta. Los venezolanos recordaban bien que fue después del fracasado golpe de Estado que el entonces coronel Chávez encabezó en 1992. “Hemos sido derrotados hoy, pero la batalla es larga”, remató el presidente.
Cerca de allí, en el barrio La Castellana de Caracas, en el comando del No, estallaba toda la emoción contenida. Apenas Lucena anunció por los monitores de la televisión la cifra de 50,7 por ciento a favor del No, explotó el griterío. Entre abrazos, aplausos, brindis y más abrazos, el líder estudiantil Yon Goicochea se largó a llorar. “Este es un triunfo de todos, no nos vamos a rendir”, alcanzó a decir. Stalin González, otro líder estudiantil, se mostraba más mesurado en medio de la locura desatada. “Hay que ser humildes. No debemos imponer nada a nadie. Es la oportunidad de abrir un camino.” Mientras hablaba, el ex candidato presidencial Manuel Rosales se subió a la tarima flanqueado por más de veinte líderes opositores para aceptar el triunfo en nombre del No. Lo primero que hizo fue pedir mesura en el festejo. “Que nadie levante la bandera del triunfo para ofender”, instó. “Invito a Chávez a que iniciemos el camino de la paz y del reencuentro.” Finalmente tuvo un reconocimiento especial para el periodista, intelectual y ex guerrillero Teodoro Petkoff, asesor del bloque del No, a quien invitó a dirigirse al público.
Petkoff dijo que el triunfo opositor no es un hecho aislado, sino que el gobierno sufrió tres derrotas en los últimos meses: la negativa de tres de los cuatro partidos de su coalición a sumarse a su proyecto de partido único, el rechazo de muchos chavistas a la no renovación de la licencia del canal opositor RCTV y ahora el referéndum. “Estamos viendo una recomposición del espacio opositor con el general Baduel, que fue muy importante en el triunfo del No, el surgimiento del movimiento estudiantil y el partido Podemos, que había acompañado al chavismo, pero quiso ser fiel a su historia y no apoyó esta reforma porque le hubiera hecho mucho daño al país”, analizó Petkoff. También invitó a Chávez a impulsar por decreto los ítem más populares de su reforma, como la reducción del horario de trabajo y la extensión del seguro social para los trabajadores en negro. Acto seguido llamó a Chávez a reflexionar y cambiar el tono. “No puede ser que se la pase insultando a todos los que no estamos de acuerdo con él. No somos imperialistas, ni golpistas, ni gusanos ni serpientes.”
Mientras tanto, en la plaza Francia de Altamira miles de opositores se congregaron alrededor del obelisco para cantar y festejar. “¡Libertad! ¡Libertad!” y “¡Estudiantes!, ¡Estudiantes!”. Fueron los que más se escucharon. Leopoldo López, alcalde de Altamira, cantaba abrazado a su esposa y su hija. “Los venezolanos nos volvimos a reencontrar y le dijimos al presidente que no queremos más polarización. Tenemos que amanecer abrazados en una sola Venezuela. Desde la plaza y distintos puntos del país del interior, caravanas azules partían en distintas direcciones tocando bocina en señal de victoria. No se registraron incidentes.
Por la tarde el chavismo trató de poner su mejor cara. “Felicito a la oposición porque se deshizo del grupo, cada vez más pequeño, de fascistas que intentaban imponerse por la fuerza. El socialismo del siglo XXI sigue vigente. Tendremos que analizar los resultados y hacer correcciones necesarias porque la voz del pueblo es la voz de Dios”, dijo el ministro de Comunicaciones, William Lara.
La oposición, fortalecida, formaba fila ante los micrófonos para llamar a la reconciliación, como suelen hacer los ganadores después de una elección reñida. “Me siento muy orgulloso de la cátedra dictada por nuestro pueblo en el día de ayer”, dijo Ubaldo Santana, obispo de Maracaibo y presidente de la conferencia episcopal.
“El riesgo de Venezuela va a bajar, porque la posibilidad de elecciones competitivas siempre es bienvenida por el mercado”, dijo el financista Jorge Suárez, analista de ING. La bolsa de Venezuela subió más de cuatro puntos. “Fue una victoria del pueblo sobre la maquinaria y los recursos. A partir de ahora estamos hablando de un país distinto porque ahora Chávez tiene fecha de salida (su mandato vence en el 2013). Se abre ahora la caja de Pandora en el chavismo y empieza la lucha por la sucesión”, dijo Angel Quiroga, profesor de la Universidad de Bolívar.
Los ex chavistas Raúl Baduel e Ismael García, presidente de Podemos, debutaron con un triunfo en el espacio opositor. “Todos los venezolanos debemos felicitarnos porque hemos dado una batalla digna, allá en todas la mesas y las máquinas electorales.” Baduel, convertido en el nuevo referente militar de la oposición y contrafigura de Chávez, dirigió su mensaje a las fuerzas armadas, a las que elogió por su comportamiento durante la votación. “Nuevamente han demostrado que no tienen vocación de mansillar nuestra institución, hemos vencido nuevamente el golpe de Estado”, dijo Baduel, un ex general. Sin perder tiempo, invitó a Chávez a convocar una nueva asamblea constituyente para unir al país.
El gobierno norteamericano de George W. Bush se sumó al festejo opositor a través de un comunicado del Departamento de Estado en el que congratulaba a los venezolanos por elegido “vivir en democracia y libertad”.


Los venezolanos dicen no a Chávez

La reforma constitucional perdió por un punto, con un 44,11% de abstención - El presidente promete batalla: "No se pudo por ahora, pero lo mantengo"

FRANCISCO PEREGIL (ENVIADO ESPECIAL) - Caracas - 04/12/2007

Después de más de nueve horas tras el cierre de las urnas, cuando ya se habían oído caceroladas en Caracas, cuando la impaciencia entre los dirigentes opositores para que se hicieran públicos los resultados era manifiesta, el Centro Nacional Electoral de Venezuela oficializó lo que la mayoría de los venezolanos sabía a través de los teléfonos móviles: por primera vez en nueve años de Gobierno y tras 11 victorias electorales, el presidente Hugo Chávez sufría una derrota en las urnas con el rechazo a la reforma constitucional por la cual tendría acceso a la reelección indefinida.
• Noche de sospecha y suspense
Tres millones de sus votantes en 2006 se decantaron por la abstención
Fue sólo un punto de diferencia (menos de 200.000 votos) el que inclinó la balanza. Los partidarios del sí se quedaron en un 48,94% (4.335.136 votos), frente al 50,70% del no (4.504.354).
Chávez reconoció la derrota alrededor de la una y media de la madrugada (6.30 en la España peninsular) pero utilizó en su anuncio la expresión "por ahora", la misma que usara cuando encabezó el fallido golpe de Estado del 4 de febrero de 1992 contra el Gobierno de Carlos Andrés Pérez. "Ni una sola coma de esta propuesta yo retiro", declaró. "Continúo haciendo la propuesta al pueblo venezolano. Esta propuesta está viva, no está muerta. No se pudo por ahora, pero lo mantengo".
Recordó que en las elecciones presidenciales de 2006 obtuvo el voto de 7.300.000 venezolanos, de los cuales tres millones se abstuvieron el domingo. "Estoy seguro de que la inmensa mayoría sigue con nosotros, no votaron por el no. Se abstuvieron por dudas, temores. Faltó tiempo y capacidad para explicar, a lo mejor, pero allí hay bastantes elementos políticos y estadísticos que debemos tomar en cuenta para continuar en esta batalla".
El profesor de Sociología de la Universidad Central de Venezuela, Javier Biardeau, es uno de los tres millones de abstencionistas afectos al oficialismo. "La reforma no ha calado en los sectores populares y medios. Hubo también resistencia en los gobernadores y alcaldes oficialistas para movilizar a la gente. Y el Partido Socialista Unido de Venezuela [en el que Chávez logró concentrar este año a casi todas las fuerzas que lo habían apoyado desde 1998] no tuvo capacidad de acción. Hay disputas internas que han sido solapadas por el referéndum, pero los problemas siguen ahí", añade.
"La responsabilidad de la derrota es de aquellos que convencieron a Chávez de que la revolución depende de su figura", dice Biardeau. "Es un error. Probablemente sin él no haya revolución, pero sólo con él tampoco".
Otros sostienen que la derrota se ha debido a que la sociedad venezolana no está dispuesta a entregarle un cheque en blanco.
Luis Vicente León, director de la empresa de encuestas Datanálisis, asegura que la campaña de Chávez fue muy buena, que los ataques al rey Juan Carlos y a los Gobiernos de Colombia y España surtieron un efecto favorable. "Pero al presidente le faltó tiempo", indica León. "Una semana antes el no estaba nueve puntos por encima. Consiguió remontar la diferencia hasta dejarlo en casi un empate", añade.
La página de Internet Aporrea.org, "para la construcción del socialismo del siglo XXI", ha incorporado colaboraciones como la de Aldo Bianchi que invitan a reflexionar sobre las causas de la derrota: "La campaña fue muy corta", asume Bianchi, "el presidente no pudo impulsar sus ideas a todos". Bianchi critica la gestión en cuestiones que fueron grandes logros del Gobierno al principio de su mandato. "Falló Mercal [la red de tiendas a bajo precio para la población más desfavorecida] que decayó sustancialmente. Uno iba a los Mercales y no conseguía casi nada. Se descuidó Barrio Adentro [programa que destinó a miles de médicos cubanos a los barrios donde no subían los doctores venezolanos] y las Boticas Populares. Se descuidó la cuestión de las escuelas bolivarianas. Muchos liceos, entre ellos el de mi hija, carecen hasta de pupitres".
Noche de sospecha y suspense
Nunca se había tardado tanto en la historia reciente de Venezuela en ofrecer unos resultados electorales. Desde las cuatro de la tarde en que se cerraron las urnas hasta pasada la una de la madrugada (seis de la mañana en la España peninsular), no se ofreció un solo dato. Todo lo que había eran especulaciones. Los teléfonos echaban chispas. Y los datos iban confluyendo en la misma dirección: tras el cierre de las urnas, los primeros sondeos auguraban una victoria muy estrecha del Gobierno. Las caras de algunos informadores del canal opositor Globovisión reflejaban tristeza. A las cuatro horas se hablaba de "empate técnico". Y los periodistas de este canal no podían disimular la alegría. Oficialmente nada se supo hasta que pasada las siete horas salía el vicepresidente, Jorge Rodríguez ante los medios reconociendo que los resultados estaban "reñidos".
Pero entonces corrió el rumor de que la ventaja del 'no' era superior a seis puntos. Como el Centro Nacional Electoral seguía sin ofrecer datos, varios dirigentes opositores comparecieron ante los medios denunciando de forma muy acalorada la retención de los datos. En decenas de barrios del país empezaron a sonar las cacerolas. Y cuando, pasada la media noche, la una de la mañana en Venezuela, el CNE aclaró que el 'no' había vencido por un punto, en medio de la celebración muchos opositores seguían pensando que la diferencia era mayor y que había fraude por parte del Gobierno.
"Esa creencia no tiene fundamento", señala Luis Vicente León, director de Datanálisis. "Pero se debe a que en un conteo rápido que hacíamos en mi empresa con el 60% de los votos, nos daba una ventaja del "no" por encima del 8%. Esa cifra no era muy representativa porque procedía de las grandes ciudades, cuyos centros electorales cierran primero. Pero faltaba el 40% de las zonas rurales, donde supuestamente el chavismo tiene mucho más fuerza. No se podían sacar conclusiones estadísticas. Por eso, el CNE tenía que esperar hasta el 90% para ofrecer datos fiables. El CNE tenía que haber informado sobre cuál era la situación, pero eso significaba decirle al país que los números estaban empatados, cosa que por ley no podían hacer hasta que los resultados fuesen irreversibles. Por tanto, su actuación fue correcta", concluye León.

Primera derrota del proyecto de Chávez para el continente

Euforia entre la oposición boliviana y cautela en el Gobierno cubano
J. MARIRRODRIGA / M. VICENT - Santa Cruz / La Habana - 04/12/2007

El fracaso de la reforma constitucional de Hugo Chávez supone también un varapalo para el proyecto continental del presidente venezolano, en un momento en el que Bolivia y Ecuador están embarcados en sendos proyectos de "refundación", siguiendo el modelo chavista, y cuando el régimen cubano tiene puestas en Chávez sus esperanzas de supervivencia política.

En Bolivia, el principal socio del "eje bolivariano", la derrota de Chávez fue recibida como una victoria propia por los opositores a la nueva Constitución que impulsa Evo Morales. El Gobierno y todos los partidos habían seguido muy de cerca el desenlace del referéndum venezolano, conscientes de que los movimientos políticos de los próximos días dependían en buena parte de que Chávez, mentor y consejero de Morales, obtuviera el respaldo popular para aprobar su nueva Constitución.
El no venezolano llenó de optimismo a los seis gobernadores de las provincias autonomistas, que ayer viajaban hasta Nueva York para buscar ante la Organización de Estados Americanos y Naciones Unidas respaldo internacional a su resistencia frente a la reforma propuesta por el presidente boliviano. "Es una derrota de los modelos totalitarios", destacó Manfred Reyes Vila, gobernador de Cochabamba, antes de volar a EE UU.
El próximo día 14 termina el plazo para que la Asamblea Constituyente apruebe la polémica nueva Carta Magna, pero el resultado venezolano ha dejado ese límite en el aire. Por el momento, Morales ya ha renunciado a aprobar el texto por mayoría simple, como pretendía, mientras abre una ronda de contactos con los partidos. Además, la derrota de Chávez ha desbaratado otra opción que manejaba el Gobierno boliviano: convocar directamente un referéndum sobre la nueva Constitución, argumentando que la mera aprobación del índice del texto (cosa que hizo en solitario el partido oficial) bastaba para ir a las urnas. Lo sucedido en Venezuela ha servido de advertencia a Morales, que en 2006 obtuvo poco más del 50% de los votos en las elecciones a la Constituyente.
En Cuba, faro inspirador para Chávez, las autoridades reaccionaron ayer con cautela al triunfo del no en Venezuela. La prensa oficial se limitó a ofrecer escuetamente y con asepsia el resultado de la votación, destacando el mensaje de Hugo Chávez de que la revolución bolivariana continuará y que el referéndum fue sólo un momento en una "batalla larga". El canciller, Felipe Pérez Roque, aseguró que había sido un "proceso ejemplar" que dejó claro el espíritu democrático del mandatario venezolano. En vísperas de la votación, ante la eventualidad de que fuera rechazada la reforma de Chávez, el presidente del Parlamento, Ricardo Alarcón, había señalado que Venezuela tendría el lunes "el mismo Gobierno, la misma Asamblea y el mismo proceso revolucionario".
Relaciones vitales
Ciertamente, que a su más cercano aliado le queden cinco años al frente de Venezuela es un alivio para el Gobierno cubano. Las relaciones con Caracas son vitales para La Habana. De Venezuela procede el grueso del petróleo que la isla consume, 98.000 barriles diarios a precios preferenciales. Entre ambas naciones están en marcha cientos de proyectos de colaboración -entre ellos un convenio de salud por el que 30.000 médicos y técnicos prestan servicio en Venezuela- y decenas de inversiones, que incluyen cientos de millones de dólares para rehabilitar la refinería de Cienfuegos, construida en la era soviética.
Que siga mandando Chávez en Venezuela es una garantía... pero mientras dure. El resultado del referéndum ha enviado a La Habana dos mensajes: el primero, que Hugo Chávez no es imbatible en las urnas; el segundo, que los cinco años que le quedan pueden complicarse si la oposición aprovecha este balón de oxígeno. Según fuentes diplomáticas, el varapalo a Chávez fortalece a los que defienden en la isla que ahora más que nunca es necesario impulsar cambios estructurales profundos.

Los líderes opositores llaman a la unidad y a la reconciliación nacional

Los ganadores del referéndum rinden homenaje a los estudiantes
F. PEREGIL - Caracas - 04/12/2007

El general Raúl Isaías Baduel, ex ministro de Defensa y leal colaborador de Hugo Chávez, se convirtió ayer en el héroe de la oposición venezolana, después de haber abanderado el no a la reforma constitucional por considerarla un golpe de Estado contra el sistema democrático. Ayer Baduel llamó a la reconciliación nacional. "No descarto incursionar en la política. Hay que darle altura a los partidos políticos, no seguir potenciando el anti-valor de la política. Pero ahora, el momento exige que depongamos las aspiraciones personales. Este momento hay que aprovecharlo para ayudar a reconciliar el país, a bajar la tendencia de polarización extrema. Se ha corroborado que muchos compatriotas que apoyan al presidente han manifestado que pueden disentir en la unidad".

Chávez reconoce una "victoria pírrica" de la oposición

El presidente de Venezuela admite que ha perdido el referéndum sobre su reforma de la Constitución. -
Baduel es una de las pocas cabezas visibles en una oposición dispersa
"En este país estamos hartos de caudillos", dice el escritor Petkoff
Baduel se ha convertido en una de las pocas cabezas visibles de una oposición muy dispersa. De hecho, los partidarios del no tenían claro adónde ir a celebrar su victoria -la plaza de Altamira-, pero no a qué dirigente aclamar. ¿A qué partido de los que pidieron el no había que dirigir los cánticos? ¿Qué pancartas, qué lemas había que corear que sirvieran para aglutinar el espíritu de 4.522.333 venezolanos (51,05%) de los electores que votaron no?
¿Había que homenajear a Manuel Rosales, líder del partido Un Nuevo Tiempo y gobernador del estado del Zulia, político que cayó derrotado frente a Hugo Chávez en las generales de año pasado? ¿A Leopoldo López, el atractivo alcalde de Chacao, donde se encuentra la plaza de Altamira, de 36 años, dirigente también de Un Nuevo Tiempo? ¿Al partido Primero Justicia, que fue el que optó antes que nadie por pedir el voto del no cuando el resto de las organizaciones coqueteaban con la abstención porque estaban convencidos de que habría fraude? ¿Había que recordar la figura del padre Ugalde, navarro afincado en Caracas, rector de la Universidad Católica al que Chávez tachó de fascista? ¿O bien había que corear el nombre de Alberto Federico Ravell, propietario del canal opositor Globovisión, emisora a la que muchos chavistas consideran más una formación política que un medio informativo? Ninguno de ellos se llevó la gloria. Se vio alguna pancarta de Primero Justicia, alguna camiseta con el famoso "¿Por qué no te callas?", y el propio alcalde de Chacao, Leopoldo López, fue a la plaza a dejarse abrazar por la multitud. Pero el gran reconocimiento, los gritos de júbilos se condensaron en la palabra "estudiantes".
"Ellos fueron los que han permitido darle la batalla democrática al chavismo", señala el director del diario opositor Tal Cual, Teodoro Petkoff, quien no aprecia que sea especialmente grave el hecho de que no haya un líder opositor claro. "En este país ya estamos hartos de caudillos. No sé si tal vez sea mejor es una oposición con muchas cabezas y figuras".
Uno de los chavistas que primero empezó a disentir con Chávez es Ismael García, líder del partido Podemos. El pasado marzo García se negó a desintegrar su organización para integrarlo en el Partido Socialista Unido de Venezuela, tal como exigía Chávez. Entonces, desde el diario Tal Cual que dirige Petkoff le escribieron una carta en portada firmada por Laureano Márquez y titulada "Bienvenido al club". "Lo primero es que dirán que eres de derecha, que abandonaste tus convicciones socialistas. Lo anterior nunca será producto de un cambio, de una rectificación ideológica, sino de los efectos del vil metal sobre ti. Consecuencia de lo dicho es que serás tildado de fascista y golpista. Esto te conecta directamente con el presidente Bush. Pasarás a ser agente del imperialismo yanqui y comenzará a regarse el rumor de que eres asalariado de la CIA anónima. No saldrá ya tu nombre en los medios del Estado más que para recibir insultos nocturnos. Los que antes te aplaudían ahora te pitarán y viceversa". Hoy, Ismael García es tachado de traidor en los medios estatales y acogido en Tal Cual y Globovisión.
La oposición deberá ganarse ahora a los abstencionistas. Tiene hasta 2013 en que concluye el mandato de Chávez.

La oposición venezolana busca la unidad y el oficialismo inicia el debate y la autocrítica El mandatario buscó en la campaña identificarse con el objeto del referendo
 Parte del electorado 'chavista' ha optado por la abstención o por el 'no'
 Los analistas creen que emprenderá ahora una 'estrategia de reconquista' del electorado

AGENCIAS

MADRID.- El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, perdió en las urnas por primera vez desde su llegada al poder en 1999 ante una oposición que habla de "reconciliación" y un sector del "chavismo" alejado de su visión del país.
Reelegido hace justo un año por una amplia mayoría de venezolanos que le otorgaron un nuevo mandato con un 63%, Chávez ha quedado derrotado en su intento de reformar la Carta Magna de 1999 para, según él, acelerar el rumbo hacia lo que llama "socialismo del siglo XXI" y dar "más poder al pueblo".
En vista de los resultados, en los que más del 50% de la población dijo 'no' al proyecto que impulsaba, el 'pueblo' no ha querido el poder del que habla pese a una campaña en la que el presidente, conocedor del apoyo de sus incondicionales, ha buscado identificarse con el objeto del referendo.
Pese a ello, y así lo interpretan los analistas, una parte importante de electores considerados 'chavistas' no le ha dado su voto, al optar por el 'no' a la reforma o por la abstención.
"Una parte importante del chavismo decidió no votar", dijo el analista Luis Vicente León, quien consideró que el presidente va a emprender ahora una "estrategia de reconquista" de esos electores que desertaron sus filas.
Los mercados financieros también respiraron aliviados tras la derrota de la propuesta de reforma constitucional, que hubiera permitido a Chávez presentarse indefinidamente a su reelección, lo que se evidenció en una caída en los rendimientos de los títulos de la deuda venezolana.
"Hay un capital político, hay un capital humano presente en esta votación que debe ser organizado en términos de avanzar hacia la constitución de una mayoría y, por supuesto, fortalecer las alternativas que está presentando la juventud, que es el relevo", dijo Ricardo Sánchez, dirigente estudiantil opositor, uno de los sectores clave en la consolidación de la fragmentada oposición al presidente.
Cambios en el gobierno
No se descarta que Chávez decida, tras lo ocurrido, cambios en su gobierno y en el partido para reavivar fuerzas y hallar otra manera de avanzar en sus propuestas como él mismo lo dijo en la madrugada del lunes al reconocer la victoria de los opositores y constatar que "por ahora" no pudo concretar su propósito.
El propio mandatario afirmó, en una entrevista en el canal estatal Venezolana de Televisión, que el revés electoral pudo deberse a que todavía la sociedad venezolana no está madura para asumir una propuesta socialista.
"Es posible que todavía no estuviésemos a tiempo, habrá que madurar más y seguir construyendo nuestro socialismo", dijo. Señaló, además, que hay que seguir trabajando intensamente para convencer a los sectores de clase media de que un modelo socialista les beneficiaría y para disipar las dudas que puedan abrigar.
'Madurez democrática'
En una jornada electoral ejemplar, que dio muestra de "madurez democrática", según han coincidido en destacar políticos y analistas de todas las tendencias, Venezuela apartó los cambios que impulsaba su presidente, sin caer en caos o violencia, como auguraban algunos.
"No se pudo por ahora, pero mantengo la propuesta", dijo en la madrugada del lunes el presidente venezolano, que felicitó a todos por la jornada electoral que se desarrolló en un ambiente de normalidad tras una dura campaña.
En opinión del arzobispo Roberto Luckert, el país "demostró ser democrático" y se pudo ver que "los problemas se resuelven a través de los votos y no a través de la confrontación y la beligerancia".
La oposición debe trabajar "a partir de ahora" para reducir la "abstención electoral" y, adicionalmente, "tomar conciencia" de que "la única forma en la que podemos salir de los problemas es a través del voto y no de la violencia", aseveró.
7,2 millones de abstenciones
La victoria del 'no' a la reforma constitucional se selló con el voto de 4,5 de los 8,8 millones de personas que participaron en el referendo, en el que se registró una abstención de 7,2 millones de electores.
Luckert, vicepresidente de la Conferencia Episcopal, opuesta a la reforma, agregó que el potencial de casi 12 millones de electores que no apoyó a Chávez debe ser el objetivo de conquista de la oposición de cara a las elecciones regionales del próximo año.
Así también lo cree el analista León, según el cual las declaraciones de los líderes opositores, especialmente el ex candidato presidencial Manuel Rosales, a favor de una "reconciliación" de todos los venezolanos se encaminan en esta dirección.
'Socialismo autoritario'
Partidos de oposición, estudiantes, cúpulas empresariales, Conferencia Episcopal, y todos los que se habían sumado el rechazo, incluidos ex partidarios chavistas, se habían unido detrás de un 'no' a un proyecto con el que, según ellos, Chávez pretendía instalar un "socialismo autoritario" y "eternizarse" en el poder.
Y entre las voces más críticas una personalidad hasta ahora muy próxima al presidente: el ex ministro de Defensa Raúl Baduel* que se declaró abiertamente contra la reforma y alentó a votar en contra.

* Baduel, ahora general en retiro, fue titular de Defensa hasta el pasado mes de julio, y el militar que comandó las tropas que rescataron a Chávez de la isla de La Orchila durante el golpe de Estado de 2002.

No hay comentarios: