Gideon Levy*
Haaretz, 11 de noviembre 2007
Un grupo de paracaidistas de la reserva regresó atónito: "Hamás luchó como un ejército". Compañeros del sargento primero Ehud Efrati, que cayó en combate em la Franja de Gaza hace dos semanas, relataron al periodista Amos Harel, que “desde todos los parámetros nos enfrentó un ejército y no bandas armadas”. Los soldados se sorprendieron al comprobar que los del Hamás usaban elementos infrarojos para visión nocturna desde la distancia táctica que había entre las dos fuerzas, e incluso las gomas de sus zapatos. Éstas son las buenas noticias de Gaza.
Ante todo, es una buena novedad que los reservistas fueron a cumplir la misión, “porque si la hubieron cumplido los conscriptos” −adujeron− “nadie de la población civil sabría qué ocurre en la franja.”. Así, pues, llegó el momento en que los soldados comiencen a hablar. Pero las noticias que trajeron son estimulantes también en otros aspectos. De acuerdo a sus descripciones, en Gaza se creó un Ejército de Defensa de Palestina. En lugar de muchas bandas armadas, se está formando un ejército disciplinado que se prepara para defender su tierra. Si se limita a organizarse en defensa de las incursiones israelíes, no podremos plantearles ningún argumento moral: el Hamás tiene derecho a defender a Gaza de la misma manera en que Tzáhal defiende a Israel.
La formación del ejército asegura que si Israel tratas de llegar a un acuerdo con el gobierno del Hamás − que es el único camino para detener el envío de kasamim− habrá en Gaza quien dé la orden de detener los disparos. Una dirección armada y organizada en el caos de la Franja, es una buena noticia incluso para Israel, pero el respeto que demostraron los soldados de reserva hacia la forma de lucha del Hamás puede entenderse más profundamente. “Nunca vimos así a los palestinos”, dijeron asombrados los soldados al diario Haaretz. Tendríamos que dejar de llamarlos “terroristas” y denominaros combatientes. Un poco de respeto a los palestinos y, fundamentalmente, terminar con la deshumanización que les hacemos, pueden señalar el inicio de un nuevo capítulo.
Aún más, el hecho de que en Gaza se haya creado un ejército (si esta valoración es cierta), puede impedir otra gran campaña militar terrestre que provocará muchas víctimas y no traerá resultados. Tal vez la buena noticia transmitida por los soldados de reserva es la que impedirá que el ministro de defensa concrete sus amenazas de ocupar Gaza e impulse a Israel a intentar, por primera vez, otro actitud hacia el Hamás −el camino de la negociación. Sólo el reconocimiento de la fuerza del Hamás podría convencer a Israel de ser más precavida antes de otra campañá, y sólo su fortalecimiento militar nos hará entender la estupidez de la políticá de boicot que pretende debilitarlos.
Porque ése fue siempre nuestro camino. Sin la oposición violenta de los palestinos, la vida en el Israel conquistador es “bárbara”, y nadie opina sobre el hecho de que hay que terminar la ocupación. No hay oposición− no hay palestinos; no hay terror −no hay avances. Si no fuera por los Kasamim nadie se hubiera acordado de Gaza después de la desconexión.
Un país que siempre estuvo dispuesto a concesiones políticas sólo luego de derramamientos de sangre −desde los acuerdos intermedios después de la guerra de Iomkipur y hasta el retiro del Líbano y la desconexión− tiene que ver otra vez un enemigo relativamente fuerte frente a ella para despertarse. Si no fuera por el Hizbolla, todavía estaríamos en el Líbano; si no fuera por el Hamás, todavía estaríamos en Gaza.
Llegó el momento del próximo capítulo: ¿creímos que sería suficiente salir de Gaza y encerrar a sus habitantes para que la vida en Israel continue siendo “bárbara”? Viene el Hamás y nos recuerda que no es suficiente. ¿Judea y Samaria están tranquilas por ahora? Hasta que no se renueve, también allí, el movimiento de oposición organizado y fuerte no se nos ocurrirá desocupar ni un pequeño asentamiento. Cada dos semanas hablaremos con Abu Mazen, iremos a Anápolis pero no diascutiremos allí ¡Dios nos libre! el punto principal. Continuaremos con nuestras agradables vidas mientras en Judea y Samaria las multirudes seguirán amontonándose en los puestos fronterizos durante horas, seguirán siendo humillados y poniendo en peligro sus vida cada vez que salen de sus casas.
Estas palabras no tienen como objetivo incitar una nueva ola de terror palestino, sino tratar de estimularnos para cambiar, por una vez, nuestras costumbres y llegar a la conclusión −esta vez sin derramamientos de sangre- que la ocupación no podrá continuar por la eternidad. Tal vez justamente las gomas en las suelas del calzado del Hamás nos afectará y el próximo círculo de violencia será evitado. ■
Traducción del hebreo: Ester Mann y Andrés Aldao
*Gideón Levy es una de las contadas voces periodísticas que no tiene compromisos con el establishment israelí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario