06 diciembre 2007

AHÍ VA UN DEMÓCRATA

Ahí va un demócrata


La República - Montevideo (6/12)
Si el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, hubiera ganado el referéndum para reformar la Constitución de ese país que establecía la reelección presidencial por tiempo indefinido, los grandes medios de comunicación del mundo dirían "ahí va un dictador".
Como su propuesta de reforma no resultó mayoritaria, decisión de la ciudadanía que acató en toda su plenitud, esos medios tendrían que estar diciendo que ahora "ahí va un demócrata". Pero no lo dicen, porque paradójicamente se quedaron sin su tradicional discurso de poner el mote de totalitario a todo presidente que busque transformaciones profundas de sus países.
Chávez, en el mismo momento de su derrota, pasó a ser un ganador, mostrándose ante los otros pueblos como un líder que pelea con firmeza y a su estilo por sus ideas y propuestas, pero que a la hora de la verdad no pierde su condición de demócrata.
A pesar de que esta verdad es indiscutible, porque los árboles solo se miden por los frutos, no hay que creer que la Casa Blanca, los gobiernos y fuerzas políticas de derecha, así como los medios de comunicación afines, vayan a aceptar esta interpretación de lo ocurrido en la tierra de Bolívar.
Muy por el contrario lo más seguro es que la derecha nacional e internacional busque, por todos los medios, desestabilizar al gobierno de Chávez, creando nuevas tensiones en una sociedad que en torno a la reforma constitucional quedó partida en dos.
Los ataques de estas fuerzas de derecha contra el presidente Chávez, buscarán que sus dardos reboten hacia el presidente de Ecuador, Rafael Correa, y el de Bolivia, Evo Morales. Dos países donde los desheredados se han vuelto constructores de su propio destino, participantes activos de las Asambleas Constituyentes en los dos países, instrumentos imprescindibles para que los pueblos ejerzan sus derechos.
La Casa Blanca y las oligarquías criollas necesitan en esa región de América Latina, una nueva realidad política para permitir el retorno de las fuerzas neoliberales y proimperialistas. Con Chávez machucado, es posible machucar, por lo menos, a Correa y Morales.
Ante esta situación las fuerzas de izquierda y los gobiernos progresistas latinoamericanos y caribeños, deben de actuar con energía e inteligencia, para impedir que la estabilidad de la región se ponga en peligro. Para ello se necesita un amplio movimiento de pueblos partidos y gobiernos en defensa de la democracia y de la paz, que impidan cualquier acto de locura de la derecha internacional.

El desafío es crear un estado de opinión de que las diferencias que se presenten en cualquier país, solo se deben de resolver por la vía de las urnas y del respeto a la institucionalidad.
Esto no se logrará, por cierto, con discursos confrontativos, sino con posturas firmes pero siempre apegadas al respeto a la autodeterminación de los pueblos, donde lo primero es respetar a la totalidad del pueblo venezolano ¬ a los que votaron No, a los que lo hicieron por el SI y a los que se abstuvieron-, que bajo el gobierno de Chávez, acaba de vivir una jornada cívica ejemplar.

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