26 diciembre 2007

EL BLOQUEO DE GAZA Y BARENBOIM




El director Daniel Barenboim en un concierto en Milán. (Foto: REUTERS)

SAL EMERGUI desde Jerusalen

25 de diciembre.- El prestigioso director de orquesta y pianista, Daniel Barenboim, se ha acostumbrado a romper fronteras y muros de incomprensión.
Hace unos días el pianista judío nacido en Buenos Aires se topó por primera vez con el bloqueo que viven los habitantes de la Franja de Gaza desde hace meses. Indirectamente, claro. Israel no permitió la entrada en Gaza de "uno de sus chicos", un músico palestino de la orquesta West-Eastern Divan.
Un proyecto de convivencia ganador de muchos premios y que Barenboim fundó con su amigo el intelectual palestino, Edward Said, fallecido en 2003. Su sede, por si alguien lo pregunta, está situada en Pila, cerca de Sevilla.
La reacción de Barenboim fue como su música, creativa y contundente: "Un concierto u obra en Gaza es más importante que todos los conciertos del mundo. La cultura no tiene que ser permitida sino fomentada".
El vetado tiene nombres y apellidos: Ramzi Abduredwan, miembro de la orquesta que viajaba para ofrecer un concierto de música barroca en la Iglesia católica de Gaza. Los soldados israelíes le retuvieron durante siete horas en el paso fronterizo de Erez. Suficiente tiempo para que el resto de la orquesta decidiera anular su concierto.
Una orquesta que tendrá su segunda oportunidad el próximo 12 de enero en Ramala con la presencia de Barenboim. Los israelíes aseguraron que "Gaza es un territorio hostil gobernado por un grupo que no reconoce a Israel y desde donde se lanzan cohetes Kassam". Algunas fuentes, sin embargo, reconocieron "el error en este caso".
"Probablemente haya sido un fallo burocrático. La cuestión es que esos fallos son frecuentes y hacen que la vida de la gente del mundo de la cultura resulte difícil", comenta Barenboim que asegura seguir luchando por la convivencia, hoy día un estribillo que desafina: "Es verdad que las condiciones son difíciles pero todos en esta región debemos y podemos vivir en paz. Nosotros, por nuestra parte, seguiremos trabajando y haciendo música".
La trayectoria personal y profesional de Barenboim es fascinante. Nacido en una familia judía de Buenos Aires, dio su primer concierto a los 7 años. Tras emigrar a Israel, comenzó una odisea de países y academias que modelaron su espectacular talento natural.
Al mismo tiempo que se ha hecho un nombre de oro en el mundo de la cultura, Barenboim ha protagonizado varios capítulos polémicos. Como en 2001 cuando se atrevió a interpretar en Jerusalén una opera de Wagner, el compositor favorito del régimen nazi de Hitler. Uno de los pocos tabús que aun quedan en Israel. "Cuando escuché las notas de Wagner en un 'ringtone' del móvil de un espectador en el auditorio, me di cuenta que se podía interpretar en el escenario", dijo.
Volviendo a Gaza, Barenboim critica el bloqueo por razones humanitarias al margen de la política. "La gente necesita comida y cultura y nadie puede prohibir eso, y menos el pueblo judío, que tanto ha luchado por eso". Ahmed, del campo de refugiados de Jan Yunes, en la Franja de Gaza, es sincero: "Está muy bien lo de la música pero lo que queremos aquí es que se levante el bloqueo que nos castiga a todos por unos cuantos. Estamos hartos".
Barenboim, el director universal con varios pasaportes en su poder (argentino, israelí, español...), promete seguir rompiendo fronteras y políticas para demostrar que la música puede ser un perfecto instrumento para acercar pueblos.

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